Traffic
Como
todos Ustedes a estas alturas sabrán Traffic es una gran
película. Sus principales méritos son que presenta
un cuadro del mundo de la droga (consumo y tráfico) "tal
y como es", sin "maniqueísmos" ni una división
absoluta entre "buenos y malos". Hasta el punto de que
muchos consideran que nos encontramos más ante un documental
que ante una película de ficción.
La
falta de maniqueísmo de la historia es evidente. En contra
de lo que podría parecer los responsables norteamericanos
encargados de la lucha contra la droga no son unos angelitos ajenos
a la corrupción generalizada que envuelve ese mundo. Que
nadie espere que Traffic abunde en estos tópicos. La cinta
nos muestra una realidad cruda que desmiente estas ideas recibidas:
los responsables norteamericanos son mucho más que eso, pues
para luchar contra la droga no sólo lo hacen sin un incentivo
económico extra sino que se implican personalmente en una
lucha de antemano perdida a pesar de los destrozos que eso puede
causar en su familia y amigos. Pero lo importante es acabar con
el demonio de la mafia. Ni la muerte ni la destrucción les
hacen dudar. Únicamente, en lo que es otro ejemplo de la
valentía de este film-denuncia, la familia hace renunciar
a una lucha sin cuartel y guiada por la bandera de la decencia.
Evidentemente
también el lado mexicano está descrito con rigor.
Todos los mexicanos son unos corruptos y todos los hispanos estadounidenses
con un nivel económico decente, evidentemente, han logrado
su fortuna gracias a negocios turbios. Las estructuras políticas,
policiales y militares mexicanas son todas, sin excepción,
una cueva de ladrones y de corruptos.
Vamos,
que todo está contado con un rigor ajeno al tópico
y la caracterización que nos cautiva. Incluso aspectos que
podrían parecer meramente formales están tratados
para crear esta impresión. Ante el evidente riesgo de encasillamiento
y asimilación con los roles clásicos que suponía
colocar a actores mexicanos haciendo los papeles de mexicanos el
director de la película ha optado por una solución
radical: contratar a sudamericanos o caribeños. El resultado
es "cinema-verité" de los de antes. Un guión
"mexicano 100%" que pone frases y expresiones puramente
originarias de la Baja California en boca de gentes con acento,
cuando menos, exótico. Imaginen el efecto de alguien hablando
andaluz con acento gallego. Más o menos así escucha
cualquiera que haya oído hablar a un mejicano a los actores
hispanos del film.
Por
supuesto todo lo relatado no supone que Traffic sea un film aburrido.
Es más, precisamente porque no es nada de lo que se ha dicho
de él nos encontramos ante una película (y no, repetimos,
ante un documental), muy recomendable: entretenido, emocionante,
bien filmado, profesional.
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