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Malena

Italia / Estados Unidos, 2000

 

Giuseppe Tornatore es un director que nos tocó la fibra sensible a todos aquellos que hemos mamado el cine desde pequeños y que desde tan cándida edad hemos establecido una especial relación con la sala de cine. Me refiero desde luego a Cinema Paradiso una de las películas más entrañables, nostálgicas y de lágrima agradecida de todas cuantas ha visto el que esto escribe. No obstante, desde esta película ha llovido mucho y el director parece haberse quedado estancado en una cierta fórmula que en aquel entonces le funcionó muy bien. Lo malo es que un director no puede hacer siempre la misma película, por muy bien que le haya salido esta y eso es a lo que se está dedicando con más bien poca fortuna el italiano desde entonces. Todas sus películas se parecen casi tanto como las canciones de algunos machacones y repetitivos grupos de música españoles. Todas están cortadas por el mismo patrón y suelen repetir con mirada nostálgica y evocadora unos tiempos, que por pasados, parecen mucho más felices. En El hombre de las estrellas era un timador que recorría la Italia de la posguerra buscando supuestas estrellas de cine, cuando en realidad lo único que quería era sacar el dinero a la gente inculta. Sin embargo el retrato social de unas gentes y un lugar estaba servido. En La leyenda del pianista del océano el director italiano adaptaba un cuento de su compatriota Alessandro Baricco. Aunque la historia era original, se perdía en su afán por el efectismo y la desmesura.

Y otro tanto ocurre en Malena, a buen seguro una de las películas con menos argumento de las que yo he visto. Tanto es así que toda la primera parte de la película lo único que vemos son los constantes paseos de Malena (una espectacular Monica Belluci) por las diferentes calles del imaginario pueblo siciliano donde ocurre la historia, cómo no, en los años cuarenta, década de la que parece no haberse movido el director tanto en el plano argumental como en el estético.


A mí personalmente, las reconstrucciones idílicas del pasado me producen un cierto reparo. Pero en el caso de Tornatore esta idealización se excede una tanto de lo permitible, hasta el punto de considerar la segunda guerra mundial como una anécdota, al lado de los zarandeos de cadera de la voluptuosa Malena. Y siguiendo con Malena, es principalmente ella el principal defecto de la película, ya que, a pesar de ser la protagonista, el personaje es totalmente plano: no es sino un precioso rostro y un espectacular cuerpo que se da constantes paseos por el pueblo (¡para ser un pueblecito vaya pedazo de plaza que tiene y qué concurrida!). La evolución del personaje no tiene la más mínima lógica, posiblemente por el punto de vista que se adopta: la mirada de un niño que despierta a la adolescencia (primeras pajillas incluidas) a base de mirar, expiar y deleitarse en el más puro sentido voyeurístico con las acciones de la guapa Malena.


Ni que decir tiene que la historia del niño que despierta a la adolescencia y nos relata sus primeras experiencias sentimenta-sexuales está bastante trillada, y de hecho hay un italiano ya fallecido que tiene numerosas películas con este argumento mucho más conseguidas.


Ya para acabar, el exceso de medios con los que cuenta la película (no recuerdo haber visto tantos planos con grúa) merced a la coproducción estadounidense acaba por hacerse cansina y repetitiva como la misma película. No la salva ni la música de Morricone (nominada al oscar) que lo cierto es que pasa bastante desapercibida.


Un filme que tiene toda la pinta de estar hecho a la medida de la actriz principal, acaso porque el director tuviera un especial interés en trabajar con ella. No me imagino por qué. Sólo para fans de Monica Belucci, pero que no se hagan muchas ilusiones con lo que enseña.