Harry
Potter y la piedra filosofal
Estados
Unidos, 2001
Si
es que no aprendemos. Ya lo dice el refrán (ese de "el
hombre es el único animal...") y, por muchos avisos
que nos den, siempre volvemos a caer con los mismos trucos y ganchos
comerciales. Pero nuestro irrefrenable ansia de buscar la "eterna
juventud" nos lleva a cometer terribles errores una y otra
vez. Y así ha sido: después de poder jurar ante Dios
que no volvería a pasar hambre (O'Hara dixit) ni ver películas
para niños, me fui a ver Harry Potter creyendo que, hombre,
ya sabes, algo para gente más adulta tendría. Pues
no, ya les aviso: es una de Walt Disney pero con humanos y efectos
virtuales.
En
fin, caprabo-cola y palomitas en mano empecé a ver el tostón,
que por cierto está basado en unos libros de J.K.Rowling.
Así, nos encontramos con Harry Potter (Daniel Radcliffe),
un chaval que ha vivido sus primeros diez años en casa de
su tía Petunia y su tío Vernon (¿por qué
siempre le ponen estos nombres tan ridículos y espantosos
a los pseudo-malos en las películas para niños?),
personas con las que se lleva bastante mal, aunque las imágenes
de violencia familiar, pedofilia y demás las han cortado
del original.
Total,
que el chaval va a cumplir once años, y se entera de que
es el hijo huérfano de dos poderosísimos magos, y
que, debe estar en los genes, posee poderes mágicos únicos
y propios, todos ellos mu poderosos y (en teoría) hasta divertidos.
Así, le invitan a asistir a un colegio de magia llamado Hogwarts
(el Wall Street Institute de la magia), y conocerá allí
el hogar y la familia y amigos que nunca tuvo, sniff, sniff, y que
nunca debió encontrar en aras de la salud mental de nuestros
hijos. El resto se lo pueden imaginar, chistes fáciles para
niños (tipo Jar-Jar Binks en la Basura Fantasma), muchos
efectos especiales, bichos raros, trucos de magia a lo Tamariz,
diabluras y travesuras, y muuuuuuuuuuchos niños en el cine
que me dieron la plasta un rato.
Lo
bueno: no resulta en exceso monótona ni tampoco se hace
demasiado aburrida, la acción está más o menos
calculada en timing. Los efectos acompañan muy bien, y uno
se reencuentra con su época de niño, al menos durante
un rato. También es bueno saber que esta película,
al no ser nada del otro mundo, será desbancada en taquilla
sin dudarlo por El Señor de los Anillos.
Lo
malo: ¿qué hace un tío tan mayor como yo
en un sitio como éste? Si se tiene la excusa del niño
pequeño o de la sobrinita (yo ni la tenía, fíjense
Ustedes), todavía puede colar. De todas maneras, se lo podían
haber currado más, y realizar un guión más
completo y conciso, y no hacer la película taaaaan inglesa
(¡es que se les ve el plumero!). Aunque claro, el truco está
en que va a hacer muchas secuelas, según tengo entendido.
Lo
feo: los actores son más bien mediocres, y no destaca
especialmente ninguno. Claro, que el único actor bueno que
conozco que hace películas para las masas es Shwarzennegger,
y llegar a su nivel es mucho pedir.
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