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Dogma

Estados Unidos, 2000

 

Muy esperada era la cuarta película del director de New Jersey, todo un director de culto para algunos aficionados al cine independiente que espera cada una de sus películas como agua de mayo. Cuando Kevin Smith acudió al festival de Cinema Jove (Valencia), hace casi dos años y anunció que su próximo largometraje versaba sobre el mundo de la religión católica, apostólica y romana para más datos; más de uno nos pusimos a temblar, y no por fervor religioso, precisamente. Lo que tenían de excitante sus anteriores filmes y lo que los hacían grandes, en cierto modo, eran la humildad y la sencillez de los temas que trataba: historias muy cercanas a él, contadas con escasos medios pero con bastante ingenio, sobre todo en lo que a los diálogos se refería, llegando a provocar las carcajadas a través de un estilo directo, agresivo y un tanto soez.

Sin embargo, todo lo que son virtudes en sus anteriores películas, se tornan defectos en Dogma, un cúmulo de despropósitos por parte del director, que parece haber asumido el reto del más difícil todavía y se ha lanzado al vacío sin paracaídas. Poco menos es este filme. Smtih no tiene ni idea de religión, y desde luego no es un tema que le traiga tan cerca como los de la así llamada (aunque inexistente) trilogía de New Jersey. Empezando por que la película dura más de dos horas, cuando ninguna de las anteriores pasaba de la hora y media y acabando por una historia tan disparatada que en ningún momento puede ser comprendida por el espectador, oséase, unos ángeles con el rostro de Ben Affleck y Matt Damon (la parejita de moda en USA) que se dedican a matar a pecadores por la tierra, en plan película de Tarantino y quieren acabar su periplo en una Iglesia de New Jersey donde pueden volver al cielo de donde han sido desterrados. Ustedes no entienden nada, no se preocupen, yo tampoco. Pero es que no hay gran cosa que entender. Dogma se alaaaaarga hasta lo indecible con una historia tan chorra e incomprensible, que cuesta creer que detrás de ella estuviera una de las grandes promesas del cine independiente americano.

P.D. żAlguien se cree que Alanis Morrisette puede ser Dios? Pues imagínense el resto.