Economía
liberal para no economistas y no liberales
XAVIER
SALA I MARTÍN
Xavier
Sala i Martí está considerado, a pesar de su relativa
juventud, como una de las máximas autoridades mundiales en
economía, sobre todo en cuestiones de desarrollo y crecimiento
económico. A su condición de catedrático de
economía de la Universidad de Columbia (Nueva York) y profesor
visitante de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, une la de
asesor de numerosos organismos internacionales como el Fondo Monetario
Internacional, además de colaborar con diversos gobiernos
de países africanos. Un ignorante, como ven, pero a nuestros
efectos, quizá lo más destacado sea su especial facilidad
para hacer comprensibles al lector profano los aparentemente complicados
conceptos en que se basa la ciencia económica. Pero no se
engañen, el presente libro no es un tratado de economía.
En lugar de eso, el profesor Sala se dedica en él a desmontar
los tópicos esgrimidos por lo que se ha dado en llamar "movimiento
antiglobalización", en el que, junto a bieintencionados
que creen sinceramente que esa actitud descalificadora beneficia
a los países pobres, podemos encontrar a organizaciones más
o menos camufladas que, lejos de querer acabar con la pobreza en
el tercer mundo, lo que pretenden es perpetuar las prebendas de
que disfrutan en sus países ricos de origen (por no hablar
de grupúsculos violentos e incluso organizaciones abiertamente
terroristas como las FARC, habituales hasta hace poco en los saraos
de Porto Alegre). Quizá el caso más representativo
de esa actitud sea el inefable José Bové, pastor francés
famoso por sus ataques a cadenas de comida rápida norteamericana,
cuya mayor preocupación es no perder las ingentes subvenciones
de la UE sin las cuales la agricultura y ganaderías europeas
-especialmente las francesas- no podrían competir con las
exportaciones del tercer mundo. De esta forma, por ejemplo, en Tanzania
es más barato comprar leche de procedencia holandesa que
la producida por los ganaderos del país, anacronismo donde
los haya, que al parecer no provoca indignación alguna en
Bové y sus compañeros de viaje globofóbico,
entre los que destacamos a los sres. Chao, padre e hijo (y aquí
vamos a inaugurar el mayor paréntesis en la ya larga historia
parentesística de LPD. Y lo hacemos para glosar una pequeña
anécdota de esta entrañable pareja paterno-filial:
Hace algún tiempo, D. Ramón Chao, periodista y conspicuo
militante antiglobalización, afirmaba en una entrevista que
su hijo Manu, a la sazón uno de los mayores iconos progre-musicales
y árbitro de la elegancia post-moderna con su sempiterna
gorrilla de orejeras, no sentía el menor aprecio por el dinero.
De hecho, tenía bajo su cama metidos en bolsas de plástico
los cuantiosos millones que gana con su actividad profesional, hasta
el punto que D. Ramón había de reconvenirle a veces
para que llevara ese dineral al banco. Una de dos, o el hijo es
tan cretino como para guardar de esa manera la millonada que le
reporta su, por otra parte honesta, actividad profesional, o el
necio es el padre por intentar "hacerse perdonar" por
la progresía de forma tan patética que un hijo tan
comprometido sea millonario; cerramos el paréntesis y proseguimos).
El
autor defiende que la globalización, es decir, el libre comercio
entre los países sin trabas arancelarias que lo desvirtuen
artificialmente, es la mejor fórmula para que los países
atrasados entren poco a poco en la senda de la modernidad. Y no
se trata de una simple elucubración mental, puesto que la
historia ha demostrado su validez con ejemplos tan palmarios como
los llamados dragones y tigres asiáticos (Singapur, Corea
del Sur, Malasia, Taiwan, etc.), que hace veinte años padecían
una pobreza generalizada de niveles africanos, y hoy disfrutan de
una renta per cápita homologable a los países más
industrializados. ¿Cómo se ha conseguido el milagro?.
Desde luego no gracias a subvenciones a fondo perdido y a la ayuda
internacional, fórmulas mágicas preconizadas por los
antiglobalizadores para sacar al tercer mundo de la pobreza, que
por lo general sólo sirven para financiar a las oligarquías
tiránicas gobernantes perpetuándolas en el poder,
(un premio Nobel de economía dijo que la ayuda internacional
es la mejor forma de transferir recursos de los pobres de los países
ricos a los ricos de los países pobres), sino instaurando
medidas para la protección de la propiedad privada y el libre
mercado que han convertido a esos paises en especialmente atractivos
para la inversión internacional, lo cual ha actuado de motor
de sus economías haciéndoles crecer de forma ininterrumpida
a tasas anuales superiores al 10%.
Esta
y otras falacias preconizadas por los globófobos, algunas
tan controvertidas como el trabajo infantil, son desmontadas de
forma implacable e impecable por el autor a lo largo del libro,
estructurado en forma de breves ensayos temáticos que hacen
aún más agradable y ágil su lectura.
El
resultado de la obra sería redondo si la editorial -suponemos
que no ha sido capricho del autor- no hubiera "pegado"
al final del libro una colección de artículos suyos
publicados en prensa que no aportan nada nuevo a lo ya descrito,
y cuya única finalidad, se nos antoja, es pasar de las 250
páginas y poder situar el precio del libro en unos redondos
quince euros. La pela es la pela, nen.
Sala i Martín, Xavier. Economía liberal para no economistas
y no liberales. Plaza y Janés. Barcelona 2002. 271 págs.
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