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ESPAÑA SIGUE YENDO DE PUTA MADRE                                VERANO DE 2001

 

20/07/2001: La vieja fórmula liberal e solucionar problemas

El Gobierno del Partido Popular acaba de saborear la gloria con la solución a la enésima huelga de pilotos de Iberia, aunque haya sido a costa de renunciar a toda la ideología liberal en cuestiones de mercado que sustenta, al menos en teoría, su acción de Gobierno.

Si eficaz fue ya la actuación de Álvarez Cascos ante la pretensión de cierre patronal de la compañía (imponiendo, con una decidida política de dirigismo de la economía que ya gustaría a muchos socialdemóctratas ser capaces de imponer, la reanudación de los vuelos) no menos espectaculares parecen haber sido los resultados del arbitraje obligatorio impuesto por el Ministerio de Economía.

El esquema conceptual es más o menos el siguiente: El Gobierno cree en la libertad de empresa y en la libre organización de la representación sindical de los trabajadores y confía en que la "mano invisible" del mercado de la negociación haga imperar entre ambas partes el sentido común. Ahora bien, llegado el momento de la verdad, y ante la más que previsible parálisis de la negociación (¿por qué no funciona instantáneamente la mano invisble?) se opta por imponer un arbitraje obligatorio, que afortunadamente no había desaparecido de la legislación franquista (ya que nunca se empleaba y a nadie parecía importarle mucho). Y así, en una semana, asunto resuelto. Y, encima, por lo que parece, todos contentos.

El giro al centro se está convirtiendo en un espectacular escorzo al marxismo.

19/07/2001: Aznar ya tiene su propio Ibercorp: La divertida historia de Gescartera.

España va bien, indudablemente. Es más, va pero que de putísima madre. Sin embargo, en el anodino devenir de este segundo Aznarato echábamos en falta algún suceso, algún escandalillo que insuflara un poco de alegría a los aburridos medios de comunicación españoles. Conscientes de esa carencia de nuestro sistema democrático, los gestores de Gescartera, valga la redundancia, en un gesto que les honra han venido a cubrir esa laguna con singular entusiasmo, montando un "chocho" financiero de narices en el que aparece implicado hasta el Secretario de Estado de Haciencia y Presidente de la Agencia Tributaria, cuya hermana está imputada también en la causa judicial instruida al efecto.

Pero veamos con detenimiento en qué ha consistido esta pequeña travesura. Por regla general cualquier tipo de empresa se distingue por la venta o fabricación de bienes, o por la prestación de servicios a sus clientes cobrándoles a cambio un determinado precio. Hace un par de años, sin embargo, aparecieron con furor las empresas de nueva economía, cuyo objetivo empresarial ya no era la obtención de un beneficio por la venta o prestación de un servicio, sino el regalo precisamente de esos supuestos servicios con el único fin de "ganar presencia" en internet y "crecer" más que la competencia. Gracias a Gescartera descubrimos asombrados un tercer modelo económico. Ya no se trata de vender un bien o un servicio; Ni siquiera de crecer u ocupar una mayor posición de mercado. Los gestores de esta empresa han ido mucho más allá que todos sus pacatos competidores y han implantado un nuevo estilo de hacer negocio que estamos seguros revolucionará la economía de este país. Se trata, simple y llanamente de vender..... nada.

Es decir, Gescartera, como agencia de valores dedicada a gestionar las carteras de sus clientes recibe las aportaciones dinerarias de los mismos. Una vez en su poder esos recursos financieros, y según nos está ilustrando la prensa económica de este país (en lo que nosostros acertamos a entender) los gestores simplemente los hacen desaparecer. Ya no están. No existen.

Pensemos por un momento las enormes ventajas de este modelo productivo. En primerar lugar desaparecen los costes de gestión, puesto que ya no hay nada que gestionar. Asimismo, se reducen considerablemente los gastos del capítulo de recursos humanos, ya que para hacer desaparecer 13 o 14.000 millones tampoco hace falta un ejército. Además, a efectos fiscales la ventaja es también considerable, ya que al no existir ningún volumen de negocio, el impuesto de sociedades se queda en una cifra meramente testimonial.

Evidentemente queda el problema de los clientes (al igual que las sociedades dedicadas a la Nueva Economía tienen un ligero problema con sus accionistas), algunos de los cuales (los más suspicaces) pueden llegar a sentirse estafados, debido sobre todo a su desconocimiento de los más increíbles avances del mundo de las modernas finanzas. Sin embargo es una sensación que se supera con el tiempo. De hecho estamos seguros de que en un par de semanas todos esos clientes ahora cabreados pasarán a sentirse orgullosos de haber participado en el nacimiento de un sistema revolucionario de hacer negocio. Sobre todo si, tal y como aseguran los dos responsables enchironados, el dinero finalmente aparece en algún sitio. Si quieren la opinión de LPD, nosotros apostamos por St. Vincent, Caimán o Bahamas. Por ese orden. Más que nada porque somos muy escépticos ante este tipo de inventos y siempre hemos sospechado (apegados como estamos a teorías económicas paleolíticas) que el dinero ni se cre ni se destruye: cambia de manos