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ESPAÑA SIGUE YENDO DE PUTA MADRE                                ABRIL DE 2002

 

23/04/2002 : NEGURI EN LA AUDIENCIA NACIONAL

El espectacular follón organizado en torno al BBVA ha llegado ya a manos del justiciero favorito de todos los españoles : el juez Baltasar Garzón. Lo que supone que el asunto alcanza una fase en la que :

- Siendo la instrucción realizada por Garzón (el hombre que a todos asusta pero al que luego los pájaros le vuelan a la hora de la verdad) los miembros del Consejo de Administración del extinto BBV tienen alguna esperanza. A poco que se hagan los despistados consintiendo que les vulneren una buena decena de derechos procesales en el juicio oral se irán de rositas.

- La instrucción penal del " affaire " paraliza el trámite del expediente sancionador a cargo del Banco de España. Lo que es una nueva bendición para Ybarra y compañía. Recordemos que un Banco de España enfadado te puede montar la de San Quintín por la vía rápida (recuerden cómo Conde se quedó sin banco en un plis plas) mientras que la lentitud intrínseca a la justicia española (aumentada con los poderosos y sus delitos con la coartada de la complejidad insita a los sumarios de delincuencia de guante blanco) permite augurar una instrucción larga y compleja (¿es el momento de recordar los años largos de instrucción del proceso contra el BSCH por las famosas cesiones de crédito?). Cuando se abra juicio oral a lo mejor no quedan ni consejeros en vida.

Rememorando un poco lo ocurrido siguen quedando sombras de duda en la historia que hasta la fecha se ha ido contando. La gente de Neguri, con su acrisolada honradez demostrada en una vida de entrega al Banco y al fomento de la empresa vasca, sólo tenían unas cuentecillas opacas en el extranjero para divertirse un poco. No parece intuirse hasta la fecha ningún empleo de dinero para fines de los que directamente enfurecerían a la sociedad española; con la unica excepción de haber pretendido emplear fondos para constituir los famosos fondos de pensiones a los consejeros del BBV que tras la fusión con Argentaria veían rebajada su remuneración a unos miserables milloncejos de pesetas anuales. Operación que además fue abortada a mitad de camino. Y es que esto es una minucia y no está claro, ni parece que vaya a estarlo, el que se hayan empleado fondos para pagar el impuesto revolucionario.

La versión oficial de la historia sostiene que el Gobierno no sabía nada hasta que el BBVA regularizó la situación, algo que se produce cuando Ybarra no tiene más remedio que confesar a Paco González, valido de Aznar en el Banco, la situación. A cambio de un trato comprensivo, prometido por Ybarra y amparado por el Gobierno, Ybarra dimite y deja "su" banco (y el de los vascos) en manos del PP . La desagradable sorpresa llega cuando va y resulta que esta promesa no es mantenida, y acaba montándose la que se ha montado.

De esta situación llegamos a la conclusión de que Ybarra y los suyos han sido víctimas de un comportamiento cuando menos desleal por quienes les exigieron el banco a cambio de un retiro tranquilo. Pero es que, además, esta versión oficial tiene una falla importante. Con semejante muerto en el armario, ¿por qué iba Ybarra a arriesgarse a una fusión que podía suponerle la pérdida del Banco (como ha acabado siendo)? Y aquí es donde se introduce la sospecha, cada vez más extendida, de que el Gobierno sabía todo antes de que se realizara la union BBV-Argentaria, que precisamente viene impuesta en unos términos sorprendentemente generosos para Argentaria precisamente por la situación de debilidad de Ybarra. Y este accede a cambio de ciertas garantías que, claramente, tampoco han sido respetadas. Ya ni entre sinvergüenzas de guante blanco puede uno estar tranquilo.

 

17/04/2002: UNA DE PIRATAS

Lo peor que puede ocurrirle a un país es que los inevitables vaivenes políticos de la Historia afecten excesivamente a la buena marcha de sus asuntos, sobre todo en el orden económico. En España por fortuna nos hemos librado de esa rémora, como lo prueba la existencia de numerosos apellidos de rancio abolengo, cuyas estirpes hicieron fortuna durante el franquismo, se enriquecieron durante la Gloriosa Transición y continúan haciendo magníficos negocios en nuestra flamante democracia liberal. Felicitémonos por ello.

Esta emergente clase social lleva sus asuntos con exquisita discreción, como no puede ser de otra forma, y es tanto su predicamento en la esfera de lo político que, ni siquiera terminales administrativos tan voraces e implacables como la nunca suficientemente denostada Agencia Tributaria osan perturbar su plácida existencia. Felicitémonos otra vez.

Lo ocurrido recientemente con uno de los mayores bancos de Europa, buque insignia "ex-aequo" de las finanzas españolas, rompe sin embargo la acrisolada trayectoria de mutuo respeto entre el poder político y el sistema bancario patrio. Las "anécdotas" que vamos conociendo respecto a las actividades de un banco español en las aguas territoriales de numerosos paraísos fiscales han sido de tal calibre, que incluso la mastodóntica y habitualmente inepta maquinaria estatal ha tenido que representar, siquiera por un breve instante, la mueca de un agente implacable presto a sancionar. Es el inconveniente de que las actividades privadas de los elegidos sean conocidas por la plebe, y más aún, del absurdo precepto constitucional según el cual todos los españoles debemos ser -qué disparate- iguales ante la ley.

En realidad, lo que hace la aristocracia financiera en nuestros días no es más que continuar la entrañable tradición de los corsarios ingleses del siglo XVII, con la única salvedad de que la patente de corso dictada a favor de nuestros "Drakes" actuales exige una completa reserva que, aún no sabemos porqué, no ha sido observada en este caso. Es la seridumbre de vivir en un país de cotillas.

P.D.: Por supuesto el felipismo es el culpable (con las prisas casi se nos olvida mencionarlo).