LA
TERCERA VÍA EN WILHELM RÖPKE
Jerónimo
Molina
Wilhelm
Röpke es quizá uno de los más destacados disidentes
del gremio de los economistas, mucho más preocupados desde
el período de entreguerras por las abstracciones economicistas
y las magnitudes macroeconómicas que por la dimensión
humana de la actividad económica, como lo acredita sin posibilidad
de duda el hecho de que las jóvenes hornadas de economistas,
desde hace 80 años, reciben su adiestramiento universitario
bajo la perspectiva casi exclusiva de la matemática y la
estadística.
El
presente libro, editado por la Universidad de Navarra -Dios la bendiga-,
es el primer, por no decir el único, estudio serio de la
obra de Röpke que se edita en nuestro país. En este
ensayo, Jerónimo Molina disecciona con precisión de
orfebre el pensamiento de Röpke, imbricándolo con elegancia
en el periodo histórico en el que se desarrolló su
actividad intelectual -la segunda mitad del siglo pasado-, de tal
forma que no sólo constituye una excelente aproximación
a su obra, sino también una extraordinaria, aunque breve,
lección de historia económica europea del S. XX.
El
estudio está estructurado en tres capítulos más
uno final para la bibliografía. De carácter eminentemente
epistemológico el primero de ellos y biográfico el
segundo, es quizá el tercero el que más provecho proporcionará
a todos los que, como ustedes y alguno de nosotros, no tenemos ni
puñetera idea de economía y además, el liberalismo
nos suena a un capitalista gordo que con una mano abofetea al pobre
obrero mientras que con la otra, llena de anillos de oro, le toca
el culo a su joven secretaria. En este tercer capítulo, el
autor aborda con rigor y elocuencia la mayor aportación de
Röpke al pensamiento económico liberal. Se trata de
lo que él denominó la "tercera vía"
y que naturalmente tiene muy poco que ver con el invento de Blair
al que se han sumado con singular entusiasmo el resto de los líderes
socialdemócratas europeos, e incluso algún que otro
centro-reformista. Röpke no defiende un término medio
cuantitativo entre liberalismo o colectivismo -para eso ya está
Aznar y el resto de la alegre muchachada del consenso- sino una
nueva redefinición político-económica de carácter
cualitativo. El pensamiento ropkeano denuncia la expulsión
del hombre de la economía, y defiende la subordinación
de la actividad económica a "imperativos superiores:
políticos y jurídicos, pero sobre todo culturales
y morales".
Röpke
defiende la existencia de un Estado fuerte no en sentido proteico,
sino como garante y defensor del verdadero liberalismo frente al
"viejo capitalismo" y su inherente pulsión monopolística.
No estamos seguros de que Aznar se encuentre entre nuestros visitantes
habituales -ya saben ustedes que anda últimamente muy liado
con esto de presidir la U.E. y acoger fraternalmente a terroristas
palestinos-, pero quizá alguno de sus asesores debiera regalarle
este magnífico ensayo para leerlo estas vacaciones. Tal vez
se le aclararían algunas dudas respecto a los oligopolios
informativos, energéticos, bancarios, económicos en
suma, y la responsabilidad y obligaciones del Estado al respecto.
Röpke
defendió la necesidad de determinadas intervenciones del
Estado en el mercado -lo que le alejó, entre otras motivos,
de la escuela liberal austriaca y de su principal representante,
F. Hayek- en lo que él llamó "intervenciones
políticas conformes", para referirse a aquéllas
que respetan la configuración específicamente económica
del orden económico. No sólo eso, sino que el propio
Röpke defendió el programa de la tercera vía
como anticapitalista y antimonopolista con sentencias como la que
sigue: "con la misma decisión con que nos apartamos
del capitalismo de monopolio y del capitalismo colosal, lo hacemos
del laissez-faire. Una economía de mercado viable y satisfactoria
no se produce precisamente porque de una manera deliberada nos concretemos
a no hacer nada. Tal economía es más bien un producto
artificial y un artefacto de la civilización (...) particularmente
difícil de construir. El carácter artificioso del
mercado reclama, por tanto, el auxilio de los ordenes jurídico,
político y moral". Convendrán con nosotros en
que es difícil no estar de acuerdo con ello.
En
definitiva, se trata de un libro básico para cualquier persona
que quiera iniciarse en el conocimiento del liberalismo desde un
punto de vista alejado de las escuelas modernas al uso, y para descubrir
a un autor -Jerónimo Molina- que sin duda alguna dará
que hablar en el futuro, salvo que el velo ominoso de la ramplonería
mediática que disfrutamos mantenga su espesura por tiempo
indefinido. Además, el libro es un ejemplo de prosa elegante,
casi diríamos clásica, está extraordinariamente
bien escrito y, mejor aún (atención estudiantes) ¡tiene
menos de cien páginas!, así que no tienen ustedes
excusa.
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