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IBERIA

 

La OPV de Iberia ha sido una de las más satisfactorias para el ciudadano medio de las que se han realizado en los últimos años. Dada la escasa participación de pequeños inversores y el escaso entusiasmo con el que esta ha tenido lugar el riesgo de la masa de ciudadanos anónimos que se ha convertido en los últimos años en la base del "capitalismo popular" es casi mínimo. Por otra parte siempre es una gozada ver cómo la SEPI, contradiciendo todas las acusaciones clásicas que se vierten sobre la ineficacia del sector público cuando se mete a hacer negocios, logró colocar hace unos meses a grandes empresas una parte considerable del capital de Iberia a un precio más del doble superior al precio de salida de la OPV un par de años después. ¿Alguien dijo que el sector público era menos eficaz que las empresas privadas? ¿No es delicioso comprobar cómo "El Corte Inglés" demostró ser un primo en materia de negocios comparado con los astutos negociadores de la SEPI? Para rematar la faena los dirigentes de la SEPI acompañaron la salida a bolsa del valor con declaraciones en las que se declaraban extraordinariamente satisfechos por haber logrado para el Estado unos beneficios espectaculares colocando la empresa "por mucho más de lo que valía". Ante la mala leche de que encima se rían en la cara de uno se entiende la pataleta de Cajamadrid, El Corte Inglés y compañía .....

Una vez comentado este punto debe responderse a la siguiente cuestión. ¿Es interesante Iberia? El elemento comentado puede hacer creer que sí. Cualquier español de nuestros días se lanzaría a comprar todo producto que supiera ha sido adquirido a un precio superior por Isidoro Álvarez. Al menos yo lo haría. Se trata de una garantía fuerte como pocas. Lo que ocurre es que hasta el mejor escriba hace un borrón, y en los últimos tiempos estos han sido comunes entre los grandes de nuestro país. Véase si no el caso de Ybarra con Terra (yo también compraría cualquier cosa que el BBVA hubiera adquirido a un precio mayor, pero no pienso comprar Terras ni loco). Así que trataremos de racionalizar un poco la cosa:

En primer lugar cualquier persona con un mínimo sentido común y una afición sólo moderada por la montaña rusa se marearía sólo de ver el gráfico con las cuentas de resultados de una empresa como Iberia. Tras el inicial mareo, si alguien le propusiera invertir en la compañía, saldría corriendo. Pérdidas espectaculares unos años, beneficios habitualmente menores en otros sin aparente orden ni concierto. Esta primera y muy negativa impresión debiera hacernos reflexionar sobre las características del sector en el que opera Iberia.

El negocio del transporte aéreo de viajeros es extraordinariamente desagradable, pues concurren en él dos características que llaman la atención:

- Se trata del único sector, que sepamos, en el que es posible que pierda dinero (y mucho dinero) hasta una compañía SUIZA. Sí, han oído bien, hay compañías suizas que pierden dinero a veces. En el año 2000 Swissair ha perdido casi 400.000 millones de pesetas (es decir un par de veces la capitalización bursátil de Iberia en un solo ejercicio).

- Reflexionen sobre el hecho de que ni una sola de las compañías pioneras del sector sobrevivan y que ninguna de las grandes de la época de la generalización del transporte aéreo (allá por los años 50 y 60) tengan un peso relevante en la actualidad.

Dado cómo está el patio, y si creemos que el negocio de la aviación tiene un gran futuro (de hecho así puede ser) lo más razonable sería diversificar en cinco o seis grandes compañías. Como eso no es posible en la Bolsa española, donde sólo cotiza Iberia, es mejor mantenerse prudentemente al margen. Excepto, claro está, si creemos que el sector tiene un gran futuro y que a pesar de la inestabilidad del mismo y la alta tasa de fracasos de sus empresas la clarividente gestión de Iberia, claramente superior en calidad y osadía a la de sus rivales, la convierte en la empresa del futuro en transporte de viajeros. Dado que difícilmente habrá podido reprimir la carcajada al leer la última línea le aconsejamos que obre en consecuencia.

En fin, que Iberia nos parece una bonita aventura, pues el Estado ha logrado deshacerse de un pesado fardo gracias a la generosidad (poco frecuente y que merece por ello ser resaltada) de los capitalistas de nuestro país. Si cree que la aviación tiene futuro le recomendaríamos que pensara, más bien, en los fabricantes de bichos, dado que son menos y suele ser un negocio en el que los partícipes son más o menos los mismos desde hace años. Nos parece mejor opción EADS que Iberia y por supuesto mejor una hipotética cesta que tuviera tanto EADS como Boeing que una con acciones de Iberia y Air France (por ejemplo).