Comprender
la globalización
GUILLERMO
DE LA DEHESA
Este
libro, escrito por uno de los gurús del pensamiento económico
hispano (o lo más parecido a un interés por los asuntos
económicos que alguna vez haya existido en nuestra recia
y señorial España), y, sorprendentemente, bien escrito,
pone sobre el tapete las cuestiones que en el futuro van a afectar
de forma más acuciante a los futuros ciudadanos de un mundo
globalizado; es, en este sentido, un libro interesante, por más
que en ocasiones parezca demasiado afectado por el entusiasmo que
a todo liberal (y De la Dehesa lo es sin duda alguna) provoca aquello
de la globalización económica, a saber: vender, vender,
vender sin freno, sin olvidar el preceptivo corte de mangas a los
aduaneros del país en el que vendemos, porque a fin de cuentas
haremos la declaración de Hacienda donde nos dé la
gana.
De la Dehesa tiende a ver más ventajas que inconvenientes
en el proceso de globalización, por más que no deja
de observar múltiples problemas que aquejarán a la
mayor parte de los habitantes del mundo, tanto desarrollado como
subdesarrollado (naturalmente, estos últimos en mayor medida):
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La globalización reduce enormemente la soberanía de
los estados nacionales, por cuanto se ven incapaces, en la mayor
parte de los casos, a hacer frente a las acometidas de los movimientos
de capital y las crisis financieras que estos movimientos de capital
generan. Los Estados, al menos la mayor parte de los mismos, deberán
ir acostumbrándose a renunciar a su soberanía económica
(moneda, tipos de interés, modelo macroeconómico,
etc.), so pena de que el mercado se enfade.
-
La mano de obra no cualificada, por otro lado, más vale que
se vaya buscando otro planeta, porque lo que es aquí, más
allá de configurar "auténticas mantas andinas"
y similares para los turistas, no va a encontrar trabajo. El futuro
es para la mano de obra cualificada, especialmente en las nuevas
tecnologías de la información, que, curiosamente,
se concentra casi íntegramente en los países más
desarrollados.
-
Por otro lado, las formas culturales y sociales tienden a homogeneizarse
cada vez más siguiendo un solo modelo global, con la pérdida
de la riqueza que implica la diversidad de culturas y tradiciones
(si les soy sincero, esto es para mi una buena noticia, aunque entiendo
que muchos de Ustedes acaben teniendo nostalgia de entrañables
tradiciones "que hay que respetar, porque son culturas distintas"
como la ablación o el velo islámico, por ejemplo).
Entonces,
¿a quién beneficia la globalización? Pues a
Estados Unidos, como siempre, que se encargará de imponer
una moneda única (el dólar), una cultura única
(el McDonald's), un sistema político único (la democracia
con un 5% de margen de error en el recuento), un idioma único
(el inglés con cuatro palabras del español) y, en
suma, un imperio único (el suyo, claro); para todos los demás,
o casi todos (De la Dehesa le concede el beneficio de la duda a
Europa) las cosas pueden ir a peor. Pero De la Dehesa es un liberal,
y además creo que el muy ladino vive en EE.UU., así
que no es de extrañar que a él todo esto le parezca
perfecto (y a nosotros, desde el momento en que lancemos la versión
inglesa de la Página, también nos lo parecerá).
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