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BBVA

 

El Banco Bilbao Vizcaya es siempre una apuesta segura. Aunque en los orígenes del mismo se encuentran bancos vascos de toda la vida como el banco de Bilbao y el Banco de Vizcaya no teman. A los de Neguri nunca se les ha pasado por la cabeza ni se les pasará hacer caso a los cantos de sirena sobre el “ámbito vasco de decisión bancaria” y no sólo invierten en España sino que son copropietarios de casi todas las empresas españolas (es un poco la costumbre de los bancos españoles, ser los propietarios del cotarro en vez de dedicarse a su negocio, pero es que los pingües beneficios que siempre se les ha permitido obtener se lo ha puesto en bandeja). Por el momento el vasquismo de la entidad se limita a tener la sede social en Bilbao y en consecuencia a pagar generosamente sus impuestos a la Hacienda Foral vasca, asunto menor dado que, en cualquier caso a través del cupo la riqueza española va a parar a manos del Gobierno vasco para no “complicar” la situación.

Como el mundo del dinero va por su cuenta lo importante a la hora de analizar un banco es su disposición para sacárselo a la gente, más allá de cuestiones políticas. Y en eso el BBVA cuenta con referencias de calidad. Durante años contando con el favor estatal los tres bancos ahora fusionados se caracterizaron por ofrecer pésimos servicios y ganar mucho dinero. Ahora que la situación política ha cambiado tras la llegada de la democracia (problemilla sorteado con relativa facilidad) y la liberalización del sector debido a la entrada en la Unión Europea (asunto toreado por naturales con poderío pero que en cualquier momento puede arrear una cornada) el BBVA se ha puesto manos a la obra para evitar perjuicios para sus accionistas (los señores de los Consejos de Administración de los Bancos anteponen a sus accionistas y sus intereses siempre). Para ello, una vez ganado tamaño, se ha lanzado a copar el único mercado mundial donde los gobernantes pueden mirar con satisfacción cómo las entidades de crédito se dedican a sus actividades comerciales con márgenes propios de la usura: Sudamérica. De la exitosa implantación del banco en esa región se puede deducir que el banco logrará seguir como hasta ahora sin problemas: creciendo en beneficios a costa de los de siempre.

Para compensar un poco, suponemos, el BBVA ha decidido tirar algo de dinero (bastante) en aventurillas de Nueva Economía. Así es accionista de referencia en “la cosa” (Telefónica) y, sobre todo, en “el baby” (Terra). Este agujero en sus cuentas, con todo, no tiene excesiva importancia, y puede achacarse a las juergecillas que todo millonario gusta de correrse sabedor de que el fondo de su chequera es insondable. Se trata del único lunar de una aventura empresarial sólida y segura en un negocio que no tiene riesgos apreciables una vez uno tiene montado la paraeta correspondiente. Fíjense Ustedes si será fácil que es el único sector de la actividad empresarial en el que los españoles hemos sido siempre autosuficientes. Por ello ahora que la acción ha caído en torno a los 15 euros estamos ante una buena ocasión de cazar con un 10% de descuento una acción que, previsiblemente, nos recompensará con otro 10% cada añito.