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¿Universidad pública para todos? Costes, demanda…

A mí me pasa muchas veces que no tengo claras las cosas. No todas, pero sí algunas. En ocasiones, además, no es simplemente una cuestión de desconocimiento. Realidades que conozco muy bien, como es la Universidad española o en general la organización de la educación superior, no siempre me permiten tener claro qué es lo mejor. Así, por ejemplo, cuando analicé en este blog la propuesta de reforma de la Universidad de los expertos de Wert [1], aun siendo consciente de que la propuesta era muy deficiente y que no iba a ir a ninguna parte (algo que parece ya confirmado), también dije, porque es verdad, que la tarea no es fácil y que si a mí me encargaran ponerme a proponer cómo reformar la Universidad española tendría muchas, muchas dudas sobre por dónde tirar en más de un asunto.

Pues bien, en este marco de recortes en el que estamos, una cuestión que me inquieta sin saber cómo convendría resolverla es qué hacemos con la Universidad pública en un contexto de crisis. ¿Hay que recortar grados y posgrados como masivamente pide casi todo el mundo? ¿Estamos sobredimensionados? ¿Debemos enseñar a menos gente pero hacerlo con más calidad? O, por el contrario, ¿deberíamos intentar asumir cuantos más estudiantes mejor y dar el servicio de educación pública a cuenta más gente mejor?

Los parámetros en que se enmarca el debate están, creo, claros para cualquier persona que preste un mínimo de atención:

1. La Universidad pública se la pagamos entre todos en un 80% a todos los estudiantes (y luego, a los becados, al 100%). Esto es algo que Wert y sus propuestas sobre becas suelen olvidar escandalosamente [2], pero como estamos discutiendo entre personas alfabetizadas, tampoco hace falta incidir más en ello: prestar el servicio de educación superior desde una Universidad pública cuesta dinero a la sociedad (y no poco dinero), tanto más cuantos más sean los estudiantes a los que demos el servicio.

2. Existe una demanda social enorme y creciente de educación superior que, a día de hoy, el sistema universitario público español ya no puede asumir. Por poner un ejemplo de ayer mismo, la Universitat de València ha asignado prácticamente el 100% de las 9.000 plazas que ofertaba en la preinscripción de junio [3]. Para esas 9.000 plazas ha habido unas 15.000 personas que en primera opción habían optado a alguna de esas plazas. Carreras tradicionalmente de entrada fácil, como Derecho (Facultad donde yo doy clases), a pesar de ofrecer casi 1.000 plazas en las diferentes posibilidades de cursar estudios de Derecho, han tenido una nota de corte que, traducida a la anterior notación, está en torno al 7, según informaba ayer la Generalitat Valenciana [4]. No tengo esas cifras pero puede que estemos hablando, sólo en mi Facultad, fácilmente de un millar de personas que querían cursar estudios con nosotros y, cumpliendo con los requisitos para poder desarrollar esos estudios, no han podido hacerlo por falta de plazas.

3. Con los mismos recursos públicos asignados a la Universidad, ofrecer el servicio a más gente supone prestarlo en peores condiciones (cómo de peores es otro tema, por supuesto, y depende de muchas cosas). Una apuesta más elitista hará teóricamente mejores a los alumnos que puedan entrar. Una apuesta más generalista permitirá dar la formación superior que desean a más alumnos. Y, obviamente, (pero no estamos ahí), se puede aspirar a incrementar el presupuesto para mejorar la calidad o el número de alumnos a que se ofrece el servicio… o ambas cosas a la vez. Es cuestión de organizarse y de organizar el dinero. Pero hay que recordar que esto es una cuestión de prioridades porque todo ello requiere, previamente, de la decisión de asignar más recursos.

4. La existencia de una demanda (creciente, muy importante ya) de alumnos que no son asumidos por el sistema público acaba generando un mercado privado que en el caso español es en general muy decepcionante. No crean que esto de la decepción lo digo sólo yo desde mi visión idealizada de la educación pública, también en Fedea, por ejemplo, les parece llamativo lo que pasa con las Universidades privadas españolas con contadas excepciones [5]. El caso es que sin un mecanismo de control de calidad serio (que en España brilla por su ausencia, como demuestran casos como los pijos valencianos que han acabado Medicina en la Universidad católica en 4 años lectivos en lugar de los 6 preceptivos) las Universidades privadas que tenemos cumplen varias funciones y no todas buenas: asumen la demanda que la Pública o puede gestionar, sirven para rebajar el nivel y exigencias en ciertos casos (dando títulos a quienes no los tendrían en la pública) y permiten también curar ciertas carreras (de nuevo, Medicina) a quienes teniendo dinero no entraron en la Pública por cuestiones de notas y rendimiento académico.

A partir de estos parámetros, ¿es bueno o es malo que la Universidad pública deje fuera a tanta gente? Y, sobre todo, ¿deberíamos admitir a más alumnos? Incluso sin tener más recursos, y resintiéndose algo la calidad, ¿deberíamos hacer el esfuerzo organizativo y de gestión que ello supone y tener más estudiantes?

Como decía al principio, no lo tengo claro, pero me parece cada vez más evidente que hay razones que apuntan a que quizás sí. La primera de ellas es que la supuesta virtud meritocrática de un sistema que asigna las posibilidades de estudio por rendimiento queda pulverizada con las actuales Universidades privadas sin demasiados filtros. Si muchos estudiantes quieren hacer medicina en la Universitat de València y no son admitidos siendo buenos o muy buenos porque no hay plazas y no ofrecemos más, pero luego algunos de ellos (y sólo algunos) junto a muchos mediocres que tienen en común tener pasta pueden irse a la Católica a hacer cuatro años de cursillos antiabortistas y acaban teniendo el mismo título, todas las posibles virtudes meritocráticas de nuestro sistema de selección exigente y de nuestros intentos por dar calidad a pocos alumnos acaban perdiendo gran parte de su sentido.

Queda la objeción, eso sí, de la calidad. Y es importante. Porque no se puede aumentar a lo bestia el número de plazas sin que ésta se resienta. Sin embargo, y aquí no voy a hablar sino de lo que conozco, en ocasiones nos ciegan nuestros intereses personales y no vemos los de la colectividad. Que unos mil (o quizás más) estudiantes valencianos quieran hacer Derecho cada año en mi Facultad y no los aceptemos debería plantearnos hasta qué punto podemos (y debemos) intentar dar un servicio con la misma calidad (o prácticamente la misma) al menos a parte de esos alumnos. Personalmente, la verdad, creo que, por ejemplo, un incremento de capacidad de un 10-20% de los grupos sería a día de hoy perfectamente posible para poder admitir cada año a 100-200 estudiantes más. Creo que la responsabilidad social de una Universidad pública obligaría, como mínimo, a empezar a plantear algo así.

Todo ello se une a la convicción de que, además, la enseñanza superior (Universidad y FP) es cada día más una fase que si no básica y esencial de la educación se le parece mucho. Y más todavía para el mundo al que vivimos y al que vamos. Introducido este elemento en la ecuación, se refuerza la idea de que quizás deberíamos hacer algo más y procurar satisfacer más la demanda de lo que ahora lo hacemos, con nuestra oferta mínima y jibarizada.

Por último, queda la cuestión de si es el Estado quien, con estos numerus clausus y un diseño de enseñanza superior determinado, debiera dirigir y ordenar el proceso (también doy clases algunos años en el grado de Periodismo de la Universitat de València, por ejemplo, que tiene asimismo una altísima demanda y niveles de desempleo enormes, ¿debería el Estado ofrecer menos plazas por esta razón?) para que las demandas del mercado laboral futuro se crucen con una oferta suficiente pero no excesiva de trabajadores preparados y guiarse por ese criterio y no por la demanda o el mercado. Sin embargo, este debate es ya otro, muy complicado, pero que creo que, la verdad, ha dejado de tener sentido. En primer lugar, porque nuestro modelo universitario, con las Universidades privadas que tenemos, acaba provocando en la práctica que lo que mande, sí o sí, globalmente, sea el mercado (porque las Privadas no se privan de guiarse por él y el Estado no es capaz de contenerlas nunca) y lo que sí que no tiene sentido es que las Universidades públicas deban no atender a dinámicas de mercado cuando todo el sistema en su conjunto sí lo hace. En segundo lugar porque, la verdad, me cuesta que a estas alturas pueda haber alguien que confíe mucho en la capacidad del Estado para poder determinar con un mínimo de seguridad necesidades profesionales en nuestra economía no ya a 30 años vista sino, sencillamente, a diez.

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#1 Comment By alfonsotwr On 23 julio 2013 @ 3:12 pm

Es bochornoso que haya universidades cuyo único motivo de existencia sea el vender un título; está claro que habría que controlar la calidad docente de todas las universidades. Eso sí, aunque los títulos legalmente sean iguales, en el mercado laboral no se valoran igual.

Luego está el problema de la flexibilidad de adaptarse a la demanda: quizás en algunas carreras sea más fácil, pero en otras no debería, como las experimentales o aquellas que sean muy prácticas: debería de ser complicado y costoso incrementar los laboratorios y los instrumentos necesarios. Y digo debería, porque si hay algo de lo que suele cojear la universidad española son sus laboratorios y sus prácticas.

#2 Comment By Garganta Profunda On 23 julio 2013 @ 3:26 pm

Hablando de la Universidad Privada…

Mi experiencia docente (temporal) este año en la Universidad Europea de Madriz (sede Valenssia) me ha demostrado que al menos en la titulación en la que he impartido clases (rama sanitaria) el nivel ha sido cercano a la hez.

Las exigencias por lo pronto se podrían resumir en:
1) Bipedestación
2) Habla articulada
3) Pulgar oponible

Cualquier intento por mi parte de aumentar un poco la chicha y/o profundizar en el asunto solo ha conseguido el asombro de mis colegas en plan…»¿pero qué dices?!!!»

Ahora que estamos entre amigos les diré que hay que ser MUY, PERO MUY CATETO, para no aprobar la asignatura…Saquen sus conclusiones.

#3 Comment By Guillermo López On 23 julio 2013 @ 3:43 pm

Coincido con tu percepción, Andrés. Nunca he entendido el argumento «social» para impedir el acceso a la gente a la Universidad, aunque se combine con el argumento (en principio más consistente, pero no definitivo) de que el mercado no da de sí. Y cuento un caso concreto. Hace unos años, se planteó doblar grupos en la carrera de Periodismo. El rectorado quería hacerlo, pero nos pedía que aumentásemos el número de estudiantes por grupo de 80 a 120. Algunos compañeros se negaron porque ello significaría una falta de responsabilidad social, el mercado no los podría absorber, etc. Pero lo que había detrás es que no querían (y así lo dijeron) asumir grupos teóricos de 120 estudiantes, y corregir 40 exámenes más por grupo. Al final, la cosa se reducía a eso. Yo argüí que no había mayor responsabilidad social que aumentar la oferta en un contexto en que la demanda superaba los 1000 inscritos (es decir, unos 11 estudiantes sin plaza por cada uno que la obtenía). Lo peor es que estoy seguro de que si hubieran querido hacer la ampliación no habría sido por nada que estuviese vinculado con los alumnos, sino porque hacerlo habría sido una excelente ocasión para conseguir plazas de profesorado. Pero como entonces nos sobraban plazas…

Lo de las privadas es, para mí, uno de los principales factores deslegitimadores de todo el retoricismo vacuo de los que te hablan de la «calidad» y la «excelencia» y lo mal que está la pública. Pues oigan, primero preocúpense de fiscalizar algo las privadas, para que no sean -como en su mayoría son- meras academias expendedoras de cursillos CCC para conseguir certificados. Para eso, que hagan como en EEUU y directamente vendan los títulos a 100 € (aunque entiendo que venderlos a 30000 €, cuatro años mediante, sale mucho más rentable).

#4 Comment By almujul On 23 julio 2013 @ 3:48 pm

Andrés, voy a mandarte al correo un pdf que estuvo las primeras de ayer en la web de la preinscripción, luego no sé por qué lo quitaron, y ahí se pueden ver cuantos pidieron las carreras y cuantos se han quedado en lista de espera.

Y lo puedes comparar con lo de 2012 que está en la web de la conselleria [6]

#5 Comment By almujul On 23 julio 2013 @ 3:54 pm

Gmail se me raya y no me deja adjuntarlo, da igual, lo pongo aquí directamente y au

[7]

#6 Comment By mictter On 23 julio 2013 @ 4:00 pm

Llevas una temporada de sobresaliente, Andrés…

El otro día leí que Carromero, ese eximio representante de la casta dirigente española, es licenciado en Derecho por la Universidad Católica de Ávila. Algo sé de ese templo del saber, por ejemplo que el edificio no le costó un céntimo, fue cedido por la diputación provincial o por el ayuntamiento. Y sospecho que no sobreviviría a una inspección de lo más somera.

Lo cual me hace añadir una razón adicional para deprimirme un rato esta tarde: ¿por qué nuestro queridísimo Estado no exige un mínimo de calidad a los estudios y a los titulados? Creo recordar que este «vale todo» comenzó reinando todavía Felipe González, aunque la situación anterior (unos cuantos centros de la Iglesia como el CEU, Deusto, ICADE adscritos a una universidad pública que hacía una reválida) tampoco era para tirar cohetes.

#7 Comment By Andrés Boix Palop On 23 julio 2013 @ 4:39 pm

Sí, la «barra libre» para las Universidades privadas comenzó, si no recuerdo mal, allá por 1993, época del PSOE. Los motivos por los que se ha aceptado que con cuatro pupitres, alguna silla y varios profesionales voluntariosos se cubra el expediente para poder ofertar títulos a quien los pague con toda normalidad sin que nadie se escandalice son, para mí, un misterio. Lo de la Católica de Valencia y sus trampas para pillar Medicina (¡que le tumbaron dos veces en la ANECA, imaginad la magnitud del escándalo!) y luego «convalidando» a sus estudiantes esos cursos que no tenían cobertura para hacer un «6 años en 4» sin que nadie alzara la voz siquiera refleja a la perfección lo lamentable de todo esto. Y aunque Alfonso dice que luego el mercado discrimina títulos, lamentablemente, ello no siempre (de hecho, casi nunca) es así. Porque el mercado es el mercado y evalúa muchas cosas antes que esa.

Almujul, gracias por el listado, que es impresionante. Efectivamente, en Derecho, por 1.000 estudiantes que más o menos tenemos entre Derecho y los diversos grados dobles que tienen Derecho y algo más (Criminología, Ciencias Políticas, ADE…) va y resulta que tenemos otros tantos (más, de hecho) en lista de espera. Es bastante deprimente. Y muy deprimente el panorama general de la UVEG, con muchas carreras (como Periodismo, como recuerda Guillermo) en una situación semejante o si cabe más exagerada. A mí me deprime pensar en esos siete u ocho mil alumnos que quieren estudiar en la UVEG y no pueden.

Sobre todo porque, como le pasa a Guillermo, creo que muchas de las dificultades supuestas para ampliar grupos son en realidad reflejo de cosas que nos convienen más a los profesores que a la sociedad, que podría sacar mucho mejor partido de la Universidad, invirtiendo muy poco más, si nos lo montáramos para ofrecer este servicio socialmente tan demandado a más gente.

Jesús Alfaro me ha pasado por twitter un comentario que hizo hace unos años en este sentido, que suscribo plenamente y que explica, además, que estar impidiendo estudiar a estudiantes buenos o muy buenos en carreras que este país necesita desesperadamente (ciencias, ingenierías, medicina…) es un crimen y que habría que allegar recursos como fuera para que la Universidad pública pudiera acoger a más alumnos, al menos, en estas ramas (y en las que es muy barato o gratis acoger a más, como Derecho, pues también):

[8]

#8 Comment By alfonsotwr On 23 julio 2013 @ 5:25 pm

Creo que para bastantes puestos sí cuenta dónde has estudiado y cómo sacaste la carrera, al fin y al cabo, alguien tiene que hacer el trabajo. Aunque también hay para muchos donde basta con tener el título y cuentan más los contactos familiares.

Sobre las notas de corte, supongo que están hechas con las preinscripciones, donde se también supongo que se podrán pedir múltiples carreras, por lo que distorsiona cuál es la verdadera nota de corte. Dice El Mundo que «El 84,7% de los alumnos de la Comunidad Valenciana que han realizado la preinscripción universitaria para el próximo curso podrán acceder a una de las tres primeras titulaciones» [9]

#9 Comment By Francesc On 23 julio 2013 @ 7:45 pm

Y si lo que pasó con Medicina en la Católica de Valencia fue vergonzo y canallesco para con los estudiantes de la UVEG que se partieron el lomo para entrar y sacarse la carrera, este año tenemos otra vuelta de tuerca, Medicina en Inglés en el CEU:

[10]

Que entra ya dentro de lo gilipollesco la manía con el inglés de los cohones, joder, y lo digo yo que he vivido temporadas en Inglaterra.

Si la cosa sigue así tendremos que empezar a exigir, a la hora de la elección de médico, información completa de dónde han estudiado.

#10 Comment By asertus On 24 julio 2013 @ 7:22 am

Realmente es un problema complicado, realmente, si se licenciaran un 50% en Derecho en Valencia (desconozco el porcentaje), ¿la provincia de Valencia da trabajo a 500 licenciados en Derecho nuevos cada año? ¿Puede la sociedad permitirse esa inversión? Por otro lado, la clave debería ser la igualdad de oportunidades, y esa es la labor de la educación pública..

Respecto al tema de las titulaciones privadas, pues no sé, en Japón, por ejemplo, para ejercer de abogado no basta la carrera, sino que hay un duro examen para poder ejercer.

Pues podría ser igual, que cada universidad enseñe lo que quiera, pero que después haya un examen común para convalidar el título. Obviamente también para las públicas, que también hay alguna que se las trae.

En fin, que si los políticos no resuelven ni los problemas sencillos, como para esperar que puedan resolver bien este tema con la de demagogia e intereses que hay, públicos, privados así como internos y externos a las universidades.

Saludos

#11 Comment By Matilde de la Mole On 24 julio 2013 @ 8:09 am

Yo no tengo tan claro que haya que aumentar las plazas en la pública… Me da la impresión que luego habrá mucho universitario frustrado proque no puede trabajar de lo suyo. Más interesante me parece aumentar las plazas para estudiantes de FP superior (¿de 3er grado? no estoy segura de cómo se llaman), que suele ser gente que ya ha trabajado y tienen las ideas más claras y un plan B si la cosa se tuerce.
Lo que cuentan de las privadas me parece un escándalo, pero en la pública también cuecen habas. Conozco una profesora de ¡Filología Hipánica! que tuvo problemas por suspender un examen con más de tres faltas de ortografía. Para evitarselos en el futuro, lo ha puesto expresamente en su plan de estudios.
Y finalmente, me corroe una duda en el caso de esos ‘médicos’ de 4 años de la Católica de Valencia. Tendrán el título, pero, que yo sepa, al menos en España no pueden ejercer si no hacen el MIR, ni siquiera como médicos de familia (otra cosa será en según que país extrajero, vaya imagen de los médicos españoles), y digo yo que si son tal desastre, no aprobarán o lo harán en los últimos puestos, y luego cantará mucho su falta de formación en la residencia, ¿no?

#12 Comment By Andrés Boix Palop On 24 julio 2013 @ 8:26 am

Matilde y Asertus plantean cosas parecidas e interesantes. Por ejemplo, los licenciados mágicos de la Católica de Valencia no pueden ejercer (gracias al MIR)… en la Sanidad pública mientras no lo aprueben (que cada vez es una parte menor de la sanidad que tenemos, incluso de la sanidad que pagamos con fondos públicos, por ejemplo en Valencia se pueden colocar sin problemas, de hecho con más facilidades que otros estudiantes mejores pero peor relacionados, en los hospitales que pagamos todos para dar servicio público pero que son gestionados por medio e conciertos por empresas del sector). Por eso el MIR mola y estaría muy bien que se generalizara algo así para profesiones jurídicas, la verdad, como en Japón o Alemania. Esto además tendría la ventaja de permitir filtros de calidad sobre Universidades. Y de «posicionarlas» respecto de los empleadores privados, que tendrían elementos para valorar los títulos, como decía Alfonso al principio.

Creo que también hay que aumentar la oferta de FP y, sobre todo, mejorarla, pero tengo dudas de que sea el Estado el que deba tratar de «ordenar» el mercado profesional. Si la demanda se orienta a la Universidad, por algo será (y algo habrá que hacer, digo yo). Me pasa lo mismo respecto del número de abogados (en realidad juristas) que necesita Valencia. ¿Es algo que convenga que determine por adelantado el Estado? ¿En serio?

#13 Comment By Andrés Boix Palop On 24 julio 2013 @ 8:54 am

Para muestra de lo que pasa con los alumnos de la llamada «Primera Promoción de medicina UCV 2007-2013», dos referencias:

– La ANECA autoriza la carrera en 2008 para que comience a impartir las clases en 2009, luego la promoción es 2009-2013, lo que pasa es que este país es como es y nos tragamos todo:
[11]

– ¿Dónde van a trabajar? Pues fácil:
[12]

#14 Comment By Salieri On 24 julio 2013 @ 9:40 am

Plantear el asunto en términos de «demanda social enorme y creciente», con un paro juvenil del 60%, es parecido a cuando en plena burbuja se justificaba la urbanización de terrenos al margen de todo criterio racional en virtud de una hipotética demanda social. Lo que quiero decir es que ambos casos tienen como raíz un problema estructural gravísimo que no es solucionable en términos de oferta.

#15 Comment By galaico67 On 24 julio 2013 @ 10:27 am

Sin olvidar una brillante carrera en la Administración Pública como gestor sanitario. A lo mejor tambien tienen que comprarse un master en alguna universidad en Wisconsin, Detroit o California, pero los vamos a tener incrustados en la Administración hasta el día del Apocalipsis.
Otra forma de perpetuación de las ¿élites?

#16 Comment By desempleado On 24 julio 2013 @ 11:21 am

En mi modestísima opinión el problema de la universidad en ejpaña es secundario comparado con lo que está pasando en los niveles inferiores (secundaria y primaria).

Lo de la enseñanza en inglés es de juzgado de guardia. Primero que aprendan su lengua materna bien aprendida, adquieran un mínimo de cultura general que permita que puedan decir más de dos oraciones de un tema que no sea «mi casa», «mi familia» o «mi rutina diaria» y luego pensamos como enseñar inglés en serio.

#17 Comment By leporello On 24 julio 2013 @ 12:59 pm

Lamento comunicarles que desgraciadamente el MIR no mola, no es una revalida ni nada parecido, únicamente se comporta como tal en el caso de que haya escedentes de licenciados respecto al número de plazas de formación como sucedía en 80-90, desde hace unos años es un coladero, e incluso hay años en los que se accedía a plaza de formación especializada incluso en el caso de una puntuación negativa en el examen. Escandalo bien conocido durante los últimos años la incorporación de candidatos extranjeros, por algún motivo no es necesaria la convalidación del título previo a presentarse al examen, incluso hay rumores de gente realizando la especialidad sin titulación oficial (rumores que no me acabo de creer).
Desafortunadamente el filtro posterior durante la formación, a pesar de ser posible, apenas es utilizado, y ni siquiera hay un examen final voluntario que permita comprobar si la formación es correcta y homologable, lo que dificulta el convalidar esta formación especializada en paises serios fuera del ámbito de la UE.
El inglés en medicina hoy por hoy es imprescindible para mantenerse al día, la evolución vertiginosa del conocimiento y la subespecialización hace muy complicado encontrar literatura en castellano de muchos temas y cuando se traducen los libros e con varios años de retraso.

#18 Comment By Guerau On 24 julio 2013 @ 1:56 pm

Otra posibilidad para la Universidad pública, y que ya viene siendo explorada desde hace tiempo, es la financiación privada. Muchos proyectos de investigación han conseguido dinero gracias a inversores privados. La cuestión es si la Universidad, como ente público, al aceptar recursos privados ha de trabajar al servicio de intereses privados.

En cuanto al reducido número de plazas ofertadas en Medicina, fue la misma Unión Europea hace muchos años quien fijó el tope con el argumento de que el número de profesionales sanitarios era excesivo. Aquí el problema no es Madrid sino Bruselas.

#19 Comment By Francesc On 24 julio 2013 @ 3:15 pm

Desempleado, no quiero meterme en un berenjenal, pero hay que ir con mucho cuidado cuando se habla del acuciante problema de la educación primaria y secundaria en España porque no es lo mismo decir que el sistema de educación presenta problemas sistémicos -valga la rendundancia- y eso es indudable, a decir que la educación en España ha empeorado.

– Empeorado respecto a qué? Siempre que oigo a algun tertuliano quejarse de lo mala que es la educación ahora y lo buena que era en su época con cuarenta en clase se me caen los cojones a tierra. Hay mucha ideología y un claro sesgo ideológico en toda esa corriente: de entrada, hasta hace menos de quince años en este país se separaba a los alumnos a los 14 años en BUP -buenos- FP, -malos- y la calle -quinquis, directamente. Es muy tramposo comparar la población total de alumnos hoy, con una porción de alumnos escogidos de épocas anteriores. Para poder hacer la comparación, habría que compara a todos hoy con todos los de antes, incluso los que se metían en el FP -y hablen ustedes con profesores de FP de aquella época y les dirán lo que era aqullos- y los que se iban a la calle, a ayudar a sus padres a trabajar, o a delinquir. Pero, ni los informes PISA se remontan a esa época!

– Y eso que me he remitido solo a la epoca de BUP/COU. Si retrocedemos a la época anterior, aquellos que rondan los sesenta y no paran de decir que en su época eran 40 en clase y no pasaba nada, cabe recordar que en aquellos tiempos directamente a los 12 separaban los alumnos entre los que estudiaban y los que no. Mis padres son de un sistema educativo que los expulsó a los 12 años! Y quieren convencerme de que era «mejor» que este! Mejor para ellos, que se quitaban a la chusma de las clases, porque hay un claro sesgo ideológico y socioeconómico: no era lo mismo ser de clase media y de ciudad, que de extracción baja y de ámbito rural. Y eso sin contar que, además de quitarse a más de la mitad de los alumnos a los 12 años -o los 14-, y por tanto se quedaba el percentil más alto estudiando, no tenían, tampoco,a los alumnos ACIS, los PQPIS, los conflictivos, las familias disfuncionales, los alumnos que te llegan a mitad de curso y no hablan ni una palabra de castellano -y cuando te han quitado el Aula de Acogida para esos alumnos. 40 alumnos todos cortados de un patrón es mucho mas fácil que treinta con problemática muy diferente.

– Ha empeorado la educación? Respecto a qué época? Respecto a los recuerdos bucólicos de aquellos que sí tuvieron la suerte de estudiar? Si miro en mi entorno familiar, la mitad de mis abuelos eran analfabetos, mis padres dejaron els sitema educativo a los 12 años, y sus hijos tienen estudios superiores. Hasta los setenta/ochenta no se consiguió una extensión del sistema educativo equivalente al europeo, cuando ya nos llevaban más de un siglo de ventaja! Y nos queremos comparar con los Finlandeses y los Noruegos…

– Lo que hay que hacer es darle estabilidad al sistema, no cambiar la ley, invertir en educación y en las FPs y darle tiempo y margen. Cualquier tipo que venga a decir que con un cambio de ley aumenta la calidad del sistema en una legislatura es un salvapatrias. O un tramposo como Wert, que va a trucar los resultados para que el número de fracaso escolar sea menor.

#20 Comment By desempleado On 26 julio 2013 @ 8:41 am

Coincido contigo Francesc, cuando apuntaba a «lo que está pasando» me refería a lo que tú comentas: problemas sistémicos» que las sucesivas «reformas» no hacen más que aumentar. Supongo (soy así de malo) que lo que hay detrás es una estrategia consciente basada en aquello tan bonito de «starve the beast».

#21 Comment By Otto von Bismarck On 26 julio 2013 @ 11:07 am

#19 Separar a los ñiñicoh no es algo malo per se. Entre otras cosas porque dudo que pueda usted hacerse una idea de lo que es tener en un aula a un maromo de 15 años que te saca una cabeza, al que no puedes coaccionar de ninguna forma y que te dice abiertamente que no quiere estudiar y que él está allí porque le obligan.

Trate usted de gestionar a un grupo de 30 hijos de puta que compiten por el prestigio grupal que da ser el más cabrón, sin tener ningún arma para domarlos más que las buenas intenciones psicopedagógicas. Rápidamente llegará usted a la conclusión de nuestros esforzados profesores, muchos de ellos patanes que se han presentado a profesor como se podían haber presentado a Correos ya que lo que buscaban era ser funcionario: yo explico para el que tiene interés.

Mi opinión cabronesca: No hace falta gastar un euro más. Con solo hacer legales los guantazos siempre que no dejen secuelas físicas permanentes (así de chunga está la cosa), y establecer exámenes estandarizados en los que se mejorara la retribución (o días de vacaciones o posibilidad de elegir el horario, etc) de los profesores cuyos alumnos quedaran por encima de la media de su tipo de alumnos, teníamos a nuestros churumbeles aplastando a finlandeses y coreanos.

#22 Comment By galaico67 On 26 julio 2013 @ 2:04 pm

Lo de la educación primaria y secundaria no es tan fácil. Es verdad de la buena que a los problemáticos – para un informe PISA- se les expulsaba entre los 14 – hacia la FP- y los 16 años – a la puta calle, que muchos era lo que deseaban- pero no es tan fácil. Uno de los problemas que más han crecido en primaria y secundaria es el de la gobernanza. Siempre ha habido alumnos problemáticos, pero en los últimos treinta años lo que ha crecido hasta el infinito es el «padre problemático». Vamos, que no es solo el alumno que te puede partir la cara – riesgo muy limitado, raro y que entra dentro del negocio- es que en base al «derecho a la educación a pesar de tus intenciones» no hay posibilidades de defensa/encauzamiento de la situación frente a alumnos y, sobre todo, padres. No se si hay que meter menos democracia – Director, una vez elegido, dictador- o más – votar entre todos los padres y no solo en el Consejo, las sanciones, normas y orientación del Centro- pero algo huele a podrido en la educación.

#23 Comment By Francesc On 26 julio 2013 @ 2:49 pm

#21. Otto, no hace falta que nadie me cuente lo que es estar en una clase con casi cuarenta chavales que te sacan dos palmos y con más barba que tu -o que yo, que no tengo ninguna. Lo sé porque lo he vivido.

Estamos de acuerdo en que esos grupos no son manejables, y hay dos opciones: poner recursos desde primaria y los primeros cursos de eso -pdc, compensatorias, diversificaciones, aulas de acogida, etc.- para que, con los dineros de todos, se intente ayudar a los que más lo necesitan; o que cuando lleguen a los 15 años, 3º de la ESO, se haga un grupo de buenos y un pelotón de los torpes. Yo opto por lo primero, pero vale más pasta. Además, hay un claro sesgo socioeconómico porque, si cruzaramos los datos de todos aquellos alumnos que han entrado dentro de los programas que antes mencionaba y lo relacionáramos con el nivel socioeconómico lo veríamos claro: a mayor nivel socioeconómico menor probabilidad de fracaso escolar, que es lo que en mayúscula, subrayado y negrita nos dice PISA. Esos programas son, por tanto, para pobres e inmigrantes. ¿Y para qué vamos a gastarnos dinero en ellos? Mejor apartarlos a los 15, o tal vez antes, y que los hijos de las clases medias-altas se queden con todo el sisema educativo -pagado por todos, los pobres también- para ellos solitos.

#24 Comment By Mixtli1984 On 27 julio 2013 @ 12:05 pm

La función del estado debe ser ofrecer la mejor formación al máximo número de personas posible. No es de incumbencia del estado que esas personas no puedan trabajar de lo que han estudiado y tengan que buscarse la vida de otra forma. El estado debe intentar cubrir la demanda de carreras.
Un mayor número de universitarios debe ir también de un mayor número de graduados de FP. Creo que el bachillerato debe ser bachillerato y FP a la vez. Todo bachiller debe tener un oficio y si luego quiere ir a la universidad, perfecto, todos ganamos.

#25 Comment By domingo On 28 julio 2013 @ 7:46 am

#21 Bueno, lo de los examenes estandarizados esta en Estados Unidos y no van machacando a Coreanos.

Sobre el resto de tu comentario, que básicamente dice que lo que falta son «dos guantazos» a los críos, pues no lo se.
En la universidad no hay esos problemas de respeto, se deja ir y venir al que quiere y yo no diría que nuestros universitarios son los más mejores.

#26 Comment By pululando On 29 julio 2013 @ 8:12 am

Eso que comenta Mixtli1984 de que «Creo que el bachillerato debe ser bachillerato y FP a la vez»… bueno, seguramente sea del todo inviable a estas alturas, pero como carne de BUP y COU que fui, si puedo decir que eché de menos la posibilidad de estudiar uno de aquellos «bachilleratos laborales» de los 60. Seguro que los tengo muy idealizados, pero la idea de poder trastear por las tardes con sierras, motores, pipetas, tornos,… y así en general desarrollar algún tipo de habilidad manual más allá de escribir, es algo que me habría encantado. Que uno es ingeniero de vocación y tiene el gusanillo ese dentro. Y que ver dibujos de cosas en los libros está bien, ¡pero déjenme un destornillardor que lo abro!

#27 Comment By Otto von Bismarck On 29 julio 2013 @ 2:25 pm

Supongo que el «modo compadreo on» no es la mejor forma de expresar nada. Lo que defiendo, chulopiscinescamente, es lo siguiente:
En un tema como este es inevitable que las culpas estén repartidas, pero en mi opinión la parte del león es la de los profesores. Yo en el colegio llegué a estar en clases de más de 35 gañanes, muchos de ellos repetidores e hijos de puta (uno incluso empezaba ya a pasar sustancias) y recuerdo tener una profesora de historia que nos llevaba a todos como soldados norcoreanos desfilando ante su heroico líder. La carga de trabajo que nos ponía era demencial, de hecho, con dos o tres profesores más como ella habríamos acabado todos como el protagonista de la novela «Bajo las ruedas» de Hesse. [13]
Pero recuerdo que hasta el más patán de la clase terminaba currando.

Ahora, hasta mi propio hermano, profesor de secundaria, reconoce que ellos se quejan de que no pueden gestionar una clase con 25 alumnos cuando a él lo tenían en barracones con cerca de 40 y muchos menos recursos. ¿Nos limitamos a seguir tirando dinero a la hoguera o miramos si podemos hacer más con lo que tenemos? Lo digo porque hasta la crisis los recursos no habían dejado de aumentar sin que hubiera contrapartida en los resultados.

Tampoco pasa nada porque digamos aquí qué clase de gente es la que se matricula en magisterio y que no suelen ser precisamente los más brillantes, sino más bien los que quieren ir a la universidad pero eso de estudiar ya no les mola tanto, habrá de todo, como en botica, pero todos los que hemos ido a la universidad sabemos de lo que hablo. Eso sin mencionar que la educación debería ser algo vocacional pero la propia dinámica del gremio desincentiva a gente con talento. Pero es que además hay muy pocas perspectivas de que esa dinámica cambie si la autoridad de un profesor tiende a cero y solo puede explicarles a criaturas que no tienen terminada de formar el área de su cerebro que hace las valoraciones a largo plazo (el córtex prefrontal creo que era): oye, que tienes que hacerme caso porque es bueno para tu futuro.

Mi postura no es literalmente lo del comentario 21, digamos que mi directiva comunitaria (digo lo que hay que hacer, luego tú lo implementas como quieras) sería que hay que hacer dos cosas: incentivar a los profesores (de forma más audaz que pagarles porque no se cojan la baja) y darles autoridad para que puedan coaccionar a las criaturas.

Tengo la sospecha que las universidades, pese a sus constantes quejas, están siempre mucho mejor tratadas a la hora de repartir la tarta, precisamente porque patalean más y tienen más poder de coacción, y eso hace que no se centre suficientemente la atención en la primaria y secundaria. Vamos, que esto funciona un poco como el cupo vasco.

#28 Comment By Lucía On 31 julio 2013 @ 11:51 am

A mí en esto me pasa igual que a Andrés: que no tengo las cosas nada claras. Así que me limitaré a plantear una serie de dudas:
– el tema de ampliar el número de alumnos admitidos en la Universidad pública no lo tengo nada claro porque, con independencia de cómo estén la educación primaria y la secundaria (respecto de lo que no tengo suficientes datos ni experiencia como para opinar con conocimiento de causa), lo cierto es que entre tanta duda sí que tengo una certeza y es que, en mi humilde opinión, en los estudios de Derecho sobran buena parte de los alumnos que hay. La razón en la que me baso no tiene nada que ver ni con las demandas del mercado, ni con consideraciones sociológicas o políticas sobre la función de la Universidad pública: simplemente, y lamento mucho decirlo, pero creo que buena parte de los alumnos que tenemos no alcanzarán nunca el nivel suficiente (ni de conocimientos, ni de “habilidades”) como para aprobar las asignaturas, si es que para dar el aprobado queremos exigir un mínimo de calidad. Repito que no quiero entrar en las razones por las cuales esto es así, pero por la experiencia ya de varios años de dar clase creo que es un hecho: personas que no saben expresarse con corrección, que no entienden lo que significan verbos como conminar o palabras como transeúnte, que no han abierto un código en su vida ni tienen intención de hacerlo, que en una revisión de examen el mayor nivel de argumentación que consiguen alcanzar es que “eso no estaba en mis apuntes”, que no saben cuál es la diferencia entre el Estado y el Gobierno… Y, sobre todo, personas que ni son conscientes de que no saben nada, ni tienen el más mínimo interés en mejorar su conocimiento: por ejemplo alumnos que consideran absolutamente exagerado el pedirles que se lean una sentencia del Tribunal Constitucional, y que tras reconocer abiertamente que cuando la leen no la entienden, sacan la conclusión de que por tanto no se les debería pedir que hicieran cosas tan difíciles. Desde luego, quiero subrayar que éste no el caso de todos ni quizás de la mayor parte de los alumnos que tenemos en la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia, y por supuesto que tenemos también, no sólo en los dobles grados sino también en el Grado en Derecho, alumnos muy brillantes y grupos muy buenos. Pero, aunque no me atrevo a estimar un porcentaje, creo que no querer reconocer que una parte significativa de los alumnos tiene un nivel educativo (y cultural) muy pobre y, además, muy pocas o ningunas ganas de esforzarse para superarlo, es cerrar los ojos ante la realidad. De ahí mis dudas sobre la conveniencia de aumentar el número de alumnos admitidos (repito, en la carrera de Derecho, pues sólo hablo de ésta que es la que conozco), porque creo que los que pudieran entrar adicionales sobre los que hoy admitimos serían, por regla general, de un nivel similar.
– Ante esta realidad, ¿cuál es la solución óptima? Se me ocurren dos: una es elevar la nota de corte para acceder a la carrera, para intentar que los alumnos que entren estén en condiciones de terminarla. Andrés citaba en su artículo que la nota para el acceso a Derecho este año ha quedado en un 7, pero tras mirar el link que acompañaba creo deducir (y si me equivoco ruego que me corrijáis) que ese 7 tiene que ser más o menos el equivalente a un 5 sobre 10, ya que en el mismo listado la nota de corte para entrar en Medicina es de más de 12, luego el máximo tiene que ser 14 (y entonces un 7 para Derecho es más o menos como un 5 sobre 10). Esto de elevar el numerus clausus no lo digo en absoluto por las cuestiones a las que hacía referencia Andrés, sino simple y llanamente por tratar de adaptar el número de admitidos al número de personas que más o menos van a estar en situación de superar la carrera. Aunque en mi opinión no es ésta la solución óptima: puede haber alumnos con notas bajas en secundaria por razones que no tengan que ver con su potencial o sus capacidades, y que sin embargo cojan Derecho con mucha vocación y ahí demuestren que pueden sacar mucho partido a la carrera. Mi sugerencia sería por tanto mantener la nota de corte baja y admitir a todo el que quiera entrar, pero, una vez dentro, exigir lo necesario. Pero ello puede suponer, algunos años o en algunos grupos, tener que suspender una y otra vez al 80% de los matriculados. Y esto no por ningún prurito estúpido de que yo soy el profesor más duro o esta es la asignatura más difícil, sino simplemente porque los alumnos no estén en condiciones (o no les dé la gana) alcanzar el nivel mínimo exigido. Cualquiera que se haya convertido en profesor con un mínimo de vocación creo que compartirá conmigo que nada da más satisfacción en este trabajo que al terminar el curso poder decir con orgullo que has aprobado a casi todos, con varios sobresalientes, y hasta has agotado las matrículas de honor. Ojalá fuera ésta la tónica general en los grupos, pero (y repito: estoy hablando de Derecho) creo que si hemos de ser sinceros tenemos que reconocer que es más bien la excepción.
– Hay una tercera solución, por supuesto: terminar aprobando a todo el mundo. Porque lo cierto es que suspender mucho es hoy por hoy todo un problema: para el profesor, porque le genera enfados con los alumnos, tensiones, revisiones, impugnaciones…, y para el centro, porque al parecer en esas evaluaciones de la Aneca tener una tasa elevada de suspensos es un indicador de la poca calidad de los estudios. Y no digo nada si se pone finalmente en funcionamiento el programa Docentia, según el cual al parecer las tasas elevadas de suspensos van a repercutir también negativamente en la evaluación de la calidad docente del profesor. Además, y según lo que exponen Andrés y el resto de entradas, parece que los que salen de la pública porque no consiguen sacar la carrera allí no tienen más que pagar la matrícula de la Universidad privada y comprarse un titulito; desde este punto de vista para qué vamos a hacerles perder el tiempo (acabarán graduándose igual) y regalar cuota de mercado a la privada…. aprobémosles nosotros y en paz.
– Pero en realidad dudo un poco hasta de lo que he calificado como certeza al principio: ¿es cierta esta percepción mía de que en Derecho hay un porcentaje significativo de alumnos que no están (ni, por desgracia, estarán) en condiciones de aprobar? ¿O soy yo quien está equivocada? ¿Deberíamos también adaptar la “oferta” – de aprobados – a la “demanda” en este sentido?
En fin, todo son dudas…

#29 Comment By galaico67 On 1 agosto 2013 @ 1:44 pm

Lucia, eso que comentas es porque no se hace un triaje en secundaria. Alguien que no hay oido o leido en su vida las palabras «conminar» o «transeunte» no debiera sacar una nota apropiada en ninguna prueba de acceso para la universidad.

#30 Comment By Francesc On 2 agosto 2013 @ 5:39 pm

Pues como comentaba Andrés en el twitter, el gobierno ha terminado aprobando el mínimo de 6.5 para poder optar a las becas, cosa, que como ya se ha comentado, es un ataque directo a la línea de flotación de los mecanismos de redistribución de la riqueza del país.

A saber, ahora:

– Si no te puedes pagar el 20% de la matrícula, el estado te obliga a sacar de media más de un 6.5.

– Si te puedes pagar el 20% de la matrícula, el estado te paga el 80% de la matrícula. Aunque seas un zote. Si puedes pagar 1500-2000 euros el estado paga el resto. Con dos cojones.

Al final volvemos a los años 60, una universidad pública donde por cuestiones de renta y filtros socioeconómicos acceden de manera prioritaria los hijos de las familias de clase media-alta. Y pagada por todos, incluso por los padres que por cuestiones económicas no pueden enviar a sus hijos a la Universidad.

Me río yo de la cultura del esfuerzo de estos neoliberales del self made man. Mucha filosofía del tea party y mucha cancamusa pero al final su lema es «lo ancho pa mí». Tienes pasta, estudias, si no tienes, a remar, a pagar y a callar. Una puta estafa.

Y lo peor de todo, lo comentaba con un amigo el otro día, es que toda esta filosofía de que la Universidad ha de ser para los mejores, te la intenta vender gente que ha disfrutado, como yo, de matrículas universitarias baratísimas -la mía no valía más de ochenta mil pesetas- y que, en muchos casos, son chachorros de partido mediocres que han pasado por la Facultad de Derecho para medrar -perdón, Andrés, por la parte que le toca a la Facultad de Derecho.

#31 Comment By galaico67 On 3 agosto 2013 @ 9:39 am

Bueno, ¿Pero aun queda alguien- en el lado no religioso/futbolistico de la política- que dude que estamos volviendo a 1960? .Religión como guía moral, impuestos indirectos como base del fisco, jornales en vez de sueldos, educación primaria, justicia de pobres y justicia de ricos – que no se había ido nunca del todo, pero, al menos, se disimulaba -,todo es «atentado a la autoridad»…

#32 Comment By Belisario On 7 agosto 2013 @ 1:52 pm

Yo creo que el problema de la enseñanza en España, comienza ya desde primaria, con bajo nivel, y aprobados generalizados, luego todos esos niños con bajo nivel de conocimientos accede a la universidad, y obviamente no se puede suspender al 80% en una prueba selectiva porque se montaría.

Al final en la universidad pasa lo mismo, y por eso tenemos siempre tantos alumnos potenciales. Si el nivel fuera más elevado, actuaría de filtro, y eso ayudaría a que no llegara a selectividad tanta gente, y no accedería tanta gente a la universidad, si se sigue la cadena lógica, tenemos que saldrían menos universitarios por año, y yo al menos entiendo que sería más fácil colocarlos. Porque al final se estudia para obtener un buen puesto de trabajo, y vivir mejor.

Yo por ejemplo conozco decenas de ingenieros trabajando en oficinas como administrativos. Y me parece un disparate sin parangón invertir de 7 a n años de tu vida, para terminar de esa manera, pero claro como el mercado esta saturado…

En cuanto a lo del inglés, aquí hemos pasado de no hablar ni una palabra, a ridiculeces como el plan bilingue, y otras similares (como estudiar medicina en inglés me ha parecido leer en este blog). En fin, los españoles somos así.

#33 Comment By Lluís On 9 agosto 2013 @ 5:27 pm

Yo, en cambio, pienso que hay una oferta más que suficiente, posiblemente excesiva, de plazas en la universidad pública.

Entiendo que la enseñanza superior es un derecho. Pero, ¿hasta qué punto? ¿Cuántos titulados acaban sin poder encontrar una ubicación en el mercado laboral? ¿De qué sierve que un licenciado en geografía acabe ejerciendo de auxiliar administrativo o simplemente poniendo cafés en el bar de sus padres? Encima, un titulado universitario suele considerar poco apropiado ponerse a trabajar de carretillero, o de mecánico.

Diría que, en España, hay una enorme disfunción entre la presunta demanda «social» de estudios superiores y la demanda real de titulados universitarios. Financiarle los estudios a una persona que tiene pocas o ninguna posibilidad de ejercer y devolver a la sociedad lo que ésta le ha dado es algo que no sé si este país (o cualquier otro) puede permitirse. Eso, sin olvidar el elevado porcentaje de alumnos que abandonan los estudios o se pasan muchos más años de la cuenta en completarlos. No he buscado datos actuales, pero en los años 90, cuando yo estaba estudiando, recuerdo que en mi escuela el porcentaje de abandonos rondaba el 60 %; en otras ingenierías el porcentaje era menor, pero en cambio la media de permanencia (calculada desde que se empezaban los estudios hasta la lectura del proyecto de fin de carrera, y sin contar los abandonos) podía rondar los 10 años, algo que también tiene su coste.

Durante décadas, se ha creado una burbuja de títulos de la misma forma que se creó la burbuja ladrillera (aunque esta última sea más casposa). Si no tenías un título, no eras nadie. Y por contra, se desincentivó la formación profesional, de forma que por un lado sobraban titulados y por el otro faltaban técnicos, porque un ingeniero técnico industrial no iba a meterse a llevar unos tornos. Ya en esa época, se hablaba de la «pirámide invertida».

¿Solución? Lo veo difícil. Quizá reducir la oferta universitaria a algo razonable, en función de las necesidades reales del país, no de la «demanda social» de gente que únicamente quiere un título sin importarle demasiado de lo que sea. Lo que veo difícil es establecer los criterios de selección necesarios para asegurar que se maximiza el aprovechamiento del talento y se minimizan los costes de abandonos y no ejercicio profesional, es decir, asegurarse que entran los que realmente desean cursar esos estudios, están capacitados para completarlos en un tiempo razonable y realmente no decidan pasarse el día en el bar del campus.

Creo que una vez superado ese filtro de entrada, deberían existir los mecanismos suficientes (becas, residencias, pago de material,..) para que nadie quedase excluído sólo por el hecho de no tener dinero. Algo que no pasa ahora, se está centralizando mucho en una beca que cubre el 20 % del importe de la matrícula y se habla muy poco de lo que le cuestan los estudios a alguien que reside lejos del centro donde estudia y tiene que pagarse alojamiento, comidas, desplazamientos al hogar familiar,…, que eso es bastante más de los 1500 € que pueda costar una matrícula.

#34 Comment By Antonio Pérez On 2 septiembre 2013 @ 10:42 pm

Me parece increíble que alguien publique un discurso con mentiras tan burdas y tan fácilmente comprobables como decir que en la Universidad Católica de Valencia Medicina se hace en 4 Años en lugar de 6 años. Es que es para partirse. En dicha universidad , como en el resto de las españolas Medicina Son 6 años . O sea que ese individuo no sirve ni para comprarle un coche de segunda mano, cualquiera se fia . Cuando se empiezan los trámites para entrar en una de las universidades privadas para estudiar Medicina, son todos de nivell de conocimiento y notas aportadas de Bachillerato… Incluyendo test psicotécnicos , entrevistas personales… En la pública a lo mejor entra un superdotado con un 13 ,9 tras selectividad pero que no sirve para el trabajo en equipo, ni tiene actitud de servicio algo tan importante en esta profesion que ejerzo desde el 93.. No obtante , como es tan alto el número de solicitantes para las universidades privadas tambien sólo entran los mejores en conocimientos y aptitudes para en desempeño de la profesion. En concreto la primera criba en la U. Católica de Valencia es la nota de primero de Bachillerato, pues cuando los alumnos empiezan la solicitud todavía están cursando segundo bachillerato . Si tu nota de Primero no es notable alto, olvídate ya no nas pasado esa primera criba. Luego tras unos meses di has superado esa fase, es inteoducir la de segundo. Luego exámenes de conocimientos, de cultura general, psicotécnicos, pruebas de competencias, vamos ir a Valencia varias veces , pues si superas esto viene una entrevista personal delante de varios profesores. Ah ! y para solucionar parte del desconocimiento de muchos q hablan sin saber jamas intentanvadoctrinar ni nada por el estilo. Te lo digo yo que mi hijo que no es catolico ni siquiera estudia en esta Universidad y en su vida ha oído nada especial en clase. Es verdad que en la asignatura de ética se intenta formar en el tema del servicio al enfermo , valores humanos generales ante el sufrimiento, respeto al enfermo…. Pero nada de Dios ni de nada católico. Mi hijo tiene compañero que sus condiciones económicas no le permiten pagar todo y la propia Universidad lo beca . Ah!! Y sin costes para las arcas públicas , a las que sí contribuimos todos los asalariados como yo que no tenemos derechoa a becas del Estado ni nada y a los que nos parece fenomenal que con nuestro dinero se den becas a los que tienen necesidad , eso sí, que acrediten que están estudiando a tope y que sus notas sean altas. Estaría bueno! He pedido un crédito para pagar la carrera de mi hijo ( porque carrera + residencia no me llega el sueldo y a mi hijo le exijo q vaya año por año y la criatura consciente del gasto se mata a estudiar y ahora va a resultar que con los impuestos, el 30% de mi sueldo que me quitan ( y yo hipotecada para q mi hijo con 9 de media de bachillerato y 12,7 tras selectividad), estamos pagando estudios a holgazanes, repetidores y q suspenden . Si es así se lovtendrán que pagar ellos. Por cierto, ojalá las Universidades públicas tuvieran gestión privada, así nos saldría más barato cada alumno , se gestionarían de forma más efeciente los recursos y habría mayor caludad en muchas ocasiones. Que yo he estdiado en la pública y vaya tela , vaya tela que prendas hay dando clases y qué clases dan. Eso sí, fijos. Pero para echarlos a su casa si yo gestionara eso.

#35 Comment By Andrés Boix Palop On 6 septiembre 2013 @ 1:46 pm

Querido Antonio, sólo unos enlaces (como verá de la web de la propia UCV en algunos casos):

– Sobre el «no adoctrinamiento» y la fecha de graduación de la primera promoción de Medina de la UCV:

[14]

– La Universidad Católica recibe el visto bueno para impartir Medicina:

[11]

Ahora, si conoce a alguno de esos maravillosos alumnos con muchos méritos objetivos y por ello seleccionados con entrevistas y eso, pídale que le haga la resta y luego nos dice lo que sale.

En cuanto a lo de la enseñanza no contaminada de adoctrinamiento, no voy a comentar nada, que comenten los que mandan en la Católica, con un decreto de erección firmado por un arzobispo y dando él las directivas, entre otras cosas un mítico «no enseñar a matar», no como otras Facultades de Medicina de Valencia, que decían los pollastres:

[15]

En todo caso, entiendo, como padre, que prefieras que tu hijo aproveche en este chiringuito para gente que se lo puede pagar, como es vuestro caso, un futuro al que no habría tenido acceso por méritos académicos en el sistema público. Que pretendas que eso sea socialmente beneficioso para todos, la verdad, ya es otra historia. Y no es tan difícil de entender la diferencia. Un saludo