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Seguimiento de la campaña electoral valenciana (día 3) para El País Comunitat Valenciana
En la noche del viernes al sábado, pasadas las 23.30 horas, RTVV programó el debate entre los candidatos de los diferentes partidos que actualmente cuentan con representación en les Corts Valencianes. Camps (PP), Alarte (PSOE), Marga Sanz (EU) y Enric Morera (Compromís) estuvieron debatiendo, si se puede llamar así a la sucesión de monólogos que nos fueron endilgando a los espectadores, ante 73.000 valientes que sin embargo acabamos por lograr disfrutar con el show, a medio camino entre el patetismo y el absurdo, e irnos a la cama con buen sabor de boca allá hacia la una de la madrugada.
Es legítimo que quien lea esto se pregunte a santo de qué una persona normal se dedica un viernes por la noche a ver un debate como el que preparó Canal 9, con intervenciones en bloques, rígidas, sin posibilidad alguna de interpelar o argumentar a partir de lo dicho por otros candidatos (es cierto que también la docilidad con la que los políticos aceptan estas reglas absurdas ayuda mucho a que la cosa sea así de aberrante). Pero no crean. No es tan descabellado platearse visionar el debate como una alternativa de ocio más de las que ofrece una noche de viernes con su variada oferta de entretenimiento intrascendente. En la política valenciana hemos llegado a un punto tal que puede afirmarse que de entre los 73.000 valencianos que nos dispusimos a tragarnos el esperpento una gran mayoría lo hacíamos, sin duda, con la vocación de reírnos ante lo que prometía ser un espectáculo patético y surrealista. De hecho, el que la red social Twitter acabara identificando como una tendencia de moda durante el día de ayer (trending topic) en toda España el tema #debatcanal9 a propuesta de La Paella Rusa confirma que los 73.000 seríamos pocos pero estábamos tan entusiasmados como decididos a pasárnoslo bien.
La lectura de los comentarios que a lo largo de la noche iban haciendo los espectadores permite no sólo confirmar el cachondeo generalizado con que se vivió el debate, sino también establecer varias conclusiones respecto de cuál es el estado de opinión más o menos mayoritario de esta minoría entretenida e interesada con la política:
– Se tiene claro que al PP le interesa bien poco el debate y una campaña activa, con discusión, con intercambio de ideas y propuestas, por lo que se programa el debate con un formato absurdo y en un horario y día que imposibilita que pueda tener la más mínima incidencia social y política.
– Sorprendentemente, el resto de partido, y especialmente el PSOE, ayudan enormemente a que este planteamiento estratégico del PP pueda convertirse en realidad, pactando formatos de este estilo y asumiéndolos con entusiasmo, sin salirse lo más mínimo del guión.
– Camps y el PP van a lo suyo. Pasan de lo que se les pueda decir y tienen clara su estrategia de comunicación: ellos son Valencia y por definición se dedican en cuerpo y alma a defender esta Comunidad. Todo el discruso de Camps se basó a lo largo del debate en obviar cualquier debate con sus contrincantes y centrarse en cantar las excelencias de los valencianos, castellonenses y alicantinos, maravillosos en sí mismos y en dificultades por culpa de una serie de agresiones exteriores. Es una especie de discurso zombie, realizado por un boxeador con pinta de noqueado, un mártir doliente, que a veces da risa y otras veces da miedo. Sobre todo cuando uno constata que concluida la emisión del debate es este peculiar «Manifiesto Populista» lo que probablemente más ha «llegado» a los espectadores, más que nada a la vista de lo que ofrecía el resto del menú.
– Alarte genera entre poco y nada de entusiasmo, pasotismo que se está convirtiendo poco a poco en cachondeíto. El debate de ayer fue un ejemplo más de esta tendencia inquietante para el PSOE. Llama la atención el espectacular grado de desapego entre la población y el principal partido de la oposición en un contexto como el actual, con la que está cayendo. Pero es que ves la actuación de su líder en el debate y entiendes que la gente se chotee de ese hombre más que otra cosa. Entre que habla mal valenciano (peor que Camps, de hecho, que ya es decir) y se dedica a sobreactuar con una serie de gestos ridículos que dan bastante grima la cosa ya pinta mal de inicio. Peor todavía es la lacerante ausencia de discurso, de alternativa política, de construcción de un proyecto diferente que ofrece. Alarte se dedicó a mendigar el perdón ante la audiencia asegurándoles que es valenciano y que los socialistas no están contra Valencia, en una excusatio non petita muy poco comprensible, para acabar con una serie de pildoritas memorizadas muy poco naturales y rematar con un discurso sobre la dignidad y la decencia que le hacía parecer algo a medio camino entre un curita y un iluminado. El resumen de su mensaje sería algo así como «votadnos porque pensamos más o menos como el PP y no tenéis nada que temer, pero somos más majillos y más honrados«.
– Marga Sanz dejó patente que entre sus muchas virtudes (es una mujer sin duda trabajadora e inteligente) no se encuentra la elocuencia. Hablar en público, al menos ante las cámaras de televisión, le acojona. No parecía una profesional. Sus nervios resultaban tan patentes que estabas casi preocupado durante sus intervenciones, como un padre viendo una obra de teatro de un hijo que sabes que se suele quedar en blanco. El hecho de que su discurso pudiera tener cierta coherencia, estar bien construido, o de que planteara una alternativa sólida y de izquierdas es casi una cuestión menor ante el desastre en términos de imagen televisivo provocado por su locución robotizada (siempre en castellano, por cierto).
– Con todo lo expuesto no es de extrañar que la amalgama de folklore y reivindicación nacional-regional (o lo que sea), dura con el PP y más o menos bien presentada por Enric Morera fuera de lo más potable del debate. No se entiende muy bien la obsesión de la gente de Compromís por jugar cierta baza popular, incluso rebajando el nivel lingüístico de su discurso de forma consciente, pero al menos Morera estaba suelto y hablaba con naturalidad. No se le veía superado por las circunstancias. Los contenidos políticos se asemejaban a un popurrí de greatests hits de oposición al gobierno, pero bueno, algo es algo.
– El resumen de todo lo dicho, la verdad, es que a partir de lo visto el viernes por la noche poco o nada en claro sacamos los espectadores desde una perspectiva política. Monólogos interpretados con mejor o peor fortuna y nada de debate. Todo muy incoloro, inodoro e insípido, para satisfacción de Camps y el PP. Satisfacción acrecentada todavía más cuando Sanz y Morera se dedicaron a arrear estopa no sólo al PP sino al PSOE. Entre que no hay intercambios y que casi se cuestionó más a Alarte que al propio Camps, el objetivo marcado por los estrategas del PP, con horarios, normas y planteamientos, se cumplió sobradamente. No pasó nada. Un éxito de la campaña popular.
Aunque también un incuestionable logro de todos aquellos que, temiéndose que el tema iba a declinarse en esta línea, se acercaron al espectáculo televisivo con la vocación de pasar un rato de diversión intrascendente con humor surrealista del bueno.
7 comentarios en Debate 73.000
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Maldad que se me ocurre: ¿y si el PSPV decidió en su día no hacer nada para ganar las elecciones, para evitar comerse el marrón del agujero contable que se iba a encontrar, y la inevitable y brutal subida de impuestos que se aplicará a partir del 23-M, gobierne el que gobierne?
Lógicamente no sería una idea de Alarte, que no tiene el hombre neuronas suficientes como para que se le ocurra a él solo. Pero eh, no sería una estrategia descabellada.
Comentario escrito por Otis B. Driftwood — 08 de mayo de 2011 a las 10:02 am
Otis ha pillado, algo tarde, la estrategia de Rajoy en las últimas generales… :)…
Supongo que el PP no pensará que en Andalucía o Extremadura pueda haber ningún agujero contable….
Saludos
Comentario escrito por asertus — 08 de mayo de 2011 a las 9:26 pm
Javier, sigo tus artículos de opinión desde hace ya algún tiempo, y coincido contigo en muchas cosas, aunquenen otras muchas no.
Ya veo, no solo por este post sino también por el resto de tus escritos, que tu concepto de los políticos valenciano no es el mejor, aunque me imagino que habrá alguna excepción.
De todas formas, a las cabezas formadas como tú me atrevo a animarles no quedarse en la crítica desde la galería y bajar a la arena. Yo se lo digo a muchos amigos que piensan más o menos como tú: si hay malos políticos, si en política hay gente que se dedica a ella para medrar, o como medio de vida, o porque, simplemente, es una dedicación mejor pagada que otras, probablemente una de las causas es que muchas personas buenas y válidas prefieren quedarse en casa… y criticar, constructivamente, como tú, pero sin mayor compromiso y sin mayor esfuerzo.
No te tomes a mal mi comentario, pero desde mi condición de diputado que lo es porque le da la gana, por convicción de que siéndolo sirvo a la sociedad y sin necesidad, ni económica ni personal, de serlo, echo de menos que gente como tú compartan conmigo durante un tiempo la dedicación a la política y echo de más ciertas poses intelectuales que, si no van seguidas de acción, valen para poco más que para un exquisito pasatiempo.
Comentario escrito por José Marí Olano — 08 de mayo de 2011 a las 10:10 pm
Andrés, te acabo de llamar Javier por confusión con otro profesor Boix al que aprecio y admiro. Disculpa la confusión.
Comentario escrito por José Marí Olano — 08 de mayo de 2011 a las 10:13 pm
Encantado de leerte por aquí, José. Un abrazo. Sé que el otro Boix también te tiene mucho aprecio, por cierto.
Yo no tengo un mal concepto de los políticos valencianos. Intuyo, y es el caso de casi toda la gente que se dedica a la política que conozco, que con mejor o peor fortuna, con más o menos capacidad, con ideas y actitudes que me pueden gustar más o menos, que quienes os dedicáis a eso lo hacéis porque tenéis una genuina vocación de servicio a la sociedad o un interés de defender ideas y convicciones que os parece importantes. Ambas actitudes me merecen todo el respeto.
Sí tengo mala imagen de la política valenciana, en cambio. Del nivel de los debates, de las cosas de las que se habla, de cómo se discute… Pero no creo que la culpa de esa situación sea de los políticos porque, si me permites, no creo que política se haga sólo desde las Cortes o que la vida pública concierna en exclusiva a quienes sois nuestros representantes. Comparto contigo plenamente la idea de que hay que bajar a la arena, porque en una sociedad democrática ante los problemas no hay que pensar en qué harán nuestros políticos para solucionar las cosas sino, más bien, en qué haremos todos.
Ahora bien, cada cual lo hace desde donde puede y desde donde piensa que puede jugar un papel. Modestamente, y gracias a la oportunidad que me han dado en El País, yo sí trato de «bajar a la arena» a partir de las opiniones que lanzo y que aspiro a que tengan un papel, por mínimo que sea, de normalización del debate. Lo haré mejor o peor, servirá de mucho o de poco, pero mi planteamiento es ese.
Si te fijas, de hecho, en las cosas que he ido escribiendo quincenalmente en El País verás que lo que suelo hacer no es descalificar a la clase política y mucho menos hacer juicios de intenciones sobre nuestros representantes y sus motivaciones. Intento sacar temas que me parecen importantes en el fondo y que creo mal resueltos, no tanto porque los políticos lo hagan mal sino porque lo estamos haciendo mal como sociedad.
Un listado rápido que me sirve a mí mismo para recordar lo que he ido publicando, que acabo de buscar, me reafirma en esta idea:
http://www.google.es/search?client=safari&rls=en&q=site:elpais.com+andrés+boix&ie=UTF-8&oe=UTF-8&redir_esc=&ei=p7bHTd-1Mc-LswaEpNn-Dg
En cualquier caso, José, muchas gracias por el comentario y por la invitación a participar más y más. ¡Te aseguro que es lo que tengo la firme intención de hacer! Otra cosa es que en la vida de cada uno hay muchas formas, momentos y maneras de afrontar el compromiso cívico.
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 09 de mayo de 2011 a las 11:46 am
Andrés, es evidente que tus artículos en El País son serios y constructivos, se esté o no de acuerdo con lo que dices (yo suelo estar más que menos de acuerdo con ellos). Y, tienes toda la razón, la colaboracion intelectual con un periódico importante es una manera de bajar a la arena.
Pero yo sigo en mis trece: echo de menos en la política activa, la parlamentaria, la de la Administración, personas como tú y como muchos otros de tu formación, capacidad y edad. Y los echo de menos cualquiera que sea el partido en el que militen, si es que militan en alguno.
Por eso, como sigo en mis trece, sigo animándote a ti a muchos otros como tú a que os tíréis a la piscina.
Un abrazo
Comentario escrito por José Marí Olano — 11 de mayo de 2011 a las 8:46 pm
Nada, nada, José, nunca se sabe. Dicho lo cual, la sensación que a mí me transmiten los partidos políticos que más se acercarían a mis postulados ideológicos es que recibirían con poco entusiasmo, si no con abierta hostilidad, cualquier intento externo de «reforzarles». No sólo por mi parte, sino en general. Y la acción política directa hecha desde fuera de los partidos actuales es ciertamente difícil, por no decir imposible, en las circunstancias actuales.
En fin, ya veremos. Intuyo que me quedan muchos años de ganas de cambiar cosas. Así que ocasiones habrá de tratar de aportar algo de modo más «expuesto».
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 12 de mayo de 2011 a las 5:18 pm