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Llevamos un mes de noviembre de lo más deprimente en lo que se refiere a los comportamientos de nuestros políticos, líderes o como se les quiera llamar. En apenas unas semanas Felipe González prácticamente reconoce que el Gobierno de España estaba implicado de forma más que anecdótica en prácticas de guerra sucia contra el terrorismo (aunque al menos expresaba ciertas dudas morales sobre si era o no correcto recurrir a ciertos métodos), George W. Bush admite haber autorizado prácticas de tortura en Guantánamo y además dice estar muy satisfecho porque han sido muy útiles y, para completarlo, Marruecos se pone a masacrar saharauis con el Gobierno español mirando para otro lado y, a poco que se rasca, sacando las excusas de siempre sobre lo importante que es estar a buenas con el vecino y la de beneficios económicos que eso nos reporta.
La verdad es que tiene poco sentido extenderse en cuán revelador es todo esto del panorama que nos ha tocado vivir. Hemos hablado ya en alguna otra ocasión de la marea retro que todo lo invade desde hace un tiempo, de la creciente hegemonía reaccionaria que todo lo puede y que, incluso, tiene capacidad para arrasar con algunas de las nociones más fundamentales del Estado de Derecho en su diseño occidental y garantista. En este bloc lo denunciamos casi desde sus orígenes, lo que permite releer con perspectiva las críticas que en su momento hicimos y hasta qué punto, desgraciadamente, no pecaron de exageradas sino, más bien, de todo lo contrario. Lo más triste de todo es hasta qué punto empiezan a pasar por habituales, por algo dentro del discurso social dominante, este tipo de argumentos y razones.
El caso de Felipe González es paradigmático. Un gobernante supuestamente progresista que, a estas alturas, viene a expresarnos sus dudas sobre estos procelosos temas de la ética de la responsabilidad. Que si quizás habría sido mejor, dado que estuvo en su mano, haber sido más expeditivo; que si todavía ahora duda…
La entrevista a González es muy interesante y muy reveladora (de hecho, probablemente es injusto criticar a Juanjosé Millás por no haber sido más exigente pues hay que reconocer que se entiende todo y que lograr que un entrevistado llegue tan lejos en su reflexión tiene mucho mérito). El fragmento más repetido y que más atención ha generado es éste:
Ya hace mucho que no estoy en el poder pero te voy a decir una cosa que a lo mejor te sorprende. Todavía no sé siquiera si hice bien o hice mal, no te estoy planteando un problema moral, porque aún no tengo la seguridad. Tuve una sola oportunidad en mi vida de dar una orden para liquidar a toda la cúpula de ETA. Antes de la caída de Bidart, en 1992, querían estropear los Juegos Olímpicos, tener una proyección universal…
No sé cuánto tiempo antes, quizá en 1990 ó 1989, llegó hasta mí una información, que tenía que llegar hasta mí por las implicaciones que tenía. No se trataba de unas operaciones ordinarias de la lucha contra el terrorismo: nuestra gente había detectado -no digo quiénes- el lugar y el día de una reunión de la cúpula de ETA en el sur de Francia. De toda la dirección. Operación que llevaban siguiendo mucho tiempo. Se localiza lugar y día, pero la posibilidad que teníamos de detenerlos era cero, estaban fuera de nuestro territorio. Y la posibilidad de que la operación la hiciera Francia en aquel momento era muy escasa.
Ahora habría sido más fácil. Aunque lo hubieran detectado nuestros servicios, si se reúne la cúpula de ETA en una localidad francesa, Francia les cae encima y los detiene a todos. En aquel momento no. En aquel momento solo cabía la posibilidad de volarlos a todos juntos en la casa en la que se iban a reunir. Ni te cuento las implicaciones que tenía actuar en territorio francés, no te explico toda la literatura, pero el hecho descarnado era: existe la posibilidad de volarlos a todos y descabezarlos.
La decisión es sí o no. Lo simplifico, dije: no. Y añado a esto: todavía no sé si hice lo correcto. No te estoy planteando el problema de que yo nunca lo haría por razones morales. No, no es verdad. Una de las cosas que me torturó durante las 24 horas siguientes fue cuántos asesinatos de personas inocentes podría haber ahorrado en los próximos cuatro o cinco años. Esa es la literatura. El resultado es que dije que no.
La verdad es que sobre la conveniencia de la tortura y su eficacia poco habría que decir, a estas alturas. Sobre todo porque, en el fondo, no estamos hablando de torturar a culpables (allá cada cual con su conciencia y sus valores morales si eso le parece bien) sino de torturar a sospechosos como medio para descubrir si son o no, en verdad, culpables. Con todos los riesgos, conocidos e históricamente repetidos hasta la náusea como para sepamos que no son mera elucubración de los «buenistas», que ello supone. Precisamente por este motivo alucina que Bush ni siquiera albergue las dudas de González sino que, al revés, tenga claro que Guantánamo ha funcionado de maravilla y que la tortura allí realizada ha sido eficaz para evitar atentados. Máxime cuando, la verdad, los resultados de Guantánamo no es para que nadie sensato ande demasiado orgulloso. No es sólo que esta marea retro sea asquerosa, es que además es un constante insulto a la inteligencia también en su apelación pragmático-utilitarista a ultranza.
Se ha referido el blog Guerra Eterna a un fragmento de una entrevista concedida por Bush en la NBC para promocionar el libro absolutamente revelador:
«Let’s talk about waterboarding!»
«Why is waterboarding legal?»
«Because the lawyer said it’s legal».
«Would it be OK for a foreign country to waterboard an American?»
«All I ask is that people read the book».
Más allá de la tautología jurídica (la tortura es legal porque el abogado, mi abogado, el que yo contraté para la oficina legal de la Casa Blanca dijo que era legal) es hasta freudiano hasta qué punto le cuesta a nuestro ex-Presidente imperial disimular cuál es el último fundamento de este tipo de actuaciones: como nosotros mandamos y ponemos las reglas nos podemos permitir hacer lo que nos dé la gana y entender como razonable y oportuno aplicar «técnicas de interrogación imaginativas» a quienes no son de los nuestros pero, a la vez, considerarlas ejemplos de salvajismo extremo si otros las adoptan. Y no digamos si las adoptan contra alguno de los nuestros.
La abierta lógica de la realpolitik, eso sí, obliga a los países mindundis, como España, a actuar en unos márgenes si cabe más tristes. Porque como no mandamos hemos de tragarnos las instrucciones del Imperio, aceptar vuelos de la CIA para que el tránsito de jóvenes, incluso niños, camino a su destino donde serán «interrogados» o «retenidos» según los casos se desarrolle de modo sencillo y sin excesivos problemas y, encima, hay que poner cara de que todo nos parece muy bonito y de que estamos muy contentos.
La honestidad con la que se despliega la falta de moralidad y el absoluto desprecio por la ley de nuestros gobernantes es algo que estremece. Volviendo de nuevo a la entrevista de González, lo más notable de la misma, a pesar de no ser el fragmento más citado, es que un ex-presidente del Gobierno, de facto, reconoce que ciertas órdenes a los agentes encargados de la guerra sucia contra ETA provenían directamente de Ministros (porque si puedes dar la orden para liberar y te obedecen… parece claro que estás al tanto, por un lado, y que tienes capacidad de dar instrucciones, por otro). Y todo ello con el conocimiento, parece, del propio Presidente:
Respecto al secuestro de Marey, lo único en lo que los implicaron y por lo que fueron a la cárcel… Es que todavía hoy no se puede contar eso… A Segundo Marey lo salva la orden de Pepe Barrionuevo para que lo suelten cuando se entera de que está detenido… Pero, como resulta increíble, ¿por qué vas a contar esa historia? Cuando detienen a Segundo Marey -que nadie ha estudiado ni va a estudiar por el momento, ni yo lo pido, qué era o qué significaba Marey en la cooperativa de Bidart…-, y lo relacionan erróneamente con una especie de intercambio de chantaje con secuestrados que teníamos, con mentira en fechas, yo traté de demostrarlo en el Tribunal Supremo, en la única ocasión que me dejaron hablar. Y no me admitieron una prueba: tenía el intercambio de las comunicaciones telegráficas con Francia para reconstruir aquello. Pero el que da la orden de que lo suelten es el ministro.
El Estado español, pues, no disimula su ausencia de escrúpulos. Y nadie se ha escandalizado en exceso. Lamentablemente, corren tiempos en que hemos interiorizado la lógica de que uno ha de actuar a partir de la consecución de intereses, sin permitir que molestas consideraciones morales o legales interfieran demasiado.
Los sucesos en el Sáhara occidental de estos útimos días vienen a remachar esta idea. Porque la lógica misma de la Realpolitk impone que, además de inmorales, los subalternos se reconozcan esa condición de parias, de tristes acompañantes a las órdenes del amo. De modo que en este tema ningún Gobierno español, desde 1975, ni el del Caudillo, ni los sucesivos Gobiernos democráticos ha osado contrariar al Amo, esto es, a Estados Unidos. Todo lo más han aspirado a lograr contratos en la extracción minera, secretos todavía a día de hoy, para ser compensados (con un generoso reparto del pastel, al parecer, entre las elites del país, así de chunga es la cosa) con las debidas 30 monedas de oro que todo sujeto de cierta calaña suele exigir. Igual da la responsabilidad histórica de España como potencia colonial. Por supuesto, tampoco los derechos humanos de los saharauis tienen el más mínimo valor para el Gobierno español, más allá de las declaraciones protocolarias de rigor. Lo que importa es quedar bien con quien manda y, si se puede, cobrarse los servicios prestados.
Con total obscenidad se nos dice a los ciudadanos que «toca» estar calladitos y dejar que Marruecos haga de las suyas. Para lo cual se acude a las excusas más variopintas. Hace tiempo eran las concesiones pesqueras, ayer la gestión de la inmigración, hoy una delirante teoría que dice que si Marruecos se ve contrariado en la represión en el Sáhara entonces la monarquía alauita caerá, Al Qaeda se hará con el poder y tendremos un nuevo Irán a escasos kilómetros de la costa española. ¿Les parece algo para reírse? Pues la verdad es que lo es, pero justamente esta idea es la que las plumas más informadas están extendiendo, al amparo de supuestos informes del CNI que avalan semejante majadería.
Más allá de que la mayoría de los argumentos sean mentiras, y de las más gordas y burdas, el problema es aceptar entrar en la lógica de que, con estos temas, es válido entrar a discutir a partir de estas ideas. Pero es lo que tiene la Realpolitik, que pretende hacernos tragar con todo y que comulguemos con ruedas de molino.
Todos tenemos ejemplos de ir por casa de esto mismo que nos hacen poder situar la cuestión en términos cercanos. Porque impresentables ante los que «renta» callar e incluso ayudar hemos conocido, seguro, más de uno en esta vida. El matón en el colegio. O el trepilla asqueroso (Marruecos) en el trabajo que, cobijado bajo el manto protector de un jefe (EE.UU.) a quien hace la pelota y que le encarga algún que otro trabajo sucio francamente desagradable, se «cobra» los servicios prestados en dinero, en especie y en lo que haga falta, acosando a los más débiles, pidiendo favores sexuales, obligando a otros a hacer su trabajo y disfrutando con las sevicias de todo tipo que inflige a los que están por debajo de él (saharauis). Pues bien, todos sabemos, si vivimos una situación así, qué calificación moral merece colaborar con esos sujetos, cómo se llama a la persona que ante las agresiones al débil, pensando en que mejor estar a bien con el sicarillo de turno o incluso con el jefe (si es éste quien ha mandado actuar contra alguien), se dedica a mirar para otro lado. Cuando no a ayudar y a demostrar espíritu colaborativo por eso de que estas cosas suelen estar bien retribuidas. Supongo que no ahorraríamos calificativos sobre su conducta. Tampoco lo haríamos con el vecino que apalizara regularmente a su mujer por mucho que, a cambio, nos pagara cuota doble a la comunidad.
En cambio, cuando es nuestro Estado el que se comporta de esta manera, por lo visto, tenemos que estar orgullosos de nuestro Gobierno y agradecidos por lo bien que defienden nuestros intereses. Pues va a ser que no. Ni atajos contra ETA, ni tortura, ni crimen de Estado, ni recompensas económicas en forma de pesca o regulación de la inmigración a cambio de mirar para otro lado. Hay que empezar a exigir a nuestros gobernantes que, al menos de vez en cuando, con las cosas más esenciales, más importantes, se comporten con arreglo a un mínimo de decencia. Y, si no lo hacen, a llamarlos por su nombre.
19 comentarios en Realpolitik (tortura, guerra sucia, Guantánamo, GAL, Sáhara…)
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Bravo Andrés, de fet fa dies que portava pegant-li voltes a la idea de Realpolitik per descriure la situació en què vivim, i em trobe el teu article on la claves prou.
Escriu més sovint i ens veiem la setmana que ve a l’acte este vostre!
Comentario escrito por Mitrídates — 16 de noviembre de 2010 a las 9:19 pm
De los mejores artículos que he leído hace mucho. En cuanto lo que dices de “se comporten con arreglo a un mínimo de decencia”, es triste comprobar, como los medios masivos, que idílicamente deberían ser eco de opinión publica (y no formadores de la misma), pasan de puntillas sobre asuntos incómodos. Las causas, pues lo explica bien tu compañero Guillermo en su último artículo en su blog sobre los medios valencianos. Dedicados a hacer de voceros de la miseria de los otros y haciéndose los suecos cuando la mierda es común y les cubre a todos.
Y es que da asco ver cosas como la primera imagen que dejo y luego leer el siguiente articulo, siendo esta, para vergüenza, la norma y no la excepción.
http://www.jrmora.com/blog/wp-content/uploads/2010/11/trini.jpg
http://www.20minutos.es/noticia/875537/0/trinidad-jimenez/sahara/responsabilidad/
Un saludo.
Comentario escrito por BunnyMen — 16 de noviembre de 2010 a las 11:22 pm
Andrés, cuidado con machacar con la decencia que podemos acabar encasquetándonos el hiyab. El enfoque moral parece más acertado a este lado del Mediterráneo, aún así habría mucho que decir, desde luego no me hubiera gustado estar en el pellejo de FG.
Comentario escrito por Salieri — 17 de noviembre de 2010 a las 1:43 pm
Parece tan evidente todo lo que se dice en el artículo… que resulta increíble que sea la excepción. Vivimos en el mundo al revés.
Comentario escrito por l.g. — 17 de noviembre de 2010 a las 3:42 pm
Todo lo que dices en el artículo, desde un punto de vista ético, es evidente, tal y como dice un comentario anterior. Pero vivimos una sociedad en la que los temas éticos son, en el mejor de los casos, un tema secundario. Es más, incluso a veces son una cuestión «negativa». Si se defiende una postura ética que puede alterar determinados aspectos considerados básicos (como la pasta) eres un ingenuo o directamente un idiota.
Para conseguir este estado de opinión, hacen falta varias cosas:
– Que la mayoría tengamos algo que perder (vivimos una vida bastante confortable).
– Meternos miedo, no un miedo lógico y normal, sino un miedo irracional a lo que sea: ETA, Al Qaeda, el Mercado, Marruecos, el aislamiento internacional…
– Unos políticos criados en este mismo ambiente de debilidad.
Para meternos miedo hace falta la colaboración inestimable de la prensa oficial. Aquella que intuía desde el primer momento que el atentado de Madrid no parecía obra de ETA y en cambio lo publicó por sentido de estado. Y también todos estos presuntos analistas que no son más que loros del estado y que publican artículos constantes en el sentido de que solo hay un camino en todo: obedecer al mercado, obedecer al «imperio», desconfiar de los musulmanes…
Yo no le veo solución fácil. Porque a mi pequeño nivel personal tengo dudas de lo que sería capaz de arriesgar por el Sahara (para poner un ejemplo de muchos). Como mínimo yo no me engaño creyendo que esto es lo normal. La tortura, la represión de los pueblos o el asesinato no son compatibles con la democracia. Que yo con mi pequeña gota de cobardía contribuya a permitirlo no es lo mismo que creer que sea el camino correcto.
Te digan lo que te digan, Andrés, tu artículo debería ser la postura normal.
Comentario escrito por Jordi P. — 17 de noviembre de 2010 a las 9:32 pm
Jordy,
“Pero vivimos una sociedad en la que los temas éticos son, en el mejor de los casos, un tema secundario”.
El tema ético desde que el mundo es mundo ha sido algo secundario cuando hay dinero de por medio. Lo peor del asunto, en mi opinión no es eso. Lo peor de esta Realpolitik, es el justificar la mentira, y por cobardía, asumirla cuando todos sabemos que es mentira.
Si la premisa es “el dinero es lo primero”, que por mi sea, pero dilo alto y déjalo claro. Y que nos nos cuenten cuentos que como cada uno duerma por las noches o sea capaz de mirarse al espejo por las mañanas es asunto personal suyo, pero no me lo justifiquen diciendo “el mundo de los mayores es asin”, por que además de quedar de cínico y mentiroso, además… encima y por si no es bastante, tengo que aguantar que me traten de gilipollas perdido directamente en la cara, por decirlo claro.
Por ejemplo el Sahara, si en el partido de los brotes verdes de España no se hubiera llenado la boca tanto y taaanto con su rollito solidario y fotos con actores famosos y moritos exiliados, y se hubieran, al menos como entidad (y dejando que a titulo personal cada cual participe en lo que quiera), desentendido del Sahara ahora la opinión publica ni les miraría. Como nadie les pide al gobierno que intervenga en Sierra Leona. Es lo malo de ir de guay, que cuando uno abre mucho la boca la mayor de las veces la fuerza se acaba yendo por la misma.
Por otra parte, de acuerdo en que somos una generación bastante cobardica, pero si al menos se asume y no se justifica, ya puede ser principio de cambio a mejor.
Comentario escrito por Bunnymen — 18 de noviembre de 2010 a las 10:06 am
A ver si «el país» te publica este magnífico artículo.
Comentario escrito por desempleado — 18 de noviembre de 2010 a las 12:37 pm
Bunnymen,
Estoy básicamente de acuerdo contigo. El tema ético siempre ha sido secundario cuando el dinero estaba de por medio a nivel práctico, pero lo que es nuevo (o como mínimo es nuevo por la fuerza que tiene actualmente) es que ahora también es secundario a nivel teórico. Mucha gente y medios defienden que lo normal es «no actuar» y que querer hacer algo es de ingenuos o lerdos.
Yo tampoco defiendo que debamos ser una especie de país quijotesco que se meta en todos los fregados del planeta, pero sí en nuestro propio estado (no a la guerra sucia, no autorizar los vuelos con detenidos ilegales…), en aquellos temas en los que tenemos una responsabilidad directa como es el caso del Sáhara y en aquellos casos que por su gravedad nos afectan a todos.
Comentario escrito por Jordi P. — 18 de noviembre de 2010 a las 12:40 pm
“Mucha gente y medios defienden que lo normal es “no actuar” y que querer hacer algo es de ingenuos o lerdos”
Eso es tan cierto como triste, pero sigue siendo algo que, al menos públicamente, o no a cara descubierta, la gente de ese palo reconoce o cree tener la obligación de reconocer a sotto voce, se sabe pero todos aparentamos que no, y es hay cuando surge el absurdo.
Por que seria mejor eso (mejor moralmente dentro de lo moral que es reconocerse asocial y antiempático con los sufrimientos ajenos), reconocer que se actúa por interés, que al menos así queda claro, que lo que hacemos o se deja de hacer es por que a mi me sale de los mismísimos (bueno, a los mismísimos de USA y el resto chitón) y por que me conviene y yo lo valgo. Fuera mascaras y no buscar “justificaciones” cada vez más absurdas y disparatadas para las acciones o inacciones (caso del Sahara). Véase las ramas de destrucción masiva Irakies, misiones de paz afganistanas, o como indica con muy buena vista Andrés en su articulo, el futuro-ficción que se prepara desde los medios donde los Saharauis estarán montando sucursales de Al Qaeda cual Starbuks en centro comercial.
Es decir, aparte de la descarada amoralidad, lo que no me llena de orgullo y satisfacción sino todo lo contrario, son las explicaciones que recibimos de los prebostes, dignas de un lobotomizado analfabeto, que gente de los medios (auto) considerados “serios” hagan eco, idiotas con causa (llámense afiliados a…) de base lo repitan en las calles y esto no clama al cielo.
Y así estamos, con jefes de estado dando conferencias dirigidas a la nación y hablando de “fuerzas del bien” y “fuerzas del mal”, cual guerra de las galaxias, y los ciudadanos preguntandonos cuando el mundo se volvio gilipollas perdido.
Comentario escrito por Bunnymen — 18 de noviembre de 2010 a las 4:25 pm
En la linea de Jordi, me pregunto cómo llevaria este pais las consecuencias de una politica de «principios» con un pais tan poco amigo de perdonarnos pecadillos como Marruecos. Y me respondo que mal.
Comentario escrito por casio — 18 de noviembre de 2010 a las 5:50 pm
En el peor de los casos -o mejor- no lo tengo nada claro, tanto Busch como González deberían haberse quedado calladitos. Puedo entender a un cínico que opine que ciertos fines justifican ciertos medios y este dispuesto a aplicarlos con el mayor sigilo posible. Al fin y al cabo,p.e., el Smiley de John LeCarré operaba muchas veces bajo estas condiciones. Pero al menos el viejo espía inglés se llevaba los secretos, sus dudas y sus remordimientos a la tumba consigo. El problema es que estos tipos buscan compresión y simpatía. Y por ahí no paso. Que ciertas tareas deben hacerlas cabrones y hay, no se si por fortuna -cada vez menos- tipos dispuestos a llevar la carga de lo que hay que hacer, OK. Pero buscar la comprensión y simpatía de los demas es , al final, de débiles y mercachifles.
Comentario escrito por John Constantine — 18 de noviembre de 2010 a las 6:11 pm
Otro problema es que una política de falta de «principios» tampoco te garantiza tranquilidad. Solo hace falta recordar como terminó la política de mirar hacia otro lado que siguieron Gran Bretaña y Francia antes de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando Marruecos haya conseguido «pacificar» el Sáhara, ¿Que se le ofrecerá a cambio de que nos deje tranquilos?
Comentario escrito por Jordi P. — 19 de noviembre de 2010 a las 8:44 am
Un artículo muy bueno, Andrés.
Comentario escrito por parvulesco — 19 de noviembre de 2010 a las 5:46 pm
Has perdido un lector. González no volverá a dejarte jugar con su patito de goma y nos va a perder a todos el respeto que nunca nos tuvo.
Comentario escrito por Ming — 20 de noviembre de 2010 a las 11:42 am
Con respecto a la realpolitik, la cuestión fundamental, a mi entender, no es si resulta o no moralmente aceptable, sino si de verdad sirve para lo que se supone que sirve. Dado que su lema parece ser «la eficacia ante todo», conviene mirar con lupa sus resultados. No vaya a ser que, una vez más, nos estén vendiendo la moto. Con sidecar incluido.
Comentario escrito por Antonio López-Peláez — 21 de noviembre de 2010 a las 11:47 pm
Si, bueno, no hay más que mirar toda América Latina para ver lo acojonantemente productiva a largo plazo de la realpolitik americana de Kissing y, principalmente, Reagan . Recomiendo leer «El poder del perro», de Don Winslow, porque aparte de lo ya medianamente conocido de La escuela de las Américas, el asunto Irán-Contra, etc, etc, enseña bastante bien como han conseguido, aparte de dejar todo el cono sur en manos de Chávez, Correa y similares, transformar México en un narcoestado.
Comentario escrito por John Constantine — 24 de noviembre de 2010 a las 11:13 am
Creo que en los comentarios hay una cosa que se nos escapa. No hablamos de ética. No es un problema de nuestra moral y de si somos gente muy o poco digna. Hasta esto ha llegado nuestra prostitución. Y sobre todo la caradura de nuestros gobernantes. El problema no es la ética, es la ley. Todo eso, está recogido en nuestra constitución, y en las normas (papel higiénico hoy día) de la ONU.
Esos que en el país vasco, o con el estatuto catalán (gracioso, con el andaluz no porque aquí follábamos todos) se llenan la boca hablando de la constitución, son los primeros que se mean en ella, en todos los artículos que definen el papel de las instituciones del estado, de la economía, de derechos fundamentales como el del trabajo o la vivienda…
Claro, esos artículos que luego te sale un «hexperto» diciendo que son simbólicos. En fin, es tan de humor negro como recordar cuando hablaban (sobre todo en la época de gobierno de ánsar) de los «miserables morales» de la ETA.
Comentario escrito por perri el sucio — 25 de noviembre de 2010 a las 1:08 am
«George W. Bush admite haber autorizado prácticas de tortura en Guantánamo y además dice estar muy satisfecho porque han sido muy útiles»
Y lo mejor es que Bush, en su línea de siempre, vuelve a equivocarse. La tortura no es útil. Bajo tortura la gente suele «reconocer» cualquier tontería que le den a firmar, así que la información que se consigue es, como poco, dudosa. Solzhenitsyn contaba el caso de un detenido que afirmó pertenecer a una conspiración antisoviética dirigida por el cardenal Richelieu, y sus interrogadores fueron tan cabestros que al final así quedó registrado en el sumario.
No, a pesar de las torturas en Guantánamo, los americanos siguen dando palos de ciego en Afganistán. Y como muestra, el falso talibán que se presentó a las últimas conversaciones de paz y desapareció con un montón de dinero -«subvenciones» para que los talibán se muestren más «comprensivos», supongo-: parece que la CIA es incapaz de distinguir a un estafador paquistaní del número dos de los talibanes, que es quién supuestamente iba a negociar.
Comentario escrito por Eye — 25 de noviembre de 2010 a las 11:19 pm
Ejemplo de Realpolitik asquerosa: el comportamiento del psoe en relación a José Couso.
«El portavoz del PSOE, Jesús Caldera, subrayó que ante hechos tan graves no sirve lamentar, sino que es imprescindible una condena de orden ético y moral. «¿No van a ser capaces de sumarse a esta condena? -preguntó a los diputados del PP- ¿Hasta ese punto llega la sumisión a Estados Unidos?, ¿al de no condenar la muerte de dos seres inocentes?». Caldera recalcó que la muerte de Couso no fue fortuita e inevitable y subrayó que el apoyo del Gobierno a la guerra no exime a Aznar de pedir explicaciones, investigaciones y reparaciones para la familia.»
http://www.elmundo.es/elmundo/2003/04/29/espana/1051645079.html
Utilizaron y explotaron el dolor y el sufrimiento ajenos, sin ningún tipo de escrúpulo, porque les resultó útil para conseguir sus fines; una vez conseguido su objetivo wikileaks revela lo que ya se intuía: José Couso pasó de ser una bandera que agitar a ser un estorbo que hay que tapar.
Comentario escrito por menipo — 01 de diciembre de 2010 a las 1:50 pm