The Woman in the Wall (Showtime/BBC, 2023)

Penitencia obligada

Pues la verdad es que el verano de 2024 está siendo memorable. Excelente, diríamos incluso. La Roja ganó la Eurocopa 2024 merecidamente y todo, venciendo a todos los cocos sin necesidad de penalties, la izquierda francesa sobrevivió con nota a unas elecciones pensadas para pulverizarlos, la izquierda británica incluso logró una mayoría absoluta y tuvo el detalle de esperar unos días para empezar a decepcionar, y la abuelita desvalida de Nancy Pelosi se cepilló a Joe Biden y le devolvió la esperanza al progrerío yankee (con una candidata de 60 tacos que nunca ha ganado nada fuera de California y renquea un poco en las encuestas, pero al menos parece que no se va a cagar encima en mitad de un debate). El que no se consuela es porque no quiere. ¡Incluso el calorazo no empezó hasta mediados de junio! El caso es que todo esto no podía venir gratis. Es antinatural. Así que decidí que había que pagar el precio karmático, que en mi caso es el de siempre: ver una serie “de pasarlo mal”.

 

La serie

En este caso, la serie es británico-irlandesa, y trata de mujeres que por cosas de la vida acabaron en las Lavanderías de la Magdalena, de donde salieron ligeramente traumatizadas, por decirlo suavemente. Las “cosas de la vida”, pues ya se imaginan: Irlanda años 80, la niña adolescente se ha quedado embarazada, con las monjas que te vas, es por tu bien, olvídate de ir a la Politécnica (y no solo embarazos, sino en general cualquier comportamiento o circunstancia no normativa, pero solo en mujeres). Y las monjas, aparte de robarles los bebés, las ponen a currar en unas lavanderías que se diferencian de un Gulag básicamente en que todo queda entre mujeres, no hay ni un solo hombre (bueno, excepto el cura que se encarga de gestionar la recepción de las mujeres “caídas” y de darle salida al género, useasé los bebés).

 

Cambias la estrella por un crucifijo, el frío por el calor húmedo de cientos de lavadoras al vapor recién abiertas, y a la Rana Gustavo por Miss Piggy, y ya lo tienes.

 

Treinta años más tarde, estas mujeres siguen con su vida lo mejor que pueden, en el pueblo de toda la vida (Kilkinure, que por si acaso y para evitar litigios es imaginario, y también porque “en el fondo todos somos Kilkinure”), pero están evidentemente traumatizadas: casarse o tener hijos, las menos, y todas andan con la duda “¿pero realmente se murió mi bebé como me dijeron? ¿y dónde está enterrado?” carcomiéndolas por dentro. En estas, la prota, Lorna Brady, recibe indicios de que su hija podría estar viva. Indicios que le trae una señora que de entrada aparece muerta en casa de Lorna la mañana después de una noche de excesos, y a la que, a falta de facilidades para dar sepultura, pues Lorna la mete en un hueco en la pared que luego tapia, y se pone a investigar acerca de esta señora que ahora está dentro de su pared, y de la que la serie saca el nombre, mientras los cadáveres se apilan a razón de uno por episodio (pero a diferencia de otras series aquí sí es gente que te importa). Que igual parece exagerado, pero que hablamos de niños usados para experimentar con vacunas y de fosas comunes en pozos negros con cientos de bebés a los que dejaron morir, sin registrarlos ni nada, solo porque las madres tuvieron un desliz en un país donde era más chungo pillar anticonceptivos que unirte a alguna escisión del IRA, que había tantas que hasta te podías pillar una vegana y LGTBA+ friendly.

La señora dentro de la pared (o no, que Lorna tiene problemas de sonambulismo y por ello intenta no dormirse, lo cual al cabo de un par de días da para un colocón de tres pares y que ya no sabe ella -y no sabes tu- qué es real y qué se está imaginando la pobre Lorna) resulta ser una monja que colgó los hábitos, de nombre Aoife (la serie va sobrada de nombres molones que podrían salir en El Señor de Los Anillos), que al parecer se hartó de robar niños solo para que la mitad se murieran, y se piró a vivir fuera. Llevándose probablemente algún bebé que otro. Pero ahora, pasados 30 años, vuelve al villorrio a luchar contra sus fantasmas, la pobre.

 

Y ya saben cómo es enfrentarse a las monjitas de la Santa Madre Iglesia, Fuente de Amor y Misericordia: guárdate la última bala para ti.

 

La producción es una colaboración entre la BBC y Showtime. Lo de la BBC tiene su aquel: quicir, que si en Irlanda hay cosas que están mal, pues están mal, las diga Agamenón o su porquero. Dicho esto, también hay mucho que decir sobre robo de niños e instituciones religiosas en España, pero si lo dijera una serie producida por la televisión pública de Arabia Saudí, pues creo que todos nos mosquearíamos un poco, ¿no? Sin embargo, la mirada de los ex colonizadores no parece haber causado mucha polémica, ya que el tema está bastante maduro en la propia Irlanda, y además no tiene mucho sentido acusar a los británicos de apoyar los postulados del Shinn Fein, que con el tiempo ha pasado de un “nacionalismo católico” a una política cada vez más laica y antireligiosa.

 

Things yee will see, me ol’ pal Sancho.

 

Sin embargo, esta visión anticatólica nos la quieren matizar en el capítulo final, con un amago de “a la monja la echaron por milagrosa, que se muere y vuelve a la vida como si nada”. Narcolepsia, lo llaman esos impíos científicos, pero que no, que Dios estaba como mandando una señal, y como las monjas no podían soportarlo, pues suponemos que Dios ahora está afilando un cuchillo y esperándolas una a una para administrar justicia (hay una escenilla con todo el tufillo de “rodado en posproducción, cuando los actores principales ya están contractualmente a otra cosa”, para que quede claro que, HOYGAN, en este mundo también habrá un poco de justicia, no se preocupen señores no creyentes, faltaría), mientras Lorna expía sus pecados en la cárcel.

 

Emparedados y emparedadores

Por todo lo anterior, la producción ha tenido ojo en usar mayormente actores irlandeses (o de ascendencia irlandesa, que dada la amplia diáspora hiberniana eso amplía considerablemente las opciones), no sea que los acusen de paternalista colonial británico.

 

Lorna Brady: la prota principal. Se quedó embarazada con ¿16? en una noche tonta, y nada, al Gulag Cristiano. El que puso la semillita, obviamente, no tuvo consecuencias y ahora es un probo padre de familia con varios hijos, probablemente hasta va a misa y vota al PP irlandés. Lorna vive en la casa de sus padres (que fueron los primeros en entregarla a la Santa Madre Iglesia, pero desde entonces se ve que han muerto, probablemente del disgusto, ¡Lorna, todo es culpa tuya!), en cuya pared va a meter a la mujer titular mientras intenta encontrar a su niña.

 

¿No reconoces al bebé que te quitamos a los 5 segundos de parirlo? Eso es porque eres mala madre y prácticamente puta, ale, vuelve al tajo, que en 30 años nos lo agradecerás.

 

Colman Akande: el detective racializado y adoptado (le falta ser gay, una producción española no habría cometido este error) encargado de resolver el caso de un cura asesinado. El cura era amigo de la familia, ¡incluso les recomendó a los padres adoptivos de Colman la agencia! De modo que Colman empieza a virar desde “la Iglesia es Amor” a “algunas cosillas no me cuadran” hasta llegar a “oye mamá, ¿a mi me comprasteis en las rebajas?”. Y claro, choca con la policía local del villorio, donde pasan de llamarle “Backstreet Boy” a vetarle la entrada en el pueblo.

 

Aoife Cassidy: la mujer titular en la pared. Monja que colgó los hábitos. Parece que también tuvo hijos, o no, hay una tramilla ahí que no me quedó del todo clara. Lo suyo de todas formas es quedarse muet.ta del susto y del estrés. Lo mínimo sería llevar una plaquita/pulserita para avisar.

 

Amy Kane: otra superviviente del Gulag. En cierto modo, la representante de la clase obrera (trabaja en una gasolinera 24 horas, se droga ocasionalmente, y su acento claramente la sitúa en los estratos proletarios de las sociedades anglosajonas y colonizadas, tan clasistas por la vía del idioma). Pasa de la sororidad a chivarse por un “quítame esos insultos”, y vuelta. Según Amy, las monjas del convento tenían una habitación para los niños enfermos, a la que llamaban “la habitación de morirse”: cuando uno se ponía enfermo, lo dejaban allí y que Dios decida. De hecho, a ella le dijeron que el niño estaba muerto mientras aún lo estaba pariendo, ni siquiera le pusieron puntos en lo de abajo, y la pusieron a currar en la lavandería al día siguiente. Poco afectada está Amy para lo que podría estar, la verdad.

 

En su caso, el que puso la semillita se tira el rollo “yo al menos creo riqueza, y ahora encima os van a pagar una indemnización de mis impuestos. En serio, las monjas se quedaron cortas.”

 

Clemence Tooley: la mejor amiga de Lorna en el Gulag – hasta que Lorna se chivó a las monjas de un plan de Clemence para escapar con los bebés. Las monjas pillan a Clemence y la castigan cosa mala, y a Lorna… pues Lorna se creía que a cambio le dejarían, no ya irse con su bebe, sino al menos acurrucarlo un par de minutos, y nada, ni eso.

 

Roma no paga traidores, Lorna.

 

El caso es que Clemence también recibe la visita de la Mujer En El Muro (aunque en ese momento todavía no está en el muro, evidentemente), y descubre que su hija sigue viva. Demasiadas emociones.

 

Valoración

Lo dicho: la vi para pasarlo mal, y lo pasé bastante mal. En otras palabras: cojonuda. Las monjas más hijaputas que recuerdo en años, combinadas con un Estado que por tics de hace 100 años todavía le deja a la Iglesia una manga ancha que ya no le dejamos ni en España (que ya es decir), eso no podía ser sino una combinación ganadora. Aunque que la monja madre no haya recibido un coctel molotov en la jeta es señal de que existe, quizás no Dios, pero sí el Bien, o al menos algo que nos eleva sobre la condición de bestias hobbesianas.

 

Sinéad O’Connor pasó un año y pico en una lavandería de esas cuando tenía 14 años. Se limitó a atentados fotográficos y aún así la cancelaron al 110%.

 

Lo cual jode un poco el “pasarlo mal”, pero bueno, es verano, podemos levantar un poco el pie del pedal.


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  1. Comentario de el guru (06/08/2024 10:14):

    Jojojojo ¡ilusionante Kamala!. De los expertos que trajeron “Joe Biden NO está senil!” llega “Kamala NO está borracha como un piojo!”.

    (Perdón por escribir sin leer el artículo pero el primer párrafo ya me ha matado, seguro que la serie está bien).

  2. Comentario de Lluís (06/08/2024 17:34):

    #1 El problema es que no tenían a nadie más. Faltan menos de 3 meses para las elecciones, no había tiempo. Y contra Trump, peor que a Biden no le puede ir. En el fondo, es una estrategia win-win, si gana (no del todo descartable) les libra de Trump, si pierde se libran de ella y tienen 4 años, no 4 semanas, para encontrar alguien con un mínimo de credibilidad para las próximas.

  3. Comentario de el guru (08/08/2024 14:59):

    No tengo ni idea de quién es el candidato adecuado para el partido Demócrata y me importa tres pepinos. Yo sólo comento para burlarme de la ridícula opinión del señor Jenal, totalmente merecedora de mofa y escarnio.

  4. Comentario de E.coli (09/08/2024 12:19):

    Pues yo animo al Sr. Jenal que siga publicando porque es prácticamente el único que mantiene con vida esta página.
    No sé, es raro que a uno le importe un pito un tema y aún así faltarle al que opina sobre el mismo. Por ejemplo, a mí que me da igual el fútbol ni se me ocurre meterme con el merengue o el culé de turno, porque total, qué más me da a mí.

  5. Comentario de el guru (09/08/2024 17:21):

    #4 Ecoli
    Perdón, ¿cuándo he faltado yo al señor Jenal? A mí también me encantan estos artículos. Yo me río de su opinión, de su ilusión por una serie de “victorias” de la izquierda, que es ridícula y rayando lo pueril. Y entiendo que en el fondo él también se da cuenta al decir “El que no se consuela es porque no quiere.” Si alguien dice una tontería es sano señalarlo.

    Si eso son victorias de la izquierda que paren el bus que yo me bajo aquí.

  6. Comentario de E.coli (10/08/2024 10:22):

    Las formas son importantes, y hay maneras de señalar las tonterías que más bien parecen querer señalar a un «tonto». Pero vaya, pensándolo bien lo que he dicho antes se debe más a cierta saturación por mi parte de lo que percibo como una red cada vez más grosera (y no sólo internet), y no al tono habitual de LPD.
    Por lo que dice en el último párrafo, sí, yo también puedo estar de acuerdo.

  7. Comentario de el guru (12/08/2024 09:01):

    #6 EColi
    Tiene gracia porque yo percibo la red bastante MENOS grosera que hace veinte años.

    Ánimo señor Jenal, ¡de la negación también se sale! ¡Mélenchon GANÓ las elecciones y es actualmente el primer Ministro francés! ¡La economía alemana NO ha sido destruida por un ataque terrorista de Ucrania y/o los USA! ¡SIEMPRE es la hora feliz con Kamala!

  8. Comentario de Carlos Jenal (14/08/2024 11:34):

    Totalmente de acuerdo con ambos… y a la vez desacuerdo. El primer párrafo es meramente una justificación karmática para ver cosas de mal rollo, una búsqueda del equilibrio cósmico para dotar esto que hacemos (o que hago, como bien apuntan) de algo de épica.

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