Halo (Showtime, 2022)

A matar bichos

HALO es un videojuego que yo no he jugado. ¿Por qué, entonces, ponerme a ver la serie? Bueno, pues después de freírme la cabeza con deprimentes series centroeuropeas, y rematar la faena con españolísimas series españolas, ahora tocaba algo más ligerito (en la medida en que una temporada de 10 episodios a hora cada uno pueda ser ligera). Y no ha defraudado demasiado. Además, por lo que leo por ahí, los guionistas se han bufado en el videojuego y han hecho una serie muy diferente, lo cual seguramente signifique muchos puñitos apretados alrededor de los Cheetos, pero los no-gamers lo agradecemos.

Eso sí, no se puede negar que la serie es de rabiosa actualidad en la España realmente existente, hasta el punto de retratarla mejor que toda la prensa patria. El punto de partida es que hay un superestado muy molón, la UNSC, que es el sinónimo de todo lo bello y justo en el universo. Como España, vamos. Y está protegido por unos super soldados, los Spartans, que vendrían a ser el PPSOE con esteroides y maquinaria futurista. Que te crees que tienen los días contados, que es imposible que salgan de esa, y nada, ahí siguen, como si nada, puros conejitos Duracel. Bueno, pues este super estado y sus super soldados se enfrentan a dos retos: por un lado, unos separatistas con estética perroflauta (como España frente a la entente Podemos-Bildu-Junts-Papa Francisco), y por otro, unos alienígenas sanguinarios, de razas distintas pero unidos por una creencia religiosa que los lleva a querer exterminar a los buenos (lo que, para la España del Extremo Centro, vendrían a ser los moros).

Como ven, pura Histeria de España, un país dividido entre las ganas de aplastar de una vez por todas a los perroflauta-separatistas, y la necesidad de luchar contra los moros (para lo cual necesitan, en cierto modo, unidad con los perroflauta-separatistas). Dilema para el que esta tierra ha producido las más diversas generaciones de guerreros: el Cid Campeador, Agustina de Aragón, y el PPSOE. Pero hete aquí que uno de los Spartans más leales (trasunto de Perro Sanxe, pues es alto y apuesto), tras estar en contacto con una chavala separatista, empieza a dudar de las órdenes del UNSC. ¿Igual esto de matar a civiles inocentes no es del todo ético? Y el UNSC, pues reacciona igualito igualito que la prensa patria reaccionó a cuando el Perro Sanxe sugirió que, hoygan, igual eso de imponer gobiernos y encerrar a gente que nos cae mal no es 100% democrático. Con lo que el pobre Spartan Sanxe se encuentra a la fuga en un Peugeot espacial, sin más compañía que una perroflauta separata, y perseguido por toda la artillería de la Gente de Bien.

Spartan Sanxe.

La chavala perroflauta, ya que estamos, proviene de un planeta llamado Madrigal, lo que nos da esperanzas de que, al fin, se acabaron los planetas llamados Tatooine, Coruscant o Kashyyyk, y que al fin tenemos la galaxia que nos merecemos, con planetas llamados Madrigal de los Altos Aerogeneradores, Calatañazor, Els Hostalets de Balenyà o Rivas-Vacialatierra. Pero Madrigal resulta ser un espejismo, el resto de planteas se llaman Reach o similar, y la UNSC reemplaza al líder separatista con un colaboracionista un pelín brutote. En el espacio nadie puede oírte quejándote del artículo 155.

Bueno, el caso es que esto es un videojuego, así que media temporada se dedica a Matar Bichos, y la otra media a Buscar el Objeto, lo demás en cierto modo es accesorio. El Objeto, en este caso, es un cacharro con un poder destructivo de la H****a, pero en vez de llamarlo Boletín Oficial del Estado lo llaman “El Artefacto”. El Perro Sanxe del Espacio (o PeSaEs, por abreviar), como buen y leal soldado, se lo lleva a su jefa, una señora rubia de bote que todo el mundo dice que es muuuuuy lista, pero en el fondo solo es una apparachik lianta que ha manipulado a PeSaEs para asegurarse su lealtad inquebrantable, “te coloco de Master Chief Soldier para que controles a los Spartans en mi nombre”. Y el PeSaEs, claro, siempre servicial, hasta que empieza recordar. Que estamos en esto por esa cosa, comosellame, Socialismo, y que eso no puede consistir en dar regalitos a los ricos ni en aumentar los presupuestos de Defensa a troche y moche ni en matar a civiles perrofláuticos antes de que monten alternativas viables. Ah, y también cae el PeSaEs en que, oche, yo también tengo ideas propias.

“Pero estos avales… los han firmado Koldo, y Zarrias, y Tamayo. ¡Es una conspiración!”

A todo esto, también hay unos malos. Los Bichos, o, por usar su autodefinición, el “Covenant”. Los moros galácticos, que quieren cargarse a la humanidad. ¿Por qué? Pues para tener una excusa para Matar Bichos, joder. No obstante, ahora los jugadores de videojuegos parecen ser un poco más exigentes, y hay que crear una backstory aceptable. En este caso, que su religión se lo exige.

Lo dicho: moros del espacio.

Cuando ya nos hemos hartado de Matar Bichos, entra en juego El Objeto. Que resulta que solo es la Llave que hay que introducir en el Otro Objeto, que a su vez te permitirá acceder al Objeto Final si eres El Elegido. Elegidos hay dos, PeSaEs y Makee, una humana que se ha pasado con los aliens, pero como PeSaEs es tan guapo, pues un polvo cae (puñitos apretados y lagrimillas), y ya podemos volver a los Objetos para acceder al Objeto Final. Que resulta que se llama HALO, ¡y ese era el nombre del videojuego! ¡Menudo plot twist para los que no somos gamers!

El HALO, a primera vista, parece un lugar paradisiaco. El problema de los lugares paradisiacos es que al cabo de un par de horas ya te apetece volver a algún sitio menos paradisiaco, pero con un buen sofá, sábanas limpias, un retrete que no huela, y aire acondicionado, pero nuestros héroes nunca permanecen en el HALO más de un par de minutos, y así no pueden echar de menos la civilización, ni darse cuenta de que el HALO no está urbanizado, ni tiene conexión rápida con algún aeropuerto internacional por el que puedan entrar inversores interesados.

“Nos la sudan los inversores, ¿qué parte de “somos los malos” no habéis entendido?”

Como los Bichos se han llevado el Objeto, el season finale va de Encontrar El Objeto Mientras Matas Bichos. ¡Un season finale que equivale a una pantalla final! Con los Spartans cual FEMEN interrumpiendo el honesto ejercicio de la libertad religiosa de los aliens, emperrados en iniciar su Gran Viaje (no sabemos muy bien qué significa, pero intuimos que no es bueno para la estabilidad del mercado inmobiliario, ahí pueden ver de nuevo lo malvados que son los Bichos). Y nada, que cuatro Spartans ellos solitos sin nada más que sus armas y una IA se cuelan en el mundo más cerrado y misterioso de los aliens, y tras cuatro referencias que no entendí pillan el Objeto y Matan al Malo Final. Pero -¡un último plot twist para dejar encarrilada la segunda temporada!- al hacerlo han perdido a su líder. Bueno, el líder sigue ahí con ellos, de una pieza, mientras una chavala del grupo tiene los pulmones medio fuera del cuerpo, pero nada, que el PeSaEs es muy guapo y por eso lo importante es él. Y él, pues ya no es el mismo, porque una IA se ha apropiado de su cerebro o algo así. Como nuestro PeSaTie, que tras derrotar a todos los malos y llegar a la Moncloa ha sido abducido por una IA bruselense.

Aunque cabría preguntarse: ¿quién ha abducido a quién?

Halados

John 117: el Perro Sanxe de la galaxia, jefe de los Spartans, solo que en vez de ir a lo de Évole a cantarlo todo, decide secuestrar una nave y escaparse, luego se arrepiente, sí pero no, total, para al final darse cuenta de que la máxima autoridad del PSOE y de la Galaxia le ha manipulado para beneficio propio.

Dra Halsey: la Sultana Díaz de la Galaxia. Creadora del PeSaEs, creyendo que siempre cumpliría sus designios, y nada, que el chaval desarrolla ideas propias. Halsey también ha perfeccionado la técnica del “flash cloning”, que consiste en clonar humanos a velocidades de vértigo, pero que aún así y con todo palidece ante la capacidad de un partido político español de convertir a todos sus militantes y cuadros en clones del líder, y reclonarlos a la velocidad del hiperespacio cuando se cambia a dicho líder.

Kwan Ha: una chavala de Madrigal. Pero no una cualquiera, sino la hija del jefe indepe. Sin embargo, se ve que los eSports pegan más en Corea que en Cataluña, por eso le han puesto “Ha” en vez de “Puigdemont”. Una chavala que a juzgar por los flashbacks era bastante normalita, hasta que le dio por el rollo cani: consumo de drogas alucinógenas, raparse los laterales de la cabeza, hacerse rastas con lo de arriba, y pasarse media temporada con sangre en la cara o en la ropa.

Añadan choques con las fuerzas del orden y destrucción de la propiedad privada.

Miranda Keyes: la hija de Halsey, aunque esta pasa bastante de la maternidad, lo que hace que Miranda tire más a papuchi, un alto oficial en las mismas UNSC donde Miranda está teniendo una fulgurante carrera y ya es comandante (la actriz tiene 28 años, a esa edad Ulysses S. Grant apenas era teniente). Es decir, que estamos ante una nepo-baby in space.

Almirante Margaret Parangosky: en estas series situadas en el futuro muy lejano (siglo XXVI, en este caso), se asume que ha habido una mezcla tal de la humanidad que los personajes ya se pueden generar aleatoriamente. En este caso, el malo burocrático es (tirada de dado) una mujer, con nombre (tirada de dado) de damisela victoriana y apellido (tirada de dado) polaco que va a ser interpretada (tirada de dado) por una actriz hindú.

Franco: si anda Perro Sanxe metido, Franco no puede andar lejos. Bingo: ¡hay un Franco en esta serie! ¡Y figura entre los malos! ¡Y mata a gente! ¡Y los perroflautas lo odian! Hasta aquí, las similitudes: el Franco de Halo es una asesina a sueldo, o una cazarecompensas si prefieren, contratada por el nuevo gobierno pro-unionista de Madrigal de las Altas Torres para eliminar a Kwan Ha. Pero su tiempo en pantalla se limita a tres escenas. De nevo, los Francos españoles, aguantando 40 años en el machito, le dan mil vueltas a Hollywood.

Kai 125: una soldado Spartan. Como John 117, ella también se extrae el chip prodigioso en el que están grabados a ROM la Constitución del Espacio, esto es cojonudo, y la vivienda nunca baja, y claro, empieza a cuestionarse si esta vida es todo lo que hay. En su caso, el cuestionamiento se limita a oche, me voy a poner mechas rosas (no sé muy bien para qué, porque las armaduras supertochas, con todo lo eficaz y marciales que se les suponen, siempre revelan sutilmente si el portador es hombre o mujer). Bueno, el color, en términos políticos patrios, es el “morado UPyD”, porque Kai puede cabrearse mucho con Halsey por secuestrar niños y hacer experimentos con ellos, pero por alguna razón, el cabreo no se extiende al estado que le ha dado a Halsey los medios para dichos experimentos, que duraron años sin que nadie viera nada. Vamos, que el sistema está bien, son los individuos los que fallan, no queremos impugnar esta estupenda galaxia que nos dimos entre todos, faltaría.

Unión, HiperMotores, y Democracia Bien Entendida.

Cortana: una inteligencia artificial, oficialmente diseñada para ayudar al PeSaEs, pero en realidad pensada para bloquearle y destruirle cuando toque demasiado los coj***s. Vamos, lo que viene a ser El País, el Diario Galáctico. Solo que acaba cambiando de idea y de bando. ¿Porqué? Pues no queda claro, salvo que el PeSaEs es muy guapo.

(“Cortana” es también el nombre del asistente digital de Microsoft, nombrado así además específicamente por la IA del videojuego. A mi esto me pareció un caso de libro de “vamos a crear el Tormento Nexus como homenaje al libro No Construyáis el Tormento Nexus”, pero los milénidos de mi trabajo me informan de que es de corazón, porque HALO fue el videojuego que, básicamente, salvó a la XBox y por tanto a toda la división de videojuegos de Microsoft, y que por lo tanto es un sincero agradecimiento.)

Makee: la Otra Elegida. Una humana que se crió en un planeta de mie* rebuscando entre las basuras, y claro, cuando llegan los aliens en plan te voy a desmembrar y comer, pues ella dice mira, una mejora. Fascinados por ella, los aliens se la llevan para que trabaje para ellos. Neoliberalismo in space, yo con lo que me pagan y tratan mejor. Pese al polvo que echan, acaba siendo la enemiga mortal del PeSaEs.

Más o menos esto.

Valoración

La serie tiene segunda temporada, pero me da pereza y además no soy gamer, así que lo dejo aquí. El Covenant, me parece, cumple la misma función que los nazis en el Call Of Duty: ya está, son nazis, se les dispara y punto. Por eso el Call of Duty, que yo sepa, no se puede jugar desde el punto de vista nazi (aunque sí desde el punto de vista soviético, el wokismo extiende sus redes hasta el mismísimo corazón de los videojuegos). Y por la misma, HALO no se puede jugar desde el punto de vista del Covenant: ambos serían una aberración, en cuanto impugnación al sacrosanto principio de cualquier shooter, Matar Bichos A Mansalva Sin Pensar En Si Eso Es Éticamente Cuestionable.

En otros juegos, sin embargo, hay más manga ancha: ya sacaron el TIE Fighter, donde eras imperial, pero lo realmente interesante son los juegos donde te dan a elegir. Star Wars: Empire at War, o Star Wars: Commander, por ejemplo (que tampoco lo he jugado, pero hoygan, es lo que tiene tener compañeros laborales que hablan más de esto que del fúmbol, así va el país). Y resulta que no es solo una minoría friki que opta por el Imperio, sino números bastante importantes, mayoritarios incluso en algunas ocasiones. De hecho, pocas cosas más interesantes (¿y reveladoras?) que contemplar un mapamundi con los porcentajes por países: se lee como un “colonizadores vs colonizados” (incluyendo entre los “colonizados” a quienes aún recuerdan a sus regímenes fascistas, los cuales vendrían a ser una “colonización interna”). Incluso, como un medidor de lo fachas que son sus gamers.

Y ojo: ambos juegos ni siquiera incluyen a los soplagaitas de los jedis, así que no hay excusas por ahí.

Aunque algún vicio me han dado los videojuegos, ha sido más en la línea del CCCC. Los shooters en cambio nunca me han llamado. Pero bueno, de todo tiene que haber en la viña del señor. Eso sí, a ver si se animan a hacer una serie basada en un jugador que intente ganar al Europa Universalis jugando con la Corona de Aragón, y así disfrutamos todos.

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