La Unidad (Movistar 2020-2023)
(AVISO DE EXENCIÓN DE RESPONSABILIDAD: al parecer, algunos lectores no ven bien que en nuestras críticas desvelemos aspectos importantes de las series, lo cual les quitaría atractivo. Con independencia de que nos resulte un poco sorprendente que uno busque, en una buena crítica cultural, la exclusión de casi todo lo que tiene que ver con el producto y su sustitución por verborrea expuesta con suficiencia y que carece totalmente de contenido –es increíble, en este contexto, el daño efectuado por la crítica cinematográfica al cine-, como somos gente de bien les avisamos: aunque no se lo crean, la crítica de LA UNIDAD -tras unos importantes circunloquios- desvela totalmente la trama de la serie “LA UNIDAD”).
Hay serie sobre la Policía Nacional del Reino de España, terminada recientemente. Y ya saben que aquí nos encanta todo lo que sea mirar las tripas al ESTAO, y ya si encima lo combinamos con “imagen pública que nos quieren vender”, pues no nos podemos resistir, que aquí ya nos vimos “Antidisturbios” aunque no cayera post. Y aunque esto pueda parecer una serie chorras y facilona, de aquí van a salir el alma de España, el borrado del proletariado, palabros marxistas alemanes, las órdenes religiosas del siglo XXI, el conflicto entre la Ciudad de Dios y la Ciudad de los Paganos, y -si sobreviven a todo lo anterior- un meme original. Así que al lío.
La presunta inspiración de esta serie es la israelí “Fauda”, un serial sobre una unidad antiterrorista especializada en infiltrar grupos terroristas palestinos. Se copian de ahí el que cada escena empieza con un traveling a vista de dron sobre una población, y que se combina el trabajo de los agentes con su vida privada. Pero luego empiezan las diferencias: donde La Unidad española tiene su sede en un edificio pijíismo de oficinas, La Unidad israelí trabaja y entrena en un chamizo con estética de hostal de camioneros venido a menos, con su sofá desventrado en el porche y sus paredes desconchadas, y sus protas se pasan el día hablando entre ellos en árabe para lograr que la infiltración sea lo más realista posible. Porque en Israel todos pringan, mientras que los españoles para el trabajo sucio tienen a otros. Y sobre todo: el filtro visual aplicado siempre es el mismo, no hay “mundo terrorista” y “mundo buenos” a nivel visual: los buenos y los malos, al menos desde el otro extremo del Mediterráneo, son alegres levantinos que disfrutan de la vida y la familia y los abrazos y besitos, y luego además son unos peazo máquinas de muerte y destrucción. En La Unidad, en cambio, cada pequeño detalle nos quiere recordar que son mundos distintos. ¡Y vaya mundos!
Temporada 1: in BBVA we trust
Porque para ser una serie policial, los protas hispanos en la primera temporada resultan muy poco policiales: apenas realizan seguimientos, ni detenciones, ni redadas, cuando van a hablar con detenidos parece que vayan vestidos para una entrevista de trabajo, y apenas los ves con una pistola en la mano. Por no ser, no visten ni uniforme y van de civil a todos lados, incluyendo funerales de estado, e incluso la placa la llevan como a disgusto y lo menos posible (cuando todos los demás nos vemos obligados a llevar visible la tarjeta de empresa en todo momento en las instalaciones de la misma). Y por supuesto nada de jugarse la vida, hasta ahí podíamos llegar. A ver, obviamente esas cosas hay que seguir haciéndolas, pero para eso están los GEOs, los agentes rasos, los pringados de uniforme, los abnegados polis a los que les racanean hasta las dietas, la clase trabajadora si me apuran (adelanto que en el manido debate “¿son los policías clase trabajadora?” yo pienso que sí lo son, aunque sin demasiada consciencia de clase), a la que sacan lo menos posible. Los que salían muy bien retratados en “Antidisturbios”, recordándonos que hoy en día, si tienes que llevar algún tipo de uniforme o distintivo para tu trabajo, seguramente seas un pringado.
El reparto principal lo configuran los miembros de una unidad de élite antiterrorista de la Policía Nacional, y en el episodio piloto de la serie capturan en Melilla al terrorista más buscado del mundo. Lo capturan, además, porque son muy listos y perseverantes. No porque un tío que -si tuviese dos dedos de frente- no debería ni asomar la napia fuera de su cueva secreta a 5000 metros de altitud en el Hindu Kush haya decidido hacer turismo sin escolta ni nada en la ciudad más militarizada y policializada del estado español. Esto ya nos pone sobre aviso, para que en la segunda escena todas las piezas encajen. La segunda escena tiene lugar en la Sede Central de la Policía Nacional, y para representarla han elegido/obtenido un edificio ciertamente singular, el Edificio La Vela en el norte de Madrid, a la sazón sede principal del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria.
Aquí ya nos tienen. O al menos a mi, que he vivido varios años por la zona y la conozco lo suficiente para asegurarles que dar una vuelta andando a dicho edificio -¡incluso en el Madrid de Isabel Natividad Díaz Ayuso!- entra en el Top 10 de experiencias de distopía, asco y miseria. Por eso, los productores le han puesto a la zona un renderizado con filtro azul verdoso “urbe moderna, europea y un poco fresquita”, ocultando los neones del McAuto 24h sito en la esquina del complejo donde un servidor se ha comprado su ocasional BigMac un sábado a las 3AM para irse a dormir con al menos un poso estomacal, tapando con arquitectura vanguardista los descampados sembrados con escombros y McMenús, añadiendo digitalmente unos cuantos árboles, borrando la boina de la contaminación, y ocultando los abundantes grafitis.
Con esto entramos de lleno en lo mollar, vulgo: QNQC (“qué nos quieren colar”). Porque “Antidisturbios” sí aspiraba a ser realista, y se rodó en localizaciones reales, mostrándonos en toda su gloria esa inconfundible arquitectura de edificios públicos españoles del último medio siglo, ya saben: estética casa cuartel, ladrillo visto combinado con planchas de cemento, casi ningún adorno (y los que hay, porque han sobrevivido desde 1976), y persianas mugrientas semibajadas, y que en esta serie brilla por su ausencia. Una ausencia doblemente sangrante por cuanto los barrios que rodean a La Vela, los PAUs de Las Tablas y Sanchinarro, consisten en un 70% de dicha estética, combinada con un 10% de “vivienda social sacada directamente del extrarradio de Glasgow”, para lograr esa combinación “estética soviética a precios de Abu Dabi” con que el urbanismo patrio sorprende al mundo.
Estamos, por lo tanto, ante un falseamiento palmario de la realidad, y aquí es donde nuestro engreimiento gafapástico se abre paso a codazos para opinar sobre el porqué. Porque las series, a veces, revelan más sobre su público que sobre sus personajes. Olvídense de la policía: esta serie no va de retratar a la Policía Nacional, sino de darle gusto a la gente que la está viendo, que seguramente solo pisa una comisaría para renovar el DNI. Gente que piensa que los políticos son todos unos ladrones y por ello se consideran “apolíticos”, de centro, incluso de Extremo Centro, y que menos mal que tenemos a la policía para cuidar de nosotros, joder, si es que son tan buenos que dan ganas de sustituir al Consejo de Ministros en pleno por una pareja de la Guardia Civil, tres sargentos chusqueros (Tierra, Armada y Aire), unos cuantos abogadosdelestao, y un comisario para dirigirlos a todos.
Es decir, un público que posiblemente vea el escenario molón y piense “que moderna es nuestra policía, y qué modernos somos nosotros”; o, si trabajan a diario en escenarios similares, piense “ah, si en el fondo la Policía es como nosotros”, curritos en oficinas impolutas de concepto abierto con paneles de cristal y monitores ultrafinos de última generación. Un escenario que se presenta como lo deseable, como la cumbre de nuestra civilización, mientras que “los malos”, pues claro, habitan mugrientas estaciones de autobús, o mezquitas, o curran recogiendo la fresa. Que, a ver, no todos los que caen en esa categorización son malos, pero sí sospechosos en cuanto lejanos a la “estética Arthur Andersen Consulting” y encima no aspirar a ella. Almas descarriadas. Si hasta tenemos una sala llena de mujeres con hiyab, ¡incluso ellas pueden llegar a la torre de cristal desde donde se hacen escuchas de dudosa legalidad a gente que habla con su abogado!
Volviendo a lo que es la serie, tras detener al malo más malo del mundo mundial (o al menos del mundo musulmán), el hijo del malo se jubila de su trabajo como soldado raso en Siria y llama a la yihad contra los malvados cruzados y reconquistadores que han encarcelado a su páe. Contestan a la llamada unos ciudadanos franceses de religión mahometana, que primero montan un atentado en Toulouse (no me queda muy claro porqué, quizás querían probar el mando a distancia), y luego ya se vienen a España, robando un par de toneladas de dinamita en el camino, que eso en Francia es más fácil que pasarte por el Carrefour a por unas pizzas congeladas y unas Mahou bien fresquitas.
Una vez presentados los MALOS, la serie nos quiere dejar clara una cosa: a nosotros, Francia no nos gana a nada. Vamos, si hasta nuestros moros son más moros que los suyos, porque nuestros moros solo hablan árabe (siendo moros que viven en Figueres, Cataluña, esto igual es positivo porque se han resistido a la inmersión lingüística de los otros MALOS en el ideario del Extremo Centro, la serie no lo deja claro pero nosotros queremos de creer), visten chilaba, crían barbas hirsutas y son misóginos de cojones, no como estos terroristas franceses, que hablan gabacho entre ellos, van con peinados moderniquis y flipan en colores cuando el imán regaña a una chavala por mostrar tres centímetros cuadrados de piel.
El imán integrista, nos enteramos pronto, resulta ser un policía infiltrado, pero como ipso facto le hacen telefonear a su casa, donde su familia le pregunta que cuando va a volver y que su hijo pequeño le quiere mucho y le echa de menos, mejor no cogerle cariño. Y efectivamente, no sale demasiado bien parado, pero tampoco la palma, aunque se retira después del heroico esfuerzo… que ya deja la temporada un poco descabezada. Quiero decir, llegado este punto, los productores ya usan full time los recursos y aparejos que la Policía Nacional pone a su disposición para el rodaje: paladas de furgonetas, cientos de agentes, tantos helicópteros que dan para volar en formación molona… y todo para perseguir, durante un tercio de la temporada, a una amenaza que, la verdad, se resume en dos pavos con navajas corriendo por el bosque y que ni conocen el país ni hablan la lengua.
Así que rápidamente hay que meter amenazas aún más grandes. Aquí hay que decir que se cascan la mejor secuencia de toda la serie, la que más mal cuerpo deja, por lo chocante y también por la forma de rodarla: en una serie transparente como una pecera, de repente graban algo sin mostrarlo, para que tu imaginación haga el resto, y luego abren el plano a la masacre. Y finalizan con un intento de atentado con gas sarín, pero que los buenos desbaratan sin demasiados problemas (lo cual, dados los medios disponibles, es lo esperable). Los protas buenos ni siquiera han corrido mucho peligro personal, excepto lo que los guionistas han tenido a bien meter con fórceps para que no se diga (un viaje a Lagos, Nigeria, que podría haber sido una Zoom Call, y un salto desde un helicóptero que no se lo cree ni Jose Luis Torrente), y nada, nos queda una serie de oficinistas muy apañada.
En realidad, ni oficinistas: los protas directamente son monjes. Monjes de una religión posmoderno-capitalista, propagadores del evangelio de PricewaterhouseCoopers International Limited. Sin aristas. Reciclan. Son tolerantes con todas las creencias. No beben. Follar, pues lo justo para perpetuar la especie (para lo que basta con un solo niño, en cambio los malos tienen tremenda prole). O incluso no follan en absoluto (cuando uno se salta el procedimiento al encoñarse con la confidente, la Divina Providencia le castiga haciéndola desaparecer – menos hacer guarrerías con las cámaras y más mortificar la carne, Roberto). No dicen tacos (al argentino le dejan decir una vez “la concha de tu madre” – y el resultado son risas contenidas). Apenas los sacan comiendo (quizás piense usted que eso en una serie no pinta nada – ¡pero el caso es que muchos secundarios, incluyendo a los malos, sí salen comiendo!). Y hasta cuando vomitan lo hacen fuera de pantalla. Incluso los títulos de crédito, tres letreros en blanco nuclear sobre negro carbón, nos recuerda el maniqueísmo encubierto. Los guionistas meten cosillas para que no resulte tan obvio, pero al final la ideología subyacente se abre paso: ellos no son de este mundo, ellos son de los Salones de Cristal. Como deben serlo todos los buenos. Nuestro mundo (sucio, imperfecto, humano) y sus cosas solo nos distrae de la utopía (limpia, aséptica, divina).
Temporada 2: let’s get dirty
Segundas partes siempre son interesantes, aunque solo sea para ver si los productores han aprendido algo. Aquí, se han dado cuenta de que la serie les ha salido demasiado aséptica, así que esta vez va a ser sucio, trabajado, esforzado, habrá que sudarlo, vamos: personal. A partir de ahora se va a follar (con confidentes, con testigos protegidos, con subordinados directos, con guardaespaldas, y en general con una falta de autocontrol/criterio de fliparlo), se va a comer, se van a decir tacos, se va a jugar al tute arrastrao, y hasta os dejamos beber alcohol (vino en copas superpijas, tampoco nos esperemos litronas de kalimotxo). Incluso se va a coger fruta en el supermercado sin guantes de plástico. La locura.
Es por ello que empiezan la temporada con lo más RUDO y OBRERO que uno pueda pensar: una plataforma de extracción de petróleo. Que podrían haberse bajado a la mina, pero es que los terroristas no son tan tontos como para bajar a una mina de carbón (en cambio, sí lo son para salir de su escondite e irse a una plataforma en mitad del océano, mira tu). Y luego para nada, porque los que tienen que enfrentarse a los malos, pegar los tiros y reducir la resistencia no son los protas sino los GEOs, y además todos están siendo teledirigidos desde esa oficina bancaria en Madrid que parece la sección de televisores del MediaMarkt.
En el operativo este, resulta que “sin querer” la ha palmado un chaval que estaba con los terroristas (no queda muy claro si estaba de enlace, infiltrado, Verdadero Kreyente, terrorista en prácticas o qué), y cuyo padre es… pues es algo raro de cojones, una especie de jeque viviendo como un jeque (casoplón, chilaba y tres esposas), pero en España, y que está metido en todos los saraos de todos los servicios secretos. Este señor pone buena cara pero por dentro jura venganza, y como está tan bien conectado accede a los nombres, direcciones, matrículas y probablemente al Calendario Google de todos los miembros de La Unidad, que ahora están en peligro.
Aquí empieza lo vertiginoso, porque este MALO ahora manda un par de Wassaps y con eso se activan varios agentes durmientes, que hasta ese instante eran moros superintegrados con tintes y costumbres moderniquis, y empiezan a atacar a los de La Unidad. Que uno de los durmientes es profesional, pero joder, que la otra es una chavala de segundo de carrera que no pesa ni 60 kilos, y sin embargo la mejor unidad antiterrorista de España las pasa canutas contra ella, que se carga a un par de ellos para darle emoción a la cosa.
La historia también se cruza con algún politiqueo: el MALO es el enlace en España de los servicios secretos saudíes, y estos están muy preocupados, agárrense, ¡de que los españoles se vayan a retirar del AVE a la Meca! Qué risa tía Felisa. LQNQC es que en esta relación comercial España lleva la voz cantante, como si no hubiese otros países capaces de construir trenes de alta velocidad y como si “nuestras” empresas lograsen media docena de contratos similares cada trimestre en democracias avanzadas con buenos sistemas de contratación pública. Ya podrían unos terroristas saudíes estrellar un avión contra el Santiago Bernabéu (bueno, ahí quizás no, pero digamos en la Sagrada Familia), que el gobierno de Españita seguirá poniendo pasta para que ciertos intermediarios deluxe no se queden sin su comisioncita.
Los saudíes son los que están poniendo la pasta (¡pero sin saberlo!) para que los esbirros del MALO sigan sembrando el caos y reclutando a jóvenes impresionables para su yihad con el argumento de que “Occidente” (mal, debería ser “los cruzados”) vende las bombas que atacan a sus hermanos en Siria. A decir verdad, el avispero de Siria no lo he entendido nunca bien, ni sé con seguridad quien vende a quién o quién apoya a quién, pero lo veo factible; lo que sí es seguro es que en Yemen sí están tirando bombas de fabricación occidental los mismos saudíes que están pagando la recluta de los jóvenes impresionables por “el sufrimiento de nuestros hermanos musulmanes”.
Total, que en La Unidad empiezan a dudar unos de otros, medio equipo investiga al otro medio, nervios a flor de piel, vidas privadas jodidas. ¿La solución? Vamos a usar un par de niños como cebo para que un malo salga de su escondite (la verdad es que los malos son bastante más familiares que los buenos: no se divorcian, tienen muchos más hijos, y se preocupan mucho por los que tienen). Y para completar los paralelismos religiosos, añadimos a un Judas en la Unidad. Uno de vosotros venderá a los hijos de Dios. Una oportunidad de oro para explorar algún pecado capital (lujuria, codicia o soberbia los más obvios), pero lo dejamos en vagancia: concretamente la de los guionistas, que (tras amagar con un personaje secundario) lo achacan todo a un personaje terciario, y lo resuelven con un sencillo “perdió los nervios”. Es que es marroquí y su cocina es de pobres, porque efectivamente parece una cocina y no una oficina, no hay más preguntas señor fiscal.
Con esto le tendemos la trampa al primer esbirro del malo. ¿Y a quién mandan para detener a un fanático con unos kilitos de dinamita en la mochila? Correcto, a la pobre clase trabajadora del GEOproletariado, mientras los de La Unidad lo siguen todo en monitores con su tacita de café calentito en la mano (y como son taaaan listos, ven en las cámaras que el esbirro lleva un detonador, mientras los agentes a pocos metros de él ni se han dado cuenta). Luego capturan a la hermana del esbirro (sin aclarar cómo, en otra ocasión que te dices que uno o dos capítulos se han caído de la mesa de montaje), y ya parece que todo está bien. Y es entonces cuando dan la traca final: meter a los MALOS completamente en el mundo de los BUENOS. Lo ideal habría sido meterlos en las oficinas pijísimas, pero eso podría rebajar nuestra fe en la infaliblidad de la policía (QNQC, recuerden), así que los metemos en lo más similar que hay hoy en día: el colegio de la niña. Asalto con kalashnikovs, cinturones explosivos, masacre y toma de rehenes.
Temporada 3: el Nuevo Testamento
La segunda temporada, en suma, trataba de mostrar cómo se podían mezclar lo profesional con lo personal, cómo el terrorismo se metía en las vidas de los miembros de La Unidad. ¿Se podía escalar esto? Sí, claro: volviendo a las raíces (Mundo Cristal) y dándole la vuelta. ¿Y qué es lo más alejado, lo más opuesto, lo más contrario a una aséptica oficina de consultoría en un edificio posmoderno? Pues Kabul: una ciudad sucia, desordenada, con filtro amarillento-parduzco, y controlada por gente que no aspira a ser super-eficiente sino que tiene una religión en la que realmente CREE y que no usa como complemento chic. Pues p’allá que van todos los de La Unidad, apenas una semana antes de que los talibanes entren en la ciudad.
¿Todos? No: Carla Torres, la anterior comisaria jefa, harta de cómo esto del terrorismo ha arruinado su vida, ha abandonado y ahora trabaja de jefa de seguridad en una empresa privada (¿QNQC? Pues que las madres solteras de 50 años solo tienen que darse la vuelta para que les ofrezcan salarios de seis cifras, si es que ni al Mercadona puedes ir sin que intenten ficharte). Empresa cuya sede está en… otro edificio de oficinas de cristal molón. En este caso, una de las torres del Cuatro Torres Business Area (que es el nombre molón que le pusieron porque todo el mundo lo llamaba -y sigue llamando- “la Ciudad Deportiva [del Real Madrid]”, para que así nadie recuerde cómo cierto club se hizo de oro con ayuda de cierto alcalde vendiendo terrenos para construir unos rascacielos que hasta hubo que desviar rutas aéreas, ah, y encima ahora ya ni siquiera son cuatro torres porque el ayuntamiento añadió una quinta). Con lo que llegamos a la -para mi- duda teológico-metafísica de la temporada, que me emocionó aún más que ver a los pringados de a pie corretear por Afganistán: ¿es un meta-chiste? ¿Son conscientes de lo que hacen? ¿Están los productores de la serie purgando sus pecados de la primera temporada, “oh no, hemos vendido el Mundo de Cristal como el pináculo de nuestra civilización, pero resulta que ahí también hay metida tremenda mala gente”?
El tropo “malvado sociedad anónima que hace de las suyas lejos de nuestra vista para maximizar beneficios” está ya tan implantado que hasta las series abiertamente burguesas lo pueden usar sin problemas (aunque sin pasarse: solo un ejecutivo que dice “oye, que con todo este rollo de repatriar palmamos pasta”). En este caso, la empresa está muy preocupada por el suministro del… litio. Ojo, la propaganda burguesa nunca duerme y el diablo se esconde en los detalles, así que, ¿por qué la serie ha escogido el litio? Respuesta sencilla: el guionista leyó en algún Readers Digest que Afganistán está sentado sobre grandes depósitos de litio (aún no explotados). Respuesta un poco más elaborada: si usaran algún material más “cercano” al espectador (oro, gas natural, petróleo, croquetas de la abuela…), este podría pensar “oh, ¿acaso es posible que mi consumo desaforado de recursos esté sentando las bases de una explotación corporativa pos-colonial de países lejanos? ¿Lo que pasa en Afganistán puede ser, un poquito, culpa mía?” Con el litio, eso no pasa: el litio es algo que solo quiere la gente mala para especular, la gente de bien no tiene litio. ¿Cuándo fue la última vez que usted compró litio? Pues eso. Respuesta malvada: están aportando su granito de arena para que cale el discurso “los coches eléctricos necesitan litio, quedémonos con el Diesel de toda la vida”, con el que el lobby saudí en España, en connivencia con sus mercenarios cochistas, ya nos está agraciando.
(Si me permiten otro excurso: de existir una empresa española dependiente del litio afgano, la llegada de los talibanes habría sido recibida con júbilo – al fin tenemos un argumento de peso para abrir minas en Cáceres, donde además los sobornos ya están fijados por convenio y no hay que negociarlo todo con gente como los talibanes, que no fueron compañeros de pupitre y seguro exigen más. Pase lo que pase, esta gente nunca pierde, tranquilos.)
Total, que los de La Unidad van trotando por el Afganistán rural, a la búsqueda de unos malos genéricos que pretenden mandar armas y dronja a España. Pero viejos hábitos nunca mueren, y se siguen comportando como consultores, todo el día pegados al móvil (el agro afgano parece tener mejor conexión 4G que mi pueblo, por cierto), con tremendos fauxpas sociales (lo de saludar dando la mano, en Afganistán, yo diría que como que no), no entienden que la gente no quiera aceptar un reloj como pago (les falta decir “el tiempo es el que es”), hablan en tono “no-sabes-con-quién-estás-hablando-que-venga-el-encargado” (doblemente ridículo porque hablan a través de intérpretes y el receptor final no se entera de nada pero se mosquea con el tono), y así en general llamando la atención a gritos, que es algo que no resulta demasiado inteligente en un país en guerra civil donde te van a identificar con los malvados invasores. Y efectivamente, un grupo de muyahidines los pilla a las primeras de cambio.
Y entonces Torres, la ex jefa, abandona las impolutas oficinas con las que está tan a disgusto (después de dos temporadas viviendo en ellas) y se va para Afganistán porque quiere rescatar a los atrapados en una one-woman-mission, para que su hija no pase otra vez por lo mismo. Señora: su hija, por todo lo que usted sabe, seguramente ya ha perdido a su padre, ¿y usted quiere que encima pierda a su madre? Cuando yo era niño, mis padres ni siquiera cogían un avión juntos, pero parece que hoy las paternidades se viven de otra forma más alocada. Total, para pasarse la temporada entera haciendo lo mismo pero desde una oficina en el aeropuerto de Kabul, chuleando a los funcionarios de Exteriores y negociando con rusos, americanos y afganos. Otro viaje que podría haber sido una Zoom-call. Los rusos, o al menos un grupo de ellos que parecen unos Wagner de baratillo, se ofrecen a buscar a los ausentes… por el módico precio de 12 millones, pagables por adelantado. El fichaje de Eden Hazard fue por diez veces más, la verdad es que es una ganga.
Los rusos se introducen porque hace falta alguien que hable español (aunque a los dos episodios empieza a hablar portugués, creo, igual me perdí algo), pero los MALOS oficiales de la temporada son los integristas, que no hablan idiomas y son muy atrasados. Sus prisioneros españoles se consuelan con que “vale, seamos racionales, querrán un rescate y para eso nos necesitan vivos”. Y no se dan cuenta (aunque lo descubren por las malas) de que hay gente en este mundo que no vive la vida como si fuese una hoja del Excel, e igual te matan porque tu mera existencia es una ofensa a su cosmovisión.
En todo caso, para que no quepa duda de lo MALOS que son, hay una trama de “familia de colaboradores con los españoles que las pasan canutas porque el nuevo régimen tiene ciertas ideas sobre quemar libros, sobre el papel de la mujer en la sociedad, y sobre aplicar literalmente los preceptos de su religión, mientras la opinión pública internacional pasa del tema como de la mierda”. Y eso que los pobres colaboradores van al aeropuerto a ver si les dejan salir, coreando “¡ESPAÑA!” y agitando la bandera constitucional que ni Manolo el del Bombo. ¡Esta gente cree más en España que nosotros mismos!
Los talibanes, hay que decir, son super-eficientes: todavía no ha despegado el último avión americano, y ellos ya tienen montada una administración con reparto de carguitos de hasta los jefes de planta del último hospital. Y sí, por supuesto que son una recua de salvajes, pero francamente todo lo que la serie nos muestra (sectarismo hacia los chiíes, la mujer tapada y subordinada en todo al hombre, quema de libros, descuartizar opositores, lapidaciones y ejecuciones por cosas que aquí son chorradas…) también se aplica a Arabia Saudí, y esos en la temporada 2 no recibían el mismo tratamiento. Ni lo reciben en la realidad, donde nuestro querido gobierno más progresista de la historia les vende armas que no veas. Tras darle muchas vueltas he llegado a la conclusión de que la diferencia es que unos son pobres y otros son ricos (y, quizás, que pagan comisiones). Por lo demás, si es usted de la cáscara amarga e insiste en conocer las diferencias entre Kabul 2021 y Madrid 1939, le remitimos al diario ABC, que también tiene un reportaje sobre lo avanzado que era Kabul en los 70, que no te lo crees porque en esta serie la hija de la familia defiende su libertad para jugar al basket… con hiyab, que una cosa es la libertad y otra el libertinaje.
Los españoles, mientras tanto, trotando por el campo afgano sin ver ni un alma (Afganistán tiene la densidad de población de la provincia de Toledo, más o menos), y cuando se cruzan con un afgano le dicen que son españoles, pero luego siempre con la coletilla “de Madrid”. Y el afgano, faltaría más, les recita media alineación del Real Madrid (en lo que, justo es decirlo, refleja bastante bien lo que sabe de la Villa y Corte el 99% de seres humanos que no tienen la suerte de ser españoles). Cuando ya han sufrido lo suficiente, llega la fase de “colaboraciones y promociones”: si en la temporada 1 era la Policía Nacional, ahora es el Ejército de Tierra del Reino de España, que sale a rescatarlos con un discurso “nosotros no vinimos a cavar pozos y toda esa mierda, nosotros somos soldados, a-por-ellos-oé, ¡SANGRE! ¡¡HUEVOS!! ¡¡¡ESPAÑA!!!” Discurso que, bueno, te compro si el que lo hace también sale a pegar tiros y arriesgarse a recibirlos. Sin embargo, se trata de un coronel (con astigmatismo severo) que tras arengar al proletariado militar se mete en la sala de control a seguirlo todo por medio de un dron. Un gestor manchándose las manos, hasta ahí podíamos llegar.
Por lo demás, pues miren: soy de la generación que hizo la mili en el Call of Duty, pero creo que, si tienes a cuarenta enemigos apelotonados a diez metros de tu ametralladora blindada, muy malo tienes que ser si a los quince segundos queda alguno con vida. En cuanto al dron que sale, parece un MQ-9, que España lo tiene… pero el Ejército del Aire, no el de Tierra como se insinúa. Estos guionistas no respetan nada. Los pringaos a los que han mandado, por su parte, resuelven la papeleta sin bajas propias y rescatan brillantemente a los rehenes, para luego en el series finale dejarles paso de nuevo a los GEOs, porque cómo iban los protas a meterse en una alcantarilla y arriesgarse a algo, bastante han hecho con su ÉPICA gestión administrativa del asunto.
Épica gestión a la que Carla Torres aporta su granito de arena amenazando, mucho ojito, CON REVENTAR EL COMERCIO DEL LITIO, SOLTAD A NUESTRA GENTE O ESPAÑA NO OS COMPRARÁ NI UN GRAMO, ANTES SEGUIMOS CARGÁNDONOS EL PLANETA A PURO CARBONO QUE NEGOCIAR CON VOSOTROS. Ya sabemos por qué metieron los guionistas a Torres en la empresa privada preocupada por el litio. Duda teológico-metafísica resuelta: perdónenlos, porque no saben lo que hacen. En fin, que así rescatan a los familiares de sus colaboradores (pero no a la familia extendida), se meten todos en un A400M, y salen volando a España, mientras suena una música con reminiscencias al Ave María, para subrayar el arco de redención casi-religiosa que se buscaba.
Unitarios
Carla Torres: la jefa del tinglado. Madre amantísima de una hija de 10 años a la que sin embargo tiene que dejar día sí, día también con los abuelos, que siempre hay algo en marcha en el Mundo Terrorista. La niña se lo reprocha mucho, con la coletilla “la madre de Pepita también es policía y no se pierde un partido de hockey” (y la madre visiblemente se muerde la lengua para no decir “pero es que solo es una munipa de mierda”). Hasta aquí, creíble. Lo que ya resulta hilarante es que viva en un chalet de premio de arquitectura que en esta ciudad abandonada por Dios (bueno, es que ni eso, ella es de Las Rozas) no debe bajar de 2 millones de euros tirando por lo bajo. Dado que el salario de un Nacional, incluso en sus tramos más altos y con todos los complementos posibles, no debe ir mucho más allá de 65K brutos (y la herencia parece descartable porque el padre era poli también y aún vive), aquí el QNQC debe ser que “cualquiera puede hacerlo, si ahorra un poquito y no se lo gasta en aguacates”. Torres, por tanto, es el espejo aspiracional de la clase media para la que se ha ideado esta producción.
Para que podamos empatizar un poco (hablamos de una señora que vive en un chalet de millones y con menos calle que un ascensor), le cascan un cáncer del que se trata en la Sanidad Pública, of course (hospital Ramón y Cajal, que por dentro es bastante más ajado de lo que parece, lo sé porque una vez fui a donar sangre allí), aunque en la segunda temporada se va igual que vino: no hacen falta cánceres porque ya hay otras desgracias, como que la pobre señora ahora tiene que vivir en un puto piso (céntrico, con balcón, muy luminoso). Y como su jefe la quiere sustituir por un amigote, ella se vende con pelos y señales al CNI, cambiando favores por favores, pero porque ESPAÑA lo necesita, eh, no porque a ella le haga ilusión. Como tampoco le hará ilusión tener que hablar (a posteriori) con el fiscal para arreglar “todas las escuchas que hagan falta”.
En el fondo es una gestora en estado puro (la única vez que viste un chaleco policial se lo acaba quitando con asco), y los discursos de motivación que da servirían perfectamente para animar al equipo de ventas de seguros a terceros de Mutua Madrileña para lograr los objetivos de facturación del cuatrimestre, venga chavales, un impulso y lo logramos, yo tengo fe en vosotros.
Como estamos en esto por la Teología, identificamos a Carla Torres con Jesucristo: nacida en una oficina inmaculada y traicionada por un Judas, bajará voluntaria a los infiernos afganos para luchar contra el Satanás talibán y liberarnos a todos. Lo que viene a ser el Plan de Dios, que Nathalie Poza (así se llama la actriz) cumplió sin saber al renegociar su contrato para la tercera temporada.
- QUIERO ENSUCIARME, QUIERO IR AL FANGO, QUIERO QUE ME MANDEIS A AFGANISTAN PARA PODER EXPLORAR LOS LIMITES DE MI TALENTO ACTRIZAL.
- Nathalie, si tu personaje ha abandonado la Policía…
- SOY CIVIL, SOY LIBRE, NO ME PODEIS PARAR NI NADA, QUIERO LIBERAR A TODOS, A LAS CHICAS, A LAS MUJERES, AL PERSONAL EVENTUAL, AL PADRE DE MI HIJA.
- En realidad, tu personaje piensa que Cobos ha muerto y lo que haces es darle a Lua todas las papeletas para ser huérfana de madre también…
- LUA ES FUERTE COMO UN ROBLE Y LIBRE COMO EL VIENTO, Y COMO HEREDARÁ TREMENDO CASOPLÓN NO TENDRÁ QUE TRABAJAR EN SU PUTA VIDA.
- Mira, ahí tienes toda la razón.
Marcos Cobos: el marido de Torres, solo que al iniciarse la serie están en proceso de separarse. El actor es como 10 años más joven que su pareja en la ficción (y además se nota mucho). “Ah”, pensarán ustedes, “QNQC, se trata de hacerles ver a las espectadoras de mediana edad que aún son deseables por maromos jóvenes, amén de proyectar imagen de modernidad, una mujer mayor con un hombre joven”. Y no digo que no haya de eso, pero mi teoría es que su propósito es el mismo de otras series españolas que meten en el reparto a actores/actrices argentinos, peruanos o de algún otro país susceptible de comprarnos nuestros productos televisivos: lograr que dicho país, efectivamente, nos compre nuestros productos televisivos. ¿O por qué creen que Hollywood le ofrece cameos ocasionales a Santiago Segura?
Cobos también es padre amantísimo de la niña en común que tienen, y habla con ella por Zoom desde su portátil oficial de la Policía. Yo creía que la Unidad Más De Élite De España tendría protocolos de seguridad informática un poco más afinados. También usa iPhone, lo cual nuevamente me hace preguntarme: ¿es ese el móvil oficial de la Policía, o el hombre usa su teléfono privado para cosas super-extra-hiper secretas?
Cobos es el único de los protas principales que se pringa desde la temporada uno, el único al que vemos pisar calle, sudar, arrestar a gente (o al menos supervisándolo de cerca), o interrogando a prisioneros (sobre la “intimidación física” para obtener datos/confesiones, la serie tiene una postura ambigua: malo cuando lo hacen los moros, comprensible cuando lo hacen “los buenos”, zona moralmente gris cuando lo hacen los moros para ayudar a los buenos) o empuñar un arma de vez en cuando. Incluso es capaz de pasar de fase REM a matar con sus propias manos en 30 segundos (pero no de acordarse de coger el arma). Ya saben: los inmigrantes, haciendo esos trabajos duros y pesados que los españoles ya no quieren hacer. Sí, también en Afganistán.
Sergio: el subalterno de Torres, el machaca. Como solo es un p*to currito, solo se le conoce por su nombre, no hace falta ponerle apellido. Aunque también es cierto que, en una serie donde todos parecen salidos del catálogo Moda Urbana de 2021, mantener la estética de cuando tenías 22 años (para Sergio, 1988, así a ojo) te da una cierta personalidad y todo. Arquetipo muy español, un tío que le ves de lejos y esperas que huela a carajillo y Ducados, pero luego es super-competente.
Roberto: otro currito del que solo tenemos nombre propio, pero con su propio arco de “nos estamos trabajando a la esposa del malo como confidente y la verdad es que me hace tilín, así que le voy a dar mi número personal”. Un arco que, la verdad, da todo el cringe del mundo, porque el policía ha sembrado de cámaras la casa y puede verla en el baño, en la cama… Y luego encima es incapaz de protegerla, vamos, ni poner dos guardas disfrazados en el pasillo puede, y la confidente acaba en manos de su esposo que… pues no sé, tampoco es que la haya matado. La maltrata, evidentemente, pero eso ya lo hacía antes. La inane historia continúa en la segunda temporada, para que ella le acabe dejando porque él siempre está trabajando.
Najwa: otra currita sin apellido. Como aparte de currita es mujer y migrante, en la primera temporada ni siquiera forma parte del reparto principal, luego ya la ascienden. La mitad de sus escenas son porque los protas principales necesitan un traductor, y en la tercera temporada hay que matar a alguien para ver que esto va en serio, ¿y a quién le toca?
Ramón: currito sin apellido, otro más. Lleva en la policía “desde antes de Jesucristo”. Se lleva bien con todo el mundo, es alegre, y cuando arranca la segunda temporada está a punto de jubilarse. A las series españolas les gusta anunciar sus sacrificios de sangre a diez kilómetros de distancia.
Kala: otra currita que bla bla bla. La prueba de que las mujeres marroquíes pueden integrarse sin problemas en nuestro mundo moderno y eficiente. Integración que consiste en acostarte con tu jefe y supervisor (que sí, que libertad y pasión y que a veces pasan cosas, pero joder, que la persona que decide si te expones o no a la balasera debería tomar esas decisiones sin folleteo de por medio, así que pedid el traslado o haceros una paja y a otra cosa, joder), y en adquirir el acento, aspecto y comportamiento de una choni madrileña. En ese sentido, nuestros dieces para la actriz ibicenca.
Miriam: la “meritocracia” ejemplarizada. Cuando empieza la serie, es simplemente “pepinillo”, cuando le empiezan a dar responsabilidades pasa a ser “Miriam”, y cuando finalmente aprueba LAS OPOS, “inspectora” e incluso “jefa” (las opos coinciden con su acceso a la maternidad, así que igual es eso, para el Extremo Centro ambas cosas son en cierto modo equivalentes porque asciendes a un plano superior del conocimiento). Tu nombre, se ve, depende de tu posición en la jerarquía. Ejque el respeto hay que ganárselo, dirán algunos. Sí, el respeto se gana, pero la dignidad debería ser consustancial a la persona e innegociable. A lo que esa misma gente te dice “¡pero si pepinillo es un mote cariñoso!” Cabe preguntase entonces si el cariño disminuye con cada ascenso. Probablemente sí.
Miriam sabe varios idiomas (todos los “importantes” excepto árabe o farsi, ni que trabajase en antiterrorismo yihadista), lleva un peinado así como moderniqui, y es tan tolerante que si alguien le dice “llámame racista pero no conozco a un moro bueno” se mosquea y todo. De hecho, cuando la mandan a sitios con filtro amarillento-pobre (y son unos cuantos), puedes hasta ver que piensa “joder, si mis hijos tuvieran que criarse en casas de madera podrida que flotan en un mar relleno de basura, pues igual yo también me radicalizaba”.
“Pepinillo”, además, es super-legal, y está en contra de torturar a presos. Ahora: si quien tortura es la policía marroquí, pues eso ya es otra historia. Estrenada la maternidad, a los seis meses la mandan a Afganistán, donde es la que más gritos pega de todos – y los afganos, pueblo hermano al español en esto, concluyen que ella es “jefa” y vale muchísimo, así que matamos antes a todos los demás. Que se note la meritocracia, joder.
Ernesto Sanabria: el jefe ante el que responde Torres, por eso tiene apellido, claro, sino de qué. Un inútil que está solo para ganar puntos, salvar su culo y el de los cargos políticos, y atar en corto a los buenos policías que solo quieren medios, medios y más medios para proteger a la indefensa ciudadanía. Sí, Sanabria es malvado porque – ¡se niega a aportar medios materiales para la SEGURIDAD CIUDADANA!
Aquí el Extremo Centro tiene lo que tanto ansía: la prueba de que los malvados políticos sobran. Porque para el Extremo Centro, los medios materiales han de salir del bolsillo de los malvados políticos, y no de los impuestos que todos pagamos y que el Extremo Centro quiere eliminar porque son una intromisión intolerable en la hacienda privada de las personas. Quisiera creer que igual algún espectador hace la conexión: que básicamente los malvados políticos que están emperrados en no soltar un duro y recortar gastos, lo hacen para poder bajar impuestos como exigen los aspersores mediáticos del Extremo Centro.
Agente Rodríguez: el personaje más interesante de la serie, al menos para mi, por lo que revela su desarrollo. Porque este sí es un policía de verdad haciendo trabajo policial inconfundible y de verdad. Que salen unos cuantos, porque alguien tiene que pringarse, pero salen lo mínimo y sin nombre propio. Y si es posible, les cascamos un pasamontañas para que no tengan ni cara. Rodríguez, infiltrado desde hace meses en una mezquita, es el único que “asciende” de “mero figurante para lucir al elenco principal” a “secundario que se merece su propio nombre e historia”. ¿Y qué hacen con él? Correcto, sacarle de esas ocupaciones de mie* y meterle en el “mundo consultora” (con un divorcio de propina, lo cual viene bien para remarcar esa inmensa oficina transparente como el equivalente posmoderno de un monasterio). Es decir, en esta serie, una vez que te han humanizado, solo tienes dos salidas: chief consulting manager, o terrorista.
Omar Al Hassan: el malo malísimo de la segunda temporada. Una especie de jeque viviendo en Granada, con dos esposas a la que se añade una tercera a mitad de temporada (para más inri la prometida adolescente de su hijo muerto), no vaya a ser que empaticemos con este señor. Sus mujeres protagonizan una subtrama “sororidad femenina comprando zapatos brilli-brilli” que no sabemos muy bien a qué viene porque no aporta a la historia principal.
Valoración
La derecha española es pornográfica: difícil de definir, pero fácil de reconocer. Y con ella, sus modelos históricos: en la alta Edad Media “Hispania iría cojonuda si la organizáramos como una banda guerrera visigoda”, en la baja Edad Media “Castilla y Aragón prosperarían si las organizáramos como la Orden de los Caballeros de Calatrava”, en la edad moderna temprana “El reino iría bien si lo organizáramos como un colegio jesuita”, y en los siglos XIX y XX “España iría de puta madre si la organizáramos como un cuartel militar”. Y así hasta hoy, donde “España sería super-eficiente si la organizamos como una empresa de consultoría”, al menos a juzgar por esta serie, que es de derechas, pero no por el rollo policial, que es totalmente secundario a la teología expuesta, sino por la cosmovisión burguesa.
Pero entonces, ¿qué hacen los protas? Pues reuniones y papeleos y filtrar Big Data, para todo lo cual “hay que estar preparados”. ¿Y en qué consiste estar preparados? Pues en estudiarse el temario de LAS OPOS de pé a pá. Es decir, no estamos ante policías, sino ante genuinos representantes de la moderna clase “gerencial-administrativa” que tan bien ha retratado San David Graeber, y su religiosa obsesión con que todo iría de puta madre si tan solo se aplicaran las normas. Hormiguitas del magma social de la “burocratización total” de esta nuestra aciaga línea temporal.
Gente que, en el fondo, no son más que burócratas, alejados del sucio suelo donde ocurre la vida real, y por eso la “parte policía” de la serie es lo de menos, a este tipo de gente le da igual gestionar crímenes que siniestros, pólizas, hipotecas o envasadoras de pepinillos. Los protas incluso llevan esa misma estética gerencial de su oficina hasta sus propias casas, donde los productores aplican el mismo filtro frío verde-azulado, ropa unisex-escandinava, con mucha madera clara, alfombras que parecen moquetas corporativas, y televisores sobre mesas que podrían estar igual en la Sala de Reuniones 4. Hasta el dormitorio de la niña es más aséptico que mi curro, ¡y eso que tenemos una clean desk policy!
Es esta una clase social que ha elegido a KPMG, Accenture y McKinsey como su nueva utopía, la Ciudad de Dios enfrentada a los paganos, y lo que ellos hacen no es “defender al ciudadano”, no: su fin último es extender la Civitate Dei a todo el mundo, y que todo el mundo viva así. Ojo ahí: en la Civitate Dei Accenturia cabe todo el mundo, desde agentes con hiyab (porque para qué iban unos españoles a aprender idiomas, para eso contratamos a gente con rasgos moros y ponemos a un español a gestionarlo y listos) hasta gente joven con peinados poco normativos (pero sin piercings o tatuajes, que el Amor Divino tiene límites, joder), pasando por personas con familias de toda la vida donde las niñas siguen haciendo la primera comunión con la misma ilusión que en 1957. Solo hay que abrazar el credo.
Son protas, por tanto, con los que se identifican sin problemas esos espectadores de Extremo Centro que forman parte de la misma clase “gerencial-administrativa” y que trabajan en MAPFRE, en Allianz, o en otras mil empresas iguales repartidas en cien parques empresariales de la piel de toro, con la misma estética, gestionando siniestros, pólizas, hipotecas y envasadoras de pepinillos. Gestores de medio pelo, atrapados en Bullshit Jobs y buscando un ethos o algo de épica en sus oficinas con paredes de cristal, y -QNQC- eso es exactamente lo que esta serie proporciona: “tu vida tiene sentido, tu sacrificio en estas salas de cristal sirve para traer el Reino de los Cielos”. A esto, Don Carlitos Marx ya le puso un nombre molón hace 150 años: “Entfremdung”.
Ese es el mensaje subyacente, y como resulta un poco deprimente, a partir de la segunda temporada intentan taparlo con acción y casquería y viajes a Afganistán, pero que resultan cada vez más absurdos precisamente porque se alejan de la lógica subyacente, aunque le hagan las cosquillitas “oficinistas como yo metidos en aventuras” al espectador medio. El viaje a Afganistán, de hecho, no tiene nada que ver con las dos temporadas anteriores, es como un Nuevo Testamento que borra el Antiguo. La serie pasa de retratar a la Policía como un Dios omnipotente que al final siempre triunfa (aunque el Mal puede llevarse por delante a algún alma inocente), a presentar un mundo donde el Mal ha triunfado, y lo único que podemos hacer es salvar una sola alma inocente para llevarla a Fuencarral e inscribirla en los alevines del Real Madrid. Pero, recuerden: quien salva una vida es como si salvara al mundo entero. Hay esperanza. Aleluya.
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Comentario de Sgt. Kabukiman (09/10/2023 15:21):
Pues mucha especialización y mucho maquina, pero unos centenares de pocarropas acaban de dejar en ridículo a las agencias de seguridad israelí.
Comentario de emigrante (10/10/2023 12:39):
#1, de hecho muchos piensan que con tanto Mossad y tanto Pegasus es imposible que los hayan cogido desprevenidos y que han dejado hacer aposta para que después nadie pueda ponerse de parte de los palestinos sin parecer un miserable.
En fin https://www.youtube.com/watch?v=8tIdCsMufIY
Comentario de Casio (10/10/2023 13:11):
Madre meua, menuda currada. Confieso que lo he dejado por la mitad, precisamente porque con lo que cuenta el autor en esa primera parte ya sé que no me voy a molestar, gracias por el servicio público, Jenal.
Eso sí, yo tambien recomiendo encarecidamente “Fauda”, más oportuna la mención no puede ser, en estos tiempos de locura homicida.
Comentario de el guru (10/10/2023 13:38):
#2 emigrante
Como teoría de la conspiración es bastante mala porque realmente nada ha cambiado para Israel, más allá de aumentar su sed de sangre. Por tres razones:
1 Israel NO PUEDE entrar a ocupar Gaza, una ciudad más pequeña que Valencia y con el triple de población, de otra forma que no sea a sangre y fuego. Algo parecido intentó al invadir el Líbano en 2006 y salió escaldado o en Gaza en 2008, sin resultados concretos. Arriesgan decenas de miles soldados muertos (y oye, Ucrania está contenta de mandar DECENAS DE MILES de soldados a la picadora de carne con objetivos idiotas, pero no veo a Israel aceptando esto). Su opción menos mala es lo que llevan haciendo 60 años, aislar Gaza y bombardear desde arriba, pero eso no va a cambiar absolutamente nada.
2 Egipto, Irán, Líbano, etc, ODIAN a los Palestinos, pero no van a permitir que Israel genocide a dos millones de personas. Entrar en Gaza significa para Israel arriesgar la guerra con todos los países de su entorno.
3 Si vas a montar un ataque de falsa bandera (o permitirlo), no lo haces cuando tu aliado más fuerte (USA) está metido hasta el cuello en otra proxy war como Ucrania. Es cierto que el MOSAD apoyó directamente la toma de poder de Hamas hace 15 años, como también apoyó al ISIS en Siria, pero permitir que maten a miles de tus civiles me parece absurdo.
Puesto que en la última guerra el ratio de muertes acabó cómo 200:1 o 300:1 a favor de Israel (y un tercio niños), y esta vez han muerto unos 1000 israelíes, pueden hacerse una idea del número de muertos palestinos tras esta guerra. Victoria para Hamas en todos los demás sentidos, puesto que su objetivo es desestabilizar la política de Israel (ya más que conseguido) y lo van a pagar con sangre.
Posdata: ¿cuál es la mejor traducción de Proxy War? Veo “Guerra de Poder” o “Guerra Subsidiaria” pero no parecen adecuadas.
Comentario de DePeixes (11/10/2023 12:38):
#4 el guru
Tal vez podría ser “guerra por delegación”, “guerra por poderes” o bien “guerra mediante delegado/apoderado/representante”.
Comentario de Lluís (12/10/2023 08:18):
#2
Estoy con Gurú. Añadiría que Israel había hecho muchos esfuerzos para establecer buenas relaciones diplomáticas con algunos países árabes (en particular, los enemigos de Irán), y eso puede enfriarlas bastante, sobre el papel. No creo que ahora el rey de Arabia pueda permitirse una foto con Netanyahu, y en eso andaban recientemente.
Eso si, resulta curioso que todo eso haya podido organizarse sin que el Mossad se lo haya olido. Pero no sería la primera vez que unos servicios secretos, por buenos que sean, meten la pata. Igual el que tenía que tomar una decisión no se creía que eso pudiese pasar, es habitual menospreciar la capacidad del enemigo.
Lo rentable, en todo caso, sería intentar ajustar cuentas con Irán, pero parece que en Teherán han sido bastante comedidos hasta ahora, han declarado que no han tenido nada que ver, cuesta creerlo, pero en otras ocasiones en Teherán estarían ya colgándose medallas.
Eso si, Hamas les ha vuelto a ganar la guerra propagantística. Pillarles en bragas ya no tiene arreglo, y si se trata de matar civiles y niños, lo normal es que en el recuento final las víctimas palestinas superen en mucho a las israelíes.
Comentario de Casio (12/10/2023 08:34):
#6 A mi es que me cuesta muchisimo creer que los servicios de información israelies, expertos en infiltraciones, con las tecnologias de información más avanzadas del planeta , no supieran nada. No me lo creo.
Viendo los acontecimientos de las ultimas horas, ministros aconsejando a gazaties que salgan por patas, cortes de los suministros básicos, bombardeos 24 horas al dia sospecho mas bien que el gobierno israeli( el más extremista en la historia de Israel, no se nos olvide) decidió dejar hacer a Hamas para aprovechar la brutalidad terrorista que vendria a fin de provocar una reacción militar tan bestia que fuer inevitable la huida de la población de Gaza, probablemente a Egipto. Luego ocupan el territorio con las fuerzas de tierra y no dejan volver a nadie. ! Menudo problemazo se quitarian asi de encima para los restos !
Comentario de Lluís (12/10/2023 11:43):
#7
Como teoría no está mal, pero no sé qué interés pueden tener en cargarse así los últimos años de esfuerzos diplomáticos con sus vecinos. Pacificar Gaza es muy conveniente, pero mantener más o menos tranquilos al resto de sus vecinos lo debería ser mucho más,
Por no hablar del coste. Puede que la mayoría de palestinos, si les dejan, echen a correr hacia Egipto. Pero seguramente unos cuantos miles vayan a quedarse entre los escombros, no creo que los únicos seres del planeta dispuestos a luchar por su casa sean los ucranianos. Y si ha de entrar la infantería a limpiar túneles, sótanos y ruínas varias, tardará bastante y va a ser costoso en medios humanos y materiales. Por no hablar que llamar a 300000 reservistas, alejándolos de sus puestos de trabajo es sostenible a largo plazo, sobretodo cuando Occidente ha comprometido sus recursos con Ucrania. En resumen, que no sé si merece la pena, en el mejor de los casos es pan hoy y hambre mañana.
Comentario de el guru (12/10/2023 12:26):
#8 Lluís
*la mayoría de palestinos, si les dejan, echen a correr hacia Egipto
la mayoría de palestinos tienen menos de 18 años y no tienen dónde caerse muertos. A esas edades, si no tienes nada que perder…
*no creo que los únicos seres del planeta dispuestos a luchar por su casa sean los ucranianos
Lluís no ha visto los vídeos de los reclutadores cazando reclutas en Kiev o ejecutando soldados de su propio bando.
*va a ser costoso en medios humanos y materiales
creo que la última estimación de Grozni en 1994 fue un 20% de muertos en los soldados rusos que entraron allí, y eso en una ciudad vacía.
*Occidente ha comprometido sus recursos con Ucrania.
jajajajajaja
Ucrania ya está amortizada, hombre. USA ha utilizado a Ucrania para matar rusos y debilitar a la UE con los precios de la energía; Rusia ha aprovechado para ganar territorio y debilitar a Ucrania todo lo que ha podido (y probablemente no volverá a tener grandes problemas en esa zona durante décadas); la UE ha conseguido millones de trabajadores baratos; y los grandes fondos de inversión han conseguido tierra de cultivo muy barata. ¡Todos ganan algo! (excepto Ucrania, que ha perdido la mitad de su población y tiene unas expectativas demográficas que parece Irlanda tras la hambruna).
Comentario de Lluís (12/10/2023 15:49):
#9
Como dije, yo no creo demasiado en teorías conspiranoides, por bonitas que sean. Aunque si, me sorprende que hayan pillado en bragas a los servicios de inteligencia israelíes, pero puede pasar.
No creo que ocupar Gaza sea tan fácil. Pero que buena parte de la población huirá si le dan opción, me lo creo. No tener dónde caerte muerto no significa que realmente quieras morir. Eso si, unos cuantos miles de emboscados, conociendo el terreno por encima y por debajo, se lo pueden poner mucho más difícil a los israelíes. Pero éstos no creo que sean tan tontos como para arriesgarse a las bajas de una invasión por tierra a gran escala. Basta que hagan lo que están haciendo, es decir, cortar todos los suministros y seguir con los bombardeos hasta convertir Gaza en una ruína humeante. Eso tiene un coste 0 en vidas de sus soldados.
Yo no sé si Ucrania está amortizada o no, pero de momento allí sigue todo empantanado. Rusia de momento aguanta, cuando hace un año daban su economía por colapsadda. Hay pocas noticias de éxitos de la ofensiva ucraniana, por lo que se supone que pese a disponer de armamento bueno y haber recibido buen adiestramiento, no han tenido los resultados esperados. Ahora ya se habla de darles aviones, por lo que los recursos occidentales van a estar comprometidos allí durante por lo menos un año más. Ya no sale ningún experto del MI6 pronosticando el colapso ruso para dentro de 3 semanas o que Putin tiene una enfermadad terminal. Y encima, seguramente que también se enteraron de la revuelta de los mercenarios de Wagner por la CNN…
Comentario de Casio (13/10/2023 12:16):
#8
A Israel sus vecinos, diplomáticamente, se la sudan mucho con la unica excepción de Egipto. Líbano está destrozado y no supone ningun peligro, Siria, aniquilada, Jordania procura hacer como si no existiera. Qué decir de Irak o Turquia, esta ultima aliada en ciertos temillas de la zona. Ya han dado los judios el segundo aviso, que vayan desalojando el norte de Gaza, si no tienen ustedes inconveniente, tienen 24 horas. No pongo el enlace de la noticia, que me genera problemas en esta página, pero la pueden encontrar en Europa Press
El unico problema serio se lo puede plantear Egipto, que no está por la labor de tragarse 2 millones de refugiados porque a Israel le viene bien. No son el Líbano.
Que la amenaza de vaciado de Gaza como objetivo final se toma muy en serio lo demuestran las reticencias tanto de Hamas como de Egipto para crear un pasillo humanitario. No es que sea por crueldad , es que saben lo que pasaria y que Israel seria el unico beneficiado.
Comentario de Lluís (13/10/2023 16:54):
#8
Si a Israel ignorase completamente a sus vecinos no habría dedicado tanto esfuerzo a mejorar sus relaciones diplomáticas con algunas monarquías del Golfo, en particular Arabia Saudí, que tendrá una ejército de pacotilla y no lo usan sin permiso de EEUU, pero tienen dinero para financiar a cualquier grupo radical.
Del Líbano como país no hay mucho que temer, básicamente porque eso es otro estado fallido, y las milicias de distinto pelaje hacen lo que quieren y la última campaña militar de Israel por allí no sirvió de demasiado. Matas a un integrista y salen dos más. Siria por supuesto es un caos, pero es más fácil entenderse con un Assad que controla el país con mano de hierro (y que sabe que una derrota militar le puede costar la cabeza) que con unas cuantas docenas de grupos, algunos de ellos muy radicales y a los que no controla nadie. Precisaente, con Egipto es donde discrepo. Seguramente sea el estado más sólido de la zona, y por eso lo único que harán será protestar diplomáticamente. Y a la que Israel les haga alguna insinuación al respecto, posiblemente se pongan algo más serios en el control del contrabando hacia Gaza.
Comentario de Guillermo López García (14/10/2023 08:53):
Impresionante artículo, Carlos. Incluso más de lo habitual. Y me parece especialmente meritorio que hayas podido sacar tantos registros de análisis a la serie. Felicidades!
Yo también me tragué las tres temporadas de “La Unidad”. Las dos primeras me parecieron una solvente adaptación del parafascismo de la añorada “24” al solar patrio; la tercera, un despropósito muy loco y carente de interés, porque uno lo que quiere es ver a sus agentes parafascistas haciendo el parafascismo patriótico en la patria, no en lejanos desiertos que no son españoles.
Comentario de el guru (14/10/2023 13:13):
#10,11 y 12
Mi punto es que Israel NO TIENE UN PLAN más allá de bombardear y matar a unos cuántos miles de personas; y si sigue la escalada, arrastrar a los USA a una guerra.
Haciendo un repaso rápido: Hezbollah ha dicho que entra a jugar si los americanos entran y los Houthies también (ahora que ha terminado la guerra en Yemen tienen más tiempo libre); probablemente las milicias chiitas de Irak también.
Mientras Siria, Irán y los Saudís parecen acercar posiciones (ayer los sirios echaron al embajador houthi y llamaron a Yemen para sustituirlo – con gobierno prosaudí). La unión Irán+ASaudí es un cambio gordo en el equilibrio de poder en Oriente Medio.
#12 Lluís
*Assad (que sabe que una derrota militar le puede costar la cabeza)
Assad está más que fuerte en Siria y le recuerdo que Israel y Assad formalmente son aliados (por ahora)
*Del Líbano como país no hay mucho que temer, básicamente porque eso es otro estado fallido
Hace dos o tres días, Hezbollah estaba presumiendo de tener misiles supersónicos antibuques. Si es cierto, igual el USS Gerald Ford que han mandado los yanquis se tiene que ir por patas.
#13 Guillermo
Esta serie no la he visto, pero había otra serie americana también llamada “La Unidad” que me gustaba. Escrita por David Mamet y protagonizada por Dennis Haysbert (el que fuera el presidente negro de “24”). Tenían un capítulo en el que iban a Valencia a matar un terrorista moro y luego los perseguía la Guardia Civil por un mercadillo. Buenas risas.
Comentario de Lubur (15/10/2023 10:40):
Unos pequeños apuntes:
Sobre la capacidad de hezbolla en misiles, esto no es muy nuevo:
https://www.europapress.es/internacional/noticia-libano-israel-ataque-corbeta-israeli-confirma-mensaje-lider-hezbola-20060715013651.html
Lo raro es que no han vuelto a intentar nada más.
Sobre los refugiados palestinos y su situación, no soy fanático de la wiki pero no parece malo:
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Di%C3%A1spora_palestina
Si nos olvidamos de las diásporas europeas y americana en el resto de los países donde están carecen de casi cualquier derecho y son prácticamente parias. Arabia es el mejor exponente de ello.
Es decir, ni a los propios árabes les importa una mire.
La posibilidad de una alianza o lo que sea árabe-iraní me parece poco menos que delirante.
Por último, sobre Lis objetivos de Israel creo que hay que analizar bien qué sería un éxito militar para ellos, y dudo que quieran repetir lo de Líbano, para eso se quedan en casa. Si que. E creo que quieran descabezar las principales capacidades militares, incluido el liderazgo de Hamas
Comentario de el guru (16/10/2023 14:15):
#15 Lubur
*La posibilidad de una alianza o lo que sea árabe-iraní me parece poco menos que delirante.
El acuerdo gordo ya pasó en marzo, cuando acordaron la paz en Yemen, y la venta de petróleo a China mediante una moneda independiente del dólar.
Fíjese que ha pasado más de una semana y Arabia Saudí no ha condenado el ataque de Hamas, a pesar de todos los esfuerzos de Anthony Blinken.
Comentario de Lluís (17/10/2023 18:32):
#16
No han condenado a Hamas pero no han pasado de allí. Nadie ha amenazado con acciones si Israel se sobrepasa. Y ni siquiera necesitarían ir a la guerra, a Arabia, Irán, Iraq y compañía les bastaría con cerrar el grifo del petróleo. Pero no han hecho absolutamente nada, que es lo que realmente cuenta.
Por otra parte, para cualquier régimen de la zona los integristas islámicos son una amenaza peor que Israel. Y a los palestinos, para su desgracia, no tienen ningún amigo en la región, pienso que les habría salido más a cuenta entenderse con Israel que fiarse de sus correligionarios.
Comentario de Lubur (21/10/2023 22:30):
No iban a poner el botón de editar? Me gustaría no parecer un alocado del teclado.
Sobre lo de Arabia e irán una cosa es que acepten la realpolitik que puede incluir un acuerdo sobre el petróleo iraní y otra muy distinta que puedan converger en prácticamente nada más. Para los no hayan estado por la zona, al buen árabe (o sea, Sunni) le regalan la vida de maravilla. Al malo (chií) ni la mitad de la mitad de la mitad. Solo hay que ver donde vive cada uno de ellos, los chiíes prácticamente en ghettos, de buen nivel, pero ghettos al final. Y de ocupar puestos en la administración, ni de guardia urbano. Ahora imagínense entre visiones muy opuestas del islam.
Que los saudíes no condenen a Hamas es lógico dentro del discurso islámico general. Otra cosa es que realmente estén más próximos an Israel que a Hamas. Verán, si Israel tuviera que volver a bombardear irán, Arabia volvería a ser la ruta preferida como ya pasó
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_%C3%93pera
Una cosa es salvar la cara con los “tuyos” y otra ir en contra de tus propios intereses.
Comentario de emigrante (25/10/2023 10:40):
Off topicazo, tenemos chica nueva en la oficina
https://electomania.es/alemania-el-bsw-amenaza-con-revolucionar-la-politica-nacional/
Comentario de Lubur (28/10/2023 09:53):
#19 alucinante que sin programa político definido tenga tanto tirón. Eso solo demuestra que nos importa muy poquito qué ponga el programa porque al final harán lo que les dé la gana y parece que atraiga más la persona que el contenido de sus propuestas.
Más fascinante es que haya un 30% de votantes de extrema derecha interesados, aunque no del todo; hace tiempo hice alguna de esas encuestas para ver a qué partido votarías y salía medio de Podemos y medio de Vox. Por supuesto que me preocupé y ahora creo que soy una víctima más de la polarización que vivimos.
Comentario de el guru (28/10/2023 15:36):
#20 Lubur
Fácil respuesta, porque el SPD y Die Grünen han bancado a tope con la OTAN y la gente de ese lado tiene este nivel
https://twitter.com/GunterFehlinger/status/1718265849411244206
Es un partido de rechazo, no necesitan programa para tener votos
*30% de votantes de extrema derecha
igual después de la destrucción del Nordstream 1 y la reacción de Scholz fuera mirar para otro lado tienen algo que ver y hay que analizar las cosas en otro eje, vamos digo yo
Comentario de el guru (28/10/2023 19:12):
Se me olvidó comentar:
Partido de rechazo …y con un toque de nostalgia por la RDA.
Comentario de Lluís (29/10/2023 10:56):
#20
No sé a qué están acostumbrada la ciudadanía del Reich, pero aquí llevamos años en los que el programa cabe en un twit. Recientemente, ha ganado uno apostando por “derogar el sanchismo” y el segundo diciendo que “Vox o yo”. El resto, tres cuartos de lo mismo. Total, pueden elaborar un programa con unos cuantos centenares de medidas, y sabemos que si pasados los 4 años lo revisamos, en la mayoría ni siquiere se ha hecho un amago de cumplimiento y en otras se ha hecho justo lo contrario.
Lo del traspaso de votos entre extremismos de izquierda y derecha no es algo nuevo, por lo menos al norte de los Pirineos. Aquí Vox no es más que un subproducto del IBEX para tener una alternativa a un PP que parecía al borde de la implosión, pero en otros sitios se presentan con un discurso económico y social parte del cual podría asumir un partido comunista. Es relativamente normal que pueda haber trasvase de votantes entre ambos extremos cuando uno se siente desengañado por uno de ellos.
Comentario de Casio (01/12/2023 09:08):
#8 Mira, Lluis: “Israel Knew Hamas’s Attack Plan More Than a Year Ago”, hoy en el New York Times. Es que no hay que tener mucha imaginación…..
Comentario de Lluís (01/12/2023 19:56):
#24
¿Y de dónde saca eso el New York Times? ¿O por qué no lo publicaban hace 1 año, si se sabía? Eso viene a ser lo de que el lunes todos acertamos la quiniela…
Al final, la guerra propagandística la ganará Hamas.