Municipios 2023: Madrid – Vol. II
(Como no nos ha bastado con el primer ladrillo, aquí va el segundo, tras dejarles espacio a otros municipios que parece que también celebran elecciones)
Las autopistas de los aspirantes al “mazo” municipal
Se ha llamado a veces a Podemos “Izquierda M30”, aludiendo a que parece desarrollarse teniendo en cuenta únicamente a personas, instituciones o acontecimientos internos a la M30. Esto solo denota un profundo desconocimiento de Madrid: la verdadera “izquierda M30” es el PSOE (Fun fact: la M30 es la única autovía de España donde está permitido adelantar por la derecha; sean libres de hacer un chiste fácil sobre el PSOE en este punto). Podemos, más bien, es “Izquierda M50”: una autovía el doble de amplia, cubriendo mucho más territorio (por ejemplo, el “Cinturón Rojo”, Vallecas o el Aeropuerto Madrid-Barajas-Adolfo-Suarez-Lagarto-Spock), y encima -ojo- ¡no está cerrada! ¡Hay un hueco hacia el norte y por ahí podrían entrar “cosas”! Entremedias entre PSOE y Podemos, sin decantarse (aunque M30 y M40 se tocan, muy cerquita de la sede del CNI, por cierto), la “Izquierda M40”, MásMadrid, que incluye a Pozuelo de Alarcón.
Pero, sobre todo, quienes usan el adjetivo “M30” lo hacen como si fuera el culmen del centralismo castizo. Criaturas. ¿Saben por qué esa “autovía con trazado urbano”, única autovía española de titularidad municipal, se llama así? Pues porque sólo es la tercera ronda de circunvalación de Madrid. Sí señores, aún es posible ser MAS centralista: creados por Sauron Bahamonde, son los Anillos del Poder Facha. Pues dentro de la M30 fue creado un cinturón aún más reducido, llamado informalmente M20, que recoge el Barrio de Salamanca en toda su gloria, los cuarteles generales del Ejército del Aire y de la Armada, las Direcciones Generales de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía, la sede del Partido Popular, y el Tribunal Constitucional; ¡es tan reducido que incluso el Santiago Bernabéu queda fuera! Este es el anillo de castidad del PP, alias “Derecha M20”. Y si lo anterior no les asusta lo bastante: nos queda un anillo aún más reducido para gobernarlos a todos y atarlos en las sombras, la “Derecha M10” encarnada en VOX. El primer anillo de circunvalación, que ya incluye todo el porno gore: el Museo Reina Sofía (no así el del Prado), el Banco de España, la Gran Vía y la Puerta del Sol, la Plaza de España, la sede del PSOE en la calle Ferraz (por apenas 50 metros, pero ya saben, una vela a Dios y otra al Diablo), el Cuartel General del Ejército de Tierra (la Armada y el Aire, esos progres, quedan fuera por apenas unos cientos de metros), las DOS catedrales activas de Madrid, la Almudena y la de las Fuerzas Armadas, el Templo de Debod (quizás el edificio más antiguo de España, en la parcela donde antes estaba el Cuartel de la Montaña), el Tribunal Supremo, y sobre todo los dos pilares sobre los que se asienta el proyecto V.E.R.D.E. del constitucionalismo sin complejos: el Palacio Real y la Audiencia Nacional.
(Hoygan, ¿y qué pasa con Ciudadanos?, se preguntará más de uno. Pues Ciudadanos vendría a ser la autopista M45: una autovía de titularidad autonómica madrileña, anunciada con llamativos carteles naranjas, que ni siquiera constituye un anillo sino simplemente debía alejar tráfico tentado por otras vías, creada por Esperanza Aguirre como parte de un proyecto para una España liberal, y financiada mediante un “peaje en la sombra” [lo construye una empresa privada, y la CAM paga en función del número de coches que la usan] que ha permitido forrarse a las concesionarias; eso más o menos cubre lo que es y representa Ciudadanos.)
Alcaldables
Jose Luis “Atasquez” Almeida (PP): la adolescencia es una fase muy perra. Para mucha gente, el paso por el insti es un calvario. Especialmente (y espero que esto haya cambiado desde mis tiempos, pero me parece que los adolescentes de hoy son tan cafres como lo éramos nosotros) para dos colectivos, blanco universal de chistes y abusos: las chicas con sobrepeso y los chicos bajitos con pocas aptitudes físicas, ambos apenas mejor considerados que un judío en Varsovia en los años 40. Sin embargo, ahí también hay clases. Puedes ser un bajito puteado, pero con el alma limpia. O puedes intentar salvarte arrimándote al abusón más abusica del patio, ser su bufón, reírle todas las gracias, indicarle presas propicias, humillarte tanto tú mismo que ya ni le haga gracia pegarte, y chivarle todos los chismes. En ese caso, mira: ojalá Dios pudiera decrecerte aún más. José Luis Martínez-Almeida, el actual alcalde, es bajito (y un tullido absoluto cuando se trata de hacer deporte).
Si hay algo más que sea reseñable en su vida privada, no lo sabemos. Hubo rumores sobre “un video que le compromete”, en lo que olía a fuego amigo, no sabemos si C’s intentando rascar lo rascable, VOX buscando el voto carca, o alguien dentro del PP intentando hacerle la cama (hola, Isabel), pero nunca más se supo. Siendo las derechas madrileñas como son, igual lo comprometedor es que le gusta coger cada tres meses un avión a Estocolmo y pasear en bici por la ciudad disfrutando de su urbanismo integrador. Porque públicamente, cuando por toda Europa los alcaldes de las principales ciudades promocionan el transporte en bicicleta, Almeida ha usado durante años una foto sobre una moto y en un atasco como fondo de su cuenta de Twitter. Y en lo que se refiere a la propaganda emitida, Almeida es un “late stage capitalist” de manual: es decir, gritar LIBERTAD a los cuatro vientos, y luego prohibirles a los taxistas que vistan camisas estampadas, porque la libertad es solo para señoritos, al servicio hay que atarlo en corto. (Hasta que llegó Carmena, por cierto, los portadores de VIH no podían ser taxistas.) Como dijo uno por Twitter, ya no se trata de anular los efectos de 1917, sino directamente los de 1789.
Volviendo a la persona humana, el caso es que Almeida tiene frecuentes destellos de humor sobre su propia persona. Particularmente sobre su soltería y su estatura. Pero no se engañen: como buen bajito, Almeida tiene olfato para detectar abusones y congraciarse con ellos, un verdadero sexto sentido para humillarse él mismo con humor para no ser humillado con saña. Por eso siempre regala una bromita costumbrista a los abusones de El Mundo, VozPopuli, La Razón o Antena 3, antes de que caiga la colleja. Y hoygan, ¡le funciona! El tratamiento que le han deparado los medios del Biotopo siempre ha sido exquisito (mi favorito: OK Diario afirmando que “se pateó los 25 distritos” cuando solo hay 21). En parte, porque aún no se habían recuperado del susto “comunista” de Manuela Carmena. Y bueno, también ayuda el que Almeida, quitando tres o cuatro gestos a la galería al principio de la pandemia, ha sido un alcalde tan facha como puedan desearlo sus votantes más enragés de Barriosalamanca, diciendo que él no pedía perdón por la conquista de América “igual que no les digo a los árabes que tienen que pedírnoslo a nosotros” (un señor, nótese, con un apellido de origen árabe y que alcaldea una ciudad fundada por árabes, ser de derechas es básicamente estar con el poder desde el siglo V tirando por lo bajo), devolviendo su calle a Millán Astray, y retirando la placa del cementerio de la Almudena a los fusilados por el franquismo.
Todo esto Almeida lo hizo escudándose siempre en la ley y en sentencias judiciales, ¡por supuesto! Sobre esto: el Comisionado de Memoria Histórica, efectivamente, pedía que se unificara el reconocimiento a las víctimas de ambos bandos durante la Guerra Civil. Pero los fusilados de la Almudena lo fueron, obviamente, después de la caída de Madrid y por tanto después de la Guerra (argumento que al alcalde se la refanfinfló, pero que en cambio sí que le vale a la Justicia para la calle Caídos de la División Azul: sí, esa gente participó en un genocidio, pero fuera de la Guerra Civil, así que nada que ver). 3000 personas, algunas tan tarde como 1945. Son, en puridad, fusilados del franquismo, y suponemos que eso es lo que molesta.
Esto es ya algo que va más allá de Almeida, evidentemente: el uso, cada vez más extendido en el extremo centro, de la expresión “Guerra Civil” no para un conflicto armado entre 1936 y 1939, sino cada vez más para un periodo que arranca en 1931 y termina en 1975 (o 1978, hay varias escuelas extremocentristas), “la Era de la Guerra Civil, ese triste periodo de enfrentamiento entre españoles, no como en los felices años de la Restauración, la anterior y la posterior, salvo si se salen con la suya esos pérfidos socialcomunistas”. Todo lo que acontece dentro de ese periodo es un bloque uniforme donde todo está conectado y hay “violencia en los dos bandos” y “no se puede hablar de buenos y malos”, “los unos 40 años de dictadura y los otros Paracuellos, lo mismito, ya está”. En cambio, 1975 (o 1978) es una cesura absoluta de la que salimos sin ninguna conexión con lo anterior, igual que lo es 1931, y por ello la derecha no admite que se pueda meter a la dictadura de Primo de Rivera o la violencia estatal y las eternas guerras coloniales de la Restauración en los análisis sobre la República. En 1975/8, en suma, fuimos bautizados por San Adolfo Suarez de Campechano en las prístinas aguas del Jordán de la Democraciabienentendida que borran todo el pecado anterior. Y decir cualquier otra cosa (qué se yo: que policías y jueces siguieron siendo los mismos, o las estructuras socio-económicas, o que a Campechano lo puso Franco) es de mala educación. Una cosmovisión donde puedes afirmar con toda la cara que el Guernica es una obra “contra todas las violencias”, como si no lo hubiese encargado y pagado un bando para denunciar la violencia del otro, o decir que el Valle de los Caídos constituye homenaje a los caídos “de ambos bandos”, una interpretación que solo hace gente MUY de centro.
(Y en cuanto a las calles, voy a romper, si no una lanza, al menos un mondadientes, a favor de Almeida: la culpa es de Manuela Carmena. Porque como cualquier ayuntamiento, el de Madrid puede cambiar los nombres de sus calles y plazas porque le apetece y nada más: renombrar la Castellana como Avenida de Leticia Sabater, cambiar Plaza de España por Plaza Superguay, o la Calle Serrano a Calle del Jamón Serrano. No hace falta más que una mayoría en el Pleno. Pero los carmenitas quisieron hacerlo “bien” [entiéndase: agarrándose a una Ley para que no se diga que lo hicieron porque les petó; como si eso hiciese alguna diferencia para gente que lleva lustros leyendo en El Mundo que ellos son el sostén de la patria por tener una hipoteca a 30 años en un PAU], y justificaron los 52 cambios de nombres en la Ley de Memoria Histórica, que prohíbe homenajes a la dictadura franquista. Con lo que los cambios de nombre se podían impugnar en base, precisamente, a dicha Ley de Memoria Histórica. Si lo hubiesen hecho por narices, en cambio, Almeida tendría que haberles devuelto sus calles a Millán Astray y a la División Azul por narices también, e igual eso era un poco más difícil de justificar. Ya solo hizo falta que una cosa tan facha como el Colectivo de Familiares de Caídos en Rusia, con ayuda del Defensor del Pueblo, recurriera el cambio, que unos jueces dijesen que tener una calle a los caídos de la División Azul en realidad constituye homenaje al nazismo y no al franquismo y por tanto no se ajusta a derecho el cambio de nombre, y ya la tenemos de nuevo en el callejero. Carmena se complica y pierde la pelota en pase seguro, Asociación inicia jugada, jueces suben el balón, periodistas tapan al árbitro, políticos rematan: la Derecha, ella sí, sabe jugar en equipo. Y así Almeida puede empujarla a puerta vacía para a continuación lavarse las manos cual Poncio Pilato.)
Begoña “Pijacís” (Cs): que Begoña Villacís no esté militando ya en el PP es lo más parecido a un milagro en la ciudad de Madrid. O quizás haya una explicación más mundana al hecho de que, ante el general descalabro naranja, ella siga tan leal a la marca C’s: que confía en que sus votantes no se irán ni a VOX ni al PP ¡porque ella es lo más parecido a VOX y al PP que aún queda en C’s! Aún así, no las debe tener todas consigo, porque hace unos meses insinuó que igual le interesaba “ser una corriente interna dentro del PP”. Como quiera que Ayuso, como presidenta del PP madrileño, dijo que los únicos tránsfugas de Cs que valían la pena ya los tenía ella y que no necesitamos más, gracias, Villacís reculó como mejor pudo, pero el daño estaba hecho, y ni los propios militantes de Cs la querían ya. Al final es cabeza de lista gracias a un dedazo de la Dirección Nacional. Ignoramos a cuanto se cotizan hoy el resto de los puestos en la lista, hace 8 años aún superaban los 2000€.
Villacís estudió en la universidad San Pablo-CEU, fue tertuliana de Intereconomía, maneja a la perfección el lenguaje “Papá Estado” y “ojalá te pillaran los talibanes” (con el puntito justo para que la Fiscalía, a ella, no la vaya a empurar), es capaz de posar con modelitos delante de un desalojo (está en buena compañía, todo sea dicho), era administradora de una empresa que se dedicaba a asesorar legalmente a la Unión de Policías de Madrid, y sobre todo, atesora un piccolo patrimonio inmobiliario de doce pisos de nada (yo me incorporé al mercado laboral por las mismas fechas que ella, mes arriba mes abajo, y debo confesar que voy un poco por detrás), pálido reflejo del de su familia, por otra parte. Vamos: que Villacís es la viva encarnación de “los señoritos de toda la vida”. Y sus veleidades progres, que las tiene, son estrictamente personales y no constituyen ninguna amenaza al orden bien entendido (lo que no excluye que algún día, cuando se haya purgado todo lo que queda a la izquierda de C’s, no le pueda tocar a ella ser condenada por el Tribunal de la Santa Inquisición por pecar contra la industria cárnica). Normal que en VOX la tentaran hace ocho años, deslumbrados por lo bien que lo hacía en los debates de Intereconomía (que no es por Intereconomía: ¡PABLO también iba a dichos debates y a él no intentaron ficharle!), pero para ir de quinta o sexta en la lista. Ciudadanos ofreció lo más alto, y por eso ella acabó de naranja. Por aquel entonces, por cierto, la madrileña más superauténtica aún vivía fuera del municipio, en Villanueva de la Cañada. ¡Hasta 2019 no se pudo votar a si misma! Ella, claro, dice que nunca hubo dudas porque “VOX es populista igual que Podemos, aunque confieso que no me he leído su programa”, pero a la hora de ser vicealcaldesa con sus votos resultó que todos son populistas, pero unos eran más populistas que otros.
En mayo de 2019, Villacís subió de 7 a 11 escaños. En aquel momento, había mayoría absoluta letizia PSOE+C’s en el Congreso, y relativa en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento (mediante voto crítico de LoDeErrejón, que también es populista pero suponemos que no tanto como LoDePABLO). Una oportunidad única para destruir el Conglomerado Mediático-Militar del PP, que incluso contaba con algún apoyo dentro del partido. Pero a Rivera se le subió el cubata cósmico a la cabeza, y aquí estamos. Si Villacís logra entrar en estas elecciones, será quizás el último coletazo de la Guapocracia, que en Madrid ciudad nunca ha arraigado bien.
La gestión villaciseña ha sido tan caradura como podría haberla sido la del PP: tras quejarse de que Carmena no reducía deuda “bien” (pero al menos la reducía), Villacís ha presidido una subida del 13% en apenas 6 meses. Esto realmente da un poco igual, porque un ayuntamiento no es una empresa y tiene otras obligaciones antes que reducir deuda, pero es que nos barruntamos como se han “perdido” 225 millones: no por programas sociales destinados a mejorar las vidas de los más desfavorecidos, sino por bajadas de impuestos a los ricos. El resultado es contradictorio: el mismo ABC que la deja fuera del reparto de concejales (sin aclarar muy bien porqué baja, ¡es la vida!), afirma sin embargo que es de los candidatos mejor valorados (aunque sea el ABC pueden entrar al link, a la propaganda nunca le ponen un Paywall). Por lo demás, pues mucho apoyo a la hostelería, que hizo que incluso los de VOX la llamaran “Terracís”.
Villacís también destaca por ser el principal ariete de las Derechas contra el nuevo feminismo. Es decir, que ha sido la principal portavoza con la que Cs ha encarado cada año el 8M, siguiendo los pasos tradicionales con los que la Derecha encara todas las innovaciones izquierdosas: Fase Uno, lamentar que la izquierda prefiera celebrar sus cosas izquierdosas y degeneradas (el sufragio femenino, la Movida Madrileña, el 8M, el Orgullo, el matrimonio igualitario, los Fridays for future…), que dividen a la sociedad y además nos convierten en el hazmerreír mundial, en vez de “lo que nos une” (“lo que nos une” suele ser la monarquía, la bandera “de todos”, o la lengua castellana); Fase Dos, cuando las innovaciones izquierdosas logran convocar a cientos de miles de personas, apuntarse al carro después de haberlo denigrado (en el caso del PP, presentando por toda la cara una carroza para el Orgullo; en el caso de Cs, hablando de “feminismo liberal” y de gestación subrogada, o rechazando la reivindicación pero presentándose para la foto); Fase Tres, cuando los que han levantado el invento desde la nada se cabrean y te echan porque tras años de ignorarlos/combatirlos ahora quieres marcarte un pinkwashing, llorar que la izquierda es violenta e intolerante y que ellos “también tienen derecho a estar”.
(Pues no, no lo tienen: lo que tienen es derecho a montarse su propio acto, y que la gente decida libremente si quiere celebrar con la gente que lleva dando el callo desde hace décadas, o con la gente que hasta ayer le tiraba piedras al invento o decía que no iba al 8M porque el verdadero feminismo se demuestra trabajando. ¿Qué van a ir cuatro gatos, y además obligados, porque la intención es transparente? Pues eso también es libertad, amics.)
Y como último paso la Fase Final: reivindicar que la cosa esa izquierdosa y degenerada en realidad es suya, que la inventaron ellos, que ellos la defienden mejor que nadie, y que quién es la izquierda para erigirse en guardián moral, lecciones ni una, putos degenerados. Ya lo han hecho con la Movida Madrileña, con salir y tomarse una copa (el partido de Ayuso, que 30 años antes mandaba al concejal en persona a cerrar garitos), están en ello con el sufragio femenino, y aunque les llevó un siglo lo lograron con el liberalismo político y ya casi han capturado a la socialdemocracia.
Ortega “el Sith” (VOX): Ortega Smith va a ser la prueba del algodón sobre el electorado madrileño de derechas para descubrir de qué pie cojean: ¿se trata solo de mandar ellos, caiga quien caiga, y para ello son admisibles todas las mentiras y jugarretas necesarias (en cuyo caso se irán con Almeida, excelso implementador del principio)? ¿O les mueve realmente algún tipo de principio, principalmente el odio incontrolable a todo lo que venga de la izquierda, ya sea el marxismo, las vacunas, o las restricciones al tráfico (en cuyo caso se irán con Smith, excelso odiador)? Obviamente ni el electorado ni las personas son totalmente blancas o negras, y aunque históricamente el electorado pepero ha tirado por lo primero (y esto incluye a la mayoría de los que se fueron a Ciudadanos, precisamente porque les vendieron que Ciudadanos era el que iba a mandar y allí querían estar ellos; cuando Rivera le regaló todo gratis et amore al PP en 2019 se dieron cuenta que el triunfador eran los de siempre y volvieron), no es descartable que se pasen algunos años tan cabreados que se escindan los suficientes para hacer viable lo segundo. Tras las elecciones tendremos en todo caso una graduación porcentual.
Ortega Smith (y VOX en general) ha asumido muchas de las tradicionales recetas políticas del PP. La primera, algo incomprensible para los de fuera, es que el municipio no importa, especialmente entre tus votantes más afines. El IBI, el BiciMAD, los atascos… todo eso se puede tapar con ETA/Venezuela/los comunistas. Sí, también se puede tirar de asuntos municipales cuando gobierna la izquierda, pero eso es más por espantar a algunos votantes de centro que por galvanizar a la base electoral propia; esa se moviliza más por lo que pase en Vascongadas que por la basura delante de su puerta. Por otra parte, El Sith no va demasiado boyante en las encuestas, arrastrándose sobre el 7%. Jura y perjura que no investirá a “Carmeida”, pero eso no deja de ser un brindis al sol porque la Ley Electoral indica que sin mayoría absoluta acaba de alcalde el más votado, y ese casi seguro será Almeida (si de milagro Rita Maestre acabase primera, ya verían lo que tarda el Sith en ejercer la responsabilidad).
Rita “Asaltacapillas” Maestre (Más Madrid): en el otro lado, la antorcha de la izquierda la lleva ahora mismo Rita Maestre, intentando ser la nueva Manuela Carmena. Como ya dijimos, Maestre fue condenada (aunque recurrió y fue absuelta) por delito contra los sentimientos religiosos al asaltar una capilla, en un juicio que solo cabe definir como esperpéntico, ya que el procedimiento se centró en aclarar si se había gritado la consigna “ante el Vaticano, poder clitoriano” o se había “alardeado de ser putas” (en las bellas palabras de la fiscal que impugnó el recurso), en definir qué constituía una “profanación” (porque resulta que eso no es delito solo en Afganistán o Arabia Saudí, sino también en países que hacen gala de ser muy modernos e ilustrados), si un ósculo homoerótico o la exhibición de las mamas femeninas podía interpretarse a tal efecto, y si tal exhibición realmente se había producido in carnis o se había limitado a airear el sujetador. El que un estado laico mantenga capillas en instituciones educativas públicas, en cambio, nunca formó parte del debate (sobre esto, no falta gente que diga que el estado en realidad no es laico sino “aconfesional”; suele ser la misma gente que luego pone el grito en el cielo cuando ese mismo estado pone –tiene que poner para no discriminar a otras confesiones, eso es lo que significa “aconfesional”- una sala de oración para evangélicos o clases en la pública para musulmanes). A cambio, el juicio nos ha enseñado que hay países en Europa donde interrumpir una misa enseñando las tetas puede conllevar más pena (hasta seis años, artículo 523 del Código Penal) que impedirla mediante un navajazo grave pero no letal al cura (solo hasta cinco años, artículo 148 CP – siempre y cuando el navajazo se realice fuera del lugar de culto, claro, ¡que si no te caen ambos artículos!). A todo esto: LPD enfáticamente desaconseja ambas cosas a sus lectores.
En fin, todo muy edificante sobre las libertades en España, pero lo que quedó en los medios fue que “Maestre fue condenada y no dimitió, típica hipocresía progre porque dijeron lo contrario”. Unos medios más papistas que el propio arzobispo, que no le dio mayor importancia al hecho y perdonó a Maestre (la denuncia de hecho no fue suya sino de una de esas asociaciones católicas que creen que eso de la bondad, el perdón y la otra mejilla son cosas propias de maricones y masones, y que Dios es básicamente lluvia de azufre ardiendo sobre los infieles pecadores, o en su defecto lluvia de pleitos), aunque cinco años después la pobre mujer aún seguía peregrinando a Canossa cada 9 de noviembre. Lo de la OTAN ya no sé si forma parte del mismo complejo.
Programáticamente, Más Madrid trae carmenismo y errejonismo a partes iguales. Que sí, que quieren hacer cosas buenas y chulas (ecologismo, vías ciclistas, equipamientos, acondicionar ermitas [sí, medida 34, no es coña], varias bibliotecas…), pero sin entrar en el cómo. Miedo a hincarle el diente al IBI y a las herencias, ese macizo del Depositum Fidei de la derecha. Bueno, tampoco es que debamos cargar en un ayuntamiento el advenimiento de la utopía anarcocomunista, pero que la vivienda no aparezca hasta el punto 7 (epígrafe “Quiero una casa”) y se siga dando ayuditas especiales por ser menor de 35 porque solo los mataos viven de alquiler pasada esa edad, pues tampoco nos enciende el corazoncito.
¿Qué hacer? Aplicándole el materialismo histórico en clave de dialéctica hegeliana al Carmenismo nos sale que:
- Ganar elecciones en Madrid solo parece ser posible con candidaturas inanes que renuncien a entrar en lo mollar (eso, si acaso, solo se logra después de conquistar la dichosa hegemonía esa);
- Tales candidaturas, de ganar, solo serán capaces de aplicar un programa muy de mínimos, corrigiendo algunas cosillas que ya claman al cielo y que dejan patidifusos a cualquiera que no participe al 100% en El Consenso Democrático-Rentista Que Nos Dimos Entre Todos;
- Incluso este programa de mínimos será tachado de bolchevismo puro y antesala del Reino Milenario de Satanás-Robespierre-Bildu por los sospechosos habituales, que en realidad no son tan buenos conquistando la hegemonía como a veces creemos, pero les puede dar igual porque ellos la compran al peso;
- La única salida a este dilema es pedir el Whisky bien cargado.
Reyes “de Madrid” Maroto (PSOE): en el PSOE han apostado por la receta seguida desde hace 25 años o más: anunciar a bombo y platillo un nuevo “fichaje estrella” ajeno a la política municipal para encabezar su lista, que, tras el fracaso y un par de años sesteando, renuncia y se pira. En 1999, ficharon al ex ministro de Asuntos Exteriores Fernando Morán (73 añazos en el momento de la candidatura, más incluso que Carmena), en 2003 a Trinidad Jiménez (un dedazo de Zapatero que a los dos años se fue para ser ministra, lo que permitió entrar al 23 de la lista, un tal Pedro Sánchez), en 2007 Miguel Sebastián, asesor áulico-económico de Zapatero (este ni siquiera se pasó a recoger el acta, pero también acabó de ministro), en 2011 Jaime Lissavetzky (secretario de estado para el deporte, tampoco repitió), y en 2015 a Antonio Miguel Carmona. Carmona, a diferencia de los anteriores, sí venía con cierto pedigrí madrileño, buena imagen, y una larga implicación en la política local, aunque luego haya quedado para la historia solo su propuesta de organizar naumaquias en el Retiro.
Pero para entonces la marca PSOE ya estaba quemada, y la abuelita Carmena prácticamente le duplicó en votos. Esperanza Aguirre le ofreció entonces a Carmona investirle como alcalde para evitar “un Madrid comunista que destruya nuestro sistema democrático y occidental”. Sí, la misma Aguirre que llevaba años emitiendo y subvencionando propaganda que decía que ese mismo PSOE era comunista y quería destruir nuestro sistema democrático y occidental. Carmona (quien por cierto dimitió como diputado autonómico por hacer un chiste malo en privado sin saber que había un micrófono abierto) la mandó a paseo, cosa que le honra, pero tampoco repitió, y en 2019 “Vacío” Sánchez volvió a la fórmula de toda la vida y fichó a Pepu Hernández, ex seleccionador nacional de baloncesto, un candidato a imagen de semejanza del propio Sánchez, siempre como a punto de entrar a hacer un mate y celebrar la canasta chocando esas cinco. Quedó cuarto con un 13.75%. He tenido que qwantear qué pasó con él: dimitió en septiembre de 2021, ni me había enterado. La desbandada es tal que la actual portavoz del grupo socialista era la sexta en la papeleta.
Las críticas al PSOE por preferir cuneros a dedo en vez de “gente del lugar que construye un proyecto desde la base” están justificadas, por supuesto, pero por otra parte tampoco podemos obviar que la derecha también ha tirado habitualmente de gente no demasiado vinculada al ayuntamiento como Villacís, Ortega Smith, Gallardón o Almeida (o gente como Andrea Levy, que tras toda la vida en el PP catalán de repente se despertó concejala de cultura en Madrid; Ana Botella al menos vivía en Madrid y llevaba ocho años de concejala cuando llegó a alcaldesa), y no le ha ido tan mal. O a lo mejor esto refleja diferencias en los electorados de izquierdas y derechas que diseccionaremos más adelante. Almeida, de hecho, compaginó su cargo con el de “Portavoz Nacional del PP”, sin que nadie en su campo dijera que eso le quitaba tiempo a lo de gestionar una ciudad de tres millones de habitantes. Así el “alcalde de España” se aseguró salir todos los días en los telediarios nacionales (esa parece haber sido la idea de su nombramiento), incluso en las raras ocasiones en que no hubiera noticias madrileñas que justificaran sacarle, hasta que el Carromerogate le hizo dimitir.
En fin, que desvariamos: tras marear la perdiz durante meses, Sánchez ha mandado al ring a su segunda apuesta, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. ¿Vínculos con la ciudad? Pocos. Nació, se crio y estudió en la provincia de Valladolid. Sí trabaja en la ciudad… como ministra. Antes era profesora de economía en la Universidad Carlos III de Madrid (que, a pesar de su nombre, tiene la mayor parte de su campus en Getafe y Leganés). Y fue tres años diputada en la Asamblea autonómica. Vivir, lo que se dice vivir, como que no: reside en Alcorcón desde hace 26 años, y no podrá votarse a sí misma en estas elecciones. Dado que se vino con 22 años y ahora tiene 49, eso me da que quizás durante el siglo pasado residió como mucho 12 meses en la Villa y Corte.
Se dice que los madrileños llevan a gala no discriminar a la gente según donde nace. No es del todo incorrecto – más que nada, porque la mitad de ellos tampoco son oriundos. Un 4% de la población es andaluza de origen, lo que son unos 125.000 residentes, más que Algeciras. Un 8% de toda la autonomía castellanomanchega, unos 170.000, reside en la Villa y Corte. Y nada menos que 220.000 nativos castellanoleoneses (sin siquiera incluir a Maroto, porque ya saben, Alcorcón), que elevan a la Villa de Madrid a la quinta provincia castellanoleonesa, con más habitantes que Zamora, Palencia, Ávila, Segovia o Soria. Maroto probablemente tendría más problemas por ser de Alcorcón (parte del “cinturón rojo”, donde el clasismo madrileño sitúa al servicio) que de Medina del Campo. Maroto, de hecho, ya se puso la venda diciendo que cuando quiso fundar una familia, los altos precios la obligaron a irse al sur, ¡soy una de los vuestros! A mi me da que le pillaba al lado del trabajo y que si una profesora universitaria casada con un ingeniero del IBEX-35 no puede pagarse un piso qué haremos las demás, pero bueno, cosas mías.
Sin embargo, hay que aclarar que la afamada “tolerancia” madrileña lleva implícito que puedes nacer donde quieras, pero que debes tener claras las prioridades. Es decir, ESPAÑA. Y en ese sentido, Maroto ya ha defraudado. Humor, sí, pero es que lo que hacen en Cataluña no es humor. Encima, ¡Maroto es del Barça! Lo de “de Madrid” ya chirría para lo que a estas alturas es el segmento de mercado psoeista en esta ciudad: gente con el piso en propiedad y con una vena “progre”, pero muy preocupados por Cataluña y ante la duda que todo se quede como estaba.
¿Cómo ha acabado de candidata, a pesar de todo esto? Pues sinceramente, lo único que se nos ocurre es que Pedro Sánchez ha visto en ella su reflejo en un espejo: ambos casi de la misma edad, ambos economistas, ambos profesores en universidades del extrarradio madrileño, ambos medrando sin aristas en el partido a costa de arrimarse al sol que más calienta… ¡Maroto es una Vacía! Bueno, por qué no, pero Sánchez debería ser consciente de que él tampoco tiene resultados demasiado boyantes en la ciudad. En 2015, de hecho, fue el cuarto. ¡Hasta Rivera le superó!
Tras desmenuzarles ampliamente a la candidata, nos reservamos unos párrafos para el programa. No teman, serán párrafos cortos, porque en la web del partido no se encuentra gran cosa. Lo que sí tienen son memes, pero tan sofisticados que al principio creí ¡que eran anuncios (que la web de un partido político tuviera anuncios, tampoco me chocó – señal o bien de la degeneración de las webs, o directamente que del PSOE no me espero nada)!
Como muestra de cercanía, hay un enlace a una web llamada SomosTuVoz, que parece invitar a los madrileños a hacer ellos el programa porque en el PSOE ya no saben qué hacer (digo “parece” porque el enlace está muerto). En la web del PSOE tampoco veo un programa para 2023; sí en cambio el acta fundacional de 1871 y el primer programa, que habla de la abolición de todas las clases sociales, de los privilegios burgueses garantizados por el poder político, y que la muerte de la burguesía se acerca a pasos de gigante. Maroto por su parte habla de Metrobus gratuito y bajadas de IBI, para que los millenials puedan subvencionarles a sus caseros el transporte además del viaje del Imserso, suponemos. La duda ya parece ser si el “segmento PSOE” del electorado municipal aguantará la cota del 10%.
Roberto “Carreras” Sotomayor (Podemos): igual que hace cuatro años, Podemos vuelve a presentar candidatura propia, pero sin la visibilidad que otorga presentarte “desde dentro”, con concejales y todo eso. Aunque vistos los amargos resultados de hace cuatro años (2.64%), tampoco parece que presentar a un concejal aporte mucho. En cualquier caso, no deja de ser curioso que se le recrimine a Podemos ser la izquierda M30, ¡y luego ni tienen concejales!
Sobre el candidato, por una vez, no parece haber dudas que es alguien con impecables credenciales progres, involucrado en campañas contra las casas de apuestas, y del municipio de toda la vida, en cuyo tejido asociativo está integrado desde hace décadas. Pero, como ya dijimos antes, esta ciudad no se caracteriza por premiar proyectos de base construidos por gente que vive en ella.
En el “apartado propuestas”, arrancaron fuerte con la intención de demoler el Arco de la Victoria. Ciertamente con esto lograron alguna portada y colarse en el discurso (especialmente en la prensa de derechas, que aquí ve fácil agitar el “¡que vuelven las checas!” para movilizar a los suyos). Dado que PSOE y Más Madrid se muestran reticentes, esto deja a Podemos como el partido de la Berdadera Hizquierda. Para más cosas programáticas, ya hay que irse a la web: subir el IBI a los pisos vacíos, más líneas de autobús, construir vivienda pública en alquiler, o proteger jurídicamente los árboles municipales, que el ayuntamiento los está talando a un ritmo que parece que fuesen comunistas. Propuestas que son incluso más progrerrojas que en la Comunidad de Madrid, volviendo a demostrar que la cercanía a las instituciones ideológicamente le sienta regular a la izquierda.
Y no, en la derecha esto no pasa: allí la ideología consiste en tener el poder y poco más. Es decir, si por ejemplo a la burguesía la apuran a implementar un único punto de este programa podemita o si no perder el poder, es incluso posible que eligieran la eliminación del dichoso Arco: es la única que realmente no cuesta ni toca las cosas del comer, ¡y hasta permite posar de progres y modernos! (Lo cual no quita la existencia de fracciones enfrentadas en el seno de la derecha, y por eso Almeida se ha hecho con el Arco y anuncia su conservación: no por franquismo inveterado -¡aunque por supuesto también!-, o porque se lo pida la mayoría de sus votantes, sino porque la vuelta del PP al gobierno de España pasa por eliminar a VOX, y hay que quitarles munición a los primos díscolos.) En fin, que Sotomayor no lo tiene fácil, pero si logra entrar seguramente tendrá la llave de un gobierno de izquierda. Incluso se ha detectado en los medios de la izquierda oficial una cierta simpatía por el hombre, como no la hubo hace cuatro años con Mato, porque parece que hay suficiente gente dispuesta a votarle.
Luis “Sobrinísimo” Cueto (Recupera Madrid): last and also least, de las cenizas del carmenismo surgió “un grupo de profesionales del ámbito municipal”, dispuestos a bregarse desde el apoliticismo para entrar en el ayuntamiento (en el que por cierto ya están: el núcleo de la cosa son los cuatro concejales que abandonaron Más Madrid para votar alguna cosilla con el PP a cambio de tener grupo en el consistorio). Porque ellos no quieren ser un partido, no, ellos son una “agrupación de electores”. Que es algo que existe, eh, y nos parece muy bien. Se llaman Recupera Madrid, e hicieron mucha campaña con “NO SOMOS UN PARTIDO”… para acabar en que, ups, no tienen las 8000 firmas necesarias para presentarse (porque les abrieron el coche, dicen), y se registran como partido político. En su manifiesto esto lo cascan con “ya fuimos gobierno con Carmena”, y lo rematan llevando a Mas Madrid, la matriz de la que nacieron, ante los tribunales. Creando buen rollito.
El candidato, Luis Cueto, es funcionario del Cuerpo de Administradores Civiles del Estado. Fue jefe de gabinete con Carmena, con cuya sobrina por cierto está casado, lo que le ganó el apodo de “el Sobrinísimo”. Quizás por eso también fue presidente de IFEMA, el consorcio que gestiona el importante recinto ferial de exposiciones y congresos. Tanto él como la asociación de votantes devenida partido político derivan su legitimidad del gobierno de Manuela Carmena. Manuela Carmena, por su parte, prefiere apoyar a Rita Maestre, así que imagínense el percal. A cambio, tienen el apoyo de Juan Luis Cebrián, así que lo que resten saldrá o bien del PSOE o bien de Cs (ala reformista).
El contrato-programa de la web es más carmenista que Carmena: poquita cosa con la vivienda, no vayamos a asustar a nadie, elegir ciudadanos por sorteo para votar en los plenos de los distritos (sentido homenaje a la democracia ateniense… en la que los esclavos y siervos no votaban, y en esta pues suponemos que los asalariados tampoco tendrán hueco salvo que los plenos se muevan a las 19:30, prepárense para una democracia de funcionarios, caseros y jubilados – ¡pensándolo bien, ya vivimos en ella!), Metro toda la noche (el Metro depende de la Comunidad), reducir la deuda hasta “eliminarla” (Carmena eliminó bastante deuda, cierto – pero porque se sometió a las imposiciones del ministro Montoro; por cierto que a este inenarrable apartado lo llaman “MADRID ME RENTA”), duplicar presupuesto en cultura (para lo cual crearán dos nuevos Mataderos, esta medida suponemos que será para ver si logran movilizar a los paniaguados de siempre), y más policía municipal, un cuerpo donde algunos -cuando no andan de redada en locales de intercambio- alaban a Hitler y llaman a Carmena “hija de la grandísima puta, roja de mierda, vejestorio despreciable” en el chat municipal.
Pronóstico
La izquierda tiene un vicio que engancha mucho: la ideología, entendida como una Gran Teoría para explicar el mundo de forma coherente y racional. Y por ello tiende a asumir que los demás hacen lo mismo, e intenta explicar cualquier acción o declaración de sus rivales en términos de alguna ideología perversa. Nada más lejos de la realidad. Lo que hay detrás de Almeida (y de Ayuso también) es oportunismo puro y duro, la única coherencia es que, si un determinado curso de acción puede ser popular, nos lo encontramos hasta en la sopa, pero si es potencialmente impopular, se hace a la chita callando. Por lo demás, hoy pueden decir blanco y mañana negro. Sin despeinarse. (Por supuesto, hay políticos de izquierda que hacen exactamente lo mismo, pero quiero creer que algo de mala conciencia sí tienen; lo que seguro que no tienen es una prensa trabajando a pérdidas para blanquearlo todo.) Si acaso tienen algo para guiarles es una anti-ideología, que se resume en “¿qué haría la izquierda? Pues lo contrario.” Sí, han logrado privatizar hasta del esfuerzo mental de la izquierda.
En ese desparpajo está el 90% de la fuerza del PP, pues ese oportunismo le da una flexibilidad total. Y como así han logrado gobernar en casi todas partes, han construido un mundo donde para la mayoría es casi imposible vivir de manera coherente, y por tanto se reconocen en unos tramposos que, lejos de tapar sus incoherencias, las pasean orgullosos. El PP madrileño, señores, puede combinar la exaltación de la mentira a la pareja con el cortejo a las mismas iglesias evangélicas que forman el núcleo duro del trumpismo y del bolsonarismo, todo mientras sigue siendo el partido católico de toda la vida. Al menos del catolicismo kumbayá-folclórico-costumbrista: para el tridentino se ve que ahora ya hay otro partido. Todo combinado, eso sí, con medios regados capaces de dirigirse a cada segmento de votantes con exactamente el mensaje necesario. No hay mucho más.
Esa es la fórmula con la que arrasa Ayuso, y con la que Almeida previsiblemente va a recuperar la vitola de más votado, aunque hay que reconocerle a Villacís el ser alumna aventajada del ideolo-jitsu (Inés Arrimadas, en cambio, no llega tan lejos; es lo que tiene ser irrelevante a efectos de la política práctica, que te sobra tiempo y lo usas para pensarlo todo en términos ideológicos, cuídese señora Arrimadas, ¡que así empezó la izquierda!). Ahora mismo, a nivel nacional solo nos salva la absoluta Vacuidad de Pedro Sánchez “el Vacío”, que en cuanto a oportunismo aún es el insuperable maestro.
El gran favorito para ser el más votado es claramente Almeida: sale mucho en la tele hablando contra Sánchez, y eso garantiza su hegemonía en la Zona Nacional (que es como cariñosamente se llama a ciertos barrios al este de la Castellana, especialmente Salamanca, Chamartín y Retiro). La oposición certificará (una vez más) la muerte electoral del PSOE capitalino, poniendo en su lugar una Nueva Izquierda que llega fuerte pero quizás incapaz de romper, desbordar, hegemonizar, o como quieran calificarlo cienciapolíticamente. Porque Almeida, en esto, ha acertado con la tecla para movilizar a los suyos, que es cabrear a los otros, que le han bautizado con el mote de “Almeida Carapolla”. Con el interfecto mandando a sus pretorianos a pegarle a la gente, que es como la mayoría de los madrileños oyeron por primera vez el mote.
Pero Almeida depende de sus minions: de que uno sea lo bastante fuerte para sumar lo suficiente, y la otra sea lo bastante débil para no restar demasiado. Y todo esto, ¿para qué? Porque lo dicho: no hay ningún proyecto “ideológico” a la vista, es todo pataletas de niño malcriado. Es lo que pasa cuando ganas demasiado y durante demasiado tiempo, que las posibles virtudes que te ayudaron a ganar ahora te parecen un estorbo, porque tu has ganado por superioridad natural. Incluso en VOX, a donde se han ido muchos de los indignados con la deriva al cinismo iniciada con las mentiras de la campaña de 2011, andan tan exangües de ideas (a ver, ellos tienen una idea muy sencilla que es “ESPAÑAZA 1965”, nos referimos a ideas sobre las que más o menos se pueda construir un consenso social) que tienen que copiar lo que cocina Steve Bannon en Estados Unidos. Todavía en 2008, el antecesor de Almeida, Gallardón, también del PP, pretendía inspeccionar los cubos de basura y multar a las comunidades de vecinos que separaran mal los residuos. La LIBERTAD, hace apenas 15 años, todavía parecía venir de la mano de cierta responsabilidad. Ahora es poco más que el berrinche del mocoso al que no le dejan hacer absolutamente todo lo que quiere. Tres cuartos de eso es el Trumpismo. Los Grandes Imperios de la Historia, que no caen por imperativos socio-económicos, sino básicamente por el culto a la estupidez en el núcleo imperial, cuya metástasis ahora están llegando hasta aquí.
¿Y esto como le afecta a usted?
La izquierda entiende la democracia como un proceso continuo, un progreso paso a paso del que formamos parte todos. La derecha, más cínica, lo ve como una batalla donde hay que lograr la mitad más uno de los votos, y ya (o en su defecto, la mitad más uno de los escaños, frente a esto los votos dan igual). Y logrado ese 51%, pues todo lo demás es atrezzo. Como si condenas al 49% restante a coserse en la chaqueta una estrella amarilla que diga “PRINGAO”. Vamos: que las burradas madrileñas las pagan, en gran medida, gente que no las ha votado. En ese sentido, hay que reconocer, e incluso admirar desde ese cinismo que tenemos todos por el mero hecho de ser españoles, la extraordinaria capacidad del PP de construir una maquinaria política capaz de cosechar el 51% raspado de votos, ya sea en directo o vía marcas blancas, a base de darle un tratamiento rozando la psicopatía al otro 49%.
Cada vez que en los medios sale alguna burrada del Ayuntamiento de Madrid, las buenas gentes de Restospaña tienen dos reacciones. La primera, cuestionarse porqué esta chorrada tiene que abrir el Noticiero; la segunda, un sonoro “disfruten lo votado”. La primera es legítima, la segunda no (pero en Madrid no somos rencorosos por esas risas – sobre todo porque ustedes van a acabar pagando esas burradas también, quieran o no). Los ingredientes de las idiosincrasias de los terruños locales son cringe en todas partes, Madrid no es ni mejor ni peor. Como mucho, está mejor situada para frotarles las suyas a los demás en la cara. Pero lo que acontece en la Villa y Corte no son taras madrileñas: son los ingredientes de la condición humana, que aquí huelen a garbanzos y callos. Ni hay dragones más allá de la M-30, ni su interior es un parque temático franquista.
A estas alturas, la ciudad es solo un parque de atracciones turístico indistinguible de cualquier otra gran metrópoli. El rompeolas de las Españas es ya poco más que el espigón de Ryanair y Airbnb. La plaga de nuestro tiempo, el imperio de unas finanzas despendoladas y fuera de control, contra la que unos alzan sus débiles voces y que otros abrazan con el fervor que los rancios siempre han sentido por el poder, se manifieste como se manifieste. Esto es, quizás, de lo que van estas elecciones y todas las demás en la Piel de Toro: de lo que podemos hacer mientras vivimos los estertores del Neoliberalismo y los de arriba se inventan un truco nuevo para pastorearnos.
Porque el neoliberalismo ha muerto, sí. Hace años. Trump (y Biden, aunque más discreto) y su guerra comercial con China, la vuelta del proteccionismo, el BCE levantando el pie durante la covidia… nada de eso encaja con el neoliberalismo pata negra de los 90 y primeros 2000. Eso ya pasó, algo nuevo está saliendo del huevo. Tampoco se hagan ustedes demasiadas ilusiones: Chingis Khan, Adolf Hitler o Francisco Franco tampoco eran neoliberales, y lo que venga no tiene por qué ser mejor. Y desde luego no tiene por qué manifestarse en este poblachón manchego, fundada hace un milenio por un asturiano y un vasco por ver quién tenía más huevos. Pero en esta polvorienta esquina de la submeseta sur, ahí donde la ven, es donde las viejas creencias perviven con más fuerza e inaccesibles a lo que pasa en el mundo. Un “neoliberalismo juche”, una Pyongyang de hayekianos y libremarcadistas que jamás leyeron a Adam Smith pero que querían algún tipo de ropaje intelectual para vivir de sus siete pisos heredados. El invento ha seguido funcionando pese a las crisis del modelo, igual que un zombi sigue caminando, aunque esté muerto.
Por eso, como aquí es donde el modelo se ha llevado hasta sus límites, también es posible que aquí veamos primero lo que está por salir del huevo. Madrid puede ser el canario en la mina para Restoespaña. Pero también es posible que el neoliberalismo zombi de amiguetes gobierne otros 50 años: el precio de la vivienda ya se encargó de filtrar a los habitantes. En política y en la Historia, quitando la muerte y los impuestos (pese a la propaganda, el neoliberalismo a la madrileña no significa bajadas de impuestos – significa que los van a pagar otros) nada es inevitable. Pero el cinismo sí debería serlo. Así que hagan un esfuerzo y vayan a votar, que si no sirviera para nada no lo habrían quitado durante tantos años.
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Comentario de Lluís (28/05/2023 17:52):
Echo en falta un análisis sobre Barcelona. En Madrid, nadie duda sobre el nombre del propio alcalde, lo único que podria evitarlo sería ingerir una gamba en mal estado durante la celebración de los resultados. Lo demás, se da por hecho que Cs desaparece, Vox seguirá siendo sólo un chiringuito para proporcionar un sueldazo (nada de una paguita, eso es para la chusma roja) a sus VIPs y el ránquing final de las distintas izquierdas y pseudoizquerdas no ha despertado demasiado interés en las casas de apuestos, claro que igual eso es porque algunos quieren cerrarlas.
En Barcelona, en cambio, está todo en el aire. No se sabe quién va a ser el alcalde. Tampoco se sabe qué coalición de gobierno habrá. Puede que se equivoquen, pero las encuestas llevan semanas hablando de un empate entre Colau, Collboni y Trias, con Maragall más alejado en cuarta posición. Los demás, testimoniales: los restos de Cs se repartirán entre PSC, PP y Vox, pero tampoco hay mucho que repartir. En las pasadas, el PP entró por los pelos y la CUP y Vox no entraron, estos últimos quedando algo lejos. Un engendro, Valents, están (2 concejales elegidos en la lista de Valls, que se fueron por libre cuando se derrumbó el invento) pero no se les espera.
Por la mayoría, tampoco se sabe. Si gana Colau, puede que se repita la actual mayoría. La sociovergencia con la que desde hace décadas tienen sueños eróticos en el Grupo Godó y las patronales, puede por fin darse, tanto con Collboni como con Trias, si suman. ERC y PSC no van a sumar, el bloque indepe (Junts+ERC+CUP) seguramente tampoco, y encima no se hablan entre ellos. El bloque del 155 aun están peor, aunque tendría gracia ver a Collnoni investido por PP y Vox.
Durante 4 años, ha habido licencia de acoso y derribo contra Ada Colau. Sorprendentemente, aún aguanta el tipo. Parece ser que no todos los barceloneses con derecho a voto tienen un narcopiso en su comunidad, okupas en la acera de enfrente y que la delicuencia, digan lo que digan, es peor que hace 20 o 40 años (y ademas, en la represión policial y judicial del delito tienen bastantes más competencias el estado y la administración autonómica que cualquier ayuntamiento por más “cap i casal” que sea). Y las restriciones al tráfico tampoco paracen incomodar a todos los barceloneses, que para muchos eso del coche es un lujo que no pueden permitirse. Y los que si se quejan de los atascos para entrar, resulta que no votan en Barcelona.
En un aspecto, Collboni va un paso por delante. Debe ser el primero que ha caído en la cuenta que hay bastantes barceloneses de origen marroquí que ha tienen pasaporte español. Aqui comprar votos a 100 € sale muy caro (un concejal no son precisamente 1000 votos), pero ha hecho buenas amistades con algunas asociaciones integradas por marroquís y, sobretodo, ha contado con la ayuda entusiasta del consulado de Marruecos en Barcelona, y la palabra del cónsul todavía es ley para muchos, en particular las mezquitas, ya que es el gobierno de Marruecos el que suele nombrar a los titulares de las mismas. No es que sea mucho, no hay tantos españoles de origen marroquí que puedan permitirse un alquiler en Barcelona, pero cuando las cosas van tan ajustadas puede representar ser la lista más votada, y por supuesto el PSC podrá rentabilizar esto en otros sitios.
Trias, inasequible al desaliento. Con 76 años, supongo que debe necesitar el sueldo de alcalde (cobra más que Perrochanchedimsiong), con la pensión no debe llegar. Ya tuvo su oportunidad, incluso lo logró, pero su gestión no terminó de convencer a los barceloneses y cuatro años después fue derrotado por Ada Colau. Muy mal deben andar las cosas en can 3 % para que tengan que tengan que sacar ese espantajo del baúl. Y, desde luego, muy mal lo deben estar haciendo los demás como para que éste tenga opciones reales.
El cuarto en discordia, otro chavalín de 80 años, Ernest Maragall, cuyo mayor mérito es ser hermano de Pascual Maragall y haber sido consejero con dos partidos diferentes. Con un perfil indepe moderado (ese no es de los que han ido a cortar la Meridiana a las 9 de la tarde durante 1000 días), logró ganar hace 4 años. Como Junts siguió pinchando, se quedó fuera por el pacto de Comuns, PSC y Manuel Valls. Su único consuelo puede ser (además de cobrar sin pegar sello durante toda la legislatura) es verse proclamado enemigo público nº 1 en el imaginario de Manuel Valls, si es que eso sirve para algo. Esta vez, no va a ganar ni a ser alcalde, claro que mejor para él, se le ve aún más pachucho que a Biden, y ese no aguanta 4 años el ritmo del cargo
Comentario de Lisistrata (28/05/2023 19:19):
Lluis , tengo malas noticias para usted.
Barcelona cada vez importa menos y la verdad quien mande allí, menos aún.
Cosas de la decadencia, pero no sé preocupe puede que sean independientes si Marruecos no se los anexiona cuando sean el califato de catalanistan.
En cualquier caso tampoco importa lo más mínimo.
Comentario de Lalo (01/06/2023 00:28):
Un tanto divertida la mención a las herencias por parte de más Madrid, cuando el 90 por ciento de sus cargos son pijos que han heredado, tanto contactos como activos. En el caso de Rita, no una sola mención a su boda en las vegas.
Ya nos lo dejó claro la consorte con como había pagado el chaleto, que heredó. No hay nada más de izquierdas que heredar, y las huestes aplaudiendo hasta con las orejas.
Así les ha ido, que no conquistan el corazón de los fachapobres
Buen análisis, duro con la derecha muy blando con la supuesta izquierda.
Comentario de Lluís (04/06/2023 16:51):
#3
El juego de la derecha ha sido intentar desprestigiar a los dirigentes de la izquierda. Supongo que es más fácil decir que fulanito vive en un casoplón o que menganita ha heredado 20 pisos y que vive de rentas que hablar de programas. No creo que se gane demasiados votos diciendo que las pensiones van a perder mucho poder adquisitivo, que los menores de 40 años van a jubilarse a los 70 años con la mitad de lo que cobrarían de hacerlo hoy o que hay que volver a poner el SMI a 700 €.
Por otra parte, no veo que los podemitas lleven la prohibición de heredar o tener 30 pisos en su programa, ni la acumulación de viviendas. En todo caso, se ha hablado de medidas que pongan las viviendas vacías en el mercado de alquiler.
Otra cosa es el segmento de mercado al que parece que se dirigen. El que iba a dar mítines a la Pegaso y para los de la Pegaso era Carrillo a principios de los 80, le aplaudían pero no le votaban. Y obreros industriales hay cada vez menos, y bastantes no pueden votarles porque son untermenschen, y algunos de esos incluso se creen la propaganda neoliberal, aunque en su descargo haya que decir que, para uno que ha malvivido en Rumanía, Colombia o Marruecos, incluso la sanidad pública de Ayuso parece un lujo.
Si le digo la verdad, no sé qué hay que hacer, por lo menos en una democracia. Las ideas que tengo yo, que a mi me parecen buenas, las compartirán, como mucho, 3 docenas de personas en toda España.