La ETA sanchista
Hemos llegado al ecuador de la campaña y todo sigue según lo previsto. Por un lado, está claro que las elecciones están en un puño, en lo que a nosotros nos interesa más: el ayuntamiento de València y la Generalitat Valenciana. Apuesten por la coalición que apuesten (izquierdas o derechas), todas las empresas demoscópicas vaticinan un resultado muy ajustado, que casi siempre abriría la puerta a que el otro bando pudiera ganar dentro del margen de error del 3% con el que se configuran estos sondeos. Por tanto, se trata de unas elecciones en la que la campaña electoral es muy importante, porque de la movilización, del abstencionismo, de los errores o aciertos de última hora, de quién gana o pierde en un debate, o de qué asunto imprevisto estalla en la cara de los políticos, puede depender la victoria.
Todos estos son ingredientes para una campaña muy politizada y con un alto grado de polarización. Pero, curiosamente, no está siendo así. Bien al contrario, es esta una campaña de perfil bajo, en la que se percibe claramente que la población no está movilizada, ni en la izquierda ni en la derecha. También da la sensación de que la izquierda puede estar aún más desmovilizada que la derecha, pero, por otro lado, la coincidencia de las elecciones autonómicas con las municipales puede arrastrar voto hacia las candidaturas de izquierda, que ostentan el poder en la gran mayoría de los ayuntamientos . [acceso al artículo completo]
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