Españazas 2: Comunidad de Madrid

En la Comunidad de Madrid, ya hubo elecciones hace apenas dos años, y nos cascamos un truñoanálisis del terruño (y luego otro para los candidatos). Así que perdonarán que no repitamos un artículo con la misma extensión para decir básicamente lo mismo. No obstante, nuestra predicción “subidón del PP, las tres izquierdas entran, Cs huele a muerto, y Ayuso y Gabilondo lideran en sus respectivos bloques” solo acertó en tres de cuatro puntos – ¡casi caemos al nivel de la prensa seria! Así que -en imitación de la prensa seria- vamos a ignorar totalmente el fallo e incluso vamos a explicarlo y a extrapolarlo como si no hubiese pasado nada – ¡casi como si nunca lo hubiésemos cometido!

El fallo fue considerar que Gabilondo sería el más votado de la izquierda. 6600 votos lo impidieron, y eso que Gabilondo era un candidato que gozaba de un inmenso prestigio personal. Con el candidato socialista actual, casi desconocido (y mejor, porque cuanto más le conocemos, más grima nos da), se hace difícil una remontada, lo que abre las puertas a que el invento de Íñigo Errejón, Más Madrid, se haga definitivamente con la hegemonía en las izquierdas matritenses, exporte la innovación capitalina a provincias, y así pueda decirle a PABLO “mira si me hubieses hecho caso”. Hegemonía que al final parece consistir en sustituir al PSOE 1.0 por un PSOE 2.0, pero bueno. Este parece ser el principal aliciente de estas elecciones (porque el trono de Ayuso no parece estar en peligro): si es posible una reordenación en el espacio de izquierdas, de cara a las próximas elecciones generales, o quizás ya después del siguiente Cuatrienio V.E.R.D.E.

 

INDAyuso (PP)

Isabel Natividad Díaz Ayuso, INDA, ganó muy fácilmente las elecciones hace dos años. No logró el premio gordo -la mayoría absoluta-, pero sí las dos aproximaciones. La primera, la destrucción absoluta de Ciudadanos, mediante un navajazo tan brutal y a traición a la tráquea de los naranjas que por esa herida se ha desangrado el partido entero en toda España, y es ya un cadáver putrefacto intentando entender qué pasó. Una brutalidad normalmente reservada solo para la izquierda. Drama ahondado aún más porque los naranjas, durante la subsiguiente campaña electoral, creyeron necesario asegurar que, pese a todo, volverían a apoyar a Ayuso, ¡faltaría más!, en sentido homenaje a las víctimas de las purgas estalinistas, que en los juicios farsa, junto a la confesión de la culpa, de las simpatías contrarrevolucionarias y de contactos secretos con el enemigo de clase, añadían su fe absoluta en el Padrecito Stalin, a ver si eso les libraba del paredón.

 

 

La aproximación número dos era superar ella sola a la suma de las izquierdas. También logrado (65 – 61). Esto ha significado que Ayuso podía hacer un poco lo que quisiera, porque la única forma de pararla era que VOX votara junto con la ULTRAIZQUIERDA. Bueno, pues, ¿se pueden creer que Ayuso ha sido tan lacaya imperial neoliberal que ha logrado que, efectivamente, VOX esté dispuesto a votar con la ULTRAIZQUIERDA? La medida en concreto era una propuesta ayusista para que cualquier extranjero (en puridad, cualquier persona que no haya residido en Madrid en los últimos cinco años) que invirtiera en la Comunidad pudiese desgravarse el 20% de lo invertido a lo largo de seis años (RECORDATORIO: cuando la derecha habla de “inversión”, en el 95% de los casos se puede sustituir el palabro por “inflar un poquito más la burbuja inmobiliaria”, y así se entiende mejor). VOX dijo, “mira, bajar impuestos a costa de joder a los pobres y para servir a los ricos, pues fetén, pero que los ricos ya residentes en Madrid vayan a estar peor que cualquier extranjero que viene de fuera, eso no”. En los artículos al respecto publicados en la Gaceta o La Razón los comentarios están desactivados, señal de que ni siquiera los mayores depredadores dentro del Biotopo están seguros de si apoyar a Ayuso en esto (en el ABC, diría que hay empate).

Aparte de colgar un farolito rojo en la Consejería de Hacienda, la gestión de Ayuso durante estos dos años tampoco ha sido gran cosa y ha estado más centrada en criticar a Sánchez y a todo aquel que no fuese lo bastante crítico con él. Eso ha incluido, pásmense, a la persona que la designó a dedo como candidata en 2019, Don Pablo Casado Blanco, que desde entonces no ha dado señales de vida, en un verdadero damnatio memoriae que los historiadores del futuro tendrán problemas en determinar si realmente existió. Eliminado Lev Trotsky, Ayuso se hizo con la presidencia del PP madrileño con el 99,12% de los compromisarios, e inició una purga de trosko-casadistas en los ayuntamientos: los alcaldes de Majadahonda, Pozuelo, Colmenar Viejo o Villaviciosa de Odón no repetirán en las listas pese a estar ejerciendo (en Madrid, no ha habido huevos para quitar a Almeida, pero Ayuso meterá a su gente bien alto en la lista). Que en Majadahonda o Pozuelo da igual porque ganaría el PP incluso poniendo a un patito de goma, pero en los otros puede que no. Pero para eso tendría que haber un mínimo revuelto en la prensa amiga, y no ha sido el caso porque ya está convenientemente enseñada. Toda la purga ha sido de muy buen rollo, “es hora de pasar el relevo” y tal, porque en la derecha estas cosas suelen hacerse con un puente de plata (pero siempre después de las elecciones, eso la izquierda no lo aprende). Algo que, francamente, da más miedo que ver actuar a la propia Ayuso: que quienes deberían controlarla están encantados de echarse a un lado.

Sí ha habido algo de “gestión” en otra de las patitas del proyecto neoliberal por crear una sociedad de clases al estilo medieval: más bonificaciones del impuesto de sucesiones, para que los hijos de los ricos sigan siendo aún más ricos aunque no sepan hacer la O con un canuto. Tristemente, para la propia Ayuso no ha bastado, pues ha tenido que renunciar a la herencia que le dejaron sus padres. Cosa que tampoco importa porque le donaron el piso antes de que al padre le trincaran por una deuda con AvalMadrid, algo que a priori parece un delito de alzamiento de bienes como la copa de un pino pero que el Supremo decidió desechar.

Adicionalmente, Ayuso se montó un viaje a Estados Unidos con el único propósito de salir en TeleMadrid, concedió becas a familias con más de 100.000€ de ingresos, falló otra vez a la hora de aprobar unos presupuestos (sin demasiada consecuencia – aprobar cosas en un parlamento está sobrevalorado, la derecha ya se ha dado cuenta que puede avanzar su agenda sin eso, lo dejamos ya escrito para el día en que la izquierda tenga mayorías), y anunció el cierre de varios servicios médicos. Ojo aquí. La Sanidad Pública, uno de los principales pilares del estado del Bienestar, ha estado en el punto de mira de la derecha desde hace décadas, y es en Madrid donde su destrucción está más avanzada. Porque usted y yo vemos la distopía sanitaria en Estados Unidos y nos echamos a temblar, pero hay gente que lo ve como un negocio. Y en eso están. Porque la sanidad, junto con la vivienda y la educación, es un “bien esencial”, y con dichos bienes las leyes del mercado no funcionan porque la gente siempre pagará por ellos, por mucho que suban. Por esta vía se coló la oposición, organizando una serie de manifestaciones enormes en el centro de Madrid, acompañadas de sonadas dimisiones en la cúpula de la Sanidad. Gente que había votado por el Partido de los Leopardos Comedores de Caras de repente empezó a darse cuenta de que les iban a comer la cara ¡a ellos! Se masca un cierto y difuso cabreo.

 

 

Como siempre, esto no tiene que significar nada. Ya hay en marcha una estrategia de esparcir la mierda con el ventilador, una llamada a votar en clave nacional, y un intento de centrar la campaña en el enfrentamiento con… VOX. A lo mejor la superdesgravación ayusista iba de eso, de presentar el enfrentamiento PP-VOX como la verdadera elección democrática. Ayuso encabeza claramente las encuestas, y tiene todas las papeletas salvo una o dos para repetir en el cargo, e incluso la mayoría absoluta a tiro. Lo que pase después ya depende de si quiere dejarle a Feijóo una chance o no.

 

MMMM (MM)

Mónica -Madrileña, Médica y Madre- García es la candidata de Más Madrid. Hace unos meses, MMMM nos dio un ejemplo de su conexión con el pueblo español (lo decimos sin ironías) al exigir la dimisión del vicepresidente regional Ossorio por haber cobrado una ayuda para familias necesitadas… que resultó que la propia MMMM también había cobrado. Que resulta que nuestro estado del bienestar es tremendamente regresivo. Amiga date cuenta.

 

 

Y que el PP lo haga, pues miren: es coherente con lo que predican, egoísmo-al-poder-tu-también-lo-harías y todo eso. Pero que quienes en teoría vengan para arreglar esto ni siquiera sean conscientes de estas cosas… pues apaga y vámonos. Porque si además la idea era “vamos a criticar que un señor con ingresos de 100.000€ se cobre una ayuda para desfavorecidos, a ver si nos atraemos a algún votante del PP”, es también estúpida: ¡que el PP se ha vanagloriado de dar becas específicas a familias con tales ingresos! ¡De ahí no hay nada que rascar! En fin, todo esto para decir que Mónica García viene de familia bien. Como si a estas alturas eso nos sorprendiera: la energía, el tiempo, y los recursos para medrar en política no suelen estar al alcance de gente que tiene que preocuparse de pagar alquileres y otras cosas básicas del vivir.

 

 

Que sí, que de vez en cuando surge alguien super-talentoso que se ha currado por méritos una posición acomodada en la vida y aún le sobra energía para arreglar el mundo. Bien por él. El problema de esta gente, y de la gente muy brillante en general, es que a menudo no se dan cuenta que el resto del mundo no es como ellos, y que lo de “ser todos muy brillantes” no es una solución realista a los problemas. Por suerte, esta gente tiende a irse a partidos más de derechas, donde siempre viene bien un genio hecho a si mismo para esconder detrás a veinte endogámicos aristócratas que han heredado cortijos del tamaño del campo de fútbol de Oliver y Benji.

En fin, después de todos estos párrafos para dejar claro que no tenemos nada contra Friedrich Engels, hablemos también un poco del programa que trae MMMM: reindustrializar la Comunidad (pero en verde), reducción de la jornada laboral a 32 horas, intervenciones públicas en el mercado de la vivienda, pero sobre todo mucho énfasis en sanidad. En fin, todo cosas que estaban ya en el Podemos originario y que suenan muy bien, para que negarlo. En realidad, los votantes progresistas españoles se conforman con relativamente poco – y aún así la izquierda española logra defraudarles. Tiene mérito.

El punto doloroso es otro: ¿es políticamente posible y viable tal programa? ¿Hay una relación de fuerzas capaz de imponerlo? ¿Qué le hace creer a Lo De Errejón que un 50,5% del voto y una tenue mayoría de 69 diputados de izquierdas en la Asamblea van a cambiar las cosas? ¿Acaso no iríamos a la enésima repetición del archiconocido cuento “aprobar en el parlamento y que luego no pase nada porque se enreda en marañas administrativas o hay un capón desde los poderes fácticos”? ¡Si Ayuso está aplicando los intereses de los oligarcas y la burguesía pisoteniente su programa sin aprobar casi nada en la Asamblea! Aquí es donde el marxismo-letizismo errejonista tiene su mayor debilidad: en la falta de una teoría que analice esta debilidad hasta el final y proponga soluciones. Tradicionalmente, en la izquierda, esta teoría era el marxismo (y las soluciones básicamente dos: reformismo o revolución). Como al marxismo a partir del año 1917 le pasó tres cuartos de lo que le pasó al cristianismo a partir del año 325 (y a Podemos tras Vistalegre II), pues ahora está un poco como el cristianismo, y no tiene el potencial como aglutinador de la hegemonía social.

 

 

Por otro lado, el “populismo” original de Pablenin tampoco fue mucho más allá de “ganar elecciones y luego ya veremos”. El “luego”, no creo que tenga sentido engañarse, es que el BCE, la Comisión y la banca privada amiga habrían empezado a disparar torpedos a puñados: invisibles bajo el agua, pero absolutamente letales, abriendo una vía de agua tras otra en un gobierno de Podemos hasta hacerlo fracasar, igual que las abrieron en el gobierno de SYRIZA. Igual hoy, con la necesidad de mantener prietas las filas por lo de Ucrania, habría más margen de juego (Meloni parece ir por ahí: apoyo incondicional a Washington a orillas del Dniéper, y a cambio fascismo con cuentagotas en casa), pero en 2015 claramente no.

Dicho esto: si en alguna comunidad autónoma española ese programa marxista-letizista tiene hoy alguna opción de éxito en la implementación, es precisamente en Madrid. No por la bondad de la izquierda madrileña, sino porque la derecha madrileña ha apalancado a la Comunidad de Madrid de tal manera sobre el resto del capitalismo español, que ya ni siquiera ellos podrían pararlo. No se podrían dar demasiados capones desde arriba y desde los poderes fácticos, ¡porque Madrid es ese “arriba” y esos poderes fácticos! Bueno, está el “arriba” del gobierno y de la Moncloa, que si cayese en manos de la derecha algo podría hacer (cabría quizás preguntarse aquí por qué Perroxanxez no ha hecho nada: la respuesta, en el apartado PSOE). Así que un gobierno de MMMM tendría, si no nuestra simpatía (ni desde luego nuestros cuartos en BetAndWin), ciertamente nuestra curiosidad.

 

Juan Lobato (PSOE)

En unas elecciones donde los principales candidatos son todas mujeres, el PSOE se desmarca con un varón. Juan Lobato ha compatibilizado desde 2015 el escaño en la Asamblea con la alcaldía de Soto del Real. Sobre Soto del Real: son 9.000 habitantes, muchos de ellos en urbanizaciones de chaletes construidos durante los últimos 30 años, y si le preguntas al madrileño medio por Soto del Real te dirá “sí, esa cárcel que está más allá de Colmenar Viejo”. ¿Cómo ha logrado un socialista ganar semejante plaza? Pues excavando en los sustratos de la Internete, parece que, tras 30 años de cómodas mayorías peperas, en 2015 unos 700 votantes desertaron la “Casa Común” para irse a alternatibas lokas verde-naranjas, resultando en que el PSOE logró literalmente 10 votos de ventaja sobre el PP que significaron un concejal adicional. Como los 200 votos a VOX no tuvieron representación, y tanto el Ganemos local como los rocanrollers naranjas se abstuvieran en la investidura, pues Lobato acabó de alcalde. A partir de ahí, Juan Lobato hizo lo necesario para parecerse lo más posible a un candidato del PP: técnico de Hacienda (como Aznar), presupuesto equilibrado con eliminación de la deuda municipal, y vetar publicidad sindical. Lo “socialista” se limitó a presupuestos participativos y reducción de la huella de carbono (sin perjuicio de que tal y como está montado el tinglado a lo mejor esto es el límite de lo posible desde un municipio de 9000 almas, pero al menos que no parezca que esos límites te parecen fetén, se agradece mucho más la sinceridad por ejemplo del alcalde de Zamora). La jugada le salió bien, y en 2019 sacó la mayoría absoluta.

Como la fórmula “ser como el PP” le fue de miedo, se ve que ha decidido que en el resto de la Comunidad también va a funcionar, y ya se ha puesto a criticar a Ayuso por… “criminalizar a los ricos”. Sí, señores: un candidato que se dice socialista y obrero, llorando porque la derecha es mala con los ricos. Si se preguntan cómo es posible que Mónica Madrileña Médica y Madre sea la esperanza blanca de la “izquierda”, es por cosas como esta.

La Comunidad de Madrid es la representación de la decadencia del PSOE y de su larvada PASOKización en los ámbitos urbanos: empezó con la mayoría absoluta, para luego ir continuamente disminuyendo hasta el 16.8% actual. Una decadencia, además, no causada por los pactos con una Esquerra Republicana de la Sierra Norte, sino por falta de alternativas ante un modelo neoliberal a ultranza. Algo que por otra parte es estructural: en una democracia, es muy difícil que triunfen alternativas a un modelo que se basa en explotar a poblaciones que no votan. En el caso de la Comunidad, el “modelo” es inflar los precios de la vivienda “atrayendo capital” (media Venezuela ha acabado en el Barrio de Salamanca, comprando pisos a tocateja con las cuatro perras que les han quedado tras 15 años de chavismo), y los no-votantes son los inmigrantes (13% de la población, y la gran mayoría viviendo en alquileres absolutamente desbocados) y las autonomías limítrofes, de las que se extraen recursos humanos mientras se les deslocaliza la producción de energía y otros recursos “sucios”. Esto último da para sesudos debates sobre donde poner los paneles solares y tal, en los que no vamos a entrar, pero lo que ya es de pitorreo es poner la central térmica en Segovia, el puerto en Algeciras y la refinería en Puertollano… y luego sacar pecho diciendo que “en Madrid se produce menos CO2 que en otras comunidades”.

Que las alternativas sean difíciles tampoco significa que sean imposibles, pero igual requiere meterte en embolados al margen de las urnas, crear tejido asociativo, y esto el PSOE como que no. Ahora bien, cabe preguntarse: ¿por qué no surgieron antes alternativas al PSOE? ¿Por qué nadie rellenó el hueco? Y quizás la respuesta es que el PSOE, y sobre todo sus medios afines y sus paniaguados, periódicos/sindicatos/sociedad civil amaestrada, aplastaron cualquier alternativa porque lo que querían era heredar el modelo, no cambiarlo, y estaban muy cómodos en su decadencia. Cómodos con ese modelo donde sus pisos también subían de valor, donde las tarjetas black también les llegaban a ellos, donde incluso les dejaban participar un poquito en los Juegos de Tronos… Es un modelo que a los capos del PP madrileño les ha funcionado de miedo, levantando Biotopos mediáticos nacionales y “nacionales” con publicidad institucional madrileña, y sosteniendo desde la capital redes clientelares que se extienden por toda la geografía.

 

 

Han hecho falta los 20 años desde la derrota de Joaquín Leguina (un señor, por otra parte, que ya no desentonaría en el PP), el Tamayazo, el 15M, y las madalenas de Manuela Carmena para que los madrileños se hayan dado cuenta de que puedes ser de izquierdas sin votar al PSOE. Que, efectivamente, hay alternativas a lo que te digan los editoriales de El País. Gabilondo fue el último intento de levantar el partido a base de “sangre fresca” (o al menos razonablemente independiente) y prestigio personal, pero ese tren ya pasó. Parece que, tras 30 años, el PSOE madrileño cede la “izquierda” y asume su papel de partido de centro. Queda por ver si esto es el nuevo modelo de éxito que se va a exportar a provincias, o si Lobato es el estertor final.

 

 

Rocío Monasterio (VOX)

Rocío Monasterio repite como candidata de VOX. Su bagaje: ser Berdadera Deretxa, y los ademanes de una aristócrata con ínfulas. Lógicamente, Ayuso se la merienda y las encuestas están en un magro 8%. Sin embargo, VOX sigue bien regado con dinero, o al menos lo estaba hace cuatro años (hace seis aún estaba por detrás de C’s, sic transit), y su propósito tampoco es “ganar elecciones”, sino empujar la ventana de Overton hacia donde Dios manda.

 

 

Las propuestas concretas, por lo tanto, no hay que verlas como un compromiso con los votantes, sino como gasolina para tertulianos y cuñados que arreglarían España si los dejaran, claro que sí. Diez puntitos muy sencillos, que podría firmar el PP sin problemas (o C’s, ya puestos), excepto el punto 9: “Derogar las leyes ideológicas del Partido Popular que permiten adoctrinar a los menores en las aulas”. Mi primera reacción fue pensar que VOX está denunciando el concordato de 1979 que permite a un estado extranjero nombrar a profesores a cargo del erario público para inculcar a los niños determinadas creencias no apoyadas por la ciencia, pero luego he recordado que incluso con el Papa Francisco de por medio, eso no les molesta. Vamos, que el problema no es adoctrinar, sino adoctrinar en algo que no les gusta. Buceando un poco, veo que todo esto de las “leyes ideológicas” se refiere a la Ley Trans aprobada en 2016 bajo Cifuentes (pero con abstención del PP y apoyo de Cs, demostrando que en todo lo que no afecte al bolsillo pueden ser modernillos y todo), incluyendo la obligación de incorporar en el currículum contenidos sobre identidad de género y la prohibición de las terapias de reconversión sexual. Lo de decir que la ley es “del PP”, por lo tanto, es puro troleo (se basa en que el PP posteriormente se ha negado a abolirla pese a haber mayoría PP-VOX para ello), y lo de decir que es “ideológica” está pensado como insulto y nada más: yo al menos no conozco ninguna ley que no lo sea.

 

 

Vamos: que VOX Madrid sigue en su cruzada de “tu PP de toda la vida, pero volviendo a las esencias”, algo distinto al mensaje con el que C’s aspiró a asaltar los cielos de los consejos de administración, “tu PP de toda la vida, pero nuevo y mejorado”. Pero ambos destinados a fracasar. Porque el PP de toda la vida es el que gobierna, con las esencias, con aroma nuevo y mejorado, con pollas en vinagre rancio, o con lo que haga falta. El PP no gobierna para las esencias, sino que usa las esencias para gobernar porque gobernar es su esencia. Y como VOX parece necesario para movilizar a ciertos sectores, la existencia de VOX parece asegurada, aunque sea con respiración asistida, hasta que los capos decidan que ya se puede presentar el Decreto de Unificación.

 

Alejandra Jacinto (Unidas Podemos)

En el carrusel de las candidaturas de la izquierda transformadora, Unidas Podemos se presenta con el cuarto candidato distinto en las últimas cuatro elecciones: José Manuel López, Isa Serra, Pablo Iglesias, ahora Alejandra Jacinto. (En puridad, Jacinto es la quinta candidata, pues en 2015 IUCM presentó -contra el criterio de la dirección federal- una candidatura liderada por Luís García Montero que con un 4.16% se quedó fuera; con las cuentas de la lechera esos votos habrían podido lograr el vuelco en la CAM, pero lo mismo vale para el 3.22% que sacaron VOX+UPyD en las mismas urnas, así que reprimamos el instinto de criticar lo que vota la gente.)

Alejandra Jacinto viene de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. De hecho, en 2021 aún entró en la lista de Podemos como candidata independiente, y en estas Podemos va de la mano de IU y de Alianza Verde, lo que al parecer basta para llamarlo “candidatura de unidad”. Jacinto, obviamente, pega fuerte en el tema vivienda, pero el caballo ganador parece que va a ser el tema sanidad, donde MMMM trae ventaja de oficio.

 

 

Por ahora, las encuestas no dejan demasiado bien a Jacinto, alguna incluso por debajo del umbral del 5% y por lo tanto sin entrar en el reparto de escaños. ¿Cuáles serían las consecuencias de semejante descalabro? Pues que PABLO quedaría en evidencia frente a YODAZ y tendría que recular de cara a las elecciones generales, aunque siempre le quedaría el comodín de “Jacinto apoyaba a YODAZ, y así le ha ido, tenemos que alejarnos de ella” para pulsar el botón nuclear. A nivel local, la verdad es que es de agradecer que alguien nos deleite con algo del populismo anti-oligarcas ese que la izquierda siempre saca cuando parece que va a perder, nunca cuando se ve con posibles, y Jacinto parece tener ganas de sacarlo full-time. MMMM, cuyas posibilidades pasan sí o sí porque UP logre entrar, le tiene que estar poniendo velas a Dios y al Diablo.

 

 

Araceli “Aruca” Gómez (C’s)

La democracia y la pluralidad son cosas en las que insistes mucho cuando la vía directa al poder se te cierra. En C’s, y a diferencia del ayuntamiento capital, de repente ya no había limitaciones y salieron siete candidatos para las primarias. Nada, “gente con ganas de hacerse famosos”, dijeron desde la Dirección Nacional. Luego han pasado cosas raras, de esas que es imposible encontrar huellas en Google, pero el 6/2 Araceli “Aruca” Gómez presentó su candidatura a las primarias con el apoyo de Arrimadas, y el 9/2 ya era proclamada candidata por la Dirección Nacional. ¿Las primarias no iban a ser el 15-16 de febrero? Misterio.

El caso es que de Aruca Gómez ¡ya teníamos foto aquí en LPD! Concretamente en el artículo sobre las elecciones en Tres Cantos en 2019. Y creíamos saberlo ya todo sobre Gómez, especialista en neurocomunicación, #neuroliderazgo, coaching y estrategias de desarrollo personal (palabrita que esto no nos lo hemos inventado, es de su LinkedIn), pero han salido cosas interesantes, por ejemplo, habíamos olvidado que antes de entrar en C’s Gómez estuvo en la Alternativa Popular de Tres Cantos. Como quiera que la APTC empezó como escisión del PP, va a resultar que Gómez estaba en el PP. Bingo: de 2000 a 2003 fue concejala y todo. Por supuesto, venir del PP no tiene que ser ningún problema ético, personal o político, pero no podemos por menos que pensar que si Aruca Gómez, a diferencia de tanto talento naranja, no ha huido cual rata al PP es porque incluso allí tienen un límite en lo que respecta a readmitir a trepas oportunistas que te abandonaron porque creían que el barco se hundía y que el TITANIC naranja ofrecía más carguitos.

 

 

Todo eso y más se explica en esta perla de artículo de donde saldrán todas las citas del resto de este párrafo. La entrevista aclara también que las primarias se suspendieron porque nadie tenía bastantes avales (Gómez: “La verdad es que en todo lo que es organización interna, ya hemos pasado esa pantalla”), que todo es culpa de la prensa al servicio de los grandes partidos (Gómez: “Tienen a los medios de su parte y cuentan su historia, y la realidad no tiene nada que ver”), reivindica sanidad y educación (Gómez: “No podemos vivir en un mundo en el que el Big Data se utiliza para vender y comprar y no se utiliza para organizar una administración […] Tecnologías como Blockchain o la Inteligencia Artificial nos habilitan para que esa trazabilidad y ese seguimiento sea parte de una revolución inteligente”), sobre series de televisión danesas (Gómez: “Las alianzas, que es lo que vemos en series tan buenas como Borgen es algo que aquí debería ser una normalidad”), sobre si misma (Gómez: “Yo soy una fanática de la multidisciplinariedad”), y sobre que no quepa ninguna duda de que ella va a apoyar a la derecha, faltaría (Gómez: “La izquierda y la derecha es una cosa atávica. Ahora la cuestión está en los que queremos transformar el mundo y los que quieren que el mundo siga siendo así porque están muy cómodos”).

Sobre el programa, nos han dado la gran risión de la campaña con la propuesta de adelantar a los menores de 35 años un 10% de su pensión si es para hipotecarse, una medida taaaan Ciudadanos que le damos la “Etiqueta LPD Naranjita del Año”. En fin, la verdad es que Cs ya no da mucho de si, los chistes suenan viejos. Les ponemos sección porque sentimos debilidad por los juguetes rotos: una pobre gente que realmente se creyó que estaban ahí por la fuerza de sus ideales, por su talento o por su #NEUROPOWER, igualitos a su manera que los de Podemos, y no porque arriba alguien quería tener un recambio a mano en caso de implosión del PP. Cosas del 2014, snif. Como la implosión, “temita” y ayusismo mediante, no se ha producido, el recambio ha sido devuelto al desguace y ahora se pudre al sol entre coches desmantelados y perros dormitando.

En C’s siempre han ido un poco con la vítola de “venimos desde abajo y contra los grandes medios” (HABER, máquinas, eso lo dicen todos, ¡nadie va a decirte que llegó porque le mimaron los poderosos!), pero en el fondo de su corazoncito siempre pensaron que, joder, ¡somos compañeros!, coño, ¿cómo nos van a tratar como a vulgares perroflautas? A la política se llega llorado y siempre hay jugarretas, pero para la gente de bien hay límites, no como para los ENEMIGOS DE ESPAÑA contra los que vale todo. Pues resultó que contra gente de bien también vale todo, y eso ha sido una de esas Grandes Hostias que la vida te suelta como mucho tres o cuatro veces a lo largo de tu existencia, y de las que sales muy distinto a como entraste. No podemos por menos que sentir algo de empatía. Ahora: que les vaya a servir para experimentar algo de ese crecimiento personal, lo dudamos.

 

Pronóstico

Tarde o temprano, todos los imperios caen y todos los tiranos perecen. Sí, incluso en la Comunidad de Madrid. Pero eso no significa que vayamos a verlo. De hecho, es muy probable que Jose Luis Rodríguez Zapatero sea lo más progre que usted y yo vayamos a ver jamás en la Moncloa. Así de triste es esto. Pero eso no significa que estas elecciones madrileñas carezcan de interés. Al contrario: se vienen cositas.

En la izquierda, estamos ante el enésimo choque de cabestros de sus líderes a nivel nacional, y el resultado en Madrid puede decantar la balanza entre ellos. Hay un enorme espacio electoral, antaño firme votante socialista, que de un tiempo a esta parte (desde 2008, 2011, o 2014, según las distintas escuelas) está dispuesto a alimentar alternativas y se la suda la gobernabilidad, lo que diga el IBEX, la prima de riesgo y, más y más, “las instituciones que nos dimos entre todos”. En las generales de 2015, se quedaron a 334.000 votos del PSOE (y contando a IU, incluso lo superaron en más de medio millón), y en las de 2016, repitieron la hazaña ante unos socialistas que encima se abstuvieron para permitir la continuidad de Rajoy. Que el PSOE haya sobrevivido a eso es el mérito exclusivo de Pedro “Vacío” Sánchez, y quizás, solo quizás, demérito de la sucesión de choques de cabestros en la nueva izquierda transformadora. Pero el cabreo no se ha ido, las condiciones de vida siguen siendo las que son, especialmente en vivienda y empleo, y ese inmenso caladero de cabreo progre sigue esperando a un Lenin (y no a un cosplayer de Lenin, que es algo muy distinto, recitando el guion de 1917) que sepa leer las circunstancias históricas. Pero en lugar de Lenin tenemos a CupcakeLenin, a Pablenin, y al Friedrich Ebert de Soto del Real.

Si CupcakeLenin mete una buena cuña entre ella y Ebert, habrá demostrado que la vía errejonista al poder tiene un recorrido un poco más largo de lo esperado, y que ese espacio electoral transformador sigue ahí. Si encima Pablenin logra pasar el corte, puede haber incluso más posibilidades que la mera supervivencia (lo que llevará a más choques de cabestros). El problema del espacio electoral transformador es que parece confinado mayormente a las grandes ciudades, penalizadas a nivel nacional por el sistema electoral. Y esa ha sido la apuesta del partido de Friedrich Ebert desde al menos 1977: que como el voto progre en las provincias poco pobladas lo controlan ellos, al final las ciudades siempre tendrán que plegarse a su liderazgo (como efectivamente ha ocurrido una y otra vez: el espacio transformador, por mucho que lo deteste, mayormente preferirá PSOE a derecha). Pero este chantaje solo funcionará mientras el PSOE parezca competitivo en las grandes urbes, y ahí los resultados en la capital y el 16.8% de Gabilondo en 2021 no auguran nada bueno. Un partido basado en “somos los únicos viables” puede venirse abajo muy pronto si resulta que, vaya por donde, estas elecciones demuestran que otros sí son viables. Ya ven: incluso en la derrota hay mucho en juego.

Y con esto pasamos a la derecha. La derecha no es un bloque monolítico. Ni siquiera la española. Pero sí hay un sustrato común que perfunde todo su núcleo, y que se puede resumir en “España no se rompe y nosotros mandamos, todo lo demás es negociable”. Nótese que ahí no hay ideología ni ideales ni nada que se le parezca: con esa frase por bandera, puedes pasar de un franquismo con planes quinquenales y crucifijos católicos, al neoliberalismo evangélico-renacido alquila-vientres más desatado, casi sin despeinarte. Y próximamente, a una eco-socialdemocracia de guerra. O combinarlo todo. ¡Y estos saltos no se dan mediante recambio del personal, sino que los dan las mismas personas, sin la más mínima vergüenza!

Eso no significa que en cada fase no haya ideólogos convencidos. Un cinismo químicamente puro en la persecución del poder tiende, incluso en España, a asustar a la gente y movilizar a la izquierda. Por eso en el invernadero de las derechas siempre hay cultivos para todas las eventualidades, verdaderos creyentes con su tinglado mediático asociado, financiados lo justo para sobrevivir gracias a la desinteresada (ejem, ejem) ayuda de los ricos del país, que llegado el momento se sueltan al mundo para que sustenten ideológicamente la transición a una nueva fase. VOX es una planta de esas, una ramita de trumpismo/antivacunas/teorías de la conspiración injertada sobre un tronquito azul con raíces tirando a pardas. Plantita mimada también era Cs, vendiendo regeneracionismo de Tecnocasa. Sin embargo, parece que los jardineros ya han visto que ciertas ramitas e injertos no van a dar los frutos deseados. Hay que podar para fortalecer los brotes prometedores. En Madrid ya arrancaron el arbusto naranja y le están retirando el apoyo mediático a VOX, y por ello Monasterio se arrastra sobre el 8% en las encuestas, y eso en Madrid y con una ley electoral proporcional sin trampita alguna. A nivel nacional, Arrimadas ya medita la forma más digna de entregar las armas y disolverse. Abascal todavía resiste porque se le necesita para mantener la presión sobre Sánchez y sobre Feijóo, pero la respiración asistida no durará más allá de su utilidad. Utilidad sobre la cual yo tengo un escenario de política-ficción-terror: elecciones generales en otoño, Feijóo gana pero necesita los votos de VOX… y VOX dice -tras las elecciones- que no apoyarán a un candidato con conexiones con un narco, pero que están abiertos a apoyar a otro candidato (o candidata, ejem ejem) del mismo partido, siempre que tenga impecables credenciales constitucionales.

 

 

Esto puede parecer una tomadura de pelo a muchos de los votantes, que igual han votado a Feijóo porque al menos no se caga abiertamente en sus terruños y con otros candidatos igual se lo habrían pensado, pero en puridad en España no hace falta tener el apoyo de los votantes para llegar a la Moncloa. Lo que sí es imprescindible, qué cosas, es que te proponga ese señor que jefedeestadoea pero no gobierna, el comosellame, el rey. Ese cuya obligación es, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, proponer a un candidato viable. Que hayas figurado en la papeleta que usaron los ciudadanos es, constitucionalmente, un nice to have. Nada más. Y una vez que te propone el rey y se pone en marcha el “reloj constitucional”, los diputados de bien (PP+VOX, vamos) podrán elegir entre bendecir la jugada… o ser por siempre los Judas Iskariotes de la derecha, culpables de ir a nuevas elecciones donde igual vuelve a salir Perroxanxez. Así que ya ven: que Ayuso -quizás- acabe en la Moncloa depende de las cremas del Eroski en el armario de Feijóo, de que el Preparado no quiera tomarles el pelo a los votantes por mucho que ESPAÑA lo necesite, y de que MMMM logre una carambola milagrosa el próximo 28 de mayo. Y no sé cuál de los tres es más improbable. Que el madroño nos pille confesados.

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