¡Que viene Tamames!
La idea fue, según él mismo ha ido proclamando por ahí, de un señor con una excelente opinión de sí mismo que se halla ya en la senectud. No, no hablamos de Ramón Tamames, aunque lo parezca, sino del escritor Fernando Sánchez Dragó, que por lo visto le propuso a Santiago Abascal la figura de Ramón Tamames para armar la moción de Vox con un independiente de reconocido prestigio (“Tamames está pletórico, se ve en Moncloa, siempre quiso ser presidente“). A escasos días de la moción, hay que decir que fue una buena idea, si uno tiene un mínimo sentido del espectáculo (y del humor), pero no tanto para sus patrocinadores de Vox, que están cosechando un ridículo sin igual en la historia de las mociones de censura en España (que comienza a ser nutrida).
Conviene reconocer, para ser justos, tres cosas: la primera, que Tamames parecía un perfil interesante desde la singular perspectiva que había adoptado Vox con esta su segunda moción: hacer una moción desde la ultraderecha, apoyada únicamente por los diputados de Vox, pero cuyo candidato tuviera apariencia de moderación (dentro de lo que cabe). La segunda, que la moción está consiguiendo un impacto mediático considerable, encarnado casi en exclusiva por los cientos de entrevistas, declaraciones y filtraciones protagonizadas por el candidato (mientras Vox queda en la sombra, como pagafantas parlamentario de Tamames). Y la tercera, que el candidato es independiente. ¡Y tanto! [acceso al artículo completo]
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