Pedro el Quesero se prepara para seguir resistiendo
Alberto Núñez Feijóo cayó de pie en la presidencia del Partido Popular. Tras el veletismo y la inconsistencia de Casado, Feijóo nos remitía a la aburrida previsibilidad de Mariano Rajoy: otro funcionario gallego que gestionaría España como un colmado de barrio. Para la derecha española, la misma que en su momento había cerrado el paso a la sucesora de Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, el plan sonaba como música celestial, porque a estas alturas ya tenían claro que con Casado no iban a recuperar La Moncloa.
Casado asustaba a votantes de centro (o, para ser más preciso, los desmotivaba), y tampoco recuperaba terreno con Vox (más bien al contrario). En cambio, Núñez Feijóo se presentaba como un político solvente, con años y años de experiencia de gestión a sus espaldas, y con un perfil ideológico difuminado para agrupar en torno a sí a los votantes del centro-derecha, y también a algunos de los huidos de la derecha del PP a Vox, que lo que quieren, ante todo y por encima de todo, es echar a Pedro Sánchez de La Moncloa. Y lograr eso es mucho menos probable votando a un partido de freaks ultraderechistas con un claro techo en su crecimiento potencial [acceso al artículo completo]
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