Esperpento mediático-policial en el Tren del Terror
El verano nos ha deparado en la Comunidad Valenciana múltiples catástrofes y desastres vinculados con el endurecimiento del clima (otros, como las festividades en las que se maltratan animales y éstos a veces matan personas, están vinculados con la idiotez, que también es un fenómeno que parece ir in crescendo). Las olas de calor, los temporales, inundaciones, incendios, y demás consecuencias de ese cambio climático que era mera invención de algunos científicos listillos para dificultar nuestro derecho constitucional a ir a 100 kilómetros por hora por la Gran Vía, ya están aquí. Y todo apunta a que han venido para quedarse.
Los grandes incendios de agosto, en La Vall d’Ebo y en Bejís, mostraron las limitaciones de los recursos de extinción de incendios. No sólo porque los recursos sean escasos e insuficientes, sino fundamentalmente porque cuando los incendios vienen acompañados por el viento, el abandono y la sequía previa, poco se puede hacer para contenerlo. Pero, además, también pudo percibirse la descoordinación de las instituciones, evidenciada en la surrealista aparición en pleno incendio, el martes 16, de un tren de la línea València-Zaragoza que nadie, en ninguna instancia de ninguna clase (administración del Estado, administración autonómica, Renfe, etc.), consideró oportuno detener [acceso al artículo completo]
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