Eternals
El Universo es vasto, diverso… ¡tan grande y variado! Me refiero, claro está, al Universo Marvel, que tantas alegrías nos ha dado a generaciones de lectores desde los años 60. Pero, claro, que sea grande y variado no significa que todo lo que hay en él nos guste. La mayoría del Universo, de hecho, es perfectamente prescindible. ¿Quién necesita tanto vacío?
Algo de eso sucede con una de las creaciones más personales de Jack Kirby, creador del Capitán América (con esa inmortal portada en la que el Capitán noqueaba al mismísimo Adolf Hitler, cuando Estados Unidos aún no había entrado en guerra con Alemania) y de un sinfín de personales de Marvel en los años 60, cuando funcionó como dibujante predilecto de Stan Lee y su fértil imaginación, que le llevó a crear un Universo completo prácticamente de la nada. Dicen las malas lenguas que Stan Lee básicamente anarroseó todo lo que pillaba y se apropió el mérito, particularmente con las creaciones de Kirby. Pero en esta su página somos muy de Stan Lee y no hacemos caso a tales habladurías.
Kirby acabó harto de Stan Lee y se fue de Marvel a DC, para después volver con una de sus creaciones más personales: los Eternos. Los Eternos son una raza de extraterrestres inmortales que trabajan a su vez para unos dioses cósmicos, los Celestiales, que dirigen el cotarro y se dedican a crear vida en el Universo. El propósito de los Eternos es defender dicha vida y protegerla, sobre todo de los ataques de unos malvados antagonistas de los Eternos, los Desviantes, que se alimentan de los seres vivos creados por los Celestiales. Una historia muy original, que nunca se había vísto u oido antes, con muchos matices. Inexplicablemente, pues hablamos de un cómic, la cosa no funcionó, tal vez porque los lectores lo vieron como un absurdo pegote a un Universo, el de Marvel, que ya tenía bastantes inconsecuencias para cuando Kirby creó sus Eternos.
Los Eternos llevaban desde entonces arrastrando penosamente su existencia por el Universo Marvel, sin serie propia, como meras estrellas invitadas ocasionales en cómics de otros superhéroes, chupando cámara como un Girauta de la vida, sin oficio ni beneficio, … Y en estas que Marvel decidió recuperarlos para su Marvel Cinematic Universe, como diciendo “mira cómo me saco la chorra y rentabilizo incluso esta mierda”. Y dicho y hecho: Marvel reunió a un montón de actores para interpretar a los Eternos (me dieron mucha pena cuando los vi en el cine, sobre todo a los que se han forjado un camino en el audiovisual tras hacerse un nombre en Juego de Tronos, ese bodrio: ¿quién les ha mirado mal para acabar interpretando a un Eterno cuando el Universo Marvel ofrece tantas posibilidades?) y estrenó la película hace un mes, y de hecho amenaza con hacer más.
La historia es la que ya hemos esbozado hasta aquí, aunque por si acaso sacaré a colación la SPOILER ALERT de “les vamos a destripar aquí y ahora la sorprendente trama de principio a fin”. Los Eternos viven felizmente con la Humanidad a lo largo de miles de años, durante los cuales, secretamente, les protegen de los malvados Desviantes y más o menos, disimuladamente, sin hacer grandes alardes, les ayudan a progresar, mientras siguen a rajatabla el plan de los Celestiales (matar Desviantes, defender a los humanos) y viven felices en su planeta de adopción. Apenas se plantean, a lo largo de estos miles de años de incansable misión, si lo que hacen tiene sentido: lo importante es preservar a toda costa la Constitución del plan de los Celestiales, pergeñado hace miles de años por parte de extraños seres a los que no conocen apenas y sin haberse leído la letra pequeña.

Los Eternos del consenso
Finalmente, allá por el siglo XVI, los Desviantes desaparecen. Cautivo y desarmado el ejército Desviante, la guerra ha terminado. Los Eternos se disgregan por el mundo y viven su vida. Hasta que el cambio climático (simpático guiño de Marvel para demostrar compromiso y conciencia ecológica) descongela un campo de permafrost en el que había unos cuantos Desviantes en animación suspendida, como el Capitán América, y retoman su lucha Eterna contra el Mal.
En este momento es cuando se produce el ¡sorprendente! giro narrativo de la trama, que también es algo que no se había visto (¡OJOCUIDAO!¡SPOILER ALERT!): en realidad, el plan de los Celestiales consiste en engordar a la Humanidad lo suficiente para que pueda servir de alimento energético para el nacimiento de un nuevo Celestial, implantado en el núcleo de la Tierra desde hace eones, esperando su momento, como Íñigo Errejón. Para que el Celestial nazca, la Humanidad (y la Tierra) debe morir, pero sólo puede hacerlo cuando haya suficiente número de humanos. El Celestial de marras luego se dedicará a fabricar otros planetas y más vida que puedan alimentar a otros Celestiales, y vuelta a empezar. Como pueden ver, el Plan de los Celestiales no se diferencia demasiado del de los Desviantes, salvo por su escala. Por su parte, los Eternos no son sino robots venidos a más, configurados en un taller mecánico que los Celestiales tienen por ahí perdido en el Universo para impedir que los Desviantes se coman a demasiados humanos, de manera que el preciado maná de futuros Celestiales pueda crecer, fuerte y sano, a la espera de que se lo zampen cuando alcance el punto de cocción.
Esta revelación nos ayuda a poner en perspectiva la labor de supuestos supervillanos del Marvel Cinematic Universe que en anteriores películas habían intentado regular el exceso de población de la Humanidad para tratar de impedir que comenzasen a explotar planetas con Celestiales dentro ávidos de alimentarse de toda la vida que contuvieran en su seno. Notoriamente, se evidencia el maltrato al que la saga de películas ha sometido al pobre Thanos, archivillano por antonomasia que quería reducir la población del Universo a la mitad, privando así a los Celestiales de su preciada gasolina durante unos cuantos años, y de paso preservando todos los planetas. No es que Marvel no avisara, pues ya había diseminado sutiles pistas en anteriores películas sobre los hitos fundamentales de la Humanidad, que habría que preservar a toda costa (recuerden la libretita del Capitán América).
Ante este giro en la percepción de su labor, que han llevado a cabo pacientemente durante miles de años y sin plantearse jamás si lo que hacían estaba bien y si no habría gato encerrado, aparecen fundamentales disensiones entre los Eternos. Algunos de ellos piensan que lo que los Celestiales decidan, bien está, que para algo son Celestiales, y ellos unos mandaos. Pero una mayoría de Eternos, tras miles y miles de años defendiendo la Tierra y las condiciones que los terrícolas nos hemos dado, completamente imbuidos del espíritu de consenso constitucional, piensan que la mentada Constitución no es un mero pretexto para que “los de siempre” sigan mandando (en este caso, comiendo) con otro nombre, sino que tiene valor en sí mismo, que hay que honrarla y respetarla, y que su deber es defender a la Humanidad (pero sin que la Humanidad se entere o participe en lo más mínimo del proceso, que no saben), no quieren renunciar a lo logrado y deciden impedir el nacimiento inminente del nuevo Celestial. Cosa que (¡SPOILER ALERT!) finalmente logran, quedándose el Celestial recién nacido congelado en mitad del océano que aquello es más bonito que el Valle de los Caídos.
Marvel, no contento con este bodrio, amenaza con una segunda película, en la que viviremos la terrible persecución de los Eternos que abjuraron de su labor por parte de los Celestiales, dispuestos a llevarlos al taller y cambiarles un par de bujías, para que no jodan el invento la próxima vez. Como valoración, la película es bastante rollo, aunque tiene la gracia vintage de que recompongan momentos esenciales del pasado de la Humanidad, con los Eternos por ahí guiando a los pobres humanos (con el fin de fiesta de la conquista de Tenochtitlán por parte de las tropas de Cortés, que ahí, precisamente ahí, y no antes, uno de los Eternos ya no puede más de tanta maldad, después de miles de años contemplando impávidos cómo los humanos se masacraban entre sí, sin intervenir, y decide parar la masacre. ¡Otra vez la Leyenda Negra, Loca Barea ya nos avisó!). Por lo demás, es lo de siempre con Marvel: bromitas, guiños de cultura pop, y batallas. Todo muy bien diseñado y perfilado, aunque ahora nos dé un poco más igual porque los personajes no nos importan lo más mínimo.
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Comentario de Casio (06/12/2021 16:02):
Yo es que en esto estoy con Ridley Scott. Las películas de superheroes en particular y el genero en general está sobrevalorado. O para decirlo de otro modo, me parecen un soberano coñazo. Los guiones son más previsibles que la parrilla de Tele5. Eso sí, los comics se salvan por los dibujantes, algunos realmente unos genios del lápiz. Por cierto, a ver si a algún plumilla de LPD comentar la serie que para mí es la mejor de este año, Succesion.
Comentario de emigrante (06/12/2021 17:10):
Yo no tengo ni ganas de ver la película aunque me inviten o la suelten por la tele. Pero esas referencias y publicar el texto justo el día de la Constitución ha quedado genial, enhorabuena.
Comentario de Bellver (07/12/2021 10:34):
1. Hablar de películas de superhéroes en general en el presente, es como hablar de westerns en los 50 o cine negro en los 40. Pues hay de todo.
Si la serie de Watchmen de la HBO, o la de Daredevil de Netflix, o El caballero oscuro, fueran la media del género, sería la hostia, claro. Pero la mayoría son espectáculos de efectos especiales con un argumento de fórmula. Pero la mayoría de los westerns de los 50 que ponían antes en televisión durante las tardes verano –ignoro si lo siguen haciendo, hace una década o más que no sé lo que es la tele- también eran historias de fórmula.
Comentario de Lisistrata (07/12/2021 16:30):
Si, eran de formula como las chorradas de casio y no me refiero al fabricante de relojes.
Eso si, los western no aburrian a las piedras como casio y Andres Boix
Comentario de — (07/12/2021 23:35):
Mi problema no es que sean formulaicas si no que no importe nada la historia, y me refiero especificamente al mundo Marvel.
Escuchando a los que se leen los comics, no todos son igual de poderosos. Supuestamente Capitana Marvel es ls cosa más poderosa del Universo, y Wanda es la repolla en Vinagre. Viendo las películas nada de eso importa. Todos aguantan el mismo tipo de hostias sin despeinarse, ninguno falla con sus movimientos especiales (pero tampoco importa porque al malo de turno no le hacen ni cosquillas hasta el evento mega mágico del final). En infinity War y Endgame aparece allí hasta el apuntador soltando bombas nucleares por los puños y como si nada, el ejercito enemigo es igual de grande siempre y los problemas son los mismos pelee quien pelee. En el extraño caso de que muera alguien tampoco importa demasiado, todos sabemos que tarde o temprano se sacarán un artefacto de la manga para que vuelva. Y si no gusta dirán que no es canon y se sacarán otra historia de la manga.
Comentario de Lisistrata (09/12/2021 11:52):
Para superheroes los que renovaron sus sueldos en el barcelona fc.
Otra vez que se los ha follado el Bayern.
Ni Rocco Sifredi, 3 sin sacarla.
Nos vamos a reir cuando bajen a segunda, despues de que ahora van de que el farsa gana la europa league fijo.
Xavi el cespedman o era el capitan catari que te vi?
Comentario de Lisistrata (10/12/2021 21:00):
Como ya no existe la RBBE , lo dire yo :
Epañoles, cautivo y lefado el ejercito desarmado de un pequeño pais imaginario jugara la europa league a la espera de que cautivo y relefado termine en segunda.
Vamos el farsa fc vuelve a ser lo que siempre fue.
Suena el himno de la alegria, luces , risas, aplausos…
FINIS
Comentario de Mr. X (11/12/2021 09:57):
¿Lisistrata es el Sr Intelestual, después de descubrir que es de género fluido?
Comentario de Lisistrata (11/12/2021 10:26):
No nena, yo soy lo que soy.
Por cierto el sexo es sexo, XX mujer XY hombre, luego ya el genero según la RAE:
https://dle.rae.es/g%C3%A9nero
Comentario de Lisistrata (11/12/2021 10:31):
Luego esta el genero tonto (pista ->mide mucho el césped):
https://www.defensacentral.com/mas_futbol/1639161622-ridiculo-y-cutre-sale-ahora-a-la-luz-una-bronca-de-xavi-con-el-bayern-en-la-que-neuer-le-mando-callar