Chile despertó. Y cuando lo hizo, el dinosaurio estaba apaleado.

Episodio 1: Inicio

El 6 de Octubre de 2019 era un plácido domingo de primavera en Santiago de Chile. Una mariposa aleteó en un prado andino, el presidente Piñera decidió que era un buen día para subir el precio del metro (como Chile no es el país más descentralizado del mundo, el presidente decide sobre el transporte público en todo el país) y se lió. Vaya si se lió. 

EL 18 de Octubre, Chile estalló. Y esta vez no fue por un terremoto. Ni por un volcán. En buen estilo rajoyesco con Cataluña, Piñera decidió apagar las llamas estudiantiles con gasolina policial. Lo que empezó con unos estudiantes de secundaria colándose el día 7 en el metro siguió con la sede de Enel (lean Endesa) haciendo ardiendo cual falla en el centro de Santiago, hasta terminar con Piñera a los pies de los caballos firmando un plan para una asamblea constituyente que terminara con la Constitución impuesta por Pinochet y reformada por el izquierdoso Ricardo Lagos (no se me rían). 

Sin violencia se puede hablar de todo, sin duda. Con muertos, tuertos, heridos, policías filmados tirando a manifestantes por un puente a un río medio seco o disparando a la multitud (Chile tiene un concepto de la democracia tan peculiar que no tienen ley mordaza ni gobierno que prometa derogarla) … se consiguió una reforma constitucional. Y así, Piñera, el presidente que había dicho que “él o Chilezuela”, consiguió Chilezuela.

Episodio 2: Nudo

A iniciativa de dos alcaldes de izquierdas (Jadue y Sharp, recuerden el primer nombre, alcalde comunista de Recoleta – uno de los distritos de la capital – e independiente de Valparaíso, respectivamente), unos 150 alcaldes (de todas las tendencias) organizaron una consulta popular sobre la necesidad de una nueva Constitución. A día de hoy, sorprendentemente, siguen sin ser condenados por sedición. Cosas de las legalidades pinochetistas, supongo.

Este primer desborde generó lo que en Ciencia política se llama técnicamente “un buen pifostio”. Los diputados no estaban dispuestos a ceder la iniciativa de reforma constitucional a los alcaldes, los alcaldes tiraron para adelante con su consulta, Santiago en llamas y la derecha, partida en dos entre los “a por ellos” y RN, liderada por el magníficamente llamado Desbordes, ex-policía él, reconociendo que su hijo estaba en las manis y que, bueno, era normal viendo que la pensión de su padre era una puta miseria que no le daba ni para pagarse las medicinas. 

De todo este pifostio salió un documento escueto de proceso de reforma constitucional firmado de madrugada, con los partidos de izquierda fracturándose (ah, las viejas tradiciones), Sharp rompiendo el carnet, el Partido Comunista manteniéndose al margen y donde la derecha, que no juega con la comida, había conseguido una cómoda minoría de bloqueo y, sobretodo, dilatar muuuuucho el proceso, a ver si así la cosa se iba reencauzando sola.

Les resumo el proceso en cuestión. Asamblea constituyente de 155 (jejeje) electos, paritaria, con representación de pueblos originarios (los mapuches fueron bastante buenos oponiéndose a la conquista y ahí siguen, aunque les hayan engañado 3 o 4 millones de veces ya) y sin que haya diputados u otros cargos electos en ella. Como ven, puras políticas de identidad que no sirven para nada. 

Un año y medio después, covid mediante, se ha votado recientemente para elegir a quienes compondrán la asamblea constituyente en cuestión (junto con elecciones municipales). El resumen lo borda el titular del Mostrador.cl “El poderío electoral de los independientes que hunde a la derecha y deja al resto de los partidos en estado de coma“.

El desborde (los 15Mistas conocerán el concepto) ha sucedido. La derecha se ha pegado tal hostia que, además de perder la capital a manos de una alcaldesa comunista, no ha conseguido la minoría de bloqueo en la Asamblea encargada de la redacción de la nueva Constitución. En el ala izquierda, ha habido sorpasso y la “nueva izquierda” (no se lo creerán: APADRINADA POR MONEDERO himself – Chilezuela, decíamos) aliada con los comunistas ha quedado por delante de la izquierda que hizo la transición. 

Y, sobre todo, más del 40% de los constituyentes no tienen afiliación política (aunque cargan bastante a la izquierda no neoliberal, valga el oxímoron). Hay más independientes que abogados, que ya es decir.

Para acabar de convertir la cosa en un verdadero escándalo, en paralelo hubo elecciones municipales y, como les decía, vayan ensayando la Internacional para ir a Santiago. Sharp y Jadue han renovado con más del 55% de los votos sus alcaldías, Santiago centro ha caído en manos del comunismo-feminismo, Viña del Mar (donde Julio Iglesias ha vivido noches tan gloriosas) cayó en manos de la nueva izquierda… Afortunadamente, los barrios altos (en Santiago, literalmente, están subiendose a Los Andes) han seguido votando Ley y Orden y se convierten en bastión de libertad en medio de tanto libertinaje izquierdoso.

Episodio 3: el desenlace

2021 es un año de elecciones presidenciales en Chile (a finales de año). Y lo interesante viene ahora. ¿Adivinan quién va líder en las encuestas? Jadue, el comunista. Jadue, el alcalde de Recoleta. Jadue, el que montó una farmacia municipal para romper el oligopolio farmacéutico y se fue a Cuba a comprar medicinas, sin que la autoridad lo impidiera (ni que fuera Colau queriendo ofrecer dentista municipal a los barceloneses, suerte que en el Reino de España sí hay orden jurídico, un buen Colegio de Odontólogos para presentar la oportuna denuncia y un siempre diligente TSJC para tumbárselo).

Los tiempos son los siguientes; y son rápidos. En julio hay primarias para las presidenciales (en Chile los partidos se pelean en unas elecciones, en otras se coaligan y hacen primarias para elegir su candidato, sin listas plancha ni cosas por el estilo, las organiza el Servicio Electoral estatal y son bastante justas). Tras el primer sopapo de las elecciones para componer la constituyente, el pasado miércoles 19 de mayo se presentaron los candidatos a primarias por cada coalición y está todo cabeza abajo: hay candidatos in péctore que han recibido lo que Rita Barberá llama “¡Qué hostia! ¡Qué hostia!”, hay un presidente zombie que no puede repetir y que es más tóxico que el coronavirus, unos partidos tradicionales descompuestos (aún no sabemos si tienen o no “máxima autoridad”), presiones para hacer coaliciones (incluso dentro de la “nueva” izquierda para que no gane el comunista)…

Y todo por subir el billete de metro unos 5 céntimos de euro… 

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