Los principios de Groucho Sánchez
En el mes de julio, Pedro Sánchez lo tenía bastante más sencillo que ahora para ser investido presidente. PSOE y Podemos sumaban diez escaños más que ahora (ocho, si restamos los dos diputados que obtuvo Más País en noviembre), y ERC se desvivía por abstenerse en la investidura y tener un Gobierno amigo, o al menos un Gobierno no tan hostil como el que podría haber surgido del trío de Colón. Además, toda la “Antiespaña“, es decir, Unidas Podemos y los partidos nacionalistas/independentistas, tenían muy presente la amenaza de un Gobierno de PSOE y Ciudadanos, cuyos principios de acción podrían chocar frontalmente con sus intereses. A todo ello se unía la legitimidad de haber sido el indiscutible vencedor de las elecciones, con 57 diputados más que el segundo [acceso al artículo completo]
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