Botànic 2: cuatro años de incertidumbres
Dentro de unos meses, muy probablemente, no nos acordaremos de la negociación que llevó a forjar el pacto del Botànic 2. No nos acordaremos porque estaremos evaluando la acción cotidiana del gobierno autonómico, su cohesión y la coherencia de su mensaje. Será más importante lo realizado en el día a día que lo ocurrido en unos días de junio. Y para constatar que esto será así sólo hace falta rememorar los días de la negociación del primer Botànic, con la tensión a flor de piel entre los partidos de izquierda y con la pugna entre PSPV y Compromís por dirimir quién ostentaría la presidencia y cómo se repartirían los cargos.
Conviene recordar que, en esa ocasión, las discrepancias llevaron al PSPV a ensayar un pacto con Ciudadanos para la constitución de la mesa de las Cortes Valencianas, antesala de una hipotética investidura, que sólo se truncó por la negativa de Isabel Bonig a abstenerse (Alberto Fabra había insinuado que el PP se abstendría). En aquellos tiempos, Bonig era vista como una ultraliberal agresiva y radical; ahora, en parte por evolución de la dirigente del PP, y en parte por comparación con los nuevos actores políticos en la derecha valenciana, Bonig parece la quintaesencia de la moderación [acceso al artículo completo]
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