Aurora – Kim Stanley Robinson
Aurora es la novela más reciente del escritor de ciencia ficción Kim Stanley Robinson, muy reconocido por sus anteriores obras, en particular su monumental trilogía sobre la colonización de Marte. Se trata de un autor de ciencia ficción hard, es decir, nada de hiperespacio ni tecnologías “mágicas” para explicar las cosas. Las historias de Stanley Robinson transcurren en un Universo futurista más o menos reconocible desde el punto de vista tecnológico, donde los avances logrados pueden explicarse a partir de las tecnologías que -más o menos- intuimos ahora, y en todo caso son respetuosos con las leyes de la física. Eso explica, de hecho, que sus novelas anteriores se centren sobre todo en la colonización del Sistema Solar, sin aliens y sin surcar el espacio interestelar.
En Aurora, en cambio, el autor nos cuenta la peripecia de una nave generacional, una nave espacial de tamaño enorme que acoge a una comunidad de humanos razonablemente amplia (2000 personas), que surcan el espacio durante casi 200 años, a la décima parte de la velocidad de la luz, hasta alcanzar el sistema Tau Ceti, donde hay un planeta (o para ser más exactos, la luna de un planeta), Aurora, que contiene agua (de hecho, casi toda la luna está cubierta de agua) y una atmósfera respirable. Para qué quieres más, así que en la Tierra del año 2500 y pico deciden enviar la mencionada nave generacional. A partir de ahora, me lanzo a contarles espoilers a mansalva, ojocuidao.
Una nave generacional, como su propio nombre indica, es una nave en el seno de la cual se encuentra una sociedad de humanos que viven y mueren en la nave, a la que les sucede otra generación nacida en la nave, que a su vez engendra una tercera generación, y así hasta que llegan al destino. Es la solución más razonable que puede ofrecernos la tecnología actual para hacer viable un viaje interestelar, porque la nave de la novela surca el espacio a la décima parte de la velocidad de la luz, es decir, la hostia de rápido (30000 kilómetros por segundo, casi como si se tratase de un viaje con destino u origen Madrid-Café Comercial), pero que a los efectos del espacio, claro, hay tanto espacio en él, que incluso estas velocidades son “lentas”, y por eso hay que hacer una nave generacional para llegar incluso a estrellas cercanas.
Claro, sustentar una sociedad compleja de 2000 personas, que además tienen que viajar en el espacio durante 200 años, es muy complicado, aunque sea tecnológicamente factible, supongo, si el Presidente Trump logra que el pueblo americano le garantice diez mandatos seguidos para que él pueda gastarse todo el presupuesto en construir la nave generacional (o que la pague México también, una vez haya terminado de pagar el muro).
En primer lugar, está el factor psicológico. 200 años de viaje implica que la mayoría de los habitantes de la nave no llegarán vivos a su destino, y muchos de ellos ni siquiera podrán consolarse pensando que han salido de la Tierra. A fin de cuentas, la primera generación de la nave está compuesta por voluntarios, cuidadosamente seleccionados, etc., pero la segunda, nacida en la nave, que además morirá también en la nave, muy lejos de atisbar su destino, es otra cuestión. Ellos sí que no eligieron nacer ahí, y su papel, que se resume en mantener la nave y tener hijos, que a su vez tengan hijos, y que tal vez éstos lleguen a ver la Tierra prometida, no parece ningún chollo. De hecho, en la novela esto se pone de manifiesto cuando nos enteramos que a los 68 años del lanzamiento hubo un movimiento revolucionario que estuvo a punto de llevarse por delante la nave, y que provocó profundos cambios para acomodar a los habitantes de la misma y que éstos aceptasen su destino, tan triste como glorioso: morir para servir de abono a las generaciones futuras (en más de un sentido).
En segundo lugar, está el problema de sustentar durante tanto tiempo un ecosistema necesariamente limitado, aunque la nave sea enorme, y esté dividida en distintos biomas (espacios que simulan el clima y el terreno de diversas partes de la Tierra), que a su vez ofrecen una síntesis de los productos (minerales, y sobre todo biológicos) de la Tierra, necesarios para sobrevivir en la nave y también, una vez llegados a Aurora, para colonizar el planeta. En esta cuestión se centra Stanley Robinson, y su veredicto es pesimista: sencillamente, no es posible. Los ecosistemas tan limitados, y tan prolongados en el tiempo, son insostenibles. Para cuando llegan a Aurora, tras 200 años de viaje, los habitantes de la nave son significativamente más endebles (más bajitos, más débiles, y sobre todo con menos esperanza de vida) que los que abandonaron la Tierra. Y además, el ecosistema compuesto por los diferentes biomas de la nave da ya claros síntomas de agotamiento.
Esto puede parecer poco relevante, dado que, a fin de cuentas, la nave ha llegado a su destino. Pero, una vez los primeros humanos descienden a Aurora, y comienzan a explorarla, uno de ellos tiene un accidente que le rasga el traje espacial, se hace una herida en una pierna,… Y por ahí entra una bacteria, o virus, o lo que sea, mortal, que se cepilla a decenas de humanos en cuestión de días. Y a los que no, los asesinan sus compañeros de la nave para impedir que puedan volver.
Es tal el trauma ante la aparición de este prión asesino (eso se supone que es, un prión, como el de las vacas locas, pero mucho más eficaz al matar), que los habitantes de la nave ni se plantean la posibilidad de, pese a todo, tratar de colonizar el planeta. Así que algunos postulan tratar de colonizar otro planeta de ese sistema, una especie de equivalente a Marte, pero otros proponen, sencillamente, dar media vuelta y volver a la Tierra. Una opción que a mí me parece surrealista, desde el punto de vista de las premisas de la historia, es decir: que todos esos humanos llevan ahí siglos esperando llegar a un objetivo. Llegan… ¡Y entonces descubren que su objetivo es una mierda y deciden pirarse! Aunque también es verdad que ese es el único momento en el que pueden decidir volver, porque la opción de dar media vuelta en mitad del viaje no era viable, dado que la nave tardó décadas en decelerar.
A partir de ahí, la novela se centra en los habitantes de la nave que han decidido volver, y pasa de los que se quedan en el sistema Tau Ceti. Y su vuelta pone de manifiesto con mucha más claridad las limitaciones del ecosistema restringido de la nave: los nutrientes se agotan, la fertilidad de los humanos de la nave se reduce al mínimo, la biodiversidad se va al carajo y paulatinamente han de convertirlo todo en tierras de cultivo, que a pesar de ello no dan de sí lo suficiente para los humanos que vuelven a la Tierra, … La solución a tanto drama proviene, precisamente, de la Tierra, donde unos cosmonautas rusos han descubierto un método experimental de hibernación que les ha mantenido con vida durante cinco años. Los habitantes de la nave deciden aplicárselo a lo bestia (más de un siglo) y dejan la nave en manos de la simpática IA que maneja casi todos sus aspectos, y que en algunas ocasiones clave llega a interferir con las decisiones de los humanos, en plan computadora de 2001, pero en versión simpática y propositiva.
Cuando, finalmente, los supervivientes llegan a la Tierra, siglos después, se acaba de concretar la pesimista hipótesis del autor: ninguna de las naves enviadas a colonizar otros sistemas solares (que fueron decenas, y no sólo la que protagoniza la historia), en apariencia, ha tenido éxito. Al menos, no se sabe nada de ninguna de ellas, llegasen o no a su destino. Y en todas ellas se manifestaron parecidos -o peores- problemas que los que han experimentado los habitantes de la nave generacional. No es posible asegurar la supervivencia a largo plazo de un ecosistema restringido, y aunque así fuera carece de sentido colonizar otros sistemas solares. Si están muertos, porque será muchísimo más difícil colonizarlos con éxito que hacer lo propio en el Sistema Solar, donde se cuenta con el enorme taller de mantenimiento logístico de la propia Tierra. Si están vivos (y esto me parece quizás más discutible), porque la vida que haya será diferente a la de la Tierra y se la llevará por delante, humanos incluidos. Así que, a no ser que aparezca un planeta totalmente igual a la Tierra, más vale centrarse en el Sistema Solar y dejarse de gaitas.
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Comentario de Latro (11/05/2017 18:31):
Bueno, pues eso que me ahorro, que estoy mal de pasta. No, no que la reseña me de a pensar que sea malo (aunque Robinson es un poco demasiado soso para mi gusto), pero eso, ya esta todo el pescado vendido.
Al menos no se fue por el cliché setentero de “para mantener la nave generación segura, la población la vamos a hacer retroceder a niveles indigenas mesoamericanos/imperio romano”
Comentario de Epicureo (11/05/2017 18:34):
Excelente la reseña. Soy de los pocos a los que les gustó esta novela, terriblemente pesimista para lo que es normal en la ciencia ficción. Pero el compromiso con el realismo que tiene Robinson no le deja muchas opciones.
Comentario de devilinside (11/05/2017 18:50):
Vaya, tendré que pillármelo. Justo el mes pasado me leí Chamán, su novela anterior, y no estaba nada mal.
Comentario de alfonsotwr (11/05/2017 20:39):
A ver, a ver, eso de decir que todas las expediciones que fueron a sistemas extrasolares fracasaron es mucho decir. ¿Por qué? ¿Porque acaso los que llegaron han mandado mensajes diciendo que la cosa estaba muuuu chunga? Pensemos un poco: llegas a un planeta de p*** madre después de un viaje de 200 años donde has estado día tras día bebiéndote las meadas destiladas de tus vecinos de camarote y lo primero que haces es enviar un mensaje a la Tierra diciendo que el planeta es fenomenal y que te acabas de zampar un bicho de tres patas cocinado a feira que te ha hecho llorar. Claaaaaro, para que en doscientos años aparezcan por allí quinientas naves terráqueas que como una plaga espacial arrasen con TU planeta. Pues no, lo sensato, como diría nuestro amado líder, es mirar hacia otro lado y mentir como un bellaco para que la parentela pueda disfrutar a gusto del nuevo planeta.
Comentario de Gekokujo (11/05/2017 22:06):
Guillermo, lo que pasa es que es usted un capitalista de esos que viven pendiente de las cotizaciones en tiempo real. A los antiguos egipcios, incluso a los romanos, el precio les parecería una nimiedad. Seguro que la novela es interesante pero creo que obvia el nada desdeñable hecho de que antes de enviar una de esas naves los humanos ya tendremos detalles de los destinos, que para eso estamos desarrollando nanotecnología, IAs y demás zarandajas. De hecho creo que este mismo siglo veremos salir las primeras sondas a esos destinos, una lista que crece cada día. No es poco el desafío pero en absoluto descabellado, por lo pronto…
https://jwst.nasa.gov/faq.html#planets
Comentario de Pablo Ortega (12/05/2017 00:06):
Pues sí, esa trama se oye bastante pesimista, y honestamente no podré entender jamás como una persona querría pasar el resto de su vida en una nave generacional para que sus nietos llegaran a ver un nuevo mundo. Si esa es la única forma que tendrá la humanidad de hacer viajes interestelares, ya es definitivamente seguro que del Sistema Solar no saldremos jamás.
Por cierto, ¿nadie se fijó en el homenaje a Asimov? En la Saga de los Robots de Asimov, el mundo dominante tenía el mismo nombre, Aurora, y se ubicaba en la misma estrella, Tau Ceti. Si eso no es un homenaje, que Dios baje y lo vea.
Comentario de karlosbat (12/05/2017 09:11):
Hablar de Kim Stanley Robinson y no mencionar su trilogía de Marte, muy superior en mi modesta opinión a Aurora, me suliveya el alma como a Carlos Mejía.
Mucho más cercana a la realidad, la colonización del Sistema Solar y los problemas de la superpoblación, cambio climático y super-neoliberalización de la Tierra, desembocan en el paraíso neocomunista marciano.
Apasionantes las soluciones propuestas para la superpoblación planetaria (cupo de 0,5 hijos por persona, con la posibilidad de venderlo en un mercado de hijos posibles), o la división del planeta Tierra no en países sino en multinacionales (esto es más que una posibilidad real, es un hecho paulatino), o las inconveniencias de vivir demasiado tiempo.
Espero comentarios en breve sobre esta magna obra y sus paralelismos con la que nos ocupa en esta misma página
Comentario de emigrante (12/05/2017 09:49):
#4, Hay que tener en cuenta que todas las formas de vida en este planeta están estrechamente emparentadas. Desde los humanos hasta la última bacteria todos compartimos el mismo código genético, cuatro bases del DNA que se traducen en los 20 aminácidos de las proteínas. Se puede coger un gen humano, ponerlo en una bacteria y obtener de ella la proteína humana. Eso funciona con cualquier organismo y en cualquier dirección, y es una prueba irrefutable de que procedemos de un ancestro común.
Una forma de vida similar a la nuestra pero no emparentada, basada en el carbono y con DNA, RNA y proteínas tendría un código genético distinto. Incluso podría tener seis en lugar de cuatro bases o 18 ó 30 aminoácidos que ni siquiera tendrían que ser los mismos. Quiero decir que incluso encontrándonos con organismos similares y familiares no podríamos consumirlos puesto que carecemos de enzimas capaces de digerirlos. E incluso digeridos con los propios enzymas alienígenas tampoco serían aprovechables por nuestro metabolismo. De la misma manera tampoco nos pillaríamos ninguna infección puesto que ninguna bacteria alienígena sería capaz de hincarnos el diente. Cualquier producto que consumamos de otro planeta tendremos primero que plantarlo nosotros.
Comentario de Latro (12/05/2017 11:00):
Lo interesante es que si, en principio, seria muy jodido pensar que vamos a poder asimilar cualquier sustancia “organica” que venga de una cadena evolutiva diferente. Pero he leido de todo, desde “no nos van a hacer nada” hasta la tesis de este libro, que me parece un poco mas realista. O sea, si, está claro que seguramente no podamos metabolizar bien un carajo de materia de bichos que no comparten nuestro sistema ADN/ARN… pero de ahi a pensar que esos compuestos no van a tener alguna interacción indeseable con los nuestros…
Ahi esta el caso de la talidomida, que resultó que era una substancia médica perfectamente funcional y sin riesgos… en su versión de quiralidad izquierda, que es la que tienen todos los compuestos organicos de la vida en la tierra. Pero como al producirla salian moleculas de talidomida con quiralidad izquierda y otras con quiralidad derecha, esas últimas fueron las que causaron los casos de deformaciones en los fetos.
Comentario de emigrante (12/05/2017 13:01):
#9. Esa es otra, hasta donde yo sé, que todos los azúcares sean levógiros y todos los aminoácidos dextrógiros no obedece a razón química alguna sino que también lo heredamos del ancestro original. Bién podría existir una biota que fuera la imagen bioquímica especular de la nuestra y funcionar perfectamente.
Pero una cosa es envenenarse con una comida indigesta y otra una infección. En el segundo caso se requiere que un bichito ataque a otro organismo y crezca y se reproduzca a su costa.
En el caso de las bacterias, tienen que encontrar algo que comer y si somos tan indigestos no habrá nada que temer. Claro que siempre podría aparecer alguna que encontrara en nosotros una molécula que llevarse a la boca pero sería relativamente fácil encontrar antibióticos dada la abismal diferencia metabólica.
Los virus mantienen una relación mucho más íntima con el hospedador que requiere un largo periodo de coevolución. Por lo que es tan impensable cogerse una gripe marciana como encontrarse con seres humanoides y engendrar híbridos con ellos.
Lo de los priones sí es plausible pero también me parece mucha casualidad. Vamos que si la novela quiere ser pesimista pues sí pero sería mucha mala suerte.
Comentario de Latro (12/05/2017 13:32):
Si, por eso, no he leido el libro, pero con la idea de los priones si me puedo imaginar algo, porque efectivamente, muy raro seria que la bacteria o el virus fuese compatible con nosotros, pero que una sustancia tuviese un efecto parecido a los priones lo veo mas factible, y de nuevo, sin leer el libro pero imaginandome la escena, si estamos en un sistema mas o menos cerrado como el de la nave y los posibles inicios de una colonia, pues primer muerto “reciclado” y ya se jodio tu producción de alimentos.
Comentario de Ocnos (12/05/2017 14:53):
Por desbarrar un poco. Y si el código genético fuese el mismo también en todo el universo. No es descabellado. A escala global, los elementos químicos están distribuidos de manera homogénea. Y las leyes de la física se cumplen en todos los sitios (obviando las singularidades, de las que poco se sabe, pero que desde luego son poco propicias para la vida conocida). No es ninguna aberración. Ni sci-fi hard o light. Es razonable.
Comentario de Latro (12/05/2017 15:57):
Es una de esas cosas que no se puede afirmar claramente ni lo uno ni lo otro. Por un lado, como dice emigrante, no parece haber ninguna razón por la cual la bioquimica tenga que ser “como es” y tener la orientación espacial (la quiralidad, giro izquierdo o derecho) que tiene. Pero por otro lado, si eso es asi, ¿por que de la sopa quimica de la que surgió la vida no salieron dos linajes, cada uno con su propia orientación espejo de la otra? ¿Es que hay algo que le da preferencia a la orientación que tenemos?
Asi que tanto una cosa como al otra podrian ser posibles, y no tenemos mucha mas información para poder descartar un escenario u otro
Comentario de Pablo Ortega (12/05/2017 16:17):
Averiguando un poco, por lo que leí parece que sería muy improbable que los priones pudieran existir en un mundo sin casi vida y de forma aislada, haciendo improbable la tesis del autor. A fin de cuentas, esa luna era dos mil millones de años más antigua que la Tierra, y esos “priones” era la forma de vida más avanzada que tenía, siendo el oxígeno de origen inorgánico. Ni siquiera hay plantas o algo remotamente parecido que pudiera justificar el surgimiento de esos bichos.
Ahora bien, si estamos hablando de bacterias que ante la enorme diferencia biológica actúan como priones, ya sería distinto.
Si al final todos los seres vivos del universo tienen ADN/ARN, de cuatro bases, creo sería demasiada casualidad, con todo lo que pueda decirse sobre si es o no la única formación química posible para crear vida, para negar la existencia de un Creador. Y si no quieren pensar en un Creador, piensen entonces en alguna raza avanzada que diseminó la vida por el cosmos.
Comentario de emigrante (12/05/2017 17:31):
#12, la biología no tiene leyes universales como la física sino que trabaja con modelos. Además es contingente como la historia, quiere decir que la situación actual depende de acontecimientos pasados. Si Napoleon hubiera decidido en un pronto no atacar Rusia el mapa de Europa sería completamente distinto. Si el meteorito que se cargó a los dinosaurios hubiera pasado de largo ahora no estaríamos aquí para desenterrar sus huesos y contar su historia.
No sabemos si la vida surgió solo una vez o hubo varios experimentos. Lo cierto es que la evolución es como el capitalismo, la competencia desaparece y el ganador se lo queda todo y ese fue nuestro ancestro más lejano. Es algo que además no depende siempre de quién es el más fuerte o mejor adaptado sino que puede ser cuestión de pura suerte.
Comentario de Epicureo (12/05/2017 20:48):
Se centra mucho la gente en criticar el plot device del prión, que es cierto que resulta muy inverosímil. Pero en el fondo es un medio para reflejar una tesis muy razonable: llevamos miles de millones de años evolucionando en la Tierra y adaptándonos a su ambiente. Cualquier otro mundo, aunque superficialmente resulte parecido, no puede ser otra cosa que un infierno para nosotros. Y los pequeños mundos artificiales es muy difícil que sean viables. Estamos atados a la Tierra. La expansión por el espacio solo será posible si nos modificamos, genéticamente o robóticamente.
Comentario de de ventre (12/05/2017 22:18):
recuerdo aquellas crónicas y las risas sobre el “realismo” en juego de tronos y, sinceramente, no les reconozco!
j
Comentario de Eye (13/05/2017 01:08):
Yo a decir verdad no veo ningún motivo sensato para colonizar otros planetas. Al final el asunto se resume en “oye, pero molaría”, o discursos pseudorreligiosos sobre el gran destino de la humanidad. Supongo que detrás de todo está el instinto básico de toda forma de vida de explorar, crecer, acaparar recursos y reproducirse. Como la migración de los lemmings.
También es verdad que en general soy tan optimista como Schopenhauer: quiero decir, no mucho.
PD: Unas hipotéticas naves generacionales totalmente sostenibles casi eliminarían la necesidad de colonizar nada: podrías quedarte viviendo en ellas indefinidamente, aunque con estrecheces. Por cierto, ¿cómo resuelve el libro el problema de la radiación cósmica? ¿Y los efectos de la baja gravedad? Los humanos no estamos hechos para tolerar esas cosas.
Comentario de Gekokujo (13/05/2017 03:39):
Lo de las colonias autosuficientes flotando en el espacio no es nada nuevo. En Warhammer 40.000, por lo que me explicaron, hay varios ejemplos, aunque por su tamaño más bien eran plataformas para la depredación de planetas, cosa por otra parte que casa muy bien con el estilo de los humanos.
Comentario de Modesto (13/05/2017 10:47):
Pues a mi los de los 0,5 hijos por persona me parece una excelente idea para ir empezando a implementarla poco a poco aquí en la Tierra. La población no puede seguir creciendo a este ritmo.
Comentario de Y (13/05/2017 11:29):
Sí, sí, colonizar es una locura
Pues si son tierras desoladas, entonces nadie puede allí vivir o en cualquier caso es muy muy desagradable vivir allí, y si se puede más o menos vivir, entonces como la vida se pega y se aferra al terreno entonces habrá alguna forma de vida, y no sirve de nada engañarse con fantasías como la “Doctrina del Destino Manifiesto” y “nuestro proyecto colonial” lleno de mentiras gordas como “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra” y melonadas similares para ocultar la crueldad de “nuestro proyecto colonial”
Comentario de Gekokujo (13/05/2017 11:52):
#20 Por lo que yo tengo entendido el techo ecológico del planeta hace tiempo que se superó. Las cifras de población soportables varían ostensiblemente depende de quién lo valora, pero van desde los mil a los cuatro mil millones. Otra cosa a tener en cuenta es que los avances tecnológicos, y con ellos la capacidad de manipular el medio, tienen el efecto de ir reduciendo esa cifra. Hablando de Asimov, se entiende perfectamente que una sociedad robotizada con capacidad de gestionar miles de hectáreas se reduzca a unos miles de individuos, me refiero a Solaria.
Comentario de Pablo Ortega (13/05/2017 18:25):
@Eye: dudo que la mayoría de la raza humana aceptara la idea de pasar el resto de la eternidad en unas naves generacionales vagando por el espacio interestelar y sin tocar jamás tierra, por ende no queda de otra que intentar colonizar planetas y exponerse a cualquier bicho que nos pueda hacer daño.
Ayer leí partes del libro (menos mal que la SGAE no puede alcanzarme), y entre otras cosas, decía que los mismos colonos del Sistema Solar en Marte, Saturno, y otros planetas, solían tomarse un “período sabático” de visita en la misma Tierra, y tal período era tan necesario que quienes no lo tomaban tenían menor expectativa de vida que los que sí visitaban la Tierra. Claro, el autor también menciona que algunos colonos llegaban a la Tierra y terminaban muriéndose del shock y la agorafobia, pero esos eran los menos.
Igualmente, siento que el libro era demasiado aséptico y frío en ciertos momentos, como la escueta descripción de la peste que cerró las puertas de Aurora o la masacre de los colonos infectados. Que la IA narre buena parte del libro no ayuda con eso. Al menos hay un emotivo último diálogo de uno de los colonos infectados que decide irse a dar un chapuzón en el planeta envenenado antes de morir.
Me hubiese gustado algo más de exposición de los terrícolas colonialistas, pues me sorprendió que ni siquiera intentaran sugerir alguna idea de cómo enfrentar a los priones y demás amenazas biológicas. Simplemente todo fue “vamos a intentar colonizar una y otra vez la galaxia hasta que lo logremos, cueste las vidas que cueste”, demasiado maniqueo para mi gusto.
Comentario de Lluís (14/05/2017 10:43):
Lo de colonizar, está muy bien, si supone que va a encontrar por ahí planetas habitables (que no dudo que los haya) pero, sobretodo, vacíos.
Porque se supone que, si vamos a colonizar, y encontramos planetas habitados por lo que se conoce como “marcianos”, primero habrá que liquidarlos, ¿no? Porque puede que no deseen compartir su mundo con invasores, de la misma forma que a nadie de aquí le gusta que venga el vecino a echarle de su casa.
Oiga, no se tomen demasiado en serio a Asimov. Soy el primero que ha pasado muy buenos ratos con sus novelas, pero son eso, novelas.
Comentario de Latro (15/05/2017 10:49):
La mayor razón para colonizar otros planetas es la supervivencia de la civilización humana, en caso de que al planeta Tierra le pase algo que lo haga imposible de vivir en él.
Pero claro, eso esta como muy lejos en cuanto a capacidades tecnológicas, seria ahora mismo mucho dinero y mucho riesgo (casi certeza) de fracasar para un riesgo que asumimos como bajo. Claro que si ocurre algo asi estamos todos jodidos pero bue.
Son cosas que una civilización avanzada y en orden puede ponerse a pensar. Nosotros podemos soñar con eso el dia que empecemos por no ser los primeros en buscar como extinguirnos.
Comentario de asertus (16/05/2017 08:31):
Lluís, es que la probabilidad, ya minúscula, de encontrar algo habitable, si además, esperas encontrar alguna forma de vida medio racional y, además, que esa forma de vida esté en un estado de la evolución entre el homo erectus y nuestro siglo XIX…
En esa mínima posibilidad podrías plantear acabar con los marcianos de alguna manera, o asimilarlos, etc…..
Porque si están en un nivel de desarrollo anterior, pues se les escabechina.. y, si están en un desarrollo más avanzado.., pues nosotros somos las cucarachas…
Comentario de Lluís (16/05/2017 15:01):
#26
Hombre, todo esto si se valora con parámetros humanos. Puede que exista una civilización más avanzada por ahí y que parte de ese avance consista, precisamente, en no dedicarse a exterminar a todos los demás. Si, ya sé que es hablar por hablar, pero si lo único que se llega a descubrir es que en otras partes del universo también hay “libeggales”, apaga y vámonos.
Comentario de Pablo Ortega (16/05/2017 19:04):
@Lluís: ¿está haciendo campaña para que no nos llevemos por delante a los buenos priones, bacterias y demás microbios alienígenas? ¿O por si nos llevamos por delante algún tipo de planta o animal alienígena?
Como bien dice asertus, la probabilidad de encontrar a un ser alienígena remotamente racional es muy baja. La discusión no es precisamente sobre si vamos a descubrir o no otra América con sus nativos preparados para ser explotados.
Comentario de Lluís (16/05/2017 19:24):
#28
Oiga, yo ya sé que la probabilidad de que exista algún tipo de forma de vida que pueda ser explotada como un untermenschen es muy remota, pero no es cero. Pero estoy bastante seguro que, de darse el caso, se procedería de forma semejante, el cuento es siempre el mismo: llegar, montar una oficina de registro de la propiedad y empezar a saquear, con la excusa de llevarles la civilización, la palabra divina o lo que sea.
Comentario de keenan (16/05/2017 21:51):
Creo que alguna vez se ha comentado por aquí un debate entre George Bernard-Shaw y J.R.R. Tolkien. Mientras el primero empezaba ya a jugar con la idea de colonizar otros mundos, a Tolkien le parecía aquello casi una herejía. Primero, porque de haber mundos habitable, los estropearímos. Y segundo, porque como bien habeis dicho, el ser humano está demasiado adaptado a nuestro planeta. Sospecho que sin contacto con la naturaleza que conocemos, aunque fuera técnicamente posible la vida, no duraríamos mucho.
Lo de colonizar otros planetas es un sueño muy Ayn Randiano, en el sentido de someter a la naturaleza y adptarla a nuestras necesidades.
PD: Me estoy leyendo Hyperion de Dan Simmons… ya les contaré.
Comentario de Y (16/05/2017 22:04):
Los viajes por el universo
Los viajes por el universo no son posibles, pues las distancias son astronómicas nunca mejor dicho; pero la comunicación tal vez quizá -tal vez quizá- sí será posible en el futuro según me explicó una astrofísica hace unos meses cuando aproveché la oportunidad para ponerme al día de estas cuestiones
En unos 50 años se ha pasado de pensar que los planetas eran una cosa rara a pensar como ahora se piensa que el universo está lleno de planetas por todos lados
En este planeta que llamamos Tierra (aunque habría que llamarlo Agua) hay vida inteligente: las vacas, las cabras, los perros, los caballos, los gatos, los delfines …
Y estamos nosotros, corredores de fondo, sudorosos hijos de las praderas, carroñeros diurnos, fue nuestra especialidad en el otrora floreciente y luego menguante mundo de los primates
simios bípedos, de infancia prolongada … y de electrónica desencajada, averiada, pues nuestro entrenamiento filogenético es para vivir en pequeños clanes. Nuestra electrónica es un completo desastre, y trabaja para engañarnos.
A mí me parece altamente probable que en un horizonte de 500-1000 años nuestra especie desaparecerá de la faz de la tierra tras un bonito invierno termonuclear
Y lo que soñamos que somos o pudimos ser nosotros -y no lo somos- será una especie que habite allá en otro planeta. Eso es completamente seguro: los espíritus racionales si están en algún sitio están en otro mundo. Eso es seguro.
Y si vinieran aquí pues nos meterían en un zoológico o en un establo o en un museo en botes de formol junto a la sala donde se colecciona los escarabajos o tal vez nos convertirían en animales domésticos, quizá en bestias de carga, quizá en animales de compañía para ronronear, no lo sé
Comentario de devilinside (17/05/2017 10:50):
Cuánto rollo sobre vida inteligente extraterrestre: si todo el mundo sabe que los reptilianos nos crearon por ingeniería genética para que extrajésemos el oro que necesitaban, o que Xenu nos trajo a este planeta
Comentario de Gekokujo (18/05/2017 16:26):
Evidentemente no tenemos la tecnología para que un ser humano salga del sistema solar. De hecho no tenemos los conocimientos teóricos para determinar si es posible o no el viaje interestelar, más allá de la idea de las naves generacionales o utilizando criostasis. Por poner un ejemplo, Stephen Hawking examina la posibilidad de que los agujeros negros sean de hecho paredes de nuestro universo, tridimensional se entiende. La idea es que al otro lado también existe ese agujero negro en una ubicación que requiere añadir más dimensiones ya que no se trata de nuestro espacio-tiempo. La moraleja es que un agujero negro es una ventana a esas dimensiones para las que no tenemos capacidad cogniscitiva, es como si a una línea de bolígrafo, bidimensional, se la hace saltar de repente como una cuerda. Lógicamente los elementos que utiliza para interpretar el universo: adelante, atrás, a un lado y al otro no sirven en esta nueva situación, o como mínimo son insuficientes. Con ello vengo a decir que todavía no entendemos la estructura del universo lo suficiente como para aventurar que el ser humano está condenado a permanecer en su isla-planeta.