Vikings
Obsesiones escandinavas
Como bien saben ustedes, tenemos aquí una cierta obsesión con Escandinavia. Eso es porque suponemos (bueno, qué narices: ¡sabemos a ciencia cierta!) que en Suecia LPD ya estaría declarada de interés público-cultural, y podríamos vivir de escribir nuestros desvaríos y de comentarles a ustedes series escandinavas. Ya hemos repasado por aquí unas cuantas, y ahora ha caído en nuestras manos Vikingos, serie histórica (es decir, que trata de la Historia, no vamos a profetizar que vaya a hacer historia so riesgo de encontrarnos con que al final Islandia era la isla de PERDIDOS o algo así) que narra la vida y pillajes de Ragnar Lodbrok, pirata, ladrón, magnicida, conspirador y otros aditivos de un currículum polifacético para un verdadero emprendedor del siglo VIII.
El toque HBO
La HBO ha tenido un efecto transformador sobre la televisión, básicamente que ahora el sexo y la violencia se muestran de forma bastante explícita, con la casquería volando alegremente por los aires un par de veces por capítulo. Se ve que la televisión actual nos ha condicionado tanto que si no vemos la sangre correr a cubos, no nos lo creemos. Vikings no escapa a esto, y hasta se puede decir que se apunta entusiastamente al carro en algún episodio suelto.
La historia que nos cuentan, en todo caso, no debería tomarse al pie de la letra. Vamos, que los del Canal Historia han cogido lo que conocemos de Ragnar Lodbrok y sus hijos, en forma de sagas escandinavas de estas que te lleva horas y horas contar mientras tomas hidromiel junto al fuego, han aprovechado para meter eventos variados de la historia de Escandinavia, Francia e Inglaterra, y lo envuelven todo en una producción currada, paisajes molones y batallitas varias. Como los protas no son sofisticados escandinavos sino clanes de guerreros-campesinos analfabetos, las historias originales están mezcladas con elementos míticos de todo pelaje, incluyendo que Ragnar era hijo de reyes o descendiente del mismo Odín, que su esposa Aslaug era hija de una valquiria, que mató a un dragón… Por suerte, los guionistas han optado por un relato “realista”: Ragnar empieza como simple campesino que se pluriemplea como pirata y saqueador para sacarse un sobresueldo, pero su ambición le lleva a ir escalando para convertirse en capitán, duque y rey, y los elementos sobrenaturales quedan reducidos a rumores y relatos que la gente se cuenta (bueno, en la tercera temporada ya meten premoniciones y sueños). Por otra parte, como no hay mucha evidencia histórica de que realmente existiera, se le puede usar para pintar un retrato de la sociedad vikinga y de la Inglaterra sajona de la época.
Curiosamente, a mi quienes me despiertan más curiosidad son los ingleses anglos y sajones. Porque los vikingos, al fin y al cabo, los tenemos ya muy vistos. Son pintorescos, sin duda, y su salvajismo queda bien retratado (lo que la serie aprovecha para dar efecto y meter miedo, uuuyyy que estos salvajes amenazan a nuestra civilización, uuuyyy que sus ridículos dioses paganos pueden usurpar el puesto de nuestro dios único y verdadero), pero ya canta que en pleno siglo VIII, cuando Roma contaba quince siglos y Tartesos llevaba dos milenios olvidada, aún hubiese gente viviendo en la prehistoria en el continente europeo. La cosa da para rapiñar a gusto, pero cualquier conquista más o menos seria ya implicó un amariconamiento de los vikingos y su adaptación a la cultura local. La serie aporta algunas curiosidades de su sociedad, y suponemos que la reconstrucción histórica es más realista que los prodigios de colores del péplum de los sesenta, incluyendo la estética de moteros punkarras, pero hablamos de países que, tras unos años de paganismo y pirateo, se irán cristianizando y ensimismando, sin pintar gran cosa en la historia europea, y reservando su legendaria furia para los muebles de IKEA que no terminan de encajar. Una historia recta, tranquila y sin molestar mucho. Su fase vikinga es como el periodo hippy de un niño bien que tras unos años preparando mojitos y daiquiris en Tarifa vuelve al redil y entra en el consejo de administración de la empresa de seguros de su padre: algo para poder decirse algún día “¡no siempre fui un aburrido conductor de un monovolumen Volvo que vota a Mariano Rajoy, si todavía llevo pulseritas de cuero y todo!”
En el caso de Inglaterra, en cambio, tenemos un país que venía de sufrir un larguísimo declinar. Cuatro siglos antes, era una provincia unificada que formaba parte del imperio romano, pero las sucesivas invasiones de tribus germanas habían erradicado totalmente cualquier trazo latino de la isla, dividiéndola en pequeños reinos de taifas, incapaces de enfrentarse a las invasiones vikingas. Ese pasado ha sido mitificado por los invasores sajones, que viven entre las ruinas de villas romanas, maravillados ante las grandes obras de los gigantes que poblaron la isla antes que ellos, mientras los monjes intentan salvar lo que pueden del conocimiento antiguo. Y de este popurrí de sajones, anglos, jutos, daneses, noruegos, pictos, celtas y restos de los angloromanos, iba a surgir un país que iba a jugar un papel muy importante en la historia de Europa, y mil años después conquistar un imperio mundial capaz de enganchar a la tercera parte de la humanidad al consumo de opio. Y encima, entre batallitas entre ellos y batallitas contra los invasores escandinavos, iba a surgir un idioma que –directamente o vía los Estados Unidos, su heredero político-cultural- hoy tenemos en todas partes (en esta serie, mismamente, con actores ucraniano-canadienses, australianos o irlandeses poniendo un acento así como escandinavo).
Dado que esto está enfocado a un público “anglo”, deseoso de conocer sus orígenes históricos, los guionistas se han currado a los personajes sajones aún más que a los escandinavos, muchos de los cuales van poco más allá de saqueo-hidromiel-venganza. Son los sajones con quienes se identifica el espectador, en plan “estos son tus ancestros, asombrados como tú lo estarías ante estos salvajes”, aunque lo cierto es que al popurrí aún le falta la nobleza francesa producto de la invasión normanda para que nazca la moderna Inglaterra.
En la tercera temporada, agotado el rollo “reyes de ridículas taifas inglesas”, la trama decide saltarse cualquier rigor histórico y pasa a Francia, con un asalto a París que implica un salto en el tiempo de noventa años tras el inicio de la Edad Vikinga y muestra a unos franceses de caricatura, incluyendo un rodillo para la defensa de la ciudad que parece salido de una película de Indiana Jones. El inevitable declinar de cualquier serie más allá de su tercera temporada. En la siguiente, asalto vikingo a Sevilla con caballeros de la Orden de Calatrava bailando flamenco.
Los protas
Ragnar Lodbrok: el jefe del cotarro. Nadie sabe si existió, o si las sagas son inventadas o compendios de varias personas. El personaje, en todo caso, no deja duda de que está ahí, siempre queriendo ser el niño del bautizo, la novia en la boda y el muerto en el funeral, (bueno, eso no, pero él es la causa de varios funerales, lo que viene a ser similar). Pese a que viene a ser lo que se conoce como un peazoanimal, los guionistas lo intentan combinar con inteligencia, curiosidad y ambición desmedida. Al contrario que sus seguidores, empeñados en saquear y poco más, él quiere usar las tierras de más allá del mar para colonizarlas, como corresponde a un campesino harto de cultivar las soluciones agrícola-habitacionales de 40 metros cuadrados que te deja el típico fiordo escandinavo.
Lagertha: primera esposa de Ragnar y madre de Björn. Como un parto la deja estéril, Ragnar la deja tirada para liarse con Aslaug. Pero Lagertha, tras casarse con un jefe y matarle para usurpar su condado, vuelve para asociarse con Ragnar en la conquista de Inglaterra. La muchacha, como buena vikinga, no es manca soltando yoyah, aunque no tiene demasiado criterio con los hombres con los que se lía.
Rollo: hermano de Ragnar, e igual de ambicioso pero menos inteligente. Su nombre es un guiño a un conocido vikingo, y el salto a Francia de la tercera temporada solo se justifica porque hay que darle su propia historia al pobre hombre, que lleva dos temporadas metiéndose con su hermano y acabando como un perro apaleado. Rollo es bautizado como parte de un tratado con los sajones, que solo pueden firmar acuerdos con otros cristianos, así que Rollo acepta la farsa para poder firmar y así congraciarse con su hermano. Más tarde esa farsa le vendrá bien para pegar un braguetazo de primera con Gisela.
Siggy: esposa del conde en cuyos dominios vive Ragnar. Como el conde resulta un estorbo para el honrado emprendedor, acabará muerto, pero Siggy acierta a ponerse del lado correcto matando a su yerno y liándose con Rollo. La tienen un par de temporadas sin saber qué hacer con ella, usándola como perejil en todas las conspiraciones, y finalmente se la cargan para dar vía libre a las aventuras francesas de Rollo.
Earl Sigvart: el segundo marido de Lagertha, al que esta mata para quedarse con su feudo. Solo aparece tres capítulos y su función se reduce a abusar de ella para justificar que ella le dé pasaporte. Le menciono solo porque el actor, el danés Morten Suurballe, sale también en Forbrydelsen y Bron/Broen, con lo que pude cantar “Bingo y crossover escandinavo”.
Björn: hijo mayor de Ragnar y Lagertha. En la primera temporada, parece un niño al que le han quitado la Play por la cara de cabreo continuo que gasta. En la segunda, ha evolucionado a surfero rubio de metro noventa. Para la tercera, le mandan al gimnasio a ciclarse porque aún no era lo bastante bestia ni lo bastante grande. Digno hijo de su padre, en la batalla es más bruto que un arado, pero carece del punto de inteligencia de Ragnar. Antológico el momento en que su madre le pregunta que porqué no está al lado de su novia (gravemente herida en combate) y él replica “ella dice que no quiere verme”. Lagertha le mira como pensando “¿pero qué pedazo de mastuerzo he criado?”
Aslaug: princesa que seduce a Ragnar y empieza a parirle hijos a una velocidad que ni la Preysler engendrando retoños con Julio Iglesias, y sin perder la figura ni nada. Como carne de portada del HOLA que es, se inventa un linaje que entronca directamente con los dioses. Así logra desplazar a Lagertha y ser reina. En ausencia de Ragnar, no duda en condenar a muerte a misioneros cristianos. Paradigma de la nueva estética que ahora se impone de mujeres muy altas, muy delgadas y con los pómulos muy marcados, y que a mí me hace pensar en galgos humanos.
Floki: chamán, constructor de barcos, psicópata y mejor amigo de Ragnar, que a su lado resulta un hombre centrado y sensato. Siguiendo el manual universal del guionista de teleseries, como mejor amigo del prota su misión es estar todo el rato peleado y en desacuerdo con él y manifestarlo con gestos de locaza rapera supergayer de ojos pintados. Floki vive aparte del resto del pueblo y cultiva una conexión especial con el dios Loki, lo que le lleva a ser el más crítico con las perniciosas influencias cristianas que afectan a los daneses en Inglaterra. Interpretado por otro producto de esa fábrica-de-suecos-para-Hollywood que es la familia Skarsgård.
Ecbert, rey de Wessex: con todo lo divertido que es ver series históricas, no debemos olvidar que esta es una época en la que el 99% de los europeos son más similares –por hábitos de higiene, vello facial, opiniones sobre gais y mujeres, fanatismo religioso, analfabetismo y cultura en general- a un talibán afgano que a nosotros (si acaso, hay una posibilidad de que el talibán tenga una alfabetización rudimentaria). Ecbert representa al otro 1%: un hombre refinado, interesado en el legado pagano romano y en las costumbres vikingas, con ciertas reminiscencias a Alejandro Magno en lo que a su sexualidad se refiere. No obstante, es consciente de que sus gustos y opiniones han de permanecer ocultos. Gobernante muy hábil, pacta con y traiciona a todos con el objetivo de crear un reino inglés centralizado en Wessex y acabar con todo ese despilfarro autonómico de la Heptarquía. En lo personal, resulta demasiado similar a Ragnar, solo sus métodos son algo más finos.
Æthelwulf: hijo del anterior, aunque nos tememos que ha salido a la madre. Valiente soldado y leal hijo, pero por lo demás bastante obtuso y con poca imaginación. Como buen y piadoso cristiano, cuando su mujer le engaña exige que le corten las orejas y la nariz, ¡lo dice Ezequiel 23:25!
Ælle de Northumbria: otro ridículo rey sajón, este ya más similar a un rey godo. Es decir, gordo, cruel, y siempre dispuesto a resolverlo todo por las armas. No obstante, en los vikingos encontrará a alguien que lleva estos principios aún más lejos, y pierde.
Judith de Northumbria: hija de Ælle y esposa de Æthelwulf. Uno de los pilares del plan maestro de Ecbert de unificarlo todo. Un juguetito en manos de los demás, y si no de sus propias pasiones, lo que la pondrá a un paso de perder media cara. Paradigma de la mujer en la sociedad “civilizada”, mucho más sometida y controlada que entre los “salvajes”.
Athelstan: monje del monasterio de Lindisfarne. Secuestrado por Rangar en su primer raid, se irá integrando poco a poco en la sociedad vikinga hasta convertirse en uno de ellos. Por eso, cuando los ingleses le pillan algo cabreados por los saqueos, se olvidan por un momento de que practican una religión de paz y le crucifican por apóstata. Ecbert lo salva y se lo lleva, con cara de querer charlar largo y tendido sobre caracoles y ostras. Luego los guionistas le devolverán al redil cristiano para que pueda ir al cielo. Es a través de sus ojos que empezamos a conocer los intríngulis de la sociedad vikinga, a quienes les revela donde están los mejores botines y cuales son las rutas más seguras para sus ataques.
Kwenthrith de Mercia: otra eximia representante de la realeza. Concretamente, de sus bajas pulsiones: su padre, tío y hermano mayor abusan sexualmente de ella mientras los asuntos del reino, el más importante de la isla, quedan desatendidos. Kwenthrith acabará exiliada en la corte de Ecbert, quien con la ayuda de Ragnar la restituirá junto a su hermano menor como gobernante vasallo, como parte de su proyecto del Gran Wessex. El problema es que la buena de Kwenthrith está pirada y gobierna a golpe de brote psicótico y asesinato político. Eximia representante, como dijimos.
Carlos el Simple: rey de Francia (bueno, en la serie dicen “emperador”, lo cual no es correcto, y durante el asalto vikingo a París tenía seis añitos, pero no vamos a ponernos mojigatos a estas alturas). Aunque tiene los arrestos para no escapar de Paris pese al ataque, luego se pasa el resto del asedio rezando mucho y mostrándose poco. Tiene sin embargo una buena idea para acabar con la amenaza vikinga: casar a Rollo con su hija Gisela. ¿Ah, qué esto es meter a la ETA escandinava en casa y con el tiempo va a dar lugar a un siglo de guerras contra un reino absurdo? Hoygan, ¡ni que la monarquía fuese una institución encargada de velar por el largo plazo de la nación! ¡Bastante que ha resuelto el problema inmediato!
Gisela de Francia: hija del anterior, y con bastantes más arrestos que el rey. Su intervención en el asedio de París revitaliza a las tropas francesas, siempre prestas a huir en cuanto aparece en lontananza algún soldado rubio hablando un idioma con pocas vocales y muchas consonantes. Claro que en este momento, las élites francas aún son conscientes de su descendencia de invasores germanos y aún no se han mezclado del todo con la población nativa galo-romana, es decir, en puridad no son “franceses”. Dada su intransigencia, su dureza, y su planteamiento de “nuestra amada París es todo, si cae París cae Francia, defenderemos la capital hasta la última gota de sangre, antes la muerte que ceder un solo milímetro ante los melenudos estos”, no sabemos si compararla con toda la troupe de excelsos periodistas que están fiscalizando el trabajo de AhoraMadrid con el mismo rigor, objetividad y ecuanimidad que con el resto de alcaldes de España (especialmente si son del PP), o directamente con Esperanza Aguirre. Como se intuye un cambio de chaqueta, el personaje promete y además no tenemos nada personal contra la actriz, optaremos por lo primero.
Odo, Conde de París: noble francés, al que le gustaría casarse con Gisela para suceder a Carlos (en la realidad, fue Carlos quien sucedió a Odo, pero de nuevo, venimos a pasarlo bien, no a aprender historia). Como a Gisela la idea de casarse con un rudo guerrero tirando a fondón no le atrae (mejor acabar con un vikingo igual de rudo pero al menos guapo), el hombre se busca a una amante de buena cuna a la que lleva, cual Christian Grey del Medievo, a sus mazmorras para azotarla un poco (y aquí, aunque no hemos venido a aprender historia, ya nos parece que si se trata de poner a los franceses como pervertidos, que los saquen relamiéndose mientras comen caracoles y ostras, pero esto ya es pasarse).
Previsiones
Durante las dos primeras temporadas los productores no sabían si iban a renovar, así que cada temporada cerraba bien. Ahora que parece que hay dinero, la tercera acaba más abierta, y se insinúa que aún hay mucho que contar de Inglaterra, Normandía, Noruega y de los demás hijos de Ragnar, que son ya más numerosos que los de David Beckham, y encima Kwenthrith se saca un bebé pelirrojo de la manga y dice que es suyo y de Ragnar, así que ya pueden los demás reinos ingleses ir a rendir pleitesía, que Ragnar seguro que la apoya a ella. Por desgracia, todo parece indicar que seguirá la introducción de elementos sobrenaturales, la veracidad histórica seguirá cayendo en picado, y, efectivamente, que los vikingos llegarán a Islandia y se encontrarán al humo negro. Y por supuesto, spin-offs sin fin, hasta la Saga de las Subvenciones Nórdicas de LPD, con la que esperamos cerrar el ciclo de series escandinavas.
Compartir:
Tweet
Comentario de Latro (17/09/2015 09:29):
Pero vamos a ver, que prehistoria ni que prehistoria. Los escandinavos de la época lo que no tenian era grandes ciudades, pero tecnológicamente estaban exactamente igual que cualquier reino europeo. Dominaban la metarlurgia, la navegación, la agricultura, todo lo que se te ocurra para ser una civilización medieval, si, menos “avanzada” que otras, pero tampoco es para tanto.
Y lo de mezclar la pirateria y el saqueo con la agricultura, colonización o comercio era de lo mas normal. No habia una linea divisoria estilo este es un campesino, este un comerciante, y este un “vikingo”, sino segun fuese viniendo. Esta temporada me voy a saquear. Ahora que tengo dinero voy a comerciar a otra parte. Ahora que tengo seguidores me voy a buscar un sitio donde colonizar. Mañana ya veremos.
Comentario de Otis (17/09/2015 11:40):
A ver si se cree usted que en el neólitico no se dominaba la metalurgia, la navegación y la agricultura…
Comentario de keenan (17/09/2015 11:42):
Hace poco pregunté por aquí si alguien se había leído Londres, de Edward Rutherfurd. Precisamente todo el tema de la transición de tribus celtas a reinos anglos y sajones, y más tarde la supremacía Danesa (bastante breve) se trata en la primera mitad del libro. Rutherfurd insiste mucho en que la base de la cultura vikinga es el la aventura. Vamos, que estos tipos eran los emprendedores de siglo X. Eso sí, a parte de eso, parece que no aportaban mucho más, así que los casos de éxito más claros son aquellos en los que, merced a su poderío militar, los vikingos se asentaban en un lugar y se mezclaban con su población (como en Normandía, y quizá en menor medida Inglaterra). Y de esa forma se civilizaban relativamente adoptando las costumbres locales, pero además dotaban de su caracter “emprendedor” a los pueblos colonizados que estaban muy empantanados con sus disputillas locales del tres al cuarto, y que apartir de ese momento, se verían obligados a tomarse mas en serio el mundo conocido y las amenzadas y oportunidades asociadas.
Al igual que se resalta el caracter aventurero de los vikingos como su característica mas importante y esencial, la de los pueblos anglos y sajones sería el hacer gala de un sentido moral absoluto: “esto está bien, o esto está mal”. El pilar principal de este codigo moral sería lo que el autor viene a resumir en “las costumbres ancestrales”, eliminando elementos de juicio “superfluos” como el mal menor, el punto de vista religioso, las repercusiones políticas, sociales, etc.
Comentario de Latro (17/09/2015 12:05):
#2 El hierro, seguro que no. La navegación en altamar, tampoco.
Comentario de emigrante (17/09/2015 14:12):
#3, interesante. Vamos que los vikingos ya eran luteranos antes de ser cristianos.
Supongo que también son el origen, una vez bautizados, de la Liga Hanseática que dominó el comercio en el norte de Europa durante toda la Edad Media. Su cultura también debió tener gran influencia en estados como Prusia, Holanda y otros que se apresuraron a abrazar la herejía.
De la serie he visto las dos primeras temporadas y me gusta a pesar de que abundan los anacronismos desde el primer capítulo. Ni Lodbrok ni Aelle habían nacido cuando cuando el saco de Lindisfarne.
Sr. Jenal hay un pequeño error en el texto, la madre de Aslaug no mató nigún dragón sino que fue su padre, el legendario Sigur que es la versión escandinava de Sigfrido el de los Nibelungos. Con esta mezcolanza ya solo falta que salgan en la serie Wickie el Vikingo y Sven el Terrible para que estén todos los vikingos famosos que en el mundo ha habido.
Comentario de jose (17/09/2015 18:49):
Deberían dedicar unos capítulos al recibimiento que Ibn Rustum hizo en Tabladas a los refugiados vikingos.
Comentario de de ventre (17/09/2015 21:27):
voy a leerme el artículo antes que me de un ataque, cómo os metáis con mi serie favorita de este año, salvadora de un verano muy pesado, sus voy a capar
aúpa ragnar lothbrok
(vale, igual no es tan buena, pero me tiene enganchadísimo)
j
Comentario de Catalannister (17/09/2015 22:50):
El artículo, cojonudo. Pero no comentar el hipsterismo vikingiano de Ragnar y su peña tiene delito, que parece que van a Lindisfare para gentrificar la zona y abrir pastelerías con muffins y locales de música indie. Los vikingos desayunarían crudos a los hipsters barbudos con rapado italiano de la serie.
Comentario de Trompeta (18/09/2015 08:49):
Por mis partes:
@8 Totalmente de acuerdo.Kirk Douglas ,Borgine , Tony Curtis y el resto del reparto de “los vikingos” se comen crudos a estos perroflautas.
@7 La serie es normalilla tirando a floja.Si te gusta bien por ti, pero no des la tabarra que sabes perfectamente que en cuanto acabe te vas a olvidar de ella, y con razón.
El articulo bien, por cierto los nordicos tendran un pasado, pero como sigan con el hembrismo y la alianza de civilizaciones , lo que no van a tener es futuro
http://www.perfil.com/internacional/Una-joven-de-15-anos-mato-a-su-madre-inspirada-en-los-videos-de-ISIS-20150916-0040.html
Comentario de emigrante (18/09/2015 14:35):
Hablando de vikingos famosos, me he topado con uno que solo por su nombre merece ser mencionado en LPD https://es.wikipedia.org/wiki/Ulf_el_gallego
Como decía un colega mío, eso de que hay un gallego hasta en la Luna debe ser cierto.
Comentario de galaico67 (18/09/2015 21:27):
Lo que es por el norte, entre vikingos-que se dieron una vuelta algo más por la ria de Arousa, con un ojo puesto en Santiago-,re-botados de las Asturias después de la consiguiente hondonada de yoyas, emigrados irlandenses de la época isabelina, soldados irlandeses de la Peninsular War que se quedaron por aquí y piratas varios, es que está esquina está perdida de pelirrojos. Que si en Cudillero, que si en Antromero, que si demasiado celtas para no haberlos tenido nunca, que estás simpáticas embarcaciones a tingladillo -las dornas- son de aquí y solo aquí…
El caso es que parece ser que todo se empezó con el fin de la pequeña edad del hielo que coincidió con el fin del Imperio Romano. Los liberales vikingos se dieron al fornicio, el camino hacía el óptimo climático medieval convirtió sus huertos ikea size – y supongo que sus mares- en lo suficiente productivos para que los segundones sobrvivieran y tuvieran ganas y obligación de comerse el mundo – emprender , como dicen aquí y ahora- y el encontrarse con un mundo politicamente atomizado les puso el tema en bandeja.
Eso sí, muy bestias, muy brutos y mu cabezudos, pero si se encontraban caballería, lo habitual era acabar con la cabeza en un pica y el espiritu de copichuelas con las walkirias. Cuando ya se civilizaron un poco y se subieron a los caballos, las cosas cambiaron, pero entonces ya hablamos de los Normandos y sus locas y sangrientas correrías…
Comentario de Carlos Jenal (19/09/2015 23:16):
Con “prehistoria” no me refieron al neolítico, sino al periodo anterior a la invención de la escritura. En ese sentido, “prehistóricos” son aqueos y troyanos, e incluso Homero. No tener escritura no está reñido con tener un desarrollo cultural muy alto (y ya sé que los vikingos tenían runas, pero ahora mismo no les recuerdo usándolas en ningún momento de la serie).
@emigrante, el que supuestamente mató un dragón fue el propio Ragnar, de acuerdo a la wiki alemana (https://de.wikipedia.org/wiki/Ragnar_Lodbrok#.C3.9Cberblick ), que explica así su mote “Lodbrock” (“pantalón de tela gruesa”) pues llevaría un pantalón así para evitar que el dragón le mordiera.
Comentario de Latro (25/09/2015 15:26):
Bueno, pues tampoco :P La escritura si que la tenian inventada o al menos copiada, con lo de las runas, que hay inscripciones rúnicas del siglo IV y todo. Pero si que por lo visto era algo bastante mas limitado, en el sentido de que si ya lo de ser analfabeto era común en Europa, por ahi arriba lo de las runas era sólo para ocasiones especiales, como montarle una estela a un abuelo y dejar constancia de que recibia tributo inglés para no saquearles, o en general para marcar un buen pedrolo a nombre de alguien importante.