Terminator: Génesis
La nueva película de Terminator, con la que Arnold Schwarzenegger vuelve a la franquicia a sus ¿70? años, es el resultado de la combinación de dos películas. La primera, que dura una media hora, tiene una pinta muy interesante, y por momentos te hace ilusionarte con que, después de todo, quizás retomar a estas alturas la saga no fuera tan mala idea. La segunda película es una mierda y sales del cine convencido: en efecto, fue un error.
Terminator fue una película mítica de los ochenta, sucedida por otra no menos mítica en la que Schwazenegger pasaba a ser un Terminator bueno opuesto a un superTerminator de metal líquido, el T-1000. Ambas, dirigidas por James Cameron. A mí siempre me gustó más la primera película, porque Sarah Connor (la madre de John Connor, líder de la resistencia contra Skynet) resultaba verdaderamente insoportable en Terminator 2 y porque, por si esto fuera poco, además había que aguantar al John Connor niño, un no menos insoportable adolescente. Y ello a pesar de que Terminator 2 vio llegar al supermalo más poderoso de todos los tiempos, el Terminator líquido, capaz de mimetizarse con el terreno, transformarse en cualquier otra persona, repartir navajazos con su metal líquido y, sobre todo, ser virtualmente indestructible (la gente se acuerda mucho del camión de nitrógeno líquido para congelar al T-1000 y cómo Schwazenegger le dice eso de “Hasta la vista” y le dispara, pero no de que, unos minutos después, ahí estaba otra vez el Líquido, tan pancho).
Tras esas dos películas, el desierto. Una continuación en Terminator 3 que a mí me gustó bastante, pero por lo visto a la mayoría de la gente no, y después una película más horrorosa que la boda de José Ignacio Wert, “Terminator: Salvation”, ambientada en la era post Skynet, con perros Terminator, motos Terminator, y todo tipo de sinsentidos.
Terminator Génesis comienza donde comienza la saga: John Connor lidera el ataque final contra las máquinas, pero a Skynet le da tiempo a enviar un Terminator para liquidar a Sarah Connor en 1984, antes de que John naciera. Así que éste envía a su principal lugarteniente, Kyle Reese, para protegerla. Pero cuando ambos llegan al escenario de la primera película, se encuentran un comité de bienvenida muy diferente: frente al Terminator original se enfrenta otro T-800, pero envejecido (¿?), que fue enviado por alguien a proteger a Sarah Connor ya en los años 70, cuando era una niña. Kyle Reese escapa de un malvado T-1000 gracias a la propia Sarah Connor, que ahora es una pequeña psicópata de las armas y la acción bélica, como en Terminator 2, aunque no tan insoportable. Pero eso es, tal vez, como consecuencia de que la intérprete de Sarah Connor es la khaleesi de Juego de Tronos, y ya estamos algo acostumbrados a su psicopatía.
Así que tenemos una simpática paradoja temporal, tan caras a esta página, al estilo de la de Regreso al futuro 2, cuando los protagonistas revisitan, y reescriben, la historia de la primera película. Con la diferencia de que allí son muy cuidadosos con no alterar el pasado, mientras que en Terminator Génesis lo alteran a hostia limpia, y ningún problema.
Uno pensaría que un guión en el que el malo es un Terminator líquido debería ser, en sí, suficientemente interesante para ambientar toda la película en 1984, y a disfrutar. Pero aquí no, eso de 1984 suena a demasiado antiguo, así que se cepillan al T-1000 con ácido (una habitación repleta de ácido amorosamente acumulado durante años por Sarah Connor y su T-800, comité de bienvenida al Terminator líquido) y le hacen saber a Reese cuál es el plan: resulta que estos años el Terminator “envejecido” y Connor, en sus ratos libres, han montado una máquina del tiempo como la que le costó 30 años construir a Skynet en el futuro, con todos los recursos del planeta, tecnología mucho más avanzada y su superior IA trabajando en ello a saco. Pero, por lo visto, una vez descubres el principio de funcionamiento de una máquina del tiempo, cualquiera en un garaje con un par de fusibles puede emularte. Pues vale. ¡Que viva el sistema de patentes!
Allí se acaba la primera película, y pasamos a la segunda, caracterizada por un principio motor de muchas películas de Hollywood, definido por @Supersantiego como “La Molonidad”, “más es más”. Y cuanto más, siempre mejor. Todo ha de molar, todo ha de ser espectacular, intensísimo, irrefrenable, ingenioso, frenético. La segunda película es molonidad en marcha, incesantemente. Un verdadero horror, del que destacaría tres cuatro cinco horrores particularmente horripilantes:
– El show que uno se encuentra en 1984, con un líquido y un Terminator mayor (“el Abuelo”, lo llama Sarah Connor. Sí, es horrible), tiene su gracia. Seguro que el líquido lo ha enviado Skynet, pero ¿de dónde sale el T-800 mayor? Sí, vale, es una excusa barata para que Schwazenegger pueda continuar interpretándolo. Pero, más allá de eso: ¿quién lo envió a los años 70? En la película, al principio, nos dejan bien claro que eso es una incógnita, que a saber quién fue, que quizás tenga una programación supermalvada oculta… Bueno, pues se acaba la película y seguimos sin tener ni idea de quién mandó al T-800 a los años 70 para proteger a Sarah Connor. ¿John Connor? ¿La propia Sarah, de mayor? ¿Pablo Iglesias?
– La historia de amor Reese-Connor. No, por favor, no. Todos y cada uno de sus momentos de interacción son un monumento a la insustancialidad y dan vergüenza ajena. Que se cojan un McMenú y se vayan al polígono a pasar la tarde, por piedad.
– John Connor es ahora el malo (sí, es un espoiler, pero dado que ya lo ponen en el tráiler de la película, y que aquí lo espoileamos todo, sus lloriqueos por haberles reventado este notición me dejan frío). Skynet le contagió con unas nanopartículas de Skynet y le convirtió en un híbrido, o algo. Mucho más poderoso que cualquier otro Terminator que hayamos visto, naturalmente. Mucho más molón. En virtud de lo cual, cabe preguntarse: ¿Por qué Skynet envía al pasado primero a un mísero T-800, luego a un Terminator líquido, luego a una Terminator semilíquida, y sólo ahora a su mejor modelo, que sin embargo estaba disponible desde el primer momento? ¿Problemas presupuestarios? ¿Skynet es más juguetón (juguetona) de lo que parece? Y segundo problema: claro, cuando John Connor se encuentra en el año 2017 (donde está ambientada la segunda película) con sus padres, como son sus padres, por muy contaminado que esté por la IA, su primer impulso es el clásico as en la manga de todo malo que se precie: uníos a mí, juntos lograremos dominar el mundo, déjame que te enseñe el enorme poder del lado oscuro, etc. Así que ellos aprovechan esta flaqueza bondadosa para pirarse y escapar de la muerte. Por otro lado, John Connor tampoco estaría muy dispuesto a matarlos, porque si lo hace él desaparecerá, paradoja temporal de esas que te hacen pensar. Así que Skynet, de todos los humanos a los que podía escoger para enviarlos al pasado, envía al peor posible. Bravo, eso es una IA como Dios manda (en la película lo medio solventan con un “todos los demás humanos fallecieron en los experimentos, pero vamos, que ya les digo yo que no cuela).
– Una ventaja de Skynet como verdadero malo de todas las películas de Terminator es la fría lógica de IA que anima sus acciones: los humanos son una amenaza, ergo hay que destruir a todos los humanos. Y punto. Luego ya que lo haga con ejércitos de Terminators que van por ahí disparando ya es cuestión de gustos. Pero en esta película Skynet se hace carne, habla, y el resultado es… insoportable. No veas qué chapa da, es la IA menos I y menos A que he visto en mi vida. Como un adolescente pastillero que no para de dar el coñazo y hacerse notar. Al final uno quiere que acaben con Skynet cuanto antes, pero no por lo del holocausto nuclear y eso, sino para que se calle esa bocaza de una puñetera vez. De hecho, justamente por este motivo el Terminator interpretado por Schwarzenegger es entretenido (y, con diferencia, lo mejor de la película), porque es gracioso ver su imperturbabilidad, su frialdad y sus comentarios categóricos de “a mí no me vengas con tus neuras, yo soy una puta máquina”.
– Por último: a ver, exactamente… ¿para qué necesita Sarah Connor una máquina del tiempo? Está claro cuál es el interés de contar con una máquina del tiempo que te permita viajar al pasado. También tiene su gracia una máquina del tiempo que te permita viajar cientos o miles de años en el futuro. Pero cuando el futuro es tan cercano como el que pretende alcanzar Connor (de 1984 a 1997, trece años), exactamente, ¿cuál es el objetivo de hacer el viaje con una máquina? Que lo mismo no funciona, por aquello de que la has construido con restos de Spectrum 16k y máquinas de marcianitos de los ochenta, y mueres. O llegas a 1997 y descubres que Skynet se te adelantó y ya ha hecho de las suyas. ¿Tan terrible es quedarse trece añitos ahí, tranquilamente, y llegar al Día del Juicio Final como una atractiva treintañera? Más ridículo aún es cuando todo este gran plan se desvanece ante un par de palabrillas de Kyle Reese y ambos deciden irse a 2017. Porque sí, porque Reese ha tenido un sueño en el que ve que será entonces cuando se produzca el advenimiento de Skynet.
Hora y media de acontecimientos molones después, la mayoría perfectamente prescindibles, todo queda solucionado. No muere ninguno de los buenos y se deshacen del John Connor Terminator y de Skynet, a cual más plasta. Bonito plano final de una carretera que surca unas verdes colinas. ¿Final feliz? Pues mucho me temo que no, que la cosa amenaza con continuar dos películas más. Que alguien le pague un sueldo a Schwarzenegger, o le haga senador, o lo que sea.
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Comentario de John Constantine (23/07/2015 08:08):
Tristísimo, todo.
Comentario de Trompeta (23/07/2015 08:20):
Felicidades Guilermo ya no es usted un inutil funcional comentando películas, ahora mismo gana voace a pablemos fuera del campus por goleada, hay esperanza despues de todo.
Comentario de Trompeta (23/07/2015 11:27):
Por cierto la justificación de esta película es que fue encargada por los diputados y senadores españoles, para demostrar porque se les pagan jubilaciones millonarias.
Es decir podría ser pero , podriamos hacer películas como 8 apellidos catalanes con los susodichos, que es a lo que se va a dedicar Mas como le peten el ojete con el “derecho al carajo”.
Sí, señoras y señores la relidad apestan, in vino veritas, Oliver Reed tenía razón.
Comentario de Superpato (23/07/2015 16:31):
Es un auténtico disparate.
Y lo peor es que, como dice Guillermo, la primera media hora pinta bastante bien: Terminators de distintas generaciones dándose de hostias, con escenas calcadas de las dos primeras en plan homenaje. LA vueltecita de tuerca de que los esperan, guay. No era suficiente? Que sí, que está bastante visto pero es que todo el (poco) sentido de esta ola de remakes/reboots se basa en darle a los adolescentes actuales una ración más grande pero descafeinada de lo que se nos dio a nosotros hace años.
La escena en la discuten a qué año se van, sin tener ningún argumento ni medio serio para viajar al futuro, es un despropósito. La cosa es que hay que traerlos a la actualidad porque si, aunque para eso haya que retrasar el momento en el que Skynet toma consciencia de sí misma sin dar ninguna explicación. Hazme caso, se retrasa, que lo he soñado.
Y lo de las paradojas temporales… las clásicas tienen su gracia y te dejan pensando un rato. Esta doble con triple tirabuzón: no solo es que Kyle sea el padre de John Connor, es que John Connor es el creador de Skynet y nace no se sabe cuando, porque en el 84 sus padres se piran al futuro. Es tan absurdo que ni te molestas en buscarle sentido.
Comentario de Sgt. Kabukiman (23/07/2015 17:02):
La cuarta era una idiotez, la tercera era una idiotez sin gracia, la segunda eramos jovenes e impresionables, solamente la primera conserva algo de gracia porque los ochenta eran lo mas de lo mas y porque mola ver a gobernator haciendo un ere en la comisaria.
Y tampoco tanta, ahora que la reponen todas las noches los efectos especiales no van mas alla de lo que ya hizo harryhausen hace cincuenta años.
Comentario de Borratxo i fí. (24/07/2015 07:11):
Curioso, la otra noche la repusieron en Antena-3, hacía tiempo que no la veía, y viendo el efecto stop-motion de la pelea final, con el robot ya pelado, también me acordé del gran Harryhausen.
Mi hija, que tiene 16 años y ha crecido viendo efectos CGI se descojonaba de mí cosa mala.
Comentario de Borratxo i fí. (24/07/2015 07:13):
Por cierto, Guillermo, me alegra ver que cada vez somos más los que defendemos las virtudes de la 3ª peli, la resolución en la media hora final, dejando claro que la puta guerra vendrá sí o sí, me pareció una digna forma de cerrar la trilogía.
Luego deberían haber olvidado lo de los viajes en el tiempo, y centrarse en la guerra del futuro. Vamos, como en la 4, pero bien hecho.
Comentario de mojorising (25/07/2015 14:04):
La verdad es que Terminator 3 siempre me pareció una especie de versión 2.5, ya que lo que esperaba ver (culpa mía) era la historia del Día del Juicio Final (empezando con el apocalipsis nuclear) en adelante (una especie de Mad Max 2, vamos; ‘Salvation’ me dejó indiferente). En cuanto a Terminator 2, no deja de asombrarme la vigencia de sus efectos especiales (1991, nada menos), amén de una trama realmente entretenida, que mantiene el espíritu de la película original gracias a la incansable persecución del acojonante T-1000. Sobre las interpretaciones de Edward Furlong y Linda Hamilton, no me parecen tan enervantes como comentáis (quizás el hecho de ‘videar’ a un John Connor adolescente, con la camiseta de Public Enemy, escuchando el ‘You Could Be Mine’ de los Guns a lomos de una moto, tiene mucho que ver en mi recuerdo cariñoso). En cualquier caso, se echa de menos la mano de James Cameron en las secuelas (aunque ya no sea el director que nos dejó con el culo torcido entre los 80’s y los 90’s). Aliens FTW!
Comentario de bofifa (29/07/2015 13:49):
Yo no entiendo muy bien esto del cine. Resagas y requetesagas; retrilogías, precuelas, cuelas y postcuelas de Star Wars, Star Trek, Mad Max, ahora Terminator… sin olvidarnos de los Batmans, Spidermans (para contar lo mismo de nuevo, en… 10 años de diferencia?), etc.
La crisis de imaginación indisimulada me parece muy triste. No se pueden inventar historias nuevas, y dejar en paz las antiguas (que, por cierto, muchas de ellas no desmerecen nada; habría para hacer una tesis doctoral con el guión de Regreso al Futuro)? Cómo puede estrenarse una peli como Indy y la Calavera de Cristal?
Lo peor es que seguramente ni les haga falta inventar nada, la gente tampoco lo demanda, acude al cine en masa a ver todo eso. Igual digo una burrada, pero me da la sensación de que los chavales hoy en día no tienen héroes suyos propios, de su generación, ni se los toman tampoco con ese apasionamiento que tenemos los viejunos. Es todo cultura Mcdonnals…
Me voy a un banco a mirar una obra y darle de comer a las palomas.
Comentario de E. Martín (30/07/2015 20:05):
Creia que era el único al que le gustaba T3. Casualmente también me gusta toda la parte pre-viaje al 2017 (que de hecho es un T3 revisitado). Si hasta convierten en canon oficial el hecho de que Schwarzenegger es el modelo 101.
Pero mis pifia favoritas del despropósito final son:
-El T-Abuelo estuvo infiltrado en la construcción de la máquina del tiempo a pesar de que dirigiéndolo Termiconnor y sabiendo que él podía andar por esta época ni se le ocurrió poner algún tipo de medida de seguridad. Por no fijarse ni se fijó nadie en el bunker de seguridad con lector de retina que montó en un pasillo.
-El Skynet de 1984 tenía todos los motivos para quitarse de encima una humanidad a punto de autodestruirse pero el de 2017 tiene una masa de borregos que se lo descargan en sus tablets y móviles masivamente ¿y ni se plantea que si los revienta se va a suicidar? Ah, que la evolución y las especies y nosequé…
Comentario de Veps (06/08/2015 17:42):
#bofifa
Respecto a eso de los héroes para las nuevas generaciones, precisamente, el otro día leí un artículo de Noel Ceballos sobre el fenómeno youtuber (ya sabe, Elrubius y otros de su estilo) que usaba de tesis de partida el relevo generacional frustrado.
Dejo el link:
http://www.revistagq.com/la-buena-vida/tecnologia/articulos/el-rubius-youtuber/22178
Comentario de nojavino (25/09/2015 20:57):
Simplemente decir que a mí también me gustó Terminator III, especialmente la media hora final. Y que también pensé era el único. Coincido que en Terminator IV era infausta, tan mala que la vi una vez en el cine y ni me moleste en bajarmela. Esta de Genesis la he visto en un avión (en un A380, que queda snob) y… coincido completamente con Guillermo, la media hora inicial promete, pero, de repente, todo ser torna un completo despropósito. Incluso coincido en que lo peor de Terminator 2 es el giro del personaje de Sarah Connor, quien pasaba de ser mujer muy follable en la 1 a convertirse en un personaje bastante desagradable. Lo único que me consuela es que ahora nadie sabe que fue del John Connor de la 2, merecido castigo, sin duda.
Todo este rollo me lleva a la siguiente reflexión, muchas veces se dice que la nostalgia nubla el juicio, pero, ¿recordaran dentro de 30 años con el mismo cariño que recuerdo yo la primera parte, los niños de 9 años que vean esta? Lo dudo mucho.
Pingback de El Ministerio del Tiempo « La Página Definitiva (12/10/2015 09:06):
[…] específico para mantener la integridad del espacio-tiempo. ¡Joder, que ni siquiera se ha visto la serie de Terminator, obra esencial para entender los intríngulis del asunto! Y encima lo primero que hace es empezar a […]