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Apocalipsis Letizio en la pequeña Grecia

Hace cosa de un año Su Campechana Majestad Juan Carlos de Borbón y Borbón anunciaba su decisión de abdicar la Corona y dejar la Jefatura del Estado que en su momento le fue graciosamente concedida por Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo Franco Bahamonde, Caudillo de España por la Gracia de Dios. Esta decisión comportó como consecuencia directa más destacada que su antecesor en la Jefatura del Estado conserve el Título “Espada Más Limpia de Occidente” al español que más tiempo ha calentado asiento en un cargo público en el último siglo (Alfonso Guerra, con su reciente abandono del escaño en el Congreso de los Diputados, se ha quedado a las puertas de pasar a ostentar este honor, pero él tampoco ha superado el peculiar techo de cristal que nos ha legado Franco). Pero también comportó la llegada a la Jefatura del Estado, en este caso no exactamente por una decisión directa del Generalísimo sino por una mera cuestión de bragueta (y con el Tribunal Supremo español mirando para otro lado, pues considera adecuado no fiscalizar en exceso este tema [1], no sea que Constitución mediante la Mayestática Bragueta del Campechano nos hubiera obligado a coronar a otra persona menos, digamos, “adecuada”… ¡y es que los designios de las braguetas borbónicas son inescrutables!), de su hijo, Felipe de Borbón y Grecia, más conocido por toda la prensa española palmera como El Preparao, pues es un reconocido lector de J.J. Benítez [2] y su trilogía (o tetralogía, o lo que sea) sobre OVNIs y Jesucristos y cosas así. Los españoles, en definitiva, podíamos dormir tranquilos. Para cuando lleguen los OVNIs con católicos nazarenos al mando estaremos mejor preparados que nadie para afrontar el reto.

Cuando todo esto ocurrió, hace ya como más de un año, había mucho debate público en España desde hacía un tiempo sobre la situación del país. Total, porque todas las instituciones del Estado, de la primera a la última, funcionaban como el culo [3], ¡como si eso fuera una novedad! Pero es que la gente es muy egoísta y chunga, ya se sabe, y mientras todo parecía ir económicamente bien, pues ni chistaba. Pero en cuanto han venido mal dadas, pues ahí está la chusma plebeya en plan mezquino, cargando contra que los golfos emprendedores del BOE se lo sigan llevando calentito, sin darse cuenta del sacrificio que para esta pobre gente resulta no tener que arrimar el hombro para salir de la crisis, con lo que a ellos les gustaría. Pero no, ellos sufren sabiendo que su deber es hacer que todos los recortes y facturas caigan sobre la gente que no calienta poltrona, quedando así marginados del bello esfuerzo colectivo de salir remando juntos del fango en que estamos atrapados. ¡Pero los primeros que padecen espiritualmente por esto son ellos, lo que pasa es que su responsabilidad, por el bien de todos, es la que es, emprender en beneficio de la sociedad, crear riqueza y así lograr que todos nos beneficiemos gracias a su sacrificio! Pero nada, oiga, estas ideas tan simples, a pesar de ser repetidas hasta la saciedad por los medios de comunicación, no acaban de calar en el populacho egoísta y salvaje, lo que ha provocado cierto mar de fondo en España estos últimos años. Y en ese contexto es donde se produce la abdicación, total, porque el Monarca ha estado estos últimos años, décadas, toda su vida dedicado a lo que ha estado dedicado…

Esta situación de cabreo social larvado de estos años, no crean, ha tenido sus consecuencias. De hecho, ha derivado en el peculiar regeneracionismo del siglo XXI que hemos parido y que, a diferencia de Joaquín Costa y compañía, que pensaban que la regeneración bien entendida empieza por uno mismo, los muy pringados, cuenta con unos nuevos Galácticos del Regeneracionismo que se han dedicado a hacernos a los demás bonitas “autocríticas” para explicarnos lo mal que lo hacemos todo. Así, han menudeado toda suerte de chiringuitos académicos financiados a todo trapo y reconvertidos en escuelas de regeneracionismo oficial,  generosamente sufragadas por grandes empresas españolas las más de las veces cuando no directamente por la banca (muy preocupada en hacernos una autocrítica potente a los ciudadanos por la irresponsabilidad financiera de la que hemos hecho gala estos años por la que, lógicamente, se han visto obligados a hacernos que los rescatemos). Las instituciones públicas, con sus cosas como el Real Instituto Elcano [4], o las Fundaciones de los partidos políticos también se han apuntado a la moda del regeneracionismo y desde chiringuitos muy variados, entre contratación a amigotes por una pasta gansa y viajes con la pareja sentimental a todo tren, nos han explicado también a los demás que lo hacemos todo muy mal. Bueno, eso y que las elites españolas son excesivamente redistributivas y pecan de buenazas, pero que a ver si van rectificando un poco porque así no puede funcionar un país. Alrededor de todas estas instituciones, además, menudean muchos “intelectuales” de solera, normalmente venidos del mundo académico, con indisimuladas ganas de pintar, que se han apuntado a la moda del regeneracionismo bien entendido. Y luego en el extrarradio, con esto de Internet, ha aparecido como género regeneracionista el del blog, individual o colectivo, muy preocupado por aportar su granito de arena al cambio tranquilo y la reconstrucción de la patria, siempre con base en una experiencia profesional previa potente, claro, o, ya puestos a hablar de todo un poco, a haber leído previamente dos artículos de la wikipedia y cuatro columnas de algún medio de comunicación tradicional sobre el tema, lo que en España equivale a ser un reconocido experto en la materia si repites, eso si, los cuatro tópicos de siempre. Así pertrechados, todos ellos han emprendido la labor de regenerar España, demostrando un inusitado sentido crítico y maneras modernas, y hemos tenido manifestaciones en muchos ámbitos: la política, la economía, el derecho, esa cosa tan de moda ahora que es la ciencia política aplicada para poder ubicar laboralmente de forma temporal a quienes están en la carrera por ser contratados por partidos políticos para “emprender” o para devenir el estadio más evolucionado del regeneracionista español, que es el de tertuliano de televisión, etc…

Todo este momento regeneracionista mostraba desde el principio buenas maneras. Eran gente seria y que ponía cara de mucho rigor mientras te resumía algún tema de Derecho alemán o de la economía de Zimbabwe, tanto da, con igual apariencia de conocimiento experto. Pero gente no sólo alfabetizada sino, ojito, crítica. Crítica con un sistema que funcionaba mal por el arrastre histórico, por las ineficiencia heredadas, por tener mecanismos institucionales no racionales, por ser poco poroso a lo que pedían los ciudadanos, por controlar mal la corrupción… Ahí estaban ellos, bramando por regenerar (y dándose codazos por ser los primeros en la carrera regeneradora) cuando, de repente, zas, se produjo la abdicación. Y comenzó el espectáculo. Todo el regeneracionismo empezó a desfilar explicando que la Monarquía española era la forma más racional, democrática y ajena a la corrupción de organizar la Jefatura del Estado. Que éramos un ejemplo en el mundo. Que un Rey que pilla contratos por ahí a cambio de comisiones de ganga es algo que todos los países querrían para sus empresas. Que la democracia no tiene que confundirse con la igualdad de oportunidades. Que lo importante es la Preparación de quienes han de acceder a estos altos cargos. Que nos trajo la democracia, la paz, la concordia y la paella… En fin, que el Regeneracionismo Bueno, el Regeneracionismo Bien Entendido, pasaba por lo que pasaba… ¡sobre todo cuando hay muchas paguitas presentes y futuras en juego! El espectáculo coral fue tan espectacular y lamentable, incluyendo a todos los diarios del país intimando a sus firmas de prestigio a retratarse, que dio en algunos casos hasta verdadera pena ver qué cosas hubieron de escribir algunas personas, sin duda acuciadas por la necesidad económica. Cada cual tiene sus pequeñas obsesiones. Pero para mí no es lo mismo que los sospechosos habituales (en forma de escritores de esos que pasarán a la historia del papel de embalar en unos años pero que ahora son la crème de la crème de la intelectualidad patria gracias al BOE y a la mamandurria pública) se pongan en primera fila de la procesión que camina, con Su Majestad el primero, por la senda constitucional, como que lo hicieran (o se lo hicieran hacer a) viejos académicos (historiadores, juristas…) que han tenido una vida de cierto prestigio universitario a la que de repente les obligaban a renunciar como exigencia previa a asegurarles una vejez más cómoda. De todos modos, esto es cuestión de gustos y cada cual tendrá sus obsesiones, que no han de coincidir con las mías. Eso sí, el retrato social de conjunto  fue el el que fue. General. De viejas glorias a jovencitos con aspiraciones, de instalados a outsiders, de izquierda a derecha… Todos, en perfecto orden de revista, actuando como lo que ha pasado a ser denominado desde entonces como “la Letiziada”: regeneradores críticos hasta que hay que dar apoyo pétreo a quien de verdad manda y sus lacayos, no vaya a escaparse la mamandurria ya consolidada o la que se atisba en el futuro. Habían nacido, pues, los “Letizios” como colectivo, en afortunada expresión de @ppsoe2000 [5] (para LPD, y desde hace muchos años, Popota [6]).

Los Letizios están viviendo una época dorada en la España actual. Las tensiones entre voluntad popular (vamos, la gente, que anda muy cabreada) y unas elites que aparecen incapaces de entender ese mar de fondo (vamos, que siguen a lo suyo, a llevárselo calentito, pero por sentido del Estado y responsabilidad para con la sociedad), junto a la puesta en cuestión del consenso cultural férreo de la Transición [7], han obligado a buscar nuevos mecanismos de “venta de la burra” a la gente, no se vaya a descontrolar la cosa demasiado. Si Ramón Tamames, Ramoncín, Graciano Palomo o Karmele Marchante ya no logran hacer llegar a la gente el mensaje de que “España es lo mejor y entre todos estamos logrando poner a este país en la Champions, somos la envidia de Alemania, Francia e Italia y tenemos el mejor sistema del bienestar del planeta” sin que las carcajadas se escuchen en Sebastopol, eso obliga a reinventar fuentes de legitimidad intelectual que nos digan lo mismo, pero con otras formas y “basándose en datos” en vez de la tradicional apoyatura en café, copa y puro. De ahí salen los últimos y mejores hits del momento, ya saben. El de que España tiene el problema de un sistema y unas elites “demasiado redistributivas”, que han cedido demasiado para dárselo a la morralla social, que a su vez ha desaprovechado (¡claro!) todo ese capital; y el maravillo y más reciente “el problema de la Unión Europea es de exceso de democracia”, porque los nuevos expertos con sus evidencias sociales tienen, además de mucha gracia, mucha más osadía sobrios que la tertulianada clásica incluso tras haberse arreado cuatro whiskazos pagados por TVE para ponerlos a tono. Eso, la verdad, hay que reconocérselo.

En esta línea de pensamiento, la crisis de la Unión Europea ha sido un campo abonado para ver a los Letizios actuar desde hace años, con mención especial en los últimos meses. España es el único país de Europa (incluyendo Alemania en el cómputo) donde uno puede leer todos los días desde hace meses que “Grecia no paga apenas intereses por su deuda, que es perfectamente sostenible… ¡si hasta paga menos que España” (los nuevos expertos basados en datos tienen problemas para entender que, normalmente, el consenso mundial suele entender que 3’9 es más que 3’3 [8] como les explica aquí pacientemente @jmmacmartin, qué tío, ¡como si el álgebra básica fuera importante para esta gente!). España es el único país de Europa donde seguimos empeñados desde nuestro peculiar establishment, con todos los palmeros basados en datos aplaudiendo, que en Grecia no habrá quita, ni es inevitable, ni tiene sentido económico, ni nada de nada. ¡A pagar, joder! España es, por supuesto, el país que en toda la crisis griega más analistas, intelectuales oficiales y políticos ha enviado a arrear a los griegos más aún que la Troika, el FMI o el BCE, emulando en el plano intelectual a esa española figura del tío que durante el franquismo corría delante de los grises… para atizar antes que ellos, y más fuerte si eso, a los manifestantes que iba pillando.

Nuestros regeneracionistas demócratas, que se postulan para explicarnos cómo cambiar nuestro sistema y para estar al mando de ese proceso de reforma, de hecho, nos han dejado estos meses, y muy particularmente ayer, muy bellas lecciones respecto de lo que es la democracia para ellos. En primer lugar, una lacra para la Unión Europea, aquejada de una conocida parálisis por su legendario “exceso” de democracia a la hora de funcionar. En segundo lugar, algo que sólo puede tener que ver con lo que vota y dice la gente cuando se trata de asuntos menores como decidir el color de los azulejos del cuarto de baño. Con las cosas importantes, en cambio, lo mejor es que se encarguen unos buenos tecnócratas sabios, por nuestro bien y porque es más democrático. ¡Vamos, como el BCE, por ejemplo, que a la vista está lo mucho y bien que se ha preocupado por el bienestar de los ciudadanos! Eso sí, las tecnocracias tienen una gracia imbatible: también distribuyen muchas mamandurrias, lo hacen como nadie, lo hacen a quienes se portan bien y, en consecuencia, pues hay que hacerles la rosca. Así, para nuestros Letizios, la culpa de que Mario Draghi, al mando del equipo de Goldman Sachs encargado de ello, se dedicara durante años a falsificar las cuentas públicas griegas junto a los gobiernos del PASOK o Nueva Democracia es, por supuesto, del actual gobierno de Syriza, razón por la cual hay que confiar en que esto lo arreglen… Mario Draghi, Goldman Sachs, el PSOK y Nueva Democracia, que son los que saben y tienen soluciones adecuadas y responsables… por las que ya luego pasarán la factura a cientos de miles de trabajadores griegos y europeos. ¡Y los muy desagradecidos encima ni les damos las gracias!

Nuestros Letizios nos han explicado, porque saben mucho, son expertos, tienen contactos, leen la documentación confidencial de la UE o del BCE o tienen amigos que se la cuentan, una historieta muy divertida estos meses sobre Grecia. Primero Samarás, amigo de Rajoy, genio de las finanzas, superdotado e inteligencia política de primer orden, tenía controlada la elección del nuevo presidente de la república y por eso la anticipó. Como se sabe, al final fue que no y fuimos a elecciones anticipadas. Pero bueno, tampoco pasaba nada, porque el pueblo griego iba a castigar la irresponsabilidad de Syriza y a darle sin duda una nueva victoria, sabedora como es la gente de que era la única manera de defender en Europa sus intereses. Una vez Syriza y Tsipras tomaron posesión, nos anunciaron una inminente bajada de pantalones, asumiendo el nuevo gobierno griego todas y cada una de las condiciones draconianas que la UE ya tenía previstas para el gobierno anterior. Y después, con el tiempo, que en ningún caso se atreverían a llevar al contraria a la UE y al BCE cuando la cosa se pusiera tensa de verdad. Por último, y como es sabido, nos explicaron que nunca habría referéndum, luego que el referéndum era una estrategia negociadora, después que se cancelaría y por último que, bueno, no pasa nada, la gente de Grecia tiene claro que votar “no” es salir de Europa y en consecuencia, como señalaban las encuestas de los institutos europeos de investigación demoscópica [9], que el “sí” iba a ganar de calle porque la gente es mucho más responsable que esos gobiernos de malhechores que no hacen caso a quienes mandan en el cortijo.

Dado que ayer, en ese referéndum que nunca iba a hacerse para decidir sobre unas políticas europeas que el gobierno de Syriza habría de haber aceptado hace meses, la gente votó un poquito más “no” que “sí”, tuvimos anoche en España un Apocalipsis Letizio de los que hacen historia. Mientras el resto de la UE, Alemania incluida, asumía con naturalidad o disgusto, según los casos, lo que había pasado y el triunfo del maléfico Plan Varoufucker para dejar mal a la Troika [10], sirva eso de mucho o de poco para los griegos, aquí nos decían:

– que una campaña electoral de 8 días es un fraude democrático (aquí en España la ley de referéndums obliga a un mínimo de 10 días de campaña),

– que el referéndum no vale como expresión democrática de lo que quieren los griegos porque la gente de allí no sabía lo que votaba porque la pregunta no la había redactado Miguel Ángel Rodríguez,

– que la participación (la misma que en las dos últimas legislativas griegas, más o menos, tanto las de Samarás como las de Tsipras; mayor que la habitual en las elecciones en Estados Unidos, por ejemplo) era muy baja y por ello sólo se podía considerar como un golpe de estado pretender que de ello se sacaran conclusiones políticas o que algún gobernante tomara una decisión al amparo de esa falsa legitimidad,

– que un 61-39 es un resultado que muestra un “país dividido en dos mitades” y que por ello no es legítimo democráticamente tomar una decisión política al amparo de esa supuesta mayoría,

– que el 5% de votos nulos, siguiendo la llamada a votar así del KKE, ha de ser sumado al “sí”, al igual que el 37% de abstención, que conformarían así una amplia mayoría silenciosa a favor de aceptar las condiciones de la UE,

– que una decisión así no puede tomarse por referéndum, porque entonces sale lo que la gente quiere y, claro, cómo van a querer austeridad, que la democracia no es dejar a la gente votar en serio, caramba, que aquí parecemos nuevos,

– que los referéndums también los hacía Hitler…. y todo así

Seguro que me dejo muchas cosas en el tintero, pero más o menos esto es lo que hay, estos son nuestros regeneracionistas. Al margen de que cuando se ponen a escribir en plan técnico de cosas sobre las que uno ha estudiado más o menos por encima y de las que el regeneracionista de turno es un supuesto experto la cosa da para lo que da, lo más espectacular es la cosmovisión de pseudoelitismo paleto a la búsqueda de paguita, de adulación a las elites, de defensa a ultranza del status quo y de ganas de pillar por encima de todo. Para lo cual, pues ya se sabe, hay que decir que el Rey está muy preparao y que la Monarquía española es la fórmula más racional y democrática de gobierno. Son sencillamente, los Letizios. Pero cuidado que vienen en tromba y pinta que nos vamos a comer a muchos de ellos en los próximos años como evolución y selección natural del cuñado asesor de partidos políticos de antaño. Y, a los que no, pues los pondremos en las tertulias para las risas. The Letizios!

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