Le pouvoir d’achat: del gaullismo al lepenismo a lomos de la crisis

Todos los días a las 8 de la tarde, mientras comenzaban a deglutir con fruición las viandas de la cena, las familias francesas asistían en prime time a la cadenciosa batalla ideológica entre la izquierda y la derecha. La escenografía era inmutable: toque de corneta muñido por los informativos vomitando marcialmente las apocalípticas notas de la evolución de la economía francesa; primeras escaramuzas entre tertulianos agazapados en terrosas y profundas trincheras ideológicas; y batalla final entre los candidatos. Una batalla que explotaba ya en la noche. Cobijada en la incandescencia anaranjada de las bombillas, la luz azul metálica de los televisores de casi 30 millones de hogares se afilaba aún más, restallando sobre los rostros taciturnos y somnolientos de unas familias ya casi saciadas, cubriéndolos de una desnudez catódica.

Yo, un recién llegado a Francia con un francés ausente, apenas comprendía sus soflamas nasales y sentidas. Todo era un amasijo de bububus babaubas con boca en forma de piñón, pero aún menos comprendía por qué la guerra diaria se enquistaba en el mismo frente. Un eterno Somme sobre el que los contendientes se lanzaban, cara enrojecida y pecho descubierto, a la baïonnette para la conquista de un mísero centímetro de terreno dialectico: Le pouvoir d’achat.

El tiempo pasó y la primavera mudó en verano y el verano en otoño, deslizándose los días entre silencios y oquedades personales. Atrás habían quedado las horas desarraigadas y aún más atrás y lejanas las elecciones, pero al menos, aunque tarde, creía comenzar a comprender un poco la tierra que hollaba: le pouvoir d’achat era Francia misma, su idiosincrasia.

El poder de compra francés conecta con la Francia renacida tras la segunda guerra mundial, una Francia maternal y protectora parida del padre, su libertador desde un cuartucho de Londres y líder de la resistencia al mando de una radio de onda larga, el general Charles de Gaulle.

El General en medio del fragor de la batalla liderando valientemente sus tropas  hacia la victoria

El General en medio del fragor de la batalla liderando valientemente sus tropas hacia la victoria

Fue en el cómodo regazo de De Gaulle donde millones de galos deshonrados, huérfanos y perdidos anidaron, refugiándose en la voluntad del caudillo, abandonados a su canto, mecidos por su vigor. De este modo, un De Gaulle axiomático barnizó Francia de democristianismo, quedando la derecha francesa entroncada en unión permanente y sacramental con su figura, y creándose una corriente de pensamiento político diferenciado y genuinamente francés, el gaullisme. El gaullismo se cimentaba en tres ejes: Un líder en comunión directa con su pueblo, un país fuerte e independiente sin corrientes ideológicas internas que lo desgajaran y vertebrado sobre un discurso ideológico de corte hondamente nacionalista, y una política económica de derecha pero orientada al pueblo, el característico humanismo social cristiano. Su figura de caudillo era tan omnipresente que De Gaulle logro el sueño húmedo de Aznar cuando el país sufría el doloroso desgarramiento argelino, cual púber homosexual en su primer encuentro con la almohada, posar los aperos de labranza y acudir a la llamada de su pueblo como moderno Cincinato.

El resultado de su impronta en la política y en la sociedad francesa marcó al país de norte a sur y de oeste a este en forma de cruz, creándose, al margen de sus continuas e inequívocas peculiaridades irritantes, uno de los estados de bienestar más desarrollados. Un estado de bienestar de gente de bien, de domingos de misa y soirées vecinales. Es aquí donde le pouvoir d’achat conecta con la idiosincrasia de la sociedad francesa, engarzada con el ya lejano espíritu del 89. Un país que desea ser clase media, estar en esa mayoría de población que cobra entre 1300 y 3000 euros netos al mes a 35 horas semanales de trabajo, con una educación pública fuerte e igualitaria, y una vida deliciosamente anodina en un país protector.

Este colosal edificio republicano francés, resguardado aún bajo la efigie de De Gaulle, comienza a resquebrajarse con la llegada de la crisis y el advenimiento de Sarkozy a la presidencia. La derecha francesa, aunada bajo el UMP, elige como líder a Sarkozy, ministro del interior de Chirac. Una vez alcanzado el poder, Sarkozy comienza un proceso progresivo pero ininterrumpido de desmantelamiento de la ideología gaullista en la derecha francesa. Cual Moisés liberal, desde el monte del Élysée le muestra a la gente de bien las nuevas tablas de la ley escritas por el dedo de Hayek, que se le había aparecido en forma de turgente pubis ardiente cuando intentaba olvidar a Cecilia. Enterrando por fin el falso ídolo de De Gaulle con su generación, que ya abonaba las fértiles llanuras francesas desde hacía décadas, la derecha francesa, Edipo enamorado, se libera de su figura, para converger finalmente con el neoliberalismo europeo.

La llegada de Hollande no ha hecho más que reforzar y acelerar esta tendencia. Ha cumplido ampliamente las expectativas puestas en él de convertirse en un Zapatero francés capaz de destrozar el partido socialista, mudándolo en un remedo de contradicciones con lema socialista y política neoliberal. Eso sí, con su french touch de amante oficial, tras abandonar a la francesa a su pareja, asimismo ex amante, y croissants y pains au chocolat para desayunar.

La pregunta que intentan denodadamente responder, desde politólogos y sociólogos a tertulianos de bajo pelaje, es cómo el FN ha logrado girar sobre sí mismo y de partido apestado ha pasado a ser indiscutible vencedor de las elecciones al parlamento europeo con un 26% de los votos. Descubrir cuál ha sido la mutación que ha emergido en el partido, embelleciéndolo e inundándolo de llamativos colores hasta hacerlo el macho alfa más atractivo en la época de celo que son las elecciones.

El principal fallo de los analistas estriba en que pocas veces tienen en cuenta el actual hábitat social y político francés. El ascenso del Frente Nacional se ha de explicar en esta coyuntura, en la de una derecha que ha renunciado definitivamente al gaullisme y una izquierda que ha renunciado no sólo a sus promesas electorales, sino directamente a los mínimos principios socialistas, que han quedado confinados a los discursos, dejando huérfanos y desamparados a millones de franceses.

Pese a haber alcanzado la segunda vuelta en las elecciones presidenciales del 2002, no hay que olvidar que el Frente Nacional tradicionalmente siempre había sido un partido marginal y vilipendiado por todo el edificio institucional republicano francés, desde los medios de comunicación hasta la propia sociedad francesa. El cómo se ha podido pergeñar el cambio se focaliza en gran medida en la figura de Marine Le Pen.

Sin lugar a dudas, la primera transformación del partido se produjo con la democrática elección de Marine como líder del Frente Nacional por parte de su padre, Jean Marie. Si bien la ideología del partido sigue siendo la misma, se ha añadido un componente generacional que permite una mayor identificación del electorado con Marine, que además, pese a mantener el discurso agresivo de su progenitor, ha sabido lograr poner un punto justo de sacarina en su dulce y cercana sonrisa de pitbull.

Por otro lado, y es aquí donde Marine ha demostrado una gran inteligencia, ha sabido utilizar ese desprecio republicano, esa denostación continuada, en su favor, y erigirse como el partido antisistema. Ha logrado enhebrar un discurso interclase, transformando un partido de clara tendencia fascista en un catch all party que se presenta como alternativa a los electores desencantados con los dos partidos tradicionales, que han copado prácticamente las instituciones francesas desde el nacimiento de la V República.

Y es aquí donde radica el éxito del FN, en la evolución de su discurso político. El FN  representa un nuevo gaullismo articulado sobre un proceso de culpabilizacion hacia el exterior que entronca con su discurso originario y vertebrador, el nacionalismo. La culpa de la situación actual no se encuentra en Francia, sino fuera de ella, y a esta tesis se ha acogido una gran parte de los franceses, incluyendo las clases obreras temerosas de perder esa condición de clase media borderline. Marine Le Pen ha sabido acoger ese miedo a la sombra de los recuerdos, presentándose como un nuevo refugio para una nueva generación de franceses perdidos, prometiéndoles la quimera del regreso al pasado. Ante un mundo que avanza imparablemente en el proceso de globalización e interculturalidad, la Francia eterna que brota del recuerdo de esas soirées vecinales puramente francesas.

No hay nada mejor para un francés de bien que un buen apéritif

No hay nada mejor para un francés de bien que un buen apéritif

Francia para los franceses, como afirmaba con ademán exclamativo a la ojiplática periodista Ana Pastor en su programa. Qué pequeña parecía esta progre de vuitton colgando entre los belfos arios de Marine, mientras la asía con su sonrisa dentada al cazarla como una alimaña despistada tras haber afirmado que ella acogía inmigrantes en su casa.

Es fácil imaginar a Ferreras preparándoles un café mientras conversa con Florentino por teléfono, esperando que su esposa, Magdalena de visa platino, termine de exculpar sus pecados de bobo limpiando los cansados pies del inmigrante con sus lágrimas, secándolos con su cabellera de vívido negro que se funde en ébano con la piel del agradecido subsahariano. Del salto suicida de las concertinas en busca de la fuga de la miseria, a entrar cual mesías proletario en una mansión de la Moraleja. Hipocresía descarnada, mentira lacerante. Este es sin duda el sentimiento que recorre a los franceses, envenenándoles, cuando escuchan boutades similares de los líderes del UMP o del PSF, desembocando en la actual desafección política, preñada de un sincero hartazgo.

Este impulso definitivo del Frente Nacional, que está suponiendo la implosión del sistema de partidos francés, viene no obstante abonado por dos factores exógenos que han permitido la catálisis químico-social: el quinquenio presidencial de Sarkozy y la llegada de la perenne crisis económica.

El ubicuo Sarkozy, como explicaba en mis anteriores artículos, enarboló durante su quinquenio un discurso presidencial muy alineado con el del Frente Nacional en lo que respecta a las dos cuestiones identitarias del partido creado por Jean Marie: la inmigración y la necesidad de una Francia fuerte e independiente no vinculada completamente con Europa. De este modo, le petit Napoleón logró que el discurso del Frente Nacional dejara de chirriar en los oídos de la sociedad francesa, dignificándolo e introduciéndolo sotto voce en el debate público.

El catalizador definitivo, sin embargo, lo ha supuesto esta crisis económica que inunda Europa. Una crisis que ha zarandeado violentamente a los franceses, despertándolos de su placidez, y desterrándolos de su ínsula de barataria, lejano Edén, donde su identitario poder de compra crecía de forma constante y el desempleo era algo temporal, que a nivel estructural tan solo afectaba a pequeñas capas desfavorecidas de la sociedad. Esta es una crisis que además cuestiona su modo de vida, su modelo de país, y de este modo ha terminado por instalarse dentro de los propios franceses, haciéndoles vivir encogidos por el miedo. El resultado es un pánico vacío, enraizado en el estómago como el hambre, ante una posible surificacion del país. El horror a convertirse en un país mediterráneo más, con sus déficits elevados, su paro de una cuarta parte de la población, su corrupción institucionalizada, su impunidad, su algarabía exagerada, eso está bien para irse de vacaciones, emborracharse, follarse un par de oriundos de lugar, pasión latina, pero para vivir, la Francia inmortal y tranquila.

Dos típicos españoles en un dia cualquiera

Dos típicos españoles en un dia cualquiera

 

El poder de compra "arbitrable" se calcula descontando el consumo de gastos que son difícilmente negociables a corto plazo, como los gastos ligados al alojamiento, los financieros o los de comunicación, mostrando un marco más preciso del poder de compra efectivo de los hogares franceses

El poder de compra “arbitrable” se calcula descontando el consumo de gastos que son difícilmente negociables a corto plazo, como los gastos ligados al alojamiento, los financieros o los de comunicación, mostrando un marco más preciso del poder de compra efectivo de los hogares franceses

El techo electoral del FN es incierto, ya que dependerá en gran medida en si serán capaces de hacer atractivas sus propuestas a los grandes empresarios y la clase media republicana más tradicional que representa una UMP que, pese a sus escándalos internos y su inexistente liderazgo, aún se mantiene a duras penas en pie gracias a la debilidad de un partido socialista en manos de Hollande, ya derrotado desde su segundo año como Presidente. Si consiguen empapar a este electorado, ansiada Dánae, con el chiribiri dorado de sus ideas, lograrán embarcar a todo el país en esta ensoñación de rotar el planeta hacia atrás. Papá, eterno demiurgo, ya está para recordar que sí, que efectivamente ofrecen el pasado. Seguramente nunca lograrán hacerse con la Presidencia de la Republica, blindada con una segunda vuelta que actúa como filtro institucional y de consenso, pero su victoria estriba en haber logrado convertir su discurso en un elemento motriz y principal de la agenda y el debate público francés. Un discurso que sólo se puede comprender desde ese pouvoir d’achat que representa la nostalgia por el modelo de la Francia gaullista, un modelo que gran parte de la sociedad francesa niega que haya de ser superado y, aún menos, que se deba renunciar a él; si eso, como mucho, los extranjeros.


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  1. Comentario de Trompeta (28/06/2014 17:38):

    Nada, nada la 3º guerra mundial y reseteo del sistema sobre los cadaveres del proletariado.Si es que los humanos son las únicas alimañas que tropiezan siempre con la misma piedra.
    Muy bueno el analisis del sentir frances, pero quien dice Francia dice cualquier pais que tuvo o soñó un pasado mejor.
    Aquí el papel de Madam Lepen lo cumple Podemos, pese a sus diferencias ideologicas, ambos partidos recogen el asco de la plebe con la presunta casta que presuntemente legisla para ellos y sus socios de saqueo.Luego vienen las quejas de porque pierden votos a millones y la gente va a votar con el colmillo afilado…

  2. Comentario de Trompeta (28/06/2014 17:41):

    Sobre Francia recordar esto http://es.wikipedia.org/wiki/Segundo_Imperio_franc%C3%A9s.Hitler no inventó nada, solo lo adaptó al sentir aleman. :(

  3. Comentario de Trompeta (28/06/2014 17:43):

    Perdón , el enlace es este (un botón de editar me permitiría corregir mi error, lo siento) http://es.wikipedia.org/wiki/Segundo_Imperio_franc%C3%A9s

  4. Comentario de Bunnymen (29/06/2014 12:59):

    Bonito y pueril tres catorce que le hace comerse a la gran esperanza blanca del periodismo que es Ana Pastor

  5. Comentario de pedante (29/06/2014 13:19):

    En el articulo se analiza el efecto de la crisis y de la perdida de una figura caudillista sobre el auge del FN. Seguramente han contribuido a dicho auge, pero no debemos olvidar que el pilar fundamental del FN es el rechazo al inmigrante. Este factor explico su llegada a la segunda vuelta en 2002, cuando no habia signos de ‘desaceleracion’, ni de desaparicion de Papa Estado, ni de la llegada de las NNGG de la familia Le Pen.
    Muchos se escandalizaran, pero hoy en dia el frances ‘de pura cepa’, con baguette y beret, esta harto de que los franceses ‘morenitos’ silben La Marsellesa y escupan a la tricolor (veanse las declaraciones de Benzema).
    Ojito que no lo defiendo (no me hagais un Juego de Tronos), solo analizo las causas que provocan que un votante supuestamente culto apoye a la Bestia. Y el Pouvoir d’Achat, querido contertulio, no es mas que una pieza mas en este triste Tetris (reto a decirlo 3 veces sin equivocarse).

  6. Comentario de Creikord (29/06/2014 14:00):

    Excelente análisis.

  7. Comentario de CusCus (01/07/2014 09:55):

    Tgés integuesán, Messié Lalo.

    Dicho esto, parece se al Sarkozysmo se le están abriendo las costuras en canal. La guerra subterránea en la UMP es de aúpa.

  8. Comentario de Latro (01/07/2014 10:24):

    Y tan abiertas hoiga.

    Por cierto que buen momento para que nos cuenten aquella de porque es necesario que el ex-jefe de estado este aforado de por vida por si acaso los disparates y tal…

  9. Comentario de lalo (03/07/2014 12:25):

    Hola Pedante, siento que la respuesta se la de tan tarde.

    Como senalo en el articulo, las elecciones del 2005 no son extrapolables a la situacion actual, han pasado ya 10 anos, con lo que los actores politicos, la situacion politica, la e incluso la sociedad no tienen nada que ver con dichas elecciones.

    Es cierto que existe un creciente rechazo contra los inmigrantes, principalmente con los romanies, o gitanos, y los magrebis, en su mayoria franceses de origen argelino de ya tercera generacion; pero como indico el articulo el ascenso del FN no se encuentra en ese aspecto. EL FN esta obtenniendo una gran cantidad de votos, y reducir la explicacion a este factor es la ceguera de gran parte de los analistas y de los medios tanto en francia como en el extranjero. A la hora de votar, todo elector tiene en cuenta una serie de aspectos para decidir su sufragio, el porcentaje de votantes del FN que se reducen a que “esta harto de que los franceses ‘morenitos’ silben La Marsellesa y escupan a la tricolor” es minimo en comparacion con el numero de los votos totales obtenidos y provinen de radicales ya convencidos.

    La explicacion hay que buscarla en otro lugar, y en mi opinion se encuentra en los factores que intento explicar en mi articulo, la reduccion del nivel de vida, de las politicas publicas, el confinamiento de los principios gaullistas en el UMP prevaleciendo la ideologia neoliberal, la inclusion en el discurso publico de aspectos de tipo racista y religioso, y un partido socialista que tambien se ha alineado hacia politicas de corte neoliberal.

    Muchos de los votantes del FN provienen del UMP e incluso del partidos socialista. a melenchon el lider del frente de izquierda, se le podran achacar muchas cosas, pero no que no haya sabido apreciar desde desde el comienzo la amenaza que suponia el fn para el sistema politico frances e incluso la propia sociedad al ir calando sus ideas, especialmente entre las clases trabajadoras.

    He vivido en francia durante una larga temporada, y le puedo asegurar que no se puede explicar el auge del fn desde logicas reduccionistas, al igual que no se puede hacer con podemos en espana.

  10. Comentario de Destripaterrones (29/07/2014 16:34):

    Perdón por comentar tan, tan tarde, pero es que el artículo es muy bueno, y me sentía obligado a felicitar al autor. No he encontrado el problema lepenista tan bien y tan sencillamente explicado en ningún otro sitio.

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