Chaplin y los emigrantes
Hace cien años, la gran estrella del cine mundial se llamaba Charles Chaplin. Su predominancia quedaría refrendada en 1916 cuando firmó con la productora Mutual Film Corporation un contrato superior al medio millón de dólares de la época, lo que le convertía en el artista mejor pagado del momento. Aquel contrato le comprometía a la realización de doce cortometrajes en un período de un año. Además, dispondría de todas las facilidades de su estatuto de estrella, como el estudio que la empresa productora le construyó para que el cómico pudiese trabajar a sus anchas.
Chaplin fue estrenando la docena de películas, en las que iba perfeccionando su técnica cinematográfica y su denuncia política. Ya en aquellos films, el personaje del vagabundo le servía de excusa para poner el acento sobre las desigualdades sociales. En una de las últimas películas para la Mutual, esta denuncia era especialmente explícita: se titulaba The Immigrant (en español, Charlot emigrante, pese a que el título original también podía hacer mención a la chica protagonista) y narraba la historia de un grupo de emigrantes que llegaba a Nueva York para comprobar que aquel sitio en el que había que robar por un simple plato de comida no era precisamente la tierra prometida.
El film ha quedado como un clásico indiscutible, como una de los mejores ejemplos de que la comedia no es un género de evasión sino todo lo contrario: un mecanismo ideal para señalar los atropellos del poder. En la cinta, Chaplin nos mostraba una sociedad agresiva y hostil, desde los agentes de aduanas que trataban a patadas a los pobres hasta los propios trabajadores neoyorquinos, esos simpáticos camareros que se dedicaban a linchar a los clientes que intentaban irse sin pagar la cuenta. Los recién llegados eran empujados a la marginalidad sin ningún tipo de solución: el final feliz no era más que una leve promesa de prosperidad para la pareja protagonista.
Ahora, casi cien años después, llega a nuestros cines una película muy curiosa titulada también The Immigrant (aquí, El sueño de Ellis, en referencia a la Isla Ellis, aduana de entrada en Nueva York). Si la película de Chaplin se ambientaba en su momento presente, ésta echa la vista atrás para volver a aquella época, alrededor de la Primera Guerra Mundial, cuando Estados Unidos se convirtió en la nueva meca de los europeos que huían de la pobreza (como refleja también James Cameron en Titanic) [acceso al artículo completo]
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