Luis Aragonés contra el establishment

Hay una cosa en España que se llama “prensa deportiva”. Es una bella etiqueta que intenta conjugar dos términos antitéticos: el ejercicio de una profesión que busca el rigor con la corrupción del deporte profesional, edificado sobre el timo de estafar a los aficionados suministrando opio forofo. La prensa deportiva constituye, en realidad, un periodismo sin caretas, sin camuflaje, ya que delata la falacia e imposibilidad del concepto de “objetividad”. En la prensa deportiva, el periodista exhibe sin tapujos su forofismo hasta el punto de que debe hacer gala de su pertenencia a un equipo.

Dicen las malas lenguas que, por ejemplo, el periodista José Ramón de la Morena eligió ser del Atlético de Madrid como estrategia para llegar a lo más alto sin provocar rechazo entre los antimadridistas ni entre los anticulés. Esa retórica del Atleti sufridor le venía de perlas para postularse por un equipo sin generar demasiados recelos incómodos y presentarse como la renovación del periodismo deportivo frente a los recalcitrantes madridistas de la vieja escuela como José María García.

 

Aragonés

 

La “prensa deportiva” se escandalizó cuando, hace diez años, Luis Aragonés estaba preparando un partido de la selección española de fútbol y, para animar a uno de sus jugadores, se refirió a un rival como “negro de mierda”. De repente, la prensa deportiva se volvió muy sensible, acusando de racista al entrenador y llegando hasta la también muy refinada prensa deportiva británica, ya que el “negro de mierda” era uno de los suyos. Ante esta marujil reacción de la prensa deportiva, se pueden adoptar dos puntos de vista. El primero es que sí, que Luis Aragonés era racista o tuvo un gesto racista. No como las selecciones de fútbol, los equipos y los forofos, articulados por cierto en torno a la supremacía de unos colores y unos territorios sobre el resto. Ahora resultará que el discurso mediático del fútbol profesional es muy matizado y no se basa en la agresividad ni en la burla del rival.

No hablamos de las actitudes asquerosamente racistas que deben perseguirse (como exhibir esvásticas o cantar en grupo llamando mono a un jugador) sino de todo un discurso que ha llevado a que esas actitudes se den más veces de las deseables. Si Luis Aragonés era racista, habría que haberse escandalizado también por las infinitas declaraciones y comportamientos denigrantes que se dan a diario en el fútbol profesional y que la prensa jalea. Porque en eso se ha convertido en el deporte profesional, en la lógica del triunfo a cualquier precio para mayor gloria de los especuladores inmobiliarios que dirigen los clubes.

El segundo punto de vista consiste en negar que Luis Aragonés fuera racista por decir eso. Porque el contexto cuenta. No es lo mismo decir “negro de mierda” en una sesión parlamentaria que un entrenamiento de fútbol porque cambia la situación, el receptor del mensaje y la naturaleza del mismo mensaje. Luis Aragonés era un entrenador consciente de su papel, motivar a mascachapas veinteañeros multimillonarios que creen que un libro es la luz verde que llevan los taxis. Sabía que para inculcar esa motivación en un mundo, el fútbol profesional, construido sobre la lógica del machaque al rival, no le servía con citar pasajes de El arte de la guerra ni apelar a la formación del espíritu y del afán de superación que permite el deporte. En un entrenamiento de fútbol con “los chavales”, no vas a intentar comprender al rival al que tienes que ganar. Otra cosa es que hubiese salido en una rueda de prensa y hubiese dicho: “Vamos a ganar a esos negros de mierda y animo a los hinchas a que se involucren con este mensaje”.

Aragonés motivaba a sus jugadores en términos de PlayStation, con conceptos que entendieran “los chavales”, educados en una sociedad que les convierte en encefalogramas planos, que les dice que no piensen ni opinen, que sólo digan “el fútbol es así”, una sociedad que les dice que darle patadas a un balón es más importante que manifestarse por las preferentes o los desahucios. El mensaje que pueden entender los chavales es: vas a jugar contra los malos y tú eres el bueno. Él es cabrón, sucio, asqueroso, negro y ladrón: tú eres todo lo contrario, porque eres español y representas a lo más grande, España. ¿Qué es España para un “chaval” de éstos? ¿La promesa de un Estado laico justo y federal truncado por la Guerra Civil? No. España es España, orgullo, pasión y raza.

Este episodio resume muy bien lo que fue Luis Aragonés, el motivo de que despertara simpatías incluso entre quienes no comulgan con la deriva del fútbol profesional. Porque Aragonés entendió mejor que nadie lo que era el fútbol: un juego. Un juego en el que las reglas y los intereses le movían a ganar. No había otra salida posible y si su objetivo hubiese sido ganar debates de filosofía en universidades parisinas, sin duda habría usado otras armas. Pero era fútbol y a él le gustaba mucho el juego.

Fue quien mejor comprendió que jugar es arriesgar, ir hacia adelante, sea en el póker, el blackjack, la tragaperras o el fútbol. Lo demás no importaba. Si los jefazos quieren ir con traje y corbata o con chándal planchado, pues para ellos. Él pasaba del decoro y le daba igual sacarse mocos en la rueda de prensa porque donde tenía que rendir era en el coliseo. Supo que la batalla por la opinión pública estaba perdida si defendía de los representantes de la “prensa deportiva” y por eso ganó muchas batallas pese a perder la guerra: cuando no interesó, se deshicieron de él para que otros recogiesen los réditos. Como personaje que no se doblegaba ante nadie, como eterno perdedor hustoniano, con su muerte perdemos a uno de esos seres que puede que no sean necesarios, pero que sí que nos demuestran que hay que plantar cara aunque se sepa condenado al fracaso. Ahora llegarán las loas de los mismos “periodistas deportivos” que se reían de él porque era “mayor”. Valiente argumento y valiente fariseísmo que demuestra las raíces actuales de un espectáculo que debería cambiar por completo.


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  1. Comentario de uno que tal (01/02/2014 15:31):

    Como siempre, al menos en este país: La envidia, la ofensa y el escándalo como eje, sí, pero más envidiados que envidiosos, más ofendidos que “ofensores”, más escandalizados que escandalosos. Lo verdaderamente malo es que hay gente a la que se hace daño con toda esta basura. En fin, descanse en paz, Luis, y millones de gracias por lo que nos hiciste disfrutar aquel verano de 2008

  2. Comentario de Lluís (01/02/2014 15:36):

    Quizá el racista era el jugador que se “motivaba” al constatar que el rival era un “negro de mierda”. Apuesto a que si el pupilo de Luis en cuestión hubiese sido conocido por sus actuaciones en la línea de la alianza de civilizaciones esa, habría considerado decirle otra cosa para motivarle. Que en el fútbol moderno hay también algo de psicología de por medio, y no es del todo inhabitual recurrir a profesionales, aunque luego éstos no salgan en la foto.

  3. Comentario de Bunnymen (01/02/2014 16:03):

    Por dejar a “El decreto número siete” fuera de la convocatoria para la indignación de tantos y tantos profesionales del cuarto poder nunca nos cansaremos de darte las gracias.

    Gracias Luis y descanse en paz.

  4. Comentario de Teodoredo (01/02/2014 16:21):

    No me queda claro si están hablando de L.A., de Manuel Fraga Iribarne, de Samaranch o de Martin Luther King.

    Saludines

  5. Comentario de Destripaterrones (01/02/2014 16:40):

    A mí, de Luis Aragonés lo que más me ha llamado la atención ha sido algo derivado de una frase de Martí Perarnau, que venía a decir que la selección española había encontrado su estilo de juego gracias a quien menos se esperaba. Esto es, que Luis Aragonés, representante de ese segmento de población rústico y castizo, paleto y supuestamente bueno para nada que requiera una cierta competencia (esta figura es española, pero el debate es universal), de la que tanto gusta burlarse la gente más joven y supuestamente más preparada, había dado con la tecla que dichos JASPs no habían podido encontrar
    Tanta modernez, tanto “powerpointista”, tanta sofisticación y tanto porqueyolovalguismo, para que al final sea el despreciado paleto el que te saque las castañas del fuego.

  6. Comentario de keenan (01/02/2014 17:01):

    No estoy de acuerdo con eso del futbol de “machacar al rival”. Hay mucho de eso, sí; los campos de futbol en España recuerdan demasiado a los 5 minutos de odio de 1984. En Inglaterra, por ejemplo, eso no ocurre: se abuchea, y normalmente solo a quien finge una falta o de alguna manera, se comporta de manera deshonrosa en el campo. Los jugadores no simulan faltas a menudo, porque les castigan severamente. También el modelo inglés, salvo por dos o tres clubs, es mas modesto a nivel de mercadotecnia, y explotación comercial, y la prensa y los medios no se saturan con noticias “deportivas”, como ocurre en España. El nivel de “mascachapismo” no es el mismo tampoco en todos los sitios, aunque cierto es que en ningun lado (y en ningún deporte, salvo quizá en esgrima y en el curling) abundan los jugadores con modales de marqués e intelecto de profesor de Cambridge. En resumen, es un tema mas cultural que del futbol en sí. 22 tios ( o tias) en calzoncillos dandoles patadas a un balón no tiene nada de malo. Y hay gente, a la que !sorpresa¡ le gusta verlo. No me parece mal. Lo que apesta en España es el gañanismo que lo impregna todo, y que es mas visible en el deportes de masas por excelencia.

  7. Comentario de Francesc (01/02/2014 18:58):

    La verdad que lo de dejar a Raúl fuera ahora se ve como muy lógico, pero es una cosa que si no es él, no lo hace nadie. Y hasta dos años después, el del Mundial, se pedía que Raúl fuese convocado.

    Ahora hará falta a otro entrenador que se atreva a no conovocar a tanta vaca sagrada, porque el Marqués del Nabo no se atreverá.

  8. Comentario de alfonsotwr (01/02/2014 19:33):

    Hablando de lo contingente, la expresión racista de aragonés es censurable, y como fue captada por una cámara lo pertinente es pedir disculpas, como creo que hizo: solo faltaría que hubiera que reírle la gracia. Otro tema es la campaña periodística que se montó. Pero la campaña de la Pérfida Albión además de contra Aragonés, fue contra la permisividad social española con estos temas: porque aquí no somos racistas, pero luego resulta que los gitanos se llevan las ayudas sociales, que los moros son delincuentes, que los ponipayos son unos borrachuzos…

  9. Comentario de Yesenio (02/02/2014 21:22):

    En Inglaterra los aficionados son angelitos, que se lo digan a Abdebayor http://youtu.be/mZPRBtfgV94

  10. Comentario de Solidamente (02/02/2014 23:19):

    No esto seguro de si es porque le admiraba por ese tipo de cosas que cuentas, y porque uno es del Atleti, pero me ha encantado su artículo Manuel. Un saludo

  11. Comentario de keenan (03/02/2014 11:10):

    @Yesenio: Mi B2 de escuela de idiomas no me da para enterarme de lo que cantan. Precisamente, yo he visto un partido en White Hart Lane, y como dije, cuando un jugador finge una falta, se le abuchea, no se caga uno en su puta madre. Que en los fondos los seguidores mas chungos canten cosas chungas, pues creo que puede ser inevitable, pero en general, el público inglés me parece mucho mas respetuoso que el español.

  12. Comentario de Otto von Bismarck (03/02/2014 17:01):

    Sé que es un golpe bajo pero no me resisto. Menos mal que ni este ni Mandela tuvieron ningún encontronazo con Frank Zappa.

  13. Comentario de de ventre (03/02/2014 17:03):

    huy, lo que te ha dicho!

    j

  14. Comentario de sangonereta (03/02/2014 17:58):

    Luis Aragonés alias Zappa(tones).
    Perdón, ya me marcho.

  15. Comentario de JoJo (03/02/2014 19:45):

    #8 ¿seguro que pidió disculpas por lo que le dijo a Reyes? Igual me equivoco, pero yo lo que recuerdo es que contraatacó en una rueda de prensa diciendo que más racistas eran los ingleses: dijo algo de que su imperio se había construido sobre el comercio de esclavos y que todavía se acordaba de cómo los leones perseguían a las gacelas (esto último en referencia a la colonización). Ya se sabe que la mejor defensa es un buen ataque.

  16. Comentario de Manuel de la Fuente (04/02/2014 08:22):

    Vamos, Otto, que no me entere yo de que Luis Aragonés dijo algo malo de Zappa, que escribo otro artículo y lo matizo todo!

  17. Comentario de bofifa (04/02/2014 21:44):

    Montar un pollo por lo del negro de mierda, o tildarle de racista, me parece otra de esas gilipolleces bienpensantes políticamente correctas que cada vez se están incrustando en la sociedad, al estilo de llamar a alguien “de color” y no “negro”, porque es ofensivo.

    Lo primero, yo creo la mayoría de nosotros somos en cierto modo algo racistas, en el sentido de que no creo que vivamos en una sociedad plenamente integrada con todas las razas, tengamos las mismas costumbres y como consecuencia de ello nos consideremos exactamente iguales. Me parece en ese sentido la misma discriminación que puedo aplicar a alguien al llamarle “choni” o “perroflauta”.

    Y lo segundo, cuando insultas a alguien vas a hacer el máximo daño posible, me parece inconsciente. Seguramente si un tipo blanco me roba en la calle le llamaré hijo de puta, y si es un moro, moro de mierda, y no creo que por ello, primero, sea un cerdo machista, o segundo, sea miembro de KKK o de la ultra derecha.

    Por otra parte, entiendo que haya que establecer ciertos límites y poner atención de cuando en cuando; más que nada, precisamente, porque muchos seguidores balompédicos no se caracterizan, precisamente, por su sentido común y naturaleza reflexiva e intelectual.

    Lo que es para mondarse es que esa tontería llene páginas y páginas y tiempo y genere opiniones, y las cuestiones mafiosas del fútbol, jugadores muy orgullosos de ser españoles que declaran fuera de España, deuda con Hacienda y chanchullos varios, sean mencionados de pasada, si cabe.

    En mi caso personal, yo creo que eso fue una de las razones fundamentales para cansarme del fútbol; aparte de la imperante sensación, a la que lo llevas siguiendo unos años y empieza una nueva temporada, de “el día de la marmota”.

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