La espuma de los días
En la vida, lo esencial es formular juicios a priori sobre todas las cosas. En efecto, parece ser que las masas están equivocadas y que los individuos tienen siempre razón. Es menester guardarse de deducir de esto normas de conducta: no tienen por qué ser formuladas para ser observadas. En realidad, sólo existen dos cosas importantes: el amor, en todas sus formas, con mujeres hermosas, y la música de Nueva Orleans o de Duke Ellington. Todo lo demás debería desaparecer porque lo demás es feo […]
EMPIEZAN LOS ESPÓILERES
Michael Gondry, un director surrealista francés lleva a la pantalla la novela surrealista de otro francés, Boris Vian. Podría haber sido la pareja perfecta Gondry-Vian, pero como en la historia que cuentan, hay lunas de miel que acaban demasiado pronto.
Gondry ha querido ser fiel a las escenas literales del libro y además ha aprovechado para darle cuerda al stop motion mostrando toda clase de aparatejos y comidas andantes, que según avanzaba la película se volvían más cargantes. Así es normal que entre tanta maquinita, al director se le olvidara que tenía un argumento para contar.
Y es que más que una película surrealista, lo que ha conseguido es una película ridícula: es lo que pasa cuando actores casi cuarentones se ponen a rodar papeles de veinteañeros: y es que no dejan de parecer cuarentones, acaso aquejados del síndrome de Peter Pan. Vale que Romain Duris podrá ser buen actor, además de estar como un queso, y que todos queremos a Amelie, en la vida real también conocida por Audrey Tautou, pero es que el paso del tiempo es demoledor.
Normalmente una producción francesa con ínfulas debe tener una panorámica de Paris, al fin y al cabo es la ciudad de las luces. Pero últimamente le han puesto otro añadido: que tenga a Omar Sy. Y cuando actúa Omar Sy, aunque sea de pinche secundario, se apropia de toda la pantalla con sus gracias, y ya no se sabe si la historia va de una pareja tierna o de un cocinero ligón chachi piruli.
Porque la historia que escribió Boris Vian es muy sencilla: dos parejas que se enamoran, son felices, pero a los que la vida les va a empujar a sufrir hasta la muerte. Así, la primera parte de la película, la de la felicidad, la vida fácil que disfrutan Colin y Chloé. representados por Romain Duris y Audrey Tautou, más o menos se podría aceptar.
Pero ¡ay! la vida es muy perra y cuando menos te lo esperas tu mujer se lía con el filósofo de moda o es infectada por un nenúfar, y todo empieza a cambiar… a peor. El dinero se gasta en visitas al psicoanalista o al médico especialista del HIMA San Pablo, y entonces hay que trabajar. Y el trabajo tiene un gran problema: que desgasta y tampoco te deja disfrutar de tu vida.
-¿Por qué la habéis hecho morir? -preguntó Colin.
-¡Oh! -dijo Jesús-. No insistas.
Buscó una postura más cómoda en sus clavos.
-Era tan buena -dijo Colin-. Jamás hizo mal alguno, ni en pensamiento ni en obra.
-Eso no tiene nada que ver con la religión -refunfuñó Jesús, bostezando.
Sacudió un poco la cabeza para cambiar la inclinación de su corona de espinas.
-No comprendo qué hemos hecho -dijo Colin-. No nos merecíamos esto.
Y sin embargo nada es suficiente, y al final tu mujer te va a dejar tirado, ya sea porque se va a casa del chuloputa de turno o porque se la llevan al cementerio. Pues bien, la película de Gondry también te deja, pero frío, muy frío: ¿Que ya han enterrado a Chloé? ¡Ah, pos vale, ni media lagrimita he echado, debo de haberme vuelto durote como Arturito Pérez Reverte! Pero Gondry debió pensar en que quería difundir la obra de Vian entre todos los públicos, y que no es bueno recrearse en estos sucesos tan desagradables. El que sea morboso, ¡que vea los informativos de Telecinco y Antena 3!
Bajo una viga de hierro retorcida percibió la deslumbrante melena rubia. Las llamas no habían podido devorarla porque era más brillante que ellas
Ah, sí, hay otra pareja que también muere: parece que al amigo de Colin, Chick, le pegan un tiro en la película, aunque no me enteré muy bien, y hasta podría asegurar que estaba al día con Hacienda. Su novia, Alise, queda atrapada por las llamas después de matar al filósofo de moda. Pero como Alise es negra debido a que es sobrina del cocinero Nicolás, interpretado por Omar Sy, no tiene la melena rubia y se debe de consumir enterita.
-No lo entiendo. Sin embargo ¿sabes, Alise?, es un buen muchacho.
-Me quería mucho -dijo Alise-. ¡Creía que sus libros aceptarían compartir su cariño conmigo!, pero no es posible.
-Vas a coger frío -dijo Colin.
La besaba y le acariciaba los cabellos.
-¿Por qué no te conocí a ti antes? -dijo Alise-. Te habría querido tanto… pero ahora ya no puede ser. Yo, a quien quiero es a él.
-Lo sé -dijo Colin-. Yo también a la que más quiero ahora es a Chloé.
La hizo levantarse y recogió su vestido.
-Póntelo, gatita -dijo-. Vas a coger frío.
-No -dijo Alise-. Y, además, eso no importa.
Ella se vistió maquinalmente.
También juraría que hay otra escena de la película en la que parece que tienen un lío Colin y Alise, pero es tan fugaz que no sé si fue en sueños. La inevitabilidad del destino está muy sobrevalorado.
¡Ay!, lo que es meridiano es que no está hecha la miel para la fea boca del asno, por muy surrealista que sea el asno.
YA NO QUEDAN MÁS ESPÓILERES
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Comentario de CusCus (04/10/2013 08:19):
Parecia el tandem perfecto Vian y Gondry (en cuyo nombre creo ver una anglisizaciòn superflua). Pero ya al ver q Chloé es Tautou te das cuenta que eso tiene todos los números de ser infumable. Y parece ser que se confirma.
Comentario de salakov (07/10/2013 16:29):
Tampoco la novela es lo imprescindible que le gusta a la gente decir que es. Aceptable, un entretenimiento, cuyo pasaje más recordable —en mi humilde opinión— es este:
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«-¿Por qué miran con tanto desdén? -preguntó Chloé-. Al fin y al cabo, trabajar no es para tanto.
-Se les ha inculcado la idea de que trabajar es algo bueno -dijo Colin-. En general, se considera así. Pero, de hecho, no hay nadie que lo piense. Se hace por costumbre y para no pensar en ello precisamente.
-De todas maneras, es una tontería hacer un trabajo que podrían hacer máquinas.
-Pero las máquinas habría que construirlas -dijo Colin-. ¿Y quién va a hacerlo?
-¡Bueno, por supuesto! -dijo Chloé-. Para hacer un huevo, hace falta una gallina, y una vez que se tiene la gallina se pueden tener montones de huevos. Así que vale más empezar por la gallina.
– Habría que saber quién impide fabricar las máquinas -dijo Colin-. Lo que falta, por lo visto, es tiempo. La gente pierde el tiempo en vivir y entonces ya no le queda tiempo para trabajar.
-¿No será más bien lo contrario? -dijo Chloé.
-No -dijo Colin-. Si tuvieran tiempo para construir máquinas, luego ya no tendrían necesidad de hacer nada. Lo que yo quiero decir es que la gente trabaja para vivir en lugar de trabajar para hacer máquinas que les permitan vivir sin trabajar.
-El asunto es complicado -consideró Chloé.
-No -dijo Colin-. Es muy sencillo. Por supuesto, habría que ir poco a poco. Pero se pierde tanto tiempo en hacer cosas que acaban gastándose…
-Pero ¿no crees tú que les gustaría más quedarse en casa y besar a su mujer, ir a la piscina y a divertirse?
-No -dijo Colin-, porque no piensan en ello.
– Pero ¿acaso es culpa suya si creen que está bien trabajar?
-No -dijo Colin-, ellos no tienen la culpa. Es que se les ha venido diciendo: «El trabajo es sagrado, el trabajo es bueno, el trabajo es hermoso, el trabajo es lo que cuenta antes que nada y sólo los que trabajan son quienes tienen derecho a todo». Lo que pasa es que se organizan las cosas para hacerles trabajar constantemente y entonces no pueden aprovecharse de ello.
-Entonces, ¿es que son tontos?
-Sí, son tontos -dijo Colin-. Por eso están de acuerdo con quienes les hacen creer que el trabajo es lo mejor que hay. Eso les impide reflexionar y tratar de progresar y dejar de trabajar.»
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Comentario de alfonsotwr (08/10/2013 01:00):
Salakov, en mí caso no creo que haya una novela imprescindible para todo el mundo, y menos aún esta: eso no quita para que a mí me encantara y que de mí para mí, sí me sea imprescindible. También supongo que me ayudó el leerla en el momento adecuado, cuando tienes una edad parecida a la de los protagonistas.
A mí me pareció una novela que con un lenguaje fresco, insustancial, era realmente un dramón, un dramón que además simboliza nuestra vida: que puede empezar divertida, pero que en algún momento cambiará y va a terminar mal. Y la sociedad no te va a ayudar, sino que va ir contra ti como no te amoldes a sus normas. Que por mucho que quieras algo, ese algo tal vez no duré demasiado.