Felices vacaciones, fin de la cita

Hace unos días, falleció Helen Thomas, una periodista estadounidense famosa por su dilatada trayectoria: fue corresponsal de la Casa Blanca desde la llegada de John F. Kennedy a la presidencia hasta 2010, cuando declaró que los judíos tenían que irse de Palestina. Estas palabras supusieron que, a los 90 años de edad, acabase la carrera de Thomas, ya que sus declaraciones fueron criticadas hasta por el portavoz presidencial. Fue una manera de retirar a una voz incómoda: durante 50 años, Thomas había ocupado un lugar preferente entre los periodistas de la Casa Blanca, preguntando siempre de manera directa y sin cortarse un duro sobre asuntos como la Guerra de Irak. Esta dureza le supuso una reputación de periodista comprometida a lo largo de las diez presidencias que cubrió (desde la de Kennedy hasta la de Obama).

La biografía de Helen Thomas, vista desde España, parece de ciencia ficción. Y los motivos son diversos. Para empezar, por parte del poder político, porque un periodista preguntón y metomentodo jamás ocuparía en la Moncloa ni la silla de camping del ordenanza, y mucho menos durante décadas. Asistir a una rueda de prensa en España no es un derecho que tiene, en última instancia, el ciudadano para recibir información de los gobernantes, sino un privilegio que ofrecen estos mismos gobernantes a sus vasallos mediante la selección de periodistas cortesanos. Sentarse en Moncloa es algo que hay que ganar, y eso aquí no se consigue precisamente siendo un periodista serio y riguroso.

Pero, por el otro lado, lo de Helen Thomas sería imposible en España por culpa de la profesión periodística, que lleva muchos años permitiendo esa relación de vasallaje. Y no sólo eso, sino que encima la disfruta. El caso de Helen Thomas no es tan excepcional en Estados Unidos, donde hay montones de periodistas veteranos que han defendido el periodismo como un instrumento de fiscalización del poder (ahí tenemos los casos de Seymour Hersh o Bob Woodward), una consideración encabezada también por mujeres (con el ejemplo también significativo de Katharine Graham). Un presidente de Estados Unidos jamás se habría atrevido a ese pitorreo de la incomparecencia como estrategia comunicativa y que hubiese sido aceptada por la profesión periodística.

Porque la profesión, en el fondo, ha dado por bueno esto de las incomparecencias y lo de las ruedas de prensa sin preguntas. La manera de aceptarlo ha sido por algo mucho más perverso de lo que pudiera parecer: ha habido quejas, sí, pero el juego ha consistido en hacer de esa reclamación el elemento último del debate. Parece más un discurso lastimero que una reivindicación articulada. Porque lo importante no es tanto si hay preguntas o no en las ruedas de prensa, sino el contenido de estas preguntas. ¿Para qué sirve reclamar algo que, en realidad, nadie quiere? Sin preguntas en rueda de prensa, todo el mundo es más feliz: los políticos, claro, porque no se sale nada del guión previsto, y los responsables de los medios de comunicación, también, porque así sigue adelante ese periodismo tan cómodo que tenemos en España. Un periodismo de fusilamientos de notas de prensa, de tomar declaraciones y contradeclaraciones durante días, sin llegar nunca al fondo de ningún asunto.

 

 

Ejemplos los tenemos a patadas. Si Luis Bárcenas hace unas acusaciones sobre financiación ilegal, a María Dolores de Cospedal le basta con montar una rueda de prensa. Échenle un vistazo a las preguntas de los periodistas, comodísimas y facilísimas de responder. A la pregunta de “¿ha recibido Vd. sobres?”, la respuesta es sencilla: “Pues no”. Es como si te preguntan: “¿Es Vd. un corrupto?”. Lo raro sería que un político dijera: “Pues mire, no iba a decirlo, pero ahora que lo pregunta Vd. así, con ese razonamiento, pues me he dado cuenta de que sí, entono el mea culpa y dimito aquí mismo”. Unas preguntas más adelante, otro periodista se lo deja más a huevo cuando le pregunta por qué Bárcenas la señala a ella misma. Cospedal se crece diciendo que se enorgullece de que un delincuente no le tenga cariño a ella, tan recta y seria que es. Acaba la rueda de prensa y no es que Cospedal salga viva, es que sale más crecida y reforzada después de la sesión de preguntas-masaje que acaba de recibir. Ha conseguido su objetivo: quedar como una tía que responde rápido, que da la cara y que no se esconde de los corruptos que la acusan.

El último ejemplo está en la comparecencia de Rajoy del pasado 1 de agosto. ¿Cuál fue el primer resumen de urgencia que ofrecieron los medios de comunicación? Que Rajoy había usado una nueva muletilla, “fin de la cita”. Como repitió esa expresión unas cuantas veces, lo más llamativo de su discurso era eso. Una distracción muy sencilla para que los chicos de la prensa se deleiten contando muletillas, haciendo montajes de cortes de voz, y tirando de hemeroteca para elaborar reportajes sobre los grandes momentos verbales de los políticos desde el “puedo prometer y prometo”. Mientras tanto, el fondo de la cuestión, las mentiras del discurso, aparecerán después, y no por parte ni de la clase política ni de la saga periodística criada en el reino de la publicidad institucional y la complacencia.

¿Para qué quieren los periodistas preguntas en las ruedas de prensa? Sí, por el bien de la democracia y tal. Pero la cuestión es si sabrían y si interesaría llenar de contenidos esas preguntas. Porque lo que vemos es que esa reclamación de más comparecencias públicas no parece más que un brindis al sol o una manera de crear debates paralelos que desvíen la atención porque luego, a la hora de la verdad, esas preguntas que le devolverán al ciudadano el sentido de la democracia y la libertad pues nunca se acaban formulando. Y nunca se le incomoda a un político como sí se hace en otros países hasta el punto de rendir homenaje a los periodistas más incómodos. Mientras, aquí todo eso nos sigue sonando a fantasía y ciencia ficción.


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  1. Comentario de teresa (04/08/2013 14:45):

    Fabuloso.

    Gracias Manuel

  2. Comentario de John Constantine (04/08/2013 15:07):

    Cuando luego, visto lo visto, la gente piense que periodistas así no hacen falta y no se venda un puto periódico y se vayan en masa a la puta calle, entonces entonaran el mea culpa. Como pasó en Canal 9. Ellos mismos.

  3. Comentario de Karraspito for President (04/08/2013 16:14):

    Me comentaba un amigo el otro día que estaba convencido de que Rajoy hacía estás cosas a propósito, para atraer la atención sobre temas serios y relevantes como lo de la muletilla, y desviarla así de la corrupción institucional y otras minucias sin importancia alguna.

  4. Comentario de John Constantine (04/08/2013 18:47):

    Decimos mucho del nivel de la política del país pero lo del periodismo es en serio de ciencia ficción. No llegamos ya ni al nivel del Pravda.

  5. Comentario de jose (04/08/2013 20:32):

    Rajoy ha pasado de la estrategia de huida (en la cual le faltaba colarse por una agujero negro y dar la rueda de prensa desde allí) a la estrategia de lucha, disparando a sus enemigos con el dedo en plan Clint Eastwood.
    El enfarlopamiento de la última intervención para mí es una muestra de que se siente acorralado y ya no contempla la huida como opción. Tenemos diversión para rato.

  6. Comentario de emigrante (04/08/2013 20:49):

    Decía Montanelli que el emperador Calígula se dedicaba a humillar a los senadores porque éstos se lo merecían. Es como si quisiera explorar hasta que punto son capaces de arrastrarse y aguantar todas las barbaridades con tan de agradar al Cesar. Con Rajoy pasa algo parecido, que los periodistas se quejan de las ruedas de prensa sin preguntas pues toma pantalla de plasma. La situación es tan surrealista que debería caersele a todos la cara de vergüenza y sin embargo ahí los tienes cual alumnos empollones en clase.

  7. Comentario de galaico67 (04/08/2013 20:53):

    Dime quien te paga generosamente- publicidad institucional, subvenciones para renovación de instalaciones,publicidad de gran empresa, mamadurrias varias… – y ya tengo la explicación de porque eres o dejas de ser complaciente con el gobernante

  8. Comentario de mictter (04/08/2013 21:30):

    Tranquilos, que toda la agresividad que se ahorran cuando tratan con el poderoso la practican poniéndose en plan buitre con quienes no se pueden defender, véase por ejemplo el espectáculo lamentable de acoso a las víctimas del accidente de tren de Santiago.

  9. Comentario de mictter (04/08/2013 21:46):

    #6 En una realidad alternativa decente la publicidad institucional estaría directamente prohibida. Si ya vemos el daño que hace a nivel nacional, a niveles regional y local muchos periódicos y emisoras de radio y televisión viven directamente de ella, con lo que entre loas al alcalde, a la caja de ahorros y al presidente de la diputación, las corruptelas quedan sin cubrir.

    De vez en cuando aparecen en mi cuenta de twitter enlaces a partidas del BOE para publicidad institucional, ahí parece que no ha llegado la crisis. Aquí tenemos al ayuntamiento de Barcelona presupuestando casi 10 milloncejos de euros para un año.

    Alguno de los que vivís en el extranjero, en sitios donde frecuentemente se ven dimisiones y tal, ¿nos podéis decir si es frecuente ver publicidad institucional en los diarios? Me interesan sobre todo Gran Bretaña y Alemania.

  10. Comentario de JoJo (05/08/2013 09:15):

    Recientemente, en la rueda de prensa de la cumbre hispano-rumana el único periodista que preguntó a Rajoy sobre Bárcenas fue un periodista rumano. Con esto está todo dicho.

  11. Comentario de emigrante (05/08/2013 10:33):

    #9, en Alemania los medios públicos, radio y televisión, se financian con un impuesto, el Rundfunkgebühr, eso le da total independencia. Los medios privados son cada uno de su cuerda, pero ninguno de ellos tiene ni de lejos el prestigio de los públicos. Entre los diarios, por un lado está el Bild y luego el resto, casi todos conservadores excepto el TAZ.

  12. Comentario de Karraspito for President (05/08/2013 11:45):

    #9 En Gran Bretaña lo mismo, pero el impuesto se llama TV License, que financia básicamente a la BBC (radio y TV) que es la que está libre de publicidad. No sólo eso, sino que el gobierno no puede contratar ni despedir a nadie de la BBC, de ahí que Jeremy Paxman y compañía tengan libertad absoluta para invitar a sus programas al primer ministro o a cualquiera, y una vez allí, mearle en la puta cara, darle hasta en el carnet de identidad y acabar el programa tan contentos, sin temer por su trabajo.

    Los diarios más prestigiosos son The Times (del mismo dueño que The Sun pero con infinitamente más prestigio, más bien conservador), The Independent (intenta ser de centro, claramente liberal y en mi opinión bastante independiente, como su nombre indica, es mi favorito, junto con The Guardian), The Guardian (quizás el que se considera más independiente junto con el propio The Independent, ligeramente progre) y The Telegraph (del que se escindió The Independent, conservador y muy bien considerado). Y luego ya está toda la bazofia de los tabloides y tal, incluyendo en Daily Mail, que va de periódico serio pero no lo es. Aquí tienes una lista más extensa y detallada:

    http://www.world-newspapers.com/uk.html

  13. Comentario de mictter (05/08/2013 15:56):

    #11 y #12, gracias por la lista de medios. En el caso de los medios públicos, supongo que la independencia se lo da el estatuto que los rige (que el gobierno no pueda despedir a su antojo) y sobre todo que ningún partido se atreva a cambiarlo, como aquí hizo el PP nada más ganar las elecciones (no es que los otros fueran unos santos, pero parecía que iban por el buen camino).

    Tenía entendido que el Süddeutsche Zeitung era más de tendencias socialdemócratas (sin pasarse), como el difunto Frankfurter Rundschau, aunque como “prensa respetable y mu prestigiosa” que son supongo que será raro que cuestionen los principios fundamentales del mov. digo del sistema.

    En los medios privados, si sois lectores habituales de alguno de los periódicos que mencionáis, ¿es corriente encontrar publicidad institucional?

  14. Comentario de Emilio (05/08/2013 16:17):

    Sería interesante un estudio sobre lo qué ha pasado en los medios desde la aprobación de la Ley de Igualdad. Eso nos permitiría saber en qué dirección vamos.

  15. Comentario de Perri el Sucio (06/08/2013 02:06):

    hola, ya que nadie me ha preguntado, voy a hablar de mi libro.

    En los medios húngaros no existe exactamente la publicidad institucional (ya saben, es una colonia muy seria de alemania, una potencia colonial intraeuropea muy seria), peeero

    sí hay varios importantísimos anunciantes que dependen directamente de la política estatal. El más importante de ellos, Szerencsejáték (el equivalente a nuestro Loterías y Apuestas del Estado). El mecanismo les resultará familiar: usted publica un artículo diciendo que el primer ministro es un fascista por h o por b. Su periódico no le despide por escribirlo ni le obliga a pedir perdón. No más anuncios de lotería en su periódico.

    Esto puede parecer una chorrada, pero en un país donde al capitalismo se le ve el cartón por todos lados (el dinero sólo lo tienen los extranjeros, sus mamporreros, y el partido en el gobierno) no es moco de pavo. Sobre todo si lo juntan con la ley mordaza, el intento de ilegalizar al partido socialista, y la nueva “constitución” aprobada sin referendum… pero eso es otra historia.

    Y creo que con eso es con lo que nos podemos comparar.

  16. Comentario de Gekokujo (08/08/2013 19:49):

    Gracias por la información Karraspito. Todo el mundo siempre ha echado pestes de los ingleses. Y no digo que no sean unos piratas de tomo y lomo, bastante evadidos (fiscalmente)y un pelín sanguinarios. Pero tu info corrobora mi percepción de que con todo ello, es un país bastante civilizado.

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