El Tercer Reich en el poder – Richard J. Evans

Richard J. Evans es un historiador proveniente de la aparentemente inagotable cantera de historiadores británicos especializados en el Tercer Reich. De hecho, Evans es uno de los más comprometidos con el asunto, dado que su principal obra es una monumental trilogía dedicada, en efecto, al Tercer Reich. Ya reseñamos, de hecho, el primer libro de dicha trilogía, titulado “La llegada del Tercer Reich”, que estaba dedicado a los años de la República de Weimar y su decadencia y disolución en el nazismo.

En ese libro, Evans mostraba una de sus características más destacables como historiador: la minuciosidad. El hombre, hay que reconocerlo, es concienzudo, y en su revisión de la República de Weimar (o, mejor dicho, del ascenso de los nazis en el contexto de dicho régimen) apenas se dejaba nada en el tintero. Y tampoco lo hará en esta ocasión, en la que revisa los seis años de gobierno del hitlerismo “en paz” (1933-1939), guardándose la Segunda Guerra Mundial para el tercer volumen.

En una exhibición de afán totalizador (qué coño “totalizador”, que estamos hablando de lo que estamos hablando: “totalitario”), Evans recorre el impacto del nazismo en la sociedad alemana, en su economía, y por supuesto en la política, sus principales realizaciones, cómo afectó a la población, cómo a los militantes de los partidos de izquierdas, a los judíos, a los industriales, a los otros países, a los propios nazis, … Absolutamente todo.

Un capítulo dedicado a la Iglesia Católica, otro a la protestante, unas cuantas páginas dedicadas a los homosexuales, a los marchantes de arte, a los músicos, los escritores, los industriales, por supuesto los militares, … Puede que haya alguien a quien esto le resulte tedioso, pero personalmente sólo puedo decir: ¡Más! ¡Dame más! ¡Más Tercer Reich en vena! (Ustedes ya saben a lo que me refiero, no es que nos “ponga” el Tercer Reich en sentido ideológico, a pesar de lo que podría colegirse en un primer vistazo del logotipo de LPD).

A lo largo del libro, Evans muestra las líneas de fuerza del nazismo, que después se verán exacerbadas por la guerra, y que podríamos resumir en:

Caos administrativo y burocrático. Tradicionalmente, se ha considerado Alemania la tierra de promisión del funcionariado y la administración. Los alemanes lo organizan siempre todo bien, con criterios quizás cuadriculados y absurdos para una mentalidad más abierta, sin dejar margen a la improvisación, pero con eficacia a fin de cuentas. Es entrar en Alemania y te ponen una póliza; la siniestra organización de los campos de concentración, la numeración de los presos, los criterios para asesinar más y mejor, serían una muestra más, particularmente repugnante, de esa mítica eficacia alemana.

Sin embargo, la verdad del régimen de Hitler es que, como este se basaba casi exclusivamente en el poder absoluto de Hitler y en a quiénes decidía él, en cada momento conferirles su favor; y dado, además, que Hitler tenía una acentuada tendencia a aplicar el divide et impera para que nadie pudiera, ni remotamente, hacerle sombra, lo cierto es que la administración alemana, el Estado nazi, era bastante caótico, con diversas administraciones, polos de poder y chiringuitos varios trabajando en las mismas cosas en paralelo, o compitiendo entre sí por el mismo espacio (un sistema, por otra parte, caro al nazismo y sus teorías de lucha eterna para lograr la supervivencia de los más aptos).

Acaparar absolutamente todo el poder. El nazismo intentó –y consiguió- no sólo el poder político, sino toda otra forma de poder: el poder económico, que se prestó a colaborar desde un principio con la estrategia del rearme; el poder ideológico y espiritual; el control de la educación, la comunicación y la cultura; el poder absoluto, en términos físicos y –en la medida de lo posible- mentales, sobre sus ciudadanos. Para ello, los nazis se aplicaron, desde el principio, para socavar cualquier forma de poder que pudiera hacerles frente. Descabezaron la cúpula militar, persiguieron a las Iglesias protestantes y a la católica, utilizaron la violencia en todas sus formas y manifestaciones para destruir a sus enemigos (ideológicos o raciales, es decir, comunistas, socialistas, judíos, gitanos, … así como a los que no cumplían otros aspectos del ideal ario, como los homosexuales, los discapacitados psíquicos o físicos, etc.). Y, en particular, intentaron cultivar una educación enfocada hacia sus principios totalitarios, tarea en la que consiguieron un éxito considerable con la juventud, totalmente nazificada en 1945, tras doce años de matraca en el colegio, el instituto y, en particular, las Juventudes Hitlerianas.

El balance de estos años de intromisión sistemática en la educación y la cultura es particularmente dañino en el largo plazo: sin ninguna duda, la Alemania posterior al Tercer Reich será mucho menos culta, innovadora y avanzada de lo que lo era antes del ascenso del nazismo; y nunca, hasta la fecha, logrará recuperarse. Todo ello a pesar de que el éxito de los nazis en el campo de la propaganda y la colonización de la cultura fue, en todo caso, relativo, pues la gente tampoco es que estuviese entusiasmada por recibir un mamporreo continuo de contenido abiertamente propagandístico a través de los medios de comunicación y de casi cualquier forma de ocio. Y a veces eran los propios nazis los primeros en escapar de la pretendida “cultura nazi”, aunque por otros motivos:

 

Por voluntad de Hitler, la concentración anual del partido en Nuremberg se inauguraba cada año con una representación de gala de Los maestros cantores de Nuremberg de Wagner. En 1933 Hitler entregó un millar de entradas gratis a los altos funcionarios del partido, pero cuando entró en su palco se encontró con que el teatro estaba prácticamente vacío; los hombres del partido habían preferido salir a beber en las numerosas cervecerías y cafés de la ciudad antes que pasar cinco horas escuchando música clásica. Furioso, Hitler envió patrullas a arrastrarlos a la fuerza, pero tampoco así se pudo llenar el teatro. El año siguiente no fue mejor. Bajo estrictas órdenes de asistir, muchos de los encallecidos funcionarios del partido se durmieron durante la interminable representación, despertándose sólo al final para aplaudir a regañadientes una ópera que no habían disfrutado ni entendido (pág. 203)

También resulta muy divertida la reflexión que hace Evans, al respecto, en lo que se refiere al relativo fracaso de los nazis para acaparar todo el poder en uno de los centros de poder cultural y educativo más importantes: la Universidad. No, por supuesto, debido a que los profesores de Universidad se enfrentasen valientemente al nazismo y resistieran sus embates. ¡Nada más lejos de la realidad! Sino porque dichos profesores, mientras sonreían a los nazis y les decían que sí, que ellos eran casi tan nazis como el mismo Hitler, a la hora de la verdad los toreaban y pasaban de ellos:

Los nazis tuvieron un éxito sorprendentemente limitado a la hora de adaptar las universidades a sus propósitos ideológicos. La enseñanza prosiguió sólo con cambios relativamente superficiales en la mayoría de áreas. Sólo un 15 por 100 de las disertaciones doctorales terminadas durante la época nazi pueden ser calificadas de nazis en su lenguaje y enfoque. Los profesores esnobs y elitistas tradicionales despreciaban abiertamente a los oportunistas colocados en las universidades por el régimen, mientras que muchos de estos últimos estaban tan involucrados en la administración de la universidad que tenían poco tiempo para propagar sus ideas entre los estudiantes. Por otro lado, el antiintelectualismo del movimiento nazi garantizaba que muchas de las figuras relevantes del partido, de Hitler para abajo, ridiculizaran muchas de estas ideas y las consideraran demasiado abstrusas como para tener una relevancia política real. Ni Bernhard Rust ni Alfred Rosenberg, los dos dirigentes nazis con responsabilidad en el campo de la educación y la ideología, tenían la habilidad política ni eran suficientemente resueltos como para manipular a los profesores más astutos, cuya facilidad para la intriga y la simulación venía aguzada por décadas de luchas internas en los comités universitarios. La fundación de un nuevo instituto dedicado a la consecución de alguna de las obsesiones favoritas de los nazis podía ser bienvenida por los profesores conservadores como una manera de apartar a algún colega poco querido con una merced secundaria (págs. 303-304)

Como alguien que trabaja en ese mundo alucinante, resulta reconfortante ver, en las actitudes de algunos profesores con los nazis, el mismo tipo de tácticas encaminadas a preservar el poder, o a quitarse de enmedio a algún meritorio particularmente burro o pelmazo; es habitual que los profesores de otras Universidades intenten “vender” a sus candidatos (a los que no pueden, y a veces tampoco quieren, colocar en “casa”), con el argumento de que son “buenísimos”. ¡Tan buenos son que los quiero bien lejos de donde estoy yo! Por no hablar del maravilloso paralelismo que puede adivinarse fácilmente entre el tipo de actividades que más gustaban a los nazis en la Universidad (el papeleo, pelearse por las miserias de poder académico), y las parcelas de poder por las que se desviven las actuales clases dirigentes de la Universidad, al menos en España.

Leerlo todo al trasluz de la ideología. Evans se detiene bastante en este aspecto, que abarca no sólo la explicación de cómo, aquí sí de manera bastante sistemática, el nazismo socavó más y más, implacablemente, la posición de los judíos (obligándoles a emigrar, encarcelándoles con cualquier pretexto, metiéndolos en campos de concentración, robándoles sus negocios y sus riquezas, fueran muchas o pocas, …); sino de cómo los principios ideológicos del régimen (por llamarlos de alguna manera) penetraron más y más en todos los ámbitos de la sociedad alemana, de suerte que quizás no era necesario ser un nazi, pero sí, al menos, parecerlo en el espacio público. Y cómo todo aquél cuya participación en ese espacio público, en los términos que fueran, no fuese suficientemente comprometida con el nazismo, lo pasaría paulatinamente peor.

Es el caso fascinante, que cita Evans, del mayor fabricante de armónicas del mundo, que era alemán, pero que vio cómo su negocio se veía abocado a la quiebra porque los nazis asociaron la armónica con la música negra estadounidense, al igual que ocurriría con el jazz, y por lo tanto nadie o casi nadie compraba armónicas. O las situaciones absurdas y contradictorias en que incurría el régimen con su obsesión por clasificar a la población y discriminar a los que, a su juicio, no cumplieran determinados requisitos:

Los exámenes resultaron problemáticos al revelarse que, en las zonas rurales, los alumnos de escuela supuestamente normales y los “débiles mentales” mostraban un nivel parecido de ignorancia. A juicio de algunos médicos veteranos del partido, la posibilidad de que miembros de los camisas pardas de los distritos rurales suspendieran los exámenes era prueba suficiente para desacreditar todo el proceso de selección (pág. 502)

Abocados a la guerra. Desde el principio, todas las medidas que adoptó el nazismo, en política interior y exterior, se dirigían en última instancia a la preparación de la guerra (contra la URSS y contra las potencias occidentales). La economía alemana, recalentada por el rearme, permitió reducir el desempleo considerablemente, en lo que se convirtió en uno de los puntales de apoyo del régimen. Pese a lo cual, detrás del descenso del desempleo no sólo estaba la construcción de autopistas (en sí menos relevante de lo que comúnmente se piensa, según Evans), o la mano de obra necesaria para construir armamento (esta sí, muy relevante en la reducción del desempleo), sino también otras medidas, como la emigración forzosa o la inserción en campos de concentración de los parados de larga duración, que en el Tercer Reich eran catalogados como “vagos improductivos” y, por lo tanto, no merecedores de ningún subsidio. Y si, de paso, se les metía en un campo de concentración… ¡Ya podíamos maquillar las estadísticas!

¡Mirad, neoliberales! ¡Medidas creativas de creación de empleo!

El rearme redujo el paro, pero también generó una enorme escasez de materias primas y productos de consumo, que fueron, además, progresivamente mayores, potenciadas por la autarquía buscada por el Tercer Reich (que Franco copiaría, con el éxito conocido, para la España de los años cuarenta). Por ejemplo, era cada vez más perentoria la necesidad que se tenía de hierro y de todo tipo de metales para la industria, hasta tal punto que los matones de las SA en busca de metal casi nos recuerdan al Chuli, el Pai y el Cabra trapicheando con cobre en una carreta:

En 1939, la escasez de materias primas acarreaba consecuencias grotescas para la vida cotidiana de los alemanes de a pie. A partir de 1937, el régimen empezó a fomentar la recolección de chatarra para alimentar las demandas insaciables de la industria del hierro y acero (…) Camisas pardas uniformados arrancaban a la fuerza los cercados de fábricas, iglesias, cementerios y parques. Los postes metálicos del alumbrado fueron sustituidos por otros de madera. Las vallas de hierro que protegían mausoleos familiares fueron arrancadas por bandas de camisas pardas, quienes también registraban fábricas y centros de trabajo en busca de alambres, tuberías y otros objetos metálicos en desuso (…) Empezó a florecer un mercado negro de metal para lavadoras y otros aparatos domésticos. Se dieron casos de robo y venta de cobre y otros metales a fabricantes de armas, quienes estaban tan desesperados que no preguntaban de dónde procedía el material (págs. 364-365).


Compartir:

  1. Comentario de Álvaro (19/06/2013 09:12):

    Queremos más.

    PD: Menos mal que a Hitler no le gustaba Zappa.

  2. Comentario de desempleado (19/06/2013 10:05):

    Sobre la economía nazi recomiendo “the wages of destruction”. ¡Eso sí que es tener claro tus objetivos desde el minuto 1! Básicamente lo mismo que pensaron amiguitos del Káiser en la primera pero más a lo salvaje (cuando ganemos la guerra pasaremos la cuenta a los perdedores).

    En plan estupendo (y un pelín enfermizo), compré los volúmenes dos y tres de la trilogía en la librería del campo de concentración de Sachsenhausen. Un poco más y me llevo la librería entera.

  3. Comentario de Andrés Boix Palop (19/06/2013 10:41):

    Caramba, veo que la Universidad alemana afrontó eso del nazismo más o menos como la Universidad española sobrelleva esto de los pedagogos del Opus y sus chorradas de metodologías boloñesas (con informes sobre competencias por cuadruplicado, por favor).

  4. Comentario de Quebec (19/06/2013 13:50):

    Ese elemento de leerlo todo al trasluz ideológico del régimen nazi, y el atraso que el nazismo implantó en Alemania, se vivió también con el mismísimo tema de la carrera por el arma nuclear. A los genios de los jerarcas nazis se les acabó ocurriendo que como buena parte de los avances en la física cuántica habían sido posibles por científicos judíos… ¡La física cuántica era una “Ciencia Judía”! Y luego los amantes de lo alemán (quiero decir, los amantes de lo alemán entre los frikis de la Segunda Guerra Mundial, que a la vista de los contenidos de Canal Historia son muchos) explicandote que estaban “a punto” de conseguir la bomba….

  5. Comentario de Latro (19/06/2013 15:40):

    Bueno, hay una teoría por ahi sobre la bomba que viene a decir algo asi como que un error en unas ecuaciones por parte de un reputado científico aleman no nazi llevo a concluir que investigaran la combinación menos óptima de materiales. Quedando la duda de si fue metida de pata o sabotaje. No recuerdo ahora los detalles, hay otra historia parecida con Heisenberg pero en vez de ser el material de absorición de neutrones para reactores al parecer Heisenberg “calculó” que hacian falta toneladas de uranio para la bomba en vez de los kilos que de verdad hacian falta. Por sobrado o por sabotaje, nadie sabe.

  6. Comentario de Latro (19/06/2013 15:43):

    Aha, lo del moderador era el profesor Bothe, que metio la pata calculando si barras de carbono puro servirian como atenuador para reactores, le dio que no, y por eso se decantaron por el agua pesada, mucho mas difícil de conseguir.

    http://www-personal.umich.edu/~sanders/214/other/news/Bethe.html

  7. Comentario de Latro (19/06/2013 15:46):

    Error, http://werner-heisenberg.unh.edu/spiegel.htm Entrevista con Heisenberg.

  8. Comentario de lawrence (19/06/2013 22:07):

    La historia del error, en la lengua de Cervantes. http://www.lapizarradeyuri.com/2010/10/31/el-error-de-un-nobel-que-condeno-el-proyecto-atomico-nazi/

  9. Comentario de De Tomaso (20/06/2013 00:03):

    La economía alemana, al menos la economía de guerra, era otro caos.
    Mientras que en paises como los USA, desde el momento en que entraron en guerra aplicaron una economía de guerra, con muchísimas restricciones, en Alemania no fue hasta la llegada de Speer cuando realmente se empezó a aplicar dicha economía. A partir de ese momento, la economía alemana (como digo, al menos la de guerra) comenzó a ser eficiente, en la medida de lo posible, de tal manera que fue en 1944 (año en el que ya los aliados machacaban las ciudades alemanas a base de bombardeo va, bombardeo viene) cuando se alcanzaron las mayores cuotas de producción en todos los campos, y 1945 no pintaba nada mal.
    Y aún así, en 1944 te podías encontrar aún carpinteros que hacían muebles o fontaneros que arreglaban tuberías, cuando en los USA los hubieran puesto desde el primer minuto a hacer culatas y cañones para fusiles.

    Si los alemanes hubieran adoptado una economía de guerra eficiente desde el primer momento en que tenían claro que se iban a dar de yoyas, solo Dios sabe lo que podría haber ocurrido.

    Sintomático de esta multiplicidad de administraciones, proyectos, secretos y tiras y aflojas son, aún a costa del topicazo, las famosas wünderwaffen, o armas secretas. Y no sólo me refiero a las V1 y V2. Hubo muchos proyectos que acabaron funcionando o casi, como las bombas guiadas Fritz X y Henschel Hs 293, o el misil R4M (misil aire – aire o aire – tierra) los sistemas de visión nocturna y otras muchísimas cosas. Muchos se preguntan que si esas armas hubieran entrado en acción un año antes, la cosa hubiera ido chunga, muy chunga, para los aliados y para el mundo en general (bueno, con permiso de los soviéticos y de los errores estratégico – tácticos de los alemanes en la URSS).

    Y si no entraron en acción un año antes, fue debido a esas luchas intestinas. No recuerdo ahora mismo si era el rheinbote o el Wasserfall, pero el caso es que uno de estos dos cohetes quedó en nada porque ninguna de las dos firmas que lo diseñaban, sin saber nada una de la otra, no daban con la tecla. Al final, resulta que el problema que tenía una de las firmas lo tenía resuelto la otra, y diceversa.

    Pero todo era ya demasiado tarde.

    Adviertan vds. que me entusiasma el tema.

  10. Comentario de desempleado (20/06/2013 09:57):

    Hitler tenía pavor a perder el favor del pueblo alemán, se acordaba demasiado de lo que pasó en Alemania en el invierno de los nabos (1916-1917). Solamente adoptó una economía de guerra total cuando se vió forzado a ello.
    Respecto a las “super armas”, la manera de utilizarlas fue un tanto desastrosa. En vez de utilizar las V1 y las V2 como armas tácticas decidió bombardear Londres. El He 280 fué utilizado como bombardero en vez de caza… Obviamente la guerra estaba perdidísima, sin embargo algo de más de pupita hubieran hecho a los aliados.

    ¡Señores, ha muerto TONY SOPRANO! DEP

    don’t stop believing!!!

  11. Comentario de desempleado (20/06/2013 10:34):

    Gracias por el enlace, lawrence.

  12. Comentario de Quebec (20/06/2013 12:00):

    Di Tomaso, es que el propio tema de meterte en una guerra en la que sabes que vas a tener en contra a medio mundo sin una economía de guerra total ya tiene bastante tela, y es problema achacable a las genialidades nazis. Es evidente que Hitler temía que, de hacerlo, los alemanes se hartarían de los sacrificios bélicos rápido y se jugaría el tipo. Tenía horror al recuerdo de la revolución espartaquista en el 18. Así que nada, nos evadimos de la realidad, fingimos que la raza ario-superior es capaz de vencer a untermenschen eslavos mucho más numerosos sin movilizar toda nuestra economía para la guerra, a la vez que a UK y tarde o temprano EEUU, y tan campantes. Por otro lado los alemanes se preparaban para la guerra mucho antes que cualquier país aliado -Bueno, a la URSS la dejamos en suspenso-, lo que redundó en los éxitos iniciales junto a una generación excelente de mandos alemanes que obtuvieron esos triunfos a pesar de los jefes nazis, y no gracias a ellos. Hitler no jugaba bien al Civilization pese a lo que pareciera.

    Muchos de los “inventos” de la técnica alemana tenian una carga propagandística importante: Me vienen a la memoria las fotografías de inexistentes cazas He-100 alineados en inexistentes fotografías como si fuesen un modelo en servicio, en las revistas. Respecto a los misiles, son evidentes los progresos en cohetería de los alemanes, y el impacto de las V2 en los posteriores cohetes espaciales y misiles balísticos, pero no nos engañemos: Como arma nacida por la necesidad tuvieron un resultado más bien mediocre, que en nada podía compensar la carencia de bombarderos estratégicos por parte alemana, y su perdida del aire. Y sobre armas como los FX o HS293… Personalmente opino ocurrido nada de entrar en servicio esas armas antes porque Alemania simplemente no tenia recursos para mantener su resistencia. Todo lo más, hubiesen prolongado algo la contienda, que Alemania seguiría con muchos menos recursos estratégicos que los aliados, y a pesar de ser armas avanzadas no eran tampoco de una tecnología extraterrestre para los aliados. Y en ese plano técnico, desde el verano de 1945 ya sabemos cual es el arma más poderosa sobre la superficie de la tierra, qué bando la tiene y qué bando no.

  13. Comentario de De Tomaso (20/06/2013 13:05):

    Todo es discutible, Quebec, salvo que no soy Di Tomaso, sino DE Tomaso. D-E

    Un saludo.

  14. Comentario de menipo (21/06/2013 10:52):

    Hablando de los nazis y del tipo de sociedad que generaron ¿alguien ha leído Los Juristas del Horror?

    http://www.intercodex.com/libros/los-juristas-del-horror/9789589901700/

  15. Comentario de Trompeta (21/06/2013 12:21):

    Para mi que lo del “Reich de los mil años” es un error de traducción, el fuhrer se refería al reich de los mil libros…
    Al margen del follón de las armas milagrosas, el tema de la estandarización alemana es para morirse, cualquiera que haya jugado al panzer general ve el cachondeo del arma blindada germano con modelos tan disparatados como el Maus.
    Hasta que metieron a Guderian, que habian apartado por fracasar en Moscu no se puso unos mínimos de orden.
    Por no hablasr de doblar el número de divisiones panzer, eso sí algunas con un puñado de tanques operativos.
    Y lo del ME-262 y esas decisiones sobre usarlo de caza bombardero…
    Y los sovieticos usando a mogollón t-34 y KV (luego Josif Stalin) y los aliados occidentales sherman (a punta pala) y centurión.
    Chapo al articulo y los comentarios sobre el tema.

    DESCANSA EN PAZ GANDOLFINI
    http://www.youtube.com/watch?v=8Z7vM4uFy3U

  16. Comentario de galaico67 (21/06/2013 15:50):

    Bueno, lo de los tanques aliados no es muy objetivo. Con la supremacía aerea que tenían, hasta con un dos caballos equipados con un 76 mm hubieran ganado la guerra.
    En Normandía llegó a haber compañías de tanques que decían que nanay, que no pasaban ese seto, porque era un autentico tiro al pato…pero una vez pasaban los mustang la cosa cambiaba

    El ME-262 llegó muy tarde. Por mucho daño que pudiera hacer, el problema lo tenía para aterrizar….con la caza aliada viviendo encima de cada aerodromo..

  17. Comentario de Quebec (21/06/2013 16:14):

    Trompeta, muy interesante y acertado tu apunte sobre el arma acorazada y sus derivas. Contra lo que pudiera parecer con tanto “supertanque” hacia el final del conflicto, los carros alemanes eran de mejor calidad al inicio que al final. Los alemanes producian sus tanques con corazas bicapa de alta calidad protectiva pero con dos inconvenientes; Uno, que era una técnica más lenta y cara para produccion en masa de carros -por eso no fue adoptada por los soviéticos, que superaron a los alemanes en calidad de sus blindados-, y dos, más secundario esto, que esa disposicion de dos capas de diferentes aleaciones ensambladas impedía utilizar formas balísticas avanzadas. Esta y no otra es la causa del gran amor por los tanques de formas cuadriculadas que tenían los alemanes en la SGM (Frente a las redondeadas de muchos de sus contrapartidas rusos, o americanos desde el Sherman). Pero el problema fue que conforme la guerra avanzó, los alemanes se dieron cuenta de su error de no plantear una guerra total, y se dieron cuenta que necesitaban producir tanques masivamente. Entonces andaban escasos de tiempo para hacer blindajes bicapa ante las enormes necesidades, pero tambien de materiales estratégicos para producir blindajes homogeneos de alta calidad que permitieran espesores reducidos y formas más optimizadas. La solución alemana fue simple: Acero homogeneo de baja calidad pero en MAYOR cantidad. Por eso a pesar de lo que pudiera parecer sobre el papel, el Tiger I era un tanque bastante superior al Tiger II, y mas peligroso, aunque segun su año de produccion tambien variaba su calidad, y ambos por detras del IS-2. Y del Maus para qué hablar, era otra bizarrada más de solventar el problema con mayores espesores de coraza. Hubieran sido un ladrillo histórico, y una diana privilegiada para los IS-3 que venian ya en 1945. La calidad soviética de blindajes también varió según las circunstancias de la contienda, pero no vivió ese declinar aleman comprensible por la situación tan jodida que tenian los alemanes.

  18. Comentario de Johan (06/07/2013 23:15):

    Una pregunta que fiabilidad tiene un historiador britanico hablando de la historia alemana, conrectamente de cuando erean sus enemigos. Me parece similar a los hispanistas hablando de una guerra que no era la suya.

    Por cierto de que pie cogea Richard. J. Evans: conservador-artistocratico o izquierdosos?

Comentarios cerrados para esta entrada.

Ощутите азарт с 1вин казино! Удобный доступ через зеркало, бонусы на старте и возможность использовать промокоды делают вашу игру яркой. 888starz poland melbet download