Smallville
Continuando con la afamada serie “Mierdas de cultura basura que LPD vio o leyó para que Usted nunca, nunca, nunca tenga que hacerlo”, traemos hoy a colación una serie que, sin duda, ocupa un lugar de honor en el escalafón: Smallville. Una serie de televisión que cuenta los años mozos de Superman antes de ser Superman. ¡Descubre ahora cómo era la leyenda antes de convertirse en mito!
La serie relata las aventuras de Clark Kent en Smallville, un pequeño puedo de Kansas en el que el 70% de la población vota al Partido Republicano y el 30% restante a una escisión del Partido Republicano que cree que el Partido Republicano es demasiado blando con negros, latinos, moros, gays, comunistas y mujeres (sí, joder, mujeres también; ¿qué pasa? O hacemos el “derecha sin complejos” sin complejos de verdad o no hacemos nada) y que aquí lo que hay que hacer es tener armas desde el jardín de infancia y confiar en las grandes empresas para que generen riqueza y felicidad. Y que lo hagan, obviamente, sin pagar impuestos.
Hasta ahí, ningún problema. Pero vamos a pararnos un momento a pensar en un par de detalles. El primero, que la serie dura diez temporadas. Diez temporadas. Diez largas, inacabables temporadas. La segunda, que el argumento de la serie es “Superman y sus amigos”. Superman, que tiene un terrible secreto (que es Superman), y tiene que hacer su vida de estudiante de instituto con normalidad. Pero, claro, como es Superman, los supervillanos acaban apareciendo por doquier. Y eso conlleva problemas de todo tipo con sus relaciones, a las que Superman, temporada tras temporada, oculta que es Superman. Sobre todo, con su aspirante a novia del instituto, Lana Lang, interpretada por una actriz que a mí me recuerda mucho a como supongo que sería la Pantoja de joven.
La incapacidad de Lana Lang para averiguar que Clark Kent tiene superpoderes supera todo lo visto hasta ahora, y alcanza niveles sólo encontrados en los cómics. Episodio tras episodio, Clark salva a Lana, desaparece, tiene comportamientos extraños… Y Lana se enfada, riñen, se decepciona, le pide a Clark que le cuente “su secreto” (Lana es perceptiva, y allá por la temporada cinco ya intuye que quizás Clark tenga un secreto… ¡Y eso que Clark no lleva una capa, un pijama azul con una “S” grande en el pecho y no se pone a volar en sus mismas narices, no, al menos, en todos los episodios!).
Supera todo lo ridículo y lo soportable, y además se combina con los maravillosos giros de guión de la serie, en virtud de los cuales Lana Lang acaba casándose con Lex Luthor, archienemigo de Superman, y que aquí es “amigo turbio” de Superman hasta, más o menos, el momento en que se tira a su eterna novia y se casa con ella, que eso deteriora un tanto su relación de amigos para siempre (en sí ridícula, dado que Lex Luthor tiene unos diez años más que Superman y es un millonario calvo, mientras que Clark Kent, por muy Superman que sea, no pasa de ser un granjero de pueblo, y a mucha honra).
Por otro lado, la serie se basa en una premisa que todos conocemos: la única vulnerabilidad de Superman es la kryptonita, que puede matarle. Como la serie dura diez temporadas, y algo hay que hacer para que Superman no sea totalmente el personaje insoportable, con su superaliento y superoído, que siempre ha sido, pues aparece kryptonita por doquier. Kryptonita de todos los colores: verde, roja, azul, negra, “dorada”, … Cada una con sus sorprendentes efectos sobre nuestro personaje. Capítulo tras capítulo. Diez temporadas.
¿De dónde sale tanta kryptonita? Pues se supone que llegó con la nave de Superman, de su planeta natal recién explosionado, y allí, en Smallville, se quedó. No sólo para hacerle la vida imposible a Superman, sino también para crear todo tipo de mutaciones y efectos sobrenaturales en la gente que les permita, años después y sin que nadie se hubiera percatado de esta circunstancia, enfrentarse a Superman al llegar a la adolescencia. Así, diez temporadas, a veintipico episodios por temporada, nos salen unos 200 supervillanos a los que Superman detiene, captura y lleva a un psiquiátrico o similar. ¡Su secreto, ahora compartido con más de 200 supervillanos desequilibrados y que le odian, por fin está a salvo!
Por otra parte, cabría ponderar en su justa medida la inteligencia de los padres adoptivos de Superman, los Kent, que cuentan con el vástago más poderoso del mundo, tan poderoso que puede cambiar el curso de la historia de la Humanidad, y deciden educarle… En Smallville, una ciudad plagada de kryptonita, y de supervillanos creados por la kryptonita, que pueden matarle. Unas circunstancias que, por otro lado, determinan que la tasa de mortalidad en Smallville, y sobre todo en el instituto al que va Superman, no tenga nada que envidiar a la de Europa en 1349, con la Peste Negra arrasándolo todo. Capítulo tras capítulo, mueren estudiantes del instituto en extrañas circunstancias, … ¡Y no pasa nada!
Smallville es, sin duda, una serie muy, muy mala. Malísima, diría yo, y lo digo con conocimiento de causa, que me acabé viendo la mayoría de los capítulos por puro afán de terminar lo que he empezado. ¿Es la peor serie de la historia? Pues mire Usted, porque no es española y no aparece por ahí Cayetana Guillén Cuervo intentando olvidar a Aznar o Antonio Resines teniendo un sueño que lo cambia todo, que si no, casi estaría por darle el premio.
En cualquier caso, y para hacer justicia a la serie, hay que reconocer que, después de todo, la adaptación es extraordinariamente fiel al personaje de cómic. El lector de cómics que nunca pudo soportar a Superman también se encontrará aquí cómodo: también aquí Superman es inaguantable. Por otro lado, si bien a lo largo de las cinco primeras temporadas Smallville es definitivamente insoportable, a partir de la sexta, cuando Superman abandona, por fin, el instituto y se pone a trabajar en prácticas en la redacción del Daily Planet, la serie gana enteros y pasa a ser, simplemente, muy mala. Al menos, Superman se desembaraza paulatinamente de Lana Lang y de su familia: muere su padre de los disgustos que le da el chiquillo y su madre, afligida, comienza a intentar tirarse al padre de Lex Luthor, archienemigo de su marido, conforme tiene ocasión, mientras medra en política a costa del recuerdo de su marido, honrado granjero de valores tradicionales. Pero es muy buena.
También aparecen algunos superhéroes del “Universo DC” que le dan algo de gracia al asunto. Sobre todo “Flecha Verde”, el ridículo personaje de DC que históricamente ha ejercido como contrapunto progre a tanto superhéroe con las ideas claras y sin complejos. Siempre dando el coñazo con su discursito de que los pobres también son personas. Y, claro, rascas un poco y enseguida descubres que Oliver Queen, el alter ego de “Flecha Verde”, es un millonario desocupado. ¡Como todos los progres, hala, a vivir de la subvención!
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Comentario de Latro (03/05/2013 15:31):
Flecha Verde tuvo una temporada larga en los comics de compañero a Linterna Verde, supongo que por conjuntar colores y tal, con la premisa Flecha Verde = Democrata o mas a la izquierda y Linterna Verde = Republicano.
Lo cual si lo piena uno no sabe muy bien si es metafórico o insultante – el Republicano es el que tiene poderes cósmicos mas allá de la ciencia humana, basados en su fuerza de voluntad indomable, y el demócrata tiene… un arco. Un puto arco. Y con flechas de truco. Casi que el que tiene mas voluntad es el demócrata, digo yo, por lo de enfrentarse a todo tipo de mal armado con tecnologia de hace unos 2000 años de antiguedad.
Aparte claro de ser otro ejemplo de idiotez colectiva porque el único en toda la ciudad que es rubio y lleva barba a lo Coronel Sanders del KFC oculta su identidad con… un antifaz que no le tapa la barba ni el pelo.
Comentario de Eye (03/05/2013 16:52):
El único Superman al que le he visto algo de gracia es Superman: El Hijo Rojo, que intenta abordar el personaje desde una perspectiva un poquito más adulta: Superman defendiendo ingenuamente causas cuestionables como presidente eterno de la Unión Soviética, hasta que se da cuenta de que el infierno está empedrado de buenas intenciones… Y aun así, sigue teniendo el problema de todos los superhéroes: no puedes hilar muchas historias interesantes alrededor de un tío que puede hacerlo TODO gracias a su poder SIN LÍMITES.
Comentario de Latro (03/05/2013 19:30):
De la serie esta, aparte de estar de acuerdo con que era un soberano coñazo, yo salvaba a la rubita Chloe, condenada a ser pagafantas de un pagafantas mayor. Claro que despues ya no se como evolucionó el asunto porque aquello era un culebrón disfrazado de superheroes y cada dos por tres moria gente, resucitaba, se casaban, se divorciaban, quedaban ciegos y volvian a ver… vamos, una telenovela venezolana cualquiera
Comentario de Bailiazgo (03/05/2013 19:55):
Voto positivo a Smallville!!!
Existen episodios memorables que merecen un grato recuerdo como cuando apareció Batista y la capacidad para regenerarse el pueblo desastre tras desastre. Esa cualidad tan americana!!!
También es verdad que las mejores temporadas son en Smallville, porque cuando se va a Metrópolis, con la calforra de Lois Lane por un lado, la madre senadora por otro, y el flecha verde la serie se hace cansina.
Comentario de Bunnymen (04/05/2013 12:38):
En una encuesta tipo ¿con que superhéroe se iría usted de cañas?, Superman siempre estaría al final de la lista.
En la D.C. abundan los supermillonarios, en la Marvel los supertios más molones siempre eran los que no tenían donde caerse muertos.
Comentario de Lluís (04/05/2013 18:53):
Guillero,
Creo que el superhéroe es vd. si es cierto que se ha conseguido tragarse la serie entera. Yo me tenía por una persona capaz de tragarme ladrillos muy serios (ya he perdido la cuenta de los partidos de fútbol de regional que me he tragado voluntariamente), pero Smallville tuve que claudicar ignominiosamente.
Comentario de Guillermo López García (05/05/2013 17:04):
En efecto, Lluís, me temo que tengo un superpoder. “Me temo” porque mi superpoder consiste en una capacidad sobrehumana para tragarme este tipo de bazofias, con la implícita recompensa de poder luego contarlo aquí. Pero con Smallville y sus diez temporadas, ciertamente, me pasé varios pueblos
Comentario de ieau (05/05/2013 19:44):
Varios pueblos como de Valencia a Zaragoza pasando por el cabo de Hornos. Está bien que quiera hablar con conocimiento de causa sobre los asuntos varios que trata por aquí, pero aplíquese la analogía que le salvará de un derrame cerebral: si está capacitado para hablar del conflicto Sirio, v.g., porque una vez, en un viaje, su avión pasó cerca de Siria -pongamos a 3.000 kilómetros-, también puede comentar esta serie sin ningún problema por haber coincidido haciendo un zapping con sus títulos de crédito.
Hágame caso, su salud mental se lo agradecerá.
Comentario de Guillermo López García (05/05/2013 20:38):
#8 Me he descojonado con la contradicción. Muy bien visto! Tendría usted toda la razón, ieau, de no concurrir la siguiente circunstancia: para cuestiones de actualidad internacional, LPD compite con los medios españoles; para comentar cuestiones de industria cultural, LPD compite con algo mucho más peligroso: los fans. Nunca nos ha llegado ninguna queja de la embajada de Túnez, y no digamos de ningún medio español, por nuestra cobertura de conflictos o noticas en países absurdos; pero póngase usted a comentar, pongamos por caso, Juego de Tronos, y verá qué ocurre…
Comentario de Mouguias (05/05/2013 21:51):
Mala con ganas, y sin embargo…
¿Me atreveré a confesarlo? Alguna vez estuve “casi” enganchado. Simplemente por el personaje de Lex Luthor. El tipo era un bicho raro calvo pero se hacia respetar, era un personaje con una fuerza y un carisma enormes. Me parecia un modelo de comportamiento, vaya, un heroe capitalista.
Sera que contrataron un guionista aparte para los dialogos de Luthor porque vamos, coincido en que la serie era un ñordo cosmico. Ni siquiera las tias estaban buenas!
Comentario de Otto von Bismarck (06/05/2013 11:25):
#7 Si quiere poner su superpoder a prueba le voy a decir solo tres palabras:
Buffy la cazavampiros
Creo que de Buffy sí que llegué a ver algún episodio entero en alguna ocasión, no como con Smallville. Pero tal y como yo lo recuerdo. Smallville comparado con Buffy era caviar. Especial mención para el astuto truco que usaban en Buffy para crear misterio ¡Despedir al de iluminación! Sí amigos, hacemos una serie de miedo en la que no podemos tener sustos ni sangre porque -ejque eh pa ñiñoh- Así que creamos misterio dejándolo todo a oscuras. Hay otra serie en la que también han despedido al de iluminación, Castle, aunque de esta solo he dejado trozos zapeando cuando sale la churri y no sé como estará. Pero al menos aquí usan el claroscuro para que la tipa siempre salga más atractiva. Buffy, herr Guillermo, Buffy si tiene huevos.
Comentario de danniel (06/05/2013 14:00):
Bien, si alguien ha nombrado a Buffy, le recomendaría Embrujadas; claro que quien lo viese, después trataría de sacarse los ojos con una cuchara.
Por cierto, ¿alguna reseña de Arrow? Siendo un personaje tan ridículo (mola más el Hawkeye de Marvel -¡queremos peli suya ya!) han conseguido que parezca un spin-off del Batman de Nolan.
Comentario de ming (08/05/2013 10:43):
Comparar a K. Kreuk con la Pantoja es para que se te caigan los cojones al suelo abrasados por un fuego celestial. Pero lo que dices sobre “Smallville” muestra que no tienes ni puta idea.
Aunque toda serie sea una ficción, las hay declaradamente ficticias. Su sentido, si lo tienen, es simbólico. No quisiera leer cuál es tu interpretación de “Invasion of the Body Snatchers”. Probablemente creerás que tiene que ver algo con la agricultura.
Un par de rasgos para tu educación: en “Smallville” van cayendo estudiantes y no pasa nada del mismo modo en que los jóvenes mueren cada día en EEUU por arma de fuego (hace poco una niña de 2 años) y no pasa nada. En nuestro país nos levantamos cada mañana con un caso más de corrupción y tampoco pasa nada.
Y Lara Kreuk es la chica maravillosa que se siente atraída por el chico perfecto, pero termina tirándose e, incluso, casándose con el calvo. Aparte de su cuenta bancaria, Lex es un tipo con suficientes defectos como para que cualquier pava se sienta seguro de poder reprocharle algo sin demasiada dificultad, cosa que a las tías les encanta.
Otro día te hablo de Chloé o de Louis, la perfecta idiota (si es que en eso cabe la perfección). En general, los personajes femeninos de esta serie expresan imágenes femeninas tan poco amables que no sabemos como la Aidó permitió su emisión.
Comentario de Calderet (10/05/2013 12:11):
Yo también odiaba a Superman y su puta perfección, pero leí All Star Superman y se me pasó un poco. No creo que el hecho de que muera tenga nada que ver.