Ladies of Spain – Andrew Morton (I)

Primera parte: Las ingenuas Infantas y sus malvados esposos

Hasta hace no mucho tiempo, meterse en España con la Monarquía suponía que o bien caías en el ostracismo más absoluto, o bien te caía encima la Fiscalía, o bien eras directamente de la ETA. Y, a veces, primero venían unas cosas y después las otras, en oportuno torrente, para salvaguardar el cinturón de castidad mediático que siempre ha protegido al Campechano y a su prole para que éste pueda hacer a gusto lo que mejor sabe hacer, sea con los Albertos y Mario Conde o con Corinna Zu-Sayn Wittgenstein y Raffaella Carrá.

Las críticas con el Rey o se publicaban en pérfidos medios extranjeros, envidiosos de España, o en medios proetarras (como la biografía “Un Rey golpe a golpe”, al parecer obra de Pepe Rei mediante seudónimo) que buscaban destruir España. Todo lo demás, todo lo que aparecía en España, era pura lisonja y peloteo con el Campechano. Sólo LPD y la revista El Jueves, desde un principio, se atrevieron a señalar que el emperador estaba desnudo (y, generalmente, forrándose a nuestra costa al mismo tiempo). Y ya saben lo que le pasó a El Jueves (a nosotros no nos pasó nada porque al principio no publicábamos fotitos, y a los abogados de la Fiscalía deseosos de complacer a Su Majestad se les hacía un mundo tener que leer todos esos textos de LPD, tan largos y redichos).

Todo ha cambiado, como es sabido, en apenas un año y medio. La imputación de Iñaki Urdangarin y el festival Campechano en Botsuana, cazando elefantes con la amiga entrañable a su vera, todo con tal de lograr conciliar el sueño que no le llegaba de tan preocupado que estaba el hombre con el paro juvenil, han tenido un efecto devastador sobre el mencionado cordón sanitario. Y también, y aún más claro, sobre la sociedad, donde la popularidad de la Monarquía nunca fue tan elevada como se intentaba (y se intenta) hacer creer, y que indudablemente ha caído en barrena en los últimos años.

Es en este contexto en el que llega a nuestras ávidas manos un libro titulado “Ladies of Spain”, de Andrew Morton, el biógrafo de Diana de Gales. Un libro publicado en España por La Esfera de los Libros, la editorial del diario El Mundo, periódico al que hay que reconocerle que nunca fue tan pelotillero con el Campechano como ABC o El País (aunque, por supuesto, también peloteó).

El libro intenta vender una cabra: la de que Letizia Ortiz y el Principito tal vez logren salvar la Monarquía de los maléficos abusos de Urdangarin y de los desatinos del Campechano. Pero, aunque esto lleve a un tono en general complaciente con las infantas, con Letizia Ortiz y sobre todo con la reina Sofía, tiene una virtud: tampoco se calla los aspectos chungos de ninguna de ellas (o al menos, no se lo calla todo). Y eso implica que prácticamente en cualquier página del libro encontramos contenidos interesantes. ¡Benditos sean los cotillas extranjeros!

Morton realiza un a modo de minibiografía de cada una de las mujeres de la Familia Real (no sé si como calentamiento de una hipotética, y claramente necesaria, biografía de Corinna Zu-Sayn Wittgenstein). Y como la cosa da tantísimo juego, me he liado a escribir y me ha quedado un artículo inacabable, que aquí, talmente como si fuera el milagro de los Borbones y las amantes, acabará multiplicándose y convirtiéndose en dos. En la primera entrega, hablaremos de las Infantas, Elena y Cristina. Próximamente, de la Reina Sofía y de Letizia Ortiz.

Comparado con el show de amantes del Campechano, los negocios de Urdangarin o la capacidad para trepar de Letizia Ortiz, la minibiografía de la Infanta Elena resulta mucho más sosa, aunque tiene también momentos grandes. El mejor de ellos, sin duda, el primero de todos, en el que Morton se deleita explicándonos el “extraordinario parecido” entre la Infanta Elena y… ¡Maria Luisa de Parma, la horrible mujer del no menos horroroso Carlos IV!:

Así eran, así son

Y para que vean que no miento, reproduzco un extracto de lo que dice Morton al respecto de tal parecido:

Los mismos ojos adustos y hundidos, la misma nariz y la misma mandíbula de fuertes contornos y, lo que es más importante, el mismo porte altanero de los Borbones (…) Al igual que doña Maria Luisa, doña Elena nunca será considerada una belleza clásica, pero ha heredado el sentido de la moda de su antepasada, que era célebre por sus gustos elegantes y por su afición a los vestidos despampanantes. Además, ambas mujeres son conocidas por su carácter tiránico, por su impaciencia, su lenguaje descarnado y su personalidad dominante. (págs. 89-90)

María Luisa de Parma, vista de cerca. No, la niña no, la señora mayor de arriba

¡Y todo esto en una semblanza biográfica muy complaciente con la infanta Elena!

A continuación, Morton se pregunta si la Infanta tiene algún tipo de retraso mental. Y luego dice que no, que de ningún modo, que es listísima. Poco después, nos detalla las aficiones de Elena: ver culebrones y comprar en la teletienda. Y remacha: también le gusta mucho bailar, y de hecho, en ocasiones, se dedica a bailar por ahí, en plena calle, sin motivo aparente.

Yo quiero que quede claro, señor fiscal, que no me estoy inventando nada, y que me limito a reflejar lo que Andrew Morton cuenta en su libro.

Solventado el perfil de Elena, sobre la cual Morton insiste varias veces en el horror que le producía la mera perspectiva de heredar el trono en lugar de su hermano, pasamos al perfil de su ex marido, Jaime de Marichalar. O, para entendernos, Jaime el Malo, que a propósito del nacimiento de Froilán exclamó ante los periodistas: “¡se parece a la madre, el pobre”.

Pero Marichalar también fue malo porque hizo sufrir mucho a la Infanta por su obsesión con la moda. Marichalar se pasaba la vida comprando ropas y probándoselas, pero no sólo las probaba consigo mismo: ¡El muy felón obligaba a la Infanta a ponerse las ropas que él le ordenaba! ¡Marichalar tenía una Barbie!

Claro que Marichalar apenas es un malo de opereta comparado con el otro yerno, el trepa y malísimo Iñaki Urdangarin. Un hombre que instauró para la posteridad lo que desde entonces se conoce como “Hacer un Urdangarin”: dejar a tu pareja por la tele.

La mujer morena, alta y esbelta se frotó los ojos con incredulidad. En la pantalla de televisión que tenía delante aparecía el hombre al que ella llamaba Txiki. Era el apodo cariñoso que usaba para referirse a su novio y al hombre con el que esperaba casarse, Iñaki Urdangarin, un atleta olímpico de 1,95 metros de estatura. Con un tono de entusiasmo desbordante, la presentadora le anunciaba a aquella mujer que su novio iba a casarse… con otra. Y que la mujer que se lo había arrebatado era la segunda hija del rey, la infanta Cristina. Sin poder dar crédito a lo que oía, Carmen Camí echó un vistazo a su dormitorio, a la cama con las sábanas todavía arrugadas por la última visita de Iñaki, un par de días atrás (pág. 119)

Mientras Urdangarin le hacía a su entonces novia un Iñaki Urdangarin con la Infanta, tenía también, nos cuenta Morton, un lío con una tercera mujer, que cabe suponer finalizó en ese instante televisivo. Pero, por si con esto los obvios paralelismos entre el carácter de Urdangarin y el de su suegro no se pusieran suficientemente de manifiesto, a continuación Morton nos detalla las peculiares prácticas de Urdangarin y su socio Diego Torres con empresas españolas y administraciones públicas, a las que básicamente sableaba a cambio de nada.

Durante años, Urdangarin saca pasta a todo el mundo, de forma cada vez más abrumadoramente abusiva, sin que la Infanta, pobrecilla, se entere nunca de nada. La Infanta Cristina a la que, al mismo tiempo en que se asegura que no se enteraba de nada, se nos presenta como una mujer extraordinariamente competente e inteligente, siempre trabajando (aunque, al analizar detalladamente la naturaleza de su trabajo, éste parecía consistir en navegar a vela), y siempre lamentándose de la lamentable circunstancia de pertenecer a la Familia Real, aspecto que, asegura Morton en un párrafo que habría podido firmar cualquier editorialista de El País, le perjudicaba:

A lo largo de toda su vida, su título real había sido para la infanta Cristina una rémora, más que una ayuda a la hora de ir en pos de sus sueños. Había logrado su posición en la comunidad gracias a sus cualidades personales y a su conducta, no debido a su abolengo ni a sus orígenes (pág. 139)

Esta mujer tan inteligente y preparada fue engañada, con todas las letras, por su malvado marido. ¿Malvado? ¿Urdangarin? Bueno, sinvergüenza, carota, pero malvado no llega a presentársenos en el libro de Morton, en el que, bien al contrario, se esboza una personalidad del yerno más bien determinada por… la estupidez. Urdangarin es, ante todo, cortito:

Indudablemente, Iñaki no parecía destinado a seguir los pasos de su padre, conocido por ser un empresario sagaz y astuto (…) Tuvo dificultades en el colegio y suspendió varias asignaturas, como matemáticas e inglés, en sus exámenes de BUP. Sus carencias académicas le valieron el apodo de “Iñaki Suspensitos”. El año de COU debió de ser un suplicio para él, teniendo en cuenta sus permanentes dificultades para aprender los conceptos matemáticos básicos (pág. 135)

Tan tonto era Iñaki que, a la hora de cobrar a las administraciones, les cobraba a unos precios miles de veces superiores a lo razonable. Las administraciones, claro, sonreían, que para algo se las estaban viendo con la Familia Real. Hacían lo que se estilaba hacer en España desde hace décadas, y punto.

Así que tenemos a una mujer genial para la cual su posición de privilegio constituye una rémora, y a un hombre limitadito para el cual su posición de privilegio constituye, en efecto, una posición de privilegio desde la cual se forra a costa del erario público. ¡Y todo sin que su mujer, tan inteligente, participante, al igual que él, en las actividades, y los beneficios, de sus empresas, se enterase de nada!

La única explicación posible es que un plebeyo supermalvado engañase a Urdangarin, obligándole a Iñaki, a su vez, a engañar a su mujer, y ésta al Campechano. O algo. Porque, si se trata de borbonear, hagámoslo desde un principio. Véase qué maravillosa semblanza de Diego Torres hacen sus “amigos”:

Torres era bajo, moreno, y se le estaba empezando a caer el pelo. Sus amigos le describían como una persona “maleducada, abrupta, colérica”. Lo que le faltaba en belleza y encanto lo compensaba con su inteligencia (pág. 146)

Sin embargo, el propio Morton acaba viendo esta explicación como algo totalmente inverosímil, asumiendo que también la Infanta estaba en el ajo, si bien le echa casi todas las culpas a Urdangarin, el cual estaría acomplejado por la inteligencia de su mujer, por su capacidad y su éxito profesional (joder, qué risa me ha entrado de repente), y por ello se afanaría por conseguir pasta y con ella darle a su mujer el ritmo de vida que se merecía.

Porque, claro, en España provienes de la Familia Real y nadie te regala nada, acabas pinchándote con los demás yonquis en un descampado, a menos que venga tu marido plebeyo y saque dinero de donde pueda. Y así es como Iñaki se habría dedicado a recabar más y más dinero con el que pagar caprichitos como el palacio comprado en Pedralbes por varios millones de euros. Al respecto de lo cual, Morton cuenta la maravillosa interacción entre los nuevos residentes y los pijos de Barcelona que ansiaban relacionarse con ellos y así medrar socialmente un poco más:

Cuando una nueva familia se muda a vivir al barrio de Pedralbes, habitualmente los residentes les dan una fiesta de bienvenida. Y eso mismo fue lo que hicieron cuando Iñaki, doña Cristina y sus cuatro hijos se trasladaron a su nuevo palacete. Por desgracia, los invitados de honor, los duques de Palma, no asistieron: Iñaki se presentó en el último momento para informar a sus vecinos de que su familia no podía asistir. Se marchó sin dar explicaciones (…) Aunque los vecinos soportaban pacientemente la constante presencia de los paparazzi, cuando Iñaki dio una fiesta por su cuarenta cumpleaños, no invitó a ninguno de ellos. Por el contrario, se cortaron varias calles del barrio por motivos de seguridad, lo que impidió que la gente volviera a casa a su hora habitual (pág. 165).

Cuando comienzan los problemas judiciales de Urdangarin, éste experimenta esa desagradable sensación, al principio imperceptible, de estar siendo borboneado. Y, claro, él no entiende nada: ¿por qué se le reprocha a él hacer exactamente lo mismo que hacen todos en la Familia Real? ¿Qué hay de malo en aplicar las sabias enseñanzas que tan trabajosamente ha aprendido a lo largo de estos años?

Iñaki estaba furioso. Llevaba años viendo a los miembros de la Familia Real –y al que más, a don Juan Carlos- hacer lo que les daba la gana (…) Muchos de los negocios del propio monarca distaban bastante de ser transparentes. Varios amigos íntimos del rey habían ido a la cárcel por cuestiones de negocios. Iñaki debía de preguntarse: “¿Qué hay de malo en lo que estoy haciendo yo?” (pág. 168).

Iñaki, en resumidas cuentas, extendió un lamento desgarrador en Palacio: ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué no puedo forrarme como hacéis vosotros? Pero las cosas, por parte tanto del monarca como del Principito, estaban clarísimas: ahora, a borbonear. Por tierra, mar y aire:

Unos días después de la vista, la revista Intervíu, cuyo propietario es un amigo del príncipe Felipe, publicó un artículo sensacionalista donde se afirmaba que Iñaki había estado viéndose con una mujer despampanante de la que los servicios secretos españoles sospechaban que podía ser una espía rusa. Aunque las fuerzas de seguridad no habían logrado encontrar ninguna evidencia concreta, el informador del servicio secreto le contó a Intervíu que la relación amorosa había concluido unos meses después de que Iñaki y doña Cristina se mudaran a Washington. Aunque la historia en sí resulta difícil de creer (…), viene a demostrar en qué medida Iñaki era persona non grata dentro del establishment español. Se había levantado la veda contra él en todos los niveles de la sociedad, incluida la casa real. Algunas personas del círculo de la realeza creen que la historia se publicó como un globo sonda, y con la intención de sembrar cizaña entre doña Cristina e Iñaki. La idea era que, si la pareja se divorciaba, la casa real se quedaría relativamente al margen del escándalo en el que estaba envuelto el duque de Palma. Echando a Iñaki a los perros, doña Cristina y, por consiguiente, la casa real podían evitar que los destrozaran (págs. 284-285).

 

Segunda parte: Corinna Zu-Sayn Wittgenstein y Letizia Ortiz, trepas sin fronteras


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  1. Comentario de Andrés Boix Palop (12/03/2013 21:31):

    La Casa Real tendría que empezar a pagar a los periodistas para que no hagan perfiles amables hasta la náusea porque es cada vez más ridículo. Con todo, este inglés todavía tiene mucho que aprender. ¡Que se lea lo que El País publicó con motivo del 40 cumpleaños del Príncipe y tome nota!

  2. Comentario de Latro (12/03/2013 22:34):

    La madre que de reir. Por no llorar y darme un tiro, pero que de reir.

  3. Comentario de David (12/03/2013 22:37):

    Yo no se a que esperan los de la RAE para aceptar lo de “borbonear” porque este señor pues si, con toda el baboseo que aun se estila por aquí, pues hasta tiene cierto merito pero oyes, que ese “Se había levantado la veda contra él…”, ya como que me suena artificioso.

  4. Comentario de Otis B. Driftwood (12/03/2013 23:42):

    El libro da para dos artículos, ¡sin duda!

    Hay un par de cosas con las que no termino de estar de acuerdo, como esa supuesta complacencia con las infantas. Yo tuve la misma sensación mientras iba leyendo, pero, párrafo tras párrafo, esa sensación iba diluyéndose y se sustituía por otra: Morton está empleando el mejor humor inglés para entrar a saco con las reales vástagas.

    Por ejemplo, porque cada vez que dice algo elogioso de ellas no lo hace por su boca (a veces amaga con que sí, PERO), sino que normalmente es a través de declaraciones de terceros. Por contra, cuando se trata de lanzar la pulla, sí se nota que el comentario es de su cosecha. En el caso de Elena, por ejemplo, toda esa sección dedicada a la infanta Maria Luisa como “role model”, físico e intelectual, me parece un elaborado rodeo para no llamar “fea” y “subnormal” a la borbona.

    Con Cristina tres cuartos de lo mismo, aunque en esta ocasión está mucho más clara la ironía cuando habla de la infantita de limón como mujer hecha a sí misma y de esa obsesión de Urdangarin por el dinero, que enfocaría a hacer feliz a su mujer a través de lo material.

    Sin embargo, cuando habla de la reina y de Letizia, especialmente de la primera, es mucho más respetuoso. Creo que tiene bastante interiorizado ese “gran profesional” que le dedicó el rey a su consorte como único calificativo en la biografía de Vilallonga. Con Letizia se ceba algo más, sobre todo en su etapa premonárquica (¡y precatólica, JARL), pero no demasiado como princesa. Parece convencido, como por otra parte le pasa bastante a la prensa adicta, de que va a ser la plebeya quien acabe salvando a la monarquía.

    De todos modos el libro tampoco da para mucho, a raíz de las referencias que utiliza, como llamar a Martínez Inglés “historiador” o a Jiménez Losantos OJOCUIDAO “observador de la realeza” OJOCUIDAO. Aunque tiene una cosa que me llama la atención: menciona algunos hechos tan, tan, tan próximos a la fecha de publicación que yo no estoy seguro de si Morton los sabía antes o después de que fueran revelados por un sumario judicial. Inquietante, Carmen.

    Una cosa es segura: este libro está intentando ser mainstream. Lo publica la editorial de El Mundo a pesar del contenido, está en primera línea en los estantes de muchas librerías (incluyendo aeropuertos). Y, a pesar de ello, no parece que esté habiendo demasiada contestación por parte, no ya de la casa real, sino de otros medios promonárquicos. Para mí es el primer indicio claro de que los días juancarlistas tocan a su fin. Veremos.

    ORTÓPIC pero lateralmente relacionado: buscando la fecha de publicación de “Le Roi” (El Rey), la biografía autorizada escrita por Vilallonga (y que, según tengo entendido, está censurada en la traducción del original francés, pero no he podido comprobarlo), me he topado con esta simpática nota de La Gaceta, ou yea:

    http://www.intereconomia.com/noticias/lo-que-nunca-conto-sabino

    Saludos.

  5. Comentario de keenan (13/03/2013 00:46):

    @Otis Driftwood: Claro que intenta ser mainstream, y la casa real encantada de la vida. Como ya no se puede volver a la opacidad de antaño, donde todo era maravilloso( infantas, listas y deportistas con mariditos de solido éxito profesional, etc.), ahora lo que queda es quitar el telón y airear los trapos sucios de forma que al final queden indemnes los llamados a perpetuar la transición y el nucleo de la institución. Indemnes, y encima humanizados. Y en 2015, cuando la crisis levante un poco, Campechano abdica, y Felipito y asociados a borbonearnos un rato mas.

  6. Comentario de Borratxo i fí. (13/03/2013 08:14):

    Lo de “borbonear” me recuerda un viejo chiste que contábamos durante la transición, cuando salieron los primeros sellos de correos con la cara del Campechano.
    Era un señor que iba a Correos, y le dice al funcionario:
    -Vengo a borbonear esta carta.
    -Querrá decir “franquear”.
    -Hijo mío, ESO QUISIERA YO.

  7. Comentario de Borratxo i fí. (13/03/2013 08:15):

    Por otro lado, estupendo el artículo, apuesto a que el libro no es ni la mitad de ameno.

  8. Comentario de Andrés Boix Palop (13/03/2013 08:15):

    Yo quiero que los que lo habéis leído expliquéis eso del flirt del Borbón con Lady Di.

  9. Comentario de Otis B. Driftwood (13/03/2013 09:42):

    @Keenan: Po claro! La diferencia está en que usted ha necesitado apenas un par de líneas para explicar lo que yo quería en varios párrafos y muerto de sueño.

    @Andrés: básicamente, que en una visita el borbón le estuvo tirando fichas y a ella se le debió de poner la cara de una turista alemana cuando un español borrasho se le acerca un viernes por la noche en mitad de un bar. Esto fue confirmado (lo de tirar fichas, no lo otro) por la propia Diana a Morton, aunque ella dice que pasó mucho del tema, lo que no quita imaginar que incluso le hiciera la cobra.

  10. Comentario de Guillermo López García (13/03/2013 09:51):

    #4 Otis, para mí el libro muestra lo que pasa si un periodista rosa, que vive del rollo glamouroso de la Monarquía, pero no tiene las trabas mentales y la autocensura características de los medios españoles, se acerca a nuestra familia real. Que en general es indulgente y tiende a mostrar el lado positivo de la mayoría de los personajes (la verdad es que resulta más bien generoso con todos, salvo con el rey). Pero que no se calla los cotilleos y tampoco se ahorra reflexiones que no hemos podido leer en la prensa española a lo largo de treinta años, y por eso nos resultan tan chocantes. ¡Y por eso el libro es tan adictivo, esa mezcla entre cotilleo y crítica alcahueta-moralizante es maravillosa!

  11. Comentario de Álvaro (13/03/2013 12:39):

    El otro día leí por ahí que al Príncipe Carlos lo tuvieron que sacar cual saco de patatas de un bar porque estaba borracho como un serdito con ese. Y en Inglaterra se la suda. Alimenta escándalos, sí, pero son tantos que a la gente se la come. En España, como les hemos mantenido esterilizados, con cualquier cosa que salga nos hacemos pajas. A mí al menos me pasa, en los últimos libros que están saliendo con detallito aquí, detallito acá, de la familia real me estoy descojonando. Pero son genuinas tonterías.

    A largo plazo, los Guardianes de la Transición -sucesores de la orden jedi alopécicobigolanar- la han cagado con el cordón sanitario alrededor del Rey. Tendrían que haber sido listos y haber soltado una oveja negra. Nada les impedía dar un poco de heroína en el chupete a la infanta Elena para que hubiese salido díscola, concentrara toda la mierda, y minimizara veleidades posteriores que aparecieran. Pero no. Y ahora todo se rompe en añicos como una escultura de cristal.

  12. Comentario de Judge Dreed (13/03/2013 13:59):

    #11 Muy cierto, Álvaro. Hasta los trileros dejan de vez en cuando que algún incauto pille cacho con el propósito de que el resto de pardillos piensen que el timo no es tal y que tienes posibilidades de que les toque.

    Aquí han sido tan talibanes que lo han fiado todo a una imagen de perfección absoluta, que a la que se ha visto que es más irreal que Lara Croft, hace saltar todo por los aires.

    Y más con la que está cayendo. En este sentido, aquí habría que preguntarse hasta que punto la propia familia real no se ha creído ese papel que les han construido y han actuado en ocasiones pensándonse que estaban más allá del bien y del mal.

  13. Comentario de Regularizado (13/03/2013 16:04):

    @keenan: lo leí hace poco en eldiario, y me pareció profético: “El Juancarlismo es tan franquista en su origen, que su final también lo será”. Mis 5 euros para una porra dirían: nada de abdicación en 2015, aguantar en el trono (o en la cama del hospital) mientras el cuerpo aguante, agonía retransmitida en directo, con el ministro portavoz dando partes médicos a diario…

    Por lo demás, solo una cosa que decir al post: ¡¡Queremos más!! ¡¡Queremos más!! ¡¡Queremos más!!

  14. Comentario de emigrante (13/03/2013 17:10):

    #13, yo siempre tuve la esperanza de que en una de sus aventuras cinegéticas o de esquí se partiera la crisma en vez de la cadera y así ahorrarnos la larga agonía en el hospital. En la familia no faltan casos de fatales “accidentes” deportivos con armas de fuego o nieve de fondo.

  15. Comentario de Lorenzo (13/03/2013 17:17):

    También se calzaba a la Raffaella? Vaya monstruo.

    Con la fama de subnormales que arrastra este clan desde hace siglos, no se lo han montado mal, no.

  16. Comentario de Francesc (13/03/2013 17:53):

    @Lorenzo: Como dicen en el meu poble, con buena polla muy bien se folla; osease, que me das a mi la pasta y la capacidad de derroche y de poder que tiene su Campechana majestá y también me cisco yo a las 1500 damas que dicen que nuestro Borbón se ha pasado por la piedra.

  17. Comentario de Meollo (13/03/2013 18:44):

    Wilt Chamberlain I de España!

  18. Comentario de CharlyJohn (13/03/2013 19:01):

    Porque, claro, en España provienes de la Familia Real y nadie te regala nada, acabas pinchándote con los demás yonquis en un descampado, a menos que venga tu marido plebeyo y saque dinero de donde pueda.JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA..JAJAJAJAJA….JAJAJAJAJA

  19. Comentario de emigrante (13/03/2013 20:15):

    Che, pive! habem-vos Papam. El Papa Paco.

  20. Comentario de l.g. (13/03/2013 20:35):

    En cualquier caso yo espero con ansiedad el artículo “Ladies of Spain II”, y si es necesario el III y el IV. Y si no hay libro que alguien se lo invente.

  21. Comentario de pescadilla (13/03/2013 21:41):

    con la vida intelectual que deben de tener, normal que le den al folleteo….

  22. Comentario de galaico67 (13/03/2013 22:35):

    13# Veo que algunos habeis olvidado la difusión de la agonia de Juan ¿I? ¿II? de Estoril.
    Si la cosa no peta, tendremos gore si ó si

  23. Comentario de Regularizado (14/03/2013 06:54):

    22# Yo era bastante joven aún, lo suficiente para no saber muy bien quien era ese señor que era padre del rey pero sin ser rey. Eso si, ya sabía que el funeral en la cripta del Escorial era ilegal.

  24. Comentario de Lorenzo (14/03/2013 09:25):

    #16 Yo en este aspecto sigo prefiriendo al gran Julio Iglesias… tiene como más clase y seguro que se ha hecho más señoras que el Borbón.

  25. Comentario de jose (14/03/2013 11:11):

    Álvaro
    Yo creo que lo que lleva salido de J.C.I “el Bourbon” y cía no es moco de pavo, más mosqueante que gracioso.

    1. Dar presuntamente muerte a su hermano -los borbones están obsesionados con la cazería pero no le dan ni a un burro atado-.
    2. Ser Jefe de Estado por orden del Caudillo.
    3. Presunto montaje del 23-F -para el coronel Anglés nada de presunto-.
    4. Presunto expolio de la herencia del Duque de Hernani -2.000 milloncejos de nada en cuadros-.

    Saludos

  26. Comentario de emigrante (14/03/2013 13:52):

    #15, yo en su día también oí rumores de que si la Bárbara Rey (vaya apellido más apropiado) lo que indicaría cierta debilidad por las rubias.

  27. Comentario de Alca (14/03/2013 14:17):

    Lo de Barbara Rey es bastante vox populi, como la historia video que robaron de su casa, que guardaba para que no le pasara como a Sandra Mozarosky.

  28. Comentario de Lluís (14/03/2013 15:03):

    Todo eso de que la infanta es extremadamente inteligente y trabajadora, el Urdangarín es un zote que incluso suspendió los exámenes a tonto del pueblo, y que la infanta no se enteraba de nada de lo que hacía su marido en su nombre… Eso debe ser ironía anglosajona, ¿no?

  29. Comentario de l.g. (14/03/2013 15:15):

    Y también Paloma San Basilio…

  30. Comentario de Latro (14/03/2013 18:41):

    A lo mejor a estas alturas y con papa nuevo ya esto no interesa, pero por que me dicen, al parecer Maduro quiso hacer una gracia y le salió una morisqueta.

    Parece que ha dicho en la televisión que Chávez “murio fuera de estas tierras, como Bolívar”.

    Cuando llevan semanas diciendo que estaba en el país de vuelta y con su familia y tal y cual…

    Estoy esperando a ver si consigo confirmarlo, de ser así… madre es que ni Muchachada Nui.

  31. Comentario de Latro (14/03/2013 18:42):

    Y evidentemente he hecho el idiota y le he dado al enlace que no era.

  32. Comentario de alfonsotwr (14/03/2013 19:01):

    Y Raffaella “Hay que venir al sur” Carrà también es mencionada en el libro…además de Sara “Fumar es un placer” Montiel

  33. Comentario de CharlyJohn (14/03/2013 19:43):

    Por cierto sres. de LPD a ver si vamos actualizando foto-pontifícia…

  34. Comentario de David (15/03/2013 06:35):

    a partir del quinto comentario en adelante.

    http://garciamado.blogspot.com.es/2013/03/hacen-falta-menos-normas-de-estas-y-mas.html

  35. Comentario de Karraspito for President (20/03/2013 06:33):

    #34 Joder, qué buena la carta esa de Martínez Inglés al juez, ¿no? Espero que no sea un hoax. Aunque el artículo que cita sí que es real, al menos…

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