‘Argo’ – Añoranza de la guerra fría
La caída del muro de Berlín cambió muchas cosas. Se produjo una reestructuración política mundial pero eso, en realidad, qué más nos dará cuando lo verdaderamente importante es otra cosa: aquel día de noviembre de 1989, se acabaron las películas de espías. Porque la amenaza soviética abría un montón de posibilidades narrativas en el cine comercial debido, sobre todo, a dos características. En primer lugar, daba a las historias verosimilitud al situar las películas en un contexto contemporáneo reconocible. La gracia radicaba en que el espectador veía posible lo que estaba sucediendo, que no asistía a nada ajeno ni fantasioso. Pero, sobre todo, las películas con un contexto tan reconocible rompían con el maniqueísmo de las películas de acción, ya que cuestionaban la bondad de los protagonistas. Pensemos en agentes como James Bond, que no deja de ser un sicario dispuesto a matar a quien sea en nombre de las democracias occidentales [acceso al artículo completo]
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