Why Marx was right, de Terry Eagleton
El capitalismo y la sociedad de consumo, sobre todo en esta versión financieramente inestable y asilvestrada que tenemos a principios del siglo XXI, tienen sin duda algunos problemas. Que si reparto de la riqueza más bien chungo con niños malnutridos a millones. Que si depauperización generalizada de las clases medias incluso en el mundo más privilegiado. Que si crecientes desigualdades en la distribución de riqueza… Vale, todo eso es verdad. Pero el sistema tiene sus cosas buenas, como las latas de refrescos que no pierden la anilla cuando se abren o, por ejemplo, que puedes comprar libros de todo tipo, en cualquier idioma, en alguna de esas grandes superficies de consumismo cultural desaforado que ahora tenemos a nuestra disposición, 24 horas al día, 365 días al año (¡el sueño de Esperanza Aguirre!) por Internet. Incluyendo libros tan entretenidos e instructivos como el que Terry Eagleton ha publicado sobre las razones por las que el marxismo sigue vigente… con ese maravilloso sentido de la oportunidad comercial del que intelectuales anglosajones y editoriales universitarias americanas suelen hacer gala cuando de criticar al capitalismo se trata.
Lo cierto es que el marxismo está de moda, eso hay que reconocerlo. Si Internet hace 10 años servía esencialmente para que tus amigos e incluso tu madre te enviaran cadenas de correos electrónicos con fotos de gatitos haciendo monerías, chistes de dudoso gusto y supuestos pensamientos profundos y hermosos (¡qué tiempos aquellos, cuando éramos ricos y corrían manantiales de ladrillos de oro por nuestros ríos y barrancos, lo que nos permitía dedicarnos a la lírica elevada!) desde que más o menos los europeos y los españoles hemos empezado a asumir que quizás esto que estamos viviendo no es una mera desaceleración para coger impulso antes de urbanizar todavía más terrenos a crecientes distancia de la costa con los que lograremos un PIB per cápita superior al de Suiza las cosas empiezan a cambiar: ahora cada vez que ocurre alguna desgracia económica alguien te envía una frase de Marx sacada de algún oscuro texto de esos suyos con títulos que nada tienen que ver con lo que luego cuenta el libro en cuestión (mi favorito, claro, es “La ideología alemana”) en los que, claro, se lee con claridad una descripción exacta de lo que está pasando. Si se trata de hacer caso al Marx intelectual, pues a la gente le da pereza. Pero si estamos hablando del Marx Nostradamus pues la cosa cambia y su atractivo es indudable. A este paso, claro, todo el mundo se va a hacer marxista y quienes desde hace años hemos reivindicado sus virtudes nos vamos a ver rodeados de advenedizos. Con las consecuencias negativas que ello supone, por ejemplo, a la hora de poder sacar ventajas a esto del marxismo en cosas de verdad importantes en la vida como, por ejemplo, ligar.
Ahora bien, por mucho que moleste que se ponga de moda a los guardianes de las esencias (como a buen seguro habrá molestado a los mourinhistas que tanta y tanta gente, cada vez más, se haya subido al carro tras títulos, buen juego y señorío), no deja de ser cierto que esto de releer a Karl Marx estos días es muy interesante. Así son las cosas. Hay una gran verdad en esas cadenas de correos electrónicos (como pasa siempre, por otra parte, con esas cadenas de correos electrónicos, ¿o no es verdad que si me escribe una rusa guapa diciéndome que soy muy atractivo por algo será?). En este sentido es muy chulo el libro de Eagleton, que es uno de esos universitarios ingleses raros que en España apenas sí existen (un académica especializado en literatura inglesa que se pasa la vida recluido y publicando estudios sesudos y con fundamento pero que, encima, es un marxista de tomo y lomo que se conoce muy bien la obra de Marx y de sus críticos) y que, además, nunca más podrán aparecer en el futuro dadas las circunstancias actuales de la enseñanza superior en nuestro país (los posibles freaks que se dedican a la Universidad en España y que puedan tener estas tendencias intelectualoides están anulados por un sabio sistema de selección del profesorado y agencias evaluadoras que los tiene ocupados de por vida haciendo articulitos sobre chorradas descriptivas, rellenando formularios y acumulando papelajos que acrediten que estuvieron en un curso sobre papiroflexia en Bolullos del Condado, todo lo cual es imprescindible para hacer carrera… o que no te despidan… pensándolo bien, ¿acaso no esta situación un precioso ejemplo de las funciones legitimadoras de la superestructura educativa y de creación de pensamiento en España, a la manera explicada por Marx?). Eagleton se conoce muy bien a Marx, sus textos, las críticas a los mismos y sus diferentes interpretaciones. Tiene sentido del humor y espíritu crítico, es una persona comprometida con su tiempo y los problemas del mundo. Todo ello en una coctelera que explica la vigencia del pensamiento marxista y sus razones en un contexto actual hace la obra entretenida. Además, como un partidario de la independencia de Cataluña contando manifestantes en los tiempos que corren, Eagleton ni siquiera tiene que exagerar en exceso los números o las interpretaciones para poder decir a los lectores, simplemente: “¿veis? ¡Justo lo que os decía!” Obviamente, y también como un partidario de la independencia de Cataluña contando manifestantes en los tiempos que corren, ello no significa que, de vez en cuando, no se exagere un poquito. ¡No hay que dar ninguna posibilidad ni armas al enemigo capitalista, por mucho que esté llamado a disolverse cual azucarillo por sí mismo, presa de sus inherentes contradicciones internas!
La obra está escrita de manera muy atractiva, a base de diez capítulos en los que Eagleton va aislando cada una de las críticas que habitualmente se hacen al marxismo y las va desmontando a la luz de la realidad, unas veces; de la correcta interpretación de Marx, otras muchas; o simplemente recurriendo a ese hispánico “y tú más” en referencia al capitalismo que tan eficaz es en ámbitos universitarios. Lo cierto es que nada se puede oponer a esta tríada de recursos argumentales a los que constantemente recurre Eagleton, dado que así es como se han de discutir estos temas, la verdad. Porque la discusión sobre formas y acción política, si no va de eso, ¿de qué va?. Quizás con la única salvedad de que en ocasiones el empeño en explicar la “correcta interpretación del marxismo a partir de Marx y no de ciertos experimentos fallidos y desdichados”, sin negar que pueda ser posible a partir de un análisis de la obra de Marx en sentido estricto, se aleja bastante de lo que convencionalmente suele entenderse por marxismo y acaba pareciéndose bastante, en algunos casos, a una socialdemocracia de corte clásico. Militante, activa, cachas, pero socialdemocracia. Ahora bien, como la socialdemocracia de corte clásico también lleva unas décadas (desde 1989, ¡qué casualidad!) desaparecida en combate, esta reivindicación también es meritoria. Y, sobre todo, dada la fecha de desaparición de la misma, ¿acaso no habrá bastante más verdad de lo que podamos pensar a primera vista en que ciertas de sus manifestaciones y facetas son un marxismo mucho más ortodoxo de lo que pensábamos hace unos años, cuando las reputábamos hijos bastardos y que se habían dado a la mala vida?
Las críticas que rebate Eagleton son un compendio bien trazado de las objeciones al uso al pensamiento marxista y las va rebatiendo con inteligencia y, lo que hace el libro más valioso, con un fino sentido del humor. Que si el marxismo ya no es necesario porque no hay progres y el mundo está avanzando para erradicar la miseria… pues Eagleton aporta cifras, en el fondo por todos conocidas, apabullantes sobre pobreza en el mundo, reparto de la riqueza y hasta qué punto sigue habiendo muchísima más gente que lo pasa fatal, muy mal o mal que elites acomodadas. Que si el marxismo está guay en teoría pero en la práctica conduce a Stalin o Fidel Castro, pues Eagleton pone en su contexto las barbaridades de éstos, las compara con las del capitalismo de la época (y las del actual) y te remata añadiendo logros que, a su vez, también son incuestionables y muy superiores a la evolución capitalista de esas sociedades o sus equivalentes… Eagleton habla de determinismo y de materialismo, de la supuesta falta de interés de Marx por las cuestiones espirituales, las ideas, la cultura o cómo concibe las relaciones de la misma con el determinismo económico y se luce acudiendo a las fuentes y demostrando un profundo conocimiento de la obra y pensamiento de Marx para desmontar parte de las críticas, explicando que el marxismo es lo que es (una explicación económica y propuesta de mejora) pero que tampoco pretende ser todo, o lo único importante, en la vida. Más dudosa puede ser la construcción de un marxismo democrático o la visión del capitalismo, según Eagleton, como algo “bueno” en el pensamiento de Marx (y no sólo como algo bueno por ser un paso necesario para la llegada de la revolución marxista sino también en sí mismo, por su potencial de crecimiento, liberador de personas y de espíritus), pero la verdad es que las referencias y explicaciones a la obra de Marx son interesantes, al menos y a uno le convencen (será que soy fácil, no sé, o que soy muy fácil con señores con traje de tweed y coderas). En cualquier caso, pues mira, ¡ni idea de si ese marxismo es el canónico y el ortodoxo, pero sin duda es un marxismo que mola!
En fin, tiene poco sentido detallar argumentos y refutaciones. Lean el libro. O simplemente miren a su alrededor. Constaten los problemas a que hacemos frente y comprobarán que las patologías descritas en su día por Marx son las que son… y las que tenemos por doquier en estos momentos y de forma muy visible. Por ejemplo, cuando en El Capital exponía la ineluctabilidad de que los gobiernos de las democracias formales representativas sean supuestamente garantes de los derechos e intereses de los ciudadanos pero, en la práctica, no puedan sino deberse en sus acciones a los grandes poderes económicos y a quienes acumulan capital… especialmente a partir de actividades puramente financieras. ¿Alguien se puede atrever a dudarlo, ante las exhibiciones de los últimos tiempos? Como recuerda con sentido del humor, es llamativo que todas estas críticas a Marx sobre el excesivo peso de la economía en sus ideas y su rancio materialismo vengan de un sistema (el capitalismo) y unos tiempos (los actuales) en los que todos, gobiernos, ciudadanos, medios de comunicación… hemos acabado convertidos al credo marxista (al menos en este punto… que por otro lado es esencial y del que se deducen, paso a paso, todos lo demás) de manera absoluta. Porque la importancia de la economía, de las relaciones de producción, de cómo nos organizamos para ser competitivos, a día de hoy todos las tenemos por esenciales. Todos asumimos que a partir de ahí toman forma las relaciones sociales y políticas en una sociedad, desde las más visibles a las que pasan más inadvertidas. Y todos tenemos claro que para alterar éstas hay que alterar aquéllas, que para mejorar cómo vivimos, nuestros derechos y nuestra organización política el control sobre la parte económica de nuestra existencia, individual o colectiva es esencial. En resumen… ¡nos hemos hecho todos marxistas!
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Comentario de Laura (13/10/2012 12:02):
Como te oigan Enric Morera y sus huestes (los clubes de fans de Mercadona y del Valencia C.F.) te van a hacer pupita… Por traidor. ;-)
Comentario de Garganta Profunda (13/10/2012 14:54):
Gracias por la recomendacion. Detecto, eso si, cierto proceso de “encabronamiento” para con todo a la luz de tus ultimos escritos…o te me estas volviendo un rebelde o lo de Bolonia te esta sentando peor de lo esperado.
Comentario de labuelo (13/10/2012 16:56):
Y este libro, en castellano… como que no ¿verdad?. No es que no domine el inglés. Es que me estoy españolizando como buen wertero…
Comentario de LauriG (13/10/2012 17:13):
¡Me ha encantado! Me he reído mucho. Gracias por dejarme todo el día con la sonrisa tonta.
Comentario de Andrés Boix Palop (13/10/2012 19:55):
No sé si se me nota enfadado o se me nota contento, si el artículo suena quejoso y crítico o más desenfadado y optimista, porque uno quizás no es el mejor juez de sí mismo y porque, además, quizás sea un poco de todo a la vez, ¿no? ¿Es eso posible? En todo caso, gracias a todos.
Comentario de lalo (13/10/2012 23:50):
es obvio que marx tenia toda la razon, cualquiera que se haaya aproximado minimamente a marx, no le sorprendera lo que esta pasando, se vislumbraba claramente desde hace casi una decada. marx como dice andres, es el nevo nostradamus, solo que el no tenia sueños y escribia imagenes sin sentido que hay que interpretar, sino que es la cosecuencia de una teoria muy elaborada. justamente la parte mas floja de marx es sore la revolucion del proletariado y la sociedad ideal que devendria. nunca entendi como despues de desarrollar una teoria tan bien fundamentada y rigurosa terminaba con ese happy end ridiculo made in hollywood
Comentario de Andrés Boix Palop (14/10/2012 10:23):
Totalmente de acuerdo, Lalo, por eso me interesa la posición de gente como Eagleton, con su revelaboración a partir de modelos de democracia participativa e integradora como evolución para la superación paulatina del paradigma del capitalismo de mercado.
Comentario de desempleado (14/10/2012 10:47):
El citado libro lo editó la editorial Península (editorial a reivindicar desde YA) el año pasado. El problema es el de siempre: la brutal avalancha de novedades hace que este tipo de libros duren como mucho un mes en las estanterías, el limitadísimo número de copias a la venta tampoco ayuda mucho, la verdad.
Si nos ponemos estupendos no hay partido más leninista que el pp.
Comentario de Epicureo (14/10/2012 15:01):
Marx era un hacha para percibir los fenómenos que estaban ocurriendo en el mundo, mientras que los economistas clásicos no salían mucho de la torre de marfil de la teoría (Homo economicus y todo eso). La teoría y la predicción no se le daban tan bien. Su “revolución” y su “comunismo” no son más que una versión atea de la teleología cristiana.
Por eso recuerdo que me hice marxista cuando empecé a leer el Manifiesto, lo dejé cuando me di cuenta de los errores del primer libro de El Capital, pero me estoy planteando volver a serlo ahora que parece que la revolución capitalista está a punto de borrar todo el siglo XX. O simplemente coger una escopeta y ponerme a pegar tiros. Veremos.
Comentario de Latro (15/10/2012 12:17):
Interesante y a lo mejor hasta lo pillo y todo, aunque a mi eso de “contraponer los superiores logros de “… no se, a lo mejor yo soy muy rarito, pero ni que me digas que Stalin modernizó un país superatrasado superando con ello todo el crecimiento económico y desarrollismo de cualquier democracia capitalista me vas a convencer de que a lo mejor a menos velocidad y muchisimos menos muertos la cosa habría ido mejor…
Comentario de Latro (15/10/2012 12:18):
Digo, convencer de lo contrario, que ya no se ni que escribo. Me debo estar haciendo burgues o algo
Comentario de Gekokujo (15/10/2012 15:03):
Muchísimas gracias por la reseña. Es curioso, parece que no soy el único que se plantea la vigencia de Marx. Apenas he leído algunos párrafos, alguna crítica, vaya retazos sueltos (la pereza). Solamente con estos elementos ya me pregunté en qué medida tiene razón y en qué medida hay que seguir sus consejos.
Muy bueno el comentario sobre la asunción de la importancia de la economía. Es como la pareja, se revela como sumamente importante en el momento de perderla.
Estoy de acuerdo con Epicureo en que Marx tiene mucho de cristiano. Aunque no lo digo yo, lo dijo Stirner, o fue Popper?. Pero claro, solo a un cristiano buenazo se le hubiese ocurrido cuestionar el capitalismo así, en fin, como Cristo desmontando el mercadillo…
Mi punto de vista particular sobre el tema, ya sé que importa un comino, pero lo voy a dar igual, es que a Marx se le olvidó el factor humano. Sin cuestionar la importancia de la estructura económica de una sociedad, se echa en falta un análisis del comportamiento humano. En el sentido de que hay que preveer, aunque sea mínimamente, cómo van a comportarse las personas. Y por lo que conocemos tanto del capitalismo como en los experimentos comunistas, este deja bastante que desear. O dicho de otro modo, el comunismo sólo es viable en una sociedad cristiana (de comportamiento, no de creencias).
Comentario de Mauricio (15/10/2012 16:55):
Teoricamente el hombre puede viajar en el tiempo pero no en la practica…afortunadamente, lo que sería considerado como un serio contratiempo por reaccionarios y plutocratas, es tan solo un detalle anecdotico, un acicate más, para espiritus libres como ustedes.
Por el efecto que parece haber tenido en ustedes, cualquiera diria que el libro de marras es más bien un trasunto para marxistas de aquellos libros de autoayuda para yuppies que se popularizaron en los 90, un ¿Quién se ha comido el queso” para marxistas irredentos…en cualquier caso muy acertado comparar a Marx con Nostredamus…que la fuerza les acompañe!
Comentario de lalo (15/10/2012 17:02):
tengo la absoluta conviccion de que usted mauricio no ha leido nada de marx,a lo sumo una cita, y lo ha puesto en la columna de malos y no ha ido mas alla, como de costumbre en su discurso.
ya le imagino delante del papel en su escritorio de marfil heredado de su muy trabajadora y emprendedora familia. buenos hayeck, malos marx.
el maniqueismo es un rasgo de mentalidaddes fragiles que necesitan el resguardo de los conceptos claros y concisos.
Comentario de Mauricio (15/10/2012 17:43):
Conmigo la ha clavado pero dando por supuesto que usted no es nada maniqueo, digo yo que aceptara que algun tipo habra por ahí, uno normal y corriente, con un trabajo y sueldo estándar, incluso algún obrero o estudiante mileurista, medianamente leido, tan solo moderadamente alienado, que no se levanta por las mañana pensando en como joder al projimo, que honestamente cree que Marx estaba equivocado…ya sé, es improbable, pero teoricamente es posible ;)
Comentario de sangonereta (15/10/2012 17:43):
Señor Mauricio, ni tan sólo el cursillo para ligar? En cinco lecciones! cinco! faif! también usted puede ser marxista.
Comentario de Casio (16/10/2012 13:14):
Como dice Andrés, todo el mundo es marxistas avant la lettre.
Menos el PSOE desde el XXVIII congreso, y así le/nos ha ido.
Firmado: Luis Gómez LLorente.
In memorian de último marxista que hubo en la ejecutiva del PSOE, recientemente RIP^.
Comentario de l.g. (16/10/2012 22:12):
Pues es curioso el libro, aunque me parece que se pasa un tanto. No me imagino a Marx diciendo eso de que quería acabar de una vez con ese tostón económico para dedicarse a la literatura (creo recordar que Eagleton dice algo parecido).
En mi caso, poco después me leí otro libro sobre pensamiento económico: Market. The big three de Mark Skousen, un tipo un tanto neocon que, lógicamente pinta un retrato de Marx que parece el reverso tenebroso del que hace Eagleton llegando hasta lo personal: Manipulador, mentiroso, mezquino, egoísta, responsable -más o menos- de los suicidios de varios de sus hijos; creo que sólo le faltaba acusarle de lo de Manolete.
Comentario de Andrés Boix Palop (17/10/2012 00:22):
Sí, Eagleton dice que después del capital Marx decía que quería hacer una gran obra analizando a un escritor que-ahora-no-recuerdo-cuál-era en plan exhaustivo. También lo pinta como un tipo alegre, amante de la vida, de la tertulia, de la diversión, de la cultura, de profundo sentido del humor, irónico…
Comentario de Andrés Boix Palop (17/10/2012 00:26):
¡Y me anoto esa referencia sobre los tres grandes del mercado. ¡Muchas gracias!
Comentario de menipo (17/10/2012 13:48):
No olviden las sabias palabras de Juan Roig:
Roig: “Hay que imitar la cultura del esfuerzo de los bazares chinos”
http://www.cincodias.com/articulo/empresas/roig-hay-imitar-cultura-esfuerzo-bazares-chinos/20120307cdscdsemp_1/
La trama daña la competitividad de España, según Interior
La evasión fiscal permitía vender productos a bajo precio
http://politica.elpais.com/politica/2012/10/16/actualidad/1350417476_054537.html