Novela de ajedrez – Stefan Zweig
Cómo sobrevivir al tedio cuando no se puede recurrir al Marca
Quizá alguno de ustedes, que sabemos que son de media tipos listos, conozca, e incluso haya practicado un juego similar al parchís pero limitado a dos jugadores llamado ajedrez. Este juego es incluso considerado en su versión competición como un, acojónense, ¡deporte! Tamaña estupidez, por supuesto, no es compartida por el que estas líneas escribe, no al menos hasta que sea posible asistir a los torneos y no llamen la atención del respetable por hacer la ola, llamar hijoputa al árbitro, y hacer llorar al rival solo por gritar a coro “eeeeeehhhhhh… ¡cabrón!”, cuando le toca mover ficha. ¿Qué clase de “deporte” es ese?, ¿eh?, es que me indigno.
Bueno, que me lío y sé que mis mierdas no les interesan. La cosa va de que vamos a comentar un libro de Stefan Zweig, que es uno de los escritores más elegantes (escribiendo, que no vistiendo se entiende) que parió madre, que trata de ajedrez y en el que además salen nazis. Lo que tiene de especial esta crítica es que a su vez hará de crónica sobre detalles no revelados por el autor que LPD desentrañará para usted.
La historia comienza en un trasatlántico que va de Nueva York a Buenos Aires en el cual viaja un joven campeón de ajedrez, Mirko Czentovic. Como buen campeón de lo que sea, Mirko es chulo, ignorante, cateto, pagado de sí mismo, repelente…todo un ídolo. Así que varios viajeros aficionados al “deporte” le retan, con dinero de por medio, ya que es el único estímulo que mueve a Mirko a jugar con unos amateurs, a una partida.
Cómo no, el campeón gana la partida, con una chulería y unas maneras que solo le falta hacer el jaque mate moviendo fichas con la punta del miembro viril. Los pasajeros, humillados, pero no escarmentados, le piden una revancha. Durante esta, inesperadamente, un misterioso pasajero, el Sr. B., interviene y logra con sus consejos forzar tablas, que traducido al fútbol es un empate. Czentovic, asombrado pero no escarmentado, pide revancha, esta vez únicamente contra el Sr. B.
La noche anterior al encuentro, el Sr. B. relata a uno de los pasajeros cómo adquirió tal maestría en el noble juego. El Sr. B., hombre de bien y contable vienés, fue detenido por la Gestapo, y recluido en una habitación de hotel, con ventanas tapiadas y ninguna comodidad. De la habitación sale únicamente para ser interrogado con objeto de forzar su resistencia mental. Los periodos entre interrogatorios son cada vez son más largos. El Sr. B pierde completamente la noción del tiempo, y para conservar la cabeza sobre los hombros, busca formas de escape intelectual. Aquí Zweig, por buen gusto, omite detalles escabrosos que subyacen al relato, pero LPD los pone sobre el tapete y le resume las peripecias del protagonista durante su encierro. Obviamente, si se está encerrado sin nada que hacer, uno se plantea varias opciones.
La primera que se le ocurre, como a cualquiera de nosotros en su situación, es tatarear algo, como Chimo Bayo, “Chiquitan chiquititan tan tan bam que tun pan pan que tun pan que tepe tepe pan pan pan que tun pan que pin”, seguida de Scatman de John Scatman, “I’m the Scatman….repeat after me It’s a scoobie oobie doobie scoobie doobie melody… pii pa pa paropo, pa pa paropo”. Cuando el protagonista ya va por “amante bandido” de Miguel Bose, los guardias que montan vigilancia en la puerta, hastiados, advierten al prisionero que, o depone su actitud, o le parten la boca a base de darle con la culata de la Luger, no sin cierta razón.
Como los muy malvados nazis, Dios los maldiga y Amnistía Internacional los condene, le han prohibido cantar y no tienen la deferencia de dejarle una pelota de béisbol y un guante como a McQueen en La gran evasión, ni tan siquiera una bola de tela rellena de arena con la que practicar toques, el hombre comienza sufrir el síndrome del espectador de “Negro sobre blanco” de Sánchez Drago, vamos, que se aburre como un cabrón hasta el punto de no poder sujetar la cordura que se le va por patas.
Siguiendo el orden de aficiones masculinas, por eliminación, no le queda sino, como a cualquiera que se encuentra solo en la casa, pajearse como un mandril, pero a la tercera, cuarta, quinta…vigésimo octava, al hombre le empieza a escocer el asunto. Tiene que hacer algo, otra cosa, ¿pero qué?, sin poder cantar, sin poder tocarse, sin un balón para poder montarse su propia liga de un equipo de un jugador, empieza a desesperarse, pero, ¡milagro!, y volvemos aquí a lo que el autor explicita en el relato, descubre un pequeño libro que ha pasado inadvertido a sus guardianes que replica partidas de ajedrez de grandes maestros. Tras pensar que es una putada que no se hubieran dejado mejor una de las novelas de Juego de Tronos, se dice a sí mismo que menos da una piedra, y algo hay que hacer, así que empieza a repetirlas en su mente para evadirse mentalmente de su prisión, hasta el punto de aprenderlas, luego crear nuevas combinaciones, asumiendo el rol de ambos jugadores. Y llega a jugar partidas simultáneas, sucesiones de piezas blancas y negras van y vienen, todo esto en su cabeza.
Como pueden imaginar, con tal entretenimiento, si el protagonista logra superar su cautiverio no será sino a costa de pagar un alto precio. Hasta aquí ya hemos adelantado suficiente el argumento como para ahora dejarles a ustedes la iniciativa. La novela como tal es más un relato largo, así que poco tiempo les costará. Desde aquí no podemos más que recomendarles su lectura, de merecida fama, donde Zweig describe con tanta naturalidad y sencillez como elegancia el proceso de disociación mental que sufre el protagonista, absorbido poco a poco en un remolino de locura. Todo contado con la habitual agudeza de un autor brillante a la hora de dibujar retratos psicológicos tan completos como esclarecedores acerca de las motivaciones de sus personajes.
Obra breve pero intensa, lo mismo que dicen ustedes a sus mujeres tras la cópula, donde Zweig quizá reflejó más sus personales temores futuros, el miedo a un mundo dominado por la sinrazón, que le llevó en un 22 de febrero de 1942 a suicidarse junto a su esposa, desesperados porque creían realmente que el nazismo acabaría imponiéndose en todo el mundo.
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Comentario de asertus (29/09/2011 08:49):
Una cosa que siempre me ha parecido curiosa es lo del PP y el franquismo…, más que nada porque recuerdo este artículo de la época de aznarato absoluto..
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/espana/el-pp-condena-en-parlamento-dictadura-de-francisco-franco_25373.html
Saludos
Comentario de asertus (29/09/2011 08:50):
Ojiplático me he quedado…, juro que estaba intentando comentar lo del Viva Rajoy…
chess is cool
Comentario de Regularizado (29/09/2011 10:15):
La obra no va sobre cómo superar el tedio, sino sobre el enfrentamiento entre dos formas de entender la vida . Mirko Czentovic es un picapedrero del ajedrez, un jugador mecánico y efectivista que aplica el rodillo sin ninguna chispa de humanidad o creatividad, el Más Listo del Tablero. B, en cambio, es una persona que respira y vive el ajedrez, que se maravilla antes sus interminables posibilidades, que usa el juego de los 64 recuadros para expresar todo aquello que su cautiverio no le permite. En suma, Zweig nos anticipa un Mourinho vs Guardiola, un MEMYUC vs el Més Que Un Club Del Poetes Morts. Y encima narrado con una prosa inigualable.
¡Léanse la novela, coño, que es buena!
Comentario de desempleado (29/09/2011 10:29):
Efectivamente, la leí hace unos meses y me encantó. La pregunta es: ¿puede el autor escribir novelas igual de buenas pero de 500 páginas (por decir un número al azar)?
Comentario de Swampling (29/09/2011 10:50):
Joder, casualidades de la puta vida, es el libro que me estoy leyendo ahora mismo, que para lo corto que es ya me está durando demasiado (3 días).
Hay “spoilers” o espero a que lo acabe el finde para leer el artículo?
Comentario de Conde (29/09/2011 11:51):
Yo no lo he leido (ni pienso, esperaré a que saquen la película), pero no parece que haya spoilers d’esos, Swampling, así que sé valiente y léete el artículo.
Comentario de Angels (29/09/2011 12:19):
Me ha gustado mucho el artículo!!! me he reído un montón y además, me quedo con ganas de buscar el libro y leermelo…me ha picado el gusanillo…
Por cierto, bunnymen, coincido en que lo de llamar ‘deporte’ al ajedrez…..bueno….no lo veo…
Comentario de Javier (29/09/2011 12:20):
¿Como se llama la novela?
Comentario de Asín...nos va (29/09/2011 12:30):
Uyyyyy Mr. Bunnymen, Ud. pilla.
Tengo pendiente el Magallanes de Zweig, mismo me animo y adelanto su lectura.
Comentario de BunnyMen (29/09/2011 12:46):
3# Regularizado, totalmente de acuerdo acerca del tema de la confrontación de caracteres. Cierto que he desviado parcialmente el tema pero en la obra convergen con igual importancia, que es lo bonito que tiene, pero además así podía explayarme más con mis tonterías. Aunque es verdad que si tuviera que reescribir el artículo tendría que apuntar el tema que indicas. Gracias por tu comentario.
#5 Swampling, no hay spoilers que te vayan a romper el desenlace, pero…si tarda casi lo mismo en leerte la novela que el artículo!!!, pero puede hacer caso a Conde
#7 Gracias señorita Angels, léaselo, que le llevara media tarde y es muy bueno.
#8 Novela de ajedrez.
Asertus, genial comentario en #1, joder, ¡que en LPD en cualquier artículo se puede hablar de todo!
Comentario de Seymour M (29/09/2011 14:03):
¡Eso, eso, si hablamos de todo, hablamos de todo!
Por cierto, ¿salen trasgos o no?
Comentario de karpov (29/09/2011 16:14):
bueno, ya es hora de que vayamos hablando de todo. no me he leído el libro. lo veo en la biblioteca, está ahí, pero siempre hay uno antes. ‘carta de una desconocida’, si. muy bonito el libro si señor.
el ajedrez es deporte. y si, se puede gritar, oe, oé, de hecho. y vamos, en una partida como dios manda no aparece el señor nosecuantos y se pone a dar consejos porque se lleva una galleta por pipón pero tal que asín. hombre, los pipas dan tabaco. esa frase es también del ajedrez. del otro ajedrez. del ajedrez para adultos. del ajedrez de nos jugamos unos chupis. del ajedrez de la intimidación al contrario como si fuéramos centrales de velez sarsfield. del ‘no sabes ni moverlas’. del ajedrez en el que no se habla de jaque si no que se dice ‘rey’. y cuando se repite ‘doble rey’. del ajedrez que se juega rayando el tablero con el garfio.
si vamos a hablar de todo… yo ya no juego a ajedrez precisamente por no saber llevar la presión ambiental. no saber perder. el miedo escénico. igual que en el fútbol. de hacer mourinhadas tirando el rey, de largarme teniendo el mate a tiro por pensar que todo era ya una mierda y tenía la partida perdida.
en fin. me emociono.
el ajedrez me da sed!
Comentario de Destripaterrones (29/09/2011 16:19):
Hablando de novelas de ajedrez, ¿Qué les parece La Tabla de Flandes?
Comentario de BunnyMen (29/09/2011 19:09):
Bueno Karpov, se le esperaba por aquí para hablar de todo. Yo ajedrez solo he jugado en dos modos, amateur con la familia, en la que si puedes insultar al contrario, especialmente si es tu hermano, y en versión 8 bits como ilustra el articulo, en la que por supuesto, también puedes, y casi debes vejar a ala maquina, aunque esto sucede más cuando uno trabaja, por que los juegos de ajedrez no son muy listos, no al menos a los que yo le he dado. No se si IBM ya comercializa la Deep Blue que en su día gano a su eterno rival. La cuestión es ¿deporte o no?
#13 Destripaterrones, La tabla de Flandes yo no la he leído. Supongo que si ha leído ya a Reverte será recomendable, si es de los que no le traga pues no. Yo no le he leído mucho, dos o tres cosas incluyendo el primero de los Alatriste, y bueno, en su día me pareció una lectura bastante amena, hace ya unos años eso si.
#11 Ah, y no hay trasgos Seymour M, pero si que hay juegos de ajedrez de “El señor de los anillos”, en los que por supuesto, las piezas negras representan el mal, y los peones son trasgos, bueno, orcos. No es coña, véalo en imágenes de Google.
#9 ¿Por qué me quiere pegar?, encima que le recomiendo. El magallanes no lo he leido, pero yo todo lo que leo de Zweig me gusta, mucho o mucho, sin termino medio.
Comentario de BunnyMen (29/09/2011 19:11):
Miren que monada…
http://www.todocoleccion.net/ajedrez-senor-anillos~x24221520
Comentario de SinanPacha (29/09/2011 19:41):
Lo que mi latina mente no puede llegar a entender es cómo Zweig es capaz de suicidarse en Salvador de Baía. Si hubiera sido, pongamos, español, ¿que hubiese hecho tras escapar -por los pelos- de los nazis y haber llegado a Brasil dejando atrás la fría Austria? Pues montar un chiringuito de paellas mientras se regocijaba por su buena fortuna o, en su defecto, declararse “martir de la libertad” y pedir pingües subvenciones, completadas por apariciones en diversos programas TDT. Pero no, el era germánico, así que llevado por la angustia y sin esperar a los carnavales ni nada, pues va y se pega un tiro. Y hoy en día el ignaro visitante que va tropezando con las farolas del Paseo da Barra, distraido ante tanto atributo físico mulato de ambos sexos, se da de bruces con un monolito que conmemora el luctuoso hecho. Y a menos de que Vd. sea un gafapasta, un indignado con ínfulas, pensará “vaya gilipollas” y se dirigirá, con paso seguro, a por la próxima caipirinha. La novela, a todo esto, mola mogollón.
Comentario de varo (30/09/2011 00:21):
Yo de Zweig aguante como diez paginas de “Momentos estelares de la humanidad”. De haber sido yo el comisario politico a cargo de cultura en alguna revolucion, lo hubiera mandado unos diez añitos a cultivar arroz a algun campo de reeducacion.
Pelin burgues y reaccionario, vaya.
Luego anda gente respetable hablando bien de el, puede que debiera darle otra oportunidad.
(muy bueno el articulo, y que agobio da lo de quedarse sin tildes para escribir)
Comentario de Greñas (30/09/2011 02:02):
¿El ajedrez un deporte? Claro que si
Defiendo la deportidad? deportividad? del ajedrez, asi como la de la pesca y el golf, al considerarlos tres “Deportes Nobles”, siendo estos “Deportes Nobles” aquellos en los que no se suda y se pueden practicar a la vez que se fuma uno un cigarrito (extra o no, a gusto del usuario) y se bebe una cerveza, de las de verdad, no esas polladas de 0,0, que estamos hablando de ¡deporte!, coño, mientras se charla con los colegas.
Si el mus se considerara deporte seria el deporte rey.
Si saben ustedes de algun deporte que se pueda considerar “Noble”, les ruego me lo apunten, con vistas a organizar unas “Olimpiadas Nobles” (ya voy pidiendo las subvenciones).
Me disculpen el off topic, sigan ustedes gafapasteando.
Comentario de Endo (30/09/2011 02:12):
Todavía recuerdo el día en el que compré este libro, siendo adolescente, en la librería ‘Cervantes’ de Salamanca: y no sólo porque lo leyera de una tarde y me encantara (que también), sino sobre todo por la reacción de la librera cuando fui a preguntar por él y pronuncié el nombre del autor más o menos como “Estífen Zueig”. Lanzándome una mirada gélida, de infinito desprecio, pronunció su nombre correctamente (no me extrañaría que incluso con acento vienés), y me lo entregó sin añadir una sola palabra. Ya en casa, después de haber terminado de leerlo, concluí que la humillación había valido la pena.
Para los que tienen dudas acerca de darle una oportunidad a este autor, sólo puedo decirles que es simplemente un clásico. Vamos, que a alguien podrá no gustarle, pero que no es precisamente una apuesta arriesgada.
¿Burgués? Hombre, procediendo de una familia de ricos industriales judíos de Viena, sería defícil negarlo, aunque desde luego yo no lo calificaría en absoluto de “reaccionario”.
Y en cuanto a la pregunta de ‘desempleado’ acerca de si puede ‘escribir novelas igual de buenas pero de 500 páginas, (por decir un número al azar)’, a mí personalmente me encantó “La impaciencia del corazón” (464 páginas en la edición que tengo delante).
Comentario de varo (30/09/2011 09:35):
Hombre, Italo Svevo tambien es absolutamente burgues, tanto por su trayectoria vital como por los temas que escoge para hacer literatura; como Hermann Broch, si me apuras. Pero en ellos no se percibe la celebracion y glorificacion de ciertos valores que te encuentras en aquellas 10 paginas de Zweig. Igual mal elegidas, todo puede ser.
¿Sabes a quien encadenaba a un arrozal otros diez añitos tambien? A Fernando Pessoa. Que tio asqueroso.
Comentario de karpov (30/09/2011 09:42):
14# deporte. yo creo que si. es un juego, eso está claro. deporte… físico no es, pero está claro que cuanto más juegas más sabes, más en forma estás, más aprendes y si dejas de jugar pierdes la forma. como en los deportes, si lo dejas un tiempo, pierdes el mojo. y cuando te haces mayor por mucho que sepas, ya no tienes la frescura de antes. y ya que vamos a hablar de todo… ejque yo donde más he jugado y más he visto jugar ha sido en el bar. adolescencia perdida mirando partidas de los manobras con las manos comidas de yeso, jugándose los cubatas, cantándole ‘eres un triste payaso, con careta de alegría, que llora su fracaso’, al que perdía una pieza.
snif. qué tiempos.
16# creo que fue angel ganivet, que era de Granada, el que se fue a suicidar a Riga, nada menos. asín si.
Comentario de BunnyMen (30/09/2011 12:06):
La migan es muy bonita karpov, pero falta que hordas hooligans luego se enfrenten en la calle a botellazos para que sea un deporte completo.
Aunque si nos ponemos a hablar de todo caigo en la cuenta de que existe una modalidad donde podemos aplicarle el componente físico…
http://veracruzinforma.com.mx/2011/05/ajedrez-humano-en-el-parque-independencia/
Que digo yo, ¿alguien ha participado en esto?, por que una partida de dos o tres horas tiene que tener su aquel de resistencia. Me imagino en sus últimas fases al rey y las piezas que siguen en el tablero, sudando, aguantándose las ganas de mear, mirando al que esta meditando la jugada un cuarto de hora y pensando “mueve ya cabrón”.
¿Y cuando por ejemplo un peón elimina a otro?, ¿como se hace?, ¿le empuja?, ¿le pega un directo en la mandíbula para escenificar el ataque?, ¿le retuerce el brazo tras la espalda, le acompaña fuera del tablero y luego vuelve a su sitio?
Comentario de BunnyMen (30/09/2011 12:22):
Perdón, en “migan” quería poner imagen. Y #16, totalmente de acuerdo ante esa forma de afrontar el final. Y hablando de todo, ¿como lo afrontaría de ser de otra rama cultural?. De ser un británico o derivado (australiano, yanqui), civilizaciones amigas de la gresca macarra en general, me lo imagino en su habitación de hotel tropical, en camiseta sin mangas, ventilador de techo dando vueltas a tope y bebiendo a morro de una botella de ron local, con una pistola en la mesilla y mirando fijamente la puerta pensando “en cuanto entren por mi, me llevo a todos los que pueda por delante”.
Comentario de Álvaro (30/09/2011 13:20):
Sólo voy a aportar una anécdota. Me contó un yonqui en una ocasión que, cuando les metían en el calabozo de Plaza Castilla con el monazo, no le quedaba otra que hacerse pajas. En el medio segundo que se corría, no sentía el mono. Y eso era a lo máximo que podía aspirar.
Comentario de karpov (30/09/2011 13:23):
22# y que haya piezas humanas que se pongan rebeldes y hagan como hacía juan tamariz cuando te hacía coger una carta y decía… ‘esa no!!!’.
Comentario de karpov (30/09/2011 13:28):
24# eso es bonito también. a su modo. pero bonito igual.
pero es bonito porque es viernes, claro.
ya que estamos hablando de todo, vamos a hablar de todo. había otro libro de otro alemán o austriaco, no sé como se llamaba el menda, un libro que se llamaba ‘las tribulaciones del joven Törless’, que era como de indefiniciones sexuales o así. vamos, que se pasaban el libro metiéndose mano. qué cosas tienen en la cabeza los austriacos, qué país.
13# me leí la tabla de flandes y me gustó. también me gustaron otras novelas de pérez reverte. sobre todo ‘la sombra del águila’. pero luego, lo que es el personaje pérez reverte, es como… odiosillo.
Comentario de Asín...nos va (30/09/2011 14:10):
#14, Mr Bunnymen, creo que no nos hemos entendido¡¡pero cómo voy a querer pegarle!! Debía haber alargado mi frase y dejarla en la forma: “Uyyyyy Mr. Bunnymen, Ud. pilla… cacho a juzgar por los entusiastas comentarios de sus admiradoras”. (Lo de pegarse lo dejamos para el hilo de Rajoy)
#26, para sacarles esas cosas de la cabeza a los propios austriacos ya estaba Thomas Bernhard, que no hay mejor cuña que la de la propia madera.
Comentario de Seymour M (30/09/2011 16:49):
Hoygan, pues ya que hablamos de todo, les voy a contar mi primera experiencia con este pasatiempo (me niego a llamar deporte a cualquier disciplina donde alguno de los participantes no sea susceptible de abandonar el espacio de juego ensangrentado y/o con algún hueso roto) y que se remonta a una mañana de domingo de mi adolescencia en la que se celebraba un campeonato amateur al que un amigo, aficionado empedernido, me había engañado para apuntarme, por eso de no ir él solo. Sobra decir que yo no tenía ni repajolera idea de jugar, de igual forma que también sobra decir que la noche del sábado me lance a los dulces brazos de las bebidas espirituosas y llegué al campeonato sin pasar por el catre, en un estado bastante perjudicado. Las reglas me las explicó por encima mi colega en los cinco minutos anteriores a que me tocara batirme en duelo con un gordiflón con pinta de acabar de salir de la Mazmorra del Androide. Así que al llegar el momento, me acerqué tambaleante a la mesa, me senté, pusé cara de concentración, me rasque la barbilla con fruición y empecé a mover las piezas como Dios me dio a entender, ergo al buen tuntún. ¿El resultado final? Tablas, pedidas por mi contricante, seguramente intimidado por lo que pensaría era una agresiva táctica de juego de clara inspiración soviética. No me acuerdo de mucho más, pero la posibilidad de que me sacase el pene y lo restregase por el tablero mientras le espetaba al maromo un: “¡Julai! ¡Perdedor!” es bastante factible. Eran otros tiempos…
Y ya está. Quédense con la moraleja de este bello acontecido, que seguro que la tiene. Vamos, digo yo.
Comentario de BunnyMen (30/09/2011 17:19):
#27 Ahhh, valeee, me deja aliviado entonces.
Y hablando de todo un poco, imperdonable que no cuente yo mi batalla en el terreno de torneos. Una vez en mi instituto, curso de segundo de BUP, nos montaron una partida simultanea, una veinte mesas aprox contra un empollon con gafas al que se le suponía gran maestría en el juego, creo que era exalumno o algo así. El tío con sus dos pelotillas de empollon nos barrio del mapa en cuestión de menos de media hora. Lo recuerdo por que me sentaba al lado de un colega que fue el penúltimo eliminado. A mi me dio al mano de despedida por el termino central-bajo, entre el diez-quince (supongo que más tirando al quince, pero no quiero levantarme traumas) más o menos. Como el caballero yonki de la anécdota de Álvaro, supongo me haría una paja después para aliviarme, bueno, aunque a esa edad me la haría igual si o si, con o sin motivo, pajero-rebelde sin causa.
¿Mi conclusión? Que a este tipo de fenómenos habría que encerrarlos para experimentar con ellos, o hacerlos arder en la hoguera de San Juan, por evidenciarnos a los demás lo limitados que somos.
Comentario de misantropo (30/09/2011 20:06):
Sr.Bunny.
Ahora que he acabado el cuarto libro de Juego de Tronos, y estando a punto de releer a Ray Bradbury en Fahrenheit 451), no sé, pero me ha hecho usted cambiar. Su artículo me ha gustado y muchas veces las cosas pequeñas son las mejores (eso es lo que le digo a mi mujer). Después de cuatro o cinco o seis mil páginas me apetece leer algo realmente que merezca la pena.
Si me acuerdo, ya le diré que me ha parecido.
Comentario de BunnyMen (30/09/2011 20:39):
Gracias por el comentario misantropo,
Y si se pone ya, me lo cuenta mañana o pasado, la edición que tengo de Acantilado, 94 páginas con letra generosamente grande, y como ve en comentarios, no es que solo lo recomiende yo. Y ya que lo dice, Fahrenheit 451 es algo que también merece la pena leer y releer.
Comentario de InVino(Veritas) (01/10/2011 06:34):
Sobre delirios, parchises y ajedreces pa mi nada mejor que La Torre Herida por el Rayo. Novela fetiche de Holluebeq (las Particulas Elementales se le da, a veces, un aire), que cuenta -jugada a jugada- la final del campeonato del mundo en Paris con secuestro del ministro soviético de asuntos exteriores de fondo. Enfrentamiento épico entre un mindundi español y un fisico suizo, en el que el primero, que sospecha que el suizo está detras del secuestro, intenta a la vez ganar la partida y hacer que el suizo confiese su presunta felonía a base de jugadas imposibles. Todo esto obra y gracia de uno de los mayores expertos en temas ajedrecisticos patrios y Apostol del Milenarismo: Fernando Arrabal.
Con todo el respeto para Zweig y sus atormentadísimos personajes, clarostá.
Comentario de BunnyMen (01/10/2011 13:31):
Holluebeq siempre es una garantía de buena lectura y posterior depresión. Lo raro es que hablando de todo no haya salido “el ocho”. El Juego de Tronos de los libros de temática ajedrecística.
Comentario de karpov (03/10/2011 09:19):
si vamos a hablar de todo, vamos a hablar de todo. acabo de cruzarme viniendo para el curro con el M. éste personaje jugaba al ajedrez en los torneos del colegio y luego también fue un clásico de las partidas del bar. tenía una manía descacharrante. se ponía muy nervioso. mucho. colocaba las piezas y la mano le temblaba. se mordía el puño. empezaba la partida. movía el contricante un peón para hacer la salida y éste le contestaba ‘qué buena’. yo me moría cada vez que lo hacía.
en el campo de los torneos ‘interescolares’, nos llevaban a jugar a un colegio en el que decían que había una niña que jugaba muy bien. la llamaban (creo que fue el mismo M. el que le puso el nombre) ‘la lavadora’, que fue cepillándosenos uno detrás de otro. una vez la vimos perder y recuerdo que en su rostro hubo un destello de humanidad que nos encandiló a todos. creo que se rió o algo. en fin.
Comentario de de ventre (03/10/2011 12:26):
“el ocho”! valgame dios! la pérdida de tiempo que me supuso su lectura fue tan granda que, años después, al conocer a una chica bastante guapa y con supuesta afición a la literatura; prometiendomelas felices y ya pensando donde ibamos a celebrar nuestro carnal conocimiento la interpelé sobre cuál había sido el último libro que la había conmovido . . .
“el ocho”, respondió y me temo que perdí mi flema totalmente y mis posibilidades (y eso que en aquella época, cogerla de la mano ya me habría supuesto una mejora de mi vida sexual de un 100% respecto al año anterior) cuando no pude evitar recordar el cascajo que fue aquella chorrada kilométrica y le espeté(c): “menuda puta mierda”
me temo que ni un desfibrilador fabricado por el doctor doozensmith habría podido reanimar sus ganas (hipotéticas) de follarseme.
mi anecdota ajedrecística favorita fue en una acampada cuando una panda rival de cretinos nos desafiaron (ya ves tú) a una partida de ajedrez en combate singular. accedimos porque estábamos borrachos, pero nos cagamos en los pantalones porque ellos estaban serenos y eligieron a un superfreak. de nuestro grupo de amiguetes nadie se animaba porque apenas sabíamos las reglas básicas (eso sí, nombres de jugadores, pelis y libros relacionados los que quisieras). En ese momento, el más bruto, borracho, amante del deporte y lector cero de mis amigotes nos rogó, imploró y amenazó para que le dejáramos jugar a él. la lógica nos impedía permitirselo, pero finalmente accedimos porque siempe había sido un buen chivo expiatorio: sacaron el tablero y conseguimos que se sentara. no les cuento más, mi amigo barrió al cerebrito con una faclidad humillante que su cara no se molestó en disimular en ningún momento . . .
ni cuando iniesta marcó a Holanda, oigan!
j
Comentario de de ventre (03/10/2011 12:28):
de ello concluyo, claro, que una partida de ajedrez puede ser tan deporte (en el sentido onvristico-marquiano) como cualquier madrid-barça
j