Sueños Robados. El baloncesto yugoslavo – Juanan Hinojo
Hubo un tiempo en que el baloncesto era el segundo deporte de este país. Nadie ha podido competir nunca con el fútbol, eso está claro, pero en los años 80 se dio un cúmulo de circunstancias, una conjunción planetaria, que extendió el interés por el baloncesto entre muchísima gente, que veía en él un complemento, y a veces una alternativa, a su dosis semanal de fúmbol.
En la primera mitad de los años ochenta el fútbol era un coñazo. España había fracasado, más fracasada que nunca, en el Mundial 82. Las Ligas las ganaban malvados equipos antiespañoles (Real Sociedad, Athletic de Bilbao). Y el exitazo de la Eurocopa 84, en la que se llegó a la final contra Francia, apenas podía paliar la naturaleza eminentemente fracasada de nuestro fútbol.
Mientras tanto, la selección española de baloncesto conseguía una asombrosa medalla de plata en Los Ángeles 84, en una época en la que obtener una medalla, para España, era casi un milagro (solía ganarse algo en vela, algo en 1500 si había suerte, y ya). El baloncesto es un deporte que en España adquirió pedigrí y tradición rápidamente, con equipos basados en una cantera depurada (Joventut, Estudiantes) y, como siempre, las superpotencias (Real Madrid y Barcelona).
Ahora la gente come transgénicos día sí, día también, todo el mundo está bien alimentado y la estatura media de la población ha aumentado mucho, pero entonces el baloncesto era un deporte hasta cierto punto contrario a la naturaleza del español medio, bajito, enjuto y acostumbrado al dolor y las privaciones. Gente para correr en el medio fondo o en largas distancias, para hacerse ocho puertos de categoría especial con la sola ayuda de una bicicleta y un solomillito convenientemente regado de anabolizantes y hormona del crecimiento que se metían en vena a la altura del primer puerto. Gente muy buena en la guerra de guerrillas, el navajeo y trapicheo chungos, pero no tanto en las competiciones a pecho descubierto de a ver quién suelta las hostias más fuertes. Pues mira, si me das una navaja te hago maravillas, pero así, a pelo, mi metro sesenta tiene poco que hacer ante un vikingo rubicundo de dos metros que suelta unas yoyah como panes.
Pero en los ochenta las cosas comenzaban a cambiar. Si a las limitaciones del fútbol español en aquella época le unimos la aparición de una excelente generación de jugadores de baloncesto (la que se hizo con la plata en Los Ángeles), acaudillada por Juan Antonio San Epifanio, Epi, podemos entender por qué este deporte se extendió como la pólvora en España en los años 80: la gente se compraba gafas como las de Antonio Díaz Miguel, seleccionador nacional y antecesor de los gafapastas; disfrutaba viendo cómo Fernando Martín, la gran esperanza blanca, llegaba a la NBA, fichado por los Portland Trail Blazers, y luego calentaba banquillo (los inicios siempre son difíciles); seguía con atención las vicisitudes de la liga ACB.
Pero entre los 80 y los 90 sucedieron varias cosas: el fútbol remontó el vuelo, mientras que el baloncesto declinaba con su tercer extranjero en la ACB, los sucesivos fracasos de Real Madrid y Barcelona en las competiciones europeas, la moda del baloncesto ultradefensivo y, sobre todo, los estrepitosos fracasos de la selección española en su afán por emular a sus colegas del fútbol, que culminaron en el bochornoso ridículo del “Angolazo” de Barcelona 92 (vi ese partido en una televisión de ocho pulgadas en blanco y negro. Angola no hacía más que encestar triples y yo me preguntaba, no por primera vez: “¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?” ¿Qué había hecho yo?). Pero antes, en los ochenta, el baloncesto era una cosa muy seria.
Y, en los ochenta, la némesis, el enemigo imbatible, era Yugoslavia. Y no vean Ustedes lo que jodía que te ganasen. Porque los yugoslavos eran los mejores, sin duda, pero también eran los más hijoputas de todos. Los italianos y griegos te ganaban jugando sucio, en plan marrullero. Los yugoslavos te ganaban vejándote, riéndose de ti, que es mucho peor. Metían un triple desde ocho metros y se dirigían desafiantes a la grada.
En la segunda mitad de los ochenta, Yugoslavia engendra la que probablemente fue la mejor generación de jugadores de su historia: Drazen Petrovic, Vlade Divac, Toni Kukoc, Dino Radja, … Lo ganan todo, tanto en las competiciones de clubes como en los campeonatos de selecciones, … Y, al poco, acontece la desintegración de Yugoslavia.
De esto habla este libro, cuya existencia descubrí gracias a este comentario de Dátil. Su autor, Juanan Hinojo, se curra un libro de más de 500 páginas, apoyado en entrevistas con muchos de los protagonistas de aquella época, y en una serie de materiales adicionales disponibles en su web. Si no les interesa el tema se les hará pesado, pero si les va mínimamente este tipo de cosas (y debe ser así, puesto que aún siguen leyendo) el libro es inexcusable: muy bien escrito, muy bien documentado, plagado de datos y anécdotas fascinantes. Es de agradecer que su autor se plantee un trabajo de estas características y que no se lo ventile en dos patadas, sino que nos ofrezca un auténtico tratado que recorre la historia del baloncesto yugoslavo de principio a fin, resulta enormemente minucioso en la época que nos ocupa (años 80-90), y además combina la descripción cronológica con otros enfoques (la explicación de la escuela yugoslava de entrenadores, o los perfiles de algunos de los jugadores más significados). Vamos, que ya están Ustedes tardando en comprárselo.
Decíamos que los yugoslavos eran los más hijoputas de todos. Que atesoraron siempre una enorme calidad y capacidad competitivas, pero que ambas venían engarzadas en un espíritu macarra que desquiciaba a los rivales. Para que quede claro de qué tipo de cosas estamos hablando:
Lieja, 1977. En la final del Campeonato de Europa de selecciones, Yugoslavia se impone a su antigua némesis, la URSS. Restando dos minutos, y con el partido sentenciado, Zoran Slavnic y Dragan Kicanovic se sitúan a menos de dos metros el uno del otro y se pasan el balón con los dedos de forma reiterada, a modo de pases de voleibol, en una de las acciones más célebres de la historia del baloncesto continental. El gesto de humillación a los soviéticos da la vuelta a Europa. Limoges, 1983. El partido decisivo para pasar a la siguiente fase entre Italia y Yugoslavia es dominado por la selección transalpina. A falta de pocos minutos para la conclusión, una acción en un rebote entre Drazen Petrovic y Gilardi deriva en una auténtica batalla campal. Moka Slavnic se sube a la mesa de la zona de prensa y empieza a lanzar patadas. Goran Grbovic coge unas tijeras del botiquín y las blande como arma. Zagreb, 1985. La Cibona de Zagreb elimina al Real Madrid y Drazen Petrovic alza los puños, dando saltos con y sin balón, enardeciendo al público y encolerizando a sus rivales” (pág. 376).
Nadie desarrolló esta técnica mejor que el el más grande de los jugadores yugoslavos: Drazen Petrovic. Petrovic era un escolta de excepcional calidad y capacidad anotadora que llevó a su equipo, la Cibona de Zagreb, a ganar dos años sucesivos la Copa de Europa (cepillándose, respectivamente, al Madrid y al Zalguiris de Kaunas de Arvidas Sabonis, entonces soviético, después lituano). Su especialidad era cachondearse del rival, histerizarlo y putearle en ataque y en defensa, y desquiciar a la grada como si le hubieran mentado a la madre. ¡Encima que te joden, te ganan, y luego te joden más!
El odio que suscitaba Petrovic era para él como una droga: lo buscaba para chutarse y dar lo mejor de sí. De hecho, cuanto más le insultaban, mejor jugaba. Como la Masa, pero metiendo triples en vez de hostias. El cabreo de la afición española con él llegó a ser legendario: en la semifinal del Mundobasket 86, contra la URSS, el público se vuelca para apoyar a los soviéticos, que logran vencer. Al término del partido, Petrovic amenaza: Ya verán cuando lleguen los tanques soviéticos, a ver si entonces son tan entusiastas. Años después, Petrovic ficha por el Madrid. Está en España una temporada. No logra ganar la Liga ACB, pero sí la Recopa de Europa. Durante su periplo por España, hace un montón de amigos en los pabellones de los equipos rivales. Especialmente celebrada era su manera de terminar los contraataques, su especialidad: en lugar de finalizar con una bandeja o un mate, el muy hijoputa se paraba en la línea de tres puntos y tiraba. Y, que yo recuerde, siempre metía el triple. Su capacidad encestadora era legendaria, aunque sus récords caducasen rápido, merced a la peculiar idiosincrasia de los yugoslavos:
Un suceso anecdótico volvió todas las miradas hacia Yugoslavia el 5 de octubre de 1985. Drazen Petrovic anotaba 112 puntos ante el Olimpia de Liubliana, que se vieron obligados a disputar el encuentro con juniors debido a un error en los plazos para entregar las licencias. Pero menos de una semana después, Zdenko Babic, del Zadar, superaba la marca y encestaba 144 puntos en un partido de Copa Korac ante un débil equipo chipriota, el Apoel de Nicosia. Sus compañeros al completo habían anotado siete. El gesto no gustó a Drazen” (pág. 115).
Queda claro que los yugoslavos eran muy buenos. La pregunta que cabría hacerse es: ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Como siempre, no hay una sola respuesta, sino un cúmulo de factores:
Un sistema integrado. El desarrollo del baloncesto en Yugoslavia contaba con el firme apoyo de la Federación, que no sólo supervisaba las tácticas, campeonatos y formación de los jugadores, sino que determinaba detalladamente todo el proceso de aprendizaje, toda la estructura que sustentaba el baloncesto en Yugoslavia, de principio a fin, pensando en el largo plazo y en la competitividad tanto de la Liga Nacional como, sobre todo, de la selección nacional. Todo ello con la disciplina y el rigor científico propios del bloque del Este, cuya principal consumación, en el campo del baloncesto, sería la creación de una cátedra de Metodología del Baloncesto en la URSS. Es sabido que Yugoslavia no formaba parte del bloque del Este, entendiendo como tal los países sometidos al imperio soviético, pero sí compartía la ideología y, en buena medida, los métodos de trabajo. También en el deporte.
Ataque y defensa. La tendencia natural del baloncesto yugoslavo siempre fue una gran exuberancia ofensiva, que garantizaba puntuaciones inusualmente elevadas. Pero dicha capacidad ofensiva a menudo no era suficiente para vencer, en particular para vencer al archienemigo de Yugoslavia, la URSS. Por ese motivo, en Yugoslavia proliferan una serie de entrenadores, fundamentalmente serbios, apadrinados por un maestro reconocido por todos ellos (Aza Nikolic), cuyo énfasis se centra en la fortaleza defensiva. Esta escuela, de la que surgen entrenadores como Zeljko Obradovic (vencedor de la Copa de Europa con el Partizan de Belgrado y más adelante con otros muchos equipos, entre ellos el Real Madrid) o Boza Maljkovic (entrenador de la mítica Jugoplastika de Split, tres veces vencedora de la Copa de Europa), acaba generando un modelo de jugador mucho más completo, capacitado para dar el salto a la NBA y para enfrentarse con garantías a los rivales más duros.
Trabajo y entrenamientos. Además de sus magníficas condiciones naturales (jugadores altos, espigados, con muy buena coordinación de movimientos), los yugoslavos de la “edad dorada” estuvieron sometidos a sistemas de entrenamento muy exigentes, que les llevaban horas y horas diariamente, y que además muchos de ellos combinaban con un entrenamiento suplementario a título individual. Ese fue el caso de dos de los mejores tiradores yugoslavos, Drazen Petrovic y Predrag Danilovic, que se pasaban la vida haciendo series de tiro a canasta que podían prolongarse horas. En el caso de Danilovic, hablamos de series diarias que tenían que llegar a las 1000 canastas, momento en el cual por fin podía parar. Eso además del entrenamiento convencional, que se prolongaba varias horas cada día, y sin apenas vacaciones. En resumen: no hacía falta que la URSS enviase sus tanques. Si a esta gente le daba por declararnos la guerra, se nos merendaba en un par de horas, a imagen y semejanza de como hacían en la cancha de baloncesto.
Polivalencia. Una de sus características más específicas. Los yugoslavos se alejaron siempre de la imagen del “especialista”, alumbrando jugadores capaces de adoptar funciones muy diferentes. El modelo más acabado, sin duda, fue el de Toni Kukoc. El jugador croata de la Jugoplastika (y después de Chicago Bulls) era un alero de 2.07 que podía jugar fácilmente de ala-pivot, de escolta e incluso de base. Pueden Ustedes imaginarse la pesadilla que era defender a este tipo de jugadores, que lo mismo salían de la zona para cascar un triple que entraban velozmente a canasta o luchaban bajo el tablero. ¡Los jugadores yugoslavos eran todos como Alfredo Pérez Rubalcaba!
Mentalidad ganadora. Es el aspecto que Juanan Hinojo destaca más en su explicación de los motivos del éxito yugoslavo. Y no podemos estar más de acuerdo. Los yugoslavos jugaban mucho mejor bajo presión. Nunca daban nada por perdido, ni se arredraban ante un ambiente hostil o una situación difícil. Más bien lo contrario. ¡Recuerden que eran todos unos hijos de puta! ¿Qué mejor que cascarte un triple en el último segundo y, a continuación celebrarlo ostentosamente, cachondeándose de ti? ¿Es preciso que recordemos lo ocurrido en el último Mundobasket?
Así cuenta Maljkovic que se forja la mentalidad de un jugador yugoslavo. A hostia limpia:
“Aquí tenías un partido de niños pequeños. Tu rival tiene un punto de ventaja. Hace falta personal y dispones de dos tiros libres. Si el crío los mete, ganan. Si no, pierden. La mentalidad es que si los anota, pues es lo normal. Está solo, sin oposición. Pero si los falla, todo el mundo le ataca, le critica ferozmente (…) Es algo espartano. Yo siempre digo que el niño casi no puede dormir en casa, hasta que su padre lo olvida. Es una exageración, pero se entiende. Es una vergüenza para la familia, un ataque al orgullo. Estabas solo, no podías fallar. En otros países se piensa que es lógico. Aquí no. Se le machaca, y eso produce más competitividad, más mala leche, más ‘quiero ganar. Ganar. Debo ganar’. Es una presión brutal” (392).
Ni que decir tiene que, en España, al niño que fallase los dos tiros libres se le diría que no pasa nada, que él es el mejor, y que lo importante es participar y ser todos amiguitos. Su mamá le haría esa tarde una gran tarta y le compraría su videojuego favorito para animarle; sus compañeros le darían un fraternal abrazo, un “no pasa nada”. Al final, el niño comprendería que el baloncesto es un juego, para divertirse, y que el resultado es lo de menos. Todo muy humano y razonable. Pero quince años después, ese niño entrañable se ha convertido en Raúl González Blanco, “Rulo”, o en Guti. ¿Es eso lo que queremos? No se puede tener todo. En cambio, en Yugoslavia, las cosas funcionaban así. El propio Paspalj cuenta en el libro cómo a la vuelta de los JJOO de Seúl de 1988, en los que Yugoslavia perdió la final frente a la URSS, la gente no les felicitó por la medalla de plata; más bien les miraban con cierta decepción.
Esta hornada de jugadores yugoslavos lo gana casi todo entre 1985 y 1991. Primero es la Cibona de Zagreb de Petrovic la que le amarga la vida al Madrid; más adelante se encargará la Jugoplastika de traumatizar a una generación de seguidores del Barcelona; por último, el broche final lo pondrá el Partizan de Belgrado, que también se cepilla a un equipo español (el Joventut) en la final.
El predominio yugoslavo se da en los clubs y se da también en la selección, que lo gana todo en el trienio 1989 – 1991 (dos Europeos y un Mundial). Todo estaba preparado para el partido del milenio en Barcelona ’92, entre la Yugoslavia de Petrovic, Djordjevic, Danilovic, Paspalj, Kukoc, Radja, Divac, … Y el Dream Team definitivo, la primera edición, la de Magic Johnson, Jordan, Bird, Barkley, … Pero Yugoslavia desapareció como país pocos meses antes de los JJOO. De hecho, Serbia (entonces aún denominada Yugoslavia) no pudo ni participar en los Juegos. Croacia se enfrentaría al Dream Team en la final y lograría resistir durante más de la mitad del partido.
El tópico dice que las tensiones larvadas en Yugoslavia afloran tras la muerte de Tito, van agravándose a lo largo de los ochenta y estallan finalmente en los noventa. Yugoslavia era un país forjado tras la I Guerra Mundial a partir de la victoriosa Serbia, más los aditamentos que pertenecían al Imperio Austrohúngaro (Croacia, Bosnia, Eslovenia) y al Turco (Macedonia), y reforjado de nuevo tras la II Guerra Mundial. Tal collage no tenía por qué salir mal, pero la desaparición del bloque soviético, las ansias de independencia de las nacionalidades no serbias, y el reconocimiento de la independencia de Croacia por parte de Alemania, a finales de 1991, da al traste con la unidad y genera una década de guerras.
Eso es lo que dice el tópico. Nosotros sabemos lo que pasó en realidad: la NBA, preocupada ante el poderío baloncestístico yugoslavo, envió a cientos de agentes que recorrieron Yugoslavia a principios de los años noventa. En sus reuniones con los jugadores a los que pretendían fichar, los agentes exponían un argumento recurrente: “pues nos han dicho en Serbia que los croatas no tenéis ni media hostia, que no la sabéis meter” (y viceversa). Únase a ello la legendaria mentalidad competitiva yugoslava y ya teníamos el follón montado, y al Dream Team cosechando una incontestable victoria en Barcelona 92. Suerte que tuvimos en los últimos JJOO de caer derrotados en la final ante EE.UU., que si no ya tenían Ustedes a la NBA provocando la independencia de Cataluña.
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Comentario de SinanPacha (16/06/2011 18:20):
¡Guillermo López-Iturriaga! No, en serio: me compro el libro ya. Había oído hablar del incidente de las tijeras, que tiene un estátus cuasi-mitico entre los seguidores de este noble deporte, y se me hace la boca agua pensando en las maravillas que habrá. Como salivo intuyendo los comentarios de D. Alvaro sobre este mismo artículo, tan balcánico!
Comentario de Midlands (16/06/2011 18:28):
Relacionado con el tema, es altamente recomendable el documental “Hermanos y Enemigos”, estrenado no hace mucho en Digital +, sobre la historia de la relación entre Divac y Petrovic antes y después de la disolución de Yugoslavia.
Comentario de gus (16/06/2011 18:35):
En realidad en vela es en lo único en lo que, desde los 60-70, casi siempre se ganó algo, J.J.O.O. o Europeos y Mundiales. Ya se que no concita el fervor de las masas pero es lo que hay. Después le dió por participar a los Bourbon.
Comentario de Álvaro (16/06/2011 18:43):
Genial Guillermo. No hay que olvidar que los agentes estadounidenses tampoco podían permitir que su Mundial de fútbol lo ganase un país comunista. Ya comentamos largo y tendido la alineación balompédica de Yugoslavia en los 90 de no romperse.
Ahora léanse esta noticia sin respirar:
http://www.elpais.com/articulo/deportes/PETROVIC/_DRAZEN/ESTRELLA_ROJA_/CLUB_DE_BALONCESTO/YUGOSLAVIA/CIBONA_ZAGREB_/CLUB_DE_BALONCESTO/Drazen/Petrovic/desencadena/crisis/baloncesto/yugoslavo/elpepidep/19870417elpepidep_9/Tes
Comentario de labuelo (16/06/2011 19:21):
Es que hay que ver lo hijoputa que era Grgovic. El puto campeón del mundo del hijoputismo. Yo recuerdo una que lió con el bueno de Andrés Jiménez en un partido contra Ejpaña, que “pa que”.
En otro orden de cosas: qué nostalgico me acabo de sentir con estas lineas. Hay párrafos verdaderamente sublimes a la par que entrañables, por ejemplo el tercero.
Comentario de Destripaterrones (16/06/2011 19:58):
Supongo que el libro tiene un prólogo de Pedro Barthe…
La escuela yugoslava de hijoputismo sigue vigente:
http://www.hispanosnba.com/articulos/nbaaldia/krstic-golpea-a-un-rival-con-una-silla-en-la-batalla-campal-serbia-grecia/3998
Y en plan serio, sólo comentar que tal vez estaría bien que copiáramos a los rojos en algo: hacer que los niños hagan deporte (o una actividad análoga) por cojones. Que hagan una actividad que les haga aprender y superarse, en vez de estar consumiendo mierdas. Y si no, ved la programación infantil o los productos expresamente dirigidos a los niños. Y después, decidme si no estarían mejor moviendo el culo, aunque sea al estilo yugoslavo.
Comentario de Hans (16/06/2011 22:07):
http://www.youtube.com/watch?v=_XoeRs8HmME&feature=related
Aquí está el enlace de la remontada de la URSS ante Yugoslavia en las semifinales del mundial 86´de España con 12000 españolitos bramando “Rusia,Rusia”!!! como posesos…Carrillo utilizaba este video para practicar el onanaismo.
Comentario de merucu (16/06/2011 22:37):
¡Indignado por el post! No sale ni una vez el nombre del más grande baloncestista que estos ojos vieron y verán, Mirza Delibasic. ¡MIRZA DELIBASIC, coño!
¡Qué recuerdos! Gracias por el post, me hace llorar de emoción.
Comentario de merucu (16/06/2011 22:40):
Cómo anécdota. Hace de esto muchos años, en Zadar, vi una canasta colgada ¡de una columna romana! Y los chavales, venga a enchufarle.
Comentario de Guillermo López García (16/06/2011 23:46):
Merucu, Delibasic a mí me pilla ya un poco lejos. Comencé a aficionarme al baloncesto en 1984, con la famosa plata de Los Ángeles, y para mí el baloncesto yugoslavo fue directamente Petrovic.
En el libro hay varias menciones a Delibasic, por supuesto. La última, muy triste, a sus intentos por mantener una selección bosnia en plena guerra y a su muerte prematura.
Comentario de Guillermo López García (16/06/2011 23:48):
#6 El prólogo es de Maljkovic. Palabras mayores. El especialista en amargarle la vida al Barça, triples de Perasovic desde medio campo incluidos.
#7 Buenísimo el vídeo, Hans. Y del comentario del onanismo de Carrillo ya ni te cuento
Comentario de Bunnymen (17/06/2011 09:33):
Creo que buscare este libro antes que el del juego de tronos.
Lo de que somos buenos en las guerras de guerrillas, seria en tiempos de la invasión Napoleónica, por que viendo, como dice el articulo, esos partidos perdidos a la guarra contra Italia, Grecia, y por supuesto Yugoslavia, se ve que, en basket, no. Que como rabiaba yo, joder, me acuerdo y me pongo malo. Éramos el jugador de rol pequeño y pajero al que los chungos de la clase Europa le daban collejas.
Ahora, en descargo, y sin que sirva de precedente, voy a citar una particularidad española que mucho tiene que ver con recientes éxitos deportivos en muchos ámbitos.
Es cierto, como se dice el artículo, que se lleva un rollito de “lo importante es participar y si pierdes no pasa nada chiquitín, tu eres mi campeón y toma un carne de las juventudes del PPSOE, que no es que seas un inútil” que, además últimamente tiende a la exageración.
Pero en este tipo de edulcorada educación, que genera adultos llorones con traumas por un lado(suelen acabar en el funcionariado de ministerios o ayuntamientos) o tipico-gilipollas-no-te-aguantan-ni-en-tu-casa que, por sistema, gritan como histéricos echando la culpa de todo a los demás (típico gerente de consultora).
Hay un porcentaje, que si no mayoritario, es bastante estimable, que por generación espontánea tiene un nivel de autoexigencia que no se sabe de donde lo han sacado, por que del entorno claro que no es. Quizá el instinto de supervivencia de la raza, del saber que si ellos no hacen algo, nadie moverá el puto culo para hacerlo. De hay que salgan si un Nadal, que si los jugadores de la ultima selección de basket, los medallistas olímpicos, y las gimnastas de trece años, que en vez de hacerse fotos para el tuenti, les da por entrenar diez horas diarias y luego estudiar. Individuos raros, pero sin los que este país de listos se hundiría.
Frente a esto, remarcar que los individuos del primer grupo, metidos ya en Federaciones o Comités Olímpicos, se cuelgan las medallas de los éxitos que los últimos se labraron por sus santos cojones, sin haber jamás, dedicado un duro a un proyecto serio para formar deportistas de base.
Comentario de kirikiño (17/06/2011 09:42):
Cómo me jodieron la niñez algunos de estos individuos, sobre todo Petrovic, con su chuleria aún hoy sin igualar. El triple de Djordjevic al Joventut, desde casa de Cristo, para joderles la Copa de Europa. Y aunque fuese en un equipo griego, ahí estaba Vrankovic para ponerle aquél tapón ilegal a Montero en otra final. Mi relación con el basket es atroz. El descenso del Cajabilbao en un play-off, siendo el primer equipo de la historia al que le remontan un 2-0. Tres años más tarde vuelve a ascender, pero no puede pagar el canon y el equipo desaparece. Mientras tanto, la selección bien, con el Angolazo, las permanentes derrotas en cuartos (o antes), y los yugoslavos jodiendo al Joventut (que quieren, me hice de la Penya porque Juanan Morales jugaba allí y era de Bilbao, tal era mi desesperación). Todavía me asombra no ser una persona (aún) más trastornada.
Comentario de Guillermo López García (17/06/2011 10:56):
Ayer enlazaron esta crítica en el foro de la ACB (tiene un hilo específico dedicado al libro)… Y resulta que el autor del libro es lector de LPD! http://foros.acb.com/viewtopic.php?f=1&t=428777&start=1275#p20196538
Si es que, al final, todo queda en casa…
Comentario de merucu (17/06/2011 11:02):
El baloncesto es mi infancia. Joder, que partido se jugaron España y Yugoslavia en el Mundial de Cali por las medallas, con un Jiménez de 17 o 18 años. Lo escuchaba por la radio, estando de vacaciones con mis padres en Sangenjo y lloraba de rabia por lo que nos jodieron Arapovic (2´10 y cruzaba el campo botándola fácil, lo nunca visto por aquel entonces), Slavnic, Dalipagic, Delibasic..; después de haber ganado a la USA por 10 puntos. ¿Y perder la final del europeo ante Italia…, tras haber ganado a Yugoslavia ni yo mismo sé cómo…? No podía haber más sufrimiento. Pero en baloncesto de clubs, mi equipo del alma era el Bosnia de Sarajevo (antes se llamaba Bosnia y no Bosna), por supuesto, el de Delibasic.
Este mismo finde me compro el libro y me lo devoro.
Comentario de de ventre (17/06/2011 11:50):
mi hermano mayor jugaba a baloncesto en la época de brabender, así que de chiquitajo tenía mucha afición por el deporte este.
sin embargo, ahora detesto el baloncesto. a todo el mundo le digo que es porque me pongo muy nervioso, lo cual es cierto pero sólo en parte, pues no menciono las dos otras razones:
– la tunda de angola que me rompió mis ilusiones de fan en mi más tierna adolescencia.
– la imagen de corbalán (el jeremy irons del baloncesto) perdiendo la flema y metiendole un bofetón a Drazen Petrovic, tras uno de sus chorreos. ese sí que era el “hombre que amarás odiar” y no chemari aznar!
j
Comentario de kirikiño (17/06/2011 11:51):
Un momento, un momento, que Guillermo dice en ese enlace que iba a incluir unos párrafos sobre su gloriosa trayectoria baloncestística infantil. Queremos saber. Y ya de paso, los demás contamos algo de las nuestras, para rivalizar en patetismo y degradación humana.
Comentario de Guillermo López García (17/06/2011 11:56):
Llevaba escritas un par de páginas cuando me he dado cuenta de que tal exhibición de patetismo merecía un tratamiento individualizado (y, además, no quería que el artículo me quedase aún más largo de lo que ya es ni desviar el tema del libro). En unas semanas estará en sus pantallas (supongo que lo publicaré en mi blog).
Comentario de Garganta Profunda (17/06/2011 12:01):
A comprar el libro se ha dicho…
Los chiquillos de ahora deberían ver videos de aquella Jugoplastika de Split con Kukoc, Radja, Ivanovic, Perasovic, Sobin, Sretenovic, Savic, Naumoski…así sabrían que es un O.N.V.R.E (con todas las letras).
¡¡Viva Guillermo y su “remember” para treintañeros viejunos!!
PD. No creo que los de “Juego de Tronos” se metan a leer este post…
Comentario de karpov (17/06/2011 12:15):
yo era del capitán tarakanov, de belostenny, y del cska de moscú. de hecho iba con Tikonenko cuando se zumbó a los guyoslavos en las semis aquellas.
pero como no era ni del barça ni del madrid, por fuerza empecé a fijarme en la cibona. nadie se acuerda de Zoran Kutura o Cutura, que salía, con sus greñas y su barba, metía UNA canasta en todo el partido y se iba haciéndole butifarras al público. o del hermanito de Petrovic, otro que tal. ver a los merengones de mi pueblo reverenciar a Petrovic aún sabiéndole el enemigo… contaban que cuando corbalán botaba el balón, petrovic se le acercaba y le susurraba ‘ala madrid, ala real’. a lo mejor perdía de veinte el madrid.
cibona, jugoplastika y partizan. qué risores.
ese libro tiene que caer pero ya.
felicidades por el post.
Comentario de desempleado (17/06/2011 12:24):
Gran post. El enlace de la semifinal URSS-yugoslavia es antológico. De todas formas, el PARTIDO DEFINITIVO para un servidor fue el URSS-USA de la olimpiada de seúl.
Comentario de kirikiño (17/06/2011 12:43):
El URSS-USA fue como el canto del cisne del Imperio Rojo (así, con mayúsculas). Os ganamos a vuestro puto deporte mientras de puertas para adentro nos desmoronamos. Cuánta belleza. Y un Barcelona 92 con NBA, Yugoslavia y URSS hubiera sido para ir a mear y no echar gota. Las dos potencias y el no alineado.
Karpov, qué grande el recuerdo de Cutura. Y los hermanitos, el histrión hideputa y el tranquilito y que no llamaba la atención, Sasha, que sólo te metía 20 o así.
Comentario de kirikiño (17/06/2011 12:46):
Por lo que se ve, también hacían de las suyas fuera de las canchas de basket: http://www.elpais.com/articulo/deportes/hermanos/Petrovic/dejaron/deuda/hotel/Tenerife/elpepidep/19860715elpepidep_20/Tes
Comentario de Asín...nos va (17/06/2011 13:25):
Karpov, yo era uno de esos merengones que reverenciaban a Petrovic aún siendo rival. Ya cuando llegó al mandril, a paja por partido.
Comentario de Andrés Boix Palop (17/06/2011 13:42):
El libro tiene una pinta cojonuda, aunque se empeñen en sacar de vez en cuando a elfos y hadas. Pero bueno, todo sea por el rollo multi-kulti.
Llevo una hora buscando en youtube algún recopilatorio de los maravillosos contragolpes de petrovic culminados con triples. ¡Pero no hay! ¿De qué sirve todo el rollo sobre la inteligencia colectiva de la Red si estas cosas luego va y resulta que no están?
Comentario de rayario (17/06/2011 13:58):
Po mire que los de Juego de tronos también aparecen por aquí. En cuanto a Petrovic, tiene videos en youtube vacilandole a Mr Jordan, ahí es nada. http://www.youtube.com/watch?v=klLp7mMbfGA&feature=related ( con musiquita pastelosa incluida ). Por cierto que, aunque no viene a cuento, hace poco he conocido a una serbia a la que le gusta el baloncesto. Con lo cual no solo es el Brasil del basket, sino que encima tienen tías ! Maravilla.
Comentario de Destripaterrones (17/06/2011 15:26):
Guillermo, lo de Barthe lo decía por la pasión desaforada que el ex-comentarista de TVE mostraba hacia los serbios:
http://www.semanarioserbio.com/modules.php?name=News&file=article&sid=2166
http://www.solobasket.com/contenidos/adios/grande/incluye/video/despedida/c-14438.html
Vayan al apartado “míticas frases para el recuerdo”
Comentario de Asín gana el madrit (17/06/2011 16:41):
Guillermo, no tienes ni puta idea, ¿cómo se te ocurre hacer una crítica de un libro de baloncesto si seguro que en tu vida no has metido un triple?. Estoy indignado.
Comentario de Asín gana el madrit (17/06/2011 16:51):
#4 Álvaro. Hosti tú, no sabía que se podía rastrear el “antimadrilismo” en El País tan atrás en el tiempo. Bonita la frase subordinada: “Petrovic, que al final del partido vació una jarra de agua sobre la cabeza del delegado arbitral, está comprometido con el Real Madrid, al que se incorporará después de los JJ OO de Seúl, en verano de 1988.”
Grande Petrovic, y las frases:
“Que jueguen los árbitros Radonjic y Ristovski en el campeonato europeo y en la Universiada; no veo razón alguna para seguir jugando en Yugoslavia”.
“No ha ganado el equipo, / ha vencido el hijo de ese tipo”
Por mucho menos Mourinho está encausado, como cambian los tiempos, qué maricones (y budistas) nos hemos vuelto.
Comentario de Mače (17/06/2011 18:39):
Buena elección, karpov!!! Sergei Tarakanov, el comisario político de la selección soviética que no “reportaba” a Gomelski, sino ante Andropov…
Grandes recuerdos para todos a pesar de tipejos como Pedro Barthe tratando de manipular mentes. Vale más un cigarro fumado por Zarko Paspalj en un descanso de la liga griega que toda su carrera ¿periodística?
Comentario de Andrés Boix Palop (17/06/2011 18:44):
Es que de Pedro barthe alguien tendría que hacer también un libro, joder.
Comentario de Andrés Boix Palop (17/06/2011 18:49):
A mí la música pastel de ese pseudo duelo con Jordan, en esa final adulterada del 92 (como Guillermo bien señala, la OTAN montó la guerra sólo para joder a ese equipazo que era Yugoslavia), me pone muy poco. ¡Quiero vídeos de los contra-triples, que es lo más grande que la historia del baloncesto mundial ha dado nunca!
Comentario de Guillermo López García (17/06/2011 19:05):
Pero Andrés… ¿Acaso crees que si hubiese encontrado algún vídeo, e incluso alguna foto, de los contra-triples os lo habría escamoteado? ¿Que no habría encabezado mi artículo, en la posición de privilegio que le corresponde a macarrada semejante? ¡La NBA ha borrado todos los vídeos de contra-triples para seguir jodiendo a la ex Yugoslavia!
Comentario de Juan Carlos I (17/06/2011 19:14):
No puedo dejar de recordar lo que fue toda esa agresividad volcada en la guerra civil de los Balcanes, que dejó las tacticas anteriores de tierra quemada al nivel de una guerra gaylord con globos de agua por las calles de chueca en Agosto.
Comentario de Cesar (17/06/2011 22:02):
Excelente articulo sobre el libro Sueños Robados. Ya lo lei y realmente es un libro que quedara en la historia por su minucioso y detallada descripción de uno de los baloncestos mas brillantes del siglo XX, el de la ex-Yugoslavia.
Comentario de sr Habe (18/06/2011 07:38):
Guillermo, no és el contra-triple…pero casi:
http://www.youtube.com/watch?v=ppGvZkzEGA4&feature=grec_index
No sabia que habías jugado a bàsket…pero sí que te recuerdo jugando de portero en la Universidad…mientras te fumabas un ducados!!! Guillermo, siempre has sido un “outsider” del deporte…ducados, señores, ducados !!!
Comentario de spainfull (18/06/2011 09:33):
#27. De PBarthe se han dejado otra frase de ese mismo mundial en la que se reflejaba otro de sus amores, USA. Comentó un paseo matinal por las calles de la bonita ciudad estadounidense en la que se disputaba el partido, en el que se sorprendió al ver muchas placas conmemorativas, entre ellas una con los nombres de los caídos en una de estas guerras en las que se metían tan a menudo solo para poder hacer películas sobre ellas.
Pues bien, tras un segundo de reflexión al finalizar la anécdota, dijo algo así como:
-Claro, porque si tuvieran que poner en una placa los nombres de todos los que se han cargado ellos, no tendrían espacio suficiente en toda la calle”.
Por cierto, he echado en falta una referencia a la canción de Los Nikis, es un olvido imperdonable Guillermo.
Comentario de Suick (18/06/2011 11:46):
Me parece increible que ninguno haya puesto todavía el enlace a la rajada de Milicic después de un partidillo del eurobasket 2007 contra Sion. Es todo un clásico, mil veces visto pero nunca olvidado: http://www.youtube.com/watch?v=0iXVxROuT4g
Comentario de Guillermo López García (18/06/2011 11:48):
Qué bueno, sr Habe. Qué hijoputa que era el tal Petrovic. Que sepas que comencé a fumar Ducados una vez quedó claro que no llegaría a lo más elevado; que nunca jugaría en la Liga ACB, nunca pondrían jugadas mías en “Zona ACB”, presentado por Pedro Barthe. Así que me abandoné y acabé jugando a deportes menores, como el fútbol.
De todas maneras, aunque lo de fumar un Ducados de portero tiene su aquel, a mi juicio era mejor el otro modelo: ser jugador de campo y aprovechar el descanso para echar un cigarrito y recuperar fuerzas para la segunda parte
Spainfull, ¿cuál es la canción de Los Nikis? Mi analfabetismo en materia musical es profundo
Comentario de Suick (18/06/2011 11:50):
Estooo, era contra Hellas, pero lo mismo da. Impresionante documento.
Comentario de Álvaro (18/06/2011 12:07):
Seguro que te suena la canción, Guillermo. Yo he visto en Pachá a todo el mundo con el brazo en alto cantándola porque la tienen asumida como un himno de centro democrático cuando es una pieza de cachondeo.
http://www.youtube.com/watch?v=rS-_EZgRb0w
Suick ¿Qué le pasa a las declaraciones? ¿eh? ¿eh? ¿ya estamos criminalizando a los serbios?
Comentario de Guillermo López García (18/06/2011 12:08):
Madre mía, Suick; ¡qué maravilla! Lo había visto antes, pero había olvidado su existencia. ¡Menuda exhibición de mentalidad competitiva! Así de cruel es este mundo posmoderno, que dejamos de lado lo realmente importante.
Comentario de Guillermo López García (18/06/2011 12:12):
Pues creo que no la había escuchado, pero la alusión al España – Yugoslavia en mitad de la canción me ha tocado hondo
Comentario de spainfull (18/06/2011 13:31):
#38. Pero como pasa con todo, estos serbios de hoy no son como los de antes. Se han ido amariconando (aunque muchísimo menos que la gente aquí). Como buen seguidor de los Grizzlies (y también del Zaragoza; sí, no tengo perdón -aunque al menos no soy del patético-), las actuaciones de DMilicic las he seguido de cerca. Un grande en rajadas y salidas de tono. Como anécdota, en un partido se rompió la camiseta a lo Hulk Hogan:
http://www.youtube.com/watch?v=SguBaDSLFd0&feature=player_embedded
Esperemos que trate a RRubio con mucho cariño ahora que se va a su equipo (y que aprenda algo ya de paso).
#39. Como bien ha indicado Álvaro, con las aclaraciones precisas incluidas, es la del Imperio Contraataca. Un clásico :).
Comentario de josé luis (18/06/2011 13:35):
Si no recuerdo mal al que perseguía el de las tijeras era a Dino Meneghin, otro discipulo de Satanás. Ríete tú del codazo de Tassoti.
Yo siempre fuí de Mirza Delibasic. Claro que es un poco anterior pero nos enseñó a muchos que el baloncesto era algo más que sacar el culo y botar un balón enorme.
Lo que alguna vez se ha dicho: es un juego extraordinario que permite que tengan su lugar en el mundo la gente anormalmente grande. Gente que en cualquier otra circunstancia se reirían de ellos o trabajarían en el circo y que gracias al baloncesto pueden aspirar a ser idolatrados y ganar un pastizal.
Comentario de josé luis (18/06/2011 13:42):
http://www.youtube.com/watch?v=Gu9rdgVfDME
Comentario de Guillermo López García (18/06/2011 17:06):
Pues si alguien tiene paciencia para buscar contraataques culminados con triple de Petrovic, en este maravilloso blog incluyen un montón de partidos de baloncesto de los ochenta, entre ellos varios partidos completos del Madrid de Petrovic, la Cibona,…
http://basquetdesdesiempre.blogspot.com/
Comentario de Suick (19/06/2011 02:32):
Por el imperio y por los Nikis, en la página que da Guillermo se puede bajar el partido en el que España está aplastando a Yugoslavia, por veinte puntos arriba…
Comentario de Pablo (pero no el auténtico) (19/06/2011 21:39):
Es una muy buena reseña. Enhorabuena Guillermo.
Comentario de Pablo (pero no el auténtico) (19/06/2011 21:42):
http://fonoteca.esradio.fm/2011-04-23/tirando-a-fallar-230411-26920.html
Comentario de Fernando (20/06/2011 08:34):
Excelente reseña, Guillermo. Yo me he leído “Sueños Robados” y me he quedado sencillamente alucinado. Me suelo sentir mal al comprar libros deportivos (aunque no puedo evitar hacerlo), pues suelen ser de un nivel muy bajo. La sorpresa ha sido mayúscula: muy bien escrito, excelentemente argumentado, huyendo de los tópicos, profundidad en la manera de abordar el baloncesto en Yugoslavia… de momento, mi lectura preferida de este 2011 y, sin duda, el mejor libro deportivo que haya leído jamás. Nada que ver con la banalidad y sosería de otros títulos que han salido en los últimos años, algunos de una calidad ciertamente lamentable. El nivel de documentación y profundización, por cierto, es el sueño húmedo de todos los que en los ochenta éramos ávidos críos por saber más de aquellos cabrones que siempre nos chuleaban.
Comentario de uno que pasaba (20/06/2011 13:54):
dedicado con todo mi amor a mi idolatrado alvaro, pinchad en http://www.guardian.co.uk/media/2011/jun/18/war-photographers-special-report y leed la entrada con su foto de Ron Haviv, Bosnia, 1992. Cuando se reabra el foro de furbol, creo que la susodicha foto sera la mas adecuada para la primera entrada (sea cual sea el tema de la misma, seguro que la foto cuadra)
Comentario de Refius (20/06/2011 15:54):
Minuto 4:00 contraataque culminado con triple de Drazen.
http://www.youtube.com/watch?v=v3m8S_0kyLk
Comentario de Guillermo López García (20/06/2011 18:40):
¡Qué maravilla, Refius! es casi perfecto. Lo único que me jode es que es un triple en el que hay oposición del otro equipo. El contratriple de Petrovic perfecto es en el que Petrovic va totalmente solo, sin oposición, y el muy hijoputa se para en la línea de 6,25, tira y zas, triple.
Comentario de Dátil (21/06/2011 00:06):
Estaba buscando algún vídeo que lo probara, pero he encontrado a otro que también lo piensa: El creador del contraataque de tres puntos, en mi casa llamado contraataque ruso, fue Valdis Valters, letón que juegaba con la URSS en los 80.
Comentario de Andrés Boix Palop (21/06/2011 10:33):
Refius, muchas gracias, me has hecho muy feliz. Y esto que cuenta Dátil abre nuevas perspectivas de investigación.
Es una pena que la gente que ama el baloncesto no tenga la sensibilidad suficiente para amar estas cosas y ponga perdida la red de vídeos absurdos de maromos cachas de la NBA haciendo macarras de tipo físico en lugar de deleitarse (y de paso facilitarnos a nosotros encontrar esos documentos) con vídeos montados que narren visualmente el origen, evolución y decaimiento del contratriple o, como sé ahora que también es conocido, “contrataque ruso”.
Comentario de CusCus (21/06/2011 12:58):
Exquisitos recuerdos. ¡Qué joputa Drazen! ¡Cuántas insultos al Aíto por no saber parar a Kukoc et co! ¡Cuantos cambios de nombre!
Lo que no se entiende, sin embargo, es lo de los rusos (salvo dopaje, claro). Siguen siendo 150 millones de tíos altos, ya podrían sacar un equipazo de vez en cuando. Pero no, se dedican a nacionalizar a… ¡¡gringos de color negro!! y hacer un juego de mierda.
Por otro lado, desde aquí, quiero pedir que se le retire la nacionalidad ex-yugoslava a Malkovic, el tipo que se ha encargado de convertir el baloncesto en algo aburrido sobremanera.
Comentario de menipo (21/06/2011 13:55):
No es el contratriple solitario pero aquí Drazen roba balón, corre y clava el triple ante el Dream Team, después de haber metido otro triple segundos antes:
http://www.youtube.com/watch?v=Rh4e4sD_h6A&feature=related
Comentario de Guillermo López García (21/06/2011 18:02):
Si me permiten una reflexión: así es la vida. Me curro bastante un artículo sobre un libro interesantísimo y que da mucho juego = unos 2000 visitantes únicos y 58 comentarios. Que, por cierto, está muy bien, ligeramente por encima de la media en LPD.
Pero, claro… Escribo distraídamente una crítica sobre una serie liviana de consumo rápido, Juego de Tronos = más de 6000 visitantes únicos y más de 600 comentarios.
Para la próxima vez, ya sé lo que me toca. Antes de soltarles el rollo sobre Yugoslavia, Petrovic y Antonio Díaz Miguel, pondré un par de parrafillos denostando Juego de Tronos, y ya verán cuánto baloncesto que van a aprender los fans de la saga.
Comentario de Asín...nos va (22/06/2011 10:01):
Joder Guillermo, qué cosas nos dices. Emites un documental acojonante en La2, 50.000 televidentes; las miserias y resmiserias de la princesa del pueblo, 5.000.000 de telespectadores.
Comentario de Bunnymen (22/06/2011 10:07):
#59 Somos un pais donde prima la actividad de alta cultura sobre el deporte.
Comentario de pululando (22/06/2011 10:15):
#59 lo de las foticos pase, pero ya técnicas de marketing me parece excesivo.
Comentario de Guillermo López García (22/06/2011 11:17):
Ya, pero yo pensaba que LPD “era diferente”, que LPD no se vendería. ¡Pero LPD es como todas! ¡Esto nos pasa por meter fotos!
Pingback de La Página Definitiva » La red está llena de basura. Nosotros somos la prueba (28/06/2011 12:32):
[…] Los Borja tenían muy mala prensa en Italia. A los italianos no les hacía ninguna gracia ver a un pérfido extranjero mandando en el Vaticano. Así que los Borja son particularmente odiados y despreciados como cerdos españoles que eran (y así se les denomina). Y, en efecto, los Borja eran unos hijos de puta, aspecto que queda bien reflejado en la serie, plagada de asesinatos y con tal abundancia de conspiraciones que harían las delicias de Pedro J. Ramírez. ¡Parecían yugoslavos! […]
Comentario de karpov (06/07/2011 09:50):
extemporáneo si quieren. pero aunque portorriqueño, también es persona.
http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20110706/deportes/mas-baloncesto/detienen-piculin-ortiz-cultivo-20110706.html