La Guerra de la Independencia – Charles Esdaile
Es difícil sobrevalorar la importancia de la Guerra de la Independencia contra los franceses en el devenir de esta unidad de destino en lo universal que llamamos Estado Español. Por su enorme impacto demográfico (un cuarto de millón de muertos y un descenso poblacional global que supera el medio millón de personas, un 6% de la población total) y económico (la devastación y el expolio sistemáticos llevados a cabo por los franceses, a menudo superpuestos con la acción de las guerrillas), o por la incidencia directa del conflicto en los comienzos del proceso de independización de la metrópoli por parte de la mayoría de las colonias americanas.
Pero, por si lo anterior no fuese bastante, la Guerra de la Independencia supone la forja de la idea de nación española; una idea que, como casi todo en España, nace ya escindida, con perspectivas diversas que muy pronto serán divergentes y, al final, totalmente enfrentadas. La guerra, en consecuencia, establece muchos de los problemas que perseguirán al país a lo largo de muchas décadas, e incluso ahora. Fundamentalmente, querría destacar los tres que me parecen más importantes:
– la oposición entre un incipiente liberalismo, que se concentra en las ciudades, y el clericalismo rural de toda la vida.
– El dilema sucesorio entre el legitimismo borbónico representado por la hija de Fernando VII, Isabel II, y la opción tradicionalista de los partidarios de Don Carlos, hermano menor de Fernando, que evolucionará hacia el carlismo y salpicará de guerras civiles el XIX español.
– Y el inicio de la tradición intervencionista del Ejército español, que toma partido en esta guerra y, sobre todo, adquiere un poder y una relevancia públicas que se resistirá a abandonar, y que también poblará todo el siglo XIX de pronunciamientos, golpes de Estado y participación de los militares en la política.
Los tres factores irán apareciendo, a veces por separado, a menudo combinados, en la historia contemporánea de España, y serán un vivero de problemas y de discordia entre los españoles. Nace en la Guerra de la Independencia la idea de las dos Españas, clerical-anticlerical, conservadora-liberal, encerrada en sí misma-fascinada por el exterior, … Especializadas cada una de ellas, además, en negar toda legitimidad, incluso el derecho a la existencia, a la otra (adivinen cuál de las dos Españas ganó, y por goleada, la competición).
Por otro lado, el devenir de la guerra es, en sí, muy interesante. La reacción a la invasión francesa, descabezado el país de sus supuestas élites, comienza en el plano local, desorganizado y caótico, pero también vigoroso, de las Juntas Provinciales, que muy rápidamente dictan medidas para hacer la vida imposible a los franceses, apoyar a las guerrillas y montar mini ejércitos que operan, al estilo español, sólo en el área de influencia de cada Junta. Continúa en la configuración de una Junta Central que intenta coordinar los esfuerzos contrarios al invasor y que acaba radicándose en Cádiz, una vez la entrada de Napoleón en la península reduce el territorio controlado por la Junta a la mínima expresión.
La Guerra de la Independencia, como es sabido, también provoca la aparición de la guerra irregular, o guerrilla, que se extiende por casi todo el territorio español, y que hace la vida imposible al Ejército francés (y, a menudo, también a los españoles) mediante el acoso sistemático a las vías de comunicación y abastecimiento y el exterminio, con una crueldad netamente española, de los pequeños destacamentos que cayeran en manos de las guerrillas, algunas de las cuales, como las de Espoz y Mina en Navarra, contaban con varios miles de combatientes.
Todas ellas son, sin duda, cuestiones de enorme importancia e interés. Por desgracia, no son apenas analizadas en el libro de Charles Esdaile, y cuando se habla de ello es con un distanciamiento extraordinariamente prejuicioso rayano en el racismo. Estamos ante un libro plano, aburrido, centrado casi en exclusiva en explicar las operaciones militares que tuvieron lugar en la Guerra de la Independencia; y, dentro de este enfoque, en el papel de las tropas británicas y el Gobierno inglés, que se presentan, indisimuladamente, como los causantes del quebranto napoleónico en España.
Dice el tópico que Napoleón acabó derrotado por la acción combinada de dos países: España, que durante años y años drenó tropas y armamento del Ejército francés (“la úlcera española”), y Rusia, que destruyó la Grande Armée en la infausta invasión napoleónica de Rusia en 1812 (“la hemorragia rusa”). Junto con ellos, la perenne oposición de los británicos, invencibles por mar y con crédito suficiente para financiar a los enemigos de Napoleón (entre ellos, a la propia España). Y, sobre todo, la capacidad del propio Napoleón para granjearse enemigos y suscitar rencores eternos, así como una ambición que le llevaría a meterse en empresas demasiado elevadas y a que la megalomanía y el prestigio pesasen cada vez más en la toma de decisiones y el análisis desapasionado y realista de las situaciones, menos.
Sin embargo, en este libro el autor, sencillamente, elimina a España de la ecuación. Los españoles son individuos bajitos y cetrinos, vagos e indisciplinados, con delirios de grandeza, en los que no se puede confiar. También son orgullosos, envidiosos y crueles. Y les encantan las fiestas patronales, pues sienten gran devoción por sus santos, así como bailar flamenco y torear. Así son los españoles y así es España. Afortunadamente, los ingleses vinieron aquí a imponer orden y a echar a Napoleón, ¡qué buenos que son los ingleses! ¡Menos mal!
Es un libro que perfectamente podría haberse publicado en 1905, al menos en lo que se refiere al tono. Uno se imagina al autor, ante una misteriosa bacteria que tiene postrados en el hospital a varios de sus conciudadanos, sorbiendo distraídamente un poco de té, atusándose la ropa y, una vez erguido, diciendo, en tono grave y ceremonioso: “esto van a ser los pepinos españoles del supermercado, que seguro que llevaban una bacteria española tercermundista”.
Lo peor es que el libro elabora semejante panorama, pero no se crean Ustedes que se molesta en analizar algo la situación en España. No, lo suyo es contar la epopeya de las tropas inglesas en Portugal y en España, y punto. ¿La victoria de Bailén? Ná, pura casualidad. Que hacía mucha caló y los franceses se rindieron. ¿La lucha de las guerrillas? Tampoco fue para tanto. En realidad, eran contraproducentes, pues en ocasiones interferían con la estrategia marcada por Wellington. ¿Gerona y Zaragoza? Ni cosquillas le hicieron al francés. Por otro lado, y por supuesto, los mandos militares españoles siempre serán incompetentes, y las tropas, de baja calidad. ¿Y la Junta Central y las autoridades españolas? ¡Menuda cuadrilla de politicastros!
Aquí el que lo ganó todo fue el Duque de Wellington, el cual, nos explica Esdaile, hizo lo único que se podía hacer contra el francés: un Llourinho. Como Llourinho, consciente de la superioridad de las tropas francesas, Wellington llegó, vio y se enterró durante años detrás de unas fortificaciones en Portugal, rehuyendo el combate. Los franceses intentaban que Wellington saliese alguna vez a campo abierto, pero como si nada.
Y así se quedó el tío, durante años, mientras las guerrillas iban socavando más y más y más la voluntad de combatir de los franceses en España, los problemas se le acumulaban a Napoleón en Europa y los que le rodeaban se preguntaban qué se les había perdido a ellos en la Península Ibérica.
Por supuesto, durante este tiempo los portugueses acabaron hasta los mismísimos de las tropas inglesas, aunque el autor lo explica de manera que la culpa recaiga sobre ellos. Joder, es que apenas se dejaban violar y saquear, y los chavales británicos son muy fogosos.
Por otro lado, y como no podía ser de otra manera, Gran Bretaña, nuestra fiel aliada, aprovechó la coyuntura para enmerdar todo lo que pudo en América y propiciar las revoluciones contra la metrópoli en las colonias. Y dice el autor: ¿pueden Ustedes creerse que las autoridades españolas se tomaron esto a mal? ¡Llamarlos cerriles es poco!
Al final ganó la guerra quien la tenía que ganar: Napoleón, o Rusia, o la suma de ambos. En 1812, Napoleón saca miles de soldados de la Península (y de todas partes) para su campaña rusa. El Ejército francés queda muy debilitado. Y Wellington aprovecha, por fin, su oportunidad. Las tropas angloportuguesas entran en España (he aquí una de las peores de la enorme cantidad de humillaciones que uno ha de sufrir por ser español: que te liberen los portugueses), a ellas se suman las tropas españolas, y asestan sucesivos palos a los ejércitos franceses, que en 1813 se hallan en franca retirada. Vuelve Fernando VII, la gente grita aquello tan cultivado de “vivan las cadenas” y todo vuelve a la normalidad.
En resumen: el libro no merece en absoluto la pena. Y no por patriotismo-nacionalismo, sino porque el estudio, sencillamente, es muy malo. Parcial, aburrido, sistemáticamente sesgado, y con el mencionado toque de racismo cultural que impregna toda la obra. Si es Usted antiespañol, no se confíe. Se aburrirá igual, y ya le llegará el momento en que el autor hable de su región como si estuviera describiendo los ritos de apareamiento de los watusi.
Pero de todo aprende uno, y de este libro he acabado por confirmar una tendencia de fondo que ya había podido observar en el pasado. Es esta: la editorial Crítica, que publica esta obra, tiene varias colecciones dedicadas a publicar estudios históricos de toda clase. De ellas hay una, la que tiene lomo negro, que es, a los efectos, “la mala”. Es la colección en la que se publicó este libro y varias obras cuya lectura me resultó también, aunque con matices, insatisfactoria. Muchas veces se debe a que el libro es malo, otras a que el libro engaña (me tragué hace dos años una supuesta “Historia de EE.UU.” que era, en realidad, una “Historia del radicalismo político en EE.UU.”. Tal cual); en ocasiones significadas, como aquí, a una cosa y a la otra.
En fin, que me voy a permitir glosar el sistema de calificaciones (“huir”, “aspectos interesantes”, “obra maestra”, …) de una histórica cartelera cinematográfica valenciana cuyo atractivo residía en que si la película se proyectaba en los cines del propietario de la cartelera, se le ponían dos puntos más; y si no, dos puntos menos (sobre un máximo de cinco). Y todos tan contentos. En el caso en que nos ocupa, este libro, la calificación sólo puede ser la mínima: “Huir”. Léanse otra cosa o, mucho mejor, léanse (o relean) a Galdós.
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Comentario de Lluís (01/06/2011 18:48):
Supongo que si se escribiese desde la óptica francesa, en lugar de “patriotas”, “guerrillas”, “juntas” y similares, estaríamos hablande de “terroristas”, “insurgencia”, “talibanes” y cosas similares, ¿no?
Y es que las bayonetas francesas venían a traernos los valores de la Ilustración y la Revolución Francesa, que sería el equivalente de la epoca a la “democracia” y los “valores de la civilización occidental”. Hablar bien del 2 de mayo, de Bailén o del Empecinado debería ser considerado “apología del terrorismo”. Sin olvidar que José Bonaparte era el rey legítimo de Apaña, que para algo el golpista Fernando VII había devuelto la corona a su padre y éste había abdicado en Napoleón, un patriota honrado y ejemplar que no quería acumular cargos y se lo cedió a su hermano José I. Con bastante menos base legal se han invadido países en estos últimos 20 años, con el beneplácito de nuestros gobiernos.
Comentario de labuelo (01/06/2011 19:57):
Uff. Hace cosa de 4 o 5 semanas tuve en la mano este libro en la Biblioteca y al final opte por sacarme otro muy interesante de Amin Maalouf titulado “Las Cruzadas vistas por los árabes”. Ahora, ya no tendré que volver a sopesar entre Esdaile y otro. Se agradece.
Comentario de Guillermo López García (01/06/2011 20:18):
Buena elección, Labuelo. Precisamente el libro de Maalouf lo reseñé en LPD hace unos años:
http://www.lapaginadefinitiva.com/2006/08/30/las-cruzadas-vistas-por-los-arabes-amin-maalouf/
Comentario de Álvaro (01/06/2011 20:30):
Yo juntaría el punto 1 en el 2. Tengo entendido que fue la mafia católica la que hizo postularse a Carlos como candidato de la forma más española imaginable: calentándole la cabeza a su mujer.
Y dejaría de segundo punto el inicio del exilio.
Comentario de Ruboslav (01/06/2011 21:44):
1808: el inicio de nuestras miserias. Y hasta hoy.
Comentario de lalo (01/06/2011 22:08):
por que el inicio de nuestras miserias en 1808¿? la decandencia de españa como potencia venia de lejos, por que fijas ruboslav la fecha en 1808?¿
Comentario de lalo (01/06/2011 22:10):
por cierto no comparto que la guerra inicie ni el debate sucesorio..ni la intervencion del ejercito, ya que este basicamente desaparecio con la entrada de los franceses en la peninsula, al menos como institucion.
Comentario de Ruboslav (01/06/2011 23:18):
Resumiendo, lalo:
Porque se tuvo la oportunidad de entrar en el liberalismo ilustrado y dejar atrás todo lo rancio y clasista pero se prefirió echar a hostias a los franchutes (que tendrían sus mierdas y sus chulerías, no te digo que no, pero nos traían aires nuevos muy necesarios) y preferimos poner en su lugar a Fernando VII, valiente hijoputa que lo primero que hizo fue reprimir y recortar libertades mientras no pocos le aplaudían. Para coronar la tarta, los militares empezaron a creerse los salvadores de España y pasó lo que pasó tantas veces con tantos golpes de estado por su parte.
En definitiva, nada que no haya puesto en este artículo Guillermo.
Comentario de Guillermo López García (02/06/2011 00:44):
Álvaro, de hecho al principio 1 y 2 iban juntos, pero luego los he separado para marcar la diferencia en el tiempo entre Isabel II como opción “liberal” por oposición al carlismo y el problema dinástico inicial, que se crea con la Ley Sálica y no tiene tanto que ver con cuestiones ideológicas (si bien es totalmente cierto que detrás de las aspiraciones de Carlos, y desde el principio, están los curas).
Lalo, la guerra prefigura las Dos Españas que se enfrentarán en sucesivas ocasiones a partir de entonces, y cuyo conflicto puede leerse desde diversos prismas, entre ellos los que he indicado y el que aporta Álvaro del exilio (que afectará a muchos defensores de la opción liberal a lo largo del reinado de Fernando VII, en especial en la “década ominosa” de 1823 – 1833).
En este conflicto es parte muy activa, desde el principio y hasta nada menos que 1981, el Ejército español. Curiosamente, los mandos del ejército en el XIX comienzan siendo mayoritariamente liberales, por oposición a los que cortan entonces el bacalao, alto clero y nobleza (la extracción social de los oficiales proviene de las clases medias).
La primera ocasión en la que el Ejército adopta un papel político es a raíz de la Guerra de la Independencia. Algunos de los principales líderes opuestos a la invasión francesa son militares, como el general Castaños (vencedor de Bailén) y Palafox (encargado de la defensa de Zaragoza); o acaban convirtiéndose en líderes de la guerrilla y luego hacen carrera en el ejército, como es el caso del Empecinado (que acaba ejecutado por orden de Fernando VII).
La que podríamos considerar primera intervención del Ejército en política se produce justo antes del comienzo de la guerra, en el motín de Aranjuez, que entroniza a Fernando VII. Durante la guerra, los espadones campan a sus anchas en el territorio que controlan. Después de la guerra ya nada será igual. En 1820, Riego se subleva y comienza el Trienio Liberal. Y a partir de ahí, los pronunciamientos y golpes de Estado pasan a ser parte consustancial a la vida política española
Un cordial saludo
Comentario de Destripaterrones (02/06/2011 05:06):
El liberalismo español es más importante de lo que parece. De hecho, fue el español el primer idioma en que la palabra “liberal” identificaba una postura política y no prodigalidad o ligereza de cascos.
Hay que decir que, si bien la ranciedad que inspiraba el conservadurismo español necesitaba reformarse, los liberales-reformadores españoles, a lo largo del tiempo, han resultado ser , en mi muy falible opinión, demasiado idealistas, muy poco apegados a la realidad, con lo que no tuvieron en cuenta los lastres del país y tropezaron con obstáculos que no computaron racionalmente. Es decir, un poco lo que le pasó a Napoleón en su proyecto de reformar Europa, que, apegado a su ideología cartesiana, no tuvo en cuenta los factores irracionales (nacionalismo, religiosidad, sentimiento de venganza, etc.). Esto ha sido así desde los diputados gaditanos hasta los políticos de la II República.
Respecto a los temas que toca el artículo, recomiendo el libro de Carmen Iglesias “No siempre lo peor es cierto”, que desmitifica la leyenda negra.
Comentario de Lluís (02/06/2011 06:29):
También es curioso que se resistiese con uñas y dientes la invasión de Napoleón y, en 1823, lo de los “100000 hijos de San Luis” fuese un paseo militar. Se ve que la caverna no tiene nada contra los invasores extranjeros cuando éstos vienen a defender la ley y el orden tradicionales.
Comentario de Destripaterrones (02/06/2011 07:59):
Supongo que fue porque la intervención de los “100.000 Hijos de San Luis” tenía un anclaje autóctono. Al fin y al cabo, venían a restaurar al que muchos españoles veían como legítimo rey.
Comentario de asertus (02/06/2011 08:18):
Por lo que leí, cuando los 100.000 hijos, los franceses ya habían escarmentado y, previa invasión, compraron a base de bien muchas voluntades:
“El ejército francés, una vez decidida la intervención, preparó minuciosamente la campaña para no repetir los errores del pasado. Contó esta vez con fuertes apoyos autóctonos y con una excelente logística; las tropas fueron puntualmente aprovisionadas y se pagó al contado a los proveedores españoles. Además, se tomaron medidas para causar el menor trastorno a la población civil. La imagen de este soldado francés, elegantemente uniformado y de correcto comportamiento, acabaría dando pie al dicho popular eres más bonito que un San Luis.”
Lo que no sé es cómo Fernando VII no fue convenientemente guillotinado ante esta invasión.
Saludos
Comentario de Jordi P. (02/06/2011 08:39):
Sobre el liberalismo español y su debilidad, creo que su principal problema es su disparidad. Ha habido liberales que en lo económico eran ultraliberales y liberales más próximos al centro izquierda. En la organización del estado, ha habido liberales centralistas y liberales federalistas. Es decir dejando de lado, un fondo común en temas de libertad social, dos “liberales” se podían parecer poco. Incluso a día de hoy, puede haber alguien en PP (cada vez menos), UPyD, PSOE, CiU (claramente) o incluso en ERC que se declare heredero de la tradición liberal peninsular.
Comentario de Bunnymen (02/06/2011 09:31):
Por ambientar, como se que le gusta, le diré que en el libro de Stefan Zweig, Amok, hay un relato que esta básicamente dedicado al acojono que sufre un oficial francés de campaña por España. Por lo visto, corría la leyenda que les asustaba bastante, como ha mencionado en el artículo, de la especial crueldad de nuestras alegres gentes.
#7 “valiente hijoputa que lo primero que hizo fue reprimir y recortar libertades mientras no pocos le aplaudían”
Pues como en la próxima legislatura que nos espera.
Comentario de pescadilla (02/06/2011 09:33):
decir que tras el carlismo se encuentra la cuestión sucesoria es como decir que tras la abolición de la esclavitud en usa o el liberar a los siervos de la gleba de sus ataduras a la tierra se encontraba una cuestión humanitaria
o como decir que la razón de la invasión de irak era lleva la democracia al pueblo iraki
ingenuotes…
Comentario de Destripaterrones (02/06/2011 09:52):
Pescadilla, ¿qué fuerzas en concreto estaban tras Carlos María Isidro? Siempre se le presenta como un bobalicón… Una de las claves de la 1ª Guerra Carlista fue la insistencia del pretendiente en atacar/sitiar Bilbao (centro financiero y comercial ya por aquel entonces), en contra del criterio de Zumalacárregui, que pretendía realizar una acción relámpago hacia Madrid. Esto pondría fin a la guerra, en la que el tiempo iba en contra de los carlistas, que contaban con muchos menos recursos materiales y humanos.
Respecto al chovinismo inglés, sólo recordar que no sólo los ibéricos somos despreciados (aunque tal vez seamos los que más). Basta recordar que siempre se considera a Wellington “el vencedor” de Waterloo, cuando la intervención de Blücher al mando de las potentes fuerzas prusianas fue indispensable en la victoria.
Tal vez el problema del liberalismo español sean los que dicen defenderlo. No hay más que ver como los principales reivindicadores nominales del liberalismo están cercanos al Clero, el ente más liberticida de la Historia de España.
Comentario de Ruboslav (02/06/2011 09:59):
Bunnymen:
Y como en esta legislatura también, ojo. Sinceramente, la próxima espero no vivirla entera. Con suerte me habré ido de este puto país.
Comentario de pescadilla (02/06/2011 10:00):
pues detras estaban los que no querian pagar impuestos a madrit, que lo que gobernase en madrit fuera hombre o mujer se la soplaba mientras les mantuviera sus excepciones fiscales aka fueros
¿acaso crees que es casualidad que justo las zonas carlistas son las zonas de pequeños y medianos propietarios agrarios con sus fueros y excepciones correspondientes? (hablo del siglo XiX, claro)
habrian apoyado la causa de un mono con trompeta si hubiera sido necesario
Comentario de Destripaterrones (02/06/2011 10:13):
No cuestionaba tu afirmación, simplemente no sabía quiénes eran, por eso preguntaba. Lo de bobalicón lo decía como anécdota, y también vale para Alfonso XIII o para el vigente…
En lo que respecta a los fueros, es verdad que formalmente eran una antigualla y un privilegio (en el sentido malo de la palabra), pero materialmente contenían algunas disposiciones con bastante sentido común.
Comentario de Álvaro (02/06/2011 10:15):
Curioso que la frase ‘más bonito que un San Luis’ venga de los cien mil hijos de p*+@! Hoy se aprende más de liberalismo y español con LPD que con Amando de Miguel.
Comentario de pescadilla (02/06/2011 10:45):
no hay más que verles la cara para saber que nunca han sido los más listos de su promoción
solo les falta que se leas caiga la baba, redios
Comentario de Bunnymen (02/06/2011 11:45):
#22 La ventaja es que su promoción se limita a la estirpe imperial.
Comentario de lalo (02/06/2011 12:01):
Ruboslav, idealizar la ilustracion francesa es algo comun, pero se olvida que francia era un sin dios antes de la llegada de napoleon. POr otro lado, pensar que llegar los franceses y la gente discutiendo en la plaza sobre diderot es un tanto ingenuo. Ademas, el levantamiento se debio en parte a que las tropas francesas mientras discutian sobre rosseau violaban y saqueaban, que sera muy didactico pero como que jode. Tambien hay que tener en cuenta que espana era un imperio, en sus ultimos estertores, pero imperio al fin y al cabo, lo que hace a la gente un tanto orgullosa.. ademas para mas inri, por mucho que se hubiera acatado el dictado de napoleon con su caida, hubiera vuelto la monarquia espanola, con el congreso de viena.
Respecto a lo que comentas guillermo, no discuto la cristaliwaciond e las dos espanas en la guerra de la independencia y la constitucion de cadiz. Pero el debate sucesorio ocurre 20 años despues con el rollo de la ley salica. y el debate sucesoriuo entronca con el conflicto de las dos visiones de espana entre conservadores y liberales. Insito en que el papel del ejercito espanol co,o institucion es practicamente nulo durante el conflicto, a excepcion de bailen donde la base de las tropas son los restos del ejercito espanol. Otra cosa,es que militares se unieran al levantamiento como palafox. Senalar al ejercito como motor de la resitencia es erroneo, se basa en la guerrilla y el pueblo en armas, zaragoza es un ejemplo, palafox dirige pero la base es popular, como en el 2 de mayo. no se puede senalar que el 2 de mayo es un levantamiento militar poraue el mayor foco de resitencia es dirigido por daoiz y velarde, totalmente al margen de los mandos, pues lo mismo en zaragoza.
La intervencion del ejercito en los asuntos de estado es posterior, con la llegada del deseado, que hace unas politicas no esperadas por los combatientes en la guerra de la independencia, ahora integrados o reintegrados en el ejercito,y empiezan a mostrar su malestar con golpes como el de riego, el unico que tuvo exito,, ejemplos el empecinado, riego o espoz y mina.
Comentario de Gekokujo (02/06/2011 12:06):
Bueno, bueno, un liberal de 1820 no tiene nada que ver con uno de 2011. Aunque sólo sea por agravio comparativo.
Nada es blanco o negro. Desde luego los franceses, o mejor dicho, los afrancesados, sí que aportaban un poco de modernidad. De hecho para los más acérrimos monárquicos todo lo francés era sospechoso de moderno, ateo y revolucionario. Mismamente como los comunistas de Pinochet. Evidentemente la invasión y la reacción española marginarían estas tendencias que quedarían un poco ahogadas por los hechos, la nostalgia del rey y, tal como se cuenta más arriba, no sería hasta el trienio liberal que se viese brotar la semilla.
Desde luego lo de las tribus íberas es una tradición milenaria. Y cuando digo tribus se puede decir también partidos, banderías y toda clase agrupaciones ad hoc para estructurar el territorio. No sé porqué se le pone tantas pegas a un España federal, o confederal, ¡si es que lo lleva en los genes coño! Lo que ocurre es que desde que están los borbones entronados, huys, entronizados, hay una buena porción de aborígenes que cree que España sólo volvera a ser grande cuando sea una… lo de libre ya queda claro que se refiere a los de esta parte del embudo.
Los ingleses, unos piratas, siempre lo han sido. Justamente en aquellos años hubo un intento de tomar Buenos Aires y Sacramento, en connivencia con los portugueses de Brasil. Pero esas intentonas vienen de antiguo, pues nada excita más al inglés que una aventura en la que el final es un cofre lleno. Eso sí, al menos hay que reconocerles que en general lo hicieron bastante organizadamente. Mencionar que incluso Wellington reconocía que su ejército estaba básicamente compuesto por “una panda de hijos de perra”. Que no tuvo empacho en saquear Salamanca y cuyo momento cumbre fue cuando trincaron el convoy (intendencia) francés en la batalla de Vitoria. El caos que se organizó requirió que el propio Wellington tuviera que poner orden. Porque se paró la batalla para convertirse en un “maricón el último” para pillar algo. Así es ni más ni menos.
Si es que, las guerras son mu malas, pero como bien saben los ingleses, a veces se pilla cacho.
Comentario de kirikiño (02/06/2011 12:11):
Hombre, Álvaro, pretender que se pueda aprender algo de Amando de Miguel… Si acaso, la capacidad para estar pagado de uno mismo, y esa actitúd vital de “a estas alturas, nadie puede enseñarme nada, yo lo sé TODO”.
Comentario de Gekokujo (02/06/2011 12:12):
Por cierto, para hacer justícia hay que mencionar que en ese convoy había toda clase de artículos suntuarios expoliados por los franceses en España, además de los efectos personales de José I…
Comentario de Latro (02/06/2011 12:15):
Me falta conocimiento para opinar, pero si que aún tiendo la impresión que desde aqui hacemos lo contrario (los ingleses, quienes son esos, esos no hicieron nada aqui), ninguna de las dos posturas es muy adecuada a la hora de hacer un análisis histórico de la Guerra de Independencia…
… pero esto en esta semana del Diccionario y demas gaitas suena como a que mas de lo mismo, ¿no? Ascua, sardina, etc.
Comentario de NiNeu (02/06/2011 12:25):
Y qué quereis que os diga, en cuanto a que los ingleses nos liberen..
Todavía en Donosti se recuerda la noche del 31 de agosto de 1813, en la calle del mismo nombre de la parte vieja, de cuando las tropas inglesas y portuguesas liberaron la ciudad de franceses.
Y no precisamente con regocijo. Se recuerda a los civiles que los libertadores se pasaron por la piedra.
Suele ser impresionante.
Y en el museo del British Army del castillo de Edimburgo lo siguen vendiendo como liberación. Olé!
De la wikipedia, en su entrada referida a San Sebastián:
“El saqueo de los aliados durante la recuperación de la ciudad duró seis días y medio, salvándose del incendio sólo las dos parroquias y treinta y cinco casas, situadas en la calle Trinidad, que por tal motivo en la actualidad lleva el nombre de 31 de agosto. Estas casas no fueron quemadas porque servían de alojamiento para los oficiales británicos y portugueses, mientras iniciaban el ataque al Castillo.”
Comentario de Álvaro (02/06/2011 12:30):
pescadilla, hablar de que los carlistas no querían pagar impuestos a madrit es como decir que la CEDA era la vanguardia del feminismo en España porque el sufragio femenino les dio la victoria en el 33.
Todo viene de la crisis del Antiguo Régimen tras la pérdida de las colonias. No pocas zonas del agro se fueron al garete, la entrada del liberalismo introdujo el crédito y la expropiación de múltiples agricultores humildes muy muy fáciles de cabrear hasta deglutir tuétano ajeno y lo que se quería era volver al Imperio Español con su Monarquía Absoluta en la que todos éramos felices. La restauración de un ‘pasado edénico’, un concepto que devino luego en el nacionalismo vasco con idéntica estructura. Tensiones propias de un país en descomposición bajo la férrea mano de la Iglesia más integrista del mundo y un par de reyes de chufla seguidos.
Comentario de Nacho Pepe (02/06/2011 12:59):
Aprovecho que Latro ha sacado el tema del Diccionario para decir que estoy jartísimo del guerracivilismo de Público.
COmo me he metido en medios españoles más de lo normal en el último mes para seguir todo el asunto del 15M, los susodichos me han dado una úlcera entre ventas de camisetas “de la República”, noticias de memorias históricas y sobre la Caverna, y ahora esta nueva obsesión que parece que hayan descubierto el RAH-gate.
Ya lo ha dicho LPD alguna vez, pero es que llegan a extremos absurdos: qué malos son los fachas y todos eso. Luego intentamos superar lo de las dos españas y ahí tienen a estos que ni que vivieran en 1937. Espero por el bien de sus lectores que ningún redactor de Público lea esto y le dé por indagar en los oscuros orígenes decimonónicos del franquismo, porque ya tenemos noticias pidiendo que se indemnice a los descendientes de los exiliados en la “década ominosa” esa…
Y así seguimos…
Comentario de Álvaro (02/06/2011 13:01):
Yo creo Nacho Pepe que el melón lo ha abierto la Real Academia de la Historia.
Comentario de Ruboslav (02/06/2011 13:09):
Nacho Pepe: aplaudo tu comentario. Pero no nos olvidemos de la inexcusable definición de la RAH sobre el Caudillo salvador de España.
Comentario de Nacho Pepe (02/06/2011 13:39):
Sí, si no es por falta de sintonía con lo que dicen, sino por lo pesaos.
Al menos en la edición digital parece que esto sea màs noticia que los pepinos o las revueltas árabes aún en marcha. Llevan ya ¿una semana? desmenuzando la maldita obra y colgando videos de Franco y tal de la web.
El 15M sería un nido de etarras, pero al menos había vocación de dialogar con la gente conservadora. Estos, sin embargo…
Comentario de jose (02/06/2011 14:10):
En mi opinión, el problema de las ”Dos Españas” no nace de las ideas liberales vs conservadoras. ¿Por qué? Porque los ”conservadores” sí sabemos quienes son: los amigotes y vasallos de los Reyes Católicos caracterizados por llevar apellidos con ”de” delante, así como los avaros ignorantes aspirantes a serlo.
¿Y los ”liberales”? Pues los hermanos pequeños de los conservadores que no se quieren parecer a su hermano mayor, igual entonces que ahora. Pero esto no son las ”dos españas” sino una sóla. El conflicto más gordo que se ha relacionado con esta aparente división es la Guerra Civil del 36, pero esto es falso, tanto los ”liberales gafastas” de entonces como Azaña como los ”conservadores con bigotazo” como Franco se opusieron (no en colaboración pero sí cada uno puteó lo que pudo por su cuenta) a la verdadera España, es decir, el grueso de la población trabajadora que no quiere que le chupen la sangre gente obesa, repelente y cobarde como Azaña o Solbes o con complejo de inferioridad justificado y consiguiente mala leche como Franco y Aznar. Por tanto no ha habido ‘Dos Españas’ sino una sola españa, sólo que esta pertenece en propiedad a un selecto grupo con una aparente división ideológica.
La guerra no fue entre ”rojos” y ”azules” sino entre los descendientes de los que se repartieron el expolio hecho a los moros siglos atras y el resto de la población que quería un Revolución Moderna, es decir, salir del feudalismo, lo cual, al menos en Andalucía, no parece que haya avanzado mucho.
Quizá suene a conspiranoico pero ¿sabéis de quien son los medios de producción en España? Duquesa de Alba, Marqués de la Motilla, duque de nosequé y la condesa de nosecuánto, etc.
Comentario de Destripaterrones (02/06/2011 14:25):
Latro, lo que sí es verdad es que los ingleses son los amos de la propaganda en muchos sectores, con lo que su chovinismo tiene mucha más expansión y calado. Esto se demuestra hasta en temas tan triviales como el fútbol (que la sacrosanta LPD me perdone por tal afirmación), en el que un futbolista inglés que sepa conducir el balón sin tropezar es convertido automáticamente en figura, mientras que jugadores de otros países que tal vez tengan más potencial no son promocionados en esa medida.
De hecho, hasta hace poco se conocía mucho más de las víctimas de los bombardeos nazis sobre Londres que de las que se produjeron en el frente del este. El desembarco de Normandía fue cuantitativamente una escaramuza al lado de batallas como la de Kursk, que mucha menos gente conoce. Horatio Nelson es más conocido, incluso en España, que Blas de Lezo. Y podría poner más ejemplos.
Los españoles hemos considerado al Reino Unido como uno de nuestros modelos a imitar, los británicos nos han considerado siempre como una tierrucha exótica, un sitio bucólico, un buen lugar para aposentarse, en el mejor de los casos. Seguramente será por ignorancia, pero yo no conozco a ningún literato británico que escriba algo similar a lo que escribió Pérez-Galdós sobre los ingleses en el Episodio Nacional “Arapiles”.
Por ello no creo que nos estemos pasando de ningún modo con los ingleses.
Comentario de Destripaterrones (02/06/2011 14:36):
Jose, por curiosidad, ¿qué opinión te merecen gente como Jovellanos o Sagasta?
Comentario de pescadilla (02/06/2011 14:56):
no sé si te sigo, Álvaro (en lo de la CEDA sí, me refiero a tu critica a mi planteamiento carlismo=no impuestos estado centralizado)
como siempre debajo de la excusa oficial, se encuentra la verdadera razón que mueve todo aquello que ha movido la historia: sí, amigou mio, el dinero
en el carlismo, debajo de las paparruchas sobre leyes sálicas, curas y tradiciones, se escondía la auténtica tradición que nuestros queridos agricultores del norte del ebro querían salvaguardar; las llamadas leyes viejas, aka, fueros, aka “exenciones fiscales” (y no que el rey tuviera pene o no, asunto borbónico o sea francés, y cuestión que a nuestros levantinos carlistas básicamente se la soplaba, pero como excusa era mejor que decir que vamos a echarnos al monte boina en ristre por la pasta
no estoy para nada de acuerdo con esas teorías que definen al carlismo versus liberalismo como la reacción de los terratenientes frente a los liberales que querían despojarles de sus tierras para modernizar España, cuando en realidad el carlismo tuvo implantación en justo las zonas de España donde la propiedad de la tierra no pertenecía a los grandes terratenientes sino a pequeños agricultores y donde los fueros y exenciones fiscales de tipo agrario aún estaban vigentes
Comentario de Nacho Pepe (02/06/2011 15:25):
Joder Jose, pues los que se repartieron el expolio de los moros siglos atrás tenían una fertilidad que ni los santos varones de LPD, porque en el 36 tenían un importante peso en el total de la población, tengo entendido…
Comentario de Lluís (02/06/2011 18:03):
No estaba tan claro que el asunto fuese fiscal. Que los cobradores del “impuesto revolucionario” para la causa no eran más amables que los cobradores de contribuciones del gobierno liberal.
Aunque suene raro a día de hoy, el campesino de aquella épòca era profundamente católico del sector duro. Era muy receptivo a la propaganda tradicionalista, que a falta de twitter, facebook y SMS utilizaba tronas y púlpitos. Había que combatir si o si al enemigo de Dios y de su Santa Iglesia, unos descreídos que no respetaban nada; acciones como la quema de conventos o las desamortizaciones no hacían sinó reforzar esos sentimientos. Y entre los integrantes de las partidas había campesinos no propietarios, pequeños artesanos, jornalesos, etc, gente que no tenía mucho que temer de los recaudadores de impuestos.
Los que si que tenían bastante que perder, en cambio, apostaron bastante por la legalidad vigente, o por conteporizar, porque cada bando tendía a tomar unas represalias contra los desafectos que convierten a Felip Puig en un blando.
Comentario de Eye (02/06/2011 18:25):
Vaya, precisamente estoy leyendo los Episodios Nacionales de Galdós… Maravilloso comprobar cómo 200 años no son nada y la españolísima semilla de Juan Bragas de Pipaón sigue viva y bien de salud.
Que los franceses nos ninguneen en su versión de las guerras napoleónicas no es ninguna sorpresa. Más chocante todavía resulta el silencio que mantienen sobre sus guerras coloniales, especialmente Argelia.
Comentario de Lluís (02/06/2011 21:15):
Ya se sabe, cada uno cuenta la historia como quiere, ocultando lo que no le conviene. Tampoco es que la historiografía oficial española sea demasiado crítica con los Tercios de Flandes o la conquista de América. ¿Bartolomé de Las Casas? Un exagerado, un resentido, un enemigo de España…
Comentario de Gekokujo (02/06/2011 23:05):
Pues claro, cuando hay conflictos hay que aplicar ese axioma de que la prímera víctima es la verdad. De ahí que no resulte extraño que según el autor se ofrezca una interpretación sesgada de los hechos. Y vale, en 1905, en la apoteosis del imperialismo, se puede entender. Pero hoy los historiadores tratan de dar una visión más objetiva y van apareciendo revisiones de los hechos y de las biografías (sic).
Claro, no me estoy refiriendo a esa hagiografía del caudillo que tanta polvareda ha levantado. Como un ejemplo puedo citar un libro estupendo escrito por un anglosajón, Jonathan R. Dull. “The french navy and the Seven Years War”, que es un interesantísimo y bastante imparcial análisis de los hechos acaecidos en esta época, los asuntos de la política y en concreto los relativos a la marina francesa.
Comentario de Gekokujo (02/06/2011 23:09):
Efectivamente, Eye, sin leer a Pérez Galdós pongo la mano en el fuego por que 200 años, no son nada.
Comentario de jose (03/06/2011 00:36):
Hola a todos, perdón por el tono de los comentarios pero Jovellanos y Sagasta quisieron ilustrar españa, sí, pero con ”despotismo ilustrado”, vamos que a la gente no tiene que ilustrarla nadie.
Lo de la fertilidad es cierto: fecundaron a todo lo que pillaron, menos en Córdoba (mi tierra) donde se dice ”Cordobés y hombre de bien no puede ser” porque hubo revueltas contra el derecho de pernada y no consentían el tema.
Por otro lado, los campesinos eran católicos duros por cojones, pero cuando tenían la oportunidad le pegaban fuego a las iglesias y a los curas si no se ponían también a trabajar.
Comentario de Destripaterrones (03/06/2011 06:00):
Lluís, es cierto que una parte considerable de la historiografía española es patriotera, pero también hay que reconocer que en España nos fustigamos como nadie. O patrioterismo o fustigamiento, lo cierto es que los análisis ponderados son escasos.
Gekokujo, yo por mi parte detecto una cierta vuelta al patrioterismo no ya sólo en España, sino a nivel general. Esa objetividad que comentas podría deberse a la época de la “Pax Americana” (1989-2001), cuando la apabullante hegemonía de los EEUU hacía en cierto modo absurdo el orgullo nacional de cualquier otro país. En esta era de incertidumbre, cuando los EEUU han perdido gran parte de su prestigio, me parece lógica la vuelta al orgullo nacional.
Jose, disiento, a la gente hay que ilustrarla. Creo que tampoco hay que idealizar a la masa popular, que es la misma que en España rechazó las ideas ilustradas, en Alemania despreció y condujo al exterminio a los judíos, etc. Quiero decir que esos hechos nefastos no los produjeron unos malos malosos, sino que una gente astuta supo qué teclas pulsar para aprovecharse de los miedos, los vicios, los deseos… de eso que se ha dado en llamar el Pueblo. Con esto no quiero decir que no tenga legitimidad, sino que muchas veces ha sido el propio pueblo el causante de sus desgracias.
Comentario de Bunnymen (03/06/2011 09:27):
A quien corresponda:
Ya estáis tardando en hacer un articulo en el que se contraste la importancia entre el bloqueo del parlamento griego por los sus ciudadanos vs. Los pepinos radiactivos para los media de nuestra patria.
PS: Si os preguntáis con que derecho exijo, yo os digo, con el que dios me otorga, y se que el pueblo (que lee LPD) me secunda.
Comentario de emigrante (03/06/2011 10:08):
#25 Gekokujo, ahí le has dao. Los españoles no es que despues de ver desfilar a los franceses al día siguiente no levantáramos todos más nacionalistas que el palo de la bandera. Eso ya lo llevávamos en la sangre por nuestra tradición y cultura. De ahí, por ejemplo, que el concepto de familia incluya a los parientes más alejados mientras que para los europeos del norte es padre+madre+hijos no adultos, la sangre es más espesa que todo lo demás y todas esas cosas. Ese sentimiento de clan se puede aplicar también a los paisanos del pueblo, vecinos del barrio, socios de la peña de fútbol o nacionalidad histórica basta con tener a un colectivo extraño e incompatible delante para verlo aflorar. Vamos que si el nacionalismo triunfa en España no es solo por el sistema electoral o por agravios históricos, es que basta con que nos pongan un trapo delante (bandera) para embestir.
Napoleón tiene el papel de malo sólo en aquellos países que entonces eran imperio (España, Inglaterra, Austria o Rusia). Los alemanes, por ejemplo, no lo ven como un invasor sino como alguien que esparció las ideas de la Revolución francesa por Europa. Concibió el primer intento de hacer un estado alemán moderno (la Confederación del Rin), puso la semilla de la revolución de 1848 y les trajo el código civil. Claro que el sustrato social era distinto, mientras Alemania participó activamente en la Ilustración (Voltaire vivió en la corte de Federico de Prusia) en España todavía mandaba la Inquisición, abolida por José I y reimplantada por el Deseado.
Comentario de Latro (03/06/2011 10:30):
Oigan, y en plan positivo, ¿buenos libros para empaparse de la Guerra de Independencia?
Comentario de Judge Dredd (03/06/2011 11:10):
Hoygan, ¿están ustedes hablando mal del retatarabuelo de Su Majestad Campechano I?
Comentario de Gekokujo (03/06/2011 13:19):
Sinceramente Dredd, salvando un poco a Carlos III y quizás a Fernando VI, la verdad es que los borbones han sido tan malos reyes como los austrias. Pero aún estos quedan muy lejos de estupendos monarcas como José II de Austria.
Joder, vale, Federico II fue muy famoso, culto, astuto y encima gay, vamos, que solo le faltaba fichar por Apple. Pero no se le puede perdonar la alegría con la que se metió en guerras a cual más carnicera. Aunque se carteara con Voltaire. Al menos Fernando VI amaba la paz.
Claro, comparar a estos sujetos con la casta española, pues claro se entiende que la percepción europea en la época situaba a España como destino exótico quasi africano. Desde mediados del XVIII se pusieron de moda los relatos de viajeros, que venían a ser como una guía aderezada con los comentarios de los redactores. En esto sobresalieron los ingleses que creo recordar ayudaron mucho a formar esa imagen cavernícola de la península.
Es obvio que monarquía ilustrada no equivale a democracia, pero no se me caen los anillos por decir que en ocasiones hay reyes que lo han hecho bastante mejor que gobiernos electos. En ese sentido apoyo totalmente el punto de vista de Destripaterrones, no hay que idealizar a la masa popular. En el caso de las democracias uno puede tener por seguro que tarde o temprano la mayoría andará equivocada o hará algo horripilante. Es duro chavales, pero es así.
Otra cosa es que yo, como individuo, como ciudadano, consienta que decidan por mí cosas que me afectan. Es decir, que asumo el riesgo de equivocarme. Justamente, el movimiento del 15M nos viene a recordar que hoy día los políticos toman decisiones que no han sido debidamente respaldadas por la masa. Además, creo que la gran diferencia entre hoy y la España de principios del XIX es que los poderosos son proporcionalmente bastante menos ilustrados.
Y paro de escribir, que me voy por las ramas y acabaré hablando de Nefertiti y el sincrotrón de Ginebra.
Comentario de gus (03/06/2011 14:03):
#13 Asertus, lo de bonito creo que viene por S. Luis Gonzaga, santo italo-español del S. XVI de noble cuna y muerte en la juventud, y no por los 100.000 hijos de.
Comentario de jose (03/06/2011 14:13):
‘Masa’ es un conjunto grande de ciudadanos proximos espacialmente. Si queremos hablar del ”ciudadano standar” pues entonces personalmente creo que no podemos decir que sus relaciones constituyan una ‘masa’ sino una sociedad. Por tanto, los nazis eran individuos concretos que colaboraron con un fin común por convencimiento propio, no fue producto del delirio colectivo o la euforia como el las finales de la champions.
Repito, ‘masa’ es el bicho verde que siempre está mosqueado y pega más saltos que un pollo en una vitrocerámica, jaja lo demas ”semos” personas. Saludos a todos.
Comentario de Mauricio (03/06/2011 15:45):
Los alemanes no veían a Napoleón como un libertador, serían los polacos, vamos que no habría huevos de afirmar eso en la corte prusiana y menos en frente de la reina Luisa.
Los relatos de viajeros con una visión de España a lo Carmen son del XIX, no del XVIII.
El pueblo en pocas ocasiones ha sido protagonista de la historia, uno de los escasos momentos fue durante la guerra de la independencia. No se ha dado una situación igual en ningún otro país durante la historia moderna. Sin menoscabar el papel de la guerrilla, fue el ejercito quien aporto el mayor esfuerzo bélico y lidero la resistencia, derrota tras derrota, volvía a presentar batalla, convirtiéndolo paradójicamente en “inderrotable”. Los ingleses por su parte cometieron verdaderas barbaridades contra la población civil española, y nuestras infraestructuras.
La guerra contra el francés ha sido sin duda la guerra mas terrible que ha sufrido España, a la que se sumo la guerra civil en América, y las posteriores dinasticas. Que sobreviviéramos al XIX es una prueba de tenacidad y de capacidad de sobreponerse a la adversidad increíble.
Aquí y en todas partes cada uno adapta la historia a su prejuicios. La diferencia es que en España algunos la quieren legislar.
Y lo de las 2 Españas son chorradas, tensiones y guerras civiles, las ha habido en todas partes, tan solo hay que repasar la historia de la admirada Francia, Esos con nuestra historia se hacían 4 arcos del triunfo mas.
Comentario de Dr. Gregorio de la Casa (03/06/2011 17:32):
Mauricio, ten en cuenta que en la época Alemania no era un estado unificado, aún hoy el recuerdo que tienen en Alemania de las invasiones napoleónicas difiere según la región.
Como bien dices, al Norte, en la ex-Prusia la visión es más bien negativa. Pero al sur, que es lo que yo más conozco, es bastante diferente. Los estados de lo que ahora constituye Baviera y Baden-Württemberg fueron aliados de Francia, contra Prusia, Austria y sus aliados. Cuando visitas museos y castillos en Baviera, los guías achacan más destrucción de obras a la invasión del ejército de Austria que al francés.
Todavía hoy, hay un barrio francés en Munich: parte del actual distrito de Haidhausen, concretamente el área alrededor de la Pariserplatz y la Pariserstrasse, donde la estación Ostbahnhof. Allí se instaló el ejército franchute. Posición estratégica para controlar el río Isar, los puentes, el comercio (sobre todo de sal), y contiguo al Ramersdorf (el barrio de las putas).
Y en Marienplatz, en las cartas de salchichas y de salsas (para salchichas) que hay en un bar de turistas, cuentan que algunas variantes de salchichas bávaras y de salsas bávaras siguen recetas francesas.
Y los nacionalistas bávaros maldicen ésa época, que les llevó finalmente a tener que unirse a Prusia, vía asesinato, suicido, suicidio asistido o lo que fuera que le pasó al Luis el Loco.
Por lo demás sigan por favor, es muy interesante todo lo que comentan.
Comentario de Dr. Gregorio de la Casa (03/06/2011 17:42):
Precisamente, un compañero de trabajo portugués, casi discute con una compañera francesa a cuenta de la destrucción que las guerras habían causado en Portugal. Ella es una tía maja, pero en aquélla ocasión se encocoró y le salió la Grandeur de la France que todo buen gabacho lleva dentro.
Y en la discusión vi que en Francia aún les deben contar en la escuela que bueno, que el Napoleón igual era un poco brutillo y algo megalómano, pero oye, al fin y al cabo era mucho mejor que lo que había en Europa en la época. Y que por encima de todo quería llevarnos las luces, la ilustración, la cultura y la racionalidad a ésos salvajes que poblaban tres cuartos del continente.
Yo tercié diciendo que en España también existía una idea general de que la Guerra de la Independencia había sido sumamente destructora y con graves consecuencias para nuestra historia del siglo XIX; para a continuación añadir que al fin y al cabo no era más que un episodio típico de la historia europea de atizarnos unos a otros sañudamente.
Y aunque no diría que firmaron la paz, sí que se llegó a un armisticio.
Comentario de Destripaterrones (03/06/2011 20:50):
Gekokujo, suscribo tu último párrafo, se me olvidó aclarar lo que tú has expuesto.
Jose, parafraseo a Stalin para decir que alguien que participa en una reunión de vecinos actúa en una colectividad como persona, pero una persona que vota un partido por sus siglas o en base a ideas-fuerza simplonas forma parte de una masa. Y además, suele saberlo y gustarle.
Gregorio, a lo que expones creo que incluso en la misma Prusia había una cierta simpatía por Napoleón, ya que al derrotar a una Prusia anquilosada provocó una catarsis de la que surgieron Scharnhorst, Gneisenau, Hardenberg, W. Von Humboldt, las reformas de Stein, etc.
Comentario de Gekokujo (05/06/2011 09:07):
Mauricio, en el XIX entraron los franceses en la moda de viajar y escribir, pero estamos hablando ya con una perspectiva romántica que consagró la imagen de España. Pero en el XVIII ya existían recopilaciones. Por ejemplo en Andorra existe el Manual Digest de 1748 http://www.danstopicals.com/manualdigest.htm que viene a ser una recopliación pseudo enciclopédica. Claro está, este tipo de obras no sólo se escribieron aquí. Repito que, lógicamente, con el nacimiento del periodismo en Gran Bretaña aparecieron muchos manuales y relatos de corte similar.
Comentario de Gekokujo (05/06/2011 09:31):
Lo que unió a prusianos y Napoleón fue el fetichismo militar. Por eso nada mas entrar en Berlín, lo primero que hizo Napoleón fue visitar la tumba de Federico II y mangarle la espada. Se puede admirar a “le petit cabrón” pero ciertamente hoy día un personaje así sería totalmente ideseable. Y conste que fue mi único héroe cuando era un baby. Pero creo que es un defecto de la historiografía oficial el ensalzar a los líderes y a los regímenes más violentos. Porque, objetivamente, me llama “l’empereur” a dar mi sangre “pour la grandeur de la France” y me faltan piernas para meterme en mi cueva de la montaña.
Y para que no se diga que opino desinformado, un documento que explica hasta que punto era católica-cerril la población española en tiempos del francés y, en concreto, los antepasados de la Barberá. Además nos da una pista de por qué funciona tan bien el victimismo nacionalista, que con sus variantes, ha tenido diversos episodios desde la misma Edad media. http://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/70020/1/Los_alborotos_antifranceses_de_Valencia_.pdf
Comentario de Destripaterrones (05/06/2011 11:13):
La clave creo que la dices tú mismo, Gekokujo,”hoy día”. Se le puede achacar su militarismo y belicosidad, pero fue un personaje multidisciplinar que favoreció avances en varios campos.
La historiografía oficial sigue a la política, y la política la hacen los más fuertes. La única diferencia entre Hitler y Stalin en su relación con las democracias liberales es que el primero fue derrotado y el segundo prevaleció.
Concretando en Napoleón, yo creo que la campaña ofensiva en Europa que realizó no estaba mal pensada, pues una Francia aislada era más frágil que una que trasladaba el campo de batalla fuera de sus fronteras. No era tanto una campaña por prestigio como por adquirir una posición estratégica sólida.
Comentario de yopino (05/06/2011 21:59):
Apabullante y aleccionador.Muy bueno todo,articulo y comentarios. Perdón por la excepción.
Comentario de Lluís (06/06/2011 07:14):
Destripaterrones,
El problema de Napoleón es que no concebía otra alternativa fuera de la hegemonía francesa. Es cierto que tenía que enfrentarse a la hostilidad de varios vecinos, pero después de que los ejércitos de la República y del propio Imperio diesen un escarmiento a sus adversarios, quizá lo más sensato hubiese sido buscar una paz sólida.
En el caso español, por ejemplo, lo más fácil hubiese sido mantener a Carlos IV o Fernando VII en lugar de intentar imponer a sus virreyes. Con eso, estratégicamente, se aseguraba la tranquilidad en un flanco, quizá los curas podrían sermonear un poco, pero no es lo mismo tener al Empecinado defendiéndose en su terreno que el ejército español intentando sostener una campaña más allá de los Pirineos.
Comentario de Judge Dredd (06/06/2011 11:23):
El gran error de Napo en la península fue no contar con los que debieran haber sido sus aliados naturales: los liberales.
Haberlos, aunque pocos, habíalos y “le petit cabron” los ninguneó y despreció en lugar de utilizarlos como debiera y cómo hizo en otras zonas de Europa “civilizadas”.
Ese esetereotipo tan marcado en la conciencia francesa de que España era tierra de frailes y analfaburros les hizo perder la noción de la realidad y, en lugar de explotar y utilizar los pocos aliados que podía tener, los ninguneó por una simple actitud de superioridad que no adoptó en otras zonas conquistadas.
La campaña española nace como una excursión hacia Portugal – aliada natural de Gran Bretaña – para recitarles a nuestros vecinos a Voltaire y advertirles de los peligros de la pérfida Albión. Y más concretamente, llamarlos al orden ante la desobediencia al bloqueo continental que imponía Francia a todo el comercio con puertos británicos.
La excursión la realizan con el beneplácito y aquiescencia del gobierno – o lo que fuese aquello – de España, en parte porqué ya le estaba bien putear a Gran Bretaña y, de rebote,a nuestros vecinos y, en parte, porqué tampoco estaba la cosa como para oponerse firmemente.
El problema es que durante el camino, la muchachada francesa y sus mandos se toman ciertas libertades… muchas de ellas porqué actúan como el típico turista anglosajón que visita Tailandia o el sudeste asiático para follarse a púberes pensandose que eso allí es lo normal y que incluso esa banda de salvajes lo agradecen, y qué, oiga, a mí porqué me molesta si yo ya le he dado mis 5 euros a la niña que me acabo de follar.
Pues resulta que no lo agradecimos y esos ideales de “Ilustración” no los acabamos de pillar muy bien y nos sentó lo suficientemente mal como para provocarles una sangría en recursos brutal.
Es lo menos que les debíamos también despues de que el imbécil de Villeneuve nos mandase a tomar por culo la flota y condenase más todavía a nuestros comercio de ultramar… que igual lo hacíamos nosotros solos, pero si encima es por incompetencia de un francés da como más rabia, que nosotros de incompetentes ya tenemos unos cuantos como para importarlos.
Comentario de Destripaterrones (06/06/2011 11:51):
Lluís, queda claro que la estrategia de Napoleón en conjunto fue catastrófica, pero yo me refiero a la situación que hereda, a la primera fase. Una vez asentadas las fronteras y consolidado el poder, fueron contraproducentes no ya las invasiones de Rusia y España, sino las mismas humillaciones propinadas a Prusia y Austria.
Dredd, el mismo Voltaire ya se mostró muy prejuicioso respecto a España. No sólo él, otras luminarias del pensamiento europeo, como Lutero o Erasmo, también nos pusieron a caer de un burro, sin ni siquiera haber pisado nuestro territorio.
Comentario de Mauricio (06/06/2011 12:31):
Hombre considerar a Lutero una luminaria….mas bien un iluminado. En cuanto a Erasmo y otros, en los s.XVI y XVII estamos hablando de criticas motivadas por la política y la religión. En el fondo mas, menos igual que Voltaire. La diferencia es que España ya no era la potencia hegemónica de antes.
Si Napoleón fuera español, sería un espadón, que llevo al país al desastre por sus aires de grandeza. El ser francés y el famoso código, le salva.
Napoleón ya atrajo a liberales y no tan liberales a su lado. Su error, y me refiero al suyo, y no el de Nap, es que no entienden al patriotismo, y menos en un español, y entonces claro, si los liberales y los ilustrados no se pasaron en masa al bando francés es porque Nap no se lo curro, what else?.
España estaba atrapada entre dos potencias: Inglaterra y Francia. España, Godoy, quería la neutralidad pero puesto que esta era imposible juzgó, creo que acertadamente, que tendría mas oportunidades por mar contra Inglaterra, que por tierra contra Francia. Francia y España eran la segunda y tercera marinas mas poderosas, aunque ni sumadas llegaban al poderío de Inglaterra pero había mas oportunidades que por tierra. Con una se arriesgaban las colonias, pero con el otro la invasión sin mas de España.
A la Francia Napoleónica le paso lo que a todo imperio, que se acabo creando unas necesidades por encima de sus capacidades. Las decisiones de Napoleón carecen de lógica, si se juzgan desde otra perspectiva que no sea las de un Imperio, conun tipo al frente con delirios de grandeza al que no le importaba otra cosa que su ambición. Si les interesa el personaje, a mi me apasiona, les recomiendo la biografía de Max Gallo. Espectacular.
Comentario de Judge Dredd (06/06/2011 12:58):
#65 Pues la apuesta fue impresionante en su resultado, porqué para jugar a blanco o negro, le salió gris, y se perdió la flota al completo y se prendió la mecha para perder las colonias; y se sufrió una invasión y ocupación de la península.
Jugando con dos barajas y encima pierdes la partida.
Efectivamente, la biografía de Max Gallo es espectacular.
Comentario de Mauricio (06/06/2011 14:27):
A toro pasado puede parecer así, pero en aquel momento tenia mas sentido. Era una apuesta que podía salir mal y acabo saliendo peor. Pero póngase en esa época: veníamos de las fallidas invasiones inglesas en el Rio de la Plata, Inglaterra pese consolidarse como 1ra potencia marítima en el XVIII había cosechado sonados fracasos a la hora de trasladar ese dominio a tierra firme; basta recordar Cartagena, asentamientos en Centroamérica, y lo más cercano para la época las fallidas invasiones inglesas del Río de la Plata. España disponía de una flota importante: 3ra en número y seguramente 2da considerando todos los factores. Unida a la francesa podía hacer mucho daño, como así fue. La de Trafalgar fue una batalla sobretodo innecesaria. Por el contrario el ejército había demostrado contra la convención su total incapacidad para llevar adelante una campaña con éxito. Contra Nap el fracaso era seguro y además suponía la invasión de la metrópoli, fin de la dinastía, el desastre que acabo siendo…excepto para los Borbones…
De todas formas no se perdió la flota por Trafalgar, para poner un símil futbolístico sería como decir que el Madrid perdió la liga el día del 5-0. Lo que acabo con la flota fue la falta de recursos, la invasión francesa, la bancarrota absoluta que padeció el país en los años venideros. Ídem con las colonias; imposible decir si sin Trafalgar hubiera sido distinto, pero después de la invasión casi no podía ser de otra manera, y sin embargo, ahí estuvimos…
Comentario de Andayá (06/06/2011 14:44):
Llego tarde al debate así que ni entro. Pero hay algo que no puedo pasar por alto: Guillermo, no es posible “sacar miles de tropas“. Se pueden sacar miles de soldados, pero no de tropas, que es un término que no admite numeración.
Perdón, sigan, sigan.
Comentario de Lluís (06/06/2011 18:52):
#67
Tampoco es que Inglaterra hubiese cosechado únicamente fracasos. En las guerras del siglo XVIII, Francia se había dejado sus colonias en el Canadá y la India, Inglaterra había superado con nota los intentos de España para anular los efectos de Tratado de Utrecht y la única pérdida a lamentar era la de los Estados Unidos, que por otra parte sólo les traía gastos.
Y al final, tuvimos lo peor: la flota inglesa liquidando para siempre el poder naval español y los franceses arrasando el país por tierra.
Comentario de galaico67 (06/06/2011 22:56):
” y lo más cercano para la época las fallidas invasiones inglesas del Río de la Plata. ”
Me se olvidan ustedes de la conquista de la Habana por los ingleses, de Nelsón tomando el te en Menorca y otras cosas, como los repetidos, fallidos y muy costosos sitios de Gibraltar.
Y no, no acabó con la flota la falta de recursos, acabó con ella la renuncia a la modernidad. Muy buenos barcos, capitanes – de mar- competentes pero conceptos tácticos del siglo XVI – aún jugaban a desarbolar los barcos enemigos, mientras los ingleses le daban caña a las baterías y se dedicaban a matar tripulantes – y una falta de profesionalidad total en la tropa. Y esa burocracía hispana de toda la vida ahogando la iniciativa privada – el corso- y renunciando al corso militar ( ¿Repartir los botines con canalla, según unas normas y reglamentos, sometidos a jurisdicción de tribunales? Ni hartos de vino)
Luego America….desengañense, las guerras americanas fueron muy bestias – Bolivar y su guerra a muerte, los argentinos fusilando a Liniers, dar matarile a cualquier sospechoso realista/rebelde -, pero la implicación de tropas fue ridicula. Primero Boves, con una panda de bandidos casi liquida a Bolivar, luego Morillo con 10.000 hombres lo manda a Haiti ( y la caga al pacificar el pais) mientras que por otras esquinas, las batallas de las guerras de independencia argentina, chilena y peruana no hubieran pasado de escaramuzas en la Guerra Peninsular, la mayoría no llegaron a implicar ni a 10.000 hombres sumando a ambos contendientes.Y quien tenía una fragata era el rey del mar. Pero Fernandito estaba más preocupado de su real cuello y de ir cazando liberales que de lo que pasaba en el quinto pino, que la plata americana ya no daba para tanto y lo del comercio y la industria nunca se nos ha dado muy bien.
¿Y los ingleses? Panda de hijos de puta. Las tropas de Moore en su retirada por Galicia se tomaron tantas libertades que los gallegos se dedicaron a cazar a los rezagados. Le cogieron gusto a la cosa y para el fin de 1809 ya no tenían turistas ni ingleses ni franceses de paseo por allí.
Wellington moviendose a su puta bola por la peninsula,bien fortificado en Portugal, si tomaba alguna ciudad al asalto, la saqueaba como si fuera territorio enemigo – Badajoz, Donosti- y si tropezaba con algo valiosos, lo destruía – Las Reales Fabricas, por ejemplo-. Mientras las guerrillas obligaban al ejercito francés a moverse como una flota en la mar, de punto fuerte a punto fuerte y el ejercito real se levantaba una y otra vez después de cada derrota obligando siempre a tener un ojo y un ejercito pendiente de esos cejijuntos que no se daban por vencidos, asi llevaran más palos que una estera.
Para colmo , los franceses ocuparon Cataluña y se fueron, por propia voluntad, sin hacer casi ninguna maleza, mientras se ocuparon, a pachas con los ingleses, de saquear y destruir todo lo que pillaron en el resto. Ahi tenemos el autentico hecho diferencial catalán. Ni les hacen una represión como Dioxx manda en 1714, ni les hacen polvo en 1814. No se puede confiar en los franceses para nada.
Comentario de Lluís (07/06/2011 06:47):
Galaico,
En 1808-14 los franceses nos hicieron bastante más polvo del que se cree. Cierto, no quemaron Barcelona hasta los cimientos, pero Tarragona o Girona no salieron tan bien libradas, y lo que es apropiarse de bienes de los nativos, tanto como el que más.
Por aquí también había partidas y juntas de defensa, aún cuando no gozasen del renombre, de hecho fueron el punto de partida para una tradición que siguió con los alzamientos realistas de 1822-23, lo de los “malcontents” allá por 1830 y las 3 guerras carlistas. Y los franceses se emplearon a fondo en la represión, no te quepa la menor duda.
Comentario de Mauricio (07/06/2011 09:47):
Decir que USA solo les traía gastos a los brits es de traca…pues 8 años estuvieron ahí los ingleses dale que te pego…un desastre mayúsculo!!!
Lo de la Habana fue el mas duro golpe que sufrió España en sus guerras con Inglaterra, peor que Trafalgar. Pero no dejo de ser una incursión, sus intentos para establecerse de forma permanente en territorio español, fracasaron siempre excepto en Gibraltar que ya sabemos como fue. Cartagena, Centroamérica, Rio de la Plata, Canarias, Caribe, Florida, Filipinas…
La flota inglesa no liquido el poder naval español, en absoluto, fue la ruina del país por causa de la invasión francesa. En La Habana se perdieron más barcos que en Trafalgar. Y esta fue una victoria carente de valor estratégico, la opción de pasar el canal ya había fracasado.
Buenos barcos, buenos oficiales y marinería tal vez peor que la inglesa pero que siempre estuvo a la altura. No es cierto que los ingleses fueran mejores artilleros, y que los españoles se empeñasen al abordaje, eso no es más que un tópico carente de rigor histórico. Para mas datos, sobre esto y el corso, le remito al libro de Agustín Rodríguez González: Trafalgar y el conflicto anglo-español en el s.XVIII.
Comentario de Lluís (07/06/2011 10:28):
Mauricio,
El problema en EEUU vino cuando el gobierno central inglés intentó aumentar los impuestos a las colonias. Los gastos de defensa y administración de las mismas superaba lo que recaudaba la corona en impuestos. Otra cosa es que los comerciantes particulares británicos hiciesen buenos negocios.
Además de Gibraltar, los ingleses metieron cuña, y de forma más o menos permanente, en otras partes del territorio español, léase Belize, Jamaica o Trinidad. Fracasaron en algunos casos, eso está claro, pero el balance del sigli XVIII es desfavorable a España, y hubiese sido peor de no haberse aprovechado de la guerra de independencia de las colonias americanas.
La derrota de Trafalgar tuvo también su efecto. Es cierto que lo de cruzar el Canal no tenía demasiado sentido, pero para ello lo primero era liquidar el poder naval inglés. Una victoria franco-apañola en Trafalgar, además de la inyección de moral correspondiente, hubiese dado más opciones a Napoleón; en el mejor de los casos, hubiese evitado el control absoluto inglés de los mares, eso es lo que propició Trafalgar, porque además de liquidar lo que quedaba del poder naval español, hizo lo mismo con el francés. Durante el siglo XVIII, el equilibrio entre España, Francia e Inglaterra residía en que la unión de las flotas francesa y española podía plantar cara con garantías a la inglesa; después de Trafalgar, se acabó.
Comentario de Destripaterrones (07/06/2011 10:32):
Mauricio,
En la misma Francia la imagen de Napoleón es controvertida. Yo, por mi parte, no digo que fuera una maravilla, pero sí que tiene ciertos méritos. Como siempre, suele aparecer según el prisma bajo el que se mire, determinado por la ideología. Napoleón no puede ser considerado un espadón a la usanza española porque, a diferencia de éstos, sí tenía un apoyo potente entre la masa popular, debido a su bien ganado prestigio. Que luego su carácter y su obra las destruyera él mismo por sus delirios de grandeza no quita eso.
El patriotismo tal y como lo entendemos hoy nace en el siglo XIX. Más que de patriotismo estamos hablando de lealtad perruna a la Tradición, al absolutismo. Lo normal es que los liberales y la gente que, no siendo liberal, era crítica con la labor de la monarquía, se uniese al que veían como reformador.
Tal y como lo planteas, Godoy no se equivocó, pero hay quien dice que bien pudo haber nadado y guardado la ropa, o por lo menos no implicarse en el grado en que lo hizo.
Gracias por la recomendación. De todos modos, insisto en que me refiero a la primera fase de su gobierno, cuando toda Europa veía con animosidad a Francia, no a cuando la posición de ésta estaba consolidada (en gran parte gracias a Napoleón).
Comentario de Mauricio (07/06/2011 15:52):
Lluis,
Inglaterra estaba en Guerra con Francia y España por las colonias en Norteamérica, y lucho durante 8 largos años para evitar la independencia. A España Flandes le costaba el doble, eso no significa que no nos interesase mantener su dominio.
El balance del S.XVIII es igualado. Inglaterra contando siempre con superioridad, abrumadora a partir de la segunda mitad del siglo, no consiguió ninguno de sus objetivos estratégicos. Y España pese a sus derrotas puntuales y Gibraltar, mantuvo las posesiones ultramarinas, que no colonias, y sobretodo el trafico con estas. Dándole sonoras palizas como la de Cartagena, victoria cuantitativamente muy superior a la de Inglaterra sobre la Gran Armada.
Cruzar el canal es lo que daba sentido precisamente a la campaña que desemboco en Trafalgar. Lo que ya no tenia sentido es que una vez frustrado el objetivo estratégico principal, cruzar el canal, , con la flota refugiada en Cadiz, enfrentarse a una escuadra inglesa que aunque hubiera sido derrotada, hubiera sido sustituida inmediatamente por otra sin que esto afectase para nada al devenir de la guerra.
Las flotas española y francesa unidas continuaban siendo muy inferiores en número a la inglesa.
La superioridad inglesa en numero era tal, que Francia limitaba su estrategia contra esta al corso. Solo se planteo la campaña que desemboco en Trafalgar para atraer la flota inglesa lejos del canal. Una vez perdida esa oportunidad, Napoleón dedico a su grande armee a otros menesteres. Le importaba un bledo la flota. E insisto, las perdidas en Trafalgar siendo graves no eran definitivas, lo que si fue definitivo fue la imposibilidad de mantener la flota operativa por falta de recursos. Se perdieron mas barcos podridos en los muelles durante los años posteriores, que en Trafalgar.
Destripaterrones,
Napoleon cuando entro en el consulado, vaya ascendió al poder, era un militar cuyo merito principal, o único, había sido dispersar a la muchedumbre de Paris a cañonazos. ¿Se puede ser mas espadón?. Luego se gano la fama en Italia. Eso si fue un magnifico estratega que llevo a Francia al desastre de victoria en victoria. Lo que pasa es que a los franceses les pone su grandeur, pero Napoleón fue lo que fue. ¿Cuál fue su obra?, ¿aprovecharse del hastió de los franceses tras el caos de la revolución?, ¿el código de marras?, o haberle dado a Francia unas cuantas victorias y generales para nombrar las avenidas principales de Paris?. Como militar un 10, el resto…
¿“Lealtad perruna”?, en fin…lo normal es que cada uno defienda lo suyo. Según su argumento los iraquies y afganos civilizados deberían estar encantados con los americanos que les llevan la democracia…negar el patriotismo en la guerra de independencia es pura ceguera, basta leerse los cientos de bandos publicados por toda España, si eso no es patriotismo…
En mi opinión tarde o temprano España tendría que haber escogido bando, y en aquel momento Napoleón era un enemigo más peligroso. Mejor entonces que más tarde. Pero en fin, sera por opiniones…
Comentario de Destripaterrones (07/06/2011 17:15):
Mauricio,
No niego lo que afirma sobre Napoleón, e incluyo el 18 de brumario. Lo que usted ve como mero aprovechamiento del cansancio de los franceses con el desorden revolucionario, otros pueden verlo como imposición del orden en un país caótico, aprovechando de paso para hacerse con el gobierno. Habría que calibrar en que medida benefició a Francia y en qué medida se benefició él.
Lo que quiero decir es que Napoleón, sin ser una figura que se pueda llamar positiva con todas las letras, yo por lo menos no la veo tan negativa como usted. Napoleón, a diferencia de los espadones decimonónicos españoles, repito, tenía un soporte popular considerable.
En mi opinión, fue un descomunal táctico, pero un pésimo estratega. Ganaba todas las batallas a base de genio, pero su planificación global fue nefasta a largo plazo. Reitero que hasta Tilsit, y salvando la dejadez naval y la ejecución del Duque de Enghien, no lo había hecho mal.
Perfecta la comparación entre la intervención napoleónica en España y la estadounidense en Irak. La insurgencia antiamericana en Irak no se mueve por un sentimiento nacionalista irakí, la conciencia nacional de Irak, de haberla, no da para un movimiento insurreccional de esa dimensión. Eso mismo pasaba en España, en la que la resistencia estaba estrechamente ligada a las estructuras del Antiguo Régimen. Vea cuál es el hecho desencadenante de la guerra (aunque bien es cierto que la quemazón con los franceses ya estaba larvada). La mayoría de la población combatió por Dios, por la patria (insisto, concepto absolutista de patria) y el rey, entendido éste como cabeza insustituible de la patria.
Será por opiniones, según la mía España no debería haberse alineado con nadie. La flota, a proteger la ruta de las Indias, lo cual sería más fácil con el corso francés perjudicando, en la medida de sus posibilidades, a la flota inglesa. Si España se hubiera mostrado pacífica respecto a la Francia republicana, no sé si los franceses hubieran considerado que merecía la pena la invasión de la península. Y en caso de que considere que Francia plantea un ultimátum, siempre hay grados, que no es lo mismo cerrar puertos al comercio británico, que dejar que un ejército francés entre en tu territorio (y se monte su intendencia a costa de tus súbditos). ¿Tan débil era la posición de España frente a Francia, con ésta en tensión con el resto de Europa? Me parece que no, y he argumentado por qué.
Comentario de galaico67 (07/06/2011 21:09):
” No es cierto que los ingleses fueran mejores artilleros, y que los españoles se empeñasen al abordaje,”
No, lo cierto es que debido a su entrenamiento y profesionalidad, además de buenas fundiciones, eran capaces de disparar el doble de veces que sus contrapartes españolas y francesas.
Y tampoco he dicho que los españoles se dedicaran al abordaje, como si estuvieran en la isla Terceira, los cañones del siglo XVIII ya no permitian esas demostraciones, sino que estaban más interesados en desarbolar que en matar artilleros ¿ Quiere pruebas ? Compare las bajas de ingleses y franco-españoles en Trafalgar. Ni siquiera el Victory, que acabó remolcado y estuvo en un tris de ser abordado por el tuvo un porcentaje de bajas exagerado
Comentario de Mauricio (08/06/2011 10:04):
Los marineros ingleses tampoco eran “profesionales” strictu sensu, sino que eran reclutados de forma similar a los españoles, y siempre tuvieron problemas para completar sus dotaciones. Además de continuos problemas de motines a finales del XVIII, principios del XIX. Cosa que nunca nos paso a nosotros.
Prim, O Donell, Espartero tampoco carecieron de apoyo popular. Incluso fueron muy populares. No creo que la popularidad justifique nada. Hitler también lo era en Alemania, sobretodo mientras ganaba.
Tampoco coincido en lo de mejor táctico, que estratega,. Era con mucho, mejor estratega que táctico. Sin Berthier que llevaba al detalle sus órdenes generales, a lo mejor todas sus batallas hubieran acabado como Waterloo. Lo que sin duda era un pésimo político, por su ambición y creerse capaz de todo, que no por falta de capacidad.
Napoleón invade España, por el bloqueo continental, por convertir un miembro mas de su familia en monarca, (si los reyes de ahora no me aceptan como igual, los cambio a todos y punto pelota), y asegurarse estados aliados en todas sus fronteras. ¿Por qué ningún español debería apoyar eso?.
Por supuesto que el ideal patriótico estaba ligado al antiguo régimen, como que no había otro. Y por supuesto que estaba ligado a la idea del rey, en España, en Inglaterra, en Rusia y en todas partes, excepto en Francia, que lo estaba a un emperador. La patria, es la patria, con rey, republica, dictadura, democracia, con Zapatero y con Aznar.
Según la mía tampoco, ni la de Godoy. La cuestión es que Inglaterra y Francia no estaban de acuerdo. A Napoleón, que era un pragmático, le traía sin cuidado la actitud de España con la Francia revolucionaria, a la que no tenia en ningún aprecio. De acuerdo en lo de no dejar pasar el ejercito, pero ¿Cómo le dices que no a Napoleón?, ¿le dices que no te fías de el?, ¿que no estas de acuerdo con el bloqueo? Como justificas ayudar a Inglaterra, ayudando a Portugal.. Napoleón fue hábil, y Godoy cruzo los dedos esperando que si, que de verdad solo quisiera Portugal y encima le diera un trozo. La negativa hubiera sido la invasión sin más. Ahora sabemos que mejor hubiera sido así, pero en su momento, que se yo, a lo mejor era un optimista antropológico, quería ganar tiempo, o quiso agotar todas las oportunidades para mantener la paz…probablemente Napoleón, tampoco lo tenia decidido del todo pero y cubría todas las posibilidades.
Galaico,
No tengo los datos ahora, pero le remito al libro de Agustin Rodriguez. Donde precisamente trata a conciencia este tema. Analiza en profundidad los distintos combates entre ambas armadas, asi como los diarios de los capitanes de ambas nacionalidades, etc… , y demuestra que ni estos tenían una cadencia de tiro superior, y que ambos disparaban tanto a los mástiles como a los cascos. Entre otras cosas porque a distancia era difícil apuntar y de cerca no había porque hacerlo.
En Trafalgar, aparte de los ingleses disponer de mas navíos de 3 puentes, mayor potencia artillera, atacaron por ambas bordas a los aliados, por lo que efectivamente el destrozo en estos fue mucho mayor. Además de contar con carronadas que barrían las cubiertas, al igual que los españoles (en una versión nacional), pero no los franceses.
Con tiempo le puedo buscar los datos concretos y las referencias. Pero fíese en esto…
Comentario de Destripaterrones (08/06/2011 11:05):
Mauricio,
De los que me comenta, sólo Espartero tenía una popularidad comparable a la de Napoleón, derivada de su labor en la 1ª Guerra Carlista y como regente. De la escasa popularidad de los otros dos (y de los regímenes que instauraron) se deriva la inestabilidad de la España decimonónica. Franco ejemplificaría lo contrario. Y la popularidad no quita que Napoleón hiciese cosas sucias, pero es una pulsión de la voluntad de la masa popular, la que aguanta y sufre, y que por lo tanto tiene derecho a equivocarse.
No conozco en detalle el currículo militar de Napoleón, pero por lo que he leído las batallas las solía ganar por la incisiva disposición de la artillería, y por golpes de genio. En este campo yo por lo menos no conozco que hiciera fallos como las invasiones de Rusia y España.
Lo que digo es que el concepto de patriotismo es indisoluble del de nación, y que por aquél entonces éste era más bien vagoroso. Antes de la Guerra de la Independencia, los vínculos entre regiones españolas no se basaban en la creencia de que compartían una cultura y un pasado común, sino en que simplemente eran las tierras y súbditos sometidas al Rey de España. Yo no considero patriotismo la obediencia a un rey (no digo que no sea legítima o admirable, sólo que no es exactamente patriotismo). Como ejemplo claro le preguntaría, ¿un checo que se rebelara contra Napoleón sería un patriota austríaco?
Coincido en que frenar a un Napoleón eufórico era difícil, pero insisto en que Godoy podría haber intentando hacer concesiones parciales en vez de entregarse totalmente. Por ejemplo, unirse al bloqueo continental, que no sería más que extender a la metrópoli el que ya había en las colonias ((ésta fue la causa principal del apoyo británico a los movimientos de independencia americanos), sin que tuviera que entrar un soldado francés en la península. Si acaso, cerrar la frontera con Portugal. Francia era muy agresiva en aquel momento, pero no sé si se hubiera aventurado a invadir una España amigable y colaboradora hasta cierto punto. Creo también que los franceses se envalentonaron con la actitud servil de Godoy, y no sé si hubieran tenido la misma actitud displicente hacia España si el líder de ésta hubiera mostrado algo de firmeza.
Comentario de Guillermo López García (08/06/2011 11:47):
#68 Gracias por la observación, ya lo he cambiado. Vergüenza debería darme!
Comentario de gus (08/06/2011 12:32):
#68 y #80 Lo de “tropas” como sustantivo “contable” ya lo estoy viendo con frecuencia en los medios. Pensaba que era yo el que no estaba al día de las moderneces de la Academia. Me alivia (un poco) saber que no.
Comentario de Mauricio (08/06/2011 15:13):
Prim era popular, “es popular”, y podría considerarse un héroe patrio. En cualquier caso ni unos, ni otros, fueron elegidos por sufragio universal, ni por nada parecido. Entonces más que ahora, apoyo popular era llenar la plaza del sol de turno, y eso ya sabemos que no representa nada.
Porque son mas conocidos sus éxitos que sus derrotas, excepto Waterloo, donde no estuvo muy fino, a pesar de poder haber ganado la batalla perfectamente. Napoleón era un genio por su estrategia, su velocidad, su flexibilidad, esbozaba a grandes trazos su estrategia general de la batalla, y luego Berthier y sus excelentes oficiales, las llevaban a la práctica, a la táctica, si quiere. Lo cual no quiere decir que fuera un mal táctico, ni nada parecido, todo lo contrario pero sobretodo fue un estratega genial. Uno de sus fallos tácticos, fue abusar de la columna y el asalto frontal, especialmente hacia el final, y no encontrar respuesta a la táctica de la doble línea inglesa.
Se es patriota de la tierra, no de un sistema político. La patria tiene sus símbolos, el rey es uno de ellos, evidentemente de mucho más peso en una monarquía absoluta, pero también en una monarquía parlamentaria: Inglaterra seria el caso más paradigmático.
Léase los bandos de la guerra de Independencia de Cataluña, Internet esta lleno, le ayudara a comprender. Flandes, Nápoles, Aragón y Castilla compartían rey pero no patria. Los primeros tenían muy claro que no eran españoles, y los segundos clarísimo que si que lo eran. Es tan simple como eso.
Muchísimos militares y civiles, han tenido diversas lealtades internas, más o menos forzados, a lo largo de su vida, porque mantenían la lealtad primigenia a la patria. En España pasaron de monarquía, a republica, a alzamiento, en Alemania, pasaron de servir al Kaiser, a la republica, al nazismo, en Rusia, del Zar, a los soviets, etc…, todos tenían claro que servían primero a España, Alemania, Rusia…
De acuerdo que una mayor firmeza, nos hubiera permitido afrontar la guerra con Francia mejor preparados. Pero tenga en cuenta que nuestra neutralidad indefinida, favorecía a Inglaterra, luego no era posible ser “neutral” y por tanto esa falsa neutralidad nos conducía inevitablemente a la guerra con Francia o aliarnos con ellos. En mi opinión escogimos la mejor opción, aliarnos, que pasamos de aliados, a subalternos, hasta tal punto que Nap considero que éramos un departamento mas de Francia y que podía cambiar al rey, anexionarse Cataluña etc , pues sí, pero todo hace pensar que independientemente de lo que hubiera hecho el gobierno español, Nap hubiese invadido España. Pero esto que puede parecer muy claro ahora, no lo era entonces.
Comentario de Destripaterrones (08/06/2011 16:00):
Ya, pero el apoyo a Napoleón se manifestaba en bastante más que en plazas llenas. Vale que no fue elegido sufragialmente, y que estaba apoyado en la fuerza, pero el pueblo estaba con él. Quien sí fue elegido por sufragio universal, y además arrasando, fue su sobrino Luis Napoleón, al que los franceses auparon al trono imperial por su apellido. Si eso no es apoyo popular, no sé que puede serlo.
Creo que no nos entendemos porque confundimos conceptos (entre usted y yo) Yo entiendo esto(sólo por aclarar):
– Táctica: “pongo la artillería aquí, la infantería allá, y más tarde ataco con la caballería por acullá”
– Estrategia: “Mañana marchamos sobre Leipzig, pasado tomamos Dresde, y así embolsamos a los austríacos que están en Jena”(ejemplo totalmente inventado).
Creo que lo que quiere usted decir es que era un gran planificador táctico, pero que tuvo bajo su mando a grandes ejecutores tácticos, sin los cuales su éxito no se entiende.
También hizo grandes adelantos en la logística, con sus marchas rápidas.
Precisamente la vinculación a la tierra significaba vinculación a la nobleza y al Clero, que eran los propietarios, y el espinazo del sistema, en el cual el rey era más que un símbolo, era la cabeza indisociable. Yo no he negado en ningún momento que la gente que combatió en la Guerra de la Independencia se sintiese española, lo que digo es que el sentimiento de nación española como depositario de la soberanía (en contraposición al monarca) surge precisamente entonces, cristalización de las ideas liberales, pero que hasta entonces no existía. Vea lo que pasó en el País Vasco cuando las tropas de la Convención entraron en la península.
Supongo que me habla usted del siglo XIX, donde la idea de nación ya se había consolidado, vía liberalismo o vía romanticismo.
No hablo de neutralidad, sino de no beligerancia. Nuestros intereses estaban en la península y en América, los de Francia en Europa, por lo que no chocaban. Por eso estoy de acuerdo con usted en que quizá la alianza con Francia no era tan antinatural. Fallaron estrepitosamente el grado y las formas.
Comentario de Gekokujo (12/06/2011 16:01):
Me han hecho mucha gracia algunos comentarios, espcialmente el que alude al gusto por la “grandeur” de los franceses. Y a que los generales direon nombres a plazas y calles (y las batallas a paradas de metro). Pero no ha de resultar difícil enmarcar el éxito político de Napoleón en Francia con el concepto de liderazgo del tiempo. Un concepto bastante similar en el resto de naciones europeas, excepto quizás Gran Bretaña y que con Hitler se reeditó en Alemania.
La política española del XVIII fue en general vacilante, o mejor dicho oscilante. Hay que tener en cuenta que lo que se llevaba era el juego de equilibrios, con Francia y Gran Bretaña en general enfrentadas y el resto jugando sus alianzas al compás. A pesar de éxitos militares como la defensa de Cartagena de Indias, lo cierto es que el retraso económico español y la relativa debilidad de su flota pusieron los cimientos del desastre. La gran oportunidad la tuvo en la Guerra de los Siete Años. En aquella ocasión se le hubiesen podido parar los pies al inglés, de manera que posiblemente se hubiesen ganado unas cuantas décadas de tranquilidad.
Comentario de JMRJ (20/06/2011 19:57):
Me ha resultado extraña esta reseña, pues me ha dado la sensación de su autor no ha leído el mismo libro que servidor. ¿Seguro que se trata de la traducción de “The Peninsular War. A new history”, cuya primera edición es del 2002?
Lo pregunto en serio, pues tras leer la reseña me he quedado con esa impresión.
Un saludo,
Comentario de Guillermo López García (20/06/2011 20:31):
En efecto, JMRJ, se trata de la traducción de ese libro.
Un cordial saludo
Comentario de JMRJ (20/06/2011 21:34):
Pues no sé, la verdad. Creo que tu reseña es bastante deficiente, pues no refleja:
– La caracterización por Esdaile del contexto socioeconómico concreto de la revuelta popular de Mayo de 1808, como pueden ser casi quince años de guerra intermitente que había arruinado el comercio exterior y las manufacturas, el odio generalizado antifrancés – especialmente cruento en Valencia-, el rechazo popular al inoperante aparato estatal borbónico encarnado en la figura de Godoy…
– Tampoco observo una crítica seria al análisis y perfilación del contexto estratégico general. Si de algo suelen adolecer la Historias anteriores sobre la Guerra de Independencia es su malsana tendencia a mirarse el ombligo, como si Europa terminase en los Pirineos y que Napoleón decidió invadir España sólo porque le caían mal los Borbones – que también.
– Se soslaya sin aportar argumento serio alguno las conclusiones de Esdaile respecto a que la guerrilla, por si misma, no supuso realmente un impedimento serio para el avance francés. Recuérdese que durante la segunda mitad de 1811 caen Tarragona y Valencia – hace ya tres años que las partidas andan echadas al monte-, suponiendo un auténtico desastre para la Regencia pues suponían la pérdida de importantes centros productivos y fuentes de reemplazos. Y cierto, Ney se retiró de Galicia en 1809 por la presión de las guerrillas, este éxito región no creo que pueda caracterizarse como decisivo para la guerra debido al atraso económico de dicha región – en contraste con la costa Levantina, que cayó en manos francesas.
– Al contrario, Esdaile aporta importante evidencia respecto a que los generales españoles contemporáneos y a los liberales en Cádiz ponían por tierra a las partidas, pues estas suponían un impedimento para movilizar tropas para suplir de reemplazos a las unidades regulares y que sí contribuían de modo correcto al esfuerzo bélico, al preferir los reclutas ir a su aire en dichas partidas antes que someterse a la dureza de la disciplina militar y arriesgarse a morir en las sucesivas batallas campales. Por otra parte, Esdaile también concluye que para 1811 las partidas estaban prácticamente inoperativas, pues el sistema de guarniciones y columnas volantes en la retaguardia francesa se mostró tremendamente eficaz para reprimirlas. Así, será la retirada de tropas para la campaña en Rusia en 1812 y – especialmente- la retirada de aún más tropas en enero de 1813 lo que motivó la resurgencia de la guerrilla. Tampoco se comenta el hecho que buena parte de las partidas estaban formadas por desertores franceses, alemanes e italianos – e incluso hubo una partida formada por desertores irlandeses rondando por la actual provincia de Cádiz.
– La caracterización que hace el autor de esta reseña sobre el enfoque que hace Esdaile respecto al papel del ejército angloportugués comandado por Wellington creo que es superficial. No comenta sobre cuáles fueron los condicionantes del punto muerto estratégico existente a lo largo de la frontera lusoespañola en 1810-1811, tampoco sobre los condicionantes logísticos que incidieron en la campaña fallida de Wellington de 1812 – recuérdese que Wellington se estrelló asediando Burgos en otoño de ese año- y como estos fueron superados, al situar la nueva base de operaciones angloportuguesa en Santander, en la decisiva campaña de 1813. Eso por no hablar de que Esdaile no se corta para nada a la hora de hablar sobre los saqueos perpetrados por tropas británicas en Ciudad Rodrigo, Badajoz y San Sebastián, aunque también recuerda que entonces era legítimo, según los cánones entonces vigentes de la guerra, el saqueo de las plazas tomadas al asalto.
Y así, muchísimas otras cosas que Charles Esdaile expone en esta importantísima obra y que en la reseña aparecen reflejadas de modo distorsionado o, simplemente, no aparecen.
Un saludo,