Batallas municipales (VI): Valencia es makinera

Ha llegado, al fin, el momento de analizar la situación electoral en Valencia, lo que en realidad tiene poco sentido porque casi todo el mundo la conoce y, además, se parece taaaanto a la de tantas otras localidades, que da casi hasta pereza enunciar de qué va el tema. En resumen, y como todos nuestros lectores saben, en Valencia no gana el PP, arrasa. Y lo hace sin dificultades por una serie de circunstancias:
– Porque el mito de que nuestra sociedad de izquierdas sólo se sostiene tras un tunning al concepto que ni los de los coches que gustan a los jóvenes de la periferia de la ciudad.
– Porque el populismo fácil del PP y su modelo económico gustan, y mucho a nuestras clases medias.
– También, por supuesto, porque la izquierda nacional lleva un quinquenio ominoso que, además, se combina con un tradicional desprecio a todo lo que es periferia que el PP local ha sabido convertir con una enorme habilidad en un discurso foral-victimista muy logrado. ZP nos quiere robar la paella porque odia a Valencia.
– Sumemos a eso una oposición municipal inoperante y un PSPV perdido en querellas intestinas y el cuadro es completo.

No sólo es que la derecha no gane sino que arrase, es que la cosa tiene pinta de seguir así por mucho tiempo.

Hay un factor tradicionalmente muy sobrevalorado en la hegemonía social del PP que no hemos mencionado: Rita Barberá. Suelen decirse cosas como que “Rita es imbatible” y lindezas por el estilo. Es una majadería. El éxito del PP es estructural por los motivos señalados. Si pusieran a una escoba de candidato y el PSPV contara con el mejor alcaldable posible (es un suponer, pero imaginemos que fuera la propia Rita Barberá, que perfectamente podría adaptarse al programa que presentan los socialistas si fuera necesario) también ganarían, como nos contaba con gracia un dirigente del PSPV. No es Rita, pues, la razón. Es el dominio estructural del PP. Aunque hay que reconocer que Rita Barberá sí tiene un elemento que ayuda a que los valencianos conecten con ella: es profundamente inculta y exhibicionistamente anti-intelectual. Unos rasgos  en los que el valenciano medio se ve identificado y que le confortan. Porque Valencia es makinera, lo lleva en el ADN, grabado a fuego en el corazón, y eso imprime carácter (además de imprimir bellos motivos decorativos, como lenguas de fuego y demás, en los laterales de los coches).

Y aquí es inevitable hacer un poco de historia. Porque Valencia tuvo su alcalde progresista y culto en los años 80, con Ricard Pérez-Casado, y la ciudad acabó harta. Antes que la ciudad, eso sí, acabó harto el partido. Porque el PSOE de la ciudad, será un ente absurdo, dividido e impresentable, pero es ante todo valenciano. De eso no hay duda. Le pones música de Ximo Bayo o un pasodoble y conectan contigo. Le pones música clásica y se aburren, empiezan a hurgarse la nariz y a sacarse mocos y al cabo de un rato, aburridos incluso de eso, empiezan a hostias entre sí. La derecha valenciana,  en cambio, aprecia algo más la música clásica y por eso se han montado (pagado por todos) un palacio de la ópera  de impresión. Como el espectáculo es largo y aburrido, y  no se entiende, pero las instalaciones son cómodas, se va ahí a hacer negocio, entablar contactos y a que los DSK de la comarca luzcan conquistas. Pero pagando, eh, pagando, que aquí no somos como los franceses. Serà per diners! Total, volvamos al tema, que Pérez-Casado fue visto alguna vez con un libro, tenía familia política en la Universidad y el propio partido acabó hartito de él. Quería cosas como bibliotecas, instalaciones en barrios, jardines en lugar de cemento y normalizar el uso de la lengua en el consistorio. ¿Hace falta que les cuente cómo acabó la historia? El lermismo puso a una chica que venía de la Universidad, pero conocida por su exhibición de anti-intelectualismo en los momentos en que no mordía o gruñía, Clementina Ródenas, y acabaron perdiendo la alcaldía en 1991 tras un pacto PP-UV.

Fueron los 80 años divertidos en Valencia. La oposición, crecida, se dividió en dos corrientes makineras. Por un lado el regionalismo de falla y que alardeaba de las faltas de ortografía, de cultura y de educación como seña de identidad valenciana, con Bisente González Lizondo a la cabeza. Por el otro, el españolismo de misal y de miedo al socialismo que alardeaba de falta de compromiso democrático y veía un potencial gulag en cada escuela pública. Como los valencianos le dan más a la techno-makina que a la sacristía, que  no se suelen tomar muy en serio, poco a poco la primera facción se impone. En el año 87 consigue ya más votos que AP y se presenta a las elecciones de 1991 prometiendo y prometiendo grandes eventos, de esos que la  gente escuchaba los mítines y salivaba pensando en que sería bonito un mundo que nos trajera todo lo que Lizondo nos prometía, pero que de los políticos no te puedes fiar, que era imposible cumplir todo  lo que decía que iba a hacer (el tiempo desmintió estos presagios, y Lizondo nos trajo la paella más grande que el mundo ha visto).

Llegaron las elecciones y saltó la sorpresa. No tanto porque la derecha sumara mayoría absoluta gracias a la desaparición del CDS (que había venido apoyando a los socialistas) sino porque el ya entonces refundado PP logró unos miles de votos más que Unión Valenciana, un concejal más, y pudo exigir la Alcaldía. Esa jornada de 1991 definió el futuro de la política valenciana hasta nuestros días. Ahí se selló la muerte de UV(y con ella, la de cualquier proyecto sólido electoralmente de valencianismo, seamos realistas), incapaz de lograr afianzar el sorpasso y mandar en Valencia, condenada a comparsa del PP, que se demostraría capaz de integrar uno a uno todos los rasgos de identidad de la UV original a medida que iba renunciando a todos los de la AP fundacional. El éxito del PP en Valencia se explica, en gran parte, porque Rita Barberá y su gente, salida de no se sabe dónde, se encontraron de repente con Lizondo y sus amigos y acabaron convertidos en más lizondistas que ellos. Es decir, en gente pragmática, cortoplazista, amante de las empresas fáciles y de pactar con la gente que tiene negocietes cómo tirar las cosas, especialistas en tunear el coche y lograr con eso el éxito y el aplauso. Y, sobre todo, líderes en amagar con la utilización de la hidra catalana para lograr más y más votos a poco que se pusieran las cosas feas.

La primera etapa fue dura. 4 años compartiendo alcaldía con Lizondo, con una Rita de cabeza visible pero Lizondo y los suyos liderando el cotarro. ¡Si hasta del urbanismo se encargaban los valencianistas! Así que además de hacer paellas gigantes se dedicaron a preguntar a las empresas de la construcción de la ciudad y alrededores que cómo había que gestionar eso de la alcaldía. Y ahí empezó una nueva era de gobierno. Aceras nuevas, farolas, rondas, obras… todo muy tangible, a diferencia de lo  que había hecho el PSOE con su política de equipamientos públicos. Que luciera. Y, de paso, que cautivara a quienes habían encargado a los mandados del Ayuntamiento esas políticas de regeneración urbana y se han forrado con ellas. Rita Barberá se llevó el crédito y en 1995 ganó destrozando a UV, pero generosamente integró a los restos, mientras los empresarios e intermediarios del partido se integraban a la carrera en el PP y en el recién ganado gobierno autonómico (también con un pacto con UV que acabó de liquidarla). A partir de ese momento Rita Barberá ya gobierna en solitario la ciudad, pero lo hace como le enseñaron los de Lizondo. Por teléfono las grandes fortunas de la ciudad, los propietarios de las bolsas de suelo y los empresarios más potentes le van diciendo cómo ir distribuyendo hacia sus intereses el dinero público. Pasada la fiebre de la renovación de insfraestructuras llegó la planificación de nuevos barrios. Se  hizo con el criterio propio de la zona: unas densidades de miedo y nulas cesiones para equipamientos. La rapiña. Con el tiempo,  los propietarios de las grandes bolsas de suelo de la ciudad han acabado por venerar a Pérez-Casado y su equipo, que fueron los que de verdad apostaron por convertir el antiguo cauce del Turia como jardín para toda la ciudad. ¡Gracias a eso hay un parque enorme en suelo público que recorre todos los barrios, cerquita de cualquier zona y que justifica que los nuevos desarrollos se hayan programado, todos ellos, sin zonas verdes de dimensiones europeas sino con unas manchitas de nada, que no molestan, propias de cómo se planifica un ensanche en el norte de África!

Con los años Rita fue virando. Esta gestión municipal es exitosa porque la gente la ve, le gusta y se renueva. Es adaptativa, requiere de música fuerte y de ir cambiando la decoración exterior del Renault Fuego para que se adapte a los gustos del momento. Tras la renovación urbana y la creación de nuevos barrios llegaron los grandes proyectos y la decisión de compatibilizar una entrega total e incondicional al puerto de la ciudad y los intereses económicos que mueve para que hicieran lo que les saliera de la polla con la fachada marítima (aunque eso ha supuesto su definitiva defunción por los siglos de los siglos) con la pretensión de acabar de liquidar la ciudad convirtiéndola en meca del turismo barato. Una especie de Benidorm en versión urbana. Una serie de obras icónicas (para hacer caja) que sirvan para atraer a la gente y para que los lugareños se den golpes en el pecho, combinada con una retórica que dice algo así como que la ciudad “por fin está en el mapa” y que, guiñándote el ojo, te insinúa que ahí hay mucho dinero que ganar.

La gente compra porque alcohol, fiestas, tunning y droga es lo que más le pone a un valenciano. Si además te prometen que serás camello de poca monta y participarás de los beneficios que les vamos a sacar a los guiris, la peña empieza a descorchar champán y baila en pelotas mientras esnifapolvo de chufas molido. Eso ha sido la última década en la ciudad. Así son las cosas. Las grandes fortunas, que saben que la época de la gran transformación urbana ha acabado, han dado la orden a Rita de diversificar el negocio y por un lado quieren poder meter actividades de apoyo logístico pesadas en primera línea de playa (mañana mismo se inaugura un obrón que en plena época de crisis amplía de 4 a 10 los carriles de entrada desde el norte a la ciudad, con puentes nuevos incluidos, para dejar los camiones camino del puerto a las puertas de las playas de la ciudad, con dos cojones, y ahorrarles un rodeo de 20 km por la circunvalación, sustituido por un viajecito por avenidas urbanas y la zona marítima) y, por otro, que la ciudad y los barrios sean zona franca para cualquier actividad de ocio. La cuestión es rentabilizar como sea el botellón. La ruta del bakalao ha muerto. La ciudad ha absorbido todo ese turismo.  Las pastillas y el copazo mola mucho más metértelos en medio de un casco histórico con monumentos guays o a pie de obras de Calatrava. Y, sobre todo, se pueden cobrar más caras. Echar la pota en un parking de discoteca de extrarradio no mola tanto como ir de portal en portal de una ciudad europea meando y cagando. Valencia, wo man Alles darf! (Valencia, ¡donde todo está permitido!) como publicitan ya las agencias alemanas los desplazamientos de fin de semana en vuelo low-cost a la ciudad. Además, si por la mañana visitas un par de monumentos o comes una paella grasienta ya puedes volver a tu país y sentirte un poco más culto, un poco más cosmopolita. ¡Viaje, vea mundo y abra perspectivas a base de alcohool del malo y cogorzas de miedo! No se puede negar que  es un modelo de negocio adaptado a los gustos de esta sociedad milenarista y post-nuclear, donde el paro y la precariedad invitan a drogarse más y más y meterse experiencias cada vez más duras. Valencia ahí está para ofrecer drogaína turísita en vena de la buena, sólo apta para los más duros. Y cobrar por ello.

Lizondo, desde su tumba, asiste satisfecho a la culminación de su legado. El Ayuntamiento es crónicamente acusado de incumplir las leyes en materia de contaminación y los jueces le obligan a hacer algo. Pero ellos les escupen en la cara, como enseñó Bisente. Los vecinos con estudios viven desesperados en cualquier barrio de la ciudad pero no se atreven a decirlo en público, porque por la calle, si te quejas, te insultan o apalean y llaman a la Policía para que ayude a cagarse en tu ropa, alegando que vas contra el progreso de la ciudad y contra actividades que dantrabajo, ahora que tanta falta hace. Todo funciona muy bien, muy engrasado. Hay sobres que van y vienen. Grabaciones públicas de asesores de concejales pidiendo pasta por dejar tranquilos a locales sin licencia que a nadie conmueven. La policía no hace nada. Ni cierra locales, ni controla horarios, ni nada. Todas las semanas hay varios macro-botellones en varias zonas de la ciudad. Y hemos convertido todo en un gigantesco parque temático del vómito barato, de donde la gente formada y con estudios está huyendo a decenas. Mejor, porque así no molestan y la fiesta puede seguir con un poco más de volumen. Makina total. Con la gente encantada, porque creen, de verdad, pobrecitos, que eso genera riqueza, empleo y desarrollo. Y, mientras tanto, más paro que en Melilla, por poner un ejemplo. Y una serie de señores (que no vive en la ciudad pero la tienen secuestrada para sacar dinero), encantados.  Cuando tienen algún problema, o alguna ocurrencia, llaman a Rita y ya está.

Posdata: De la oposición no se habla en el artículo porque no existe ni tiene proyecto de ciudad. Los socialistas cambian de candidato cada dos por tres pero el resumen de su actuación es el siguiente: apoyan los nuevos barrios, apoyan los grandes proyectos, apoyan la marca turística de la ciudad, apoyan la Fórmula 1 por las calles del puerto para que vengan más borrachos y apoyan, por supuesto, la expansión del puerto y salvajadas como el acceso norte. La única vez que han salido del letargo y han alzado la voz para quejarse en estos años ha sido para criticar a los jueces que osaron denunciar la dejación del Ayuntamiento al consentir que afloren zonas de marcha sin control, sin horarios, sin límite de decibelios, en más y más barrios de la ciudad. La portavoz socialista en estos temas salió a decir que esos jueces iban contra Valencia y que no había derecho a que el buen legado de Rita Barberá se pusiera en cuestión por tonterías legales. EU desapareció en las pasadas elecciones y a saber si vuelve. Presentan al mismo candidato que logró tal éxito y que ha pasado 4 años cobrando un sueldo chollo en dietas (magras, no crean) como miembro del Consejo de Administración de Canal 9 en recompensa por su logro electoral. Joan Ribó, un ex de EU muy válido, se presenta por Compromís. Es casi imposible que salga, pero es la única esperanza real de que algún día algo nuevo y decente pueda incoarse en la ciudad. Aunque no hay muchas esperanzas. Basta con subir el volumen de la makina para ahogar cualquier queja y posibilidad de regeneración.translate english into swedishоплатить штраф пдд


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  1. Comentario de Piporra (19/05/2011 13:50):

    Es una forma de ver la situación, sí. Pero la realidad es caleidoscópica y si el discurso victimista triunfa es por que la izquierda valenciana no ha contrargumentado, igual por que no puede, con las “teóricas” inversiones que han venido a Valencia. Con el PP y con el PSOE somos una comunidad autónoma de paganos que reciben poco. El PP explota un falso “poder valenciano”, el PSOE ni eso.

    No creo que Valencia sea más inculta que cualquier otra ubicación geográfica del estado español -ya es hora de desterrar el autoodio provinciano-, simplemente la cultura es privilegio de las élite y no creo que el mensaje de “que viene la derecha” vaya dirigido a esas élites culturales ni creo que se las pueda convencer con argumentos tan simplistas y pueriles.

    Por otra parte no nos pongamos dignos, Valencia no pinta nada en el panorama cultural español. En buena parte por el vicio de nuestra “cultureta” de mirarse el ombligo con onanismo indisimulado apenas saben diferenciar sujeto, verbo y predicado. Sin humildad no se llega a ninguna parte y la izquierda valenciana, Ricardo Pérez Casado incluído, lo olvida con insana frecuencia.

  2. Comentario de mictter (19/05/2011 15:07):

    A ver esa gramática: “Valencia, wo man Alles darf”
    En las subordinadas, el verbo siempre al final…

  3. Comentario de Senyor Garrofó (19/05/2011 15:37):

    ¡Gracias!

    Ya está rectificado.

  4. Comentario de Álvaro (19/05/2011 15:43):

    Impresionante documento. Lo mejor de todo este tipo de episodios históricos contemporáneos es tratar de hacerse una idea de la ecuación tributos = trabajo acumulado -> destino del mismo.

  5. Comentario de Oliveral (19/05/2011 16:00):

    Me ha quitado usted las ganas de ir por su tierra. Lo digo de verdad. Hasta me siento mínimamente afortunado de ser del norte. En cuanto a la comodidad de los ciudadanos de clase media con esas políticas ostentosas, no crea; el fenómeno se da a nivel peninsular, exceptuando Portugal. Otra cosa es que en Castilla no tengamos playa y haga un frío que pela. Si no, otro gallo cantaría. Y de zonas cementadas con algún molesto pegote verde, de esos que dan impresión de atraso y tercermundismo, créame que nuestros alcaldes entienden un rato. Y mis conciudadanos, más. “Elegante, elegante”, como decía mi abuelo, que en paz descanse, cada vez que talaban los árboles de una carretera provincial y cementaban las cunetas, el vado del arroyo del pueblo o los caminos bodegueros que han llevado a numerosas bodegas, tan típicas en Castilla, al derrumbe. La mía entre ellas. Un asco!

  6. Comentario de Valenciano (19/05/2011 16:09):

    Es evidente que quien ha escrito esto es alguien con mucha manía a Valencia y que probablemente lo que quiere es desacreditarla para que pierda turistas y pujanza en favor de otras comunidades autónomas vecinas. Aquí ya estamos acostumbrados a luchar contra eso.

    Por lo demás, típico discurso de funcionario amargado que piensa que los demás no tenemos derecho a ganarnos la vida. ¡Muchas gracias Rita por haber traído turismo a la ciudad, que esto con los socialistas era un sitio al que no venía nadie!

  7. Comentario de galaico67 (19/05/2011 16:12):

    El gran exito del PP ha sido convencer a todo mileurista con hipoteca de 200.000 euros y a todos los “compañeros de la construcción” con que son “clase media”.
    Y ya se sabe, los rojos no hacen más que joder a la clase media y acabar con sus tradiciones.
    Luego lees que la renta media es una puta mierda, de las últimas de Spain, que el paro es de los primeros de Spain y si te haces preguntas , una única respuesta “la culpa es del cha-cha-cha, vendrá Rajoi y con la barbita mágica lo arreglará…)

  8. Comentario de galaico67 (19/05/2011 16:27):

    ¡¡¡¡Habemus asesor!!!
    ¡¡¡Habemus asesor!!!!
    Y lo más cojonudo es que juraría haber leido esa respuesta en “Público” y sitios parecidos cada vez que se hablaba de la Gürtel….

  9. Comentario de bacus (19/05/2011 16:34):

    no estoy de acuerdo con usted en valencia tocan bakalao cantadito i en barcelona maquina industrial.

  10. Comentario de Bunnymen (19/05/2011 16:34):

    #6. Apuesto a que esto es de Boix fijo. El tipico que no celebra victorias de la selección y de las fiestas se va sobrio…ni puto caso.

  11. Comentario de Bunnymen (19/05/2011 16:37):

    #9, Barcelona es de club de electronica independiente moderniqui, la makina es en la periferia de Madriz

  12. Comentario de bacus (19/05/2011 16:57):

    !cantadita! el entreguismo i el refinamiento és latente en la fiesta valenciana enfente de la fuerça bruta de sus hermanos del norte catalans.

  13. Comentario de La Pota Estruch (19/05/2011 17:25):

    Exacto, cantaditas. Magistral solución de compromiso para dos pulsiones latentes. Porque en el genoma de todo chufistaní cohabitan armónicamente Chimo Bayo y Nino Bravo.

  14. Comentario de bacus (19/05/2011 17:38):

    http://www.youtube.com/watch?v=kFXOn8bhD44

  15. Comentario de Eye (19/05/2011 21:53):

    Yo me crié en Valencia –concretamente en el Grao–, pero hace años la cambié por un pueblo cerca de Segorbe y nunca, jamás, he vuelto la vista atrás. Así que ahora soy “churro”.

    Parece que Valencia tiene lo peor de dos mundos: es provinciana y corta de miras como un pueblo, y ruidosa e incómoda como casi cualquier capital. Algo así como Segorbe –sé que la comparación hará poca gracia tanto a valencianos como segorbinos, aunque a estos últimos seguramente les molestará más–, pero con muchos más coches y decibelios, y vivienda más cara. Ah, y las fallas, claro, divertidísimas siempre y cuando no tengas que trabajar, con puntos de sufrimiento extras para quién deba hacerlo en coche…

    Como mi familia es valenciana “de tota la vida”, desde crío llevo escuchando el cuento de terror de que Madrid nos margina y Cataluña nos engullirá en cuanto nos descuidemos sólo un poquito. Sí, Cataluña, ese país extranjero que habla una lengua “totalmente diferente” (sic) a la nuestra, de ahí que los valencianos necesitemos un intérprete especializado para descifrar los carteles del metro de Barcelona –cabrones, escribiendo “sortida” en vez de “eixida”–… Fabuloso el partido que han sabido sacar a estos complejos nuestros gobernantes del PP. Ahora, esos complejos existen, y los discursos que no los tienen en cuenta simplemente no funcionan.

    PD: ¿Ximo Bayo? ¿Renaults Fuego? Es como volver a 1990…

  16. Comentario de Pfutro (19/05/2011 23:40):

    Sols un incís. El PGOU actual de València és de 1988 i llavors governaba el PSOE. El PGOU és la que regula l’ús i l’ocupació del sòl. Doncs tot el que han fet en urbanisme els PPros és sobre una norma preexistent socialista. Una altra cosa en què no entre és que se l’hagen botat a la torera, però per a això estan els tribunals.

  17. Comentario de LPD (20/05/2011 10:11):

    Pfutro, sí, tens raó… però l’actual corporció de govern porta anys fent-li modificacions constants aprofitant l’aprovació de plans d desenvolupament com ara els PAIs, dels nous barris, gràcies a que la nostra llei urbanística ho permet.

  18. Comentario de El de l'oli (20/05/2011 11:29):

    Estoy completamente con comentarios anteriores sobre el autoodio provincial, irracional y autolítico que la izquierda valenciana profesa a su propio pueblo. No hay ninguna izquierda estatal tan alejada del sentir vital de su sociedad civil. Así difícilmente vamos a ninguna parte. En 1983 Lerma gobernaba con una mayoría más que holgada ¿qué ha pasado? ¿por qué tanta desafección? Alguna culpa tendrá la izquierda ¿no? ¿O es que los que votaban entonces PSOE y ahora PP se han mutado en pueblerinos cafres y drogadictos?

    Argumentos muy pueriles y mediocres para analizar esta sociedad.

    Creo que el problema de la izquierda es que es incapaz de hacer una autocrítica a su gestión previa y culpabiliza a los demás de sus propios errores. No es de extrañar que sus líderes provisionales sean cada vez peores y su respaldo social inferior. Y pensar que llegó a ser la segunda federación en número de afiliados.

    Señores, despréndanse de su auotoodio, vivrán mejor y más felices y en esa paz espiritual puede que alcancen la inspiración necesaria para presentar un proyecto de izquierdas ilusionante y constructivo a una sociedad que se siente representada por el gentilicio “valenciano” (sin aditivos) y que se previene de esa tortículis crónica de una autoproclamada intelectualidad valenciana fascinada en demasía en mirar “cap a dalt”.

  19. Comentario de Juan Carlos I (21/05/2011 00:11):

    No entiendo ese odio a Ximo Bayo, un DJ con dos cojones que sacaba un piano y lo tocaba en sus sesiones noventeras. El hombre tenia un estomago y una nariz que alimentar, y tuvo que sacar el disco, para gran alegria suya y tristeza para su tabique nasal.

    Por otro lado, nada nos describe mejor que el espiritu fallero.

  20. Comentario de Mou (22/05/2011 17:22):

    Sobre lo del PGOU, recuerden las modificaciones puntuales promovidas por el gobierno popular y la iniciativa privada que puede promover Planes Parciales.

    De lo que queda del PGOU a lo que hay, la base, pero poco más.

    Muerte a la LUV y al ROGTU!

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