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“Mein Kampf”. Historia de un libro – Antoine Vitkine

Este libro es un ensayo que aborda un tema, como queda bastante claro en el título, como mínimo peculiar: la historia de la difusión e impacto de Mein Kampf, la “Biblia nazi”, en sus sucesivas ediciones, desde su aparición en 1925 hasta la actualidad. Tanto en Alemania como en el resto del mundo.

Por si la cosa no fuera lo bastante provocativa, la portada del libro consiste en una fotografía de la portada original de Mein Kampf, con la caraza de Hitler en mitad de la cubierta. Así que no, no es buena idea leerse este libro en lugares públicos. A no ser, naturalmente, que Usted viva en una de esas colonias sudamericanas fundadas por gente llegada al Nuevo Continente en 1945 o poco después. Pero seguro que en ese caso no le interesa este libro, que habla muy tangencialmente del discurso delirante que se despliega en Mein Kampf, un libro en el que se refiere explícitamente el proyecto político de Hitler y el nazismo, incluyendo la invasión del Este y la limpieza étnica contra los judíos [1].

Tanto es así que el propio Hitler se lamentaba de haberlo escrito en esos términos, puesto que fácilmente podía volverse en su contra en las relaciones internacionales. Por eso tendía a referirse a ese libro, de cara al exterior, como a una especie de pecadillo de juventud, de exceso verbal sin asidero en la realidad. “Has cambiado, tío: te estás moderando una barbaridad”, creían –o, más bien, querían creer- los diplomáticos ingleses y franceses que veían en Hitler a alguien en quien se podía confiar o con quien, al menos, se podía negociar en términos razonables, con el consabido exitazo.

Mein Kampf se vendió tan bien en Alemania que, de hecho, Hitler pudo permitirse el lujo de renunciar al sueldo de canciller, dado que los derechos de autor le hicieron millonario; en particular a partir de 1933, cuando el libro se edita masivamente en Alemania. ¡Ah, si Hitler hubiera publicado su libro en versión digital, otro gallo le habría cantado! La gente se habría descargado su libro impunemente, nadie lo habría comprado, y al final Hitler no habría visto un duro. ¡Engañado por la piratería, ahíta ya de consumir cine español!

La verdad es que el libro de Vitkine es muy interesante, o al menos lo será para toda la recua de lectores de LPD interesados en el nazismo [2] y la II Guerra Mundial [3]. Tiene, empero, un defecto, y es que Antoine Vitkine es francés. Y ya saben lo que eso significa: “El mal francés”. Todo francés que se precie se centrará en hablar de Francia y a atribuirle una importancia y centralidad, totalmente desmesurados. Aquí también ocurre, dado que Vitkine dedica casi la tercera parte del libro a analizar el impacto de Mein Kampf en Francia, mientras alude mucho más tangencialmente a otros países igualmente importantes, como Gran Bretaña o EE.UU.

Sin embargo, hay que reconocer que aquí el mal francés tiene cierto encanto, dado el papel de Francia como enemigo atávico de Alemania y después dócil colaboracionista. Se edita Mein Kampf en sucesivas ediciones, algunas financiadas por organizaciones judías, en las cuales el principal editor de la obra se mueve en la ambigüedad –algo totalmente inusitado para un francés-, pues no se sabe si edita por afinidad ideológica con el nazismo, para denunciar su extremismo o, más probablemente, para forrarse. Dado el referido efecto “aquí se me calentó un poco la boca y me pasé unos cuantos pueblos, pero yo no soy así”, los nazis intentan que la difusión de Mein Kampf en el extranjero sea mínima. De manera que el propio Hitler impide la publicación de su libro en Francia (el editor nunca poseyó los derechos). Después de la ocupación se publican versiones expurgadas de las lindezas que Hitler prodiga a Francia y los franceses como eternos archienemigos.

En Alemania la relación con el libro se corresponde con el ya clásico “circulen, aquí no hay nada que ver” de los alemanes con el nazismo. Ya saben Ustedes que Hitler engañó a todos los alemanes, que en realidad no querían saber nada ni de guerras ni de violencia: ¿Cómo? ¿Que Hitler provocó un Holocausto contra los judíos? ¿Una guerra de exterminio en el Este? ¿Que vulneró todos los tratados y acuerdos internacionales? ¿Que instauró un régimen totalitario? Me deja Usted anodadado. Jamás podría haberme figurado algo así. Como alemán, siento vergüenza y oprobio de que ese austriaco listillo haya manchado así, él solo y sin ayuda de nadie, el buen nombre de Alemania.

Bueno, pues con Mein Kampf lo mismo. Según se desprende del libro de Vitkine, al parecer, nadie lo leyó ni le prestó atención, a pesar de que se vendieron millones de ejemplares en Alemania a lo largo del período nazi. El libro más vendido y menos leído de la historia: Hitler habría podido ganar un premio Planeta.

Después de la derrota, Mein Kampf pasa a estar prohibido en Alemania. Transcurre mucho tiempo, de hecho, hasta que vuelva a saberse de esta obra incluso por motivos académicos: los derechos de difusión de la obra pertenecen al länder de Baviera, que hace todo lo posible para impedirla, tanto dentro de Alemania como, en la medida en que le resulte posible, también fuera.

A menudo el libro se publica sin respetar los derechos de autor. En otros casos, el editor cuenta con los derechos de publicacion de la obra, adquiridos antes de 1939 (es lo que ocurre con los principales editores anglosajones, por ejemplo). En cualquier caso, en 2015 se producirá la definitiva liberación de los derechos de publicación, por cumplirse setenta años desde el fallecimiento de su autor.

La fuerza de Mein Kampf en otros países desde la Segunda Guerra Mundial no ha hecho más que aumentar, nos cuenta el autor del libro (nos referimos al autor del libro sobre Mein Kampf; no a Hitler, que está muerto o exiliado en Sudamérica con 122 años). Hoy Mein Kampf es una obra pujante que suscita el interés de mucha gente, sobre todo en el mundo árabe y en la India. Veamos, sin ir más lejos, este fascinante testimonio:

En países en los que el nacionalismo se expresa sin la contención que proporciona la experiencia de la historia, en las naciones nuevas, Mein Kampf es un éxito popular. Este es el caso de la India: encontramos aquí Mein Kampf en versión integral en hindi, en inglés y en varias lenguas regionales indias, es decir, una docena de ediciones diferentes disponibles en la mayor parte de las librerías, en los mercadillos y en los quioscos de las estaciones (…) Martine Gozlan observa que en Ahmedabad, capital de Gujarat, ‘la librería más grande de la ciudad ofrece Mein Kampf en diferentes ediciones con el retrato de Hitler en la cubierta. Las hay de todos los precios y para todos los gustos. La literatura nazi es un must estos días previos al monzón’” (p. 201).

O este, referido a Turquía:

Desde hace ya algunos años, Turquía es el país donde Mein Kampf alcanza las cifras de ventas más altas del mundo. Desde la primera edición de 1939, que tuvo un éxito notable –se compraron varios miles de ejemplares por año-, el movimiento se aceleró bruscamente. A juzgar por la investigación realizada por la revista turca Aksam, se habrían vendido 10000 ejemplares anuales durante el último decenio y 30000 ejemplares sólo en 2004 (…) Entre 1939 y 2000 se publicaron no menos de treinta ediciones diferentes. Y Mein Kampf figura hoy en el catálogo de once editoriales” (p. 224).

Mein Kampf se vende en ediciones de bolsillo como obra de referencia no se sabe muy bien en qué: al menos, los fans de Mein Kampf no es que se expliquen muy bien para ilustrar cómo es posible que este libro, que más allá de lo que representa es un texto largo e indigesto, se venda tanto. Por increíble que parezca, un posible motivo puede ser que Occidente no cae demasiado bien, sobre todo en el mundo árabe [4].corporate events invite [5]горячая линия социальной защиты украины [6]

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