Soccernomics, de Simon Kuper y Stefan Szymanski
Inmersos en una sociedad en decadencia, carente de referentes morales e intelectuales a los que aferrarnos, sólo nos queda recurrir a los valores eternos, el asidero que sabemos que no nos va a fallar: el Fúmbol. Y de eso habla este libro, con el que inauguramos la nueva sección –por el momento oficiosa- de LPD “Libros de fútbol” (pero no se confíen Ustedes; también inauguramos en su día la sección “Libros de ciencia”, que incluso tenía un título tan llamativo como “El laboratorio del doctor Mengele”, y ya ven cómo languidece la pobre sección).
Lo hacemos con un libro excelente en sus contenidos, aunque de título infame: si nos remitimos al original, “Soccernomics”, cualquiera de Ustedes habrá percibido el insulto implícito. ¿Cómo que “soccer”? ¿Qué mierda es esa? ¿El nombre que se inventaron en EE.UU. una vez asumieron que el fútbol de toda la vida es un juego de niñas que no podía competir con la bazofia del fútbol americano? ¿Otra vez plegándonos al Imperio? ¡Hay que ver, cuántas llamadas hacen diariamente desde la embajada de EE.UU., esta gente es que no deja de influir y manipular, parecen PRISA antes de que Cebrián se la cargase (la traducción española es todavía más infamante: “¡El fútbol es así!”; sí, sí, con signos de admiración incluidos).
Con ese título, simpática adaptación de Freakonomics, pueden Ustedes imaginarse que la cosa va de aplicar la economía al fútbol. Como ambos se basan en creencias sin fundamento y sus especialistas sólo saben dar explicación a los fenómenos una vez han ocurrido, estaba claro desde el principio que tal maridaje tenía que salir bien.
El libro es excelente al explicar “historias de éxito” (el Olympique de Lyon, el Milan, el Manchester United, …) y, sobre todo, al definir qué criterios pueden configurar un equipo competitivo y, lo que es más importante, un club bien gestionado. Algunos parecen sentido común, otros resultan más antiintuitivos. Por su interés, reproducimos a continuación, mínimamente comentados cuando necesiten aclaración, los consejos que aporta el libro en cuanto a la política de fichajes que debería seguir un club serio (pp. 87-88):
1) Un nuevo entrenador malgasta el dinero en fichajes; no se lo permita
2) Aproveche la sabiduría de la multitud. Que no decida uno solo, que la cosa se discuta y debata entre diversos estamentos del club (que sepan de fútbol, se entiende)
3) Las estrellas de los Mundiales o de los campeonatos de Europa recientes están sobrevaloradas; ignórelas
4) Hay determinadas nacionalidades que se sobrevaloran. Por ejemplo, los jugadores holandeses, o los brasileños. Pase de fichar estrellitas de esos países, hay que volcarse en campeonatos cutres y poco prestigiosos, como Bolivia o Ucrania.
5) Los jugadores más maduros están sobrevalorados (esto lo sabe cualquier jugador del PcFútbol y similares).
6) Los delanteros centro están sobrevalorados; los porteros, infravalorados.
7) Los caballeros los prefieren rubios. Identifique y descarte los “prejuicios basados en la vista”. Se refiere a que los ojeadores tienden a fijarse más en los jugadores rubios y a tenerlos porcentualmente más en cuenta de lo que indica su rendimiento objetivo. Fiche jugadores morenos y ceñudos (a no ser que lo que quiera sea vender camisetas. ¿Cómo? ¿Qué eso es justamente lo único que quiere, beldades del balón? Disculpe, sr. Pérez)
8) El mejor momento para comprar un jugador es cuando tiene poco más de 20 años (esto también lo sabe cualquier jugador del PcFútbol y similares). Por otra parte, los jugadores más jóvenes aún están haciéndose y es muy difícil saber si llegarán a algo o se quedarán por el camino.
9) Venda a cualquier jugador si otro club le ofrece más dinero del que vale. ¿Y cuánto es “más dinero del que vale”? Pues a mí que me cuenta; desde luego, menos de lo que dice que vale la portada del Marca.
10) Sustituya a sus mejores jugadores aun antes de venderlos.
11) Compre jugadores con problemas personales y luego ayúdelos a resolverlos. Viene a ser como invertir en acciones de empresas poco solventes en la confianza de que podrán encauzar el camino.
12) Ayude a sus jugadores a trasladarse. Explica el sinsentido que es que los clubes se gasten una millonada en fichar jugadores y luego pasen de ellos. El libro cuenta el caso paradigmático de Nicolás Anelka cuando fichó por el Madrid:
El Real Madrid se había gastado 34 millones de euros para comprarlo al Arsenal. Luego no se gastó ni un céntimo para ayudarle a asentarse. El primer día aquel joven de veinte años, tímido y fuera de su ambiente, se presentó en el club y descubrió que no había nadie esperándole para enseñarle las instalaciones. Ni siquiera le habían asignado una taquilla en el vestuario. En diversos momentos de aquella primera mañana usó una taquilla que parecía no ser de nadie, pero luego siempre entraba algún otro jugador y la reclamaba (…) A los otros jugadores no les caía bien. Y además no llegaron a conocerle, porque parecía ser que nadie del club se molestó jamás en presentarle a nuevos conocidos. Como dijo más tarde, lo único que le había dicho el Madrid fue “búscate la vida”. Parece ser que el club adoptó el punto de vista, extrañamente materialista, de que el sueldo de Anelka debía determinar su conducta. Pero incluso en términos materialistas, eso era absurdo. Si uno paga 34 millones de euros por un empleado joven e inmaduro, dejar que se cuide solo es un ejemplo de mala administración (pp. 67-68).
También es gracioso el análisis que se hace del fútbol como un fenómeno fundamentalmente eurocéntrico, en donde las razones por las que el fútbol europeo es preponderante tienen mucho que ver con cuestiones fisiológicas (la población está mejor alimentada, por lo tanto es más fuerte y más alta) y económicas (los jugadores cuentan con instalaciones adecuadas y con tiempo libre para practicar ese deporte); el mito de la famélica tropa de “jugones” de los países subdesarrollados que emergen de la pobreza es, fundamentalmente, un mito, que no viene desmentido por la aparición ocasional de genios del balón como Maradona. Además, estos jugadores surgen casi siempre en países donde la tradición futbolística es profunda y que en realidad forman parte de los estratos pobres del primer mundo o de los países en vías de desarrollo (y no, en cambio, del tercer mundo puro y duro). Dicha tradición futbolística, a su vez, juega también a favor de los equipos europeos, que cuentan con tácticas y técnicas mucho más pulidas que explican, por ejemplo, los éxitos de países tan pequeños como Portugal u Holanda.
El libro falla, a mi entender, cuando decide tirar de estadísticas para demostrar determinadas revelaciones supuestamente antiintuitivas. Por ejemplo, sus autores intentan rebatir la idea comúnmente aceptada de que España e Inglaterra han rendido históricamente por debajo de sus posibilidades (el libro se publicó antes del victorioso Mundial 2010). ¡Y para ello cogen las absurdas estadísticas FIFA en las que se demostraba que España, en la era Clemente, era el mejor equipo del mundo, sólo superado en ocasiones por Brasil! En aquella época España perdía sólo un partido cada dos años, en octavos o cuartos de final, y todo lo demás lo ganaba o empataba. De manera, concluyen los autores, que el porcentaje de victorias de España acababa siendo incluso ligeramente por encima de lo esperable. ¡Y eso cogiendo el período 1980 – 2001, que incluye el victorioso Mundial 82, por no hablar del Mundial 90, o el 98, o la Eurocopa 92, en la que ni siquiera nos clasificamos! Y, sí, España llegó a la final de la Eurocopa 84. Pero a ver si nos enteramos, autores: aquí lo importante no es participar, ni ganar ridículos partidos amistosos. Lo único importante es ganar títulos para darle en todos los morros al vecino y reírse de él como sólo él sabría hacerlo de nosotros si se dieran las circunstancias opuestas.
Todavía más sangrante es que se atrevan a defender que a Inglaterra, la selección que históricamente más ha hecho el ridículo en competiciones internacionales (qué gustirrinín que da escribir eso sin poner al lado “España”: ¡Gracias, Iniesta! ¡Gracias, Casillas! ¡Gracias, Ministro del Deporte!), en realidad no le ha ido tan mal si contamos un porcentaje de victorias cercano a los dos tercios (los empates los cuentan como media victoria, para simplificar el asunto). Y luego van más allá: como aparecen un montón de absurdos países asiáticos siguiendo estos criterios, luego los propios autores desmienten sus estadísticas “apelando al sentido común” para subir y bajar países a su antojo en el ranking. Tortura una estadística lo suficiente y confesará lo que sea necesario.
Con esta excepción, la verdad es que estamos ante un libro muy divertido, muy interesante y escrito con bastantes pildoritas de mala leche trufadas con sentido común. Y para que no se diga que escribimos esto con alguna sombra de imparcialidad: el lector antimadridista se sentirá particularmente gozoso al leer cualquier referencia al Real Madrid de las que aparecen en el libro. Del Madrid se habla:
– o bien en calidad de “Equipo del Régimen” (de Franco, no del de Campechano I), cuyas victorias en la Copa de Europa en los cincuenta y sesenta se achacan directamente al escandaloso favoritismo del Caudillo (de hecho, los autores llegan a hablar de una “época de predominio de las dictaduras”, cuyos máximos exponentes serían el Real Madrid y el Benfica);
– o bien como peculiar modelo de mala gestión deportiva cimentada en el despilfarro, los caprichitos y la política de imagen.
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Comentario de Bunnymen (26/01/2011 10:09):
Mi más sincera enhorabuena por la inauguración de sección, a la cual, al contrario que al Rey, le deseo larga vida.
Ahora un comentario y un inciso, primero el comentario;
“sus autores intentan rebatir la idea comúnmente aceptada de que España e Inglaterra han rendido históricamente por debajo de sus posibilidades”
Pero antiespañol, no ve que España les dio la razón. Los autores del libro, pueden presumir de que no especulan. Analizan y así se adelantan a la actualidad, vamos, de lo que fanfarronean ustedes en esta pagina día si, día también.
Ven lo que pasa cuando nos dan un voto de confianza. Se van a cagar en el banco europeo y el FMI cuando en menos de lo que canta un gallo les devolvamos la deuda, los intereses, propina y botellita de vino y jamón de cortesia.
Al inciso. Yo a nivel nacional/local incluyo el punto trece.
13) Ese delantero español, joven de buena presencia (llámelo, por ejemplo, Emilio Butragueño, Raúl Gonzalez Blanco o Fernando Torres), que toda la prensa del país dice que es tan bueno como la mejor de las estrellas extranjeras, y que ha de jugar por decreto si o si, mándelo al banquillo cuando lleve más de 120 minutos sin marcar, sin dudar y con pulso firme, y saque a un ariete clásico de toda la vida. Y, si persiste en su actitud, desconvóquelo de las próximas competiciones. Si la prensa se le echa encima, va por buen camino, auguro de títulos en el horizonte.
Comentario de Lluís (26/01/2011 10:44):
El Mandril tampoco lo ha hecho todo tan mal.
A fin de cuentas, la primera opción, esa de no permitir que el míster de turno vaya por ahí fichando a su antojo, lo han estado cumpliendo a rajatabla, en particular en la época de Pellegrini. De impedir que en el vestuario entrase futbolistas de calidad Y con ganas de trabajar que hubiesen podido dejar en evidencia al resto de la plantilla ya se encargan los capitanes (impagable labor de Baúl o Puti en sus tiempos), la prensa deportiva de la capital ejerciendo su influencia (venga, Sandro, no seas mezquino y entrégales a los Relaño, Inda,… la insignia de oro y brillantes del club, hace tiempo que se la han ganado), Maldano o el “ser superior”.
Respecto a la “sobrevaloración” de figuras, hay un problema: las comisiones. Un fichaje por 5 millones, o un talento que sube de la cantera, dejan poco o escaso margen a representantes, seres superiores, directores técnicos y personal diverso que interviene en el fichaje. En cambio, si te gastas 50 millones, puedes tener contenta a mucha más gente.
Comentario de Guillermo López (26/01/2011 13:34):
Confiéselo, Bunnymen, es Usted un independentista antiespañol. Las estadísticas en las que se basaron para decir que España iba sobrá eran las de 1980 – 2001, período histórico en que nuestra Selección fue más yerma que nunca y nuestro historial de trofeos el páramo habitual. ¡Y esos cabrones aún se atreven a decir que “en realidad, España estuvo donde le corresponde, un poco por arriba quizás”! ¡Pues toma Euro 2008! ¡Toma Mundial 2010! ¡Para que vayan por ahí diciendo que lo suyo con España, con ESPAÑA, es caer en octavos o cuartos!
Un cordial saludo
Comentario de Bunnymen (26/01/2011 14:04):
¡Ni Aznar comiendo paella vestido de torero en el valle de los caídos me llama a mi antiespañol!.
Iba a tirar de navaja de Albacete en la replica pero repasando para contestar me doy cuenta del que el alcohol ha mermado mi capacidad de comprensión. Vamos, me hice la picha un lío. La frase del articulo…
“sus autores intentan rebatir la idea comúnmente aceptada de que España e Inglaterra han rendido históricamente por debajo de sus posibilidades”.
…la intérprete al revés, es decir, que mediante estadística pretendían confirmar no rebatir.
Aunque ahora me he liado más. Para demostrar que España era un pez globo ¿tiran de estadística?. La estadística arrojaba datos cojonudos (impresionantes victorias en amistosos o fases clasificatorias contra Grecia, Chipre, Eslovenia, Liechtenstein), hasta que llegaba Italia ya en competición y se la pasaba por el forro. Y si, todos sabemos que no es lo mismo pegarse con un niño que con el tocho malote de la clase. Pero la causa de la derrota era mala suerte, joder, como la batalla contra los elementos, porque siempre merecimos ganar. Y esto lo saben, pese a que les joda, hasta en Francia.
Comentario de Andrés Boix Palop (26/01/2011 14:06):
A mí lo que más gracia me hizo de todo el libro fue la explicación de cómo los técnicos ingleses del Forest iban comprando por ahí jugadores alcohólicos, puteros o ludópatas (o que combinaban varios de esos vicios) a precio de saldo y los redimían poniéndoles vigilancia y cosas así como método barato para construir un equipo de mercenarios que domine el mundo.
El Valencia lo ha intentado alguna vez, como con Romario o Del Horno, pero algo debemos hacer mal, sin duda. Empezando porque los compramos a precio de oro, no de saldo. Y luego no se los redime sino que, joder, esto no es Nottingham. Aquí no hay manera de evitar que salgan por ahí de noche.
Creo que ese sistema nos sirve para el Valencia.
Comentario de Bah (26/01/2011 15:43):
#4
A mí me ha pasado algo parecido. De hecho aún no tengo muy claro si lo que quieren decir los autores es que España e Inglaterra no han rendido por debajo de sus posibilidades, sino que es que no daban para más o si por el contrario quieren decir que en realidad no lo hicieron tan mal como para considerar un fracaso los años de oscuridad.
En cualquier caso eso ahora es problema exclusivo de la Pérfida, que se jodan.
Un saludo.
Comentario de Andrés Boix Palop (26/01/2011 16:16):
Lo que dice es precisamente que en realidad no lo hicieron tan mal como para considerar un fracaso los años de oscuridad. Que miras las estadísticas y más o menos ganan un número de partidos equivalente al de otras selecciones de potencial equivalente o ligeramente superior (como Francia o Italia) y que lo único que les había separado de los títulos es encadenar una racha de dos o tres buenos partidos, con victorias en momentos clave de la competición.
De hecho, los éxitos de España vienen, de algún modo, a confirmar que lo que faltaba era eso. Algo que siempre es necesario para ganar y que estadísticamente se da de tanto en cuanto. A España, de hecho, le ha tocado el gordo dos veces seguidas.
Comentario de Bunnymen (26/01/2011 17:01):
Bueno , entonces la frase magica…
“sus autores intentan rebatir la idea comúnmente aceptada de que España e Inglaterra han rendido históricamente por debajo de sus posibilidades”.
Esta mal, por que ellos tratan de confirmar, y no rebatir ¿o no?,
O miente Guillermo (¡Y esos cabrones aún se atreven a decir que “en realidad, España estuvo donde le corresponde, un poco por arriba quizás”! ). Del que entiendo que dice que los autores pensaban que España estaba sobrevalorada.
O miente usted (“Lo que dice es precisamente que en realidad no lo hicieron tan mal como para considerar un fracaso los años de oscuridad” (…)”los éxitos de España vienen, de algún modo, a confirmar que lo que faltaba era eso” ). Que le entiendo que dice que los autores dice que Apaña era buena, pero sin suerte en competición oficial.
Aclarense.
Comentario de Guillermo López (26/01/2011 17:52):
No, no, la frase mítica “sus autores intentan rebatir la idea comúnmente aceptada de que España e Inglaterra han rendido históricamente por debajo de sus posibilidades” significa exactamente eso. ¡No pensará Usted que he cometido un error, o que, de ser así, estaría dispuesto a rectificar! Pero lo cierto es que en el libro lo que se cuenta es que la imagen de que España fracasaba siempre, se quedaba atrás, rendía por debajo de sus posibilidades, etc., que tiene la gente, es falsa. Y para rebatirlo apelaban patéticamente a los amistosos contra Irán y las fases de clasificación contra Irlanda y San Marino en las que España arrasaba. Vamos, que son fans de los rankings FIFA de “los mejores equipos del mundo” de los que tan ufano estaba JM Villar
En resumen: yo no miento nunca, por los demás mentirosillos no puedo hablar. Tampoco estoy de acuerdo con Andrés en la idea de que el potencial “tenía que estallar”. A España le ha ido muy bien cambiando su forma de juego, cambiando una base centrada en estrellitas del Madrid, y consiguiendo, por fin, una generación de jugadores con mentalidad competitiva que, además, son buenos jugadores. Porque es cierto que en el pasado había jugadores competitivos, pero si no daban más de sí pues qué se le iba a hacer.
Si comparamos, antes de ese estallido hispanófilo, la trayectoria de España e Inglaterra en Mundiales y Eurocopas frente a los demás países europeos de su potencial económico – demográfico (Francia, Alemania e Italia), la cosa está clarísima: ni rankings UEFA, ni antiintuitivo, ni pollas. Hablo de memoria:
– España: una Eurocopa, una final, un cuarto puesto en el Mundial
– Inglaterra: un Mundial, un cuarto puesto
– Francia: Un Mundial, finalista de otro Mundial, dos terceros puestos (o tres); Dos Eurocopas
– Italia: Cuatro Mundiales, un par de finales del Mundial, ¿una Eurocopa?
– Alemania: Tres Mundiales, ¿cuatro? finales del Mundial, un montón de terceros puestos. Un par de Eurocopas, finales a porrillo,…
Ni estadística ni pollas. Esto ha sido una selección desesperante hasta que en 2008 cambió la tónica.
Comentario de Lluís (26/01/2011 20:27):
Los resultados tan “buenos” de Apaña antes del 2008 también se debían a la magnitud de los rivales contra los que se enfrentaban.
Normalmente era cabeza de serie en su grupo de clasificación para mundiales o eurocopas, por lo que evitaba medirse con selecciones como Italia, Alemania, Francia o Inglaterra; los peores huesos que nos tocaban eran Serbia, Dinamarca o Irlanda, y la mitad de los rivales tenían un nivel comparable al de un equipo de media tabla de la segunda B.
Otro gallo nos hubiese cantado en un sistema de clasificación con el sudamericano, allí Argentina tiene que enfrentarse a Brasil y a algún otro gallito como Colombia, Chile o Paraguay, y jugar en Bolivia no creo que sea más fácil que irse a Albania o Azerbaidjan. Difícilmente una selección de allí conseguirá presentarse con una papeleta espectacular, y si una lo consigue no lo harán dos; y si encima decides suicidarte poniendo a Maradona al mando del combinado nacional, olvídate de gran cosa.
Comentario de Andrés Boix Palop (LPD) (27/01/2011 15:45):
Nada, nada. Los economistas te dirán que ese “cambio de lógica” es la aparición, que por estadística tenía que darse tarde o temprano, de las combinaciones que se requieren para ganar un título: suerte con los rivales y los cruces, una buena generación de futbolistas y suerte en los momentos decisivos.
Comentario de Bunnymen (27/01/2011 15:58):
Cualquiera que tenga algo de puta idea, sabe que el cambio en el devenir Español se resume en tres palabras, sin estadisticas…
“Raúl Gonzalez Blanco”
Comentario de The Disruptive (27/01/2011 20:34):
@ 12
Amén
Comentario de Lluís (28/01/2011 16:58):
Otra ventaja de Apaña ha sido que el núcloe de la selecsiong juegan juntos en el Barça. Y el seleccionador de turno ha sido lo suficientemente inteligente como para limitarse a hacer de alineador y no buscar inventos raros, limitándose a impedir que Baúl y Cañete estuviesen por ahí incordiando y a preguntarle al psicólogo de la federación como lidiar con tantos egos e impedir que acaben a golpes entre ellos como los de la selección gabacha.
Esa no es una ventaja despreciable, puesto que permite incluso meter en el campo a elementos como el Niñato Torres o Sergio Trancos y continuar con opciones.
Selecciones como Brasil, Argentina o las africanas lo tienen mucho más chungo, con sus internacionales repartidos a lo largo y ancho del mundo, cuando el jugador por fin sabe quienes son los tíos que tiene delante, detrás y a su lado en el campo, ya están el el avión de regreso a la patria tras su caída en cuartos. Los alemanes, a eso, le suman que han desoído las enseñanas del Führer y han llenado su selección de infrahombres. Así les va. Si le diese por resucitar a don Adolfo, los responsables de la federación germana se iban de lleno a re-inaugurar Treblinka o Sobibor.
Comentario de Osoario (28/01/2011 20:24):
¡¡Por favor, Guillermo: España DOS Eurocopas!!
¡Antipatriota, independentista, radical!
Comentario de Bah (28/01/2011 21:59):
@Lluís.
Además de eso, quizá algún día descubramos (o lo descubran nuestros hijos) que pese a lo exiguo y lamentable de la inversión en I+D en Apaña, la “Edad de Oro” del deporte español ha sido un ejemplo de eficiencia y optimización de recursos, especialmente en el campo de las “ayudas” al rendimiento de los deportistas de élite, con sus papillas, sus autotranfusiones y vaya usted a saber qué más…para los que dudan. Si se llega a dar el caso, además, ZP podrá adjudicarse una nueva medalla en calidad de ministro de deportes, chúpate esa, Honecker. Que son unos cuantos infartillos de nada en chavales de 20 años comparados con la alegría de ver la bandera nacional en la portada de MARCA. Todo esto, por supuesto, hipotéticamente hablando, dios me libre de acusar a nadie de nada.
Un saludo.
Comentario de Lluís (29/01/2011 09:52):
Bah,
Como dije en su día, incluso en eso somos chapuceros. A los de la RDA nunca los pillaron, será porque incluso a la hora de hacer trampas actúan con eficiencia germánica.
Aquí, caen como moscas. Al tal doctor Fuentes, le pillan cada dos por tres, digo yo que podría aprender de sus errores y actuar con algo más de discreción; además, que la técnica dopante está muy avanzada, si lo haces razonablemente bien es prácticamente indetectable, otra cosa es que tengas que ganar el tour si o si y tengas que tomarte media garrafa de clembuterol. Y eso que Apaña sigue siendo el paraíso del doping.
Respecto a lo de doparse, si un chaval de 20 años se mete cosas raras en el cuerpo sabe perfectamente lo que está haciendo y a lo que se expone. Que estamos en el siglo XXI, todos han sido escolarizados y algunos, incluso, tienen conocimientos de medicina o rendimiento deportivo, saben perfectamente que se la juegan.
Lo que podría hacerse es un libro con las excusas que han dado los ilustres “pillados” para justificar elementos elevados de alguna sustancia prohibida. Como el “yo no he sido” no cuela y lo de “el aparato ese está estropeado”, hay que echarle imaginación.
Comentario de Bah (29/01/2011 12:28):
Lluís,
Pues sí, tienes bastante razón. Aunque también hay que decir que en los años gloriosos de la RDA los controles anti-doping eran más escasos, por no hablar de las implicaciones políticas el asunto. Una de las causas, entre otras, por las que el deporte ha ocupado el papel que ocupa en nuestro mundo probablemente sea la Guerra Fría. Por otro lado, tampoco desdeñes esta hispánica habilidad para sacrificar a los peones salvando a las piezas importantes. Esto no es una cosa solamente española, pero por lo que se ve parece que el fútbol es intocable, que hasta el COI, el COI por dios, le ha leído la cartilla a la FIFA. Además, el tal Fuentes al parecer lleva rondando por ahí desde los 80 y no ha sido hasta hace poco que ha “caído”. Pero no era cuestión de dar una imagen tercermundista en las olimpiadas de Barcelona, supongo.
Dicho esto, estoy totalmente de acuerdo contigo, si por mí fuese el doping sería completamente legal. Y chavales de 20 años metiéndose mandanga es el pan nuestro de cada día en el deporte y fuera de él. Lo que estaría bien es que fuesen consecuentes y dejasen de darnos la tabarra con “los valores que transmite el deporte” el “espíritu olímpico” y demás gilipolleces. Por no mencionar la naturaleza reaccionaria del olimpismo original, pero supongo que esa ese es otro tema.
Ahora bien, hay que preguntarse hasta qué punto ese chaval de 20 años que llega al fútbol de élite actúa enteramente por propia voluntad o se ve sometido a presiones que le vienen desde varias direcciones. Los clubes que quieren éxitos, los aficionados que queremos ver el fútbol espectáculo cada tres días y las marcas que quieren que sus estrellas sean, eso, estrellas. Por mucho que les paguen cantidades obscenas de dinero, no sé hasta qué punto es ético jugar con la vida de la gente.
Respecto a las excusas, estás desfasado. El último hit es culpar a un filete que te comiste el día anterior al control. Y los palmeros de turno no dudan en poner entredicho la limpieza de la producción cárnica nacional por el camino, todo sea por salvar las glorias patrias de la envidia de los pérfidos extranjeros.
Un saludo.
Comentario de BunnyMen (29/01/2011 14:48):
#15
“España una eurocopa” dice. Confirma lo que sospechaba. Es un puto saboteador del gobierno Frances, infiltrado aquí para joder
Comentario de Ike (05/02/2011 12:10):
“cuyas victorias en la Copa de Europa en los cincuenta y sesenta se achacan directamente al escandaloso favoritismo del Caudillo”
Franco dominaba Europa, como todos sabemos. ¿Es eso, verdad?