Los Tudor
En los últimos años, para felicidad de los proveedores de servicios de Internet, han proliferado todo tipo de series de televisión, por razones más que sabidas. Dentro de este marco general, uno de los subgéneros que más ha cundido, sin duda, ha sido el de las series históricas, que ahora pueden desarrollarse con puestas en escena mucho más depuradas y creíbles que en el pasado (recuerden las películas de los 60: la Edad Media era un período en el que todo el mundo vestía ropajes impolutos de vivos colores, y en el Imperio Romano los edificios eran de papel).
Así, las grandes cadenas y, sobre todo, las televisiones temáticas, se han lanzado en los últimos años a producir argumentos que recogen casi cualquier período histórico, desde la República romana hasta la II Guerra Mundial o los años 70. ¡Cómo será la cosa que incluso en España proliferan todo tipo de series ambientadas en nuestro glorioso pasado, algunas tan entrañables y creíbles como las que se refieren a nuestra Familia Normal, desde el 23-F hasta el enamoramiento, tan clásico como arrebatado, que condujo al matrimonio de los actuales Príncipes de Asturias!
La serie que nos ocupa aquí, “Los Tudor”, se centra en la figura del rey inglés Enrique VIII, redomado hijoputa (que, sin embargo, aprovechándose de la buena prensa que los ingleses han conseguido granjearse con todo el rollo de su flema y demás, habitualmente cae hasta medio simpático) y figura histórica interesantísima, con dos grandes realizaciones en su haber:
– La surrealista Reforma religiosa que convertiría al rey de Inglaterra en cabeza de la Iglesia inglesa y conduciría al engendro de la Iglesia Anglicana, a medio camino entre catolicismo y protestantismo, y que en el largo plazo tuvo la virtud indudable de provocar una sensible pérdida de presencia e influencia de la religión en la sociedad inglesa.
– Sus seis matrimonios. Sí, seis.
Como era de esperar, y por fortuna, la serie se centra, casi exclusivamente, en las cuitas sexo-sentimentales del Rey y sus sucesivos matrimonios, proponiéndonos un auténtico culebrón conforme el hombre va matando, repudiando o dejando morir a cada una de sus esposas y buscándose otras. Todo lo demás, como la política exterior, las rebeliones internas, etc., está claramente supeditado a la obsesión de Enrique VIII por metel.lah. De hecho, la propia Reforma comienza como una mera excusa para metel.lah más, que luego permanece porque, gracias al absurdo invento de la Iglesia Anglicana, el rey descubre que puede quedarse impunemente con la pasta de los curas, repartir aún más cargos si cabe, y ejercer, en resumen, el poder absoluto.
Además, hay que reconocerle a Enrique VIII una hermosa simetría en su selección de mujeres, siguiendo un claro esquema: boda de encargo – guarrilla cachonda – beata pacata. Básicamente el rey se aburre con su boda de encargo, que no le satisface sexualmente (y/o no le da hijos), así que se busca a un sinfín de guarrillas de la Corte, se acaba encaprichando de una, se la tira incesantemente, se acaba cansando y la manda ajusticiar, momento en el cual, en clásico acto de contricción, dirige sus miras hacia alguna beatilla santurrona que le atempere anteriores excesos (y que, además, en la mejor tradición del beaterío, le consienta amantes sin ningún tipo de problema, mientras que las guarrillas lo llevan mucho peor). Esquema que repite, además, dos veces. Primero está casado con Catalina de Aragón, se divorcia para casarse con Ana Bolena, a la que manda decapitar para liarse con Jean Seymour, que muere como consecuencia de un mal parto; así que el rey se casa con una malvada protestante, la repudia, se busca a una guarrilla de diecisiete años que le pone los cuernos, la manda decapitar y acaba casándose con una viuda mojigata.
La serie, en consecuencia, resulta bastante divertida, como culebrón que es, pero también un tanto reiterativa: todos son malos y sin escrúpulos, todos ansían el poder, todos mueren al poco de tocar poder, porque el Rey se los carga. La política exterior aparece desdibujada, resumida en el papel secundario de Inglaterra en relación con las continuas disputas entre el Emperador Carlos V y el rey de Francia, con alguna referencia esporádica a otros países (destaca la maravillosa semblanza del Reino de Portugal y su corte, presentada como una auténtica galería de freaks tercermundista, comenzando por su rey).
En este particular, hay que reconocer que es gracioso verse como los EE.UU. de la época, con continuas referencias al poder del Emperador y lo mucho que acojona que le dé por invadir Inglaterra. Por otra parte, los españoles son los más educados, coherentes y bondadosos, mucho más que cualquier político inglés y que los vanos, fatuos y traicioneros franceses. Como, además, resulta que los católicos prácticamente siempre aparecen en la serie como mucho mejores, en lo moral y lo intelectual, que los protestantes (ya saben, el protestantismo: trabajar, trabajar y trabajar; ¡qué aburrimiento!), llega un momento en que uno se pregunda si el Vaticano o el Opus Dei no habrán coproducido la serie.
En resumen: ¿Merece la pena? La serie comienza bastante bien, pero pierde fuelle temporada tras temporada. Quizás esto se deba, en parte, a que el Rey se termine cepillando (a ellas en los dos sentidos y a ellos, por fortuna, sólo en uno) a casi cualquiera que pinte algo en Inglaterra durante demasiado tiempo, con lo que el elenco de personajes secundarios va languideciendo. Por otra parte, y como hemos dicho, hablamos de un culebrón como la copa de un pino, que no tiene nada que envidiar a ninguna producción venezolana, pero con la ventaja de que puede verse como diciendo “hay que ver, si es que me estoy culturizando que da gusto verme”, así que Ustedes verán.
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Comentario de lidia (27/10/2010 18:48):
¿Cómo es eso de que manda “ajustificar” a la mujer? Digo yo que será ajusticiar. Se te ha ido la olla Guillermo :) De buen rollo. Una fan y antigua alumna.
Comentario de Guillermo López García (27/10/2010 19:01):
Cierto, se me ha ido la olla, ya está cambiado. ¡Gracias!
Aunque igual, subconscientemente, lo he puesto por los rollos pseudomorales – religiosos que se crea el Rey ad hoc para poder deshacerse de una esposa y tirarse oficialmente a la siguiente.
Espero que todo vaya muy bien. Un cordial saludo
Comentario de Karpov (27/10/2010 19:36):
si, debe ser buena, pero es que la daban los jueves en la primera y ese día hacen nosequé en otro canal y no la he visto. el marru que sale en los tudor no salía en la de la tuerta de éboli ¿no? en Hispania hay también ¿tomate? ¿hay algún proyecto en torno a la figura de Carlos IV y su fogosa esposa cuyo nombre no recuerdo pero que se picaba al Godoy aquel, con Maribel Verdú de prota? yo lo dejo ahí y el que quiera pues eso.
ah, el muchacho que hace de Enrique, haciendo de tío malo y vicioso, insuperable.
Comentario de Pucelano (27/10/2010 20:40):
¿No decimos nada sobre el tema físico? Me refiero al hecho de que un tipo que, cuando comienzan los hechos narrados en la serie, se acercaba a los 40 y según todos sus retratos era manifiestamente orondo (y no olvidemos que los pintores probablemente “retocaban” a sus mecenas) sea interpretado por un efebo con unos abdominales casi dignos de CR7.
Como buenos admiradores de M. Houellebecq me reconocereis que no es un tema tan secundario como pueda parecer.
Por lo demás la serie la da cien patadas a cualquier serie española presente, pasada o futura. Publicar esto a dos días de la teleserie de los príncipes es particularmente cruel.
PD: en la serie de Viriato no se menciona nunca la palabra lusitano, y se oye usar al líder insurgente una y otra vez las palabras hispano e Hispania, demostrando lo rápido que había aprendido la lengua de sus enemigos. :)
Comentario de SinanPacha (28/10/2010 05:39):
El creador de la serie, un tal Hirscht o algo así, muestra una obesesión notable por la época: fue el guionista de “Orlando”, que de hecho funciona casi como secuela de Los Tudor, con una Lady Mary mala malísima y conservando el eje de la política interior moderna de cualquier país: cargarse a tus servidores más cercanos (y cualquiera que haya visto llorar a Moratinos tras ser cesado no podrá sino convenir en que semejante tradición perdura con salud)
Comentario de Garganta Profunda (28/10/2010 07:06):
“Los Tudor” no están mal. Sale alguna “jaca” digna de elogio. Y por favor no me la comparen (como he visto en algún periódico) con la pestilente y macilenta “Aguila Roja”.
Por otra parte Guillermo, se echa de menos en LPD dos “peazo” críticas a dos “peazo” teleseries(llámeme pesado):
1. “The Wire”. Por razones más que obvias.
2. “The Pacific”. Porque aunque injustamente minusvalorada en comparación con su hermana mayor “Band of Brothers”, yo la veo mucho más veraz y adulta, y por ende más interesante.
Ahí queda eso.
Comentario de Lluís (28/10/2010 08:49):
Eso de los Tudor tendría que ser solo el inicio. La realeza inglesa, desde la Edad Media en adelante, da para mucho: peleas entre parientes por el trono, conjuras, salidas del armario, asesinatos, ejecuciones, alguna hazaña bélica y todo,…, en resumen, personajes que dan algo más de juego que la estupidez congénita de los últimos Austrias y la mayoría de los Borbones.
Claro que aquí igual no se atreverían a ponerla, no sea que cosas como decapitar al rey o meterle un hierro candente por el recto diesen ideas a alguien.
Comentario de Bunnymen (28/10/2010 09:06):
A mi y a mis sobrinos nos gusta más “Xena: la princesa guerrera”, ¡¡¡y con que gusto como aprendemos mitologia clasica!!!
Comentario de Tacito (28/10/2010 09:59):
Sólo un apute que añadir:
¿Nadie se ha fijado en lo buenos mozos que son los ingleses, franceses y demás… y lo feuchos que son los “ibéricos” (emperador y rey respectivos a la cabeza)?
Comentario de de ventre (28/10/2010 10:30):
a mí me gustaron mucho las dos primeras temporadas, la tercera me parece más floja. espero con ansiedad la cuarta, para que les voy a engañar.
para el que no la haya visto, no puedo más que recomendarsela las interpretaciones son magníficas.
la pena es que conforme avanza la historia, la interacción entre la trama “politico-social” y las tramas personales van perdiendo fuelle.
así, tomás moro parece más un alelado que un resistente, la opción protestantismo-catolicismo parece más una cuestión de moda que otra cosa y determinados personajes aparecen y desaparecen con un desparpajo notable.
eso sí, tías buenísimas enseñando turgencias a go-go y, según mi costilla, los varones tampoco están nada mal.
como soy un tiquismiquis, cada vez que se muere algún personaje, me meto en wikipedia para ver si la serie es más o menos fidedigna y me he llevado una sorpresa bastante grata porque no se han inventado o tergiversado demasiadas cosas.
eso sí, es un culebrón, pero también lo es the west wing, no?
j
Comentario de MuñecoCera (28/10/2010 14:17):
“[…]hablamos de un culebrón como la copa de un pino, que no tiene nada que envidiar a ninguna producción venezolana, pero con la ventaja de que puede verse como diciendo “hay que ver, si es que me estoy culturizando que da gusto verme”, así que Ustedes verán.”
Hombre, reconocerá usted que se aprende algo de historia viendo esta serie, por ejemplo, quien no sepa nada de la iglesia Anglicana, o quién era Tomas Moro, o qué fue el saco de Roma, al ver la primera temporada, ya ha aprendido algo nuevo.
Luego podemos discutir si el que pongan de buenos o malos a tales o cuales, o si el actor está cachas, o todas esas cosas, pero en general es bastante fidedigna, más que el rollo ese de los hispanos en plan Braveheart cutre que han hecho en Antena 3. Ni hablemos ya de “La princesa de Éboli”, donde directamente se inventan cosas y alteran fechas. Más quisiéramos en este nuestro pellejo de toro que tener alguna serie como Los Tudor.
Comentario de gus (28/10/2010 14:31):
Demasiado guapos, demasiado jóvenes, demasiado limpios. Que Henry ya era una auténtica morsa pestilente cuando se casó con la Seymour, no te cuento con la Howard, que lo he visto yo con estos ojitos (ropa y armaduras expuestas en varios lugares, la famosa torre entre otros, con tendencia al paquetamen desmesurado por cierto, que ya da que pensar); cuentan las malas lenguas, no recuerdo cuales, que la Bolena se buscó la ruina con ciertos comentarios alusivos a lo poco dotado que estaba Su Majestad. La Cleves ha sido descrita historicamente como un auténtico cáncamo, picada de viruelas y más bien espesa en lo tocante a higiene, y a mi la de la serie me ponía contento, sobre todo en la escena del juego de cartas en que pone también burro a su ex. Para que seguir si probablemente el enganche de la serie se base en la metrosexualidad de todo quisqui (que decir del Duque de Suffolk), en la ropa y en los decorados y exteriores (¿dirección artística se llama eso?), porque la trama se hace más bien monótona: intriga palaciega, polvo, decapitación, usw.
Yo hubiera explotado aún más el papel del “vicario del diablo”, Sir Bryan Nosequé o Sir Nosequé Bryan, el tuerto follador que se ocupa del trabajo sucio del rey y que desaparece de la serie sin explicación.
Y si, me descolgué de la serie por causa de horarios y fechas y a la vuelta del verano me tragué las cuatro temporadas por internés. Es que creo que me marcó otra que emitieron, no se si de los últimos setenta o de los primeros ochenta, y que se llamaba “Las seis esposas de Enrique VIII”, bastanta mas fidedigna en las tallas.
Comentario de I can't believe it (28/10/2010 14:56):
Lo de los católicos como los buenos tiene su miga y de hecho ha sido destacado en muchos sitios, no se si será porque la ruedan en Irlanda y es una pequeña venganza dado que los Tudors fueron los que mas hicieron por someterlos.
La cosa es que el creador es Ingles y es una coproducción Canadiense/Inglesa con lo se explica peor.
Comentario de de ventre (28/10/2010 16:25):
hombre, a los papas los ponen como unos hijos de la gran puta, quiero decir, bretaña. esto imagino que probablemente de manera fidedigna).
y sí, están todas muy buenas, con todos los dientes, sin amputaciones, ni oliendo a chotuno. tampoco creo que sea un gran problema.
j
p.d.: qué 4 temporadas? sólo han estrenado 3, que yo sepa (tanto aquí, como en los usa).
Comentario de I can't believe it (28/10/2010 16:29):
Joder es que si encima salen bien parados los Papas de esa época, entonces si que detrás no esta el OPUS si no la mano del propio Escriva que ha vuelto de los muertos….
Comentario de Bunnymen (29/10/2010 09:02):
Furgol, y dejaros de mierdas de series, y si hace falta ahora abris un articulo “ad hoc”,
http://ecodiario.eleconomista.es/deportes/noticias/2558448/10/10/Asi-intento-De-la-morena-robar-a-Miguel-Garcia-una-entrevista-en-la-UCI-de-Salamanca.html
Comentario de gus (29/10/2010 12:09):
Ventre, circula la 4ª por ahí en versión original subtitulada. Agüita con los subtítulos, por cierto.
Comentario de Asín...nos va (29/10/2010 18:10):
Yo estoy con Bunnymen, y de paso con Houellebecq, que la menciona varias veces, donde esté Xena, que se quite cualquier otra serie “histórica”. Además, en los Tudor todo gira en torno al sexo y lo revisten de mil maneras, y sin embargo, en Xena, sin mencionar la palabra sexo ni una sola vez, yo es en lo único que pienso.
Por cierto, a ver cuando se traen pacá el último de Houellebecq, que aunque dicen que en esta novela está más tranqui, ya me lo quieren inquisicionar por copiador de la Wikipedia.
Comentario de Pelopaja (02/11/2010 16:47):
“y sin embargo, en Xena, sin mencionar la palabra sexo ni una sola vez, yo es en lo único que pienso.”
ONVRE, para que explayarse
http://www.youtube.com/watch?v=EGkHDp3l6z8
Y sobre los Tudor y reyes et reinas de la pérfida Albión…
LONG LIVE LORD PROTECTOR CROMWELL!!!
Comentario de HANDIKI (04/11/2010 09:24):
Es admirable la forma en la que los británicos embellecen su historia, incluso en sus etapas más negras (¿alguien recuerda alguna película negativa sobre el Imperio Británico, salvo Gandhi o Amanecer zulú?).
Es curioso que Enrique VIII aparezca casi como un árbitro de la política europea, cuando quienes cortaban entonces el bacalao eran España (una megapotencia en plena expansión, que hasta se permitía el lujo de saquear Roma), Portugal (dueña del comercio exterior), el Imperio Otomano (subiendo por los Balcanes) y Polonia (por entonces hegemónica en Europa Oriental). Francia sólo se dedicaba a incordiar.
Lo que admiro de la serie Los Tudor es el contraste entre el ‘glamour’ y corrupción de los protestantes con la austeridad y honradez de los católicos. Me parece algo valiente, teniendo en cuenta que el anglicanismo es la religión del estado (aun hoy en día es inconcebible que haya un premier católico). ¿Alguien se imagina una serie aquí en la que los moriscos fueran los buenos y los cristianos, los pérfidos?
En cuanto al erotismo onmipresente, tanto para ellos como para ellas (mi vieja se pone como una moto con el actor principal), pues bueno, ayuda a ‘vender’ el producto. Nada malo si al menos ayuda a que alguien se interese por la Historia y echa un vistazo al Wikipedia para enterarse de más.