Nuestra fantástica Liga griega

Al fin se ha acabado. Y muchos dicen que es escocesa. Pero, en realidad, la Liga española, como todo el país, es más griega que escocesa.

En el principio fue la creencia indestructible en que una serie de activos nunca se devaluaban. Y que lo mejor que podíamos hacer era disfrutar del buen tiempo y tratar de sacarle individualmente el máximo partido posible. No sé si se acuerdan. El credo era algo así como “los jugadores de fútbol nunca bajan de precio”. La idea básica consistía en que, gracias a unos mercados liberalizados por el benéfico efecto de la Unión Europea, uno podía comprar con total libertad en cualquier parte y poner a los chavales a juntar ladrillos o a jugar a la pelota. El resultado era el mismo: un crecimiento exponencial. Daba igual a qué precio compraras, como las cosas iban fenomenal e iban a ir mejor cada vez, si el jugador te salía mal, el barrio donde comprabas iba a menos o la construcción que te habían endilgado era de una calidad pésima, como Salva Ballesta, tampoco pasaba nada. Esperabas unos meses, unos años, y siempre llegaría un club con aspiraciones, o el Real Madrid o el Barça, si se terciaba, a comprarte al jugador. O incluso una medianía de equipo, angustiado por eludir el descenso, y confiado en que el jugador que a ti no te había hecho papel a él le podía resolver la papeleta con un poco de suerte. ¡Cuántos inmigrantes han comprado los pisos baratos de tantos españoles a precio de oro! ¡Cuántos clubes humildes se han llevado insignes paquetes a precio de estrellita!

Obviamente, para que un modelo de Liga como éste funcione tiene que haber dinero. Pero el dinero no era problema. El dinero no se acababa. La propia exuberancia de los mercados facilitaba su flujo constante. Aunque, claro, había que obtener algún tipo de ingreso de base que sostuviera todo el entramado. Derechos televisivos, que las empresas pagaban generosamente confiadas en un enorme retorno (la gente siempre va a a querer consumir fútbol, como todos bien sabemos, y pagarán por verlo en la tele y pagarán por tenerlo en PPV, y pagarán cada vez más, y pagarán lo que haga falta…), más algo de publicidad y las taquillas. El problema es que, a la hora de la verdad, una econonomía boyante y una Liga de las Estrellas con tronío no pueden aspirar a ver limitado su músculo financiero a tan magras expectativas, ancladas en la disciplina de lo real y de lo concreto. Sería como pretender que el país funcionara con el esfuerzo diario de sus trabajadores y la riqueza por ellos producida. Pamplinas. La manera de hacer la Liga grande era lograr crédito, a partir de esos activos esenciales, pero tampoco pasaba nada si, puestos a adquirir estrellitas venidas de las Ligas extranjeras, o a importar bienes de consumo de otros países dejando nuestra balanza comercial y de pagos hecha un cisco, empezábamos a lograr créditos a partir de activos futuros. Que si los derechos de televisión de los próximos 2 años. Y luego los de los próximos 5. Y luego los de los próximos 10, pagados a precio de oro, porque computamos que la Liga será cada vez más rica, con sus estrellitas y sus estrellones, joder, que estamos que lo tiramos. Y no sólo la querrán ver los 60 millones de españoles que habrá en ese momento (todos se dedicarán a ver fútbol, y seremos más porque la boyante situación de la Liga habrá hecho que la población crezca), sino miles de millones de extranjeros.  Y no sólo los niños, sino también las niñas. Y no sólo en la tele, de abierto y de pago, sino en el móvil, en Internet y por telemetría cardiovascular. ¡Nos vamos a forrar! Pues perfecto. Me lo pagan por adelantado y yo voy fichando todo lo que se mueva. Y si hay poblema me tasan el piso al 130% para la hipoteca, que así me compro BMW, tele de plasma y me sobran unos euros para ir a El Bulli, que es como la estrellita brasileña de cualquier equipo de nuestros días: un derecho inalienable de la clase media.

Por supuesto, si anticipar derechos televisivos o rentas futuras no basta siempre puede recurrirse a la venta de los terrenos donde tenemos el campo de fútbol o a meter las tierras del abuelo en un PAI. ¡Ya nos es que vayamos holgaditos, es que somos ricos! Pero, eso sí, miremos para no hipotecar nuestro futuro y compremos con eso más tierras, para campos, para ciudades deportivas, para pisos… ¡Hay que pensar en las fuentes de riqueza del futuro!

Si hace falta, además, alguna ayudita, ahí están las Administraciones para tirar del carro. A fin de cuentas son ellas las beneficiadas de que haya tanta actividad, pues recaudan un huevo de impuestos gracias a tanto traspaso, a tanta Liga, a tantan felicidad… y a eso de los “pases” de pisos antes de escriturar, que han sido estos años, como es sabido, la actividad producitiva básica del país. Y no sólo eso, también obtienen prestigio, prestancia y buena imagen con los éxitos deportivos derivados de dejar que este sano modelo florezca. ¡Cómo no van a ayudar si a Administraciones autonómicas, locales, al propio Estado, esto les viene de perlas! Así pues, ni nos ponemos tontos con el IVA, ni con la Seguridad Social ni con ná de ná. Y si hay que reclasificar, se reclasifica. Y si hay que mirar para otro lado, se mira. ¡A ver quién es el valiente y el cenizo que se atreve a aguar el fiestón!

Por supuesto, un modelo como el señalado, aun exitoso, tiene algunos costes. La equidad social se resiente porque el Madrid y el Barça cada vez ingresan más (por derechos televisivos, presentes, futuros y transoceánicos; por recalificaciones graciosas concedidas por ser vos quién sois; por popularidad y tronío, ¡qué caray!), así como los jugadores de esos clubes, ya multimillonarios, cada día lo son más y cada día se alejan más del resto de mortales. Pero, ¿acaso es en verdad tan malo que esa buena gente cobre astronómicas cantidades de dinero y apenas pague impuestos? Caray, ¡si es que ellos los generan! Son como los consejeros delegados de la banca y de las empresas privatizadas, que no es que estén ahí a la sopa boba llevándose un pastizal libre de impuestos… ¡es que cobran eso porque lo valen y así ha de ser, joder! Son las reglas de la economía de mercado. ¿O acaso es Usted un peligroso bolchevique o, peor, un antiguo, que no sabe que el muro de Berlín cayó en 1989?

Además, lo importante es que haya riqueza y el cotarro se mueva. Aunque haya algunos pocos que, venga, sí, vale (¿ve Usted como en realidad soy comprensivo, realista y autocrítico?), cada vez salen más y más beneficiados, es la manera de que los de abajo también vayan mejorando su situación, no crea. ¿O acaso los jugadores de los equipos de clase media de la rutilante Liga BBVA no cobran también sus buenos dineros? ¡Si hasta en Segunda B y Tercera se sacan ya los trabajadores del fútbol un pico! Sabed, por ello, buenos ciudadanos, buenos trabajadores, buenos futbolistas, que a ninguno de vosotros conviene quejarse en exceso o pretender poner en cuestión el orden establecido. Gracias a este sistema os estáis llevando, según los casos, un buen pico o, en el caso de los currelas de las castas inferiores, unos sueldecillos de mileuristas que, joder, están bastante bien para poder disfrutar de este pedazo de sociedad del bienestar que tenemos montada.¡El sistema funciona! Se mueve la pasta, se dinamiza la economía, se crea empleo y ésta es la mejor política social. No nos vengan a joder con restricciones y redistribuciones que se fastidia el invento.

A los equipos de clase media, o a los que luchan por evitar el descenso a Segunda, la cosa no les acaba de convencer, claro. Ya se sabe. La envidia, es lo que tiene. Por eso, de vez en cuando, si aparece algún problema, se quejan un poquito y empiezan a plantearse cosas raras. Joder, que aquí todos arrimamos el hombro para que el negocio sea viable. Que el Madrid y el Barça son lo que son gracias a que los demás participamos en la Liga y sus estrellitas cobran lo que cobran porque hay una competición que les permite lucir palmito. Pero se suelen calmar rápido. Y es que, claro, ¿tiene sentido ponerse tonto? A fin de cuentas, siempre hay alguien por debajo de ti y tú siempre sacas más que esos. El Valencia mira al Zaragoza y piensa “una mierda voy a quejarme de que el consejero delegado del Santander se lo esté llevando crudito sin que eso tenga el más mínimo sentido económico, que yo soy director de sucursal y gano mucho más que el cajero de mierda que tengo ahí debajo, mejor no menear el asunto porque, para lo que yo trabajo, cualquier día se dan cuenta los de abajo de que ellos también podrían estar aquí, mejor que las cosas sigan como están”. Al cajero de la sucursal, esto es, al Zaragoza, no le hace demasiada gracia el asunto, pero a fin de cuentas los equipos que descienden, o los de Segunda División, están peor. ¡Que se jodan! Voy a negociar individualmente mis derechos televisivos y así, al menos, aunque sea injusta mi situación respecto de los que más tienen, aseguro un mínimo, esto es, el mantenimiento de las diferencias con respecto a los de abajo, esos que trabajan en el banco contratados por la ETT. Y éstos, a su vez, tampoco se quejan, que la mujer de la limpieza o la sudamericana que cuida a la abuela están todavía peor y ¡gracias a que viven puteados ellos obtenemos los españoles esos servicios a buen precio!

¡Como los clubes de Segunda B y Tercera no tienen peso en la Liga de Fútbol Profesional y no pintan nada en la negociación de los derechos, pues todo arreglado: no pueden quejarse! Y los inmigrantes no votan. De modo que excluimos de la toma de decisiones a la base y, aunque este apaño sólo sea enteramente satisfactorio para Madrid, Barça y consejeros delegados, pues a seguir por ese camino, que al menos siempre tenemos a gente en peor situación que nos garantizamos que no podrá emularnos fácilmene. Ésta es la explicación del éxito que ha tenido en España, y en nuestro modelo económico de Liga de las Estrellas, una cosa como la negociación individual de los contratos de televisión. Es el mismo fenómeno que provoca el masivo asentimiento de la clase media española respecto de la desviación de fondos públicos en materia de educación a escuelas concertadas donde siempre hay truquitos para excluir a los inmigrantes. “A mí me da igual que el de arriba se lo monte de manera indencente e injusta, a fin de cuentas el mundo es así y no se pué hacer ná, pero tampoco nos vamos a poner tontos y redistributivos, y a dar ayudas a los más débiles, que aquí hay mucho inmigrante aprovechao que se queda todos los servicios sociales, joer“.

Lamentablemente, estos días de vino y rosas, a veces, tienen un final. Y es una pena, porque mientras el cotarro se mantiene en pie la Liga de las Estrellas es la envidia del mundo, y la economía española un ejemplo planetario, locomotora de crecimiento. La culpa es, como siempre, del malvado extranjero, celoso de los éxitos españoles y siempre conspirando para destruirlos. Que envía a la banca internacional, llena de judíos chungos, y nos hace un catenaccio a la Mourinho que nos deja a las estrellitas sin respiración. Que si ya no aceptamos que refinancies la deuda con los derechos televisivos de la competición interplanetaria 2134, que si la casa que has comprado en un pueblo a 40 kilómetros de la capital ya no se puede valorar a precio de metro cuadrado en la Castellana para que la rehipoteques para cambiar el BMW de la serie 3 por un coche mínimamente digno, como un Porsche Cayenne o algún utilitario humilde del estilo, que si ese futbolista cojo de 35 años que cobra 6 millones de euros limpios anuales no lo queremos comprar porque sospechamos que le queda poco fútbol en sus botas, que si esos solares que compramos para reclasificaciones y triplicar la población de ese pueblecito entrañable del interior ya no hay manera de colocarlos… Excusas de mal pagador, todos lo sabemos, para socavar un modelo exitoso. Decisiones impresentables que sólo se entienden porque hay una conspiración de especuladores que quieren hundirnos. Impresentables razones para ponerse seriecitos y dignos con unos activos, los españoles, de solidez incuestionable, como demuestran años y años de solvencia y éxito. Pero, lamentablemente, cuando todos los malvados extranjeros se alían en joder la marrana, aunque sus razones no se sostengan y sean impresentables, no hay nada que hacer. Un modelo económico tan sensato como el expuesto, una Liga tan bien organizada como la nuestra, podría haberse consolidado eternamente así. Y merecía haberlo logrado. Pero la envidia restringió el crédito y empezaron los fallidos en cadena. Y viene la que ha venido. La debacle.

Los clubes de fútbol con problemas, al principio, no se preocuparon en exceso. Tiraremos de cantera y venderemos los jugadores más caros, aquellos que desequilibran el presupuesto. Y si este año no se gana un título, otro año será, que con el proyectazo de futuro que hemos puesto en marcha el Alcobendas no puede dejar de campeonar tarde o temprano. Pero no había ya compradores compulsivos (menos Juan Soler y el Presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, que siguieron acaparando todo tipo de activos tóxicos hasta el último día, pero que tampoco podían dar abasto con todo el material chungo que llegaba y acabaron reventando la caja de sus respectivos clubes de fútbol, que dejaron de operar como “pringados oficiales de última instancia”). Y tampoco había cantera ni una manera fácil y rápida de cambiar de pauta. ¡Todos los chavales habían dejado el instituto, porque no sabían que sería necesario un cambio de modelo productivo, para irse a currar en la obra! Después de tantos años de fichar medianías sudamericanas a precio de oro, la cantera estaba, como mínimo descuidada.

Primero cayeron equipos pequeños. Otros, como los Valencias de medio pelo de este mundo, fueron apuntalados por las Administraciones de medio país para que no cundiera el desánimo social y el desorden. Eran “demasiado grandes para caer”. “Demasiado emblemáticos”. Junto al FROB para los bancos, las permutas urbanísiticas y las intervenciones de las Cajas de Ahorro salvaron a los más importantes. Hasta que las propias Cajas empezaron a verle las orejas al lobo. ¡Que eso de ir financiando alegremente las juergas ladrillísticas de las grandes inmobiliarias españolas tarde o temprano acaba pasando su factura!

Jugadores de Segunda B y Tercera empezaron, masivamente, a dejar de cobrar sus sueldos. Muchos clubes pequeños entraron en concurso de acreedores. Pero el modelo no cambió sustancialmente. Todos seguían haciendo la guerra por su cuenta, tratando de llegar a un Segunda saneado. Madrid y Barça seguían pagando bien, aunque endeudados, pero a ellos la deuda se les consiente e, incluso, se les reclasifica. Mientras tanto, ganaban cada vez más partidos y títulos. Las distancias se agrandaban. Sus estrellas y directivos cada vez cobraban más. Los jugadores de Segunda B que no cobraban eran cada vez más.

En el fondo, sin embargo, nada grave. Chusma que se queda sin trabajo, que deja de pagar la hipoteca. Inmigrantes que, ¡qué locos!, se metieron irrresponsablemente en hipotecas para comprarse pisazos. Clubes de Segunda B que pagaban sueldos y traspasdos que ni un equipo de la Bundesliga. Jóvenes sin formación metidos en la obra y comprándose coches de gran cilindrada. Empresarillos de tres al cuarto que veían caer sus empresas chungas. Equipos de media tabla con acuciantes problemas económicos…  Vamos, locos e irresponsables, ¿Quién les mandaría meterse en esos líos? ¿Es que no veían el daño que podían causar a todos? Pero, al principio, tampoco parecía nada demasiado grave. Una corrección. El mercado actuando. Los excesos, y tal, que se pagan. Los irrresponsables, que sufren. Y si hay un Madrid, un Barça, un Valencia. un Atlético… con problemas… no se preocupen. La Administración rescata, que para eso está, para ayudar a los grandes, a los que si cayeran provocarían una crisis sistémica. Esos sí tienen crédito, y a esos sí beneficia proporcionalmente mucho más la laxitud fiscal, los regalitos de todo tipo y el “todo-vale” generalizado. De todos modos, y mientras la crisis no sea sistémica, con ese seguro de vida que tienen, y a poco que lo hagan bien, el tamaño es lo que tiene… la cosa sólo puede beneficiarles. Más Ligas, más Copas, más títulos… más Cajas de Ahorros de provincias engullidas, más sueldos y stock-options, más indemnización por despido y más plan de pensiones de empresa… Como hay que reactivar la Liga, más partidos y más dinerito de la tele, más bajadas de impuestos y a hacer caja. El mercado, sabiamente, poniendo las cosas en su sitio. Y los que hicieron las cosas bien, como el Madrid y el Barça, beneficiados comparativamente a la vista de la desaparición de los demás. Por su mala cabeza. Y esas cositas.

Ocurre, sin embargo, que si los problemas se agudizan, si quiebran muchas empresas y va mucha gente al paro, si los equipos de media tabla empiezan a tener una absoluta incapacidad para competir y la Segunda está quebrada de forma general, la cosa se pone chunga. Que Cajas de Ahorros y Administraciones Públicas empiezan a tener problemas de solvencia y que el dinero que hay que poner para que aguante todo el chiringuito empieza a acabarse. Que la sociedad, en su conjunto, empieza a ir mal. Y que, lo que es peor, la Liga, si no hay competitividad, si sólo es una carrera entre Madrid y Barça para ver quién gana más partidos es, dicho sencillamente, una puta mierda. Tan mierda que dificultará, a la larga, que Madrid y Barça puedan lograr buenos contratos televisivos. Y ellos serán también abducidos por la debacle generalizada. A base de putear a currelas y pezqueñines llega un momento en que el coche no tira. Y ahí el pasajero cómodamente instalado también comieza a notar los efectos.

Parece que la Liga de Fúbol Profesional ha sido capaz, al final de la escapada, de comprender, más o menos, mínimamente, el problema de un modelo como éste. ¡Incluso Madrid y Barça se han dado cuenta y están dispuestos a hacer alguna concesión, repartiendo los contratos televisivos con más equidad!

Mientras tanto, en España, los jugadores del Segunda B y Tercera que no cobran siguen confiando en un Presidente de la Federación que propone como solución dejar que los clubes grandes negocien en solitario, darles ayudas públicas y quitarles toda la presión fiscal, mientras que, a la vez, a los clubes de media tabla para abajo y a los de Segunda B se les aumenta la presión fiscal vía una subida lineal del IVA y demás impuestos indirectos. La cuestión es cuánto tardarán esos jugadores que no cobran en darse cuenta de que su situación no es mejor en un entorno como éste, por mucho que hayan podido comprarse teles de plasma, sino que, siendo ellos la base del entramado social que permite la construcción de una Liga donde hay estrellitas y consejeros delegados, y siendo además muchos más, en número, que los de arriba, están en condiciones de exigir un reparto más justo de la riqueza producida por todos. Y, ya puestos, si se darán cuenta cuando sea demasiado tarde y la solución pase por una revuelta, una vez más, y como es nuestra Liga de las Estrellas, de cariz más griego y al estilo del Alcorcón, jodiendo directamente a las estrellitas y tirándolas de la competición o si, por el contrario, será posible un pacto satisfactorio y más igualitario antes de que las cosas se descontrolen del todo. ¡Que no queremos tener que pasar otra vez por el trance de ver a Florentino y a CR9, a las primeras de cambio, eliminados de forma violenta y agresiva!положительный имиджпродвижение бренда примеры


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  1. Comentario de jordimercado (21/05/2010 18:21):

    Andrés,

    Hace poco publique (19 de May de 2010 a las 11:49 am
    ) en el post de los recortes sociales sobre el tema, pero parece ser que todos pasaron de puntillas. La realidad a la que nos enfrentamos es la siguiente:

    Los 20 clubes de la Liga BBVA sumaron una deuda de 3.526 millones de euros en la campaña 2008-09, y eso sólo los de primera, sumemos muchos otros de segunda…, siendo únicamente Barcelona, Madrid y Numancia quien tienen las cuentas saneadas.

    La verdad es que haciendo memoria, hará un año publiqué una cosa parecida, a raiz que el equipo de mi ciudad era rescatado por enésima vez por la Diputación y el Ayuntamiento, aduciendo que los eventos deportivos hacían publicidad de la casa… como es posible si el equipo es un segunda B y los abonados de temporada no superan los 5.000!

    A lo dicho: a qué espera el ministerio de hacienda a reclamar las deudas, a que espera la tesorería a embargar sueldos… y por último, a que esperan los jugadores de tercera, segunda y segunda B a interponer sendas reclamaciones ante trabajo por le impago de más de tres nóminas. La excusa siempre es la misma: es que si denuncio no conseguiré que otro club me fiche (alguién del Celta de Vigo lo comentó), a lo que me sonó a la misma excusa que el currela de obra: si denuncio al patrón no me cojeran en ninguna otra obra.

  2. Comentario de Lluís (21/05/2010 19:27):

    JordiMercado,

    En el caso que nos ocupa, resulta que no son pocos los jugadores de esos que cobran parte de sus emolumentos en “B” y, por tanto, no pueden ir a reclamar a ninguna parte. A poco que el presidente de turno tenga algo de labia, les convencerá para esperarse un poco y cobrarlo todo.
    Y la verdad, sabiendo como están las cosas, lo que me extraña es que todavía se vayan a fichar allá donde les prometen cuatro euros más, desoyendo a todos los que les dicen que allí no se cobra.
    Claro que, de tercera para abajo, eso no es nuevo, lo normal era quedar a deber dinero a los jugadores con lo que no se contaba para la temporada siguiente. O si a media temporada las espectativas no eran las previstas (por ejemplo, un equipo hecho para ir al play-off pero que estaba moviéndose por media tabla), se daba puerta a media temporada a los jugadores más costosos…

    Eso si, este verano, todo el mundo a fichar otra vez.

    Claro que, para caso ridículo, el de la Gramanet con su presunto salvador. Te alegra el día, por lo menos a los que no tenemos ninguna vinculación afectiva con ese club.

    http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=691198&idseccio_PK=1011&h=

    Por cierto, el artículo, chapeau.

  3. Comentario de Santi (22/05/2010 09:52):

    Simplemente un comentario, se dice que Madrid y Barça tienen las cuentas saneadas…, pues parece que no está tan claro eso, y tienen deudas como todo hijo de vecino BBVA, la cuestión es que no se aireen como ocurre con los demás equipos, pero haberlas hailas, pero como no son sociedades anónimas y si sociedades deportivas, pues a gastar que son dos días.

  4. Comentario de Guillermo López García (22/05/2010 11:20):

    Magnífico artículo. Lo peor de todo es que no se atisba ningún tipo de solución en lontananza, ni drástica ni paulatina, para cambiar o al menos modificar las cosas. Aquí el objetivo es pillar, y los que más tienen más pillan. Los demás pillan las migajas cuando las cosas van bien y se joden cuando van mal. ¡Contra los excesos del capitalismo una Unión Soviética quiero!

    Un cordial saludo

  5. Comentario de josé luis (22/05/2010 20:10):

    Pues sí, como todo. Como la Corona grecoespañola.

  6. Comentario de Lluís (24/05/2010 08:45):

    Santi,

    El problema no es que Madrid y Barça no tengan deudas, sino que, en teoría, su patrimonio puede cubrirlas perfectamente. Suponiendo, claro está, que los números que presentan sus directivas sean anténticos, que yo no pondría la mano en el fuego por ello, por más “auditadas” que estén.

    El resto, están en situación de quiebra. Yo no les vendería nada a crédito a ninguno, pero si alguien lo hace es su problema… Aunque lo más vergonzoso es que los principales acreedores suelen ser Hacienda y Seguridad Social, y no parece que tengan tanta prisa en embargar como cuando un autónomo o una pequeña empresa se demora en un par de mensualidades…

  7. Comentario de Bunnymen (24/05/2010 09:50):

    Ir pensando en depilaros el pecho y aparcar el Audi tt en la doble fila del Gabana de Velázquez y viviréis más y mejor. La gente no quiere repartir, quiere fardar, no entender eso es no entender nada.
    Relacionar este articulo con una lectura del anterior articulo de Álvaro y tendreis que admitir que nunca podréis vencer.

    PS: El articulo de lo mejor de lo mejor.

  8. Comentario de Bunnymen (25/05/2010 09:51):

    Vais por delante de la actualidad.

    El PNV argumenta que “el fútbol es hoy una gran burbuja económica que produce un fuerte endeudamiento contra el que no se están tomando medidas legislativas o de otro tipo, de manera que situaciones con consecuencias evidentes en ámbitos diferentes al deporte quedan sorprendentemente impunes”.

    http://www.elmundo.es/elmundo/2010/05/24/espana/1274713260.html

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