Telefónica paga el rescate exigido por los piratas

Las turbulencias que han agitado buena parte de 2009 en España parecen, al fin, superadas. Por supuesto no estamos hablando de los leves desajustes económicos que se han traducido en una pequeña desaceleración sin apenas importancia, pues ha servido para aumentar la productividad y la tasa de trabajo indefinido en un país, el nuestro, que tenía problemas con esos indicadores. Nos referimos a la anomalía que durante el verano y más allá estuvo a punto de llevarse por delante las estructuras del Estado, cuando El País decidió iniciar una campaña brutal de acoso contra el Gobierno y su Presidente.

A pesar de que hay muchos que critican constantemente a Zapatero y le acusan de padecer el clásico síndrome de Moncloa, nada más lejos de la realidad. El Presidente es un tipo atento y preocupado por los problemas de los españoles, esencialmente si se llaman Díaz Ferrán, si son armadores forrados a base de subvenciones otorgadas por llevar hasta lo más alto el pabellón rojigualdo y ya no digamos si tienen medios de comunicación (tanto monta, monta tanto, Pedro José que Juan-Lu-Polanco). De modo que, a la chita callando, se ha acabado logrando una solución de Estado a la altura de lo que nuestra consolidada democracia requería. No había derecho a que estuvieran secuestrados durante más tiempo los editoriales elogiosos en favor del Gobierno y de Zapatero. ¡Meses y meses de cautiverio, de un trato inhumano! Semanas y semanas en las que se ponía mala cara al PP, se dejaba claro que son unos chorizos porque aceptan regalos, lo nunca visto, pero sin poder hacer sangre ni, sobre todo, resaltar la ingente labor del presidente por regenerar la democracia. Menos mal que la razón de Estado se ha impuesto y al final hemos pagado entre todos lo que pedían los piratas. O, al menos, el primer plazo.

El rescate, de momento, son 400 millones de euros, que pagará diligentemente Telefónica a cambio del 20% de Digital Plus, tras haber sido convencido César Alierta de que ahí hay negocio. ¡Qué injustas las críticas de quienes pensaron que la clase económica que el liberal Gobierno de José María Aznar había puesto al frente de empresas como Telefónica, Repsol o el BBVA estaba ahí simplemente para obedecer al PP! La historia ha demostrado que son gente de orden, incorruptiblemente entregada a la causa de obedecer al Gobierno, sea éste del color político que sea. Hay que reconocer que es una característica que honra a nuestra clase empresarial: su total ausencia de sectarismo. Igual obedece órdenes del Caudillo que de Suárez, igual posición de firmes muestra ante Aznar que ante ZP, igual de buena disposición a aflojar el monedero exhibe tras una insinuación de Su Majestad o de Hipatia de Benidorm. La verdad es que, con gente así, da gusto.

César Alierta y Telefónica acaban de poner 400 millones de euros (por ponerlo en su contexto, unos 65.000 milloncejos de las antiguas pesetas de ná) para volver a entrar en el rutilante negocio de la televisión de pago y gestión de contenidos audiovisuales. Sí, se trata de esa actividad tan conectada con su objeto social como empresa de telecomunicaciones. Sí, se trata de ese negocio donde tan bien les fue hace unos años cuando, también por criterios estrictamente empresariales, decidieron ponerse a comprar productoras de televisión y lanzar una gloriosa plataforma de televisión digital. Sí, se trata de ese negocio del que salieron huyendo hace poco pagando una pasta sólo para asegurarse de que nunca nadie les volvería a hablar de él.

Afortunadamente para los accionistas de la compañía, la apuesta por adquirir parte de la propiedad de Digital Plus tiene todo el sentido. Pone a Telefónica a la cabeza de un negocio básico para una operadora y especialmente esencial para quien tiene cableado todo el país. Porque, como es bien sabido, si puede llegar por satélite la señal, que requiere de obra para instalar la antena, de un alquiler de un satélite y de toda una serie de cosas que obligan a que haya más gente empleada y a incrementar costes, ¿a santo de qué pretender que Telefónica se esfuerce en comercializar tele, en su caso, por el cable que tiene ya metido en la casa de todos los españoles? ¿Dejando a la gente sin trabajo? ¿Ahorrando costes? ¡Como si aquí nadie hubiera aprendido nada del modelo de éxito económico de la Rumanía de Ceucescu o de la Gloriosa RDA!

Y es que Digital Plus es el futuro. La nimia deuda de la compañía y su nula rentabilidad presente son cuestiones sin duda menores, teniendo en cuenta que el parque de antenas parabólicas está a punto de multiplicarse exponencialmente en cuanto nos demos cuenta de que el cable está bien, sí, pero no sirve para subir a la azotea de vez en cuando a comprobar que la antena está bien instalada. O, si no, lo reactivamos con un nuevo Plan E de instalación de antenas y demás infraestructuras innecesarias en los tejados de las viviendas que tendrá como único objetivo mantener ocupada por unos meses más el mayor número de empleados de la construcción posible. ¿Quién va a preferir recibir contenidos por cable si le regalamos la antena parabólica? ¿Quién va a preferir lo fácil? ¡Somos españoles, optamos por lo difícil! Y si Usted se pone tonto y prefiere el cable o la Internés, pues sepa que nos da asco y que seguro que es de la ETA.

Hay que tener en cuenta, también, que Digital Plus ha tenido problemas de rentabilidad en el pasado debido al esfuerzo económico derivado de tener que pagar a los equipos de fútbol una pasta por los derechos de la Liga. Pero ahí Alierta ha estado fino también. ¡Como los derechos ya no los tiene Digital Plus las cosas sólo pueden mejorar! Y en cuanto dejemos de emitir fútbol por satélite para no tener que realquilárselos a Mediapro, para pasar a emitir cine rumano, con el consiguiente ahorro de costes, los 400 millones de euros se convertirán en una inversión de futuro de rentabilidad sin igual.

Pero no sólo es que económicamente la operación sea cojonuda. Mientras Telefónica hace negocio, las cosas mejoran también para todos los demás. Especialmente, si tenemos en cuenta que, por mucho que nos repugne el pago de rescates, siempre es emocionante asistir a la vuelta a casa de los rehenes, a los abrazos con la familia, al tierno llanto de los seres queridos tanto tiempo añorados. En este caso, ¿quién no puede enternecerse al pensar en que las viñetas de Romeu podrán abandonar ese tono sospechosamente “crítico” con el Gobierno que adoptaron este verano y volver a desarrollar esa clarividente y reflexiva crítica a la derecha que de manera tan iconoclasta y valiente guía a tantos ciudadanos? Nos ha costado a todos 400 millones, pero la verdad es que vale la pena y en una situación así sería mezquino pensar en el dinero. ¡Bienvenidos de vuelta a casa! ¡Por fin volvermos a tener viñetas donde curas pederastas dedicados a la banca no son admitidos en el PP por no pegar a suficientes mujeres mientras envían al paro, porque les da gustito, a los trabajadores progres y meten en la cárcel a los jugadores de la selección española!какие батареи для отопления лучшеtranslate portugese


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